TOP GUN.
Con motivo del estreno de la segunda parte de “Top Gun” (“Top Gun: Maverick”), me he decidido a revisionar este éxito comercial de 1986 (el de mayor taquilla de ese año con 356 millones 4 contra un presupuesto de 15), elevando a los altares del estrellato a su protagonista Tom Cruise a sus radiantes 23 años. Ya entonces no me hizo ‘tilín’, y me he dicho que igual era mi mentalidad. Pues vista 36 años después mi opinión, sí que ha variado, a peor. Film de acción bélica-aérea, dirigido por el artesano Tony Scott, siendo producida por los dos especialistas en bockbusters Don Simpson y Jerry Bruckheimer, con guión escrito por Jim Cash y Jack Epps Jr., inspirándose en un artículo titulado "Top Guns", publicado en la revista California tres en 1983. Protagonizada por Tom Cruise y Kelly McGillis, con Val Kilmer, Anthony Edwards y Tom Skerritt en papeles secundarios.
Cruise interpreta al teniente
Pete "Maverick" Mitchell, joven aviador naval a bordo del
portaaviones USS Enterprise. Él y su
Oficial de Intercepción de Radar, LTJG Nick "Goose" Bradshaw
(Edwards) tienen la oportunidad de entrenar en la Escuela de Armas de Combate
de la Marina de los EE. UU. en la Estación Aérea Naval de Miramar en San Diego,
California.
Un producto macilento, un
videoclip alargado, de hecho los productores ficharon a Tony Scott sobre la
base de un comercial que había hecho para el fabricante de automóviles sueco
Saab a principios de la década de 1980, donde se muestra un Saab 900 turbo
compitiendo con un avión de combate Saab 37 Viggen. Esto da pie a que la cinta
se pueda ver como un encadenado de spots para vender motos, chupas de cuero,
gafas Ray Ban, sonrisas profident, pectorales sudorosos, pero sobre todo para
servir como reclamo para jóvenes para alistarse en el ejército USA, mostrando
con descaro el glamur de ser un piloto de cazas, la camaradería, la fiesta, las
mujeres guapas que caen rendidas a tus pies, la emoción de la velocidad, los
códigos marcados por la testosterona, la lucha de gallos, el enaltecimiento de
los valores familiares, los trajes militares blancos relucientes, todo un
compendio de alicientes que embelesaron tanto a los jóvenes estadounidenses que
la armada USA tenía stands frente a los cines que se proyectaba el film para
los emocionado espectadores que salían ávidos de convertirse en el nuevo
‘Maverick’. Hay que tener en cuenta que la Armada prestó su colaboración no
desinteresada en la producción, tanto que alteró partes del guión para remarcar
su ideario (ejemplos son que el inicio originalmente era en Cuba y aquí torna
al aséptico océano Índico [nunca se dice de quien son los enemigos Mig, ni nada
referente a la Guerra Fría]; el interés romántico de Maverick en el original
era militar y aquí pasa a ser civil; había en el guión un accidente sobre un
portaviones, pero no lo permitieron los gerifaltes).
Es una historia maniquea,
superficial, sin garra, prefabricada, predecible, utilizando tropos mil por mil
veces manidos, donde la química entre Cruise y McGillis (buena actriz, pero
aquí desubicada) resulta entre cero y sonrojante (lo de ella encorvándose
sutilmente para no aparentar ser mucho más alta que él es el mejor chiste del
film), elemento eliminable, pero estamos en los 80 y esto se tenía que meter. Y
es que la película es clara brillante hija de los peores vicios surgidos en la
peor década de la historia del cine, la era que coincidió no por casualidad con
la presidencia Reagan, con diálogos rancios (entre ñoños y cursis, con la pompa
constante de ser los mejores del Mundo, así, buenos NO, los mejores del
Universo), peleas de machos sonrojantes en sus argumentos ridículos, con
cuerpos bonitos que daban bien en pantalla (que más daba que las
caracterización es fueran penosas), con muchos sexo gratuito, donde la mujer
suele ser muleta del hombre (cuando no mujer florero directamente), con mucha
acción (en este caso tengo el inconveniente de que
visualmente serán muy bonitos los cazas a contra luz, con coreografías
espectaculares en sus movimientos, pero me cuesta bastante seguir lo que sucede
en el caos de primeros planos de los pilotos y planos generales, me pierdo, y
más con el lenguaje técnico que utilizan que me saca de pantalla), con
humor casposo, y donde la música tenía gran importancia para intentar ocultar
todas las carencias, aquí una famosa banda sonora repleta de éxitos pop techno,
pero sobre utilizada hasta llegar a molestar. Una glorificación del héroe
rebelde que tiene que aprender de sus errores para ser aún mejor, ósea, el
Mejor de todas las Galaxias. Donde todo lo que no es Tom Cruise son apósitos
para destacar su carisma interplanetario, nadie excepto él tiene matices o
carácter. De lo que más me gusta de la película es como se le han buscado
reflexiones sobre el romance homoerótico entre Maverick y el rol encarnado por
Val Kilmer, ‘Iceman’, de cómo sus enfrentamientos fanfarrones no son más que la
excusa que oculta su atracción sexual.
Tiene un comienzo donde marca
las cartas del tono de la cinta, ya con uno de los dos temas mantra de la
película, sonando a toda caña el “Danger Zone”. Estamos en los cielos del
Índico, allí unos cazas USA que han partido de un portaviones, y el
protagonista Maverick exhibiendo su valentía y audacia con esa maniobra imposible
quedando invertido sobre un Mig para echarle una foto polaroid, ello con
maniobras que se suponen complicadas (no tengo capacidad de opinar sobre ello),
para después mostrar su rebeldía a la par que su gran compañerismo cuando
desobedece unas órdenes para ayudar a un caza estadunidense, aunque esto es una
morcilla, pues en realidad no hace más que ir a su lado, es un sin sentido,
pues el único capaz de hacer algo es el compañero de caza para hacerle
reaccionar, si no lo es el que tiene justo detrás, lo va a ser alguien que está
en otro avión? Un pegote!
Tras ello entramos en otra
fase. La de una competición sin chicha alguna para mí, entre supuestos súper-pilotos.
Como esto no tiene punch, deben meter con calzador una rivalidad bluf que no va
a lado alguno, con punzadas en modo de replicas y contra réplicas propias de
niños de infantil. Hay un bromance entre Maverick y su compañero de caza,
manufacturada en su simpatía todo dependiente de Maverick, al que cuando
aparece la esposa (la debutante y hermosa Meg Ryan) con el hijito ya sabes cuál
es el futuro del secundario chistoso. Y como todos estos clichés desinflados de
cualquier hondura son pocos, nos cuelan con fórceps un romance sin compenetración
alguna, de los de por Imperativo del guión. Hay una escena de vóley-playa en
que se enfrentan las dos parejas rivales, que solo está ahí para que los cuerpos
masculinos luzcan torso y sudores de macho, pues ni siquiera termina, Maverick
tiene cosas más importantes, como lucirse en la moto a toda velocidad. Para hacer avanzar el relato nos meten las
dudas del protagonista en una catarsis dramática que se le supone hace madurar
a Maverick, en un ramalazo de ansia freudiana (de ligereza Match-3), que tiene
la terapia exprés con alguien que oh, casualidad azarística, tiene las
respuestas perfectas. Para pasar apresuradamente a un clímax inverosímil por el
modo de darse, donde volvemos a los cielos del Índico para otro enfrentamiento
contra Migs. Y todo importándome entre un pepino y un bledo lo que les pase a
los personajes acartonados.
La banda sonora fue uno de los
puntos que hizo popular el film. Siendo la música obra del experto en el techno
Harold Faltermeyer, quien anteriormente trabajó con Jerry Bruckheimer y Don
Simpson en “Beverly Hills Cop” (1984). Pero lo que hizo reventar hits
discográficos fueron los temas pop, donde Giorgio Moroder y Tom Whitlock
trabajaron en numerosas canciones, incluida la ganadora del Oscar y Globo de
Oro "Take My Breath Away", interpretada
por la banda Berlin. Kenny Loggins interpretó dos canciones en la banda sonora,
"Playing with the Boys", y "Danger Zone". La lástima es que
se hace un uso mega-intrusivo de los temas de Loggins y Berlin.
La película venía a
contrarrestar el pesimismo reinante en muchas producciones con respecto al
patriotismo USA, con raíz en la derrota y retirada de Vietnam, con films
desalentadores como “El regreso”, “El cazador”, o la coetánea “Platoon”, pero
había otra corriente fluyendo en el lado contrario, ejemplo es “Oficial y
caballero” de 1983, o más agresivamente la saga “Rambo”. Esta cinta venía a
reivindicar el orgullo de ser estadounidense, tanto como para ‘sutilmente’
reclamarte para la causa de defender a tu país. Me llama la atención el juego
de vasos comunicantes paradójicos. Tenemos a Tom Cruise dando respuesta al
desencantado Charlie Sheen de “Platoon” de Oliver Stone, y resulta que este
mismo termina parodiando al Cruise/Maverick en la comedia bizarra ZAZ “Hot
Shots” (1991), pero a su vez Cruise tres años después de “Top Gun”, protagoniza
otro film que ataca el patriotismo militar USA con otra cinta precisamente de
Oliver Stone como “Nacido el 4 de julio”.
Spoiler:
Tiene momentos bochornosos el film, de vergüenza ajena,
por ejemplo la escena de sexo entre Crusie y la McGillis, rodada a contraluz
con los dos lamiéndose con la lengua puntiaguda, intentando emular de modo ridículo
las escenas de “Nueve semanas y media” de ese mismo año; Otra escena penosa es
cuando tras morir Goose el rol encarnado por el gran Tom Skerrit va a consolar
a Maverick a los vestuarios, estando este en gayumbos blancos transparentes,
queda la secuencia grimante.
En 2015, la Biblioteca del Congreso de los Estados
Unidos seleccionó la película para su conservación en el Registro Nacional de
Cine, encontrándola "cultural, histórica o estéticamente
significativa".
El actor Matthew Modine rechazó el papel de Pete
Mitchell (que fue para Tom Cruise) porque sintió que la postura pro militar de
la película iba en contra de su política. Aunque esto lo negaron posteriormente
los productores que dijeron que Cruise era su única opción para Maverick.
Durante la filmación, el director Tony Scott quería
filmar el aterrizaje y el despegue de los aviones, iluminados por el sol.
Durante una secuencia de filmación en particular, el oficial al mando del barco
cambió el rumbo del barco, cambiando así la luz. Cuando Scott preguntó si
podían continuar con su rumbo y velocidad anteriores, el comandante le informó
que costaba 25 000 dólares estadounidenses (equivalente a 63 000 dólares
estadounidenses en la actualidad) virar el barco y continuar en curso. Scott le
escribió al capitán del portaaviones un cheque de 25.000 dólares
estadounidenses para que el barco pudiera girar y continuar disparando durante
otros cinco minutos.
El futuro astronauta de la NASA, Scott Altman, pilotó
un avión F-14 para muchas de las secuencias de acrobacias de la película,
habiendo estado estacionado recientemente en NAS Miramar en el momento de la
filmación. Altman fue el piloto visto " volteando el pájaro " en la
conocida secuencia de apertura de la película, además de pilotar el avión que
se muestra "zumbando la torre" a lo largo de la película.
La mayoría de las secuencias de la aeronave maniobrando
sobre tierra fueron filmadas en la Estación Aeronaval de Fallon, en Nevada,
utilizando cámaras montadas en tierra. Las tomas aire-aire se filmaron
utilizando un Learjet, pilotado por el inventor de Astrovision y piloto
legendario Clay Lacy (su nombre está mal escrito en los créditos finales, como
"Clay Lacey"). Paramount Pictures encargó a Grumman , fabricante del
F-14, que creara cápsulas de cámara para colocarlas en la aeronave que pudieran
apuntar hacia la parte delantera o trasera de la aeronave y proporcionar tomas
exteriores a gran altura.
El renombrado piloto acrobático Art Scholl fue
contratado para hacer el trabajo de cámara en vuelo para la película. El guión
original requería un giro plano, que Scholl debía realizar y capturar en una
cámara en el avión. Se observó que la aeronave giraba a través de su altitud de
recuperación, momento en el que Scholl transmitió por radio "Tengo un
problema ... Tengo un problema real". No pudo recuperarse del giro y
estrelló su biplano Pitts Special en el Océano Pacífico frente a la costa sur
de California cerca de Carlsbad el 16 de septiembre de 1985. No se recuperó ni
el cuerpo de Scholl ni su avión, por lo que se desconoce la causa oficial del
accidente. Top Gun fue dedicado a la memoria de Scholl.
Las nuevas tomas posteriores a la filmación de Top Gun
terminaron en conflicto con “Made in Heaven”, en la que McGillis protagonizó
con cabello castaño. Los cineastas de Top Gun se vieron obligados a ocultar el
color de su cabello, lo que, por ejemplo, dio como resultado que la escena
filmada en un ascensor mostrara a McGillis con una gorra de béisbol.
Iceman menciona sus problemas con Maverick, pero la
intensidad casi paródica de la actuación de Kilmer, su desprecio burlón y
lascivo por Cruise, parece provenir de algún lugar muy profundo y puede ser una
respuesta a su irritación con la película. En las memorias de Kilmer de 2020, “Soy
tu Huckleberry”, recuerda haber sido "torturado" para reunirse con
Scott y bombardear su audición a propósito antes de que el director lo
acorralara y admitiera que el guión de la película apestaba, pero no importaba
porque los jets "lo dejarían sin aliento". Top Gun es una película
cuyos componentes se sincronizaron tan cuidadosamente que el director usó una
letra de la banda sonora para convencer a Kilmer de participar.
Además de ganar el Oscar a Mejor Canción, 'Take My
Breath Away'; la película también fue nominada en otras tres categorías: Mejor
Montaje, Sonido y Efectos Sonoros.
Un film más importante por su fama que por su calidad. Fenómeno
a estudiar por como llevó a millones de espectadores al cine, siendo algo
apolillado. Creando todo un boom popular que dio origen a toda una
mercadotecnia que recuerdo hizo muchas chicas llevaran sus pegatinas (Mayormente
de Superpop o Teleindiscreta) en libretas y carpetas de Maverick. Gloria
Ucrania!!!
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