jueves, 25 de mayo de 2023

 


CHACAL.


Con motivo del medio siglo del estreno (16/05/23) de este exitoso thriller, me lo he vuelto a ver, y lo encuentro tan electrizante o más que la primera vez que lo vi. Un clásico imperecedero, que no llega a la excelencia por algunas cosillas de su tramo final (spoiler). Pero en su conjunto es un film apasionante, con un ritmo penetrante, en modo cuasi documental nos conectamos con una trama fascinante, un desarrollo cautivador en el que seguimos el juego del gato queriendo coger al (escurridizo) ratón, y como siempre (aunque en este caso sea un asesino amoral) el roedor tendrá nuestras simpatías (por lo menos las mías), ante el poderío del Goliat que es este gato con todas las armas a su favor que no puede atrapar al ingenioso ratón. Dirige el vienés Fred Zinnemann, gran realizador con grandes obras en su haber como “Solo ante el peligro”, o “Julia”, amén de conseguir cuatro Oscar, los dos primeros por dos cortometrajes (“One-Reel: That Mothers Might Live” en 1938 y “Benjy” en 1951), y los otros dos por largos en por “De aquí a la eternidad” y “Un hombre para la eternidad (lo de ‘eternidad’ es un añadido del que pone los títulos en español, pues su título original era “A Man for All Seasons”), y aquí, tras siete años sin dirigir volvía con más fuerza para demostrar gran pulso narrativo, la solidez en la evolución del relato, exhibe la maestría en la edición (obra del montador nominado al Oscar [perdió ante la edición de “El Golpe”] por esta labor Ralph Kemplen [“La Reina de África” u “Oliver”]) por cómo va alternando la trama del ‘gato’ y la del ‘ratón’ de modo diáfano, haciéndonos sentir a contrarreloj (para ello una de las marcas del cine de Zinnemann como es mostrar muchos relojes). Ello filmando el guión de Kenneth Ross (“ODESSA” y “Domingo Negro”), que adapta fielmente el best-seller homónimo de 1971 del inglés Fredecik Forsyth de 500 páginas condensado en 135 emocionantes minutos. Con el argumento centrado en un sicario contratado para asesinar al presidente plenipotenciario de la República de Francia Charles De Gaulle, y como los servicios secretos intentaran darle caza. Muy de agradecer que el director no juzgue, no tome posición sobre si está justificado o no el asesinato, eso que lo juzgue el espectador, se prima este juego grandioso que otros muchos han querido copiar pero que yo recuerde solo ha podido acercarse Wolfgang Petersen en su “En la línea del fuego” (1993), en una trama muy parecida. Aquí con un avance prodigioso, milimétrico, cada pieza va encajando de modo sublime en el tablero de ajedrez que arranca en lo referente a la acción del sicav en Génova con la meta en París, donde culmina el esperado clímax del final, aunque como en muchos viajes aquí lo importante no es la meta, si no el camino.

 

El 22 de agosto de 1962, la organización clandestina militante OAS, enfurecida por la concesión de la independencia del gobierno francés a Argelia, intenta asesinar al presidente Charles de Gaulle. El intento de asesinato falla, deja a De Gaulle y todo su séquito ilesos. En seis meses, el líder de la OEA, Jean Bastien-Thiry, y varios otros miembros son capturados y Bastien-Thiry es ejecutado (excelente como se lo toma este, esgrimiendo ante su abogado que ningún soldado francés se atreverá a dispararle del pelotón de fusileros). Los líderes restantes de la OEA ahora se esconden en Austria, planean otro intento y contratan a un asesino (en una maravillosa secuencia cargada de tensión, donde Chacal demuestra su poder de convicción), se conoce con el nombre en clave "Chacal" (en su curriculum brilla el haber asesinado a Trujillo de República Dominicana en 1961; abro acotación: Como se da con estos sicarios?), por $ 500,000 ("y teniendo en cuenta que te estoy entregando Francia, no lo llamaría caro", les espeta Chacal). El Chacal viaja a Génova y encarga un rifle personalizado a un armero (un gran Cyril Cusack que demuestra aquello de que no hay papeles pequeños o grandes, si no malos o buenos actores, él por supuesto de los segundos) y documentos de identidad falsos a un falsificador (notable Ronald Pickup). En París, el Chacal duplica la llave de un piso que da a la Place du 18 de junio de 1940. La OEA se traslada a Roma. El Servicio de Acción Francés secuestra al secretario jefe de la OEA, Viktor Wolenski (encarnado por Jean Martin actor que dio vida a al Coronel Mathieu en la aclamada “la Batalla de Argel”, no puede ser casualidad que en un film referente a este tema esté él). Wolenski muere durante el interrogatorio, pero no antes de que los agentes extraigan información vital sobre el complot, incluida la palabra "Chacal". El Ministro del Interior (buen Jean Badel) convoca una reunión secreta del gabinete de los jefes de las fuerzas de seguridad francesas. El comisario de policía Berthier (buen Timothy West) recomienda a su adjunto, Claude Lebel (gran Michael Lonsdale), que dirija la investigación. Lebel tendrá de mano derecha a Caron (buen Derek Jakobi).

 

Ello para un devenir formidable donde el antológico Edward Fox en su papel icónico por antonomasia, un desconocido entonces que se mimetiza con el elegante mercenario, un epicúreo artista en lo suyo, un camaleón cambiando de personalidad, de rostro, de cabello, de sonrisa sugerente, sabedor de todas las trampas que le pueden poner intenta siempre ir por delante, capaz de diseñar un arma sofisticada única, robando matrículas por el camino, pintando coches, capaz incluso de transformarse en un tullido cuasi de forma sobre natural, un criminal que asesina sin vacilar y sin adornarse, de modo gélido. Excelso en su modo de moverse, de comportarse, de desbordar auto suficiencia, es un profesional que gusta de tratar con profesionales del lumpen, como con el maestro armero, pero que no duda en dar ‘pasaporte’ al que le traiciona. Una labor sobria, simpático cuando le conviene, frío para pasar desapercibido, manipulador y seductor, no importa sean mujeres u hombres (esto muy atrevido para principios de los 70), sabe de las debilidades humanas, encantador cuando corresponde, duro cuando debe serlo para sobrevivir, y ante todo gusta de su ‘vocación’, ello expuesto en su decisión en ese cruce Italia vs Francia. Se barajaron nombres de prestigio para el papel como Jack Nicholson o Robert Redford, grandísimos actores, pero francamente no los veo, su fama hubiera cercenado el poder ‘Zelig’ (homenaje a Woody Allen) del Chacal. Su esplendor en como va superando barreras una tras otra esquivando a sus perseguidores nos hace desear triunfe a lo “Malditos Bastardos”. Un tipo misterioso, sin pasado, no sabemos nada de él, no tiene motivaciones políticas, es un robot al que han programado para su misión, pero nos enamora su inteligencia, nos encandila la otra maestra que está componiendo para poder poner en la mirilla de su arma a su objetivo.

 

Es fenomenal como el director imprime un ritmo constante de pendiente, pero sin abusar, como va colocando a nuestro anti héroe en diferente problemas de los que va a ir saliendo mediante su inteligencia y profesionalidad amoral. Todo ello con intriga, suspense, tensión dramática, todo una lección de como alternar escenarios en esta suigéneris road movie, con la investigación, las reuniones del gabinete ministerial, el topo en forma de bella mujer (notable Olga Georges-Picot como Denise), las diferentes etapas del Chacal desde que acepta el trabajo, todo un portento de como contar una simple historia. Desprovisto de artificios, las escenas de acción son las justas, sin apenas música para acrecentar la sensación de realismo, regando el film de personajes bien delineados en pocos trazos como es la insatisfecha esposa Colette (estupenda Delphine Seyrig exponiendo su in felicidad que vuelca como válvula de escape en este apuesto desconocido).

 

A destacar el antagonista del anti héroe, el inspector Lebel encarnado con tremenda sobriedad por el parisino Michael Lonsdale, excelente némesis, otro tipo detallista en su deber profesional, un ‘gato’ estajanovista en su empeño, lacónico, muy veraz en su sequedad, con expresividad sutil (ejemplo es cuando cerca de dar con el sicario le dejan de lado, su gesto contrariado es fabuloso en su parquedad).

 

Spoiler:

 

Una de las grandes escenas, siendo sin alaracas es cuando Chacal sabe que le han descubierto, y por lo tanto, por el trato que hizo, está liberado de su misión. La encrucijada es mostrada con gran sentido dramático intenso. Chacal en su deportivo descapotable se detiene ante una señal de tráfico. A la izquierda, señala a París (matar a De Gaulle y por tanto continuar con su misión), ya a la derecha, Italia (y si la toma desistirá). Chacal desciende del auto mira reflexivo, tras ello levanta la capota de su coche. Vuelve a montar y toma la dirección a Paris, y ya sabemos de que le va la marcha, que disfruta con el reto y con ello se gana al espectador (ósea, a mí).

 

Homérico como se salta el control haciéndose pasar por un veterano de guerra envejecido, todavía alguien me tien3e que explicar si es real como se dobla la pierna o es un actor lisiado el que lo dobla, pero el pego lo da de modo sensacional cuando lo vemos en el pido desplegar la pierna. De una intensidad fabulosa como se acomoda en el piso vacío, como prepara su arma, la tensión se masca en el ambiente. Ello mientras vemos alternándose en imágenes la liturgia del presidente francés, con la misa en Notre Dame, con su paseo por los Campos Eliseos, hasta que por fin lo tiene Chacal en la plaza, y con ello lo podrá tener en su mirilla, todo Magno hasta aquí. Pero, desgraciadamente el pero, me chirría y mucho, y es que todo se resuelva porque el inspector Lebel va y le pregunta, entre los miles de gendarmes allí presentes, al que ha dejado pasar al lisiado, esto podría haber sido por un sondeo de otros que le hagan llegar la información a Lebel, pero él directamente me es estridente. Además, porque sabe que es el sicario? Está muy bien que Chacal falle, no por pericia, si no por no saber el ritual de besos a la francesa (allí lo hacen con un doble beso en la mejilla), que son más que en otras culturas, pero (otra vez el pero) que lleguen en el instante preciso Lebel y el gendarme es de un manido no acorde con lo visto hasta entonces, y ya el rizar el rizo es que Lebel mata al sicario con la ametralladora haciéndolo volar por la fuerza casi con el techo del apartamento, vuelvo a lo de algo no de acuerdo al tono realista del film. Aunque su epílogo si resulta muy bueno por lo mordaz, pues aparece Charles Calthrop en su piso en Londres, el que creían era Chacal, en realidad era una pista falsa. Con lo que entierran a Chacal en una tumba anónima con la sola presencia del inspector Lebel, quizás en reverencia de un gran profesional a otro.

 

Durante el masivo desfile anual del 14 de julio por los Campos Elíseos, a la compañía se le permitió filmar dentro de las líneas policiales, capturando extraordinarias imágenes en primer plano de la concentración de tropas, tanques y artillería durante la secuencia final del Día de la Liberación. Durante el fin de semana del 15 de agosto, la policía de París despejó todo el tráfico de una plaza muy concurrida para filmar escenas adicionales.

 

‘Francia tenía asentadas sus banderas en Argelia desde 1830, pero, como suele ocurrir con los países invasores, los privilegios y bondades para sus conciudadanos se vuelven excesivos, y el desprecio y el maltrato para los nativos se convierte en el pan de cada día, porque los nuevos amos se vuelven prepotentes y arrogantes. Así las cosas, con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial, en los argelinos se fue rebozando un sentimiento de discordia e inconformidad con el estado de postración en que les tenían los franceses, y hasta unos cuantos militares que habían ayudado a la liberación de Francia, comenzaron a sentir que era infame la manera como se trataba a sus coterráneos. Sublevados, entonces, y autodenominados F.L.N. (Frente de Liberación Nacional) los argelinos dieron lugar a una infatigable guerra de guerrillas contra el ejército francés y las unidades locales a las que ellos llamaron harkis (traidores). Al tiempo, algunos militares franceses de extrema derecha, al mando del general Raoul Salan, conformaron una temible célula conocida como la OAS (Organisation de l’Armée Secrète)… y tras una cruenta guerra que produjo casi un millón de muertes, con los Acuerdos de Evian, se firmó la independencia de Argelia, el 5 de julio de 1962. Cerca de un millón de colonos, originarios de Francia, Italia y España fueron expulsados, y los principales dirigentes y muchos miembros de la OAS, se refugiaron en España, desde donde comenzaron a planear el asesinato del presidente, Charles de Gaulle, a quien consideraron traidor a la patria, por haberle concedido la independencia a Argelia. Sobre este incidente, es que el escritor Frederick Forsyth, se inspiró para recrear el macabro plan, que luego publicaría con el título “El día del chacal” (1971), thriller que sería un celebrado best-seller.’

 

Como este personaje ha sido asociado con el venezolano, Ilich Ramirez Sánchez, también conocido como Carlos el terrorista, el escritor Forsyth salió al paso para desmentir el hecho, sosteniendo que su personaje es ficticio y que, el mote de Chacal, aplicado a Ramírez, fue ocurrencia de un subeditor quien, con posterioridad a la publicación de la novela, decidió llamarle así para dar impacto a un artículo sobre ese personaje que, ahora cumple cadena perpetua en una cárcel de Francia.

 

‘La actriz que da vida a la infiltrada es Olga Georges-Picot. Se mató el jueves 19 de junio de 1997 al saltar al vacío desde una ventana del quinto piso de su departamento que daba hacia el río Sena, en París, Francia. Según allegados la actriz sufría desde hacía un tiempo una depresión severa. Con el paso del tiempo fueron surgiendo algunas teorías que hicieron referencia a un posible homicidio, en la que indicaban que había alguien más en su departamento en el momento de su muerte, aunque esto nunca fue confirmado. La actriz tenía 57 años.’

 

Curioso que el magnicidio se proyecte para el 8 mayo del año 1963, cuando solo seis meses después se produciría el gran asesinato del SXX, el de JFK en Dallas, seguro no es casualidad y Forsyth se inspiró claramente en ello para su novela.

 

Un THRILLER con mayúsculas, lección de cine, y tan buena que apenas el mencionado borrón del final puede empañar. Gloria Ucrania!!!

miércoles, 24 de mayo de 2023

 

Hannibal

 

Decepcionante thriller, frustrante secuela de la fascinante Obra Maestra de 1991 “El Silencio de los corderos”  (una de las pocas películas de la historia del cine oscarizada por los cinco grandes: Película, Director, Guion, Actriz y Actor), lo que en la pretérita era sutilidad, ingenio, brillo, sugerencias, expresionismo, intensidad, tensión dramática, aquí torna en algo aparatoso, que ante la falta de ideas atractivas que hagan un relato tan apasionante como la primera parte, se echa en brazos del trazo grueso, del gore más escabroso y gratuito. Quizás el primera sospecha es que no está al frente el director Jonathan Demme, y es que a este no el atrajo el guion y reusó, uy el todopoderoso productor dueño de los derechos del personaje titular Dino De Laurentiis contrató a Ridley Scott, recién salido de la exitosa “Gladiator”, lo cual en principio auguraba buenas expectativas con el cineasta creador de “Los Duelistas”, “Alien” o “Blade Runner”, tampoco adaptado Ted Tally (el oscarizado escritor de la primera, que encontró la novela demasiado espeluznante), pero los sustitutos no eran Don Nadies, nada menos que Steven Zaillian  (“La Lista de Schindler”) y David Mamet (“Los Intocables”), basándose en el libro epónimo de Thomas Harris de 1999 (best-seller que vendió en su tirada inicial 1,6 millones), secuela de su “The Silence of the lambs”, tampoco estaba la gran Jodie Foster como la némesis de Hannibal, aunque la sustituyó la siempre de notable para arriba Julianne Moore, pero mi gozo en un pozo en un relato atropellado, sin gancho, echando por tierra la mística de los personajes que nos maravillaron en el 91. La sombra de la primera parte es demasiado alargada, no esperaba la igualara, pero tampoco que siendo una superproducción con gente muy reputada en el proyecto al menos fuera digna continuación, y lo que me encuentro es un afiche sin más que vive del recuerdo constantemente, sin este no se puede entender la relación deux machine del relato, como es la de Hannibal-Clarice, pues aquí resulta aturullada sin la magia de la creada en la primigenia.

 

El cuento de hadas que originalmente es con reminiscencias a La Bella y La Bestia (hay una imagen que da fe de ello con Hannibal llevando en brazos a una malherida Clarice) queda aquí muy manoseada, se ha perdido la esencia que fluía entre la núbil Clarice de la Foster y Hannibal tras el cristal, ni rastro de sus diálogos maravillosos, todo es subrayado, cual si fuera creada la historia por una mente que despojara del encanto gótico de la dirigida por Demme. Quizás es por aquello de Menos a veces es Más, me refiero a que cuando el Totémico Hannibal Lecter aparece aterrador apenas 15 minutos, pero se exprimen sus escenas con mordacidad se consigue una atracción poderosa, pero tal vez cuando se da rienda suelta al Icónico psicópata caníbal se le anula el misterio, y queda como un simple asesino que tantas veces hemos visto, se mueve en libertad de modo altivo, siempre por delante de los demás, eso desgraciadamente se nota demasiado, con lo que esto cercena la posibilidad del suspense. Amén de ir acabando con gente que no nos importa, y que encima no son trigo limpio los que mata

 

Al final todo queda restringido a que veamos que nueva forma grotesca sádica nos mostrará ahora la película, se echa en brazos del sensacionalismo, y se olvida de crear el halo magnético de la primera. Aquí nos colocan para dar algo de vidilla a la trama a un antagonista perverso encarnado de una forma (maquillaje mediante) irreconocible aterradora por Gary Oldman como Mason Verger, pero este arco de trama me es muy poco trabajado, al parecer en el libro estaba mucho más desarrollado, aquí es una simple y sin gracia venganza de un muchimillonario.

 

Resulta que en la primera parte del film Hannibal reside en la monumental Florencia italiana, allí vemos a un hedonista protagonista en su salsa, en opíparas comidas, epicúreos vinos, entre estatuas, pinturas, lienzos, palacios, música clásica. Y tendrá el problemilla de que un agente policial (Giancarlo Gianni en un rol plano) lo reconoce y decide puentear su cargo para hacerse con una recompensa, en lo que es otra sub trama muy torpe, coronada por un acto de sanguinolento espectacular, pero sin capacidad para provocarte algo más que asco. En esta parte primera Clarice es prácticamente una convidada de piedra (las charlas por teléfono de ella con Hannibal son muy pobres), la ausencia de momentos álgidos con Hannibal repercuten en que su química es impostada y solo emanada de la primera parte, con lo qué volvemos a la dependencia absoluta del genio de la del 91, esto es aún más sangrante por ser otra la actriz, con lo que es saboteada de la posibilidad de establecer una intimidad propia y no subsidiada. Tiene una sub trama low cost sobre un asalto policial que salió mal, combinado con muchas escenas de ella mirando el monitor y olfateando (que de modo inverosímil dan con la pista), más otra sub trama de vergüenza ajena con un superior encarnado por Ray Liotta, mal expuesto, una caricatura (supongo estaría mejor descrito en el libro, pues peor es imposible). Para en la segunda mitad ya con todo centrado en USA la casquería se adueña de la pantalla. Aunque antes tenemos el mejor tramo de la peli, el único donde se da cita la sutilidad el juego del gato y el ratón entre Hannibal y Clarice en el centro comercial, con el ‘doctor’ comunicándose con ella a través de un móvil y ella con auriculares, divertido juego, aunque roto este por una situación que sabotea lo visto hasta entonces (*spoiler). Con la subtrama del vengador desfigurado resuelta de forma ridícula, tomando protagonismo el criado (encarnado por un liso Zeliko Ivanek) del vengador Mason, en un acto que es un insulto a la inteligencia (**spoiler). La acción lejos de buscar cautivarte, cae en ser un producto de golpes impactantes que al no estar conectados con los personajes que los sufren adolecen de cualquier remanente emoción, tan de crearte un shock como superficial dramáticamente. Ejemplo de lo podredumbre con respecto a su referente del 91, es la forma fría en que volvemos a verlos juntos a Clarice y Hannibal, ni atisbo de calor entre ellos, y para colmo socaban el carácter de Hannibal de modo que me han dado más arcadas que con la cena de este (***spoiler), lo peor es que esto estaba en el libro y aun más atomizado. No digamos ya el modo chusco de resolverse un entuerto (****spoiler).

 

Orgánicamente la película es un caos narrativo, con personajes endebles (siendo benévolos), entran en escena y salen y no nos importa lo que les pase, donde lo que prima es ocultar sus carencias en medio de sangre, vísceras colgando, rostros comidos por cerdos, y cerebros de menú. Aquí ni está ni se le espera el mimo por el detalle de la anterior. Todo esto para desembocar en un clímax que solo tiene su punto en sobrepasar lo gore nauseabundo, escena que ves con grima, nada de la intensidad agobiante de Clarice en la guarida subterránea de ‘Búfalo Bill’, aquí se torna el zenit en situaciones forzadas que dan dentera por lo absurdo de los comportamientos (spoiler), lo peor es que el final del libro es aún peor.

 

Anthony Hopkins parece tan cómodo como Hannibal que ya está haciendo la parodia del mismo, sin la simpatía que atesoraba tras el cristal, ahora un simple psycho-killer, con atisbos de super poderes por como es capaz de ir por delante siempre, pero desgraciadamente ha abandonado el aura que le hacía resplandecer en el 91, ahora es alguien imitándose a sí mismo.

 

Tema aparte merece la manía de poner en miscelánea crímenes atroces con el cristianismo (el suicidio de Judas), aquí con la invocación de muertes de la Biblia, con imágenes que conectan asesinatos con la liturgia católica, con incluso referencias beatas de Mason Verger, o como incluso Hannibal es llevado ante Verger en posición (nada sutil) de crucificado.

 

Spoiler:

 

* Ridículo que Hannibal, que siempre se las huele todos, cuando tu vas el ha venido tres veces, pues le atrapan dos tarugos en una furgoneta por la calle de modo risible, es que ha tocado Kriptonita y no nos han avisado Hannibal?

**Ridículo cuando Hannibal con Calrice en brazos, huyendo del lugar de su encerrona le dice al criado de Mason que lo tire a los cerdos, que le echaran la culpa a él. Y este lo lanza a los cerdos para que se lo coman. O sea, que un tipo normal se convierte de un segundo a otro, sin motivo aparente alguno en un asesino por poderes.

Para el recuerdo queda la escena en que Hannibal tiene de invitados a cenar a Paul Krendler (Ray Liotta) y Clarice, siendo el plato estrella sesos de Krendler, este drogado, Hannibal le saca el cuero cabelludo cual taón de bote4lla y le sesga partes del cerebro detallando a Clarice la parte que es, ello mientras Paul parece infantilizado por las drogas, Hannibal incluso le da de comer de su propio cerebro.

*** Ridículo que el amanerado y afeminado Hannibal termine dándole un beso de amor a Clarice me ha resultado un tiro en el pie de la relación platónica que había entre ambos, surge de la nada, queriendo sorprender lo que hacen es arrollar la personalidad del protagonista en un acto anti natural para él.

**** Que Clarice sea capaz de esposar a Hannibal es de aurora boreal, pero ya en el colmo de la falta de respeto al espectador Hannibal solo sea capaz de cortarse su propia mano para escapar me ha sido de idiotez no, lo siguiente. Porque no probó cortar la cadena con el cuchillo de carnicero? Un hedonista individualista como él nunca se habría mutilado, una estupidez burda.

 

En el final del libro (es peor incluso que el del film) Hannibal se escapa y la agente Starling se salva, terminan juntos, hasta se comen a la limón los sesos de Paul.

 

La escena que Julianne Moore describe cómo Lecter mató a uno de los componentes de una filarmónica que no daba la talla y sirvió sus mollejas a sus colegas en una cena. Curiosa porque en realidad esa es la escena que sirve de prólogo a la posterior precuela (paradojas del destino) "El dragón rojo". A raíz de ese incidente el detective que interpreta Edward Norton pondrá a Lecter entre rejas. Detrás de un cristal, mejor dicho.

 

Hannibal se estrenó el 9 de febrero de 2001, diez años después de El silencio de los inocentes. Fue muy esperado y rompió récords de taquilla en los Estados Unidos, Australia, Canadá y el Reino Unido, y recaudó $ 351,6 millones durante su presentación en cines. Le siguió una precuela, Red Dragon, en 2002, con Hopkins retomando su papel de Lecter.

 

De Laurentiis visitó a Ridley Scott en el set de Gladiator y le sugirió que dirigiera Hannibal. Scott, que estaba realizando la fotografía principal de Gladiador, pensó que De Laurentiis estaba hablando sobre el general cartaginés y respondió: "Dino, estoy haciendo una epopeya romana en este momento. No quiero hacer elefantes viniendo sobre los Alpes la próxima vez".

 

David Mamet fue el primer guionista en producir un borrador que, según Scott y los productores, necesitaba revisiones importantes. La reescritura de Zaillian, Scott elogió a Mamet por su rapidez y eficiencia, pero dijo que rechazó su borrador porque necesitaba trabajo y temía que Mamet, que pronto dirigiría su propia película, estaría demasiado ocupado para volver a redactarlo. Zaillian inicialmente se negó a escribir Hannibal, diciendo estaba ocupado y que "casi nunca puedes ganar cuando haces una secuela". Cambió de opinión, ya que "es difícil decirle que no a Dino una vez y es casi imposible decirle que no dos veces".

 

La portavoz de Foster dijo que se negó porque Claire Danes estaba disponible para la película Flora Plum de Foster. Cuando quedó claro que Foster se saltaría a Hannibal, el equipo de producción consideró a varias actrices diferentes, incluidas Cate Blanchett , Angelina Jolie, Gillian Anderson, Hilary Swank, Ashley Judd, Helen Hunt y Julianne Moore. Hopkins le preguntó a su agente si tenía algún "poder" sobre el casting. Informó a De Laurentiis que conocía a Moore, con quien había trabajado en Surviving Picasso, y la consideraba una "excelente actriz".

 

Se esperaba que Hopkins repitiera su papel ganador del Premio de la Academia. Hopkins dijo en junio de 1999 que solo estaría interesado si el guión era "realmente bueno". Hopkins dijo que no podía decidirse a comprometerse: "Me sorprendió un poco este libro, Hannibal. Pensé que era realmente exagerado y muy extraño. Así que no pude". No me decido, sobre todo. Algunas cosas me parecieron intrigantes, otras me inquietaron un poco". Cuando los productores confirmaron que iban a filmar la novela de Harris, Hopkins les dijo que sí, pero agregó: "Necesita algo de condensación".

 

El papel de Mason Verger, una de las dos víctimas sobrevivientes de Lecter, se le ofreció originalmente a Christopher Reeve en base a su trabajo como oficial de policía que usa una silla de ruedas en Above Suspicion (1995). Al no haber leído la novela, Reeve mostró interés inicial en el papel, pero finalmente se negó al darse cuenta de que Verger era un violador de niños tetrapléjico y con el rostro desfigurado. El papel fue aceptado más tarde por la opción secundaria Gary Oldman.

 

Frankie Faison repitió su papel como el camillero Barney Matthews, siendo el único actor que interpretó un papel en todas las películas de Lecter (hasta Hannibal Rising en 2007), incluido Manhunter.

 

En el libro, Mason Verger dirige un orfanato, desde el cual llama a los niños para abusar verbalmente en lugar de que ya no pueda abusar de ellos. También tiene una hermana, Margot, a la que había violado cuando eran niños y que es lesbiana. Cuando reveló su orientación sexual a su familia, su padre la repudió. Como ella es estéril debido al abuso de esteroides, Verger ejerce cierto control sobre ella prometiéndole una muestra de semen para embarazar a su amante, quien luego podría heredarla fortuna Verger. Al final del libro, Margot y Starling ayudan a escapar a Lecter durante un tiroteo entre los guardias de Starling y Verger. Margot, siguiendo el consejo de Lecter, estimula a su hermano a eyacular con una picana para ganado insertada en el recto y luego lo mata metiéndole la morena por la garganta; El controvertido final del libro tiene a Lecter presentándole a Starling los huesos exhumados de su padre, a los que "da vida" al hipnotizar a Starling, lo que le permite despedirse. Esto forja una extraña alianza entre Starling y Lecter, culmina cuando se vuelven amantes y escapan a Argentina. Al final de la novela, Barney los ve en el Teatro Colón de Buenos Aires; Desaparecieron de la película los flashbacks de la infancia de Lecter, en los que ve a su hermana menor, Mischa, devorada por desertores alemanes en 1944. Estos flashbacks formaron la base de la película de 2007 Hannibal Rising (escrita al mismo tiempo que la novela de 2006 del mismo nombre) que retrata a Lecter como un hombre joven.

 

Película que en el mejor de los casos solo se puede tener en cuenta como un afiche a la Magna “El silencio de los corderos”. Gloria Ucrania!!!

 


DÍAS DE VINO Y ROSAS.


Sugerente drama sobre el problema del alcoholismo, se puede encuadrar entre las tres grandes cintas que han abordado esta patología, como es la anterior de Billy Wilder “Días sin huella” (1945) y “Leaving Las Vegas” (1995) de Mike Figgis, aunque visto hoy día me ha resultado algo arrugado en como en su sección media se estanca y redunda, así como hay una representación algo caricaturesca de la ebriedad. La he revisionado con motivo del reciente 60 aniversario del estreno (25/12/62) y me he encontrado con una peli loable, aunque vista hoy día se le ven costuras que la impiden elevarse. Dirige Blake Edwards con guión de JP Miller que adapta su propia obra para televisión de 1958 Playhouse 90 del mismo nombre (nominada a un premio Emmy en la categoría Mejor escritura de un programa dramático individual), tenido como gran escaparte y reclamo unas actuaciones brillantes de la pareja protagónica Jack Lemmon y Lee Remick, haciendo creíble y emocional la odisea alcohólica en que se sume este binomio. Lemmon componiendo una de sus actuaciones icónicas, y mira que tiene grandes interpretaciones, lejos de caer en el histrionismo fácil, desborda credibilidad, así como quedará para la eternidad la búsqueda de esa botella en la maceta, su actuación aquí es antológica; Remick tocando uno de sus picos con esta alcohólica que no sabe o no

quiere salir del purgatorio en que está sumida y que la engulle, muestra con crudeza el tránsito de no bebedora a enferma etílica, ayudada por una gran labor en maquillaje que nos hacen ver gradualmente como se va demacrando físicamente, suyo es el honor de recitar los versos que termina dando título al film, ‘Largos no son los días de vino y rosas, de un nebuloso sueño surge nuestro sendero y se pierde en otro sueño’, quedando para los restos ese último paseo nocturno hacia no se sabe dónde. Nos embarcamos en una espiral tóxica que los autodestruye de forma paulatina, tocando por el camino la un poco conocida asociación Alcohólicos Anónimos y la ayuda que ofrece, a la vez se adentra en la marginación a que se abocan los que sufren esta lacra, su modus operandi desde el inicio, como lo ven como una forma de socializar mejor, como luego se van mintiendo, como hieren a sus familiares, como pone al alcohol por delante de los seres que los quieren, una patología alienante. Destaca su notable puesta en escena por la esmerada y muy dramática fotografía y la incisiva música del maestro Henry Mancini.

 

El ejecutivo de relaciones públicas de San Francisco Joe Clay (Jack Lemmon) se encuentra con la secretaria Kirsten Arnesen (Lee Remick). Al considerarla descarada e irrespetuosa al principio, finalmente comienza a salir con ella. Kirsten es abstemio hasta que Joe le enseña a beber en sociedad. Al principio es reacia, pero después de sus primeros Brandy Alexander, admite que tomar una copa la hace "sentirse bien". A pesar de las dudas del padre de Kirsten (Charles Bickford), que dirige un negocio de jardinería en San Mateo, se casan y tienen una hija, Debbie. Joe y Kirsten pasan lentamente del " almuerzo de dos martinis " al alcoholismo en toda regla. Joe es degradado debido a su bajo rendimiento y lo envían fuera de la ciudad para trabajar en una cuenta menor. Kirsten está sola todo el día y encuentra que beber es la mejor manera de pasar el tiempo. Mientras estaba borracha una tarde, provoca un incendio en su apartamento que casi la mata a ella y a Debbie. Finalmente, Joe es despedido y pasa los siguientes años yendo de un trabajo a otro.

 

Tiene un arranque engañoso en como parece estamos ante una comedia romántica más, con ese encuentro patoso entre Joe y la bonita Kirsten, como de un equívoco surge el amor, pero pronto deriva en el drama sórdido, donde sobresalen en principio las frustraciones profesionales y los sueños rotos, y gradualmente el modo de ir apagando fracasos es con el alcohol, que pasa a formar parte de sus prioridades, expuesto muy alegóricamente con esa estantería en medio de la casa llena de botellas de alcohol. Asistimos la implosión familiar ya con la hijita, asistimos a la caída en el vacío de la pareja arrastrando a su retoña. Pero a partir de que han tocado fondo la película se vuelve reiterativa, estirando las situaciones un tanto sin mucho rumbo fijo, subrayando lo ya remarcado. Donde las borracheras son reflejadas como vueltas a la niñez, y esto me chirría, desgraciadamente he visto a mucha gente ebria y distan de ser estos infantilismos (riendo, saltando en la cama, jugando a que no los oigan, …), entiendo loable se exponga esta lacra, pero me ha resultado un tanto inocente su enfoque.

 

La gran escena del film, sin duda, es la de Joe buscando el whisky dentro de los maceteros. Resto de situaciones me han resultado poco creíbles. Incluso encuentro su desarrollo bastante misógino, y es que es el hombre el que inicia en el alcoholismo a su mujer, pero luego ella pasa a ser la mala por su adicción sin fin, la que no acepta que es alcohólica, la que prefiere vivir con este placebo, mientras él pasa a ser la brújula moral, incluso esta visión me ha suido cuando menos de torcer el gesto por mi parte, cuando el gran culpable es Joe, la cinta lo deja casi como un Santo. También me faltaría ser más valiente en el tratamiento del sufrimiento de la hija, esto se deja muy de soslayo, cuando realmente es la gran víctima de esta pareja de enfermos. La cinta también hierra en hacernos ver el tiempo que pasa, con unas elipsis muy torpes, esto es fundamental para sentir el sacrificio temporal cuando no beben, o la travesía alcohólica cuánto dura, pasamos de estar ingresado con delirium tremens a renglón seguido estar sobrio y tiempo (¿?) limpio, te pierdes y desorientas un poco.

 

Aunque por supuesto tiene muchos elementos buenos, como es la forma inteligente en que orgánicamente nos muestran lo fácil que puede ser caer en este vicio, de forma inocente vas haciendo formar de tu vida el alcohol. Está muy bien como muestran esta gran Asociación de AA, el bien que hacen, es muy buena la clase que le da el mentor de AA de Joe sobre lo que realmente siente Kirsten cuando su marido ha dejado el alcohol y ella necesita de alguien a su lado que la acompañe en su ‘bajada a los infiernos etílicos’, es muy pedagógica en este sentido, pero dura hablando de la infidelidad de modo seco. Así como es muy arriesgado y valiente su final, de los que dejan huella por lo cortante y adusto (aunque marcado por un tufillo a misoginia *spoiler).

 

Reseñar el gran trabajo en la cinematografía de Philip H. Lathrop (“La Pantera Rosa” o “Driver”), ya dejando huella desde el inicio con es descriptivo travelling exponiendo el desenfreno festivo en el barco, o la filmación en forma que la cámara parece contorsionarse de modo abigarrado cuando Kirsten es forzada por su padre a la ducha, extraordinaria secuencia, así como lo es la escena aterradora del encierro de Joe, rodada en inicio en cenital, pareciendo estamos en el Averno; como notable es la edición de Patrick McCormack (“Damn Citizen” o “Chantaje contra una mujer”), sobre todo en la escena formidable de Joe buscando su droga en el invernadero, emitiendo las sensaciones Angustiosas del protagonista gracias a los cortes; La banda sonora es obra del gran Henry Mancini (“Desayuno con diamantes” o “La Pantera Rosa”), dotando al relato de melodías que inducen al drama, de aires macilentos.

 

Spoiler:

 

Joe buscando desesperadamente una de las botellas de Whisky que ha escondido en el jardín el suegro resulta angustioso, de los grandes momentos del cine, aunque solo sea por esta escena la película merece el visionado.

 

Final: ‘Kirsten, temblorosamente sobria durante dos días, llega al apartamento de Joe para intentar una reconciliación. Joe responde que es bienvenida cuando quiera, pero solo si deja de beber. Kirsten se niega a admitir que es alcohólica y reconoce por qué no puede parar: "El mundo me parece tan sucio cuando no estoy bebiendo". Ella trata de persuadir a Joe para que olvide el pasado y se reencuentre con ella. Él le dice que no abandonará la sobriedad por nada, ni siquiera por ella. Kirsten tristemente le aconseja a Joe que renuncie a ella: “Todavía no”, dice. Ella se va. Joe lucha contra el impulso de ir tras ella, llamándola por su nombre, y observa a través de la ventana mientras ella sale a la noche, alejándose de un bar. Debbie se despierta. Él le dice que estaba soñando y la vuelve a acostar, explicando: “Mami está enferma…” “Se va a curar?”. "Lo hará, no?" Debbie asiente. La última escena es una toma inversa de Joe mirando hacia la calle vacía, el letrero de neón ‘BAR’ parpadeante del bar reflejado en la ventana.’; Este final Jack L. Warner quiso alterarlo para hacerlo acomodaticio al público, pero Jack Lemmon viajó a París en connivencia con el director, para impedir la filamción de un final diferente. Blake Edwards de este consiguió que su final permaneciera.

 

JP Miller encontró su título en el poema de 1896 "Vitae Summa Brevis Spem Nos Vetat Incohare Longam" del escritor inglés Ernest Dowson (1867-1900): También inspiró la canción principal ideada por Henry Mancini y Johnny Mercer.

 

No son largos, el llanto y la risa,

Amor y deseo y odio;

Creo que no tienen parte en nosotros después

Pasamos la puerta.

No son largos, los días de vino y rosas:

De un sueño brumoso

Nuestro camino emerge por un tiempo, luego se cierra

En un sueño.

 

El director Blake Edwards dejó de beber un año después de completar la película y se recuperó del abuso de sustancias. Dijo que él y Jack Lemmon eran grandes bebedores mientras hacían la película. Edwards usó el tema del abuso del alcohol a menudo en sus películas, incluyendo 10 (1979), Blind Date (1987) y Skin Deep (1989). Tanto Lemmon como Remick buscaron la ayuda de Alcohólicos Anónimos mucho después de haber terminado la película. La película tuvo un efecto duradero al reforzar la creciente aceptación social de Alcohólicos Anónimos.

 

Un premio de la Academia fue para el tema musical de la película, compuesto por Mancini con letra de Johnny Mercer. La película recibió otras cuatro nominaciones al Oscar, incluyendo Mejor Actor y Mejor Actriz. En 2018, Days of Wine and Roses fue seleccionada para su conservación en el Registro Nacional de Cine de los Estados Unidos por ser "cultural, histórica o estéticamente significativa".

 

Film que, con sus pros y contras, tiene sus méritos que la hacen atractiva y pedagógica. Gloria Ucrania!!!

 

domingo, 21 de mayo de 2023

 


SISU.

 

Refrescante film finlandés escrito y dirigido por Jalmari Helander, un regocijante Pulp con aires de western apocalíptico, se puede ver como una entusiasta mezcla entre el escenario de la saga Mad Max, con héroe entre Rambo y John Wick (el protagonista finés, también tiene de mascota a un perrito), y todo ello con estilo muy del cine de Tarantino (el desarrollo se divide en siete capítulos con título sobreimpresionado al modo de la tipografía icónica del director de Pulp Fiction), teniendo destellos de “Malditos Bastardos”, hay hasta un ‘homenaje’ a Indiana Jones (cuando vemos al prota bajo un camión militar en marcha). Una electrizante cinta de acción ambientada en la Laponia finesa durante la WWII, sigue a un buscador de oro, encarnado por un gran Jorma Tommila (como curiosidad, es cuñado del director, su actor fetiche, y su hijo en la vida real es el conductor del tanque que lo persigue) un sexagenario actor (63 años en la vida real) que parece poseído por el mismo diablo, sin articular palabra hasta el final, estoico, todo lo dice con su poderosa expresividad y sus penetrantes ojos, donde también habla de su pasado su magullado y cicatrizado cuerpo, ser que parece salido de las mismísimas entrañas del Averno para ajustar cuentas con los nazis, intenta asegurar su oro robado y defenderse de un escuadrón nazi dirigido por un brutal oficial de las SS, al que da vida un notable Aksel Hennie. La película se rodó cerca del pueblo de Nuorgam en Laponia con un presupuesto de unos 6 millones de euros (6,5 millones de dólares), según Helander, la película “First Blood” (1982) y el francotirador militar finlandés de la vida real Simo Häyhä, luchó contra el Ejército Rojo (mató a 542 enemigos), sirvieron de gran inspiración para la película. Sisu es una palabra finlandesa que hace referencia al interior del individuo, nos dice un texto de apertura, concepto imposible de definir que denota una "forma de coraje y determinación inimaginable… Sisu se manifiesta cuando se pierde toda esperanza”.

 

Un festín apabullante de violencia gore que en su hiperrealismo hace que mane el humor negro por la fascinante inventiva con las que se suceden las diferentes formas de matar a alguien, con machetes atravesando cerebros, reventamientos de cabezas, minas en modo frisbee, utilización de un degüello como snorkel, explosiones a doquier, vísceras, mutilaciones, cuerpos destrozados por los aires, formas imaginativas de salvar la vida, y ello por supuesto, teniendo que suspender los niveles mínimos de realismo (*spoiler), para disfrutar de esta cinta hay que entender ante lo que estamos, un disfrute pasarratos placentero y jovial, el simplista enfrentamiento Bien vs Mal, donde se tira del mantra cinéfilo de que hay malos eternos como zombis, tiburones y nazis que es verlos enfrente (y en el cartel) y ya tienes hecha media película, y ya si esto se acompaña de una buena factura técnica, con una maravillosa fotografía, escenas vigorosas, música que nos remite a un coctel entre la mitología vikinga con dosis de spaguetti western de Morricone, efectos especiales que dan muy bien el pego con el tono de la peli, lo unimos a un prota desatado en su carisma enfrentado a un villano con carácter. Una propuesta seductora para los que busquen desconectar con obras simplistas pero directas en su afán de ser entretenidas y sorprenderte en desfase descacharrante de adrenalina, salvajismo desaforado despojado de cualquier componente sentimentaloide, es acción pura y dura. Película que en el Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges 2022, se hizo con el galardón a Mejor Película, Mejor Actor Principal, Mejor Fotografía y Mejor Banda Sonora Original.

 

A fines de 1944, los finlandeses hacen un tratado con la Unión Soviética, la agresión entre ellos cesará si eliminan a sus antiguos aliados alemanes de Finlandia. Este conflicto se conoce como la Guerra de Laponia, y las fuerzas alemanas toman represalias contra los finlandeses. El soldado y prospector retirado Aatami Korpi (Jorma Tommila) vive solo con su caballo y su fiel perro en las remotas tierras salvajes de Laponia. Aatami pasa sus días en el lavado y la minería en busca de oro. Ve batallas que tienen lugar en la distancia, pero se interesa poco por ellas. Después de descubrir un rico depósito de oro, recoge una gran cantidad de pepitas y monta su caballo, y se dirige al pueblo más cercano con su perro. En el camino, Aatami se encuentra con un pelotón de la Wehrmacht de 30 hombres liderado por el despiadado Obersturmführer de las SS Bruno Helldorf (Aksel Hennie) y su subordinado Wolf (Jack Doolan), que están destruyendo asentamientos en su retirada y han tomado cautivas a varias mujeres finlandesas.

 

Aquí no se cuenta algo nuevo u original, no se hace de una forma especial, pero no todo pueden ser obras de hondura psicológica, a veces toca volver a los orígenes mismo del cine, donde se creó como puro divertimento, y eso esta desacomplejada película tiene y mucho. Con un Mega Héroe que lo puede todo, sufre cual mártir todo tipo de torturas, se quema, es disparado, ahogado, hasta ahorcado, pero su fe es más fuerte que el de la Guadaña que tira de él y nuestro héroe se saca la chorra y se mea en él, y es que Chuck Norris lleva pijamas de Korpi. Es una fuerza desatada de la naturaleza, la Caja de Pandora que estos nazis destaparon y serán castigados por ello, en un crescendo cargado de situaciones nuevas de como eliminar a un malo malísimo, y siempre con su mejor atávica arma, un Pico (con el que atacará un tanque, le servirá de gancho para entrar en vuelo a un avión, o hasta para salir de las mismas profundidades del abismo. Brotando el humor más desinhibido de las locuras delirantes con vemos se desenvuelve Koschel.

 

Aatami Korpi es el racial protagonista embestido de modo brillante por Jorma Tommila, con detalles que dan forma críptica a su pasado, como son las marcas de heridas en su torso, el anillo de matrimonio, la placa de militar, tiene como posesiones un caballo y un perrito caniche, posee una barba ralla canosa, con un rostro y cuerpo que parecen tallados por un hacha, de actitud hierática, callado, impregna de crudeza su actuación seca y adusta, excelsa su fisicidad a sus muy entradas seis décadas de vida, de expresividad parca, pero con sutilidad muestra sus emociones latentes. Presencia amenazante al que lo que se cuenta de él le confiere un aura Totémica, es Koschel “El Inmortal”, primero por lo que se enteran los nazis a través del número de su placa militar, un ejército invencible de un solo hombre que aniquiló a más de 300 soviéticos cuando estos mataron su esposa e hijo, y luego a través del comentario de una de las mujeres secuestradas, dice que no es que sea Inmortal, es que se niega a morir, es una especie de súper héroe nórdico soberbio.

 

Aksel Hennie como el villano de la función cumple con un rol que podría haber caído en lo guiñolesco, pero el actor noruego insufla alma, se mueve reflexivo, con miradas al cielo como diciendo es que de ahí ha venido esta pesadilla escandinava, sin perder el control, buena su actuación; Su mano derecha al que da vida el inglés Jack Doolan cumple bien con su personaje de sádico siempre con su rifle de mira telescópica; Mimosa Willamo da vida a Aino, la 'líder' de las mujeres secuestradas, da una buena presencia, sobre todo cuando relata el aura m´sitica de ‘Koschel’ y acojona a los guardias; Ningún personaje está aquí para aportar introspección psicológica, son producto de un cuasi comic de entretenimiento y para ello son estupendos.

 

Fenomenal es la puesta en escena, destacando la formidable labor en cinematografía de Kjell Lagerroos (“Emboscada”), dotando de atmósfera épica la acción, con mucha toma de dron para mostrar la inmensidad del árido escenario, las llanuras infinitas, con patinados grises, marrones, y amarillentos macilentos arenosos, en contraste con los muchos salpiqueos de fulgente color rojo sangre, con cielos constantemente nublados, alternado con incisivos primeros planos para extraer lo mejore de las interpretaciones, amoldándose de modo extraordinario a la acción, ello en miscelánea con la enérgica edición de Juho Virolainen; esto adornado por la vibrante música creada por Juri Seppä (“Rare Exports”) y Tuomas Waäinölä, con claras reminiscencias (como ya he comentado) al espagueti western, en conjunción con tonos vikingos.

 

“Sisu se manifiesta cuando se ha perdido toda esperanza posible."

 

"No se trata de quién es el más fuerte. Se trata de no rendirse.”

 

“De verdad creéis que lo habéis matado donde cientos de rusos fracasaron?"

 

Rush final: Aatami dispara contra el avión en el que huye , hiriendo mortalmente al piloto, y usa su pico para subir a bordo en el aire. Después de participar en un combate cuerpo a cuerpo, Bruno golpea a Aatami con una línea estática , sometiéndolo. Cuando Bruno está a punto de golpearlo de nuevo, Aatami engancha rápidamente la línea estática a una bomba y la suelta a través de la puerta de la bahía de bombas, lo que hace que Bruno muera. Al encontrar al piloto también muerto, Aatami se ata cuando el avión se estrella en un gran pantano. Dirigidas por Aino, las mujeres entregan a Wolf y el tanque alemán a una incrédula unidad finlandesa. Sorprendentemente aún con vida, Aatami sale del pantano, se reúne con su perro y se dirige a Helsinki, devastada por la guerra. Ensangrentado y maltratado, Aatami entra en un banco donde arroja sus pepitas de oro sobre el mostrador. Los otros clientes están elegantemente vestidos y lo miran con asombro. Finalmente habla por primera vez en la película y le pide al cajero las cambie por billetes de banco grandes, explicando que no serán tan pesados ​​de llevar como lo han sido las pepitas.

 

*El protagonista ametrallado varias veces en su cuerpo, se quema a lo bonzo, es disparado con brutales armas y se defiende con un palto de buscador de oro que milagrosamente no le aciertan en las descubiertas piernas, sobrevive bajo de un lago suministrándose aire a través de un cuello rajado de un solado, sobrevive a un ahorcamiento sosteniendo su cuerpo con un clavo metido en la carne de su pierna, se cose las heridas con alambre, se cauteriza heridas con fuego, no se sabe como (esto es en elipsis) da con el pelotón nazi con un avión, y el colmo de los supra humano sobrevive a un choque de morro de avión asegurándose con correas cual cinturón de seguridad, y ello sin que su cuerpo aparente lesión alguna.

 

Contexto histórico: La Guerra de Laponia (1944-1945) entre la Alemania nazi y Finlandia constituyó un caso bastante extraño dentro de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) porque fue un conflicto “por obligación”, fundamentalmente a raíz del Armisticio de Moscú de 1944, en el que ambos bandos no sólo tenían un acuerdo tácito sobre cómo comportarse, los germanos huyendo hacia Noruega y los finlandeses persiguiéndolos sin mucho asedio militar real, sino que asimismo habían estado luchando codo a codo durante tres años contra la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en la Guerra de Continuación (1941-1944), secuela a su vez de la Guerra de Invierno (1939-1940), esta última un enfrentamiento entre el país nórdico y la Unión Soviética que empezó con una agresión de los rusos porque Finlandia se negaba a ceder territorios que servirían para proteger a Leningrado/ San Petersburgo, a pocos kilómetros de la frontera, de una eventual acometida nazi, algo que efectivamente sería así en ocasión del infame sitio de la ciudad entre 1941 y 1944, período en el que los finlandeses y los alemanes dejaron morir de hambre a más de un millón de personas impidiendo la entrada de alimentos a la metrópoli. Durante la Guerra de Continuación, una conflagración de baja intensidad símil desgaste, las autoridades finlandesas recibieron el apoyo de los nacionalsocialistas e iniciaron las hostilidades para recuperar distintas zonas bajo control soviético, no obstante los rusos en última instancia vuelven a ganar e instan a los nórdicos a romper la alianza que tenían con los germanos y a expulsarlos de inmediato de su territorio, de allí que en la Guerra de Laponia los amigos muten en enemigos y haya un lamentable acuerdo mutuo implícito en materia de no impedir la estrategia de “tierra quemada” durante la retirada tudesca hacia Noruega y la colocación a lo largo y ancho de la región de Laponia, en el extremo norte de Finlandia, de minas terrestres que hasta el día de hoy siguen allí porque no fue posible desactivarlas -o siquiera encontrarlas- en su totalidad. Todo este trauma nacional, más la figura del soldado finlandés Simo Häyhä (1905-2002), el francotirador más mortal de la historia castrense con más de 500 soviéticos asesinados en la Guerra de Invierno, y la leyenda de Koschéi, criatura horrenda e inmortal del folklore ruso, constituyen la base del tercer largometraje de Jalmari Helander, Sisu (2022), film adictivo y caricaturesco.

 

Un entretenimiento solaz de los que me reconfortan con el cine, un quizás de esos productos de placer culpable (y que?). Gloria Ucrania!!!

jueves, 18 de mayo de 2023

 


TEMPESTAD SOBRE WASHINGTON.


Intenso drama político estadounidense que critica con punzón acerado los tejemanejes de alcantarillas que llevan a cabo esos que son elegidos como honorables representantes de la sociedad, rebelándose como carroñeros que no dudan en pisotear al rival en pos de sus espurios intereses, en este caso con epicentro en el Capitolio USA. En su debe que ha quedado algo envejecido por el paso de los 61 años desde su estreno, las artimañas hediondas de unos y otros han quedado muy superadas por la realidad del presente en el que vivimos. Entre lo bueno destacar la Homérica actuación del para muchos mejor actor de todos los tiempos, el inglés Charles Laughton en su última interpretación, trabajando en este film ya con cáncer, murió seis meses después del estreno de la película, da vida a un senador sureño llamado "Seab" Cooley (basado su rol en el Senador contemporáneo de Mississippi John Stennis), con una labia proverbial, un cínico esplendoroso en cada intervención, en cada réplica y contrarréplica, el en principio villano de la función que destila un Don para la expresividad arrollador en su carisma desbordante, y eso que estamos en un reparto coral. Dirige el ucraniano Otto Preminger, adaptando el guion de Wendell Mayes (“Anatomía de un asesinato” o “La noche de los gigantes”), que se basa en la novela Premio Pulitzer “Advise and Consent” de Allen Drury, publicada en 1959 (pasó 93 semanas en la lista de los más vendidos del New York Times), teniendo un fantástico elenco interpretativo, además del mencionado Tótem Laughton, con Henry Fonda, Don Murray, Walter Pidgeon, Peter Lawford, Gene Tierney, Franchot Tone, Lew Ayres, Burgess Meredith, o Eddie Hodges. El título se deriva del Artículo II de la Constitución de los Estados Unidos, Sec. 2, cl. 2, dispone el presidente de USA "propondrá, y con el consejo y consentimiento del Senado, nombrará embajadores, otros ministros públicos y cónsules, jueces de la Corte Suprema y todos los demás funcionarios de los Estados Unidos".

 

La película es un drama político ambientado en Washington, DC, sigue el proceso de nominación de un hombre que comete perjurio en las audiencias de confirmación de su nominación como Secretario de Estado, Robert A. Leffingwell (Henry Fonda), donde nunca sabremos a que partido pertenecen unos y otros, simplemente son rivales, nunca se dice quienes son republicanos u demócratas. Intenta reflejar el nido de arteros manipuladores que son nuestros (sus) representantes en el congreso. Un thriller con varias derivadas en este circo de ególatras, donde lo que menos importa es la verdad o el interés general, tratando los juegos de poder y sobre todo el tema de nuestros fantasmas del pasado como no mueren y pueden reaparecer, aquí personificados en las simpatías juveniles con el comunismo, y sobre todo con escarceos homosexuales, siendo en este segundo sentido pionero en cómo se aborda este asunto, aunque seguramente por ser de los primeros se expone de modo caricaturesco (Se considera que es la primera película estadounidense convencional después de la Segunda Guerra Mundial que muestra un bar gay). Obra esta, que viene a ser la contraparte de la famosa “Mr. Smith Goes to Washington” de Frank Capra, esta mucho más cruda y realista. Preminger se enfrentó a la lista negra al elegir a los actores de izquierda Will Geer y Burgess Meredith, ya lo había hecho el director cuando estrenó “Exodo” donde dio crédito a Dalton Trumbo como guionista, perteneciendo a la Lista Negra.

 

El ala norte del edificio del Capitolio de Washington D.C., capital de los Estados Unidos de América da cobijo a la institución política del Senado, compuesto por cien senadores, a razón de dos por cada uno de los estados de la república; los senadores ejercen su cargo por seis años y cada dos años se renueva un tercio de sus miembros, asegurando así la renovación junto con la experiencia, lo que no significa, forzosamente, que un senador no pueda ser reelegido varias ocasiones. Un senador debe haber cumplido los treinta años, residir en el estado que representa en el momento de su elección, y ser ciudadano estadounidense con una antigüedad mínima de nueve años.

 

Preminger demuestra ingenio en la forma de presentarnos este mundillo del senado, cuando en el inicio en la Cámara Alta la viuda Dolly Harrison (Gene Tierney) cuenta a su invitada, esposa del nuevo embajador francés, y en compañía de la esposa del embajador inglés, que se convierten en las oyentes en un recurso que en realidad son nosotros enterándonos de la composición de los asientos, que nada tenía que ver izquierda o derecha, pues allí todos eran liberales, y es que durante el metraje tampoco se hace mención a ninguna medida política que pueda definir de qué lado están unos u otros, todo se circunscribe a querer poner a un secretario de estado y otros a querer boicotearlo. Vemos el funcionamiento de los sótanos del capitolio, donde van en vehículos mini autos de golf, donde las charlas se convierten en alegorías de las cloacas del estado. Es una batalla donde el POTUS maneja todas sus artimañas para colocar a quien desea, mientras la oposición maniobrará en las sombras para impedirlo, cada uno de los bandos cayendo en la amoralidad en sus medios, emponzoñando con el pasado. Una Batalla de Poder, de métodos arteros, donde la integridad ni está, ni se le espera, donde las inquinas, vendettas y ansias de cuota de poder son el deux machine. Todo ello desarrollado con buen ritmo, hace que sus más de dos horas fluyan con naturalidad, en medio de diálogos (Leffingwell dice una cínica frase a su hijo, responde al teléfono asegurando que su padre no está en casa, cuando está, no es una mentira: "Es una de las mentiras clásicas de Washington. Es cuando la otra persona sabe que mientes y sabe que tú sabes que él sabe que mientes", le dice el padre) y situaciones que se nos hacen creíbles, con momentos de potente intensidad dramática. Y ello con inteligencia el director no tomando partido, los dos bandos se muestran como rastreros, viles y manipuladores, ninguno merece halagos, se sumergen en guerras sucias, dejando de lado el honor y la nobleza del cargo. Hasta desembocar en un rush final muy bueno y que agrega ironía mordaz (*spoiler), culmen en la votación, donde la libertad de voto se convierte paradójicamente en algo tóxico para algunos (eso que aquí, en nuestro país está prohibido y hasta sancionado por los putrefactos partidos que quieren a borregos en sus filas y no a librepensadores).

 

Aparte del mencionado Charles Laughton, destaca un elegante y flemático Walter Pidgeon como líder de la mayoría, exhibe carácter y es lo más cercano a la brújula moral del film; Tiene su valor el gran Henry Fonda como el ínclito Leffingwell con un personaje cargado de ambigüedad, jugando a la integridad, cuando se destapa que no es tan trigo limpio, dando el legendario actor complejidad a su papel, que desaparece en el último tercio del film (al parecer, según dijo Preminger, se recortó sus intervenciones para dar cabida a la cantidad de eventos y subtramas). Este rol se basa en el funcionario del Departamento de Estado de la vida real y acusado de espía soviético Alger Hiss; Don Murray está muy bien el rol de senador preso del pasado y que pretende aguantar la presión, emite todo un caudal de emociones latentes a punto finalmente de estallar; Burgess Meredith demuestra que no hay papeles pequeños y grandes, hay buenos y malos actores, él por supuesto es de los muy primeros; Franchot Tone encarna con energía y mucha naturalidad al POTUS, un tipo sibilino y electrizante; En el lado malo está la presencia de las mujeres, como algo muy tangencial, esto es sangrante sobre todo en lo referente a la gran Gene Tierney, marginada a un rol muy al fondo.

 

Spoiler:

 

Rush final: Tras el suicidio del Sen. Brigham Anderson (Don Murray). Llegamos al clímax de la votación final. En la previa el líder de la mayoría Bob Munson y el de la oposición, Seab ‘Cooley’, discuten, el segundo intenta llegar a un acuerdo sibilino con el otro (libertad de voto pide a cambio de que no salga a la luz los motivos del suicidio), este no acepta. Sin embargo, ya en el senado ‘Cooley’ coge la palabra y con su sentido discurso hace que … reconsidere su posición y da libertad a sus senadores, lo que encoleriza al Sen. Fred Van Ackerman (George Grizzard), se lo recrimina a Munson, este le suelta: ‘Aquí toleramos todo, los prejuicios, el fanatismo, la demagogia. Para eso está el senado, para tolerar la libertad’, para achacarle sus métodos ruines. Pero mientras se produce la ajustada votación, que al final deberá dilucidar el presidente del senado Hudson (buen Lew Ayres) por el empate, ocurre que el POTUS fallece, y entonces pasa el poder al referido presidente del senado (a la vez vicepresidente). Este decide no hacer valer su voto, pues como le dice mientras marcha del hemiciclo a Munson, él quiere a su propio secretario de estado. Con lo que se da la paradoja que todas las maquinaciones espurias que se han dado para un lado y otro, han resultado ser en vano, no han valido para nada, y la rueda vuelve a empezar a rodar, emitiendo desazón al espectador. Lo cual da un cariz punzante al film.

 

Preminger le ofreció a Martin Luther King Jr. un cameo como senador de Georgia, aunque no había senadores afroamericanos en activo en ese momento. King rechazó la oferta y emitió un comunicado de prensa rechazando cualquier afirmación de que aceptó un papel; Al ex vicepresidente Richard Nixon se le ofreció el papel de vicepresidente, pero se negó y señaló algunos errores "evidentes y obvios" en el guión, presumiblemente incluido el hecho crítico de que, según el Artículo II de la Constitución de los EE. UU., el vicepresidente asume automáticamente el cargo de presidente a la muerte del presidente y no habría podido emitir un voto de desempate como vicepresidente.

 

El cartel de la película y la campaña publicitaria de Saul Bass presentaban un logotipo: la cúpula de la capital de la nación abriéndose como una tetera. Bass, también diseñó los títulos abstractos de la película que se inspiraban en las rayas de la bandera estadounidense.

 

La película marcó un regreso a la pantalla para Gene Tierney, cuyo gran salto al estrellato se produjo en la película de 1944 de Preminger, Laura. Tierney se había retirado de la actuación durante varios años debido a su lucha contra el trastorno bipolar. Advise & Consent fue la última de las cuatro películas que hizo para Preminger y uno de sus últimos papeles importantes en el cine en general; Lawford, cuñado de John F. Kennedy, interpreta a Lafe Smith, senador de Rhode Island inspirado en Kennedy, aunque en el libro de Drury el personaje representa a Iowa.

 

Muchas escenas se filmaron en lugares reales de Washington DC, incluido el Capitolio, la cantina del edificio del Tesoro, el Monumento a Washington y la Sala de Cristal del Hotel Sheraton Carlton.

 

Buena muestra de cómo siempre el poder político ha estado (y con razón) mal visto. Gloria Ucrania!!!

miércoles, 17 de mayo de 2023

 


INFIELMENTE TUYO.

Notable y muy atrevida comedia negra dirigida y guionizada por un muy inspirado Preston Sturges, paradójicamente fue un fracaso comercial y de crítica en su tiempo, lo cual demuestra que fue una peli adelantada a su tiempo. Una ácida reflexión sobre los celos patológicos, sobre el amor posesivo, sobre el poder de la duda, teniendo como gran escaparate la espléndida e hilarante actuación del inglés Rex Harrison (al parecer parodiando al director de orquesta inglés Thomas Beecham, también riéndose del director musical Leopold Stokowski) que dirigía con las manos, y sin batuta), sensacional dando vida al ególatra músico, elegante, sofisticado, impulsivo, temperamental, con una labia proverbial exquisita, teniendo un tramo epicúreo cuando se transforma en un actor mudo en una cadena de situaciones rimbombantes que acaban destrozando su apartamento de modo aparatoso (aparte de que dirige realmente a músicos reales), y como partenaire a la hermosa y dulce Linda Darnell.

 

El protagonista es el mundialmente famoso director de orquesta Sir Alfred de Carter (Rex Harrison), quien llega a casa desde Inglaterra con un cálido saludo de su bella y mucho más joven esposa, Daphne (Linda Darnell). Pero su cuñado August (Rudy Vallee) tiene noticias preocupantes. August malinterpretó las órdenes de Sir Alfred de cuidar a su esposa y, a su vez, contrató a un investigador privado para vigilar a Daphne mientras Sir Alfred no estaba. Sir Alfred, que tiene prejuicios contra los detectives privados, se indigna ante la idea de que sigan a su amada esposa. Pero pronto se entera de que Daphne hizo un viaje nocturno a la habitación del hotel del asistente de Sir Alfred, Tony (Kurt Kreuger), un hombre apuesto de su misma edad; En esta primera parte destaca el ímpetu del protagonista por ser digno y no querer saber nada del informe que el detective ha hecho sobre su amor, para ello tenemos un chancesco enfrentamiento con su cuñado, al que en sus impulsos llega a romperle la americana. Pero el expediente parece tener vida inmortal, pues lo rompe y vuelve a través del detective del hotel que lo encuentra y lo recompone, llegando entonces Alfred a quemarlo, lo que provoca una descojonante secuencia de incendios. Aun así sigue habiendo un expediente original que no ha salido de la oficina del detective privado, y como era previsible, Alfred acaba enterándose de lo que pone en el informe.

 

Tiene un desarrollo trepidante, plagado de diálogos punzantes, divertidos, jocosos, rebosantes de situaciones mordaces, con réplicas y contrarréplicas chispeantes, con mucho de humor oscuro, con mucha imaginación en pos de sorprender al espectador, con esos geniales tramos de los pensamientos del protagonista, adornados genialmente por diferentes músicas clásicas cada tramo, dando una lección magistral de cómo utilizar la música como impulsora orgánica de escenas, con el contraste posterior de lo que es la realidad, con ese tramo final deudor del mejor slapstick del cine silente de Chaplin o Keaton, con personajes secundarios sustanciosos como lo es ese desternillante Rudy Vallee, con un rol que ya aparecía en “Un marido rico”, el pomposo ricachón August Henshler, que aunque no se llamen igual es el mismo carácter e imagen con esas gafitas sin patillas. Es una farsa punzante.

 

Esto nos lleva a la zona intermedia del film, lo que es el grueso de la trama durante un concierto dirigido por un poseído por los celos Alfred (*spoiler). Donde ayudado por un excelente efecto visual de cámara dirigida por el DP Victor MIlner (“Cleopatra”), el objetivo hace un incisivo zoom en el iris de Alfred, cual efecto freudiano muy al estilo Hitchcock, abro aquí conexión Sturges-Hitchcock, esto mencionado lo utilizó en “Recuerda” y “Psycho”; hay más, como un tiro en la cabeza se superpone el agujero de bala con un remolino, anticipando la famosa yuxtaposición de ojos y desagüe de la ducha en “Psycho”; de hecho el protagonista aquí es un rol muy propio del orondo director londinense, un caballero, elegante y sofisticado que esconde un faceta vengativa asesina y sádica, cierro acotación. Con el efecto de entrada en la mente nos introducimos en los pensamientos excitados y paranoicos del músico, y con ello veamos las tres fantasías con las que quiere afrontar la ‘infidelidad’ de su amada, cada segmento adornado de modo fascinante por un tema musical que da brío y emoción a la acción, creando estados de ánimo, con la “Obertura de Semiramide” de Rossini, el “Coro de peregrinos” de “Tannhäuser” de Wagner y “Francesca da Rimini” de Tchaikovsky. En estos engañosos tramos pasa la mayor parte del metraje, mostrando primero a un tipo maquiavélico y sádico, con un plan retorcido donde tiene importancia una máquina grabadora de discos que Alfred maneja con enorme pericia, y una navaja de afeitar; luego como un tipo cariñoso y comprensivo, donde es elemento fundamental para expresar su aceptación un talón; y finalmente amenazante y autodestructivo, siendo elemento crucial un revólver y una bala.

 

Y tenemos el rush final, donde toda la teoría fantasiosa expuesta por la mente de Alfred se desplegará en toda su crudeza, donde teoría y realidad chocarán de modo estrafalario, para desembocar en un final que te deja con una placentera sonrisa en la boca, donde brillará con luz propia una frase que Alfred le dedica a su Amor (**spoiler)

 

Spoiler:

 

*Durante el concierto que dirige Alfred su mente le transporta a tres situaciones en las que enfrentar el ‘adulterio’ de su esposa con su secretario: En el primer bloque se imagina a sí mismo grabando y manipulando su voz para que suene como una mujer que grita pidiendo ayuda con un tocadiscos-grabador. Luego propone a Daphne llamar a Tony para llevarla a bailar, solo es para atraer a Tony a su habitación. Su fantasía continúa cuando Sir Alfred con una navaja afilada de afeitar degüella a Daphne, fuera de plano, aunque vemos su mano como pasa a inerte (señaal de muerte). Una vez Tony llega para recoger a Daphne, el maestro lo arregla para que Tony coja la navaja y deje sus huellas, tras ello continua su plan, que acaba con Tony condenado a muerte por asesinato, Sir Alfred se ve riéndose como loco en la sala del tribunal; La siguiente fantasía llega después de una pausa en el concierto, cuando dirige una selección de Tannhäuser de Wagner, donde se muestra ve humilde y magnánimo, aceptando de forma sacrificada que ella lo deje por alguien de su edad. Incluso le firma un cheque a Daphne y admite desinteresadamente: "La juventud pertenece a la juventud"; Para su última actuación, Sir Alfred dirige Francesca da Rimini de Tchaikovsky, al mismo tiempo, se ve obligando a Daphne y Tony a jugar a la ruleta rusa con un revólver y una bala, cuyo primer tiro entra trágicamente en la cabeza de Sir Alfred.

 

Una vez completa su concierto, Alfred corre a casa para preparar la muerte de Daphne y Tony, pero ya sin la música que lo guíe, se equivoca en cada uno de sus tres planes concebidos. Intenta encontrar su "unidad de grabación casera" de vinilo para grabar la voz gritando que alertará a las autoridades, pero en el proceso, casi destroza toda su habitación buscándola, en lo que es un Homérico homenaje al slapstick. Luego no es capaz de grabar lo que quería, siendo bufonescas las instrucciones, ‘Tan simple que hasta un niño la maneja’. Antes de que pueda terminar, Daphne llega, desconcertada por el comportamiento de su esposo durante toda la noche. Alfred intenta convencer a Daphne de ir a bailar con Tony, pero ella no está interesada, comenta que es un pésimo bailarín. Alfred trata de llevar a cabo su segunda fantasía, se comporta con nobleza y le escribe un cheque, pero acaba derramando la tinta por todo el talonario. Finalmente, no puede encontrar balas para su arma, lo que significa que tampoco jugará a la ruleta rusa. Por fin, Daphne (de forma casual y distendida) explica el malentendido (el que había en el informe del detective privado), en realidad la infiel es su hermana Barbara Henshler (Barbara Lawrence), y solo estuvo 38 minutos en la habitación porque vio le seguía el detective, estando sola allí. El velo de celos cae y Alfred se siente regocijado, alborozado en su felicidad y le regalo una sublime frase lírica a su Amor: ** ‘Mil poetas soñaron mil noches y entonces naciste tú’.

 

Sturges concibió la idea por primera vez en 1932 mientras escribía en Universal Studios. Tenía una escena para El poder y la gloria completamente esbozado en su cabeza; pero cuando lo escribió a máquina, la escena se desarrolló de manera muy diferente a como la imaginaba. “Me senté pensando qué diablos había pasado, luego me di cuenta de que alguien había dejado la radio encendida en la habitación de al lado y me di cuenta de que había estado escuchando una transmisión sinfónica de Nueva York y que esto, sumado a mis pensamientos, había cambiado el total." Sturges desarrolló este concepto en un guión, originalmente llamado "El concierto", con la intención de explorar cómo la música puede moldear involuntariamente los sentimientos y percepciones de alguien. Su guión se centró en un director cuyo concierto influye en su forma de pensar mientras dirige. Los pensamientos internos del personaje representarían casi todo el cuerpo de la imagen. Como escribió Sturges, el contenido específico de los pensamientos del director se convirtió con el tiempo en secuencias oscuramente divertidas y espantosas que reflejaban las propias preocupaciones, celos y obsesiones de Sturges, sentimientos que atribuía a un ensimismamiento a veces común experimentado por artistas particularmente expresivos. Presentó su idea a Paramount Pictures y Twentieth Century Fox bajo el título de "Sinfonía inacabada", pero los estudios se resistieron a lo que creían que era una idea no comercializable. Parte del problema fue el tono en sí, específicamente el título. "Relaciones impropias", "Amante-en-ley" y "La historia sinfónica" fueron todas las demás opciones. El jefe de Fox, Darryl F. Zanuck, finalmente retomó el guión de Sturges en 1947 con la condición de que la palabra "sinfonía" no apareciera en el título. y obsesiones, sentimientos que atribuyó a un ensimismamiento a veces común experimentado por artistas particularmente expresivos. Cuando Sturges finalmente se decidió por Unfaithfully Yours como el título de su "farsa de dormitorio" no producida de 1932, su carrera había sufrido una recesión impactante.

 

El productor Zanuck creía que el producto final era demasiado largo y caro. Se quejó de que a Sturges se le permitió demasiado tiempo para editar la imagen; después de todo, debido a la reputación de Sturges, el tiempo asignado al guionista y director en la sala de edición fue tres veces más largo que el de otros directores de Fox. Y tal vez Sturges hubiera tenido su corte original de 126 minutos si unos noventa miembros de la audiencia preliminar inicial no se hubieran ido durante el espectáculo. La película recibió la peor recepción posible que cualquier película puede recibir de una proyección previa: el público estaba polarizado entre el amor y el odio. En respuesta, Zanuck exigió que Sturges redujera la duración de la película a no más de 105 minutos, que es exactamente lo que marca la película. La película terminada estaba lista para su estreno el 4 de julio de 1948. pero luego la tragedia golpeó y retrasó el debut. La amante de Harrison en ese momento, Carol Landis, murió de una sobredosis de Seconal. La prensa acosó al afligido actor con preguntas sobre el escándalo, aunque se negó a hacer declaraciones, al igual que el equipo de publicidad de Fox en su nombre. “El estudio podría haberme dado algún apoyo”, escribió años después en su autobiografía. Mientras tanto, Harrison tenía dos películas listas para su estreno,Unfaithfully Yours y Joseph L. Mankiewicz's Escape , pero Fox retrasó ambos por la pérdida de Harrison. Cuando Unfaithfully Yours finalmente se inauguró el 6 de noviembre de 1948, se reservó en el Roxy Theatre de la ciudad de Nueva York, un lugar enorme con 6200 asientos. Los ingresos de la película fueron algunos de los peores reportados en la historia de Roxy. Entre críticas favorables, algunos condenaron la película, incluida la evaluación general. La reputación de Sturges había llegado a un punto bajo irrecuperable. Se apresuró a volver a la cima, pero a su siguiente película, The Beautiful Blonde from Bashful Bend, le fue aún peor. El director nunca logró otro éxito.

 

‘Debido a que Sir Alfred nunca lleva a cabo el asesinato de Daphne, y Daphne nunca se entera de lo cerca que estuvo del olvido, Infielmente tuyo tiene cierto parecido con La sospecha de Hitchcock.’

 

Twentieth Century-Fox rehizo la película en 1984 con el mismo título, con Dudley Moore, Nastassja Kinski, Armand Assante y Albert Brooks y dirigida por Howard Zieff. La nueva versión eliminó el tema de tres piezas musicales diferentes que inspiraron tres escenarios diferentes de respuesta o venganza.

 

Infravalorada comedia, todo un dardo afilado contra esa lacra de los celos. Gloria Ucrania!!!

sábado, 13 de mayo de 2023

 

ACORRALADO. 

Tras ver la primera temporada de la muy estimulante serie tv “Tulsa King”, protagonizada (y producida) por el tótem Sylvester Stallone en unos 75 esplendorosos años me he decidido a revisar a modo de homenaje los films que en mi adolescencia me lo hicieron encumbrar, y el Icono ochentero es sin duda (no sé para otros) es Rambo, pero el de la segunda parte en la jungla vietnamita, ya se que muy machacado por la crítica, con el sambenito de ser una obra hija del ‘reaganismo’,  pero yo guardo un entusiasta recuerdo de la simplicidad de una historia que me dejó extasiado, como digo con la mente de un doceañero me tuvo ojiplático ante ese héroe indestructible y vejado por todos, todo un festín de adrenalina y testosterona. Pero para llegar a ella comenzaré por el principio de su historia en cine (aunque yo llegué este film de 1982 tras ver el de 1985), con este “Acorralado” dirigido por Ted Kotcheff en su mayor éxito, para un proyecto basado en la novela de 1972 ‘First Blood’ de David Morrell, que muchos directores y estudios intentaron adaptar sin éxito en la década de 1970, queriendo darle diferentes matices a la historia, la adaptación pasó 26 versiones del guion, algunos incompletos. Nadie se ponía de acuerdo sobre el libreto ni quién lo protagonizaría, hasta que llegó a las manos de Stallone, que le dio el impulso definitivo. Los guionistas acreditados son Michael Kozoll (“Canción triste de Hill St.”), William Sackheim (“Los suegros”), y las aportaciones de Stallone, que suavizó la violencia asesina (con respecto al libro) del protagonista para hacerlo más simpático al espectador.  

 

En la película, Rambo es un veterano de Vietnam con problemas e incomprendido (tema ya tratado anteriormente en films como “El cazador” o “El regreso”) debe confiar en sus habilidades de combate y supervivencia cuando una serie de eventos brutales lo obligan a sobrevivir a una persecución masiva por parte de la policía y tropas del gobierno cerca del pequeño pueblo ficticio de Hope, Washington. Llegó a los cines en octubre de 1982, unos siete años y medio después del final de la Guerra de Vietnam. Los derechos de los veteranos seguían siendo tema importante, aunque su prominencia estaba disminuyendo. Con su mensaje sobre cómo los soldados que regresaban habían sido marginados por un país dividido que necesitaba desesperadamente curarse, “First Blood” buscó traer más a la mesa que la historia de un sobreviviente desquiciado que ataca a un grupo de fanáticos de mente cerrada, mostrando al héroe como una víctima del sistema que lo creó como máquina de matar y que luego, tras acabar el conflicto fue desechado y abandonado.

 

Una ágil y tensa aventura de supervivencia, en la que Kotcheff con ritma fluido, ha sabido generar empatía por el protagonista mediante las humillaciones y vejaciones a las que es sometido solo por su aspecto, su punto álgido en la comisaria cuando los re cuerdos de su suplicio en Vietnam le vuelve a la mente, por lo que cuando llegamos al zenit en los bosques (de la Columbia Británica-Canadá), donde John Rambo pondrá en funcionamiento sus habilidades para adaptarse al medio frente a sus malvados perseguidores, ávidos de sangre, el espectador está de su parte, deseamos (justicieramente) que acabe con ellos, lo sentimos como un David contra Goliat, donde a pesar de ser un ejército de solo uno tiene posibilidades en su ingenio y valentía. Ello con una estimable realización en los bosques penetrantes, ayudado por una muy dramática cinematografía de Andrew Laszlo (“Warriors”)en tonos apagados, con los cielos siempre grises, exponiendo un panorama adusto y hostil, con tomas generales que nos abocan a sentirnos en un medio salvaje infinito, y frente a ello un tipo ataviado con su cuchillo militar, y con muchas habilidades en el conflicto, como caza el jabalí, como huye saltando por un acantilado saltando de forma suicida, como se defiende de un helicóptero de la forma más cavernícola, como se vale él mismo para coserse sus heridas, como se refugia en una cueva, todo un vademécum de supervivencia extrema.

 

Enarbolado todo por la buena labor lacónica de Stallone, sabedor de sus capacidades se limita a unas pocas frases, a pesar de ello lo sentimos como animal acorralado, un mártir que no tiene escapatoria a su injusta cacería, donde su capacidad física es notoria, lo vemos como un experto en su arte de cazar, con acrobacias, con sentido atávico (esa vestimenta de saco), con conducción de motos, de un camión, saltando de tajos, huyendo por ratoniles grutas, en medio de explosiones, espectacular con esa MG en brazos (que luego sería Icono de su rol) , todo ello para desembocar en el rush final donde tiene tiempo para extenderse en su tormentoso mundo interior, con un monólogo vigoroso (**spoiler) que da sentido a su comportamiento, de trastorno de estrés postraumático. En su debe están las ansias de limar asperezas que hubieran dado sentido a su carácter salvaje impulsivo, y es que con toda la espiral de violencia que hay en la peli, la máquina de matar que es Rambo no mata a nadie directamente, y esto me resulta un insulto a la inteligencia (no es así en el libro, donde llega a una treintena de muertes a mano de Rambo). No cuadra con la personalidad robótica una vez metido en refriega de batalla, me es esto muy aséptico y quirúrgico, me resta veracidad (dentro de la lógica impuesta) y me hace fruncir el ceño, y es que cuando se trata de sobrevivir en un medio de guerra, cuando te enfrentas al enemigo eres tú o él, si lo dejas vivo o puede volver a matarte, lo que se llama darwinismo, este falso moralismo es una piedra en el calzado del resultado final de la cinta. Esto cambia en las secuelas, supongo que al no ser sus víctimas estadounidenses si se puede (¿?).

 

Todo esto sexteado por unos buenos secundarios, empezando por un siempre efectivo Brian Dennehy como el antagonista de la función, muy bueno en su rol Will Teasle, sheriff sibilino, que intenta proteger a su ‘parroquia’ de cualquier peligro de forasteros, sin caer nunca en la caricatura, con personalidad y carácter; Aunque el que roba escenas es Richard Crenna en el papel por el que ha pasado a la posterioridad, el Comandante de Boinas Verdes Sam Trautman, el mentor de Rambo, una presencia carismática que entra en escena con la lapidaria frase, "Dios no hizo a Rambo, lo hice yo", o con otra en la que suelta (más o menos), ‘No he venido a salvar a Rambo de ustedes, si no a ustedes de Rambo’, de mirada profunda, teniendo una química formidable con Stallone, lo que le hizo permanecer con él en las dos secuelas posteriores.

 

A destacar la fenomenal partitura musical del maestro Jerry Goldsmith (“La Profecía”), cargada de épica, de ritmo, de resonancias marciales que imprimen un pulso de ritmo sensacional.

 

En el momento de su estreno, fue ampliamente criticado el film por su sed de sangre. Sin embargo, si bien es violento y presenta una gran cantidad de momentos espeluznantes, el número de muertos es bastante bajo. De hecho, solo hay una muerte incuestionable (*spoiler); Nunca se confirma que tres hombres accidentados en un camión lo estén; Señalar que el número estimado de muertes en First Blood Part II, Rambo III y Rambo de 2008 son 67, 108 y 256, respectivamente.


Spoiler:

 

*Única muerte humana aparecida en la película es la de un policía con perfil de torturador y siendo esta accidental mientras Rambo actúa en defensa propia al arrojar una piedra contra el helicóptero desde dónde le disparan y cae el tirador al perder el equilibrio.

 

Stallone se sometió a un entrenamiento en habilidades de supervivencia y combate cuerpo a cuerpo que ayudaron a darle a la película un toque tan crudo y auténtico que entusiasmó al público de la época. Esto no impidió sus ya habituales visitas al hospital mientras hacía una película. Cuatro costillas rotas y una mano quemada fueron algunas de las heridas que sufrió al interpretar al ejército de un solo hombre más famoso del cine.

 

** "Nada ha terminado! Nada! Simplemente no lo apagues! No era mi guerra! Tú me preguntaste, yo no te pregunté! E hice lo que tenía que hacer para ganar! Pero alguien no lo haría. Vamos a ganar! Y vuelvo al mundo y veo a todos esos gusanos en el aeropuerto, protestando, escupiendo. Llamándome asesino de bebés y todo tipo de basura vil! Quiénes son ellos para protestar contra mí, eh? Quiénes son ellos? A menos que hayan sido yo y hayan estado allí y sepan qué diablos están gritando!... Allá atrás podía pilotar un avión de combate, podía conducir un tanque, estaba a cargo de un equipo de un millón de dólares, aquí atrás ni siquiera puedo tener un trabajo lavado de autos!" (John Rambo).


***El único final lógico hubiera sido la muerte de Rambo, qué sentido tiene seguir viviendo como un sufridor en prisión, de hecho, así acaba el libro, es alargar la agonía de Rambo. Aunque si lo hubieran hecho  que habría pasado con las exitosas secuelas.

 

Se rodó en Fraser Valley, en la Columbia Británica, Canadá, con un presupuesto de 15 millones de dólares a partir del 15 de noviembre de 1981 y hasta abril de 1982. Las escenas de la ciudad de la película se rodaron en Hope y los alrededores. Coquihalla Canyon Provincial Par , llamado Chapman Gorge en la película, mientras el resto de la película se filmó en Capilano Canyon, Golden Ears Provincial Park y Pitt Lake en Pitt Meadows.

 

En el libro, Trautman, mentor de Rambo, lo mata. El final de la película se desvió del material original porque se consideró "demasiado oscuro". En el momento en que se hizo First Blood, no se pensaba en secuelas, pero los cineastas creían que la audiencia había hecho una inversión emocional demasiado grande en la supervivencia del personaje principal como para eliminarlo, especialmente a manos de Trautman, la única persona el confiaba. Cuando la película ganó suficiente dinero para justificar una continuación, los ejecutivos de Orion debieron estar encantados de que Rambo pudiera vivir. (Por otra parte, si hubiera muerto, el bruto de la película probablemente habría sido sustancialmente menor).

 

En 1972, Lawrence Turman de Columbia Pictures compró los derechos cinematográficos de First Blood por 175.000 dólares. Richard Brooks estaba programado para dirigir y tenía la intención de que la película fuera una alegoría sobre las diferentes percepciones estadounidenses de los veteranos de la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Vietnam, con el Sheriff Teasle retratado con más simpatía que en la novela. Brooks originalmente quería elegir a Bette Davis como psiquiatra y a Burt Lancaster o Lee Marvin como Sherriff Teasle. La película habría terminado con Teasle ordenando a sus hombres que soltaran sus armas para tratar de razonar con Rambo, quien luego habría sido asesinado a tiros por un asaltante desconocido. Brooks planeó comenzar a filmar First Blood en Nuevo México en diciembre de 1972. La película no prosiguió porque la Guerra de Vietnam aún estaba en curso y Brooks abandonó el proyecto.

Posteriormente, John Calley compró los derechos de Warner Bros. Pictures por 125.000 dólares con la idea de elegir a Robert De Niro o Clint Eastwood como Rambo. Walter Newman escribió un guión con la intención de dirigir a Martin Ritt. La película habría criticado la cultura militar estadounidense y retratado al coronel Trautman como el villano de la película, terminando con la muerte de Rambo y Teasle. Ritt tenía intención de elegir a Robert Mitchum como Teasle y Paul Newman como Rambo.

Sydney Pollack consideró dirigir la película, con Steve McQueen pero luego lo rechazó porque lo consideraron demasiado mayor para interpretar a un veterano de Vietnam de 1975.

Martin Bregman entró en liza y contrató a David Rabe para escribir un guión, desarrolló su libreto pensando en Al Pacino para el papel y tuvo varias conversaciones con el actor, quien quería retratar a Rambo como una fuerza de la naturaleza después de ver la película Tiburón. Sin embargo, Pacino decidió no involucrarse porque la historia le pareció demasiado oscura. Después de la partida de Bregman, Mike Nichols consideró dirigir el guión de Rabe.

William Sackheim y Michael Kozoll escribieron el guión que sería la base de la película final en 1977, originalmente con la intención de que John Badham lo dirigiera, este quería elegir a John Travolta como Rambo, George C. Scott como Trautman y Gene Hackman o Charles Durning como Teasle. El productor Carter DeHaven compró el guión de Sackheim y Kozoll de Warner Bros por 375.000 dólares. DeHaven aseguró a Cinema Group como financiador y contrató a John Frankenheimer como director y la producción comenzó en Georgia. Consideró a Powers Boothe, Michael Douglas y Nick Nolte como Rambo antes de elegir a Brad Davis, por su papel en Midnight Express. A Dustin Hoffman se le ofreció el papel de Rambo, pero lo rechazó.

 Esta fue también la primera versión del guión en la que Rambo sobrevivió a la película. Sin embargo, el proyecto volvió a estancarse después de que la distribuidora Filmways fuera adquirida por Orion Pictures.

Después de que Mario Kassar y Andrew G. Vajna de Anabasis Investments leyeran el libro, se interesaron en hacer una adaptación como la primera producción de su estudio Carolco Pictures financiada por "fuentes internas". Compraron los derechos cinematográficos de Warner Bros. por $375 000 y el guión de Sackheim y Kozoll por $125 000 en 1981 sus proyectos Kotcheff le ofreció el papel de John Rambo a Sylvester Stallone, y el actor aceptó después de leer el guión durante un fin de semana.

Varios guiones adaptados del libro de Morrell se habían lanzado a los estudios en los años transcurridos desde su publicación, pero solo la participación de Stallone impulsó su producción. El tiempo transcurrido desde el final de la Guerra de Vietnam y el poder estelar de Stallone tras el éxito de películas de Rocky le permitieron reescribir el guión para el personaje de John Rambo fuera más simpático. El libro de Morrell tiene a Rambo matando a muchos de sus perseguidores, el borrador de Kozoll y Sackheim lo tenía matando a dieciséis personas, en la película, Rambo no causa directamente muerte de ningún policía o guardia nacional. Stallone también decidió dejar que Rambo sobreviviera a la película, a diferencia del libro. Se filmó una escena de suicidio, Kotcheff y Stallone optaron por que Rambo se entregara a instancias de Trautman. Stallone hizo aproximadamente 7 revisiones del guión. Kotcheff solicitó se trabajara más en el guión, que fue interpretado por Larry Gross y David Giler.

Para papel del Sheriff Teasle, Kassar y Vajna se acercaron a ganadores del Oscar Hackman y Robert Duvall, pero ambos rechazaron el papel. Marvin, otro ganador del Oscar, rechazó el papel del Coronel Trautman. También se consideró a James Mason y Richard Jaeckel. Kirk Douglas finalmente fue contratado, pero justo antes de que comenzara el rodaje, Douglas renunció al papel del coronel Trautman debido a una disputa por el guión; Douglas quería conservar el final original de la novela de Rambo y Teasle hiriéndose fatalmente el uno al otro, Trautman terminando a Rambo con un tiro mortal y luego sentándose con Teasle agonizante para los momentos finales del sheriff. Douglas también quería que Trautman tuviera más tiempo en pantalla. Rock Hudson fue abordado como reemplazo, pero pronto se sometería a una cirugía cardíaca y tuvo que dejar pasar la oportunidad de trabajar con Stallone. Richard Crenna fue rápidamente contratado como reemplazo; el papel de Trautman se convirtió en el papel más famoso del veterano actor de carácter, una actuación por la que recibió muchos elogios de la crítica.

 

El primer corte preliminar duró entre 3 y 3,5 horas. Según Sylvester Stallone, fue tan malo que enfermó a su agente y a él. Stallone quería comprar la película y destruirla pensando era un asesino profesional. Después de intensa reedición, se redujo a 93 minutos; esta versión finalmente se estrenó en cines. El final utilizado en la película terminada se rodó en marzo de 1982, después de que el original se considerara insatisfactorio.

 

Su éxito generó una franquicia, que consta de cuatro secuelas (coescritas y protagonizadas por Stallone), serie de televisión animada, una serie de cómics, una serie de novelas y varios videojuegos.

 

Me queda un hábil entretenimiento, un ameno pasarratos, pero adolece de un una brújula moral muy marcada que no le pega. Gloria Ucrania!!!