jueves, 31 de agosto de 2023

 


LA FORJA DE UN REBELDE.

 

Desequilibrada miniserie (seis episodios de una hora y media cada uno) española dirigida por Mario Camus para la RTVE, ello por tener elementos muy buenos sumados a otros torticeros. El guión del propio director junto a Juan Antonio Porto (“Beltenebros”), adapta la novela biográfica homónima de Arturo Barea escrita entre 194q1 y 1944 estando exiliado en Londres, narra los avatares de la historia de España durante la primera mitad del siglo XX: la infancia en Madrid, su juventud en Marruecos luchando en la Guerra del Rif, su estancia en Ceuta, su regreso a la Península y su experiencia durante la Guerra Civil en el bando de la República como censor. En una época donde en España se hacían grandes series, hasta el momento en la historia de la televisión en España fue la de mayor presupuesto con 2300 millones de pesetas (unos 14 millones de euros).​ Adapta los tres volúmenes de su obra, el primero es “La forja”, ocurre durante su niñez y adolescencia (1905-14) en Madrid durante el año escolar y por tres pueblos cercanos (Brunete, Navalcarnero y Méntrida) durante los veranos; El segundo es “La ruta” (1920-25) habla de su tiempo como militar en Marruecos durante la guerra del Rif, y el tercero y último es “La llama” (1935-40), ocurre justo antes, durante y después de la Guerra Civil Española, con Barea como parte del gobierno derrocado, y más tarde exiliado en Francia e Inglaterra, donde escribió este y otros libros.

 

Teniendo en la serie como hilo conductor la voz en off del protagonista, aunque esta no aporta mucho. La serie tiene un desarrollo atractivo, con alguna elipsis chirriante (la mayor el salto que se da de un episodio a otro de ver al prota de adolescente y a continuación de militar en la Guerra del Rif, no se sabe que le ha llevado allí), con actuaciones extraordinarias. Seguimos la evolución moral del protagonista desde su niñez (muy adusto) Jorge Juan García Contreras, un chico despierto y vivo, pero demasiado serio para mi entender, su adolescencia (correcto Francisco Javier Morales), hasta su adultez (buen Antonio Valero) como miembro activo del frente republicano contra los populares, su toma de conciencia a medida que se cruza con los problemas de la sociedad, llegando a su fervor de activista de izquierdas, su idealismo en que cree que su posicionamiento es lo mejor para los desfavorecidos.

 

Pero en realidad, si miras con perspectiva la serie resulta una hagiografía, es un tipo sin dilemas morales, siempre va recto, rígido, seguro de sí mismo, siempre *íntegro (al menos eso intentan vendernos), valiente, apuesto, atrae a las mujeres (incluso a las prostitutas que no le cobran). Mientras todos los que tiene poder en esta serie son abusivos, por supuesto, desde la óptica comunista no podían faltar las puyas al clero, con un cura extraordinariamente encarnado por José Luis López Vázquez como violento, represor sexual, intolerante. También está el orondo que pretende quedarse sutilmente con la herencia de la tía de Arturo; Está el amanerado y estupendo Rafael Alonso como autoritario y ‘pegador’ como dueño de un comercio con niños empleados a los que veja; Los jefes de la entidad bancaria (no podían faltar las puyas zurdas al ‘Diablo’ de los bancos), corruptus in extremis, controlando hasta el tiempo que orinan los trabajadores, aquí aparece un gran Emilio Gutiérrez Caba como unos de los veteranos empleados; En el ejército (otro de los mantras izquierdistas) tenemos a oficiales en una red que expolia con cuentas falsas al estado, que incluso dice con quién puede acostarse el protagonista. También como impulsores por su patriotismo de proclamas ultra-nacionalistas; Tenemos a jefes de una empresa (los empresarios como viles depredadores de soñadores) que quieren ‘robar’ una patente a un pobre inventor; Tenemos en el pueblo rural a terratenientes que por las condiciones impuestas por el gobierno prefieren no cultivar las tierras, y con ello llevar a la miseria a los lugareños; Me faltan matices en este sentido, no hay grises, es tener poder y ser Malo.

 

En los dos primeros episodios tenemos la niñez de Arturo, demasiado tiempo, cuando lo importante es su adultez. Teniendo como eje la tierna relación de este con su madre encarnada por una brillante Carmen Rossi, mujer que representa la dureza que sufrían las madres viudas sin ayudas, una pobre lavandera que vivía en una mísera buhardilla. Arturo vivía con sus pudientes tíos, su tío un cariñoso y comprensivo hombre, en contraste con Baldomera (muy buena) Alicia Hermida, una celosa y envidiosa mujer. Muy emocionantes las carreras nocturnas de Arturo niño por la calle escapándose (con ayuda del tío) de la cama para ir a la de su madre; Tiene encuentros con personas que le abren la mente como es precisamente su tío (laguna mía no saber su nombre, hace una buenísima interpretación) o Justo (Manuel Alexandre, calibrarlo sería limitarlo). También con un cura bueno (la excepción que confirma la regla, encarnado por un buen Ángel de Andrés López) que lo alecciona.

 

En el tercero, con una elipsis grimante. Ya vemos a Arturo en la Guerra del Rif como encargado soldado (de reemplazo) de ingeniería construyendo carreteras, siendo su gran misión, y muy poético, salvar una higuera de más de 500 años, esto narrado de forma lirica a su madre por carta. También nos meten unas dotes médicas que no se saben de donde viene y que parece un parche, pues luego no tiene importancia en el resto del metraje; Tenemos una gran escenificación de batalla, propia de un film de gran pantalla, una desgarradora secuencia de recogida de cadáveres en una aldea. Hay un encuentro con una madame meretriz (sin cobro de por medio), que resulta ser la ‘querida’ del comandante. Experiencias que le marcan para el resto; En el cuarto episodio, tras un descanso vuelve a Ceuta y allí tiene una labor de oficina. Tendrá una amante achuchable en María Jesús (dulce María Barranco). Amén de tener un mando (no sé su nombre) que le hace transcribir proclamas ultra-patrióticas (otros las llamaran fascistas): pero no entiendo porque este mando cree perse que Arturo es de sus ideas. 

 

En el quinto capítulo ya está licenciado Arturo, trabaja en una oficina de patentes, tiene una vida acomodada. Se casará con una bonita Aurelia (meliflua Lydia Bosch), con un infeliz matrimonio, a la que engañará con su secretaria (un clásico; mucho idealismo e integridad, pero para mentir a su esposa no pasa nada). Hay una subtrama en el pueblo de sus padres, donde tenemos el reflejo de lo que suponía sería una de las mechas del estallido de la Guerra Civil, el choque entre terratenientes y obreros del campo que reclamaban la tierra que no se laboraba, ello aquí expuesto de modo simplista (lo de la escena del casino en que un campesino vende su burro a un terrateniente por 500 pesetas que le hacen falta al ínclito para una partida de cartas, cuando termina decide por su cuenta devolverle las 500 ptas. pero el terrateniente sigue prefiriendo el burro, y por estos e supone es malo ¿?). Tenemos un momento álgido durante un mitin izquierdista en el pueblo rural de Arturo, donde el alcalde ejerce de censor caricaturesco.

 

Y en el sexto y último llegamos a la Guerra Civil. Un lienzo fenomenal bélico de cómo se vivía en el Madrid de primer frente de Guerra. Las calles protegidas con sacos terreros, las bombas cayendo, los edificios en ruinas, las alarmas, los refugios antiaéreos, las explosiones reventando cristales, los rescates de entre los escombros, o los desfiles de las brigadas internacionales. El mundillo de los corresponsales, la censura, el caos del Gobierno trasladándose a Valencia ante la ira de la población que los veía como traidores. Sentimos el idealismo estajanovista de Arturo. Tenemos un amorío de Arturo con una idealista austriaca. Hasta desembocar en su pasional idealismo en el epílogo de la lectura de las consecuencias de un ataque aéreo, dejando un rastro de muerte y dolor en sus palabras atroz. Pero en realidad esto no era por las ideas de unos y otros, es la (puta) Guerra.

 

Pero echo en falta autocrítica, si me cuentan una historia basada en hechos reales no me gusten que me hagan de malos trileros, donde unos eran unos santos y los otros demonios insaciables de carne. Pues donde están las checas que hubo en Madrid y que mataron a miles de personas por no ser de izquierdas? Donde está la Matanza de Paracuellos? Donde están las violaciones a monjas? Donde las quemas de Iglesias? Donde están las peleas de grillos que eran todas las facciones de izquierdas? Con socialistas, pro-soviéticos, anarquistas, independentistas catalanes. Pero esos í, nos cuelan un angelical juicio donde el juez actúa como discípulo aventajado de Salomón, viendo más allá que nadie, puaj!

 

Notándose el costo en una reconstrucción formidable de cada tiempo y lugar. Con un sensacional diseño de producción de Rafael Palmero (“Los Santos Inocentes” o “Ay, Carmela!”) y Félix Murcia (“Mujeres al borde de un ataque de nervios” o “El Perro del Hortelano”), recreando de modo fabuloso los diferentes lares, como la Madrid de entonces, sus calles empedradas, vestuario, pisuchos, bares, tiendas, mobiliario, carros de caballos y mulos por las calles, el reflejo de la capital durante la Guerra Civil en el bando Republicano, con el caos, los bombardeos, también la Guerra en el Rif, con batallas filmadas con gran pulso de tensión y veracidad, matanzas expuestas de modo crudo; Todo esto ensalzado por la fenomenal cinematografía de Javier Aguirresarobe (“Los Otros” o “La Carretera”) y Fernando Arribas (“Divinas Palabras” o “Tirano Banderas”), maravillosa en como granula los fotogramas para hacernos sentir inmersos, en tonalidades terrosas, donde resaltan los verdes. Todo con mucho gusto por el detalle; Enaltecido por la prodigiosa banda sonora creada por el gerundense Lluis Llach (“El río que nos lleva” o “Salvador”), de resonancia epopéyicas dramáticas.

 

Rush final: Durante la Guerra Civil Barea trabajó como censor en la Oficina de Prensa y Propaganda del Ministerio de Asuntos Exteriores, intentando controlar la información que los corresponsales extranjeros enviaban fuera de España. Ósea, por mucho que se quiera retorcer, era un manipulador de noticias. Es en este tiempo cuando conoció a Ilsa Pollak, austriaca que sería su pareja, traductora y apoyo continuo el resto de su vida.

 

Después del fin de la serie: Al no haberse afiliado nunca al Partido Comunista, a medida que la guerra va transcurriendo y el gobierno se va retirando de la capital, Barea e Ilsa se ven encajonados por los franquistas por un lado y por los comunistas por otro, y después de unas semanas en Valencia salen al exilio, ya casados, en 1938, para nunca más volver a España.

 

Interesante serie, a la que le falta sutilidad, y le sobra distorsión de la verdad. No digo que los republicanos fueran los malos y los Nacionales los buenos, ni mucho menos, digo que todos tenían sus motivos, y lastimosamente los dos contendientes no pensaban en la libertad del después, los que ganaron impusieron una Dictadura fascista, y los que perdieron querían una Dictadura satélite de la URSS. Gloria Ucrania!!!

 

martes, 15 de agosto de 2023

 


El vuelo del Fénix.

 

Infravalorado film de aventuras enmarcado en la vertiente supervivencia, loando en ello el espíritu innato del ser humano en sobreponerse a lo imposible. Hace décadas, cuando lo vi por vez primera me atrapó, me hizo uno más de ese grupo de ‘náufragos’ de un accidentado avión en medio de la nada del desierto saharaui (aunque filmado en USA), me hizo sentir la ansiedad y angustia vital, me enganchó en su sub trama de thriller psicológico que sobre todo se establece entre el piloto Towns, encarnado por un sensacional James Stewart, componiendo a un tipo complejo, alejado de los héroes monocordes, con dudas y pesares, emite amargura, desea ser el líder, se siente responsable del accidente, se enfrenta a un teórico, una mente fría y calculadora, que puede tener la vía de escape en su mente, chocando su intrépido plan contra el liderazgo de esperar como mansas ovejas a que los rescaten, el teórico Dorfmann, al que da vida un brillante Hardy Kruger ("Los hombrecitos de las computadoras van a heredar la tierra, y es triste pensar que Dorfmann no estará presente, pero él de alguna manera ya lo sabe", le dicen despectivamente), ofrece una actuación formidable como la antítesis de Frank, rígido, altivo ("Es precisamente esa la reacción que debí haber esperado de un hombre de sus obvias limitaciones"; "Eso es precisamente lo malo, lo ha practicado todo y no ha aprendido nada" son algunas de sus punzantes frases)darwinista frente a la humanista visión del panorama del piloto, donde su condición de alemán agrega un sub texto hijo de la Segunda Guerra Mundial, se comporta como un oficial cuasi-nazi cuadriculado. Entre los dos surgen duelos donde aflora llamas den sus argumentos. Colisión cuasi arbitrada por el asistente del piloto Lew, al que embiste un fenomenal Richard Attenborough, un alcohólico que lucha por dejar de serlo, tipo con aristas en sus fragilidades, que sin embargo se convierte en el verdadero ‘guía’ de los varados, sabiendo intermediar entre los dos egos enfrentados, teniendo que ‘torear’ sus caprichos y complejos para intentar que el plan puede llevarse a cabo. Entre el posterior director oscarizado de “Gandhi” y Stewart hay una fabulosa química, sus ententes son deliciosos en la humanidad que transpiran.

 

Film dirigido por un espléndido Robert Aldrich, especialista en repartos corales cargados de testosterona, poblado de seres cuasi-marginados (un piloto venido de vuelta, un asistente borrachín, un obrero despedido por desequilibrado mental, un soldado cobarde,…), véanse sus “Attack!”, “The Dirty Dozen”, o “The Longest Yard”, con guion de Lukas Heller (guionista de cámara de Aldrich colaborando con él en films como “Que fue de Bay Jane” o “Doce del patíbulo”), adaptando en este caso la novela homónima de 1964 de Trevor Dudley Smith, relato que recuerda a la posterior historia real (también llevada al cine con el título “Viven!”), del accidente de un avión en medio de los Andes en 1972, aunque no en su resolución, si en como un jet sufre un accidente en medio de un terreno hostil (en este caso en un inhóspito lugar en la cordillera andina), primero esperan a que los vengan a rescatar, pero finalmente, ante la inminente escasez de avituallamiento (no entraré en como resisten), deciden ser ellos los que busquen la ayuda (en este caso enviando a alguien en busca de llegar a la civilización). Además de los mencionados, entre el reparto están los estupendos Peter Finch, Ernest Borgnine, Ian Bannen, Ronald Fraser, Christian Marquand, Dan Duryea y George Kennedy.

 

Una radiografía habilidosa sobre la Condición Humana, cuando salen a flote la verdadera personalidad, que es en cuando está al límite, las caretas caen, saliendo a flote lo mejor y lo peor, la solidaridad vs el egoísmo, el altruismo vs la arrogancia, el liderazgo vs el individualismo, la valentía vs la cobardía, el valor de la veteranía vs el arrojo de la juventud con su ingenio de los ´números’ de los nuevos tiempos. Un punzante estudio de la mecánica de los grupos puestos al borde del abismo, ello con sus dilemas morales, salpicando de dificultades la odisea que hace que manen reflexiones ricas en cada decisión, todas discutibles, y todas con sus taras.

 

Un análisis agudo sobre los liderazgos, sobre como ganárselos, sobre la camaradería. Todo ello proyectando realismo, hombres comunes enfrentados al vació, con ritmo sostenido, que hace sus 142 minutos discurren de modo fluido, con intensidad dramática con diálogos sustanciosos, con colisiones chispeantes, con unas actuaciones sólidas, sabiendo dosificar cada tono del film, notándose mano maestra del experimentado director, haciéndonos empatizar con los personajes, haciéndonos ver su cansancio vital, gradualmente el físico decrépito, a lo que ayuda su gran maquillaje (aunque echo en falta algo de realismo en que hubieran adelgazado algo, pues no se nota, amén de que no entiendo como no les crece barba, y no me vale que se afeiten, pues eso conllevaría gastar agua, y sería pegarse tiros en el pie ante la escasez; no todo es perfecto en la peli), nos hace sentir el calor abrasador, la desesperanza, primero y luego la ilusión, y con ello sintiéndonos emocionados en su clímax final de incógnita. A todo esto, ayuda y mucho la formidable cinematografía de Joseph F. Biroc (…), con planos generales que colocan en la inmensidad hosca al grupo, en miscelánea con la música de Frank De Vol, creando una atmósfera tórrida de hastío, así como epopéyica cuando debe, haciendo brotar sensaciones. La Ilusión es un gran parte del film, pues lo dice muy bien Lew ("Es posible que no vuele, o que vuele y luego nos mate, pero hay una posibilidad en un millón de que, si puede funcionar, Dios mío, yo prefiero eso a quedarme sentado esperando a que llegue la muerte"), al menos la esperanza nos da ilusión por respirar (o más o menos dice eso).

 

Aldrich no pierde tiempo, y de inicio ya nos enmarca en el vuelo (maldito), presentación ágil de los protagonistas, y sin apenas solución de continuidad el accidente y la exposición cruda de la situación, con los personajes varados en medio del infinito. El director con su pericia consigue que una película donde todo ocurre alrededor de un avión siniestrado, sin apenas moverse lejos de él y sin embargo sea una cinta con mucho dinamismo, gracias a una realización inteligente, sabiendo tener siempre los acontecimientos en marcha, nunca se estanca. Siempre hay elementos que imprimen vigor narrativo, mediante las ideas para afrontar la supervivencia, con el oficial emprendiendo un viaje peligroso, la cobardía del sargento, el plan delirante del alemán, la esperanza, la vuelta del oficial, el herido que decide algo drástico, la llegada a los alrededores de nómadas del desierto, las operaciones para montar el Ave Fénix, los duelos entre los dos ‘líderes’ de los ‘naufragas’ ("Señor, se comporta como si la estupidez fuera una virtud", suelta Heinrich Dorfmann) el desgarrador tramo en que Frank echa en cara a Lew sus debilidades, con esa coda final en la forma en que Frank se disculpa, tenido ese quiebro cuasi-final en que nos enteramos del ‘verdadero’ trabajo de Dorfmann (donde prima esta frase que le dedica Lew a Frank: "Qué te pasa Frank, no te gustaría saber qué es volar en un avión de juguete ?"). Para llegar a ese brillante rush final, en que la incertidumbre crece entre ellos mientras la tensión nos hace encogernos cruzando los dedos.

 

Peter Finch da vida a un oficial militar, valiente y decidido, lo borda; Ernest Borgine da vida a un obrero despedido por inestable mental, y lo demuestra en su modo de comportarse, muy bueno; Ronald Fraser es el personaje más ambiguo del film, sargento resentido, harto de recibir ordenes, decide primero recurrir a las mentiras y luego al enfrentamiento directo, su subtrama queda en el aire. Notable su actuación; Christian Marquand da vida al Dr. Renaud, seguro de sí mismo, aunque le falta fondo para no ser solo un cliché; Ian Bannen da vida a Crow un chistoso extrovertido algo jartible, aunque tiene un gran diálogo con Heinrich cuando ‘halaga’ al teutón: “A veces me pregunto cómo es que no ganaron la guerra” y Dorfmann le responde: “La guerra?’”, Crow le replica: “Ya sabe: ta,ta,ta,ta,ta,ta,ta…”, el alemán contrraréplica: “Yo no participé", casi parecía iba a decir aquello del Schlemmer de la wilderiana “Uno, Dos, Tres”: “Yo no me enteré, trabajaba en el metro”; Dan Duryea, clásico villano del cine de oro en films como “La Loba” o “Perversidad”, aquí es infrautilizado con un rol marginal, que parece tenga más desarrollo en el libro por lo que deja entrever en su fe religiosa; George Kennedy está aun peor que Duryea, otro gran actor que se atiene a casi ser figurante sin una frase que recuerde.

 

 

Spoiler:

 

Me ha faltado que hubieran explorado de alguna forma la posibilidad de arreglar la radio, igual en el libro esto está pulido, aquí se pasa de ello; Ya es casualidad que tengan un accidente de avión y tengan todo lo posible para hacer otro; Si se les supone muertos de hambre, pues solo comen dátiles. Como es que matan al camello y no lo asan a la parrilla?

 

Las secuencias de vuelo del Ave Phoenix fueron realizadas por el famoso piloto de carreras/acrobacias/películas y coleccionista de aviones de combate Paul Mantz, copropietario de Tallmantz Aviation, en reemplazo de su compañero Frank Tallman, que se había lesionado la pierna. En la mañana del 8 de julio de 1965, Mantz volaba el Tallmantz Phoenix P-1, la máquina que estaba "hecha de los restos", realizando aterrizajes de toque y arranque para las cámaras, cuando el fuselaje se combó durante un aterrizaje. El modelo de la película se rompió y dio una voltereta lateral, matando a Mantz e hiriendo gravemente al doble de acción Bobby Rose. El crédito final en la pantalla fue: "Debe recordarse... que Paul Mantz, un buen hombre y un brillante volador, dio su vida en la realización de esta película..."

 

Se filmó en 20th Century-Fox Studios y 20th Century-Fox Ranch, California. Otros lugares de rodaje, simulando el desierto, fueron Buttercup Valley en Algodones Dunes, California y Pilot Knob Mesa, California. Todas las secuencias de vuelo fueron filmadas en Pilot Knob Mesa cerca de Winterhaven, ubicado en el Valle Imperial de California, en los límites occidentales de Yuma, Arizona.

 

Film nominado a dos Oscar: Mejor actor de reparto por Bannen (lo ganó Martin Balsam por “El payaso de la ciudad”) y Mejor montaje por Michael Luciano (lo ganó el de “Música y Lágrimas”). Hardy Krüger fue nominado a un Globo de Oro al Mejor Actor de Reparto, y Aldrich fue nominado a Mejor Película – Drama.

 

El Vuelo del Fénix fue rehecho en 2004, titulado como El Vuelo del Fénix.

 

Me queda una notable propuesta, que te atrapa en ese perenne mar de arena. Gloria Ucrania!!!

viernes, 11 de agosto de 2023

 

Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades


Infravalorada dramedia del cuatro veces ganador de un Oscar, el mexicano Alejandro González Iñárritu, hay quien la ha visto pretenciosa o pedante, a mí me ha resultado por momentos embriagadora en su fuerza comunicativa, sobre todo me ha sido muy valiente la propuesta, nada comercial. Iñárritu vuelve a estrenar una película tras siete años sabáticos, y también vuelve 22 años después a su país natal a rodar y en español, tras su debut en 2000. Iñárritu coescribe (junto a Nicolás Giacobone, colaborador habitual del director, escribió con él “Biutiful” o “Birdman”, así como produjo “Renacido”), edita, y produce. Siendo protagonizada por Daniel Giménez Cacho junto a Griselda Siciliani. Sigue a un periodista/documentalista que regresa de USA a su país natal de México y comienza a tener una crisis existencial en forma de visiones oníricas. El título hace referencia al concepto budista ‘Bardo’, estado liminal entre la muerte y el renacimiento. Teniendo claras influencias la narración en su mundo onírico sobre un artista en crisis con la felliniana “8 ½ de Fellini”, dónde los dos directores, Fellini e Iñárritu utilizan avatares para hablar de sí mismos en modo ensoñación, donde la línea entre realidad y ficción es difusa, y todo ello bañado de realismo mágico. Ya marcado esto desde la potente escena inicial en el desierto (será circular), con esa sombra que levita a través del infinito desierto, ello mientras el protagonista da saltos cada vez más largos, hasta terminar volando. Una narración que va de lo abstracto a lo dramático y de ahí a lo humorístico, un encadenado de secuencias surrealistas mezcladas con otras de calado emocional humanista, jugando con lo místico, lo histórico, lo paradójico, auscultando en los dilemas morales, en las contradicciones humanas.

 

Silverio Gacho (Daniel Giménez Cacho), un periodista mexicano-estadounidense convertido en documentalista, regresa con su esposa, Lucía, y su hijo adolescente, desde Los Ángeles (USA) a México poco antes de recibir un prestigioso premio. Ve a amigos y familiares para las celebraciones y considera su vida mientras lidia con su identidad y el discurso que tiene que dar en la ceremonia.

 

Todo evoluciona en un sinfín de escenas cargadas de simbolismos, hablándonos de la búsqueda de la identidad (la crisis de identidad patria), del dolor de la pérdida, de las relaciones paterno-filiales, de las relaciones de pareja, o de las sentimientos de des-arraigo, metiendo en este coctel a los medios de comunicación, a la crítica (genial la charla que tiene con el ‘amigo’ durante el sarao haciendo mención a esto autorreferencialmente), sobre la hipocresía del trato buenista a los emigrantes, sobre el anhelo del Sueño Americano, en una odisea que no parece ir a lado alguno y en realidad se polariza hacia todos lados. Una travesía con múltiples tramos evocadores, con gran labor para ello de la cinematografía del persa Darius Khondji (“Delicatessen” o “Seven”), filmando en 65 mm (Rodada casi en su totalidad con lentes Panavision Sphero), con mucho gran angular (sensación turbadora ensoñadora ojo de pez, acentuado esto en la secuencia del baile del bardo Silverio en que baila entre el gentío el ‘Let's Dance’ a capella de David Bowie), con profusión de tomas largas (epítome de esto para el director fue su oscarizada “Birdman”), con espectaculares tomas de grúa, todo un tsunami visual desbordante.

 

Tras la mencionada introducción en el desierto, pasamos al nacimiento de un bebe en turbador primer plano en la sala de partos. Tras lo que el bebé le susurra algo al matrón, dice que no quiere nacer por coma está el mundo ("porque el mundo está demasiado jodido"), y vuelve a ser introducido en la madre (¿?). Fascinante metáfora de la muerte de un recién nacido que solo vivió 30 horas, el que tuvo la pareja protagónica, sin sensiblería, poniendo el foco en la voluntad del bebé, de un lirismo arrollador. Tras ello vemos a la madre caminado por el pasillo del hospital arrastrando el cordón umbilical cortado (¿?). Esto se encadenará más adelante con otra bella secuencia en que la familia tira las cenizas de Mateo (así llamaron al bebé), formándose con ellas la figura de un bebe (trémulo).

 

Se indaga sobre la complicada historia mexicana, ya haciendo un homenaje a este país desde los colores de los de la bandera tricolor en los créditos iniciales (Rojo, Blanco y Verde). Asistimos al encuentro del bardo con el embajador USA en México en el Castillo de Chapultepec, y allí vemos una recreación de la Batalla de Chapultepec de 1847 (entre los ejércitos USA frente a una escuela militar de cadetes mexicanos) y los suicidios de los Niños Héroes a su alrededor; Silverio va a recibir un prestigioso premio estadounidense de periodismo, y el cree, al ser el primer latinoamericano en recibirlo que lo hace como especie de desagravio por los males que los norteamericanos les han infringido; Hay un running-gag con visión de profecía, en como escuchamos de vez en cuando que una gran multinacional puede tener el poder de comprar un país, y más si este es necesitado, oímos que Amazon va a comprar la Baja California (¿?); Hay un tremenda discusión del Bardo con el hijo sobre las contradicciones del primero, sobre como defiende a México y sin embargo la ha abandonado para vivir con lujo en USA. Ese sentimiento de estar entre dos aguas, y a la vez no ser de lugar alguno, como deja a las claras ese guardia aduanero, y que por ello se molesta el bardo; Hay secuencias en que el Bardo graba grandes masas de gente intentando cruzar de México a USA, queriendo crear empatía con estos emigrantes pobres, cuando él vive en la opulencia y se aprovecha de esta situación; Hay otro hermoso tramo en que el Bardo comienza a ver por las calles tiradas a cientos de personas muertas, (interpreto) representación de las infringidas por el crimen organizado en México hasta llegar a la Plaza de la Constitución (Se le denominó así en honor a la Constitución de Cádiz promulgada en 1812; segunda plaza más grande del mundo), allí saltamos a una representación de la Conquista de México por parte de Hernán Cortés, con una pirámide de cadáveres desnudos que escala el bardo para llegar a la cima, donde está Cortés sentado, con el que mantiene una tensa discusión sobre dioses, sobre esta conquista, sobre como él solo fue el líder de la rebelión de lugareños contra la tiranía; Es el mundo interior de Silverio, su contradicción viviente, ama una tierra en la que no quiere vivir, y vive en una tierra a la que critica. Epítome de esto es la frase que el Bardo dedica la ciudad de México:  "Qué hermosa es esta fea ciudad".

 

Como en “Birdman”, Iñárritu ataca con saña a la crítica. En este caso a través de una sub trama en la que primero vemos como Silverio asiste a una entrevista de un antigua amigo, Luis (Francisco Rubio), donde este último, en directo y con público humilla al Bardo, contando relatos escabrosos y arremetiendo contra su obra. Tras ello nos enteramos que en realidad esto es una ensoñación, pues Silverio en el último momento reusó ir a la interview, dejando colgado a su ‘amigo’, pues temía le pasara lo que hemos visualizado. Esto tiene su continuación en la terraza de una gran fiesta. Allí ambos se encuentran y se dicen sus verdades a la cara sobre la fama y amistad, cuando Luis se arranca a masacrarlo en su orgullo, pero lo que vemos es que el Bardo que tras sus torpedos del inicio (‘son oníricas para encubrir tu escritura mediocre’) desconecta y no escuchamos lo que dice, solo vemos su boca abrir y cerrase con gesto crudo, en lo que sin duda es una alegoría de lo que Iñárritu siente ante la crítica general a su filmografía, e incluso se puede ver como premonitoria de la que ha sufrido injustamente esta película. Tras ello Silverio suelta una andanada salvajemente Destroyer contra el presentador.

 

En este sarao en que chocan Silverio y Luis, hay una secuencia de baile espectacular, filmada en cuasi-ojo de pez, con un zoom prodigioso acercándose al centro de la atestada pista donde el Bardo realiza una extraña danza en slow con el tema de David Bowie de fondo "Let's Dance" de David Bowie, como si estuviera en trance.

 

En los servicios de la fiesta Silverio tiene un perturbador encuentro (onírico) con su (fallecido) padre. Silverio se ha encogido al tamaño de un niño, aunque con la cabeza ‘gibarizada’, a escala menor, pero igual que de adulto. Esas sensación que todos hemos tenido con nuestros padres, aun de mayores, de ser inferiores a ellos. Ambos hablan sobre la dificultad de ser padres. Con Silverio victimizándose: "El éxito ha sido mi mayor fracaso", por aquello de que el trabajo le ha impedido relacionarse más con sus vástagos.

 

Tenemos las complicadas relaciones paterno-filiales, ello con la que tiene Silverio con sus dos hijos. El adolescente que prefiere sentirse estadounidense que mexicano, ello habiendo un enfrentamiento entre padre e hijo con mucha sustancia en el argumentario, dejando un substrato de reflexión agudo; También tiene su colisión con ya adulta hija Camila en una idílica piscina, ella le comenta su proyecto de futuro queriendo volver a México tras graduarse de sus estudios en Boston, él padre quiere otro futuro para su retoña, sentenciando ella de modo lapidario que lo que él pueda creer que es lo mejor para ella puede no serlo. Y es que nadie tiene la varita de lo que es mejor y peor, e incluso a veces es bueno equivocarse por uno mismo.

 

El actor madrileño Daniel Giménez Cacho realiza un sensacional tour de forcé, lleva sobre sus espaldas todo el peso de la acción (como Michael Keaton en “Birdman”), arrollando con su carisma, transmitiendo mundo interior febril, mostrando toda una brillante gama de emociones, mantenido ententes chispeantes cargados de sustancia con sus partenaires en cada escena.

 

Spoiler:

 

‘En el tramo final vemos a Silverio en un viaje en metro por Los Ángeles llevando peces en una bolsa con agua (repetición de una escena anterior). Silverio sufre un derrame cerebral violento y lo dejan desatendido en el tren horas. Él languidece en coma y se revela que los eventos de la película hasta ahora han sido los intentos de su cerebro comatoso de procesar su experiencia de vida. Camila acepta el premio en ausencia de Silverio, y ella y sus demás familiares y amigos se sientan junto a su cama, conversando y tocando canciones o ver programas tv que sin darse cuenta han afectado sus sueños; Pasamos a un desierto (volviendo al inicio) casi monótono dentro de su mente, Silverio se reúne con los miembros de su familia muertos e ignora las proyecciones de su familia viva. Ve una copia de sí mismo, refleja sus movimientos por un corto tiempo antes de alejarse. La película termina como empezó, Silverio imaginándose a sí mismo volando por el desierto. No está claro si murió, despertó o aprendió a vivir con su equipaje.’

 

 

Recibió una nominación a Mejor Fotografía en los Oscar, lo ganó la de “Sin novedad en el frente”.

 

Película notable, que habría merecido mejor reconocimiento, espero que el tiempo la eleve con justicia. Gloria Ucrania!!!

jueves, 10 de agosto de 2023

 


Las aventuras de Tom Sawyer. (1938)

 

En fechas veraniegas he decidido regalarme un chute de vitalismo, de entrar en la máquina del tiempo que puede ser el cine y trasladarme a mi siempre idealizada niñez, y para ello he apostado por “Las aventuras de Tom Sawyer” de 1938, la mejor adaptación hasta la fecha de la popular novela homónima de aventuras de 1876 del estadounidense Samuel Langhorne Clemens, conocido por su seudónimo Mark Twain. Una gratísima película donde es imposible no sentirte emocionado al reflejarte en ese mocoso travieso protagonista, imposible no querer vivir esas aventuras constantes, ese primer amor, como querer escabullirte de tus responsabilidades, querer bañarte en el río, la libertad de jugar descalzo, las tropelías en el colegio, las reprimendas en casa, todo con un sentido juvenil arrollador. Las aventuras de Tom Sawyer fue la cuarta adaptación cinematográfica de la novela de Twain, después de las versiones lanzadas en 1907, 1917 y 1930, y esta es la primera filmada en Technicolor. Dirige Norman Taurog (había dirigido en 1931 otra adaptación ‘twainiana’ spin-off de esta como es 1931, con Jackie Coogan y Junior Durkin), con guion del poeta y novelista John VA Weaver (“Y el mundo marcha”), murió de tuberculosis poco después de su estreno, por lo que se puede sentir este libreto como que ante la cercanía de Grim Reaper quiso mirar en su juventud, el deseo de todos de sentirnos eternamente niños, y a fe que lo consigue con su sensacional síntesis del libro original, de una brillantez concisa y arrolladora en su magnetismo, en su poder evocador de  la nostalgia de esa niñez que se nos escapó sin darnos cuenta.

 

Guion que sabe orgánicamente ir haciendo fluir las situaciones más míticas como el encalado de la cerca, el enamoramiento de Becky, la tropelía en el premio de la Biblia (Adán y Eva los primeros discípulos de Jesús?), las fechorías en el colegio (esa caricatura del maestro que acaba en ‘sacrificio’ de Tom, que acaba con la azotaina que vemos en fuera de plano a través d ellos rostros de los alumnos), la visita al cementerio a medianoche, la escapada juvenil a la isla en el Mississippi, los juegos de piratas, la asistencia de Tom a su propio funeral, el running-gag del enfrentamiento de Tom con su hermano Sidney (Tía Polly!!!), el juicio con colofón de la intrépida huida, la excursión a la cueva, y el enfrentamiento entre el indio y Tom. Todo ello con un ritmo trepidante, pero sabiendo incluir dosis de humanismo en el trato de Tom con su tutora tía Polly. Regado con un humor delicioso (esa Polly esperando con palo abajo cuando Tom huye por la ventana; el tramo en que Tom da aceite de ricino al gato; ese golpe de dedos de tía Polly con el dedal), con dosis de dramatismo (ese amigo de Tom en la isla contando que anhela los regaños de su madre) y emoción fenomenales (esa visita furtiva que Tom hace a tía Polly huir), así como habiendo dosis de acción tensa, summum el espectacular tramo en la cueva. Todo con un equilibrio formidable. Ello gracias a una sensacional producción de David O. Selznick, que pone gran énfasis en trasladarnos a la atmósfera de ese tiempo y lugar, un atemporal recordatorio de nuestra infancia como símbolo de un tiempo sin responsabilidades, donde maximizábamos los problemas, nos metíamos en travesuras, todo eso captura esta entrañable película

 

Protagonizada por un Tommy Kelly espléndido en la vitalidad que transmite, cuando pensamos en este personaje solo este pecoso chico es la personificación eterna de chico con sombrero de paja, con ojos radiantes, y su sonrisa pícara, incluso conmoviendo en los tramos dramáticos (este tierno beso que le da a tía Polly durmiendo). Aunque me ha faltado saber porque su tía Polly está a cargo suyo y de su hermano menor. No se dice el porqué de ser huérfanos. Este fue su mejor papel en cine Apareció en “Lo que el viento se llevó" como un plañidero tras las muertes en la Batalla de Gettysburg), pronto solo interpretó papeles secundarios y dejó la actuación a los 25 años. Sirvió en el Ejército de los EE. UU. en Europa durante la Segunda Guerra Mundial. Después de su carrera como actor, obtuvo un doctorado de Michigan State y fue maestro de escuela secundaria y consejero en Culver City, California. Uno de los últimos supervivientes de “Lo que el viento se llevó”, lloraba ante la cámara como el chico de una banda en Atlanta, mientras se repartían las listas de muertos; Junto a él Jackie Moran como Huck Finn, fumador de pipa, vagabundo sin hogar en el pueblo, cumple, aunque me ha faltado más de este personaje, empezando por saber de su situación de ‘perro callejero’. Su rol es de acompañamiento de Tom, solo tiene algo de papel cuando explica a Tom lo del gato muerto en el cementerio (Moran aparecería en Wind como el hijo del Dr. Meade); Ann Gillis como el anhelo amoroso Becky Thatcher es estupenda en su inocencia y con una química fabulosa con Kelly, maravillosa la escena en que él se le declara junto al rio, pero también emitiendo realismo dramático como lo es en el tramo del clímax en la cueva; David Holt como el hermano Sidney de Tom da muy bien como el repelente sabelotodo; como es divina Cora Sue Collins como la niñita Amy Lawrence, tremenda en su escaso, pero rico rol de enamorada de Tom, como coquetea con él regalándole un par de veces un regaliz; Mickey Rentschler como el amigo de fuga Joe Harper, excelente cuando en la isla trémulo cuenta a Tonm que hecha de menos las reprimendas maternas; Marcia May Jones como la prima Mary de Tom, aparece, pero siempre en la cuasi-sombra; También está Philip Hurlic, un niño afroamericano, que no se dice claramente, pero es esclavo de tía Polly, hay que poner el filtro de que estamos en el Sur USA en 1840, apenas habla, pero expresa mucho con la mirada, sobre todo ese llanto bajo el carro cuando cree haber perdido a su amigo. Se agradece el film, aun estando en 1938 en plena era Jim Crow, no se haga caricatura por su color de piel. Hurlic apareció en varias películas en la década de 1930 y principios de la de 1940, incluso formó parte del elenco de la mítica serie infantil serie “Our Gang”. Se retiró del negocio del cine en 1942 con 15 años, después de 30 películas.

 

Entre los mayores destaca una prodigiosa May Robson como tía Polly, la australiana es una portentosa roba escenas con su carisma y carácter, sabiendo aunar dureza y sensibilidad, ello en el trato a Tom, visceral, impulsiva, pero cariñosa, muy buena actuación la suya, teniendo el honor de tener la última frase genial: “Tom llegará a presidente, si antes no lo ahorcan!); El gran secundario de Hollywood, Walter Brennan (ganó tres Oscar en esta categoría: “Rivales”, “Kentucky” y “El Forastero”) como el borracho Muff Potter, dando otra lección de que no hay papeles pequeños, si no actores buenos y malos, deja impronta de personaje patético, pero noble, con esa enternecedora charla tras los barrotes con Tom y Huck; Victor Jory es una figura plana del villano con componente racista, pues es ‘Joe el Indio’, para ello con maquillaje que lo palidece, cumple con su rostro de malo malísimo, sobre todo en la escena del juicio. El actor (siguiendo con las referencias a “LQEVSL”) hizo su puede rol más recordado como el amoral y brusco capataz de Tara en “Lo que el viento se llevó”; Olin Howlin en una escena deja huella con su rígido maestro de escuela con todo un arsenal de varas para azotar, aterrador en los primeros planos, sexteados por el contraplano de las caras estremecidas de los niños; Aparece Margaret Hamilton como la madre del amigo de Tom, que al año siguiente pasaría a la historia con legendario rol de "Bruja Malvada del Oeste" en “El mago de Oz” (1939); También aparece Donald Meek, que también al año siguiente haría su papel puede más destacado como uno de los viajeros en la ‘fordiana’ “La Diligencia” (1939).

 

A O. Selznick le sirvió esta película como especie de banco de pruebas para su Icónica producción “Lo que el viento se llevó”, estrenada un año después, aquí con parte del equipo que haría el milagro de que una de las películas más problemáticas en su rodaje fuera una Obra Maestra. Aquí dirige Norman Taurog, aunque George Cukor dirigió algunas escenas (sin acreditar), este también tuvo realización la cinta con Rett Butler, aunque también sin acreditar. Así igual que con el referido hubo una gran campaña de marketing por todo USA para escoger al protagonista, como la hubo para escoger a la Scarlett O’Hara. Se hizo la película en el poco utilizado hasta entonces Technicolor (los primeros se hicieron en 1935), en este caso bajo el DP James Wong Howe (“La cena de los acusados” o “Chantaje en Broadway”), aquí con un despliegue cromático pastel que cala en los niveles melancólicos de cuasi ensoñación de nuestra niñez, ello también jugando con los subjetivos y primeros planos, así como planos generales prodigiosos en como expone la cueva, como buenísimo el plano de la Iglesia donde el sacerdote oficia un funeral y la cámara se eleva y vemos a los muertos observar a escondidas desde las alturas; Así como compartieron ambos films el diseñador de producción William Cameron Menzies (“El ladrón de Bagdad” o “La vuelta al mundo en 80 días”) y el director de arte Lyle Wheeler (“Rebeca” o “El Rey y yo”), sobre todo magnos en la recreación de la cueva; el director de efectos especiales Jack Cosgrove (“Recuerda” o “Invasores de Marte”), siendo valioso este elemento en el tramo en la cueva para acentuar la intensidad con escenarios que huelen a reales, con esa caída al vacío; el diseñador de vestuario Walter Plunkett (“La Diligencia” o “Esmeralda, la Zíngara”); e incluso el compositor musical es el maestro Max Steiner; Todo da el valor de los grandes valores de producción que tiene este film de aventuras juveniles.

 

Comienza con un sobreimpresionado de una cita del autor Mark Twain, recordando que la historia que vamos a ver l está destinado a evocar la travesura y la emoción cruda de la infancia. Tras ello entramos en las travesuras de Tom, ya de inicio haciendo novillos para ir a bañarse al río, siendo ‘destapado’ por su hermano Sidney ante su rígida tía Polly y ya vemos en funcionamiento su dedal; Tras ello la clásica secuencia en que es obligado a pintar la cerca de la casa y Tom se las ingenia para hacer creer a sus amigos que no es un trabajando y sí un juego, obteniendo encima regalos por dejarlos ‘jugar’, entre ellos un elemento recurrente en la película (apareciendo de modo fundamental en el clímax), como es un picaporte dorado (genial cuando lo ve Tom y pregunta que es, y tras decírselo el dueño, comenta que siempre ha querido tener uno); pasamos a ver a Tom con una niña que coquetea con él y Tom pasando de ella por el flechazo que ha sufrido con Becky, y con ello flirtea con ella con una acrobacia que Sidney sabotea; Tras ello una jocosa escena de premio de una Biblia; Y más y más, en esta sucesión de viñetas divertidas, con algunos tramos neurálgicos (como esa nota escrita a mano de Tom para su tía Polly el juego que da). Hasta desembocar en el gran clímax en la cueva, de un realismo tremendo (pongamos el filtro del tiempo en marcha), llegando a niveles de pesadilla con esos abismos bajos los pies, esa cascada, esos derrumbes, y la aparición final. Me falla un poco la inclusión final de una sub trama mejor trabajada en el libro, aquí la meten de rondón y resulta orgánicamente coja (spoiler).


Spoiler:

 

Rush final: Desesperados Tom y Becky en la cueva, el primero decide con un pequeño trozo de vela y con un hilo de cometa buscar otra salida (por la que entraron está tapada por un derrumbe. Por el camino encuentra una moneda, y tras ello una caja de monedas tras unas rocas. Esta es la subtrama que me refiero que la meten con fórceps, por aquello de meterlo todo lo de la novela, pero resulta torpemente metida en la historia, mejor haberla dejado fuera. Entonces, tras hallar el botín aparece Joe el indio, que corre tras Tom, en una angustiosa persecución, acaba con Tom sobre un risco y Joe intentando llegar hasta él, ello ante la aterrada mirada de Becky. Cuando Joe está apunto de coger a Tom, este saca de su bolsillo el picaporte dorado (ese que ha pasado de las manos de Joe Harper a Tom, de ahí a Becky, de vuelta a Tom y de ahí a arma salvadora) y se lo lanza a Joe, este cae para a tras hasta desbocarse por un acantilado al vacío. Tom baja y Becky grita de modo demencial ante la muerte que ha presenciado. Tom le dice a Becky que si ha entrado es que hay otra salida, Y buscan esta con lo que queda de vela, hasta que esta se apaga, y justo ahí un haz de luz entra del techo. Tom deja A Becky con la promesa de que volverá. Escala por las rocas hasta dar con la salida. Hay una elipsis y estamos en una fiesta en honor de la valentía de Tom. Allí llega Tom y Huck con la caja de monedas, vuelvo a comentar que esto no era necesario, y nada aporta en amontonar finales, se nota es un pegote esto. Lo bueno es cuando se ponen a comer tartas y una mano coge una de fresa, y vemos a Sidney al que ll ama Tom, responde y Tom le lanza el pastel a la cara. Sid llora y llama a la tía Polly, esta charla con amigas, se acerca Sid manchado y sollozando y Polly le da una torta. A lo que Polly dice a sus compañeras: ‘Tom puede llegar a presidente. Si no lo Ahorcan antes!!! Genial frase.

 

Sorprendentemente, la película perdió $302,000 en taquilla.

 

Después de leer las tarjetas de comentarios completadas por una audiencia en un adelanto de la película, Selznick envió al director Taurog un memorando expresando su preocupación por la escena culminante en la cueva, que muchos espectadores habían descrito como "demasiado horrible para los niños". Le dijo a Taurog que "esto me preocupaba, porque ciertamente queremos que la película sea para una audiencia familiar", y como resultado estaba cortando un primer plano de Becky, en el que su histeria era "quizás un poco demasiado como la de una mujer muy enferma, más bien que la de una niña", "con remordimientos".

 

Algunas escenas exteriores se filmaron en Big Bear Lake, Lake Malibu, Paramount Ranch en Agoura, California, y el rancho cinematográfico Encino de RKO. Otras escenas se filmaron en decorados reciclados que quedaron de Ha nacido una estrella (1937), como el interior de la casa de la familia Blodgett (cocina, sala de estar y dormitorio) y la silueta de un lobo aullando a la luna. Las tomas largas del río Mississippi de Tom Sawyer se reutilizarían más tarde en el musical Show Boat de MGM de 1951.

 

Thomas Sawyer es el personaje principal de la novela de Mark Twain Las aventuras de Tom Sawyer (1876). Aparece en otras tres novelas de Twain: Adventures of Huckleberry Finn (1884), Tom Sawyer Abroad (1894) y Tom Sawyer, Detective (1896); Sawyer también aparece en al menos tres obras inacabadas de Twain, Huck and Tom Among the Indians, Schoolhouse Hill y Tom Sawyer's Conspiracy. Si bien las tres obras incompletas se publicaron póstumamente, solo la conspiración de Tom Sawyer tiene una trama completa, ya que Twain abandonó las otras dos obras después de terminar solo unos pocos capítulos. Está ambientado en la década de 1840 en el Mississippi.

 

El nombre del personaje ficticio puede haberse derivado de un jefe alegre y extravagante llamado Tom Sawyer, a quien Twain conoció en San Francisco, California, mientras Twain trabajaba como reportero en The San Francisco Call. Twain solía escuchar a Sawyer contar historias de su juventud: " Sam, escuchaba estas bromas mías con gran interés y de vez en cuando las anotaba en su cuaderno. Un día le dice a yo: 'Voy a ponerte entre las tapas de un libro uno de estos días, Tom'. 'Adelante, Sam', le dije, 'pero no deshonres mi nombre '". El mismo Twain dijo que el personaje surgió de tres personas, luego identificadas como: John B. Briggs (quien murió en 1907), William Bowen (quien murió en 1893) y Twain; sin embargo, Twain luego cambió su historia diciendo que Sawyer se formó completamente únicamente a partir de su imaginación, pero como dice Robert Graysmith, "al gran apropiador le gustaba fingir que sus personajes surgieron completamente crecidos de su mente fértil".

 

Me queda un clásico imperecedero para toda la familia, que deberían ver todos los niños y los no tanto. Gloria Ucrania!!!

viernes, 4 de agosto de 2023

 


Los Simpson: La casa-árbol del terror XV.


Entretenidillo sin más. Estamos ante la mejor serie de animación de la historia de la tv (creada por Matt Groening para la FOX), y por tanto así hay que medirla. Sus primeras temporadas son pináculos catódicos, pero a partir de cierto punto indefinido en la sobre la decena de temporadas la serie comenzó a vivir de las rentas, los chispazos de genialidad humorística corrosivas fueron espaciando más y más, y buena prueba de ello son los capítulos de la saga “Casa- árbol del terror”, especiales de Halloween (se estrenaban en USA lo más cercano a ese fecha), que pasaron de ser Everest tras Everest a caer en lo facilón de meros montes, yendo prácticamente al ralentí, tomando las coordenadas de los elementos de estos especiales, pero con muy poca imaginación, y buena prueba de ello es este capítulo. Fue el primer episodio de decimosexta temporada de la serie animada con personajes amarillos de cuatro dedos, decimoquinto Treehouse of Horror anual (se crearon en la segunda temporada), dirigido por uno de los impulsores en sus orígenes de la serie, David Silverman (Los Simpson: La película y Monsters, Inc.), y guionizado por  Bill Odenkirk (ha escrito 15 episodios de la serie, amén de cinco de Futurama; este escritor, productor y actor es hermano de Bob Odenkirk, el Icónico Saul Goodman de “Breaking Bad” y su spin off). Sigue el mismo patrón de las anteriores, los créditos con nombres de horror, un prólogo, tres historias cortas y un epílogo musical, con relatos más sangrientos, más de humor negro, con aparición de Kang y Kodos (esta vez en el prólogo con una especie de sátira de sit-com), las parodias a la cultura pop, con series míticas, películas (aquí a “La Zona Muerta”, “Cuatro bodas y un funeral” o “Un viaje alucinante”) o literatura (Sherlock Holmes), e incluso la aparición de voces cameo de intérpretes reconocidos (aquí no hay).  

 

Secuencia de apertura: Kang y Kodos de una sit-com, titulada Keepin' it Kodos. Kodos cocina para su jefe que les visitará para comer. Vemos que la comida a preparar son los Simpson horneándose (Homer se está comiendo a sí mismo, algo ya visto en el capítulo en que el Diablo Ned le convierte la cabeza en un donut); Es una entrada que marca a fuego (y nunca mejor dicho) el tono plano del capítulo, falto de chispa, de humor inteligente, tirando de clichés, realmente es lo que se peude decir del resto de historias; La canción de apertura es de la banda inglesa  Perfect Strangers.

 

La Zona Ned: Homer intenta sacar su disco volador del techo arrojándole una bola de boliche. La pelota golpea a un Ned Flanders que pasa en la cabeza. Cuando Ned se recupera en el hospital con el Dr. Hibbert, tiene una visión de Hibbert cayendo por una ventana y muriendo. Homer luego le pide a Hibbert que recupere su frisbee de una repisa en el hospital. Cuando Hibbert alcanza la repisa, se desliza por la ventana, lo que hace que la visión de Ned se haga realidad. Ned se da cuenta de que puede ver la muerte de las personas a las que toca; Parodia de “The Dead Zone”, novela de Stephen King de 1979, llevada al cine por David Cronenberg con el título homónimo en 1983; Es el mejor segmento del episodio (no era muy difícil), tiene algún momento bueno, como cuando Homer le hace coger un arma (que le ha pedido al jefe Wiggum) a Ned y le hace burla para que le dispare, riéndose de que nunca será capaz de dispararle. Tiene gags del momento propios de USA (esa visión del cierre del espectáculo de Rossie O’Donnell que dice Ned que eso no es ser adivino). Juega bien con las paradojas, como es que si Ned no hubiera tenido las visiones él no sería parte fundamental en que estas se produzcan, como demuestra con el ancianito Hans Moleman, pero sobre todo con su apocalíptico final (con ese tenso momento acabado en lengua). Teniendo un bonito final celestial. Aunque bueno, en la suma no se eleva mucho dentro del capítulo.

 

4 decapitaciones y 1 funeral: Tiene lugar en 1890, las prostitutas de Londres están siendo asesinadas con espadas en una serie de asesinatos sin resolver de "The Muttonchop Murderer ". El inspector Wiggum de Scotland Yard desafía a la maestra detective Eliza Simpson y a su asistente, el Dr. Bartley. Su primera prueba es una espada ensangrentada encontrada por una "florista de Cockney", Marge. Simpson le lleva la espada a un comerciante de rarezas (Comic Book Guy), quien reconoce la espada como parte de un juego que había vendido, llamado Las Siete Espadas de Osiris. Va a revisar sus polvorientos libros de registro para ver a quién le vendió las espadas, pero es matado por el asesino; El título es una parodia (soion sentido alguno) del de la exitosa comedia british “Cuatro bodas y un funeral”: Además de ser una parodia del mítico Sherlock Holmes creado en 1887 por el escritor escocés Arthur Conan Doyle, se pueden atisbar referencias y guiños a la popular serie de novelas gráficas creadas por Alna Moore y el dibujante Eddie Campbell entre 1993 y 1997, y llevada al cine por los hermanos Hughes en 2001 con el título epónimo; Un segmento más plano que una mesa, metiendo estereotipos a cascoporro, pero sin sentido humorístico alguno: Ejemplo es la sub trama del consumo de opio, sin gracia.

 

En el vientre del jefe: En la "Invention Expo", el profesor Frink crea una máquina que encoge materia. Maggie se mete dentro de una pastilla gigante, pensando que es una piscina de bolas, es miniaturizada y tragada por el Sr. Burns. Cuando el resto de la familia se da cuenta de lo sucedido, acceden a ser encogidos dentro de una nave e inyectados en el cuerpo de Burns para rescatar a su hija menor; Parodia del popular film “Viaje Alucinante” de 1966 de Richard Fleischer; Historia con un sinfín de posibilidades, y al parecer ninguna de ellas contempladas aquí, al ser un desarrollo ramplón, con gag de Marge en plan sexy (inspirado en Rachel Welch del film parodiado) que me ha sido pasado de vueltas; Episodio que parte de una buena idea pero donde el guion me resulta perezoso. Incluso vuelven a plagiarse a si mismo Los Simpson con un final cuasi calcado de “Los Simpson 03x07: La Casa del Árbol del Terror II” (spoiler).

 

Me queda un capítulo dónde solo el primer bloque es apreciable, pero el contrapeso del resto le hace bajar puntos en la suma. Gloria Ucrania!!!

 

Spoiler:

 

Final de La Zona Ned: Después de salir del hospital, intenta evitar que Hans Moleman se caiga, pero tiene una visión de que los caimanes se lo comen. En estado de shock, deja caer a Moleman en una alcantarilla abierta con docenas de caimanes nadando en ella (Incidiendo en lo que he comentado de la paradoja de que si no hubiera tenido la visión del futuro este no se produciría). Una visión posterior lo muestra disparándole a Homer, horroriza a Ned y trata de ocultárselo a Homer. Cuando Homer se entera, se burla de Ned e incluso le da el arma del Jefe Wiggum para que le dispare, y le dice que ni siquiera pudo dispararle por accidente. Ned se abstiene de dispararle a Homer, aparentemente cambiando el futuro, pero luego tiene otra visión de Homer haciendo estallar Springfield presionando el botón "Core Destruct" en la planta de energía nuclear. Ned intenta disuadir a Homer de ir a trabajar, Homer va de todos modos debido al pastel de helado para el cumpleaños de Lenny. Ned se apresura a ir a la central eléctrica para detener a Homer. Desafortunadamente, la advertencia de Ned es ‘saboteada’ por el intercomunicador que hace lo que le dice sea entrecortado, y suena como si estuviera animando a Homer a presionar el botón. Desesperado, Ned agarra el arma de un guardia de seguridad cercano para dispararle a Homer, le acierta, y Homer comienza a caer para un lado y otro, sorteando por poco caer sobre el botón, generando tensión, hasta que cae inerte al lado, parece al final no se ha producido el Apocalipsis, pero… de la boca de Homer sale la lengua y presiona el botón. BOOM! Cumpliendo las predicciones originales (Ned mataría de un disparo a Homer y este provocaría el Apocalipsis, y ello solo provocado pro que Ned lo había previsto (la paradoja). Ned y los Simpson van al cielo como ángeles, con Marge acusando a Homer de volar Springfield solo para evitar limpiar el garaje, este se ríe y entonces vemos el garaje flotando: Entonces Dios (sin vérsele el rostro. Ah, y con sus cinco dedos) aparece y se lleva a Homer para darle su frisbee (que también entró al cielo como un ángel). Dios (nuevamente), quien procede a darle a Homer "lo que se merece": su frisbee.

 

Homer a Ned sobre la visión de su muerte: “Entonces… de qué me muero? Demasiada felicidad? Avalancha de chicas desnudas?

 

Final de 4 decapitaciones y 1 funeral: Mirando el libro de ventas Simpson y Bartley descubren que las espadas fueron vendidas a C. Ebenezer Burns (nombre guiño al icónico Ebenezer Scrooge del dickensiano “Cuento de Navidad”), un industrial que "hace carbón con bebés" (¿?). Bartley sabe dónde encontrar a Burns y lo sigue hasta Mao's Den of Inequity, un fumadero de opio. Burns reconoce instantáneamente la espada y le dice a Simpson que las vendió por opio a un hombre gordo con patillas, y se da cuenta de que hay un hombre cerca que se parece a la descripción, Homer. Simpson y Bartley lo persiguen y Wiggum atrapa a Homer, también está en el fumadero de opio, para ayudar a su hijo Ralph a dormir. Simpson y Bartley se felicitan por resolver el crimen, hasta que encuentran otro cuerpo, Selma, apuñalado por otra Espada de Osiris. Bartley primero descarta el cuerpo como si hubiera sido asesinado días antes, señalando que el cuerpo estaba hinchado y la cara podrida, aunque Selma está viva lo suficiente como para decir que fue solo "hace 5 minutos". Simpson toma la espada y reconoce cierto olor en el mango de la espada. Al día siguiente, justo antes de que ahorquen a Homer por los asesinatos, llega Simpson y declara inocente a Homer debido al olor a pastel de anguila en el asa, que a Wiggum le encanta comer. El oficial Lou luego revela que Wiggum también tiene patillas de cordero, exponiéndolo como el asesino. Empieza a explicar que solo quería idear un caso que la propia Simpson no pudiera resolver, pero luego huye en un globo aerostático robado al profesor Frink, atravesado por un platillo volador de estilo steampunk volado por Kang y Kodos, consideran que la flota aérea de la Tierra está destruida. Luego se muestra que toda la historia fue un sueño causado por el opio de Ralph, que Wiggum revela que es parte de un sueño aún más loco y fantástico en el que ambos están.

 

Final de En el vientre del jefe: Homer es el capitán de la nave, Lisa está a cargo de la ciencia y la investigación, Bart está a cargo de la seguridad y Marge está a cargo de ayudar a las profundidades de la ciencia. Cuando Homer se niega a seguir las instrucciones de Frink, el barco se atasca en el corazón de Burns. La tripulación logra liberar el barco desde el exterior y puede llegar al estómago al tomar un impulso nervioso, que Lisa llama "la superautopista de la información del cuerpo". Se las arreglan para salvar a Maggie, pero Homer se ve obligado a abandonar el barco y salvar el resto por su cuenta cuando su nave no tiene suficiente energía para salvarlos a todos debido a la adición del peso extra de Maggie. Homer inicialmente se siente abatido porque su familia se ve obligada a dejarlo atrás, pero encuentra consuelo al encontrar un malvavisco en el estómago de Burns. El submarino escapa con éxito, pero no hay tiempo suficiente para salvar a Homer, quien instantáneamente vuelve a su tamaño original dentro de la piel de Burns, lo que aumenta el dolor de ambos (calcado al final de otro segmento anterior de la saga, el mencionado arriba “Los Simpson 03x07: La Casa del Árbol del Terror II”). Aunque Homer se queja de que Burns necesita varios agujeros adicionales, Burns confía en que las cosas saldrán bien. El episodio termina con Burns y Homer dirigiendo un baile con la melodía de "I've Got You Under My Skin" (junto con los personajes de los tres segmentos y la secuencia de apertura). El tema de Perfect Strangers se vuelve a reproducir en los créditos finales con imágenes fijas del episodio.

 

miércoles, 2 de agosto de 2023

 


EL MILAGRO DE ANA SULLIVAN.

 

Muy humanista film, uno de esos films que sus valores humanistas (valga la redundancia) están por encima de sus valores de calidad (que los tiene), obra que entra de lleno en el valor de la comunicación como sentido hegemónico entre personas. Película biográfica estadounidense de 1962 sobre Anne Sullivan, tutora ciega de Helen Keller (primera persona sorda y ciega en obtener una licenciatura y ganó prominencia nacional como defensora y activista de los derechos de las mujeres), dirigida por Arthur Penn, a partir de un guión de William Gibson (“Cualquier día en cualquier esquina”), se basa en su obra homónima de 1959, “The Miracle Worker”, se originó como transmisión de 1957 de la serie de antología de televisión Playhouse 90. El material fuente extraído de Gibson fue “The Story of My Life”, la autobiografía de 1903 de Helen Keller. Originalmente una obra de Broadway escrita por Gibson, dirigida por Arthur Penn y protagonizada por Anne Bancroft y Patty Duke, fue llevada a la pantalla por el mismo equipo creativo, con Gibson adaptando su propia obra de teatro y Penn una vez más dirigiendo a Bancroft y Patty Duke ganadoras de un Oscar. La película se convirtió en un éxito instantáneo de crítica y un éxito comercial moderado. La película fue nominada a cinco Premios de la Academia, incluyendo Mejor Director para Arthur Penn, y ganó dos premios, Mejor Actriz para Anne Bancroft y Mejor Actriz de Reparto para Patty Duke, la última de las cuales, a los 16 años, se convirtió en la ganadora más joven del Oscar competitivo en el tiempo (la superó Tatum O’Neal en 1973 cuando lo ganó con 10 años).

 

Es un conmovedor relato de superación personal, de dos personas. Una joven ciega sordo-muda (puede haber peor castigo del destino que este que esta cárcel eterna en soledad?) que es criada sin saber como darle educación por sus protectores padres, que encuentra en la tutora la horma de su zapato, una tenaz y cabezota pedagoga que deberá insistir mental y hasta físicamente en hacer que la joven aprenda unas mínimas normas de comportamiento que puedan ser el germen de poder valerse en la vida. Se puede ver como un duelo en el que la pertinaz tutora debe insistir en poder romper la coraza de años de mimos, y hacer lo que le viene en gana por unos padres que no saben tratarla con disciplina. Para ello es fundamental que aprenda el lenguaje de signos táctiles, pero sobre todo entenderlo, esto es lo primordial. Una película que entronca claramente con el posterior film de Truffaut “El pequeño salvaje” (1970).

 

Todo desarrollado en un crescendo dramático con extenuantes picos cargados de intensidad emocional, como es la secuencia de nueve minutos donde Helen (Bancroft) intenta disciplinar a Kate (Duke) en el comedor para que coma como una persona. Comienza con la familia charlando distendidamente mientras Helen pasea alrededor de la mesa cogiendo con sus manos comida de los platos que se lleva a la boca, ello ante la inquisidora mirada de Anne, hasta que la institutriz estalla, y echa a la familia fuera, quedándose allí Helen y ella. Arrancando una batalla física de voluntades extasiante, la secuencia más famosa del film, todo un torrente visceral, que nos deja agotados en la veracidad de lo que vemos. Este enfrentamiento se resume en un tímido avance, celebrado por la familia.

 

Tiene una escena prólogo aterradora, cine del peor horror, vista casi toda la secuencia desde el punto de vista de un bebe desde la cuna. Donde el rostro de una madre, Kate Keller (Inga Swenson), es desgarrador en como grita aterrada al descubrir que su bebe ni ve, ni oye, con la entrada en segundo plano del padre, Arthur (Victor Jory), confirmando con rabia e impotencia la tragedia. Hay una elipsis y saltamos varios años adelante. El bebe es una adolescente, se llama Helene (Patty Duke), es ciega y sordomuda. La vemos asalvajada en su comportamiento, con arrebatos violentos ante su incapacidad para comunicarse, un terremoto constante que todos soportan estoicamente. Desesperada la madre propone contratar

 

Entonces deciden contratar a Ana Sullivan (Anne Bancroft) una maestra ex alumna de la Escuela Perkins para Ciegos de Bostoon, que tuvo que superar un duro obstáculo; nació casi ciega y la mayor parte del día lleva unas gafas oscuras. Pero su talento y vocación en la enseñanza no le impedirá mantener una fuerte y estrecha relación con su alumna, fuertemente protegida por su entorno familiar.

 

Comenzando una contienda por penetrar en la hermética mente de Patty, para ello el trabajo estajanovista de Anne será fundamental, su insistencia en enseñarle el lenguaje de signos a través del tacto, en que ella tenga disciplina. Convirtiéndose la narración en un tour de forcé arrollador entre las dos féminas, entre las dos actrices, escenas cargadas de electricidad y realismo, de una fisicidad acongojante: Todo ello sin acudir al simplista sentimentalismo, sin maniqueísmos facilistas, la crudeza de una labor que parece imposible de penetración en lo insondable: Un canto maravilloso a la vocación de docencia, a la educación como valor supremo. Todo ello salpicado por discusiones con la familia sobre los expeditivos métodos de la institutriz que chocan con el buenismo de los padres. Esto se puede extrapolar a la Guerra eterna de los educadores por hacer que los niños aprendan, los infantes son esponjas con todo el disco duro por rellenar, pero su carácter pueril les hace proclives a no querer ir a la escuela, prefieren jugar.

 

Es un duelo en el que el espectador es el ganador, un choque donde los avances resultan pequeñitos, avances suaves, que hacen de cualquier nimia victoria un gran éxito, provocando momentos entre la algarabía del jaleo imperante, situaciones tan poéticas como cuando un polluelo nace de su cascarón en la mano de Helen, vemos la vida nacer sobre alguien indefenso, dos seres débiles como son la joven sordomuda ciega y el pollito recién nacido. Todo ello regado por diálogos punzantes, con gran sentido dramático.

 

Todo esto enaltecido por unas actuaciones brillantes. Empezando por una Anne Bancroft sensacional, apoteósica en su fuerza vitalista, un volcán en permanente erupción, arrollando con su fulgor, es como un tsunami entrando en esta casa. Desprende una grácil mezcla entre dulzura por su apariencia frágil con esas gafitas oscuras, pero cuando se pone en marcha, ósea, cuando entra en modo carácter inflexible desborda la pantalla con su ímpetu. Brutal la química con Duke, sus ‘combates’ resultan agobiantes. Tiene momentos conmovedores, como cuando relata su pasado tormentoso, abandonada de pequeña junto a su hermano, a los 5 años pierde la visión y poco más tarde a su hermano. Apenas sin vista, pasa por varios centros y es operada infinidad de veces para recuperar la vista. Pronuncia la frase que da sentido al film: “La obediencia sin comprensión también es ceguera”. Espléndida; Patty Duke es un torrente en su carácter indomable, una leona salvaje, arremetiendo contra todo aquel que osa ponerse en medio, encuentra la horma de su zapato en Anne, la compenetración entre ellas es desbordante. Magna.

 

En menor medida pero también fenomenal Inga Swenson como la abnegada madre coraje, por un lado protectora, pero por otro sabiendo que debe salir de debajo de su ala su hijita, con frases tan sentidas como: ‘Cada día se aleja más y no sé cómo llamar para que regrese”; Victor Jory como el padre rígido es muy bueno, intimidante, regio, carismático, mantiene enfrentamientos fogosos con Anne; Andrew Prine (parece hermano gemelo de Anthony Perkins) da una sentida interpretación, con un sutil arco de desarrollo en la forma de relacionarse y entender el trabajo de Anne.

 

Todo desembocando en un clímax durante una comida de bienvenida, dónde parece repetirse la pelea del inicio, pero ahora con unos cimientos, dónde la frustración por que el trabajo echo se quede en un borrón flota en el ambiente. Las llamaradas de tensión te rozan hasta desembocar en el culmen del agua. Para llegar a un hermoso epílogo (spoiler), que da una sentida conclusión.

 

Se le puede achacar cierta reiteración de situaciones, pudiera sentirse un cierto estancamiento en como la institutriz ‘pelea’ con Helen, hace un pequeño avance y vuelta a enfrentarse. Aquello de un paso adelante y dos hacia atrás. Pero esto en realidad es hacer sentir al espectador aquello del Mito de Sísifo en que puede convertirse la enseñanza.

 

De la puesta en escena destaca la gran cinematografía en glorioso b/n del cubano Ernesto Caparrós (de las series “Route 66” o “La ciudad desnuda”), en marcados contrastes de grises, con ese subjetivo abrasante del inicio, jugando con las disoluciones, jugando con los planos singulares para emitir la zozobra de Helen, jugando con la iluminación para emitir emociones, con dramáticos picados y contrapicados; esto adornado por una sentida música compuesta por Laurence Rosenthal (“Réquiem por un campeón” o “Becket”), acentuando las sensaciones de modo neurálgico; La película se rodó en Big Sky Ranch en Simi Valley (California), y Middletown (Nueva Jersey).

 

Spoiler:

 

Muy bonito ese clímax con la desesperación de Anne con Helen y esta parece hacer click en el jardín, y tras caerse anímicamente Anne, Helen comienza con gestos a decir las palabras enseñadas con el sentido que tienen, como agua sobre el agua que cae en sus manos (no me lo creo fuera así, pero queda maravilloso narrativamente); Helen se abraza sus padres con  Anne al lado mirándolos exhausta, pero con la felicidad del deber en marcha; Hay una elipsis y llegamos a la noche, vemos a Anne sentada en una mecedora en la terraza, entonces sale allí Anne que se le acerca y la abraza, las dos quedan abrazadas mientras termina el film. Trémulo broche final.

 

A pesar de la premiada actuación de Anne Bancroft como Anne Sullivan en la producción de Broadway, los ejecutivos de United Artists querían que Elizabeth Taylor interpretara este papel en la adaptación cinematográfica. Sin embargo, Arthur Penn (que también había dirigido la producción teatral) insistió en utilizar Bancroft. Como resultado, el estudio vio la película como una perspectiva arriesgada y le otorgó a Penn solo un presupuesto ajustado de $ 1,300,000 (de los cuales $ 200,000 se gastaron en comprar los derechos de la obra).

A pesar de que Patty Duke había interpretado a Helen Keller en la obra, casi no consigue el papel. La razón fue que a los 15 años era demasiado mayor para interpretar a una niña de siete años, pero después de que Bancroft fuera elegida como Anne, se eligió a Duke para interpretar a Helen en la película.

 

Para la escena de la batalla en el comedor, en la que Anne trata de enseñarle a Helen buenos modales en la mesa, tanto Bancroft como Duke usaron protectores debajo de sus disfraces para evitar serios hematomas durante la intensa escaramuza física. La secuencia de nueve minutos requirió tres cámaras y tardó cinco días en filmarse.

 

Se rehizo para televisión en 1979 con Patty Duke como Anne y Melissa Gilbert como Helen, así como en 2000 con Alison Elliott y Hallie Kate Eisenberg en los papeles principales; La película ocupó el puesto 15 en 100 Years...100 Cheers: America's Most Inspiring Movies de AFI.

 

Uno de esos films que por su fuerza aleccionadora debería ser de visión obligatoria en los colegios. Gloria Ucrania!!!

martes, 1 de agosto de 2023

 


Indiana Jones y el Dial del destino.


Entretenidilla quinta entrega de la saga de aventuras del mítico arqueólogo Indiana Jones, esperaba mucho más. Tras el tropiezo de crítica que fue la cuarta parte (“Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal” de 2008), esta pretende ser un cierre digno a la franquicia, pero se queda a medio camino, supera (no era difícil) a su predecesora, pero no llega ni de lejos a la magia de las de los 80. En esta incomprensiblemente deja la dirección Steven Spielberg (responsable de las cuatro primeras, se queda, junto al co-creador del personaje George Lucas en la producción ejecutiva) para darle el testigo a James Mangold, seguramente por su film “Logan”, dónde se hace un crepuscular film sobre Lobezno, queriendo ser esta algo así. El guion es del propio Mangold junto a los hermanos ingleses Jez Butterworth & John-Henry Butterworth (responsables ambos d e libretos como el de “Ford v. Ferrari” o “Edge of Tomorrow”) y David Koepp (“Jurassic Park” o “Carlito’s way”), siendo el MacGuffin un Oopart (acrónimo en inglés de out of place artifact: artefacto fuera de lugar en español), en este caso el mecanismo de Anticitera, que supuestamente aquí se dice creó Arquímedes, y que persiguen los buenos y malos completar, en este caso los malos vuelven a ser los nazis. Esta es una producción que intenta alimentar el fan-service, y dónde la chispa y gracia son en cuentagotas. Cumple, pero no encandila.

 

El legendario Harrison Ford de 81 años (vuelve a enfundarse su clásico atuendo, el bolso, el sombrero y el látigo, 42 años después de la primera vez), posee un carisma natural; está de villano el danés Mads Mikkelsen, muy desaprovechado en un rol monocorde; de acompañante al aventurero aparece Phoebe Waller-Bridge, radiante, fulgente, simpática, roba escenas, aunque restando de lo que se espera de Indy, con el que no tiene mucha química; también aparece Toby Jones en un papel escasito, al que poco puede darle el gran  actor; Antonio Banderas en un papel que parece decir que todos tenemos que pagar letras del coche, porque menuda prescindible presencia la suya, le d aun abrazo a Indy como capitán de un barco pesquero, nada dicen de donde viene su amistad, no hay anécdotas entre ellos, bajan al mar, ascienden y sin solución de continuidad desaparece de escena, solo está para rellenar cartel, penoso se preste a un papel tan bluf; Boyd Holbrook, que no ha terminado de despuntar tras su exitoso paso por la serie “Narcos”; e Ethann Isidore en un rol que pretende ser el nuevo Tapón de “El Templo Maldito”, y ni a la suela le llega; además de recuperar de la saga al amigo egipcio John Rhys-Davies (repitió su papel de Sallah por primera vez desde “Indiana Jones and the Last Crusade” en 1989), en el rush final hay otra aparición que no desvelaré por no spoilear.

 

Un relato donde desgraciadamente Indiana Jones llega a sentirse secundario de su propia película, al detentar demasiado protagonismo Phoebe, no es que sea mala la actriz, es que no es su historia. Es una película dónde el componente nostálgico es muy fuerte para sobre todo los de mi generación que crecieron en los 80 con este icónico personaje, pero el dineral gastado en su producción (más de 300 millones dólares) no brilla en el metraje, pues siendo amena, aunque algo estirada su duración, no hay una escena de acción que vaya a perdurar en el tiempo (no hay la gran bola de piedra persiguiendo a Indy, no hay la escena del puente colgante de “El Templo Maldito” o las pruebas a superar para llegar al Santo Grial de “La Última Cruzada”) en muchos casos se sienten refritos de ideas recicladas de anteriores entregas (ejemplo ese inicio en el tren también de “Indiana Jones y la última Cruzada”, ese túnel de también la tercera entrega; ese puentecito colgante decrépito que recuerda tímidamente al de “En busca del arca perdida”; o la escena dónde Indy juega con su látigo ante enemigos y estos responden sacando sus pistolas, en claro guiño a la escena de la espada en “En busca del arca perdida”; pero si hasta el adolescente es un claro émulo de Tapón), no hay sentido alguno de la épica, hay una escena al principio con demasiado CGI en la persecución de Indi al tren nazi, una persecución por Nueva York (en realidad Glasgow) en medio de un desfile triunfal (el de Armstrong, Aldrin y Collins tras el alunizaje), que llega al metro con caballo Indy, dos persecuciones donde se repite lo de los vehículos pequeños, hay una secuencia bajo mar sin mucha enjundia, un tiroteo bajo tierra low cost, una secuencia en un aeródromo donde se rebasan todo tipo de sentido de la realidad (y no me refiero a elementos sobrenaturales, pues lo que hacen los personajes es inverosímil), ni tan siquiera su rebuscado clímax te saca de lo lineal, con el juego que habría dado el fin de esa máquina, el guion la utiliza de forma ramplona y sin chispa alguna. Tampoco es que el sentido del humor brille, más bien es algo muy marginal y si te saca alguna media sonrisa es por los guiños de Ford a pretéritas entregas.

 

En “Indiana Jones 4”, estamos en 1957, el arqueólogo "resuelve" una vez más el caso, vuelve a Harvard, se casa por fin felizmente con Marion, le aparece un hijo con el que comienza una nueva relación prometedora, recupera a un amigo dado por perdido. En esta quinta estamos en 1969, Indy está en trámites de divorcio de Marion, su hijo ha muerto en servicio militar, ha dejado Harvard, siendo profesor de una escuela universitaria de menos prestigio.

 

Tiene un prólogo centelleante, pretendidamente enigmático al ver el espectador en plena vorágine de huida de nazis de un castillo, llevan allí a un tipo encapuchado vestido de nazi. Cuando le quitan la capucha, Sorpresa! Es Indy con 30 años menos (muy buen CGI, mucho mejor que la chapuza de la scorsesiana “The Irishman”), le interrogan, este responde con bravuconería, por lo que lo llevan a ahorcar a un campanario. Desembocando en una imaginativa escena de veintitantos minutos de acción trepidante, de lo mejor del film. Con la forma de escapar de la soga, con esa bomba al ralentí, esa persecución en coche contra motos nazis (los oficiales de dentro no se rebelan), ese salto del auto hacia la moto sidecar, la forma salomónica en que se divide el sidecar, esa entrada en el tren (demasiado cantarín Indy andando por el techo del tren), las peleas en el interior, el rescate de su amigo, la aparición de su atuendo que se pone. Esa gran arma antiaérea que se descontrola, la aparición del villano (es inmortal!). Todo con gran sentido del espectáculo, capturando efluvios de la saga ochentera, pero sin llegar, pues falta ese algo intangible que es la magia del cine. Y tras una elipsis de décadas llegamos a la desmitificación de Indiana cuando lo vemos anciano en un apartamentucho en Nueva York en camiseta de mangas y calzoncillos sentado en un sillón, quejándose cual viejo cascarrabias del ruido de los jóvenes vecinos. Tras una clase y ser jubilado (buena la escena en que tras serle entregado un regalo por sus servicios, lo tira a un cubo de basura nada más salir a la calle), siendo abordado por una joven que le hace rememorar el hallazgo del deux machine del film. Y a partir de aquí comienza la contrarreloj para alcanzar la misión, saltando de Nueva York a Tánger, de allí al mar griego, acabando en Siracusa (Sicilia), por medio un puñado de escenas de acción que en ningún caso pasarán a la posterioridad, no aburrirán, pero no serán trascendentes. Nada de mínima profundización en los personajes, ni siquiera se ahonda en la nostalgia de Indi, es como sentarse en una montaña rusa, no hay tiempo de extraer nada, con el juego que habría dado todo el pasado del arqueólogo, se queda en unos chascarrillos rápidos (La foto de Marion al principio, la mención al vudú o a la sangre que bebió en el Templo Maldito, el reloj de su padre de “El Templo Maldito”, su hijo fallecido, o el cameo final), si este era el broche final debería haber sido todo un homenaje a toda la saga y no ser una más en decadencia. Por no hablar de que su clímax me ha sido decepcionante por las posibilidades que daba el artefacto (spoiler). Entiéndaseme, no es que sea mala, es que es Indiana Jones.

 

Hay un abuso excesivo del CGI, desnaturalizando la acción, algo que ya se criticó de la anterior de 2008, aquí se dobla la apuesta; Se coloca a un joven para que haga de Tapón (el que precisamente ha ganado un Oscar a secundario este año Ke Huy Quan, por “Todo a la vez en todas partes”), pero este es insípido, alguien tuvo la idea de poner a esta ‘mascota’, pero se olvidó de darle cualquier personalidad, es un parche sin chispa alguna, sin humor, sin prácticamente peso en la trama, innecesario no, lo siguiente; El principio con los malos es un galimatías indescifrable, con la CIA (con una agente negra ¿? Entonces) y nazis trabajando juntos, matando a diestro y siniestro sin saber que buscan; Lo de que el nazi Voller se lleve un golpe para haberle arrancado la cabeza en el inicio y luego aparezca como si nada veintitantos años después no es de recibo (eso mismo le pasó al villano de “Speed” y fue decapitado, como manda la lógica de la situación); La entrada a la Oreja de Dionisio que hubiera dado gran juego parece un mini parque temático del Templo Maldito y la Ciudad de Petra; Porque no cuentan el motivo por el que van a divorciarse Marion e Indi; Se siente más como una venganza que como un elemento dramático que nos digan que el hijo de Indy, Mutt, falleciera, apenas hay sensación conmovedora cuando se cuenta, da la impresión que es un torpedo contra el problemático actor Shia LaBeouf que le daba vida, cerrando cualquier posibilidad que continuara la saga; El villano Voller es un malo plano, sin aristas, malo y punto, lo cual es un insulto para el gran actor nórdico Mikkelsen. Amén de su escena final.

 

Única de la serie no distribuida por Paramount Pictures, luego de la adquisición de Lucasfilm por parte de Walt Disney Studios y los derechos cinematográficos para futuras secuelas. Paramount retiene los derechos de distribución de las primeras cuatro películas y un crédito asociado residual.

 

Spoiler:

 

Con todas las posibilidades que ofrecen los viajes en el tiempo, en serio, solo se les ocurre viajar a Siracusa durante una batalla? No podrían habérselo currado para haber ido a algún lugar emociónate de la saga y haber jugado en esta cacareada última entrega con este componente melancólico, o el nacimiento de Jesús, a la última Cena con el Caliz Sagrado, al Vía Crucis, que viéramos a Longinos con su lanza (apara enlazar con lo visto al principio), al Descubrimiento de América por Colon, que emotividad tiene estar en este lugar y tiempo. Amén de que casualidad que con toda la historia sea justo con Arquímedes con el que topemos. La Montaña ha parido un ratón con esto; Por el camino se queda que tengamos que tragar que un muchacho aprende a llevar una avioneta sobre la marcha, con lo que se cruza cualquier línea de realismo para dar con la ciencia ficción, no solo la arranca, despega, si no que es capaz de seguir a un avión grande, ello sin despertar al piloto que duerme a su lado (ridículo). Luego Indy pide que lo dejen allí, pero Helena le dice que eso alteraría la Historia. Pero si iba a morir por el disparo en poco tiempo! Además, se les ha colado un pequeño detalle, y es que en la playa de Siracusa en el 214 antes de Cristo ha quedado varado un avión del SXX con nazis dentro. Esto no altera la Historia?

 

El gigantón nazi que aparece (Olivier Richters es un fisiculturista, actor y modelo neerlandés, con una imponente figura de músculos y altura de 218 cm), es como el ‘Arma de Chejov’, si lo tenemos presente entre los malos destacando por su mastodóntica figura, es de suponer habrá un duelo tipo David vs Goliat (con efluvios al de Indy contra el gigantón nazi sobre el avión en “En busca del arca perdida”), ello se espera, y todo culmina en que el duelo es con el chiquillo bajo el rio subterráneo, que lo esposa a una reja y ya está, desaparece de escena, menudo chasco; Por cierto, este se rompe a la ida del grupo buscando la tumba de Arquimedes y sin embargoi a la vuelta está bien (¿?); Hay un momento en que escapan del barco pesquero el chico, Helena e Indy, la mujer y el chaval están celebrándolo, pero Indy les comenta triste que su amigo ha muerto, este es el encarnado por Banderas, y siento lo mismo que los entusiasmados, pues el actor malagueño ni se nota que su presencia, un flash que no deja huella alguna; Como es lastimosa la muerte del villano por disparo de Helena, y su avión se estrella, sin épica alguna; Tras exponer ante Arquimedes (aparece con la emoción de un sketch de José Mota) Indy que desea quedar allí, Helena le da tal puñetazo que pasamos a una elipsis donde Indy está de nuevo en su pisucho neoyorkino. No se sabe como han vuelto al presente, como le han salvado la vida a Indy, como le han retirado la orden de búsqueda en USA que tenía. Se levantas con un vendaje y aparece el personaje del que no quería spoilear al principio, Marion (Karen Allen), trayendo comida a la vivienda con Sallah. Dejan solos a Marion e Indy, esta le dice que le duele todo el cuerpo, e Indy le pregunta que dónde ella le señala el codo y él se lo besa, le indica el hombro y se lo besa, lo que sigue es un claro homenaje a una clásica escena entre ambos de “En busca del arca perdida”. No está mal el final (me sobra el epílogo cogiendo el sombrero de la cuerda), ideado por los hermanos Butterworth. Pero si es el final, debería haber cerrado con la muerte, a todos nos llega, y bien currado habría sido emocionante.

 

Allen expresó interés en retomar su papel de Marion, señalando en 2011 que ella y Jones estaban casados ​​en la película anterior "por lo que creo que sería difícil seguir adelante sin ella".

 

Con un presupuesto de producción estimado de 294,7 millones de dólares, sin incluir los costos de marketing, es la película más cara de Indiana Jones, así como una de las películas más caras jamás realizadas.

 

Fue idea de Ford comenzar la historia de 1969 con Jones en un punto bajo de su vida y luego, gradualmente, "reconstruirlo desde cero" a medida que avanza la película.

 

La ​​filmación en el escenario de sonido se llevó a cabo en Pinewood Studios , y los lugares de filmación en el lugar incluyeron el Castillo de Bamburgh y North Yorkshire Moors Railway cerca de Grosmont. Estos últimos lugares se usaron para la secuencia de apertura, [26] incluyendo una persecución en tren y una escena en motocicleta que involucra al doble de acción de Ford. El propio Ford fue visto en Grosmont el 7 de junio de 2021. Las escenas del puente ferroviario se filmaron a mediados de junio de 2021, en el viaducto Leaderfoot cerca de Melrose en las fronteras escocesas. Las tomas interiores del tren se filmaron en un set en Pinewood Studios. Se filmó una persecución en motocicleta en el pueblo escocés de Glencoe, y otros lugares escoceses incluyeron Biggar, South Lanarkshire. Más tarde, en junio, el lugar de rodaje se trasladó a Londres, donde una calle de Hackney estaba bordeada de coches antiguos. La filmación también tuvo lugar dentro de una residencia privada que, según los informes, fue elegida por su interior de estilo de época.

 

Ford prefería hacer sus propias acrobacias. El 23 de junio, se anunció que se había lesionado el hombro durante el ensayo de una escena de pelea y que el equipo de producción filmaría su recuperación. La lesión de Ford ocurrió mientras ensayaba un puñetazo contra el personaje de Mikkelsen para la secuencia del tren.

 

En julio de 2021, el rodaje se trasladó al centro de la ciudad de Glasgow, que se transformó para parecerse a la ciudad de Nueva York en 1969. Las tiendas locales se arreglaron para que coincidieran con la ubicación y el período de tiempo de la película. Una secuencia de persecución, filmada a lo largo de St. Vincent Street y otras áreas, recrea un desfile de teletipos que celebra el regreso de los astronautas del Apolo 11. Un doble, Mike Massa, actuó en lugar de Ford durante todo el rodaje de Glasgow, con marcadores de captura de movimiento aplicados en su rostro. Holbrook y Waller-Bridge también estuvieron en el set.  La secuencia también contó con 1.000 actores de fondo como asistentes al desfile y manifestantes de la guerra de Vietnam.  Algunos disparos se llevaron a cabo en el área de Hatton Garden de Londres, también se convirtió en la ciudad de Nueva York. Además, se construyó una réplica de una estación de metro de la ciudad de Nueva York en el 007 Stage de Pinewood; En octubre de 2021, la producción se trasladó a Sicilia, Italia, después de que se rodara el final entre Ford y Allen. El rodaje italiano incluyó a casi 600 miembros del equipo, y se llevó a cabo en toda Sicilia, se reemplazó a sí misma y a Grecia. El rodaje comenzó en la ciudad de Siracusa. Otros lugares de rodaje incluyeron la ciudad de Cefalú, a menudo reemplazando a Siracusa, y la provincia de Trapani. El rodaje en Trapani incluyó los pueblos de Marsala y Castellammare del Golfo, este último sirve como puerto donde Renaldo se encuentra con Jones. Las escenas de buceo se filmaron en el mar Mediterráneo y en un tanque en Pinewood, esta última realizada con especialistas; La secuencia que involucra la tumba de Arquímedes se filmó en Pinewood. Las escenas que conducen a la secuencia de la tumba se rodaron en el Templo de Segesta en Trapani, así como en el parque arqueológico de Neapolis en Siracusa. El rodaje en este último lugar incluyó la cueva Oreja de Dionisio, y la cueva Grotta Dei Cordari. Las escenas que representan el asedio romano también se rodaron en Sicilia, incluyendo Castello Maniace en Siracusa; El rodaje voló a Marruecos el 17 de octubre de 2021, teniendo lugar en las ciudades de Fez y Oujda. Mangold y su equipo originalmente iban a filmar parte de la película en la India, pero cuando los niveles de COVID-19 aumentaron allí, se vieron obligados a cambiar la India por Marruecos. La filmación exterior tuvo lugar allí, pero los interiores del Hotel L'Atlantique fueron recreados en Pinewood. La ​​secuencia de persecución de Tánger requirió el uso de una docena de tuk-tuks; El resto de la filmación tuvo lugar en Pinewood, y terminó finalmente el 26 de febrero de 2022.

 

Spielberg y Koepp habían ideado una secuencia de apertura de la Segunda Guerra Mundial de cinco minutos que presentaría un Ford envejecido. Al hacerse cargo del proyecto, Mangold amplió la secuencia a aproximadamente 25 minutos. Más de 100 artistas de ILM trabajaron en la secuencia de apertura durante un período de tres años, utilizando varios métodos. Ford fue envejeciendo para representar su apariencia durante las tres primeras películas de Indiana Jones. Esto se logró en parte utilizando un nuevo software de inteligencia artificial de ILM, que analizó imágenes archivadas de un Ford más joven en su trabajo anterior para Lucasfilm, incluidas las películas originales de Star Wars. También se escaneó la cabeza de Ford para crear una versión más joven usando CGI. Las técnicas de iluminación se enfatizaron en el set e incluyeron el uso de Flux, un sistema de captura basado en la luz que se usó anteriormente para las escenas de envejecimiento en The Irishman (2019). Además de los efectos, también se hizo una máscara del rostro más joven de Ford para que la usara un especialista durante una persecución en motocicleta. Después de la filmación, el metraje de envejecimiento se modificó toma por toma utilizando una variedad de técnicas. Los artistas de ILM tuvieron dificultades particulares para lograr que los ojos de Ford se vieran bien. Según el supervisor de efectos visuales Robert Weaver, "Muchas veces, no conseguíamos el equilibrio adecuado entre la apertura de los ojos y la forma de los ojos en general, y teníamos que hacer referencia continuamente tanto a material antiguo como a lo que se filmaba en cámara."  Ford estaba algo "asustado" por el proceso de envejecimiento, pero no obstante quedó impresionado. Mikkelsen también fue rejuvenecido para la secuencia de apertura; La película tiene un total de 2.350 tomas con efectos, incluidas muchas que ocurren durante la secuencia del asedio de Siracusa.

 

John Williams volvió a componer y dirigir la partitura de la película.

 

Me queda un ameno pasarratos, pero lejos de la pasión aventurera (o igual es que mi edad era otra) de las cintas ochenteras. Gloria Ucrania!!!