martes, 24 de mayo de 2022

 


EL ANGEL EXTERMINADOR. Feliz 60 aniversario (16/Mayo/1962 


168/29(22/05/22) Con motivo del 60 aniversario del estreno (16/Mayo/1962 en el festival de Cine de Cannes) de esta cinta parteaguas, lka he vuelto a revisionar y no ha perdido ápice de su mordacidad. Una de las grandes Obras Maestras del director aragonés Luis Buñuel (junto a “Los Olvidados” o “Viridiana”), film epítome del surrealismo del realizador y guionista de Calanda. Sobre una historia que sigue a un grupo de invitados adinerados que, tras escuchar tocar piano a una mujer, por una razón inexplicable no pueden irse después de una lujosa cena y el caos que sigue. Producción mexicana que es una sátira cargada de simbolismos y alegorías (Buñuel, inteligentemente, nunca dijo lo que representaban los elementos a discernir, apuntando: "Quizá la explicación de EL ÁNGEL EXTERMINADOR sea que, racionalmente, no hay ninguna") en las que se ataca la indolencia de la burguesía acomodada (uno de los mantras del anarquista Buñuel), su decadencia moral, sus instintos darwinistas, su ociosidad, su superficialidad, añadiendo ataques sutiles a la Iglesia (con los adornos de la habitación-prisión), pero sobre todo en su coda. Buñuel reescribió una pieza compuesta con el extremeño Luis Alcoriza (“Los Olvidados” o “Él”), “Los náufragos de la calle Providencia”. El título quedaba largo y pidió al escritor madrileño José Bergamín el de una obra de teatro suya aparcada, “El ángel exterminador” (Buñuel: ‘El título me pareció magnífico, si yo veo eso en un cartel, entro inmediatamente en la sala”). Este le dijo que lo cogiera, que no era suyo, era sacado de la Biblia, del Apocalipsis. Con el productor azteca Gustavo Alatriste (“Viridiana” o “Simón del Desierto”; Alatriste, cuando vio el film, recién terminado: “No he entendido nada. Es maravilloso”; Alatriste entonces marido de la bella Silvia Pinal, protagonista d este film coral), Buñuel tenía libertad sobrada para trabajar a su manera más personal.

 

Una especie de revisión vitriólica de “El señor de las Moscas” de William Golding (1954), donde la isla se torna aquí en un salón comedor, y los niños pasan a ser hedonistas burgueses, pero donde la convivencia en un lugar cerrado les llevará a situaciones de darwinismo, donde saldrá a flote lo peor de la Condición Humana, pero todo esto filtrado por el sentido juguetón kafkiano de Buñuel. Un relato donde se dan cita el clasismo, la superficialidad, el hambre, el suicidio, las pesadillas, la muerte, la mano (cual de la familia Addams), corderos, cansancio vital, repeticiones continuas, fetichismo, etc. Todo surtido con diálogos ingeniosos, mordaces, puntiagudos, con dobles sentidos, con mucho humor negro, y con muchas situaciones delirantes. En un desarrollo ágil, con un crescendo dramático muy bien llevado para proyectar la degradación moral en este interior, donde la grácil cinematografía del gran Gabriel Figueroa “Que viva Mexico!” o “Los Olvidados”) transmite la claustrofobia vital de estos disfuncionales reos, con un deterior físico que cual capas de cebolla van cayendo hasta el rush final. Con continuos choques fruto de este encierro que entronca con el (nauseabundo) programa ‘concurso’ Gran hermano, donde todo se magnifica (¿?), con la angustia, la sed, el detrimento mental, donde la ambigüedad resulta incisiva.

 

En México D.C. en la Calle de la Providencia (¿?), está la mansión Nóbile, con el número 1109 (premonición del aciago 11S?), donde un adinerado muy religioso (las paredes de su hogar así lo atestiguan), que incluso llama al salón su ‘Paraíso Terrenal’, por los buenos momentos pasados allí con sus amistades. Y esto se tornará en una broma del destino cuando precisamente en esta sala, tras una fiesta de ricachones quedarán recluidos, cual muro invisible que les impide salir de allí, convirtiéndose el Paraíso en el Infierno. Mientras afuera la policía y curiosos observan, sin tampoco poder entrar, intentándolo con la inocencia de un niño (fracasan). En lo que será un descenso vertiginoso hacia el cainismo humano, al atavismo (rompiendo paredes con hachas), al egoísmo (queriendo beber agua sin dejar al que más lo necesita, pisándose unos a otros), al paganismo, donde estaos burgueses tornaran en ‘Lobos’ cuando sacrifiquen a inocentes corderos, aun con su condescendencia, cuando vemos poner un pañuelo en los ojos al becerro antes de matarlo (cual si fuera a ser ejecutado), tras lo que los asan con la madera del parqué.

 

La tensión crece a medida que pasa el tiempo, las rencillas van aflorando entre estos flemáticos seres, los celos, el libertinaje, donde el tedio nos va calando (para ello es crucial el recurso de repetir las mismas acciones en varios m omentos para implementar la rutina cual hámster en una noria. Ejemplo es dos de los invitados presentándose en repetidas veces; Buñuel indicó que hay como veinte repeticiones idénticas en el film), el sopor, la agonía vital, las máscaras de hipocresía autoimpuestas por la etiqueta aristócrata van cayendo cual capas de cebolla, mientras los instintos básicos emergen. Un retrato de la clase alta endogámica, hermética, tribal, que no va a lado alguno, demagoga, irritante.

 

Durante el transcurso de esta interminable velada se van sucediendo todo un tropel de situaciones entre el absurdo y el surrealismo propio de Buñuel: Como que el servicio de la mansión decida abandonar la casa, cual si la clase baja no tuviera que ver con los pecados de la burguesía; Como una mujer que guarda patas de gallo en su bolso como amuleto (fetichismo buñueliano); La superficialidad de estos burgueses con diálogos delirantes, como cuando un doctor comenta que una mujer de las invitadas tiene una enfermedad incurable y se quedará calva dentro de una semana (¿?); El modo en que los protocolos de conducta van colapsando, ejemplo cuando una pareja se perturba cuando los invitados se quitan las chaquetas (están sudando por el calor), con lo que atacan los códigos de etiqueta (¿?), pero esto es imparable con un hacha de adorno antiguo se maneja como mazo, un arco de violonchelo se convierte en una sierra, los jarrones de flores en improvisadas jarras de agua, etc.; Una mujer invoca la magia negra provocando el caos (se sugiere es judía, Buñuel antisemita?; Un anciano Sergio Russell (Antonio Bravo), muere y su cuerpo se coloca en un gran armario (alegoría de cómo se apartan a los muertos, cual bajo la alfombra); Unas pareja de novios por no poder consumar termina suicidándose y terminan... en el armario; Tenemos a un oso que aparece no se sabe de dónde, es la mascota de los Nóbile?; Hay un robo de morfina destinada a aminorar el dolor de una enferma; Y ya en el clímax de lo irrespirable, hay un intento de linchamiento de resonancias paganas contra el chivo expiatorio de sus males ("Muerta la araña, la tela se deshace", sugieren); Para desembocar todo en una conclusión tan surrealista (*spoiler) como lo es la película, y coronado todo por un epílogo ingenioso (**spoiler), y que han copiado muchos, lo de dejar coleando una posible secuela.

 

Spoiler:

 

Tras atacar al anfitrión como culpable de su cautiverio, queriendo sacrificarlo, el Dr. lo impide, pero es el propio Nóbile el que se ofrece a matarse si es por el bien del resto. *Entonces la invitada extranjera, apodada Leticia ‘La Valkiria’, cae en la cuenta de que todos están en las mismas posiciones que cuando ella tocó el piano justo en el fin de la velada original. Solo falta que ella toque la misma pieza, cosa que hace, y tras lo cual pueden salir alborozados de la sala. Porque se da esto? Pues porque sí. En realidad este recurso cogido con pinzas tiene trampa, pues ha habido tres muertos que no ocupan sus respectivos lugares, ni tan siquiera hacen por colocar los cuerpos o algo que los reemplace) ** Tras ello asistimos a un Te Deum en la catedral (no se sabe sin con los invitados que quedaron enterrados o no, pues no los vemos). Cuando termina el servicio el cura con su séquito se dispone a salir a fuera, pero... La situación en la iglesia es seguida por un motín en las calles y los militares intervienen para reprimir brutalmente, disparando contra los alborotadores. La última escena muestra un rebaño de ovejas entrando en fila a la iglesia, acompañado por el sonido de disparos. Brillante final, propio de una franquicia de terror.

 

El crítico de cine estadounidense Roger Ebert escribió una interpretación extensa del simbolismo de la película, que incluye el siguiente párrafo: "Los invitados a la cena representan a la clase dominante en la España de Franco. Habiendo establecido una mesa de banquete para ellos al derrotar a los trabajadores en la Guerra Civil española, se sientan para un banquete, solo para descubrir que nunca termina. Están atrapados en su propio callejón sin salida burgués. Cada vez más resentidos por estar aislados del mundo exterior, se vuelven mezquinos e inquietos; sus peores tendencias se revelan".

 

El académico Robert Stam señala en su libro Reflexivity in Film and Literature: From Don Quixote to Jean-Luc Godard que la película "está estructurada sobre la fórmula cómica de un lento descenso de la normalidad a la anarquía... El 'Ángel exterminador' ejecuta una misión de la justicia social, un apocalíptico abatimiento de los nobles y los poderosos".

 

Samuel Pierce, que escribe para el sitio web de películas de terror Bloody Disgusting , señala la influencia de “El ángel exterminador” en las películas de terror contemporáneas y escribe: " Vemos que el aislamiento conduce a la locura. Vemos cómo se forman tribus en tiempos de conflicto. Vemos que el asesinato se vuelve cada vez más atractivo. Sin embargo, más que nada, “El ángel exterminador” explora la hipocresía de la élite social y los delgados hilos de la sociedad que los protegen de la depravación total".

 

Buñuel comentó sobre su film:

Buñuel no quedó del todo contento, le habría encantado contar con un presupuesto mayor y poder exagerar más la vida pomposa de estos burgueses acomodados.

Un magnífico título: “Al principio se titulaba Los náufragos de la calle providencia. Pero el año anterior José Bergamín me había hablado de una obra de teatro que quería titular El ángel exterminador. El título me pareció magnífico y le dije: ‘si yo veo eso en un cartel, entro inmediatamente en la sala’, Le escribí desde México para pedirle noticias de su obra... y de su título. Me respondió que la obra no estaba escrita y que, de todos modos, el título no le pertenecía, que estaba en el Apocalipsis. Podía cogerlo, me dijo, sin ningún problema. Cosa que hice, dándole las gracias. (...) Yo primero pensé que el título tenía una relación con el argumento, aunque no sabía cuál. A posteriori lo he interpretado así: en la sociedad humana de hoy, los hombres se ponen cada vez menos de acuerdo, y por eso combaten entre ellos. En la película sucede lo mismo: ¿Por qué no llegan juntos a una solución para salir de la sala?”

Repetición de escenas: “Por lo que a la repetición de acontecimientos se refiere... hay como veinte repeticiones idénticas, de acuerdo con la idea de mi padre. Él dijo: Todos los días de nuestra vida nos repetimos. Cada mañana nos levantamos, nos lavamos los dientes con el mismo cepillo y con los mismos movimientos de la mano, nos sentamos en la misma mesa a desayunar, vamos a la misma oficina, encontramos a las mismas personas... y cuántas veces ha ocurrido que en una fiesta saludamos a una persona y una hora después le damos otra vez la mano, le decimos hola y después exclamamos: ‘Oh, qué estamos haciendo, acabamos de saludarnos hace un minuto’. El hecho es que, quiéranlo o no, la sociedad está inmovilizada. Creo que ésta es la única interpretación simbólica que uno puede hacer”

El WC en el armario (una de las mujeres, al salir del armario, explica: “Al levantar la tapa, he visto un gran precipicio, y antes de sentarme, un águila cruzó a dos metros debajo de mí”): “Metí un recuerdo de mi infancia. En Molinos, pueblo aragonés y también de Cuenca, hay precipicios hasta de cien metros de profundidad. En uno hay en lo alto un retrete de madera: el agujero da al abismo. Yo he visto un halcón volando debajo de mí mientras cumplía con una necesidad fisiológica”.

Objetos como símbolos: “Se me ocurrió que Silvia vendara con un pañuelo los ojos del cordero y le diera el puñal a Nobile. Así quedó. Todo improvisado, sin pensar en que los objetos fueran símbolos. Buen símbolo de nada. A pesar de eso, algunos críticos hicieron varias interpretaciones. El cordero, es decir el cristianismo; el cuchillo, la blasfemia... Y no había nada de eso, todo era arbitrario, se trataba de provocar sólo alguna inquietud...”.

Condenados de por vida: “En el final de la película no hay liberación. Sólo es momentánea. Pero la situación de encierro se va a repetir infinitamente. Regresarán a la situación inicial, volverán a hacer los mismos gestos. Han salido del encierro en casa de los Nóbile, pero se quedan encerrados en la iglesia. Y ahora será peor, porque ya no son veinte personas, sino doscientas. Es como una epidemia que se extiende hasta el infinito”

Un final anarquista: “Quizá en El ángel exterminador la carga de la policía no tenga relación con el encierro en la iglesia y sean dos hechos coincidentes por casualidad. Pero yo no sentí la imagen de otra manera, sino así: la fachada de la iglesia, tiros, gritos, los corderos que entran en el templo. Si no se les ocurre a los críticos otra explicación, podrían decir que me gustan las situaciones de caos, que soy un anarquista”.

La imposibilidad de explicarlo todo: “La gente siempre quiere una explicación para todo. Es consecuencia de siglos de educación burguesa. Y para todo lo que no encuentran explicación, recurren en última instancia a Dios. Pero de qué les sirve? A continuación tendrían que explicar a Dios”

El director autocensurado: “Si no llegué más lejos fue porque me autocensuré. Ahora lo haría mejor. Dejaría a los personajes un mes hasta llegar al canibalismo, a la pelea a muerte, para mostrar que tal vez la agresividad es innata”.

 

-Piensa permanecer mucho entre nosotros?

-Y usted?

-No, dígalo usted antes.

-Yo vivo aquí. -Me lo esperaba…

 

Film Icónico, de los que recuerdas por siempre, con un calado arrollador. Gloria Ucrania!!!

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario