domingo, 30 de noviembre de 2014




800 BALAS.


Muy entretenida cinta en la sexta realización de Alex de la Iglesia, un formidable homenaje al mundo del cine y más concretamente al spagueti-western que tuvo su auge en los cientos de rodajes en el desierto de Tabernas en Almería en la década de los 60 y los 70, siendo el buque insignia el director Sergio Leone y su trilogía del Dólar, con el gran Clint Eastwood, además de hacer allí “Hasta que llegó su hora” y “Agáchate maldito”, hace un enternecedor tributo a los especialistas, dobles y figurante del cine, esos grandes olvidados, con un entrañable dibujo de unos personajes anclados en un tiempo ya lejano del que no quieren bajarse, sobresaliendo un Colosal Sancho Gracia. Lástima que el guión sea tan liviano, tan deja vú, muy manido lo de que un grupo disfuncional de personas sean acosadas por una constructora que quiere echar abajo su “paraíso”, y más lastima aún es su último tercio, un caos inmanejable que se le va de las manos a de la Iglesia, un esperpento cuasi-bochornoso, son como dos films en uno, los dos primeros tercios un buenísimos, el último un despiporre sin pies ni cabeza.



El escenario principal  es un poblado-decorado (el “Fort Bravo”) en medio del desierto de Tabernas en Almería, lugar donde se rodaron decenas de spagueti-westerns en las décadas de los 60 y 70, allí sobreviven un puñado de actores y especialistas haciendo espectáculos de western (dramatizaciones de tiroteos) para los turistas, son un grupo de perdedores, disfrutan de lo que hacen, destilando nostalgia por un pasado ya lejano en que convivían con superproducciones con grandes actores, el líder es Julián Torralba (gran Sancho Gracia), un ex-especialista, mujeriego y alcohólico que dice haber sido doble de Clint Eastwood, con el que cuenta trabó amistad. Un día, sin previo aviso llega hasta allí el nieto de 11 años Julián, Carlos (buen Luis Castro), este se ha escapado de casa de su madre, Laura (correcta Carmen Maura), para conocer a su abuelo, el niño queda fascinado por la vida bohemia de este microcosmos de vividores, pero Laura se entera de donde está Carlos, ella le tiene una gran tirria a su exsuegro, al que culpa de la muerte de su marido, y tratará de destrozar su particular “paraíso”.


La idea para el film fue del guionista Jorge Guerricaechevarría (“El día de la bestia”, “La comunidad” o “Celda 211”), estaba en Almería buscando localizaciones para “Fu Manchú” (film aún no realizado), asistió a un espectáculo de pistoleros para turistas en el “Fort Bravo”, y se le ocurrió la historia, escribiendo el guión el mismo con el director. Construyen a unos personajes llenos de vida, muy bien trazados, muy empáticos tanto en el nivel protagónico como en el secundario, vividores que disfrutan con poco, porque hacen lo que les gusta, aunque cojea en la esquina de los villanos, caricaturas planas. Se mueve muy bien por el terreno del humor fresco, con divertidos gags, haciendo una narración fluida, trepidante, ligera, con momentos que combinan lo conmovedor con lo disparatado sin caer en lo sensiblero, con diálogos chisposos, cínicos, mordaces, ácidos, una visión melancólica de un microcosmos que tantos buenos ratos nos hizo pasar, y frente a estos nostálgicos personajes la maquinaria pragmática del capitalismo que arrasa con sus despiadados tiburones desprovistos de cualquier atisbo de sensibilidad, y entre estos dos mundos un niño que es el nexo de unión, que queda maravillado por estos vividores bon-vivant borrachos, mujeriegos y pendencieros postrados en un lugar de fantasía en el que han llegado a creerse sus papeles, el chico es el motor que produce la catarsis, el choque de submundos entre el Capitalismo y grupo de Marginados. Es un relato que nos habla de que la felicidad está en hacer lo que a uno le gusta, un relato de perdedores que son felices en un microuniverso creado a la medida de sus pequeñas aspiraciones, soñadores que anhelan un tiempo pasado en un mundo que ya les superó, un tributo a unos periféricos del Séptimo Arte a los que el director trata de dar dignidad, el realizador vasco también aprovecha para lanzar algunos dardos envenenados contra el periodismo amarillista. Pues bien todo lo bueno dicho queda para los 2 primeros tercios cuando comienzan los “pistoleros” su disputa contra el mundo (la Guardia Civil), defecto que tiene el director que impone en sus cintas tramos finales caóticos, bizarros, esperpénticos, y este es buena prueba de ello, el desconcierto cunde por doquier, el desbarajuste, la anarquía, la mínima cordura es arrasada, parece que al maestro de ceremonias de este circo se escaparan los payasos e hicieran cada unos por su cuenta lo que les diera la gana, con un final calamitoso, está bien lo de loar a los perdedores pero para poder tener poder de arraigo en el espectador  se queda muy lejos con este desconcierto en que se convierte el rush final, un puzle sin pies ni cabeza, lo peor es que todo lo bueno, que era bastante, lo echa por la borda con el sinsentido que nos ofrece, restándole a la postre calidad en la balanza.

Sancho Gracia está majestuoso en su rol de vividor, bohemio, orgulloso, soberbio, cínico, borrachín, misántropo, ha edificado un lugar a su medida para no tener que vivir en la aburrida realidad, un desheredado que vive de los recuerdos, Sancho le incorpora matices, aristas, grises, dejando traslucir ternura, fragilidad, grietas, con un porte carismático, con un habla impetuosa e Imperial fascina la fuerza que transmite, traspasando la pantalla con su irradiante carácter de líder, Magnífico. Al parecer su personaje se inspira libremente en el actor vallecano Aldo Sanbrell (Alfredo Sánchez Brell), actuó en más de 300 películas, estuvo exiliado con su familia en México, llegó estudiar arte dramático en Estocolmo, donde se operó de alopecia, lo que le dejó una cicatriz en el rostro, a su retorno a México llegó a jugar al fútbol en la primera división con el Puebla. En 1959 fallece su padre y regresa a España, donde jugó en segunda división con el alcoyano y con el rayo Vallecano, tras lo que abandonó el balompié para dedicarse a actuar, adoptando el nombre artístico de Aldo Sanbrell, debutando en cine a lo grande con “Atraco a las 3”, su primer western fue “3 hombres buenos” de sus amigos los hermanos Marchent, quedando desde entonces encasillado en el spagueti-western como eterno secundario, mayormente de villano, su primer hijo lo tuvo con la modelo Cándioda López Cano, Alfredo Xavier Sánchez Cavaleiro, y el padrino fue nada menos que Sergio Leone, y es que el director romano lo tendría en toda la saga del Dólar, incluida “Hasta que llegó su hora”,  alternando con actores como Clint Eastwood, Lee van Cleef, Gian Maria Volonte, Eli Wallach, Klaus Kinski, Henry Fonda, Charles Bronson, Claudia Cardinale o Woody Strode, además en otras producciones coincidió con intérpretes tan reconocidos mundialmente como Ernest Borgnine, Oliver Reed, Sean Connery, John Carradine, Burt Reynolds, Fernando Rey, Yul Brynner, Arnold Schwarzenegger, Raquel Welch, James Mason, Jack Palance, Alain Delon, Gina Lollobrigida, Anthony Quinn, Kirk Douglas u Orson Welles, un desconocido en nuestro país pero que probablemente sea nuestro actor más internacional con reconocimientos en Italia y USA. El 10 de julio de 2010 falleció de infarto cerebral en Alicante, sus cenizas fueron esparcidas en el “Fort Bravo” de Tabernas (Almería), lugar principal del rodaje de “800 balas”.

El resto del elenco brilla sobre todo en los del poblado del Oeste, con un Ángel de Andrés maravilloso como “Cheyenne”, exponiendo picardía, cuasi-villano divertido, con frases cortantes, muy natural, con acusada personalidad. Un Manuel Tallafé hilarante con su acento gaditano queriendo ser vasco, y es los de Bilbao nacen donde quieren. Un Enrique Fernández como “El Arrastrao” fenomenal y jocoso. El italiano Luciano Federico como “El Enterraor”, hilarante. Un Eduardo Gómez como “El Ahorcao” divertidísimo con esa pose de resabiao. Un buen Ramón Barea como el dueño del poblado. Un siempre carismático Cesáreo Estébanez en un rol ya muy usado por él, el de agente de policía. Destaca por su belleza y soplo de aire fresco sensual Yoima Valdés, con un encanto personal que desarma, aunque su escena con el niño descoloca un poco, chirría este momento pedofilia. Luis Castro como el niño Carlos recibió muchas malas críticas, yo debo ser un bicho raro, pues a mí me ha parecido una actuación refrescante, vivaraz, natural, y empática. En el lado negativo está el confuso papel de Carmen maura, muy acartonada, también encuentro muy desaprovechada a Terele Pavez y a Eusebio Poncela, no puedes tenerlos en una película y darles estos indefinidos roles.


La puesta en escena resulta notable, un gran trabajo para trasladarnos a este sub-western, con un gran trabajo en la dirección artística de José Luis Arrizabalaga (“Los cronocrímenes”, La comunidad” oEl día de la bestia”) y Biaffra (“Los cronocrimenes”, “Crimen ferpecto” o “Muertos de risa”), rodando casi todo en Almería, la mayor parte en el poblado-decorado de “Fort Bravo” de Tabernas, también en la misma Tabernas, en la urbe de Almería por el Paseo de “Mi” ciudad, cuando sale Julián de los juzgados , y un poco por el océano de de invernaderos almerienses cuando reclutan a los peones marroquíes para hacer de indios en “Fort Bravo”, una bizarra mezcolanza, ello fotografiado con tino por Flavio Martínez Labiano (“El día de la Bestia”, “Sin identidad” o “Non-stop”) dotando de gran cromatismo los fotogramas, cercano el espíritu al pulp-comic, con estupendo uso de grúas, con travellings, con tomas abiertas con marcado homenaje al western,  y esto ensalzado por la música de Roque Baños (“Sexy Beast”, “El Maquinista” o “Celda 21”), de reminiscencias al spaghetti-western, atractivas partitura, arranca con versión flamenca del tema de Morricone de "El bueno, el feo y el malo", uso de guitarras española, siendo u  gran complemento al tono trivial del argumento.

Momentos para el recuerdo: El inicio con la vibrante acción de la persecución de unos forajidos a una diligencia, rodada con pulso enérgico, propia del mejor western; Como Julián enseña a unos turistas las reliquias del pasado glorioso del poblado, con el poncho de Eastwood como estrella, y con la fotografía superpuesta de él con Clint; Julián y troupe de pistoleros a caballo por el centro de Almería con los transeúntes vitoreándoles cual héroes; La fiesta salvaje en el poblado, todo un alarde de emisión de alegría de vivir conjugado con la anarquía alcohólica; El fuera de lugar pero muy bien filmado duelo final entre “Cheyenne” y Julián, homenajeando el realizador el estilo Leone, donde dos amigos-enemigos se retan en un enfrentamiento final mostrado con inercia operística, de carácter elegiaco, con trémulos primeros planos de los ojos (marca Leone) con incluso tomas cenitales en la que cuasi-levitan los contendientes, lástima que para llegar allí el director nos haya sumergido en un caos narrativo que nos ha alejado fríamente de sentir algo, craso error.


La cinta la he revisionado por varios motivos, uno es que se cumple el 50 aniversario este año del estreno de “Por un puñado de dólares” de Sergio leone, la que se considera fue la cinta que supuso el pistoletazo de salida para el boom del spagueti-western, no fue el primero rodado en Tabernas, pero si el que tuvo distribución internacional, además con tremendo éxito, también acaba de ser el Festival del Western celebrado en Almería, por ello he visitado el “Fort Bravo”, donde se filmó “800 balas”, por ello la he vuelto a ver. Además de este poblado-decorado hay dos más por la zona de este desierto, otro llamado Western Leone y otro Oasis, donde además del poblado hay un parque zoológico, todos ellos lugares en decadencia que se mantienen más por las subvenciones derivados de motivos nostálgicos que por lo que recaudan, y es que encima los precios por los espectáculos son para mí abusivos, 17 euros, teniendo en cuenta que son lugares de complicado acceso. A de la Iglesia en vez del muy ajado argumento de que unos poderosos los quieren demoler, podría haber ideado una “Guerra” entre poblados con los diferentes grupos de residentes. Como curiosidad Álex de la Iglesia intentó que Clint Eastwood apareciera en el final como colofón-homenaje al spagueti-western, pero fracasó, no llegando a hablar tan siquiera con él, lo sustituyó por un pegote, puso a un tipo larguirucho y delgado al que oscureció el rostro y puso la voz de Constantino Romero (actor que lo doblaba habitualmente), quedando una cosa estridente y muy forzada.


En conjunto, en la balanza puesto lo bueno y lo malo me da un buen film, que da rabia pensar lo que pudo ser y no fue, apuntaba alto pero algo crónico en de la Iglesia ocurre, parece poseído en los finales por unos duendes que lo vuelven majara. Fuerza y honor!!!

viernes, 28 de noviembre de 2014




EL GRADUADO.

MIKE NICHOLS (6/11/1931 AL 19/11/2014)
Tributo a Mike Nichols.

El director nacido en Berlín el 6 de noviembre de 1931 Michael Igor Peschkowsky, más conocido como Mike Nichols, murió de un ataque al corazón el 19 de noviembre de este año 2014 en Nueva York,  con 83 años, fue un polifacético tipo que está entre un escaso grupo de personas que han ganado el premio Emmy (a la televisión, 2 veces por las series “Wit” y “Angels in America”), el Grammy (por la música del disco “Una tarde con Mike Nichols y Elaine May”), un Oscar (por “El graduado”),  y el Tony Award (a la dirección teatral en 4 ocasiones). Con motivo de su fallecimiento he revisionado su más popular realización, fue su segundo largometraje y tocó el cielo con este Mítico e Icónico film de finales de los sesenta, un estudio de personajes a través de una sociedad aletargada, una feroz crítica a la burguesía, y una magistral radiografía de la juventud sin rumbo, se hace un fresco de ese momento crucial en la vida que todo chico debe elegir qué camino tomar, todo ello mezclado con unos actores en estado de gracia, un Dustin Hoffman divertidísimo, una Anne Bancroft sensual, una Catharine Ross encantadora, y el cuarto protagonista, las canciones mágicas de Simon & Garfunkel (ligados desde entonces a este film) el resultado fue una comedia agridulce que supuso la más taquillera cinta del año. Una Obra que supuso una bomba de relojería que explotó en escándalo en la anquilosada moral americana, tratando un tema tan escabroso como un adulterio, producido entre una mujer mayor que seduce a un joven de apenas 20 años. Retrata una familia americana disfuncional, con infidelidades, doble moral, hipócrita, matrimonios que duermen en diferentes habitaciones, materialismo, pragmatismo, casamientos de penalti, divorcios, o alcoholismo son temas tocados en este fenomenal trabajo fílmico.

El escenario principal es Pasadena en California, un chico de 21 años, Benjamin Braddock (gran Dustin Hoffman), se acaba de licenciar en la Universidad, y sus padres de clase media-alta le hacen una fiesta de celebración, Bejamin se nota incómodo, insatisfecho, aburrido, desorientado, sin saber qué rumbo va a tomar su vida. En la fiesta la señora Robinson (gran Anne Bancroft), de la que nunca sabremos su nombre de pila, esposa del socio del padre del chico, le pide la lleve a su casa, su marido no la acompañado, está jugando al golf, una vez en la casa de ella, esta trata de seducirlo abiertamente, a lo que él responde con nerviosismo y evasivas, hasta que llega el marido sin darse cuenta este de nada. Tras unos días de tedio de Benjamin este decide llamar a la señora Robinson para quedar en un hotel, el Taft, donde tras un prólogo delirante en el lobby, comienza entre los dos una relación sexual que se prolongará, ella solo quiere sexo, pero él anhela algo de calor humano. Se produce un giro cuando vuelve de los estudios la hija de la señora Robinson, Elaine (buena Catharine Ross), los padres de él organizan una cita entre Elaine y Benjamin, la señora Robinson amenaza con revelar los suyo si sale con su hija, la situación está a punto de estallar.

Los guionistas Calder Willingham (“Senderos de gloria”, “Vikingos” o “Pequeño gran hombre”) y Buck Henry (“Superagente 86”, “Trampa 22” o “Todo por un sueño”) se basan en la novela homónima de Charles Webb (hace un cameo como empleado del hotel) de 1966, la escribió tras graduarse en la universidad, inspirándose en sus propias experiencias. Se ahonda en el despertar sexual de un joven introvertido y fuera de lugar, alienado por un entorno que le insatisface, sobre el tedio que precede a la rebeldía, sobre la grita generacional entre padres e hijos, se aborda mediante un sutil coctel de comedia mordaz y de drama decadente, evoluciona en un tono punzante, cómico, sardónico, por momentos hundiéndose en trazos de existencialismo con el potente montaje en que encadenan la monotonía en la que está sumergido Benjamin, un chico sumido en la infelicidad, en la desidia, en la inercia, en el nihilismo, su relación meramente sexual con una vacía mujer solo le reporta vacuidad, de pronto encuentra un objetivo en la vida, haya una motivación, quizás porque le es cuasi-imposible conseguirlo, y se aferra a ella como el centro de su existencia, la historia se convierte en una travesía del despertar a la vida de Ben, en contraposición a una sociedad corrompida moralmente, donde priman las falsas apariencias, la fachada que esconde realidades decadentes. El guión nos deja unos diálogos frescos, incisivos, virulentos, expuestos en medio de situaciones maravillosamente hiladas, con un delirante simbolismo sensorial. Asimismo la cinta nos deja una fenomenal construcción de secundarios en pocos trazos los padres de él nos quedan definidos en unos rasgos exagerados de sobreprotectores, dejándonos jocosas situaciones. La película te atrapa ya desde su fascinante inicio bajo los acordes del hipnótico tema “The sounds of silence” de Simon & Garfunkel, que sientan como un anillo al melancólico relato.



La puesta en escena resulta magnífica, sobre todo teniendo en cuenta que fue un film de bajo presupuesto, empezando por un brillante diseño de producción de Richard Sylbert (“Rosemary’s baby”, “Chinatown” o “Carlito’s way”), conjugando escenarios, la casa de Benjamin, el hotel, la pensión en San Francisco, el buen uso del Golden Gate, la modernista Iglesia, y esto embellecido por la espléndida fotografía de Robert Surtees (“Ben-Hur”, “La última película” o “El golpe”), jugando con planos y angulaciones prodigiosas, para el recuerdo eterno el plano bajo la pierna flexionada de la Sra. Robinson y al fondo un subyugado Benjamin, o las superposiciones alegóricas, o zooms vibrantes, o experimentando con el teleobjetivo como en el tramo en que benjamín corre a la Iglesia, o tomas subjetivas, o trémulos primeros planos, como en el momento traje de buceo, para emitirnos lo extraterrestre que se siente Ben,  soberbio, y está la Colosal música, pocas veces en la historia del cine unas canciones han estado más ligadas a un film, se ajustan al tono melancólico del relato con el látex al cuerpo, un turbador canalizador de emociones, el dúo Simon & Garfunkel fueron atomizados universalmente con “El graduado”, Nichols y O'Steen utilizaban “The sounds of silence” como estimulación para el montaje, pero el director ante el gran soporte de emociones que era esta música cambió la música de Dave Grusin por canciones del binomio, el productor Lawrence Turman (“Con el agua al cuello”, “La cosa” o “American History X”), requirió a Paul Simon para otras 3 canciones para el film, para cuando casi terminó la edición solo había escrito Simon otra, este objetó estaba muy ocupado de gira, entonces Nichols escuchó una de las canciones sobre las que trabajaba Simon, era sobre la señora Roosevelt y Joe DiMaggio, el director le espetó que ahora trataría de la señora Robinson, pasando a ser el Mítico tema, la versión del film es algo distinta a la que se publicó en el siguiente álbum de Simon & Garfunkel “Bookends”, el dueto incluyó en el film 4 temas, “The sounds of silence”, “April Come She Will”, “Scarborough Fair” y “Mrs. Robinson”,  el disco de la BSO fue un tremendo éxito, superando al “White álbum” de los Beatles, está la música de acompañamiento de Dave Grusin (“Los fabulosos Baker Boys”), que queda opacada por las canciones de la pareja. Esto realzado por el extraordinario montaje de Sam O’Steen (“La leyenda del indomable”, “Rosemary’s baby” o “Chinatown”), que compone tramos rebosantes de un lirismo visual apoteósico, con transiciones memorables, con elipsis que han marcado un antes y después.



Momentos recordables, algunos nombrados ya, otros: El comienzo con la fiesta de graduación, vemos un puñado de gente de mediana edad hablando de nada en particular, Nichols la filma con primeros planos de manos, despersonalizando a los presentes, figuras cuasi-decorativas para Ben, un chico que intenta escapar del lugar; El primer tramo de seducción de la Sra. Robinson a benjamín, perturbador y delirantemente divertido, como se entremezclan la picardía de ella con la ingenuidad de él, que tiene su continuación en la primera cita en el hotel, desternillante, el nervioso diálogo con el recepcionista, el momento en que entra en una convención, la charla alterada con la Sra., ya en la habitación las dudas de él, cabeceando la pared, hasta que las armas de mujer de ella lo socaban; El Famoso plano mencionado entre la pierna de la Sra. Mientras Ben dice <Sra. Robinson, usted está tratando de seducirme>; La conversación en la cama de la Sra. y Ben, él quiere saber algo de ella, esta es reticente, al final de espaldas a él sabremos de su infelicidad forzada por su embarazo, de gran hondura dramática; La cita de Ben con Elaine, como empieza de modo megabrusco, con el siendo arisco, llevándola a un Club de striptease, y derivando en enamoramiento; La confesión de Ben a Ealine, rodada con una grandiosa maestría, con un plano sublime, Ben se lo cuenta a Elaine, y tras ellos, entre medio de la puerta la cortante mirada de la Sra., él es echado de la habitación y la Sra. está al fondo del pasillo achicada por los acontecimientos, formidable; La tronchante charla de Ben con sus padres a los que les dice sin anestesia que se va a casar con Elaine, para al final decirles que no solo ella no lo sabe, es que ella le odia, una minucia; El trepidante tramo finalque hace protagonista al alfa romeo rojo de ben, y por supuesto a la música de Simon & Garfunkel, en una edición frenética, siendo el clímax en la Iglesia, con un simbolismo supremo, primero Ben gritando a través de un cristal para impedir se den el si Elaine y su novio, los padres de ella se dan la vuelta y los vemos desde el punto de vista silente de ben gritar salvajemente, Elaine lo ve y no se lo piensa corre hacia él, Ben baja, los invitados le atacan, el se defiende con un crucifijo a modo de estaca, salen del templo y ponen el crucifijo de cerrojo en la puerta, los dos corren y se montan en un bus, se sientan en el fondo, agarrados de las manos, mirando al frente y sonriendo, Antológico final.



Dustin Hoffman en su primer rol de importancia lo borda, transmite una honda humanidad, muestra con veracidad su viaje iniciático, soportando primeros planos que exponen el sinsabor de su mundo, en su relación con la Sra. nos deja una gran candidez y torpeza, muy divertido, expresándose con tartamudeo y gemidos, y conforme avanza el metraje crece su autoconfianza, cuando en su vida tiene una meta por la que luchar. Anne Bancroft con un embrujador carisma, es un volcán de sensualidad, demostrando adustez, aspereza, y a la vez un fino erotismo seductor, moviéndose con mucha seguridad en sí misma, una narcisista que maneja cual maestra de marionetas a Ben, pero que a la vez deja traslucir fragilidad anímica, excelente, y entre ella y Hoffman una efervescente química. Katharine Ross encarna con dulzura y mucha empatía a su Elaine, es la contraposición angelical a su madre, una manipuladora perversa. Destacaría entre los secundarios a Norman Fell, McCleery, el regente de la pensión que habita Ben en san Francisco, un cascarrabias que ve agentes desestabilizadores en todas partes.


La primera opción para la señora Robinson del realizador fue Doris Day, esta rechazó el rol por pudor en los desnudos, también lo rehusaron por diferentes motivos, Patricia Neal por acabar de recuperarse de un derrame cerebral, Geraldine Page también lo rechazó.  Joan CrawfordLauren Bacall y Audrey Hepburn quisieron el papel. También se pensó en la actriz francesa  Jeanne Moreau, por lo de que la cultura gala se entiende en USA más liberal. Otras actrices barajadas fueron Ava Graner (rechazada por ser mayor, tenía 45 años), Claire Bloom , Angie Dickinson , Sophia Loren , Judy Garland , Rita Hayworth , Susan Hayward , Anouk Aimée , Jennifer Jones ,Deborah Kerr , Eva Marie Saint , Rosalind Russell , Simone Signoret , Jean Simmons , Lana Turner , Eleanor Parker , Anne BaxterShelley Winters o Angela Lansbury, hasta que se contrató a Anne Bancroft. Caso curioso fue el de Natalie Wood a la que le fueron ofrecidos los dos papeles, el de madre e hija, los rechazó. Para Elaine también el desfile de actrices fue numeroso, Patty DukeFaye Dunaway (lo rechazó  en favor de “Bonnie y Clyde”), Sally Field y Shirley MacLaineRaquel Welch, Joan CollinsCarroll Baker, Candice Bergen, Goldie Hawn, Jane Fonda, Ann-Margret , Elizabeth Ashley , Carol Lynley , Sue Lyon , Yvette Mimieux , Suzanne Pleshette , Lee Remick , Pamela Tiffin , Julie Christie , o Tuesday Weld, hasta que se contrató a Catharine Ross. Para Benjamin se pensaron en actores como Robert Redford, Warren Beatty (al igual que Faye lo rechazó  en favor de “Bonnie y Clyde”), Charles Grodin (lo rechazó por le pareció poco su sueldo), Brandon De Wilde, Michael Parks, Keir Dullea, Robert Duvall, Harrison Ford , George Hamilton, Albert Finney, Gene Wilder, Steve McQueen , Jack Nance, Anthony Perkins, Robert Wagner o Jack Nicholson  hasta que se contrató a Dustin Hoffman. Para el escaso papel de Mr. Robinson se decidieron Gene Hackman, pero poco antes de comenzar a rodar Mike Nichols lo sustituyó por ser demasiado joven, se pensaron en actores como Marlon Brando , Howard Duff , Brian Keith , George Peppard , Jack Palance , Frank Sinatra , Walter Matthau o Gregory Peck, hasta que se contrató a Murray Hamilton. Para madre de benjamín la primera opción fue Susan Hayward, al final se le dio a Elizabeth Wilson. Para padre de benjamín se pensó en Yul Brynner, Kirk Douglas, Jack Lemmon, Robert Mitchum, Karl Malden, Christopher Plummer Ronald Reagan hasta que se contrató a William Daniels . 



Por ponerle alguna tara, se podría haber pulido algo más el enamoramiento entre Elaine y Ben, queda algo liviano para que él se eche el mundo a cuestas para conseguirla, también se echa algo en falta en la segunda mitad a la Sra. Robinson, desapareciendo casi por completo.

Como curiosidades decir que la pierna en primer plano del cartel anunciador del film no es de Anne Bancroft, ella por trabajo no pudo estar presente en la sesión fotográfica, la bella pierna es de Linda Gray, que años después se hizo famosa como Sue Ellen en la serie “Dallas”. Según he leído la venta de plásticos aumentó en USA tras el estreno del film, gracias según achacan a la popular frase <Una sola palabra, plásticos, plásticos>, me resulta complicado creerlo. Asimismo aparece fugazmente Richard Dreyfuss como un estudiante universitario.


Nos queda un Clásico Imperecedero, Atemporal y Universal, que marcó una época. Fuerza y honor!!!