martes, 23 de abril de 2024

 


Capricho Imperial.

 

Sugestivo y atractivo drama histórico estadounidense biopic sobre la zarina rusa Catalina la Grande y como llegó al trono. Dirigido y producido por el vienés Josef von Sternberg, con guion de Manuel Konroff, Eleanor McGeary, se inspira libremente en el diario de Catalina II de Rusia encarnada aquí por la berlinesa Marlen Dietrich. Film que cumple este año el 90 aniversario de su estreno (15/09/1934), y se mantiene fresco en modernidad, en su forma mordaz de tratar esta disfuncional corte. Fue la sexta de siete colaboraciones entre von Sternberg y su musa Marlene Dietrich ("El ángel azul", "Marruecos", "Dishonored", "Shanghai Express", "Blonde Venus", "The Scarlet Empress" y "El diablo es mujer") que convirtió su rostro en uno de los iconos inmortales del cine, en la que de nuevo la cámara se deleita en su belleza.

 

Destaca la cinta por la gótica estética recargada con la que dota los atestados decorados (rodada íntegramente en los estudios Paramount en Hollywood), creados por la dirección artística del germano tri-oscarizado Hans Dreier (“Perdición” o “Sunset Boulevard”), proyectando un estado de ánimo malsano y retorcido, rozando el escenario de terror salido de la mente de William Blake, donde hay constante presencia de grotescas figuras, el suizo Pete Babusch (“Los tres mosqueteros” o “Una americano en París”) creó cientos de esculturas parecidas a gárgolas de figuras masculinas "llorando, gritando o sumidas en la miseria" que "se alinean en los pasillos, decoran los tronos reales e incluso aparecen en los platos para servir". Figuras que se retuercen y contorsionan sobre el trono, asientos, espejos, o sosteniendo candelabros, dando impresión de envolver y poseer a los personajes en sus pesadillescas formas, con múltiples esculturas beatas, (cinco mártires macilentos y de gran tamaño custodian el lecho de Isabel), con un esqueleto de anfitrión de la mesa banquete de bodas real, cofres reales con santos tallados en sus tapas, el trono imperial tiene forma de la doble águila vengadora de las Rusias, hay un espejo curvado en forma de gárgola con cuernos y alas y una silla formada con la imagen de un santo mártir, para acomodar al modelo en el regazo del santo. Todo un sinfín de mobiliario mastodóntico, tapices inmensos, puertas ‘kinkongnianas’ que la pantalla no es capaz de abarcar, y deben ser abiertas y cerradas por dos personas, todo inundado de una fastuosa híper-realidad, con pasillos saturados de decoración; Ello iluminado por la expresionista lente en glorioso b/n de Bert Glennon (“La Diligencia”) con genuinos juegos de sombras lóbregas, juegos de reflejos en cristales, travellings incisivos, TOMAS DE GRÚA, y como no acariciando en delicados primeros planos el rostro de Marlen, con filtros que la hacen inalcanzable; punteado por la música clásica con arreglos de W. Franke Harling, John M. Leipold y Milan Roder, tomada de pasajes de los grandes Tchaicovsky, Mendelson y Wagner; Ello en un palacio poblado de pomposos húsares de diseño cool, ataviados por exagerados vestuarios de abrigos creados por el diseñador Travis Banton (“Perdición” o “El proceso Paradine”), también fascinan te para los trajes de la Dietrich, destacando el del rush final de húsar blanco con sombrero ruso militar de marta.

 

Y todo esto regido por un demente Duque Pedro encarnado por un maravilloso Sam Jaffe, con una madre dominante y protectora en la emperatriz Isabel encarnada magistralmente por Louise Dresser, y donde se retrata a Catalina en varias fases patentes por enunciados en pantalla marcan las elipsis, en un desarrollo de la protagonista desde una ingenua muchacha, a lideresa de un golpe de estado, pasando por como su belleza sedujo a militares para remover los cimientos de la nación más grande. Todo adornado por un acentuado sentido del humor, donde las insinuaciones sexuales y los diálogos con doble sentido están presentes, gracias a que el film fue estrenado previo al Codigo Hays de censura ("Catalina añadió fríamente el ejército a su lista de conquistas"). Por supuesto, que nadie espere una clase de Historia, aunque hay sus pinceladas (superficiales) de reflejar en bosquejos forzados la pobreza de la plebe rusa de mediados SXVIII, donde los hedonistas mandatarios viven en su burbuja mientras el pueblo está sumido en la miseria, esto solo queda como apunte a pie de página.

 

El director hace de la peli un vehículo para el lucimiento de su amada Marlene, y con ello hace un ejercicio de estilo visual impactante. Se le puede achacar la falta de cohesión narrativa, nos falta información para tener cosmovisión de lo que acontece, así como los cambios de Catalina suceden por Imperativo del guion, en cortes demasiado abruptos en como vemos su cambio de carácter.

 

La acción se inicia (1745) en Prusia y se desarrolla en Rusia, entre 1745 (boda de Catalina y Pedro) y 1762 (entronización de Catalina). La princesa Sofía Federica se casa por conveniencia política con el Gran Duque Pedro, sobrino de la zarina Isabel de Rusia y heredero del trono, “el hombre más apuesto de toda la corte rusa, esbelto y con la constitución de un dios griego (topándose con la dura realidad)”. Es rebautizada con el nombre de Catalina, se le impide hablar su lengua (alemán), se la mantiene alejada de todo lo que puede recordarle el país de origen y se le prohíbe alejarse sola de Palacio.

 

“Hace unos siglos, en un rincón del Reino de Prusia, vivía una pequeña princesa elegida por el destino para convertirse en el mayor monarca de su época: Zarina de todas las Rusias, la conocida como Mesalina del Norte”. Tras el enunciado vemos a la niña que será Catalina, convaleciente en cama, allí gimotea espetando: “No quiero ser una reina. Quiero ser bailarina”. Tras lo que la princesita escucha a su tutor un cuento infantil, donde narra las atrocidades cometidas por los zares Pedro el Grande e Iván el Terrible, mientras los vemos recreados en pantalla en un difuso pero aterrador encadenado de secuencias de torturas, donde se ven tomas de mujeres con los pechos desnudos (retortero que fue estrenada la obra antes de la censura del Codigo Hays), acabando con un reo utilizado como badajo para una gran campana, tras lo que simbólicamente la edición corta líricamente a la princesita columpiándose en el jardín. En una alegoría brillante de como la niña se verá enlazada entre la frivolidad y el horror en rusia.

 

Sobresale el humor tan bizarro que tiene, desde los pícaros encuentros entre Catalina y Alexei, la conversación entre Pedro y Catalina comiendo en una larga mesa a través de un criado, la escena donde Pedro agujerea una pared con un berbiquí para espiar un dormitorio ante la atónita mirada de Catalina, que observa como el agujero es sobre el ojo de un cuadro; la lectura familiar de la carta de Federico de Prusia, los besamanos de Sofía, Catalina con miriñaque en el vestidor, el encuentro entre Catalina y un húsar que desconoce quien es ella y juega con ella; Tenemos juegos pícaros como el de Alexei y Sofia (aun no es Catalina), al poco de conocerla él la besa, ella le espeta: "Por qué hiciste eso?", y él le contesta: "Porque me he enamorado de ti y ahora debes castigarme", le da para ello un látigo, insinuando que le gustan las relaciones sadomasoquistas (que atrevidos! repito, estamos antes del Codigo Hays); Tenemos a la llegada de Sofia a la corte recibida por la emperatriz Isabel, ello mientras de modo flemático un doctor se mete bajo el miriñaque de la recién llegada para hacerle un examen exprés ginecológico para cerciorarse de que es fértil; Tenemos un evocador encuentro que rezuma erotismo entre Catalina y Alexei en un establo, ella se sumerge en el heno, luego se endereza y se mete una pajita en la boca de lado, Alexei se la quita y ella se mete coquetamente otra, y él también se la quita, ya sí varias veces, esto cual running-gag lo repite ella más adelante para burlarse de Alexei (acaso es una metáfora de felación?); Está la escena del banquete de boda, filmado en emocional travelling a lo largo de la infinita mesa desbordada de comida, donde los invitados comen de forma atávica cual si no hubiera mañana; Está el turbador encadenado en que vemos a Catalina que abraza al teniente Dmitri (Gerald Fielding), deja caer el broche del conde Alexei (al que ha repudiado al sorprenderlo en el dormitorio de la Emperatriz), entrelazado esto por el vigoroso montaje a un plano de campanas tañendo celebrando el nacimiento del ‘heredero’ (claramente no siendo el padre Pedro); Como vibrante el tramo ultimo (spoiler).

 

Marlene Dietrich sabe expresar en su expresividad la evolución de su rol, desde la cándida prometida, a la lujuriosa amante, a la rebelde amotinada contra la locura de su marido, y von Sternberg la acaricia con el objetivo, la viste de encajes, con plumas, con pieles, con miradas subjetivas tras velos haciéndola plúmbea, con ropajes suntuosos el que parece hecho de púas de pelo blanco con puntas negras, que ondulan hipnóticamente cuando se mueve, enalteciéndola con la delicada iluminación, esto lo aprovecha la actriz para seducirnos con su encanto. A la apr que se hace creíble en el rush final dirigiendo el motín; Sam Jaffe da vida de modo guiñolescamente divertido a Pedro el Grande, con una sonrisa delirante, tiene una mente infantil, y parece no saber de sexo, cuando su deber es tener un heredero 

 

Spoiler:

 

Rush final: Un intertítulo dice, "Y mientras su Majestad Imperial Pedro III aterrorizaba a Rusia, Catalina añadió fríamente el ejército a su lista de conquistas". Catalina inspecciona a los oficiales del regimiento favorito de Alexei y destaca al teniente Dmitri al tomar prestada una de las condecoraciones de Alexei para recompensarlo por su valentía. También le llama la atención Orlov, el capitán de Dmitri. Esa noche, Catalina, se había negado a ver a Alexi en privado desde que lo admitió en las habitaciones de Isabel, le permite visitarla. Cuando están solos en su habitación, ella juega con él antes de enviarlo por la escalera secreta para abrirle la puerta al hombre que espera allí. Ve al Capitán Orlov y comprende que su oportunidad de tener una relación con Catalina ha pasado. Durante la cena, el archimandrita recoge limosnas para los pobres. Catalina se quita las pulseras del brazo, Orlov dona gemas, Alexéi regala una bolsa llena de monedas, el canciller añade una sola moneda y la amante de Pedro pone un trozo de comida en el plato. Pedro abofetea al archimandrita y luego propone un brindis por su amante, pero Catalina se niega a participar. Pedro la llama tonta y ella se va con Orlov. Pedro despoja a Orlov de su rango y lo destituye del servicio militar al trono. Luego pone a Catalina bajo arresto domiciliario, ocultándolo al emitir una proclamación pública de que está muriendo. En mitad de la noche, Orlov se cuela en la habitación de Catalina y la despierta. De uniforme, huye del palacio con sus tropas leales. Alexei la ve partir y murmura: "Sale Pedro III, entra Catalina II". Cabalga durante la noche, reuniendo hombres para su causa. En la catedral, el archimandrita bendice a Catalina y ella hace sonar la campana que señala el inicio del golpe. Pedro se despierta y abre la puerta, encontrando a Orlov haciendo guardia. Orlov dice "No hay emperador. Sólo hay una emperatriz" y lo mata, ello visto fuera de campo con una silueta negra de un gran crucifijo. Catalina ataviada de uniforme militar virginal blanco con gorro ruso, en una muy bella y operística escena suben las escaleras del palacio y entran atronadoramente en la sala del trono para hacerse con el poder en una asonada, mientras las campanas se unen a la Obertura de 1812. Su gobierno es seguro.

 

Me queda uno de esos films que es mejor pro partes que, en conjunto, pero esas partes son la mayoría brillantes, de las que calan. Gloria Ucrania!!!

 

PD. Hace el debut en la cinta la pequeña María, hija de Marlene, con una pequeña aparición al principio como Catalina niña.

domingo, 21 de abril de 2024

 


Los Chicos del Coro.

 

Sobrevalorado film francés, con más fama que poder de calado emocional, seguramente por aquello de que un elemento accesorio (la música del coro, creada por el maestro Bruno Coulais e interpretada por interpretada por el coro infantil de Saint-Marc: fundado en 1986 y disuelto en 2019) ha popularizado un film que por otro lado no pasa de enmarcado en el sub género de instituciones con alumnos problemáticos al que llega un nuevo profesor, de ir tirando uno por uno de todos los clichés, sin sorprender nunca, sin haber giro alguno que te remueva, con personajes estereotipados hasta lo rancio, los buenos y los malos, y con un desarrollo ultra previsible, lo que da una sensación constante de déjà vu, y eso que era la vez primera que la veía, la he visto por el 20 aniversario de su estreno (17/03/2004). Primera dirección en largometraje de Christophe Barratier, que guioniza en colaboración con Philippe Lopes-Curval, inspirándose en la experiencia personal del realizador, que tras el divorcio de sus progenitores vivió en un internado en su infancia, antes de convertirse en director de cine, tuvo una formación musical clásica como guitarrista, estudió en la École Normale de Musique de París y obtuvo premios en varios concursos internacionales. Aunque la cinta es una adaptación de la película de Jean Dréville “La Cage aux rossignols” (1945) con Noël-Noël, en la que participaron los Pequeños Cantores de la Cruz de Madera, basada a su vez en una idea de Georges Chaperot y René Wheeler. La historia de “La Cage aux rossignols” se inspira directamente en la de un centro educativo existente, Ker Goat, situado en Pleurtuit, entre Dinan y St Malo, cuyos equipos creados por los pedagogos Jacques Dietz y Roger Riffier, trabajaron en el desarrollo de los niños en dificultades a través de la práctica del canto coral de forma innovadora como método de enseñanza.

 

Glenn Ford en "Semilla de maldad" (1955), Sidney Poitier en "Rebelión en las aulas" (1967), Meryl Streep en "Música del corazón" (1999), Morgan Freeman en "Escuela de rebeldes" (1989), Michelle Pfeiffer en "Mentes peligrosas", Keanu Reeves en "Hardball" (2001), Kevin Costner en "McFarland, U.S.A." (2015), Jon Voight en "Conrack" (1974), Samuel L. Jackson en "Coach Carter" (2005), Antonio Banderas en "Déjate llevar" (2006), Hilary Swank en "Diarios de la calle" (2007), Aidan Quinn "Los niños de San Judas" (2003), todo un reguero de films cortados por el mismo patrón y molde, nada se sale de lo esperado, aquí aderezado por una estructura en flash-back a lo “Cinema Paradiso” (1988), hasta hace un personaje similar Jacques Perrin en ambos films, mezclado con el fondo musical extraído de “Sonrisas y Lágrimas” (1965). Esta vez el profesor se llama Clement Mathieu, en películas anteriores eran el señor Chips, la señorita Jean Brodie, el señor Holland, el señor Crocker-Harris (en " La versión Browning "), John Keating (en "El Club de los Poetas Muertos "), Joe Clark (en " Lean on Me"), Katherine Anne Watson (en " Mona Lisa Smile"), Jaime A. Escalante (en "Stand and Deliver") o Roberta Guaspari (en "Music of the Heart"), y más, en este sub género de loa a la docencia como vocación natural, y donde los discípulos quedan marcados de por vida. Pues en este “Los Chicos del Coro” se atiene a unas coordenadas básicas que explota sin pizca de originalidad, cayendo en la complacencia, derrochando buenismo, sin arriesgar. Film este de los que busca agradar, quiere dejar buen regusto con su ración de azúcar, pero desde un sinfín de lugares comunes. Lo del nuevo maestro que llega al lugar para hacerse cargo de un grupo problemático de individuos, y que termina convirtiéndolos en mejores personas a base de mano izquierda y a través de una actividad diferente a la habitual (en este caso la música).

 

Aquí, como en casi todos los mencionados films, se atacan los métodos rígidos de disciplinar a los alumnos punitivamente, en pos de ensalzar el entendimiento, ser flexible, comprensivo, saber buscar algo que una a los jóvenes para con ello motivarlos e ilusionarlos, para dotarlos de autoestima

 

La película se desarrolla en 1949. Clément Mathieu, un profesor de música desempleado, acepta un puesto de supervisor en un internado para niños llamado “Fond de l'étang”; El sistema represivo aplicado por el director Rachin molesta a Mathieu. Introduciendo a estos niños difíciles en la música y el canto coral, Mathieu conseguirá transformar su vida cotidiana.

 

En 2003, mientras se preparaba para dar uno de sus conciertos en Estados Unidos, el director Pierre Morhange se enteró de que su madre había muerto. Regresa a su casa en Francia después de su concierto (donde se le ve dirigiendo el vals Künstlerleben de Johann Strauss II) para su funeral. Uno de sus amigos, Pépinot, llega a su puerta con un diario que perteneció a Clément Mathieu, uno de sus supervisores. Lo leen juntos. Unos cincuenta años antes, en 1949, Clément Mathieu, músico fracasado y profesor de música en paro, llegó al "Fond de l'Étang", un internado para niños, para trabajar como supervisor. Cerca de la puerta, ve a un niño muy joven llamado Pépinot, esperando el sábado, día en el que, según él, su padre vendrá a recogerlo. Más tarde nos enteramos de que los padres de Pépinot murieron durante la ocupación , pero Pépinot se niega a admitirlo. Clément descubre que los chicos del internado son severamente castigados por Rachin, el director: castigos corporales, servicios comunitarios, aislamiento en un calabozo durante varias semanas y castigos arbitrarios para fomentar la denuncia de los estudiantes equivocados. Luego intenta utilizar el humor y la amabilidad para hacer valer su autoridad, lo que, para su sorpresa, funciona.

 

La cinta sigue el sendero ya ajado por multitud de obras similares anteriores, mezclando drama y humor queriendo en ello manipularnos emocionalmente a empellones. Aquí el nuevo profesor se encuentra una institución represiva para los alumnos, en realidad traviesillos sin más (él único malo de verdad llega in media res, Pascal Mondain [Pascal en su mejor momento da una versión soez de À la claire Fontaine], un joven delincuente de un reformatorio, y desaparece cuando da problemas de robos), cual presidio se castiga a los alumnos con celda de aislamiento por ‘fechorías’. Clément comienza a hacerse con la confianza de los chicos por delatar a uno de ellos; Luego recoge una ‘afrenta’ como que los chicos escriben una canción grosera sobre él y le da la vuelta a la situación, para si es que gustan de cantar, pues que canten, y crea un coro escolar, lo que termina (oh, sorpresa!) haciendo que los niños tengan ilusión por algo, y no se sientan desorientados y sin referentes morales; tenemos a un alumno problemático (en realidad solo travieso) y rebelde que se niega a hacer el casting, y (oh, sorpresa!) termina teniendo la mejor voz de todos; Hay un romance platónico metido con calzador entre el profesor inspirador y Violette Morhange (cumplidora Marie Bunel), la madre del alumno rebelde, que termina demostrando que el docente es un perdedor; Hay el clásico movimiento desde el poder saboteando la nueva ilusión del coro, convirtiéndose este en algo clandestino, cual ‘La Resistencia’ en tiempos de ocupación nazi, lo que es un acto de rebeldía contra la opresión del poder dictatorial; para al final el profesor terminar como lo hacen casi todos los que desafían al poder establecido. Y con ello el ya manido acto de reconocimiento de los alumnos, pero en este caso no me emociono, pues hay un error manifiesto (*spoiler); para coronarlo todo con un epílogo sensiblero en el presente.

 

Las actuaciones resultan solventes, sin más. Gérard Jugnot como el profesor Clément cumple sin alardes, nunca llega a tener el carisma necesario para llegar a calarnos; François Berléand está correcto como Rachin, el tiránico director de la institución, en un rol sin matices; Jean-Paul Bonnaire como el padre Mexence cumple en un papel de apoyo bondadoso a Clément; de los alumnos todos resultan difusos en conjunto, solo Jean-Baptiste Maunier como Pierre Morhange tiene algo de peso en un papel demasiado edulcorado, y Mexence Perrin como el huérfano Pépinot es el otro con un rol almibarado sin más; Ah, entre los chicos, se me olvidaba, pues se salía del molde, está Grégory Gatignol como el bad-ass Mondain, este si tiene una notable presencia con su maldad que transmite su rostro.

Spoiler:

 

Cuando Rachin se marcha para aceptar un premio en nombre del internado después de decir que fue él quien inició el coro, Clément y el padre Maxence se toman el día libre y llevan a los niños a dar un paseo por un bosque cercano. Mientras la escuela está desatendida, Mondain regresa y prende fuego al internado. Clément es despedido por violar las reglas, aunque salvó la vida de los estudiantes. Cuando Clément se va, los chicos del internado, a quienes tienen prohibido despedirse de él, se encierran en su clase, cantan –para gran disgusto de Rachin– y le lanzan mensajes de despedida en aviones de papel. Esto lo ve Clément desde el exterior, mientras se marcha con su maleta. *Esto carece de poder emocional, pues no vemos los rostros de los chicos, anulando el poder conmovedor de los chicos emitiendo quedarse huérfanos de referentes allí); De vuelta al presente, Pierre Morhange, ya adulto, termina de leer el diario y cuenta lo que sucedió después: después de que Clément Mathieu fuera expulsado, su madre lo sacó del internado y ganó su beca para ir al conservatorio de Lyon. Ante la negativa de Violette a llevar a su hijo de nuevo al internado, el ingeniero los abandonó. El padre Maxence y demás profesores denunciaron métodos abusivos de Rachin, tras investigación en que se interrogó a los niños, fue despedido. Según Pépinot, Clément Mathieu continuó dando lecciones de música hasta el final de su vida sin volver a intentar dar a conocer sus composiciones. La escena final, en el pasado, muestra a Clément esperando su autobús. Al entrar, mira hacia atrás y ve a Pépinot corriendo detrás de él, insistiendo en que la lleve consigo. Clément se niega al principio, al no estar autorizado, y abandona Pépinot. Sin embargo, el autobús se detiene unos instantes después y Clément acepta: los dos se van juntos. La película termina con la última frase de Pierre en off: “Pépinot tenía razón al creerlo, el día del despido de Mathieu era sábado. »

 

La película fue gran éxito y consiguió ocho millones y medio de entradas. Nominado ocho veces al César del cine en 2005, ganó el César a la mejor música y al mejor sonido. También estuvo nominada dos veces a los Oscar: Mejor Canción Original y Mejor Película en Lengua Extranjera (perdió ante la española “Mar adentro”).

 

La mayoría de los niños no son actores profesionales y fueron seleccionados en escuelas y colegios de la región de Clermont-Ferrand en Auvernia, excepto dos, de París.

 

Maxence Perrin (Pépinot) es el hijo de Jacques Perrin, que abre y cierra la película. Jean-Baptiste Maunier (Morhange) es miembro de la maestría de los Petits Chanteurs de Saint-Marc.

 

Se rodó en Auvernia, en el parque natural regional de Livradois-Forez, en parte en los municipios de Courpière y Ravel (Puy-de-Dôme); esto permitió al castillo de Ravel adquirir mayor notoriedad y triplicar su número anual de visitantes. La escena de la condesa se rodó en el castillo de la Garde de Albaret-Sainte-Marie (Lozère).

 

El éxito de la película se debe en gran medida a la música escrita por Bruno Coulais y, en particular, a la canción Vois sur ton chemin; Las voces utilizadas para las canciones de la película son en parte las de los Petits Chanteurs de Saint-Marc, de Lyon, dirigidas por Nicolas Porte. Posteriormente, el coro actuó en numerosos escenarios de toda Francia. Disfrutaron del éxito en todo el mundo y realizaron giras por Europa, Asia y América (Canadá).

 

La banda sonora recoge 20 temas, entre los que destacan "Les Choristes", "Sous la pluie", "Nous sommes de Found de l'Etang" y sobre todo "Vois sur ton chemin", tema este último nominado al Oscar.

 

Igual es que me ha pillado en un mal momento, pero no es una peli para conmover, y ni de lejos lo ha conseguido, pues me ha resultado muy trillado lo que sucede. Gloria Ucrania!!!

5

 

Tucker, un hombre y su sueño

 

Buenista y demasiado plana hagiografía del emprendedor y visionario inventor (dejó para la posterioridad los cinturones de seguridad y los frenos de disco, entre otros elementos que perduran) Preston Tucker. Proyecto personal del productor y director Francis Ford Coppola, relata la historia de Tucker y su intento de producir y comercializar el Tucker 48, encontrándose con el boicot de las tres grandes de Detroit (General Motors, Ford y Chrysler), que derivó en acusaciones de fraude bursátil por parte de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos. La cinta es un lienzo bondadoso del Sueño Americano, que termina cono la lucha del Bien vs Mal, donde Tucker es un particular David enfrentándose al Goliat del todopoderoso lobby del automóvil. Tucker como un soñador con un vitalismo a prueba de bombas, un optimista irredento, al que Coppola se paraleliza, se ve a sí mismo como una versión contemporánea de Tucker, Francis dice que ha estado fascinado por la leyenda de Tucker desde que vio por primera vez un automóvil Tucker a finales de los años 40, su padre Carmine compró acciones de la compañía Tucker, y adquirió un modelo, que el hijo director de cine conserva. Muchos detalles coinciden entre el fabricante de automóviles y el cineasta, como la esposa leal, la gran familia, el grupo muy unido de amigos que colaboran a todas horas, los proyectos grandiosos, el verdadero genio, la creación de una compañía para realizar sus sueños y que colapsó (para Coppola su compañía Zoetrope Studios).

 

Coppola despliega una elegancia manifiesta, un film de los 80 que brilla, en el mejor sentido, como de los 40, con un ritmo ágil y muy fluido. Con una cinematografía del maestro Vittorio Storaro (“El Conformista” o “Apocalypse Now”) lúcida que destila fulgor enérgico, jugando a engrandecer la figura de este particular Charles Foster Kane (Coppola dijo haber sido fuente de inspiración la ‘wellesiana” “Ciudadano Kane”) con contrapicados, ello adornado por una bella recreación del tiempo fruto del gran trabajo del gran diseñador de producción Dean Tavoularis (“Apocalypse Now” o “El Padrino III”), el estupendo vestuario creado por la cuatri-oscarizada Milena Canonero (“Barry Lyndon”, “Carros de fuego”, “Cotton Club”, y “El Gran Hotel Budapest”), así como neurálgica la música jazzística del inglés Joe Jackson con big band. Tenemos a un más que competente elenco de intérpretes, encabezados por un carismático Jeff Bridges, calcando de modo fenomenal a su Preston Tucker, una vivaraz Joan Allen como su esposa que siempre le apoya, un brillante Martin Landau (nominado al Oscar como Mejor Secundario, ganando por esta actuación el Globo de Oro) como el fiel consejero, un formidable Dean Stockwell , que en una sola escena desborda la pantalla con su encarnación de Howard Hughes, amén de otros con menos peso dramático como Elias Koteas, Frederic Forrest y Christian Slater.

 

Pero es su tono de ligereza envuelto en el estilo ultra optimista ‘capriano’ lo que hace perder lo bueno en pos de un almibarado mensaje de la batalla del individuo contra los oligopolios, todo rezuma azúcar en este relato. Su historia está demasiado romantizada, sin aristas, directa al mentón, el idealismo de Tucker arrollado por el capitalismo más salvaje, no hay sutilidad, ni complejidad, no hay profundización en Preston, en que lo motiva, no hay introspección de donde le viene su arrojo en el mundo de crear inventos es así y punto. No tiene conflicto alguno con su familia que le sigue y alienta a ciegas. Se entra en el mundo del marketing tan importante cuando se quiere vender algo, se entra en el mundillo de la prensa tan importante como soporte de este marketing, se entra en la cloaca política tan importante para no ser saboteado, se entra en la ciénaga de los oligopolios tan importantes para no ser laminado, se colisona con el estamento judicial, tan importante como sibilino instrumento de los poderosos intereses ocultos tras la cortina. Pero a todo esto referido se le da cobertura de modo simplista, se caricaturiza en exceso todo esto como para ofrecernos una fotografía de calado de esta cosmovisión. Se cae en la complacencia, en la simpleza y con ello se queda en la superficie.

 

El ingeniero de Detroit Preston Tucker (Jeff Bridges) ha estado interesado en la construcción de automóviles desde la infancia. Durante la Segunda Guerra Mundial, diseñó un vehículo blindado para el ejército y ganó dinero construyendo torretas para aviones en un pequeño taller junto a su casa en Ypsilanti-Michigan. Tucker cuenta con el apoyo de su numerosa familia, en particular su esposa Vera (Joan Allen), sus hijos Preston Jr. (Christian Slater) y Noble (Corin Nemec (el eterno Parker Lewis), y su hija Marilyn Lee (Nina Siemaszko). A medida que la guerra termina, Tucker se inspira para construir el "automóvil del futuro". El "Tucker Torpedo" contará con diseños de seguridad revolucionarios, que incluyen frenos de disco, cinturones de seguridad, un parabrisas desplegable y faros que giran cuando el automóvil gira. Tucker contrata al joven diseñador Alex Tremulis (Elias Koteas) para que le ayude con el diseño y recluta al financiero neoyorquino Abe Karatz (Martin Landau) para conseguir apoyo financiero. Al recaudar el dinero mediante una emisión de acciones, Tucker y Karatz adquieren la enorme planta Dodge Chicago para comenzar a fabricar. Abe contrata a Robert Bennington (Dean Goodman) para dirigir la nueva Tucker Corporation en el día a día. Las tres grandes de Detroit (General Motors, Ford y Chrysler) le boicotearan al ver en peligro su negocio.

 

Siendo un film bonito de ver, que no aburre, tampoco te deja alguna escena para el recuerdo, tiene enfrentamientos entre el idealismo vs el pragmatismo, tenemos el tramo de la presentación a prensa del Tucker 48, cuando Tucker se apartado de su propia empresa, el alegato durante el juicio, pero en realidad solo medio recuerdas, la escena del encuentro entre los dos visionarios Preston Tucker con Howard Hughes, especie de impulsor del proyecto cuando este estaba en sus peores momentos. Es una obra amena, pero a la que le falta intensidad dramática, absorbida por la banalidad con que se aborda todo, tanta que llegados al final se ve con interés, pero nunca se conecta emocionalmente con este protagonista idealizado y nunca humanizado.

 

Es una cinta a la que le falta chispa y le sobran buenas intenciones. Tiene a un gran protagonista Jeff Bridges, saboreando su rol con ímpetu y frescura, emitiendo buen rollo con sus embrujadora perenne sonrisa, pero este en realidad es solo un charlatán de barraca intentando vender su crépelo, y es que él en realidad no inventa nada, él ‘sueña’ con un auto y son los ingenieros los que deben dar forma. Es como el que dice va a inventar la radio a color, y a continuación pone a técnicos a crearla. Muchos sea que no soñara con un coche volador y anfibio que se moviera de forma autónoma.

 

Spoiler:

 

Rush final: Incapaz de cambiar el diseño de Bennington, Tucker modifica el nuevo motor y lo instala en un Tucker de prueba en el secreto de su taller de herramientas y troqueles en el patio trasero. Este prototipo resulta exitoso, tanto en durabilidad como en pruebas de choque. Sin embargo, Tucker se enfrenta a acusaciones de fraude bursátil. La investigación de Ferguson con la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC) hace que Karatz, una vez condenado por fraude bancario, renuncie por temor a que sus antecedentes penales perjudiquen las audiencias. El periodismo amarillista casi arruina la imagen pública de Tucker, pero la batalla judicial se resuelve cuando muestra toda su producción de cincuenta Tucker 48, lo que demuestra que ha alcanzado el estado de producción. Después de dar un discurso ante el jurado sobre cómo el capitalismo en los Estados Unidos se ve perjudicado por los esfuerzos de las grandes corporaciones contra los pequeños empresarios como él, Tucker es absuelto de todos los cargos, pero Tucker Corporation cae en quiebra. En el plano final de la película, toda la línea de producción de Tucker (cincuenta "autos del futuro") circula por las calles del centro de Chicago, admirada por todos al pasar.

 

Epílogo: Preston Tucker murió de cáncer de pulmón seis años después del juicio. Aunque sólo se produjeron 50 Tucker 48, 46 de ellos permanecían aptos para circular y en uso en 1988. Muchas de las innovaciones de Tucker (estilo aerodinámico, tablero acolchado, ventanas emergentes, cinturones de seguridad, inyección de combustible y frenos de disco) fueron adoptadas gradualmente por fabricantes de automóviles más grandes y se encuentran en la mayoría de los automóviles modernos.

 

Desde niño, Coppola imaginó una película sobre el automóvil Tucker y, mientras asistía a la Escuela de Teatro, Cine y Televisión de UCLA a principios de la década de 1960, perfeccionó aún más un concepto cinematográfico basado en la vida de Preston Tucker. En junio de 1973, durante el rodaje de El Padrino II (1974), Coppola anunció su intención de iniciar el desarrollo en American Zoetrope como escritor, productor y director. Ya se había acercado a Marlon Brando para el papel principal. Luego compró los derechos de Tucker Estate en 1976, y, además de Brando, discutió el papel principal con Jack Nicholson y también consideró a Burt Reynolds. Inspirándose en Ciudadano Kane (1941), el teatro Kabuki y la obra de Bertolt Brecht, Coppola inicialmente planeó hacer a Tucker como un "musical oscuro". Más tarde dijo que la idea se aproximaba al estilo de una película experimental, similar a Mishima: Una vida en cuatro capítulos (1985), que él produjo. El musical habría presentado predominantemente a Tucker, pero las historias habrían entrelazado a Thomas Edison, Henry Ford, Harvey Samuel Firestone y Andrew Carnegie como personajes secundarios. Leonard Bernstein aceptó escribir la música y Betty Comden y Adolph Green fueron contratados para escribir la letra. Todos pasaron una semana en la casa de Coppola en California, planeando el musical, lo que resultó en que Bernstein escribiera una canción. Coppola también se acercó a Gene Kelly como consultor para la coreografía de danza. Sin embargo, la financiación de Tucker fracasó cuando la productora de Coppola, American Zoetrope, se declaró en quiebra tras los fracasos de taquilla de One from the Heart (1982) y The Cotton Club (1984).  Coppola abandonó a Tucker por el momento y se puso a trabajar en Peggy Sue Got Married (1986).

 

En 1986, durante la producción de Captain EO (1986), el amigo de Coppola, George Lucas, lo animó a revivir el desarrollo de Tucker , creyendo que era "la mejor película en la que Francis había estado involucrado". Además, Lucas aceptó servir como productor ejecutivo y ofreció el uso de sus compañías cinematográficas, Lucasfilm e Industrial Light & Magic. También convenció a Coppola de que abandonara la idea musical en favor de hacer un homenaje a las películas de Frank Capra, especialmente “El señor Smith va a Washington” (1939). Coppola se interesó en el aspecto del sueño americano de la historia, así como en el capitalismo y la política posteriores a la Segunda Guerra Mundial. En un momento, Coppola se acercó a Capra para producir la película con Lucas, sin embargo, Capra pensó Tucker era un fracaso y Coppola abandonó ese plan.

 

Coppola originalmente tenía la intención de escribir el guión él mismo, pero debido a su compromiso con el rodaje de Jardines de piedra (1987), contrató a Arnold Schulman, quien escribió el guión de Un agujero en la cabeza (1959) de Capra. Schulman se enojó cuando la WGA le concedió al guionista David Seidler, que había estado previamente vinculado al proyecto, un crédito de coautoría, afirmando: "Créanme, estaba enojado por la apropiación del crédito de Tucker. Todavía estoy "Estoy cabreado. Ese es un caso en el que cada palabra del guión es mía". Coppola también estaba disgustado por el crédito de Seidler, afirmando: "Le dieron el crédito a un escritor que no tenía nada que ver con el guión que usé". Los realizadores idearon un presupuesto de producción de 24 millones de dólares, pero Universal Pictures, Walt Disney Pictures, TriStar Pictures y Paramount Pictures querían Coppola y Lucas lo redujeran a 15 millones de dólares. Los distribuidores también tenían dudas sobre trabajar con Lucas después de los fracasos comerciales y críticos de 1986 tanto de Labyrinth como de Howard the Duck. Lucas decidió cubrir él mismo el presupuesto de 24 millones de dólares y comenzó la preproducción.

 

El desarrollo y producción de Tucker: The Man and His Dream incluyeron la participación de los hijos y nietos de Tucker. Jeff Bridges fue elegido para el papel principal y, con fines de investigación, estudió los gestos y movimientos de Preston Tucker a través de películas caseras. Los descendientes de Tucker también le dieron a Bridges la oportunidad de lucir el anillo de perlas negras y los gemelos del hombre en su guardarropa. El hijo de Preston, John Tucker, dijo que Bridges "lo tiene todo en los gestos y la apariencia. Mi padre era muy positivo, siempre pensando en lo que vendría después. Jeff capta eso". La familia de Coppola atravesaba un momento estresante durante la producción y dedicó la película a Gio, su hijo mayor, que murió antes de comenzar el rodaje.

 

Cuarenta y siete de los 51 Tucker '48 originales todavía existen, y muchos están en excelentes condiciones. Veintiuno de los coches fueron tomados prestados de miembros del Tucker Automobile Club of America y se utilizaron ampliamente como "decoración de escenario" y en papeles protagónicos.

 

Coppola tenía cierta afinidad personal con el efímero legado de Preston Tucker. Su padre, Carmine Coppola, había sido uno de los inversores originales en las acciones de Tucker y compró uno de los coches de la línea de producción. Coppola incluyó la participación de los hijos, nietos y miembros de Tucker Estate de Preston Tucker durante el desarrollo de Tucker a fines de la década de 1970, así como durante el rodaje en 1987. Coppola y Lucas reconocieron tenían la intención de retratar Tucker de manera comprensiva. Ambos cineastas poseían cada uno dos Tuckers,  aunque Lucas finalmente vendió uno de sus autos en septiembre de 2005 por 385.500 dólares.

 

Imprecisiones históricas. Preston Tucker en realidad no tenía una línea de montaje; hay una en la película; En realidad, tuvo cinco hijos, en la película sólo hay cuatro; Nuestra historia se desarrolla en un año, la historia real se desarrolló a lo largo de cuatro años; Cosas como el presidente de la Tucker Company era un buen tipo, pero necesitábamos un villano, así que lo convertimos en villano; Alex Tremulis , quien sirvió como uno de los consultores históricos durante la producción, es representado como el diseñador jefe de automóviles del Tucker Torpedo en lugar de como el estilista, y la película ignora la participación del diseñador Philip Egan.

 

En 1973, Coppola comenzó el desarrollo de una película basada en la vida de Tucker, originalmente con Marlon Brando en el papel principal. A partir de 1976, Coppola planeó que Tucker fuera una película tanto musical como experimental con música y letras escritas por Leonard Bernstein, Betty Comden y Adolph Green. El proyecto finalmente colapsó cuando el American Zoetrope de Coppola experimentó problemas financieros. Tucker revivió en 1986 cuando el amigo de Coppola, George Lucas, se incorporó como productor ejecutivo.

 

Sus conexiones emocionales con los autos Tucker y este proyecto son inextricables: Coppola en realidad posee algunos autos Tucker; su padre compró uno recién salido de línea en la década de 1940; su hijo Gian Carlo, un gran fanático de los autos Tucker, y a quien está dedicado "Tucker", murió en un espantoso accidente de navegación el año pasado. Y esa pasión sincera parece haber impulsado lo que podría ser un avance comercial necesario y satisfactorio para Coppola.

 

Es un film interesante, pero espero mucho más de Coppola que ser un trivial aprendiz de Frank Capra. Gloria Ucrania!!!

 

Sansón y Dalila

 

Con motivo de la reciente pasada Semana Santa me (re) vi este film alusivo bíblico, una espectacular producción del megalómano Cecil B. DeMille, que produce y dirige, un especialista en el sub género religioso, con el que ya había creado con éxito “Rey de Reyes” (1927) y “El Signo de la Cruz” (1932), y aún estaba por ofrecer su mastodóntica última realización en uno de los mayores éxitos taquilleros de la Historia, “Los Diez Mandamientos” (1956). Aquí recrea libremente la historia bíblica de Sansón, hombre con fuerza sobrehumana, cuyo secreto reside en su cabello sin cortar, y su relación de amor-odio por Dalila, donde ella se debate entre los celos mortales, el deseo, el amor, la envidia, el sentimiento de culpa, el egoísmo y el arrepentimiento, en lo que es un claro emulo de las femme fatales del cine negro, frente a ella la pureza del Koloso Sansón, hombre cegado por el amor por una mujer que no le ama, y descubre el verdadero amor quizás demasiado tarde, y que en su devenir termina convirtiéndose en una especie de Robin Hood para su gente, los danitas (seguidores de Dan, en realidad eufemismo de judíos, pero en la era de la Caza de Brujas del senador McCarthy este palabro podía tener problemas), pues se esconde de las autoridades para robar (ya había demostrado sus dotes para el latrocinio en el divertido tramo de la ‘sustracción’ de capas) a los ricos para dárselo a los pobres oprimidos por los altos impuestos, para cual gran film nos regala un final Homérico que recordaras por siempre.

 

Desplegando los fastos de una enorme superproducción en sus formidables decorados y escenarios grandiosos, donde destaca sobre el set del templo filisteo, y con ello su Épica destrucción, todo esto ensalzado por una brillante cinematografía en Technicolor de George Barnes (“Rebeca” o “El Mayor Espectáculo del Mundo”), un espectáculo visual apabullante, con picos estupendos (la pelea de sansón contra un león; la boda de sangre; la batalla de Sansón contra un ejército, él armado con una quijada de asno; el bucólico tramo en la jaima entre Sansón y Dalila”; y por supuesto todo el Kolossal tramo del Templo filisteo). Punteado por una historia bien trenzada, con un crescendo dramático cargado de intensidad. Con guión de Jesse L. Lasky Jr. (“Land of Liberty” o “Los Diez Mandamientos”) y Fredric M. Frank (“El Mayor Espectáculo del mundo” o “El Cid”), basado en el Libro bíblico de los Jueces, concretamente de los capítulos 13 al 16, aunque con licencias para adornar la historia, la obra de De Mille es bastante fiel al relato del Antiguo Testamento. Es adaptación de un tratamiento original cinematográfico de Harold Lamb, también basado en la novela “Samson the Nazarite” de Vladimir Jabotinsky de 1927, de los que DeMille compró los derechos (publicada en Estados Unidos como Juez y tonto), que retrataba a Dalila como la hermana menor de la esposa filistea de Sansón.

 

Siendo protagonizada por Victor Mature (el original era el gran Burt Lancaster, pero una inoportuna lesión de espalda le privó de ser el mítico rol) y la hermosa Hedy Lamarr (DeMille la eligió a Hedy Lamarr [era de ascendencia judía, al igual que el propio DeMille por parte de su madre] después de ver el film “The Strange Woman” de 1946), de secundarios destacan un sensacional George Sanders como un sibilino cínico Saran, Angela Lansbury (la eterna Jessica Fletcher de “Se ha escrito un crimen”) como Semadar, el objeto del deseo primero de Sanson, y Henry Wilcoxon como el Príncipe Ahtur.

 

Como era costumbre en el cine Bíblico la historia se inicia con una voz en off que nos pone en contexto. Para después sumirnos en el relato, donde Sanson está enamorado de la fría filistea Semadar, también pretendida por el filisteo príncipe Ahtur. Tras Sansón acabar con sus desnudas manos con un león, el padre de ella la da en matrimonio al fortachón. Ello mientras la sensual Dalila, hermana de Semadar conspira para que Sansón la repudie y se quede con ella que lo desea con pasión. Durante la previa a la boda Sansón propone una apuesta costosa sobre un acertijo a los filisteos invitados (a esta boda no estaban invitados la parte familiar de Sansón? Me chirría!). Dalila manipula a Semadar para que sonsaque la solución a Sansón. Tras ello Sansón se enfada y parece desdeñar a Semadar, tras lo que hay un jocoso montaje en que Sansón fuera de plano roba varias capas a acomodados transeúntes, a lo que sigue como vuelve a la casa de la celebración y entrega las capas del pago de la apuesta. Tras lo que reclama a Semadar para casarse con ella, pero … (no quiero spoilear). Todo acaba en una trifulca salvaje con varios muertos.

 

El marco bíblico sobre el que se asienta el relato es que los filisteos son ocupantes de la tierra de Gaza (hoy en día tan en boga por la guerra en el territorio), sometiendo con opresión mediante abusivos impuestos (esto como en Robin Hood) a los danitas (judíos). Y sin pretenderlo, Sansón se convierte en líder para su gente al ser perseguido por los filisteos, y este dañarles con sus robos. En este contexto bíblico hay tres oraciones fruto del anhelo, con resonancias al Libro de los Salmos, dos de Sansón y una de Dalila, esto cosecha del guion original, pues no está en la narración del Antiguo Testamento.

 

Entramos en un amor con reminiscencias sadomasoquistas ("Te usaré como cebo para leones", le dice Sansón a Dalila), ello con sibilinas insinuaciones, con elipsis punzantes, la lujuria remanente de la Biblia dejando pinceladas entre esta ‘Bella y la Bestia’. Ello con epicentro en el evocador tramo de la jaima junto al estanque en el valle de Sorek, donde no se llega a saber si Dalila ha sido presa de la Codicia o del Amor. Hasta que todo deriva en una especie de antecedente del Beso de Judas y entramos en la caída de Sansón, fruto de haber sucumbido a la tentación de la mujer fatal, donde también cual Jesús sufre su flagelación (*spoiler), para también, en los paralelismos con el Mesías, tener un rush final de sacrificio por su pueblo en el magno lar del Templo filisteo.

 

Victor Mature da una lección de lo que es carecer de expresividad, era presencia sin alma, no parece sentir, ni padecer, nulo en lo que a química romántica se refiere con la Lamarr, esto es una doliente tara, pues es el motor del film. Tampoco ayuda lo abrupto de sus sentimientos por Dalila, no hay gradualidad, es por Imperativo del guion. Al menos lo que si tiene el de Louisville es una apariencia física portentosa, te crees su fuerza heroica; La que si está sensacional es Hedy Lamarr, radiante de sex appel, derrochando sensualidad, esa que te crees que destroce a hombres, tanta que no entiendes Sansón la rechazara por su hermana. Ella si posee carisma con su rol de mujer fatal vengativa, con un arco de desarrollo cargado de complejidad, una seductora con magnetismo.

 

De Mille es un maestro del cine, ya sabe regar de humor desengrasante el desarrollo del film, con toques chistosos en los diálogos, con toques irónicos, o con la sensacional actuación de George Sanders como Saran, en una interpretación fina en como parece ir oliéndose lo que va a ocurrir y se lo toma con agudo humor, un malo malísimo sutil, que despliega personalidad en sus maneras socarronas, excelente; No se puede decir lo mismo del resto de secundarios, una Angela Lansbury meliflua; un Henry Wilcoxon plano en su caricatura del malo; Olive Deering como una irritante sermoneadora; El joven Russ Tamblyn como un pastor amigo de Sansón que no tiene chispa.

 

Para la posterioridad quedan algunas impresionantes escenas: Como la lucha a muerte entre Sansón y el león, con el hombre a manos descubiertas enzarzándose con el felino. Aunque vista hoy las costuras del truco en su montaje se nota demasiado; Queda la batalla de Sansón matando a 1000 soldados filisteos. Arranca cuando el Titán está atrapado y es llevado a Gaza por el desierto, allí tras herido por las burlas, Sansón rompe las cadenas y cuerdas, tras lo que vuelca el carro de Ahtur, tras lo que armado con una quijada de asno se parapeta contra un saliente de la montaña y desde allí derriba uno tras otro a los militares filisteos. Sin terminar de ver el enfrentamiento desigual, saltamos a la narración de un herido a Saran, con lo que sentimos el terror a través de las palabras de quienes han sufrido la ira de Sansón, muy bueno; Y sobre todo para la Historia queda el tramo del Templo de Dagón.

 

‘Los efectos especiales supervisados ​​por Gordon Jennings (“El Mayor Espectáculo del Mundo” o “La Guerra de los Mundos”). El efecto especial más espectacular de la película es el derribo del templo de Dagón, el dios de los filisteos, costó 150.000 dólares y tardó un año en rodarse. La parte inferior del templo se construyó a escala real. Se construyó un modelo separado de 37 pies de alto con una estatua de Dagón de 17 pies de alto para los efectos fotográficos. El modelo fue destruido tres veces para fotografiarlo desde diferentes ángulos de cámara. Las imágenes del set a escala real se fusionaron con imágenes del modelo a escala utilizando un "sistema repetidor de movimiento" fabricado por Paramount, permitió repetición exacta de los movimientos de la cámara.’

 

Antes de los albores de la historia, desde que el primer hombre descubrió su alma, este ha luchado contra las fuerzas que pretendían esclavizarlo. Vio el terrible poder de la naturaleza enfurecerse contra él. El mal de ojo del relámpago... La aterradora voz del trueno... Los chillidos, la oscuridad llena de viento esclavizando su mente con grilletes de miedo. El miedo engendró la superstición, cegando su razón. Se encontraba así montado por una hueste de dioses del diablo. La dignidad humana pereció en el altar de la idolatría. Y surgió la tiranía, aplastando el espíritu humano bajo el talón del conquistador. Pero en lo profundo del corazón del hombre aún ardía la inextinguible voluntad de libertad. Cuando esta chispa divina arde en el alma de algún mortal, ya sea sacerdote o soldado, artista o patriota, amante o estadista, sus hazañas cambiaron el curso de los acontecimientos humanos y su nombre sobrevivió a los siglos. En la aldea de Zora, en la tierra de Dan, mil años antes del nacimiento de Cristo, vivía un hombre así. En él, los elementos habían fusionado grandeza y debilidad, fuerza y ​​locura. Pero junto a estos, tenía un sueño audaz... la libertad para su nación. El nombre de este hombre era Sansón...

 

Sansón: "El truco más antiguo del mundo. Trampa de seda, con el cebo de una mujer".

Dalila: "¿Conoces un cebo mejor, Sansón? Los hombres siempre responden".

 

Dalila: Nunca podrá volver a verme".

SdG: "Ninguna espada ha tocado su piel. No se derramó ni una gota de su sangre".

D: [sollozando] "Tú... tú jugaste con las palabras para robarle los ojos".

SdG: "Fuiste tú quien lo traicionó, no yo".

D: "Estaba cautivo, encadenado, pero... el señor de las Cinco Ciudades no pudo mostrarle misericordia?"

SdG: "Le mostraste tú misericordia, Dalila? Querías venganza. Ya la tienes".

 

Sansón: “Tus brazos fueron arenas movedizas, tus besos mortales. El nombre de Dalila se maldecirá por siempre en labios del hombre”.

 

*Lo ciegan sin tocar su piel con un hierro al rojo vivo.

 

Rush final: Dalila ha estado enamorada de Sansón desde su compromiso con Semadar, y su ceguera y tortura la hacen sentir un profundo remordimiento por su traición. Inicialmente ella lo había traicionado porque quería vengar la muerte de su padre y su hermana, pensaba que fueron causadas "por culpa de Sansón". Más tarde, en el Templo de Dagón, Dalila asiste a la tortura pública de Sansón empuñando un látigo, que utiliza para guiarlo hasta los principales pilares de soporte del templo. Una vez que se interpone entre ellos, le dice a Dalila que huya, ella permanece, sin que él la vea, mientras él separa los pilares. Las columnas ceden y el templo se derrumba, enterrando a Sansón, Dalila y todos los filisteos, incluido el atrio. Al final, el templo queda reducido a escombros, y Saúl y Miriam, sus dos amigos hebreos danitas más cercanos, lloran la muerte de Sansón.

 

A pesar del renombre de esta icónica historia bíblica que describe su batalla contra los filisteos, el pueblo oprimido representado por Sansón nunca es llamado "israelitas", "hebreos" o "judíos". Se les conoce únicamente como danitas, miembros de la tribu de Dan. Esta omisión –o evasión– ocurrió en los primeros días de la caza de brujas contra la influencia comunista –a menudo judía–, cuando los jefes de los estudios de Hollywood eran muy sensibles al hecho de que en general se consideraba que la industria cinematográfica estaba dirigida por judíos.

 

El estatus legendario de DeMille lo llevó a interpretarse a sí mismo en el cine negro de Billy Wilder Sunset Boulevard (1950). La película trata sobre una estrella del cine mudo ficticia llamada Norma Desmond (interpretada por Gloria Swanson) que, ya no activa, trabajó una vez como actriz para DeMille. Para la escena en la que Desmond visita a DeMille en Paramount, se reconstruyó un escenario real de Samson y Delilah para mostrar al director en el trabajo. El primer día programado para rodar la escena fue el 23 de mayo de 1949, meses después de que terminara el rodaje de Sansón y Dalila. Después de que se filmó la escena en un total de cuatro días, Wilder le dio una palmada en la espalda a DeMille y le dijo con humor: "Muy bien, muchacho. Deja tu nombre con mi secretaria. Puede que tenga un pequeño papel para ti en mi siguiente película." Wilder dijo más tarde que DeMille "tomó la dirección estupendamente. Le encantó. La entendió. Fue muy sutil".

 

Después de ver la película, se dice que Groucho Marx bromeó, en un lenguaje que pudo haber sido desinfectado para su publicación: "Ninguna imagen puede captar mi interés cuando el busto del protagonista es más grande que el de la protagonista".

 

Sansón y Dalila tuvo un enorme éxito, ganando 9 millones de dólares en alquileres teatrales en su estreno inicial, lo que la convirtió en la película más taquillera de 1950. En el momento de su estreno, era la tercera película más taquillera de la historia, detrás de Lo que el viento se llevó (1939) y Los mejores años de nuestras vidas (1946).

 

En los Oscar ganó por Mejor dirección artística en color (los directores de arte Hans Dreier y Walter H. Tyler y los decoradores Samuel M. Comer y Ray Moyer) y Mejor diseño de vestuario en color (Edith Head, Dorothy Jeakins, Elois Jenssen, Gile Steele y Gwen Wakeling). También fue nominada a 3 premios más: Mejor fotografía en color (George Barnes), Mejor banda sonora de una película dramática o de comedia (Victor Young) y Mejores efectos especiales (Cecil B. DeMille Productions).

 

Libro bíblico de los Jueces, concretamente de los capítulos 13 al 16: En él se nos cuenta la historia de Sansón, quien ejerció el cargo político-militar de Juez en el pueblo de Israel durante veinte años. Tras un nacimiento prodigioso que recuerda el de Isaac o Juan el Bautista, es consagrado a Dios, comprometiéndose sus padres a que a cambio de que la fuerza de Dios esté con él se abstendrá durante su vida de beber vino y cortarse el pelo.

 

Tal y como viene en el libro de los Jueces, Dalila es descrita como una mujer, no como una cortesana, contratada para seducir a Sansón y quitarle su fuerza. Por supuesto, no se dice que lo amase, pero tampoco que estuviera en el templo cuando la destrucción, a propósito, terrible matanza que ya desde niño me resultó inquietante y que me hizo mirar con simpatía a los filisteos. O sea, que Dalila en la realidad se salva.

 

Cuarenta años llevaban los israelitas bajo el dominio de los filisteos cuando, una mujer de la tribu de Dan, fue avisada por un ángel de que iba a tener un hijo a quien no debía cortarle el cabello porque estaría consagrado a Dios desde su nacimiento hasta su muerte. Al nacer, el niño fue bautizado Sansón (Šīmšwn > hombre del sol), creció teniendo una profunda fe en Dios y dando pruebas de que poseía una fuerza descomunal e inigualable. Cuando era ya un hombre, Sansón se enamoró de la filistea Semadar que, aunque no era del agrado de sus padres, él estaba dispuesto a casarse con ella.

 

Me queda un notable film épico bíblico, un espectáculo de los que cala, aun con sus referidas carencias. Gloria Ucrania!!!

sábado, 13 de abril de 2024

 


BARRABÁS.


Con motivo de la Semana Santa me he visto un típico producto péplum asociado a estas fechas, en este caso centrándose en la vida de Barrabás, el ladrón que según la Biblia la muchedumbre eligió indultar en lugar del de Jesús. Dirige el artesano Richard Fleischer para Dino De Laurentiis Cinematografica, que como decía la publicidad de entonces, ‘Donde acaban los demás films, este continua (o más o menos)’, amplía la vida de Barrabás, a partir de la narrativa de la Pasión Cristiana en el Evangelio de Marcos y otros evangelios. Históricamente no se sabe nada de la vida ni anterior, ni posterior al clímax de su indulto popular, pero el tema de la novela es que Barrabás, hombre sencillo y violento, fue perseguido por la imagen y la idea de Cristo desde el momento en que lo vio ante Pilato, y finalmente, después de una toda una vida de búsqueda espiritual, escape y lucha para evitar la creencia.

 

Protagonizada un siempre visceral Anthony Quinn, junto a él un elenco de secundarios llamativo (como era norma en las cintas épico-cristianas) Silvana Mangano, Katy Jurado, Arthur Kennedy, Harry Andrews, Ernest Borgnine, Vittorio Gassman o Jack Palance. Guión basado con muchas libertades (spoiler) en la novela homónima de 1950 del premio sueco Nobel Pär Lagerkvist (en 1953 ya se hizo en Suecia una versión de la historia). Como film epopéyico del tiempo en que se hicieron obras como “Ben-Hur”, “Spartacus”, “La caída del Imperio Romano”, “Rey de Reyes” o “La Historia más grande jamás contada” o “Cleopatra”, se seguía un patrón, como eran la recreación fastuosa de la era romana (con mucho escenario cartón piedra), las escenas de cientos de extras, dilemas morales, personajes con carisma, y sobre todo escenas de acción espectaculares. Aquí hay incluso una escenificación suntuosa de la crucifixión filmada durante un eclipse solar total real, amén de un tramo claustrofóbico en unas minas de azufre con su climático derrumbe, así como un tramo espectacular en el Coliseo de Roma (recreado con lujo en los estudios romanos de Cinecittà) de lucha de gladiadores. Teniendo en su un final arrollador primero con el incendio de Roma y redondeado por una secuencia arrolladora (*spoiler).

 

Pero en realidad en eso se queda la cinta, un conjunto de grandes secuencias, pero adoleciendo de cohesión narrativa en su intento de dar profundidad a los personajes y a su espiritualidad, todo muy forzado en lo referente a la odisea cristiana de Barrabás, no hay proceso orgánico alguno para su travesía de dudas, todo muy forzado, no te sientes emocionado en momento alguno, todos los personajes resultan acartonados, en el epicentro un Barrabás que parece en todo momento desorientado con lo que sentir y padecer, nunca sientes que sufra epifanía alguna, todo le acontece a machetazos, sin capacidad de hondura en sus planos diálogos y frases de manual liso, donde todo se circunscribe (al parecer) en que Dios tiene un plan, y si algo malo te pasa está justificado por esto, y si es bueno pues lo mismo (menuda estulticia). El desarrollo del film anhela sintamos las dudas del protagonista, sintamos su inquietud por descifrar quien era realmente la persona que fue crucificada en su lugar, pero esto nunca nos llega con emoción. Solo vemos que hay fe cristiana por que los que la sienten se sacrifican por su fe en la persecución a la que son sometidos por los ‘paganos’ romanos, pero sin más, sintiéndose vacío de contenido el mensaje.  

 

Barrabás debería hacerse empático en su conversión en la relación con tres personajes. Uno es el de Rachel (una correcta Silvana Mangano) como una prostituta redimida por las enseñanzas de Jesús, una percha buenista sin nada que ofrecer aparte de la bondad sin más y su ‘sacrificio’ en una notable secuencia de lapidación (con muchas deficiencias en su recreación. Como que a las mujeres no se les permitía participar en estas ejecuciones [como bien explican los Monty Python en “En la vida de Bryan”]. Por cierto, en una escena bastante antisemita por como se muestran a los judíos como sádicos asesinos, siendo contraparte de la ‘frustrada’ lapidación de la adúltera narrada en la Biblia que Jesús consiguió cercenar con su: ‘Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra’; o como va muriendo con el aluvión de piedras, donde las pocas piedras que le aciertan no el hacen sangrar); el rol de Gassman, cristiano en su asociación con el protagonista es poco sustanciosa, sin química, todo les pasa por imperativo del guion, no se ve calado alguno de las creencias que calen en Barrabás; ni tan siquiera Harry Andrews como el apóstol Pedro se rebela como punzante en la narración, más parece una inclusión para dar fuste al film, pero no lo hace. Única actuación que me ha removido ha sido la de un majestuoso Jack Palance como un sádico líder de los gladiadores, inunda y desborda la pantalla con su perversa e inquietante sonrisa, este si dota de intensidad cada segundo en pantalla, aterrador.

 

Lo mejor en lo referente al misticismo que se quiere imprimir al film está en su primera parte, en esa mirada que se cruzan Barrabás y Jesús (hubiera estado mejor, como en Ben-Hur que no se hubiera visto al Mesías), está la escenificación de como Pilatos (cumplidor Arthur Kennedy) se ‘lava las manos’ que ingeniosamente se corta a como Barrabás se lava las manos en una fuente. Estas alegorías se encadenan mordazmente a la bacanal orgiástica de la fiesta en la taberna del lumpen donde reciben a Barrabás como ‘resucitado’, y al que cínicamente nombran con una corona de mimbre (referencia indisimulada a la de espino de Jesús) Rey de los Ladrones; Me sobraba la escena de las torturas a Jesús, para bien es la forma en que Barrabás observa el Vía Crucis, como muchos debieron verlo entonces, de soslayo, lo vemos desde un semisótano, observamos los pies dolientes de Jesús arrastrando la Cruz, así como formidable la secuencia de la crucifixión en el Gólgota, rodada durante (el ya mencionado) eclipse (en Roccastrada-Toscana el 15 de febrero de 1961), que da un cariz trascendental a la escena, con el lóbrego cielo espectral, ello adornado por una música neurálgica excelsa. Aunque todo lo referente a como se da la ‘resurrección’ o el encuentro de Barrabás con los Apóstoles me ha sido bastante dado a empellones, o también como conoce a Lázaro (espectral Michael Gwynn) me resulta impostado, y más si este último es un tipo que da vida a un zombi, más que un resucitado es un No Muerto, No vivo. En esta parte el guion ya lo ha cruzado con varios personajes bíblicos; Buena es la parrafada que Barrabás le da a Poncio Pilato tras ser arrestado, equiparando sus crímenes a los del Imperio Romano.

 

Cuando saltamos a las minas de azufre, la cinta se torna en claramente de aventuras, donde toda nota espiritual resulta chirriante, los sermones low cost que le dan a Barrabás resultan sin chicha alguna, apoyados en la nada, en que tienes que ser cristiano porque es lo mejor y punto, no hay concepción de algo trabajado en alguna lección de vida, dando como resultado que nunca emociona lo que les pasa a los personajes, aunque en el lado de lo bueno, tampoco aburre, pues está muy bien la parte de las susodichas minas, pero es que el tramo de los gladiadores en el Coliseo es Kolossal, con una recreación impresionante de este circo, con los entrenamientos, con peleas fenomenales, y todo ello coronado por un duelo mayestático entre Torvald (un grandioso Jack Palance).

 

La crucifixión y el eclipse van acompañados de un arreglo del canto llano “Kyrie eleison” de "Orbis Factor:Missa XI", que es parte del Ordinario Católico Romano, se repite en variaciones a lo largo de la película. Se trata de obra de Mario Nascimbene (“Los Vikingos”), autor de la partitura, dirigida por Franco Ferrara. “El 'Mixerama' es un instrumento que contiene 12 cintas de casete estéreo, por lo que puedes obtener 24 sonidos diferentes. Al componer la crucifixión de Barrabás, Nascimbene combinó “voces, una soprano y dos cuerdas durante un extenso segmento de cinco minutos en el momento del eclipse mismo; [y] el sonido de un bajo a media velocidad”. En la escena que muestra la flagelación de Cristo, un sonido metálico cortante va acompañado de un coro de lamentos femeninos que suben y bajan y suenan como si vinieran de una montaña rusa que se precipita cuesta abajo, aunque no hay mujeres presentes.

 

El diseñador de producción Mario Chiari recreó a veces parece más cutre que su presupuesto de 10 millones de dólares: la tumba donde está enterrado Cristo, por ejemplo, es un montón de cemento roto. Más veracidad tienen las escenas del coliseo, rodadas en Verona, o las minas de azufre, rodadas cerca del volcán Etna, e introducidas en una toma panorámica que debió quedar verdaderamente asombrosa en uno de los “Super Technirama 70” de 70 mm. ”impresiones itinerantes.

 

Una vez en Roma, Torvald, el mejor gladiador de Roma, entrena a los hombres para convertirse en gladiadores. Después de un evento de gladiadores, se escucha a Sahak (Gassman) compartir su fe con otros gladiadores y es condenado a muerte por subversivo. Cuando un escuadrón deliberadamente falla al lanzar sus lanzas, Torvald ejecuta a Sahak. Al día siguiente, Torvald y Barrabás luchan en la arena. Barrabás gana, mata a Torvald e impresiona al emperador Nerón, quien lo libera. Barrabás lleva el cadáver de Sahak a las catacumbas, donde los cristianos locales están rezando. Le dan un entierro digno. Barrabás se pierde en las catacumbas. Cuando emerge, Roma está en llamas. Se le dice a Barrabás los cristianos iniciaron el fuego. Creyendo el fin del mundo ha llegado (como le habían dicho Raquel y Sahak), Barrabás prende fuego a más edificios. Es arrestado por soldados romanos y les dice que es un seguidor de Cristo. Es encarcelado con otros cristianos, entre ellos el apóstol Pedro, que reprende a Barrabás por haber cometido un incendio provocado y le informa los cristianos no harían tal cosa. Haciéndole ver que "la violencia solo genera violencia", y anunciándole un camino de paz y de amor al que -ahora sí- Barrabás se convierte y adhiere hasta morir crucificado como un cristiano más. Posteriormente, los cristianos son ejecutados mediante crucifixión masiva en las persecuciones que siguen al fuego (pero no le son clavadas las manos y pies, les son amarrados). Habiendo finalmente puesto su fe en Cristo, Barrabás es crucificado con los demás, aunque sus últimas palabras son: "Oscuridad... Me entrego a tu cuidado... Es Barrabás".

 

En la novela original de Lagerkvist, el crimen posterior de Barrabás, que lo envía a la esclavitud, se deja explícitamente vago. Lo envían a las minas de cobre de Chipre, en lugar de a Sicilia como en la película. Sahak y Barrabás son liberados de las minas por un supervisor amigo de los cristianos, en lugar de ser destruidos por un terremoto. No hay escenas de gladiadores en ninguna parte del libro, ya que Barrabás es convertido en esclavo de campo y luego en esclavo doméstico de su dueño romano.

 

Barrabás a Pilatos tras ser detenido por ladrón y asesino: "Bueno. De qué otra manera habéis vivido sino a la mía? Cualquiera que esté contra nosotros o se interponga en nuestro camino, nos deshacemos de él. Mi cuchillo puede haber cortado algunas gargantas, pero, qué hay de vuestras armas? Han ajusticiado a miles y miles. Si yo he abusado de alguna mujer que pasaba, vuestros ejércitos han saqueado y violado a lo largo de los continentes, ¡Y han sido llamados la gloria de la tierra por hacerlo! Nacisteis según la ley y crecisteis según la ley. Yo nací de una chica expulsada de un burdel, que dio a luz y me maldijo antes de morir. Pero os lo digo, pertenecemos a la misma manada".

*Sahak: ¿Crees que todas las cosas de la tierra y de los Cielos han sido hechas por la única razón según la cual debemos comer, hacer dinero y engendrar niños; matar y morir?

 

Barrabás.: "Yo era lo contrario de todo lo que Él enseñaba, no? Por qué entonces se dejó matar en mi lugar?"

Pedro.: "Porque estando más lejos de Él, tú eras el más cercano".

B.: "No estoy más cerca ahora que antes".

P: "Pero tampoco más lejos. La verdad es que Él nunca se ha movido de tu lado. Puedo decirte esto: ha habido una intensa lucha en tu espíritu que, en sí misma, es conocimiento de Dios. Por el conflicto lo has conocido. Puedo decirte también que así será con la venida del Reino. Una lucha intensa y algo costosa para el espíritu del mundo, como lo es para una mujer en el parto. Somos solo el comienzo. No veremos el tiempo cuando la tierra esté llena del Reino. Y sin embargo, incluso ahora, incluso aquí, en la hora del final de la vida, el Reino está dentro de nosotros. No hay nada más que temer. Detrás de nosotros, vendrán muchos años y muchos martirios. La tierra de los hombres es muy obstinada para madurar. Pero los hombres mirarán hacia atrás a nuestros días, y se maravillarán, y recordarán nuestra esperanza. Es el final del día. Nos queda un poco de dolor y luego dormiremos, diciéndole al mundo, "Buena suerte en el viaje".

 

Un poco de escuela dominical de recuperación: Barrabás es un personaje de nota a pie de página en los Evangelios. Así es como se hace referencia al bandido y asesino en mi Biblia King James en Mateo 27: 15-22, en el que el gobernador Poncio Pilato preside la sentencia de Cristo: “En aquella fiesta [la Pascua] el gobernador solía soltar al pueblo el preso que quisieran. Y tenían entonces un prisionero notable, llamado Barrabás. Entonces, reunidos ellos, Pilato les dijo: ¿A quién queréis que os suelte? ¿A Barrabás, o a Jesús, llamado el Cristo? . . . Respondió el gobernador y les dijo: ¿A cuál de los dos queréis que os suelte? Dijeron 'Barrabás'. Pilato les dijo: "Qué, pues, haré de Jesús, el llamado el Cristo?" Todos le dicen: 'Sea crucificado'”.  El afortunado Barrabás sería tema de ficción y drama antes y después de Barrabás de 1950 de Pär Lagerkvist, publicado cuando el escritor sueco tenía casi 60 años, pero el de Lagerkvist fue la obra definitiva. Un año después de su publicación, Lagerkvist recibió el Premio Nobel de Literatura, un hecho señalado en los créditos iniciales de Barrabás de Fleischer, porque el productor Dino De Laurentiis iba a sacar provecho de su dinero del prestigio que había pagado.

 

Peplum interesante, sobre todo por la espectacularidad de algunos tramos, y por la ácida actuación de Jack Palance. Gloria Ucrania!!!

 


True Detective: Noche polar

 

Decepcionante cuarta entrega de la serie de antología en formato policiaco (aquí nordic noir) creada por Nic Pizzolato para la HBO, que había escrito las tres pretéritas temporadas, pero aquí solo es productor ejecutivo, primera esta en que tampoco es showrunner. Cada temporada de la serie está estructurada como una narrativa independiente, empleando nuevos conjuntos de actores y siguiendo varios conjuntos de personajes y escenarios. Esta protagonizada por Jodie Foster, Kali Reis, John Hawkes y Fiona Shaw. Tiene lugar en Alaska y sigue la investigación sobre la repentina desaparición de un equipo de ocho hombres de una estación de investigación. La mexicana Issa López se desempeñó como showrunner, además de escribir y dirigir toda la temporada, y produjo la serie junta a Barry Jenkins.

 

Temporada en su premisa atractiva, teniendo como epicentro un lugar místico en la Tierra, como es una región en Alaska (a 150 millas del Círculo Polar Ártico) en la que por unos meses es noche continua, y allí se producen unas misteriosas muertes de unos científicos que aparecen desnudos en la nieve, y a una pareja de policías debe investigar el suceso, habiendo una muerte anterior que parece estar relacionada con los hechos. Pero esto que en su inicio es atractivo, degenera en un mal refrito del film ‘carpentiano’ “La Cosa” (1982), más la clara referencia de la exitosa primera temporada protagonizada por Matthew McConaughey y Woody Harrelson (ambos actores han permanecido en todas las 4 temporadas como productores), todo ello mezclado con la tóxica y ponzoñosa ideología dogmática Woke que últimamente lo contamina todo. Metiendo en una coctelera abollada temas como el feminismo, el ateísmo (“Los muertos están muertos. No hay cielo. No hay infierno”, dice Danvers, le falta apostillar mirando a cámara; “Y lo demás es anatema!”), la sororidad, un parricidio, lo étnico tribal (menudo tratamiento ridículo el de los inuits que se da aquí, puaj!), el paganismo (se hace oda al ateísmo de las protas y por el contrario se loa de la espiritualidad étnica inuit), el machismo (aquí se da su contraparte cuando vemos una violación de una mujer a un hombre, pero no se hace desde una óptica mala, es una hembra y miles de años de maltrato a su género le permiten vejar al hombre, puaj!), el lesbianismo, el ecologismo, la minería, el heteropatriarcado, todo para parir un producto defectuoso, que se estira sin sentido en sub tramas sin interés, sumado a situaciones grimantes por el comportamiento inverosímil de los personajes (les adosan supuestos traumas que nada aportan), estos figuras sin fuste alguno, meros clichés con patas, actuados de forma mecánica, donde ni siquiera la gran Foster da una actuación con alma, no digamos ya la coprotagonista Reis, parece estreñida durante todo el metraje, habiendo un desarrollo farragoso, para llegar en su sexto y último episodio a una resolución tontuna, dónde la Montaña ha dado a luz un gusano moribundo, y por supuesto enfocado a la susodicha mentalidad imperante woke (Puaj!!!), provocando en su devenir que la serie se alargue más que la visita de los suegros.

 

Hay un tsunami woke que ha invadido el mundo, y no ha escapado el mundo de la tv, esto persé no es que sea malo, si se aborda con ingenio, con sutilidad, con matices, aportando dilemas morales, pues todo esto aquí da luz a Alaska por lo que brilla su ausencia. Al querer ser la contraparte de la primera temporada acontecía en el Sur de USA, esta en el Círculo Polar USA, la una sucedía mayormente durante soleados días, pues esta en noche perpetua, la una protagonizada por dos polis hombres, pues aquí dos mujeres empoderadas (ninguna tiene pareja) dan la contrapartida, había algunas buenas frases para esculpir en mármol en la sureña (recuperan la frase de la primera: “El mundo es un círculo plano”), pues aquí otro tanto. Pero con el resultado que aquí todo resulta rancio, aquí el carisma de los polis del FBI es reflejado en dos personajes que son entre soso (la Foster) e irritante (la Reis), sin química alguna entre ambas, unos parches mal puestos (seguro la Foster se sintió ‘herida’ en su orgullo [la radiante Clarice Sterling emparejada con el Hannibal de Anthony Hopkins!], le colocan de pareja a una boxeadora con cara eterna de estar en el clásico pesaje, bochornoso! Es que no han podido buscar a mejores actrices?). Nos cuelan en pos de exponer un mundo ‘moderno’ relaciones lesbianas entre menores, suicidios, violación de una mujer a un hombre, y ello haciéndonoslo ver como algo normal. Y por supuesto todo personaje masculino resulta patético, menuda misoginia nauseabunda, pues todos los machos son pusilánimes débiles (como el ayudante poli de la Foster, el joven Peter [Finn Bennett]) o son malos malísimos (el padre violento y corrupto de Peter, encarnado por un desaprovechado John Hawkes), las zonas grises son inexistentes.

 

Lo que en la primera era una simbiosis turbadora entre el escenario caluroso y desolado sureño, con personajes marcados por el territorio, aquí esperaba algo con este sello en un marco tan imbuido como es un lugar de noche eterna totalmente helado (se supone es Alaska, pero en realidad filmada en Islandia), aquí esta mística se nota forzada, poco estimulante, si lo piensas, la historia podría haber sucedido en cualquier otro lugar sin que hubiera diferencia, como una isla, un lugar montañoso o el desierto, es todo imposición, donde incluso nos cuelan (influenciados/copiando a la primera) elementos sobrenaturales metidos con calzador (menuda morcilla lo del símbolo en espiral, menuda tomadura de pelo, o los fantasmas, puaj!) que me chirrían más que el Titanic partiéndose en dos. Pero si hasta dan relevancia visual a la Navidad, cuando esta nada de importancia dramática tiene en el relato! Todo puro artificio en pos de su mensaje donde el mundo bueno es el regido única y exclusivamente por las MUJERES.

 

En la remota ciudad ficticia de Ennis (Alaska), al segundo día del mes de oscuridad que arranca a mediados de diciembre, desaparecen inexplicablemente los ocho biólogos que habitaban en el Centro de Investigación Tsalal (nombre homenaje a una isla lóbrega de la Antártida creada en la mente de Edgar Alan Poe). En dicha estación se encuentra la lengua de una mujer. La jefe de policía local Liz Daners (Foster) deduce que la lengua perteneció a una mujer nativa. La policía Evangeline Navarro (Reis) piensa que la víctima podría ser Annie Kowtok, mujer Iñupiaq asesinada y mutilada por protestar en contra de una mina local y cuyo caso permanece sin resolver desde hace 6 años. Se descubren los cadáveres desnudos de los investigadores, congelados en una sola pieza (remitiendo a imágenes del film referido “La cosa”, con su ropa cuidadosamente doblada sobre la nieve.

 

La intriga generada en su inicio se va desenvolviendo en subtramas nada interesantes, alejando al espectador de la historia. Haciendo que el misterio de su premisa se vaya enfriando (y nunca mejor dicho), en medio de situaciones poco atractivas, muy sobadas (las relaciones materno-filiales con adolescente, lo malas que son las compañías mineras, o que un personaje tenga problemas con su esposa por ser muy trabajador, puaj!). Tanto se divaga que cuando en el tramo final se centran en el caso principal cuesta seguirlo, pues cuesta acordarte de por dónde van, lo que se puede llamar un desaguisado. Tanto que cuando llega a su (agujereada) resolución me importa un bledo lo que les pase a las protagonistas, pero es que para colmo este final es un Everest de insultos a la inteligencia (spoiler).

 

Tampoco es que la puesta en escena se salve, pues que sea en un territorio nevado no se refleja anímicamente en la serie, pues incluso da la sensación de haberse rodado todo en estudios cerrados, da impresión de frugalidad de medios. Mención aparte los chuscos efectos visuales reflejados por ejemplo, en el oso polar tuerto (otro elemento trampa, que parece será algo y es nada). Cuando los personajes van por cuevas de hielo se nota es cartón piedra, en exteriores casi puedes ver la pared del fondo oscurecida (del supuesto horizonte), recordándome para mal, a las obras de teatro filmadas.

 

Tenemos la ideología justiciera-revanchista que remanece del film, donde si crees que es mala una persona (mala persona aquí es sinónimo de hombre) está bien torturarlo, vejarlo o por supuesto matarlo, menudo cliché que siempre se ha asociado a mentalidades testosterónicas-fascistas, pero como aquí son mujeres las protagonistas se nos filtra que está bien (¿?).

 

Spoiler:

 

La historia desentrañada: Los científicos de Tsalal buscan organismo revolucionario en el hielo. Descubren que pueden agilizar su trabajo con la contaminación que la mina del pueblo vierte en el terreno, por tanto, hacen trato para aumentar esa contaminación y, cubrirlo del ojo público. Menuda idea sacada de lo peor del manual woke más hediondo, la ciencia es muy mala, y las minas son horribles, que ingenioso el guion (ataque de cinismo); La novia de uno de los científicos descubre la trama, y los científicos la asesinan. Matan, y nunca mejor dicho moscas a cañonazos, no intentan hacerle comprender a la chica, no negocian con ella, simplemente unos científicos pasan de investigadores con enorme sentido del deber a asesinos sádicos (por supuesto, para no salirnos del guion, son todos machos), menuda patraña; El típico policía corrupto se encarga del cuerpo (macho por supuesto, la mujer aquí es un ser puro e inmaculado); Las mujeres de la limpieza descubren el asesinato, montan especie de mafia femenina nativa vengadora y se cargan a científicos obligándolos a caminar desnudos en la noche polar. Tirando en cierta medida del recurso de Agatha Christie en “Asesinato en el Orient Exprés”, pero de modo ridículo en como todas estas mujeres se mueven de forma monolítica. Tropa de limpiadoras que deben ser expertas en no dejar rastro de su paso por la estación (ataque de cinismo).

 

‘El crimen original consiste en que los científicos asesinan a una indígena-mujer activista (violencia de género y represión política). Con lo cual, las mujeres indígenas, todas trabajadoras bluecollar (poco de marxismo, no todo va a ser programa woke), se organizan en un ejército de liberación nacional estándar y juntas le dan una buena lección de sororidad a los hetero-licenciados-caucásicos-genocidas echándoles desnudos a la heladora noche ártica. En el checklist tampoco falta un caso de violencia machista de libro y un aliño LGTBI. Y no olvidemos a la señora mayor chamánica hispter neorrural que dejó los laureles de su cátedra en la gran babilonia de EEUU y vino a Alaska a dar consejos por doquier.’ Amén.

 

Vemos a un hijo asesinar al padre en una escena estúpida en su planificación, pues que pretendía el poli corrupto matar a la jefa de polica junto al yonki en presencia de su hijo y que este callara? El comportamiento del hijo resulta robótico, sin emoción alguna tras lo que ha hecho, pero al menos le sirve para redimirse ante su esposa, idiotesco.

 

Preguntas sin respuesta?

 

Quien puso en la estación Tsalal la lengua? Respuesta: La puso un mago. (Los Simpson dixit)

Por qué los científicos aparecen muertos todos en una amalgama picassiana sin ojos? Lo hizo un mago.

Quien colocó el celular de la víctima en la caravana? Lo hizo un mago.

De verdad que nos tenemos que tragar la escena del asesinato de Annie con esa recreación flash-back propia de una escena descartada por mala de “The Walking Dead”, con los científicos transmutados en zombis? Aquí ni un mago me la hace digerible.

A que viene el baile fantasmal del padre de Rust Cohle (el de la primera temporada encarnado por McConaughey)?


Penosa temporada. Solo hay que leer los comentarios despectivos de su creador Nic Pizzolato (tilda el guion como uno de los más chapuceros que ha visto en su vida, entre otras lindezas que suscribo) para darse cuenta de la bazofia que esta nefasta temporada, que hace muy buena a la infravalorada segunda. Gloria Ucrania!!!

lunes, 8 de abril de 2024

 


EN ALAS DE LA DANZA.

 

Interesante film musical, sobre todo para los amantes de este género en su época dorada de los 30, y nada menos que con la mítica pareja protagónica Fred Astaire y Ginger Rogers, en su sexta de las diez colaboraciones que tuvieron. Dirigida por George Stevens para RKO, cuenta con Helen Broderick, Victor Moore, Betty Furness, Eric Blore y Georges Metaxa, con música de Jerome Kern y letra de Dorothy Fields. Ambientada principalmente en la ciudad de Nueva York, la película sigue a un jugador y bailarín, "Lucky" (Astaire), que intenta recaudar dinero para asegurar su matrimonio cuando conoce a la instructora de baile Penny (Rogers) y comienza a bailar con ella; Los dos se enamoran y se ven obligados a reconciliar sus sentimientos. Presenta cuatro rutinas de baile, cada una de las cuales se considera obras maestras. Astaire era un esmerado artesano, trabajando habitualmente con el coreógrafo Hermes Pan, planificaba de antemano hasta el más mínimo gesto en sus bailes. Rogers era una intérprete, no creadora, estaba dispuesta a ensayar hasta le sangraran los pies... y lo hizo. (“Hice todo lo que hizo Fred: al revés y con tacones”). Sus números musicales se pueden sentir claramente como alegorías de encuentros sexuales.

 

Obra propia de la Gran Depresión, donde la gente iba al cine para que la trasladaran un rato a mundos idealizados glamurosos, haciendo se olvidaran un rato de sus mundanales problemas, insuflados por obras cargadas de optimismo, chutes de alegría de vivir. Es un film echo con el molde de las pelis de la pareja de bailarines, con una trama débil, donde se enamoran y fruto de algún malentendido se enconan y al final terminan… pues eso, en un gran baile de coda ah, sin besos (por contrato y por imposición de la esposa de Fred), aunque hay un gag donde Fred y Ginger desaparecen tras una puerta y cuando emergen él tiene una mancha de labios en la boca (¡!).

 

Todo muy elegante y espumoso, siempre surtido de humor blanco, apoyándose en secundarios chistosos, roles de apoyo tanto para Fred, aquí Edmund “Pop” Cardetti (Victor Moore), como el socio mago del prota, como para Ginger, aquí Mabel Anderson (Helen Broderick), que no se sabe bien que representa para el rol de Ginger, a estos secundarios les colocan una sub trama de tensión sexual latente (¿?), donde esta tensión se maneja con mucho de comedia de lucha de sexos, destacó su primer encuentro en él le hace un juego de Cartas, a lo que ella le responde que nunca había visto una cosa igual, el responde alborozado aludiendo a los naipes, pero ella le espeta que se refiere a como le ha hecho desaparecer su bocadillo. Donde por supuesto, la profundidad de personajes ni la hay, ni se busca, son personajes encasillados en sus figuras ya creadas a lo largo de varias pelis, seres simpáticos, sin dilemas morales, enmarcados en una historia trivial, mera percha para ir colgando las gemas de los números musicales y de baile. El humor está siempre presente, con diálogos chistosos, apoyándose en este caso como Fred no desea ganar el dinero para casarse pues tendría que dejar a Ginger, y como de paso no quiere quedarse a solas con Ginger, pues la carne es débil. El metraje aconteciendo sin acudir a la sensiblería barata, sin dramatismos, todo envuelto en una gran ligereza, y desarrollándose en decorados interiores, donde destaca el estilo Art déco.

 

Fuente en la descripción de los números musicales es Wikipedia:

 

Los números musicales comienzan con "The Way You Look Tonight": Astaire, sentado frente a un piano, canta el clásico foxtrot ganador del Oscar de Kern y Fields. Ginger está ocupada lavándose el cabello en una habitación lateral. Aquí, Astaire transmite un romanticismo alegre pero nostálgico, pero más tarde, cuando se baila la música como parte de "Never Gonna Dance", la pareja creará un ambiente de sombría intensidad. Como prueba de su atractivo perdurable, esta canción aparece regularmente en el cine y la televisión modernos. Aparece en las películas Chinatown (1974) y La boda de mi mejor amigo (1997) y desempeñó un papel destacado como elemento de enlace clave en el final de la serie Star Trek: Deep Space Nine "What You Leave Behind".

 

"Waltz in Swing Time": Descrito por un crítico como "la mejor pieza de pura música dance jamás escrita para Astaire. Kern siempre se mostró reacio a componer en estilo swing, por lo que el orquestador de la película, Robert Russell Bennett, antiguo asociado de Kern en Broadway, compuso el número utilizando temas proporcionados por Kern. El interludio de la canción, tratamiento de 3/4 de "The Way You Look Tonight", agregado por el pianista de ensayo Hal Borne. Bennett recordó la petición de Kern de atender el número – "ver lo que Freddie [Astaire] quiere" – a Arlene Croce en 1976, y posteriormente en una carta a John Mueller; la partitura publicada señala el vals fue "construido y arreglado" por Bennett. El baile es una celebración nostálgica del amor, en forma de vals sincopado con superposiciones tap, concepto Astaire reelaboró ​​más tarde en el igualmente impresionante segmento "Belle of New York" de la rutina "Currier and Ives" de The Belle of New York (1952). En medio de esta rutina tan compleja, Astaire y Rogers encuentran tiempo para burlarse suavemente de las nociones de elegancia, en un delicado recordatorio de un episodio similar en "Pick Yourself Up". Gran número “Waltz in Swing Time”, asombroso club nocturno art déco, a dúo sobre un nuevo amor: sus movimientos no sugieren pasión física, sino esa etapa temprana de idealismo en la que los amantes descubren que son almas gemelas.

 

"A Fine Romance ": Estándar de Kern y Fields, cantado bajo la nieve (en un cantarín estudio) alternativamente por Rogers y Astaire, Rogers ‘ataca’ a Astaire, mientras este parece con su bombín querer imitar a Stan Laurel.

 

"Bojangles of Harlem": Kern, Bennett y Borne combinaron sus talentos para producir alegre pieza instrumental ideal para Astaire, aquí rinde homenaje a Bill Robinson, amplía su tributo a los bailarines de claqué afroamericanos al bailar al estilo del antiguo maestro de Astaire, John W. Bubbles, y vestirse al estilo del personaje Sportin' Life, a quien Bubbles interpretó el año anterior en Porgy and Bess de Gershwin. Dorothy Fields relata cómo Astaire logró inspirar al reacio Kern visitando su casa y cantando mientras bailaba sobre y alrededor de sus muebles. Es el único número en que Astaire, de nuevo con bombín, aparece con la cara negra, esto muy criticado por ser un cliché racista el Blackface, además ataviado con una vestimenta ridícula, aunque como he mencionado proviene de Bubbles, pero para el que no lo sepa, y será la mayoría, es un arquetipo de ridiculización hacia los negros. La idea de utilizar fotografías trucadas para mostrar a Astaire bailando con tres de sus sombras fue inventada por el coreógrafo (inseparable con Astaire) Hermes Pan (coreografió el coro de apertura). Las tres figuras más Astaire nos deleitan con un baile sincronizado fabuloso de un par de minutos mágicos (se tardó tres días en rodar esta escena), hasta que de modo gracioso una de las sombras pierde el ritmo, hasta que las tres sombras se marchan incapaces de seguir a Astaire. Todo filmado al estilo que gustaba Astaire de una sola toma. Este número le valió a Hermes Pan una nominación al Oscar a la Mejor Dirección de Danza.

 

"Never Gonna Dance": Después de que Astaire canta la frase final de Fields: "La belle, la perfect swell romance" de la balada de Kern, comienzan la fase de reconocimiento del baile, donde la música cambia a "The Way You Look Tonight" y bailan lentamente, en lo que puede ser visto como una alegoría de una escena de sexo. Al final de este episodio, Astaire adopta una pose abatida e indefensa. Ahora comienzan la fase de negación, y nuevamente la música cambia y se acelera, esta vez con el "Waltz In Swing Time" mientras los bailarines se separan para subir sus respectivas escaleras, escapando a la plataforma en la parte superior de Silver Sandal. Escenografía es elaborada creación de Hollywood Moderne con influencia Art Déco de Carroll Clark y John Harkrider. Aquí la música cambia nuevamente a una recapitulación frenética y trepidante de "Never Gonna Dance" mientras la pareja baila una última, desesperada y virtuosa rutina antes de que Ginger huya y Astaire repita su pose de abatimiento, en una aceptación final de la aventura. Esta rutina final se rodó 47 veces en un día antes de que Astaire estuviera satisfecho, y los pies de Rogers quedaron magullados y sangrando cuando terminaron.  

 

Llama la atención que se tarden casi media hora en que asistamos al primer número musical, “Pick yourself up”, polca primero cantada y luego bailada por Astaire y Rogers: Penny Carroll es profesora en una academia de baile y ha tenido un agrio encuentro en la calle con Lucky Garnett (Astaire). No oculta su enfado cuando lo encuentra de alumno y tiene que enseñarle, ignorando es un afamado bailarín. Ante los escasos avances con él es despedida, pero Lucky, para corregir su travesura, hace una exhibición delante del director para demostrar lo mucho que ha aprendido; Muy jocoso todo el número, desde ver la torpeza fingida, hasta estallar todo en una estupenda coreografía cargada de efusividad.

 

En 2004, la Biblioteca del Congreso la seleccionó para su conservación en el Registro Nacional de Películas de los Estados Unidos por ser "cultural, histórica o estéticamente significativa". En 100 años...100 películas de AFI (edición del décimo aniversario), ocupa el puesto 90.

 

El número "Bojangles of Harlem", un homenaje a Bill "Bojangles" Robinson, fue la última parte del rodaje de la película, debido a los efectos especiales necesarios. Para crear el efecto de que Astaire estaba bailando con tres sombras de sí mismo que eran más grandes que la vida, hubo que filmar a Astaire bailando frente a una pantalla blanca en blanco sobre la cual una luz poderosa proyectaba su sombra. Este metraje se triplicó en el laboratorio de cine. Luego se filmó a Astaire actuando bajo iluminación normal frente a otra pantalla blanca mientras observaba una proyección de la sombra bailando, y las cuatro tomas se combinaron ópticamente. En su totalidad, la secuencia tomó tres días completos de rodaje, y la película en general tardó varias semanas más en filmarse que una película normal de Astaire-Rogers.

 

Las escenas de las calles de Nueva York se rodaron en el lote trasero de Paramount, los interiores y exteriores de la estación de tren en la estación de ferrocarril Santa Fe de Los Ángeles, y la escena del patio de carga se rodó en el centro de Los Ángeles.

 

Según la leyenda, cuando Fred Astaire audicionó por primera vez para el cine, alguien garabateó la siguiente nota: "no puedo cantar, no puedo actuar, me quedo un poco calvo, puedo bailar un poco". Por supuesto, cambió el musical de Hollywood para siempre, con su carisma modesto, su porte ligero y su insistencia en cierto tipo de coreografía. Filmó cada secuencia de baile, de pies a cabeza, en su totalidad, sin cortes.

 

Me queda un film bonito, ligero, aunque de poco calado, te deja sensación etérea pasajera. Gloria Ucrania!!!