jueves, 29 de diciembre de 2022

 


Canción para otra Navidad. (1964)


Farragoso y muy sermoneadora versión suigéneris del clásico de Charles Dickens. Con motivo de las fechas navideñas me suelo ver alguna versión del más famoso relato navideño, como es el dickensiano “Cuento de Navidad” (1843), en este caso le ha tocado un telefilm estadounidense de 1964, que tenía muy buenos elementos para ser mucho más de lo que acaba siendo, en lo que es una revisión del clásico filtrada por los temores remanentes de la Guerra Fría (clima este que trasladó el guionista a su icónica serie). Es una singular producción que predicaba la cooperación global, y atacaba el aislacionismo, era la primera de una serie planificada de especiales de televisión desarrollados para promover las Naciones Unidas y educar a espectadores sobre su misión. Originalmente se planearon seis especiales, pero solo se produjeron cuatro. La Fundación Telsun sin fines de lucro se formó para desarrollar los programas, y Xerox (cuyo director ejecutivo de tendencia izquierdista acordó una contribución de la empresa de cuatro millones de dólares, a pesar de las protestas de los accionistas conservadores acordó contribuir con $ 4 millones para sufragar los costos de producción y el tiempo de emisión), lo que permitió que los programas se transmitieran sin interrupción comercial. Originalmente televisado en la cadena American Broadcasting Company (ABC) el 28 de diciembre de 1964 (NBC y CBS lo rechazaron por temor a una reacción política), no se volvió a mostrar durante 48 años, hasta que Turner Classic Movies (TCM) lo transmitió el 16 de diciembre de 2012.

 

La película fue el único programa de televisión dirigido por Joseph L. Mankiewicz (dos veces ganador del Oscar: “A Letter to Three Wives” y “All About Eve”), que vio este proyecto como una balsa de aceite en sus escala frugal de medios por venir de realizar la mastodóntica “Cleopatra”, que lo sumió en una crisis por la cantidad de problemas que tuvo. También era la primera actuación de Peter Sellers (bajó su salario al mínimo aceptado por el sindicato de actores, 350 $; este mismo año rodó otro de sus papeles icónicos con el Inspector Closeau en “La Pantera Rosa”) después de recuperarse de una serie de ocho ataques cardíacos que casi lo matan a principios de 1964 (los ataques cardíacos se desencadenaron por tomar nitritos de amilo como estimulante sexual), estando de protagonista Sterling Hayden (en una actuación plana, sobre todo para el talento del racial actor) como el alter ego de Scrooge, aquí llamado Daniel Grudge, un industrial amargado en los años posteriores a la muerte de su hijo Marley (se  altera que aquí Marley no aparece como el fantasma que anuncia a los tres, y no es un amigo del protagonista, es su hijo encarnado por Peter Fonda, sus escenas fueron eliminadas en la mesa de montaje, aunque se ve su imagen en un cuadro) en la Segunda Guerra Mundial. El argumento establece un paralelo entre Scrooge dándole la espalda al mundo y los peligros de que cualquier país haga lo mismo, y para hacerle ver lo errado de su pensamiento le visitan los tres fantasmas clásicos (Pasado, Presente, y Futuro). Hayden con el que Sellers anteriormente había coprotagonizado la kubrickiana “Dr. Strangelove”, también aparece en esta cinta Britt Ekland, quien estaba casada con Sellers en ese momento.

 

El guión es de Rod Serling, que venía de crear una de las series más aclamadas de la historia catódica como era “The Twilight Zone”, el último capítulo de sus cinco temporadas y 156 episodios se emitió el verano anterior, llegando a parecer este telefilm navideño especie de especial de la serie de misterio sobrenatural. Serling, de tendencia izquierdista y pacifista, estaba muy feliz de contribuir con un guión para el proyecto de la ONU. Un metraje bastante desesperanzador seguramente por provenir del post-magnicidio de JFK. Serling riega todo el minutaje de mensajes liberales de un buenismo rancio, sobre la Paz Mundial, la hermandad entre los pueblos, la solidaridad entre los países, todo un moralismo que no se detiene en que en el mundo hay maldad que hay que combatir, el ser humano es complejo. La ONU es una organización maloliente donde la mayoría de las naciones que la componen son estados dictatoriales, el órgano de seguridad lo componen (los que ganaron la WWII) USA, UK, Francia, China (El genocidio uigur, con más de un millón de muertos en su haber es buena prueba de sus ‘hazañas’) y Rusia (la Invasión de Ucrania es la penúltima de sus medallitas), estos dos últimos países autocráticos que no respetan los DDHH deciden sobre lo bueno y malo en el mundo, venga ya! (puaj!!!).

 

También de alicientes tiene entre los secundarios a Ben Gazzara (correcto como el sobrino del protagonista, profesor de historia liberal); el cantante Steve Lawrence (bueno como el Fantasma de la Navidad Pasada, vestido como un soldado de la Primera Guerra Mundial mientras escolta un barco lleno de ataúdes de víctimas de guerra en todo el mundo); Pat Hingle (vigoroso Fantasma de la Navidad Presente, festeja cruelmente mientras los frágiles reclusos de los campos de refugiados mueren de hambre mientras se los mantiene detrás de cercas de alambre de púas); Robert Shaw (cumplidor Fantasma de la Navidad Futura, lleva a Grudge a través de su ciudad natal en ruinas después de que una bomba nuclear causara un período postapocalíptico, un universo postapocalíptico regido por un reyezuelo esperpéntico), Eva Marie Saint (correctita como una dulce enfermera); Estando de compositor musical el maestro Henry Mancini (“La Pantera Rosa” o “Desayuno con diamantes”).

 

Tiene tramos apreciables, como el viaje en barco donde vemos entre la niebla a diferentes buques trasladando a los ataúdes de los muertos en diferentes guerras (cual modernos Carontes por la Estigia), dice el Fantasma del Pasado que en el de la Gran Guerra van los padres del navío de los muertos en la Segunda Guerra Mundial; la turbadora visita a un hospital de campaña y ver a los niños heridos sin rostros en la explosión nuclear en Hiroshima (desolador), llevan vendas sobre sus caras, mientras oímos a uno de ellos cantar de forma estremecedora; La opípara comilona del epicúreo Fantasma del Presente frente a una valla tras la que hay refugiados que cual zombis pasan hambre, buscando comida entre la estéril nieve; el inquietante (entre lo divertido y lo macabro) segmento del futuro postapocalíptico con el líder estrafalario (con un sombrero de cowboy acabado en corona con la palabra ME) de Peter Sellers (se nota pasándoselo en grande), Imperial Me. Donde como colofón un hombre (Percy Rodríguez) se rebela con un discurso en contra del líder y sus ideas belicosas, hablando de saber escuchar y ayudar al otro, amenaza con suicidarse y tirarse de gran altura, mientras los seguidores de ME gritan ‘Tírate, tírate,…’.

 

Pero en conjunto resulta una homilía demasiado poco sutil en sus voraces ansias moralizadoras, demasiado directo y sin matices su intención. Serling esto en sus episodios de “La Dimensión Desconocida” era tolerable por los poco menos de 25 minutos que tenía para exponer sus historias, incluso cuando en la cuarta temporada alargó el metraje al doble, los resultados se resintieron, pues aquí ocurre algo similar, se estira y redunda un y más, y después subrayados, y todo en un tono muy pesimista, que incluso, yendo contra el espíritu del libro original de Dickens, continua en el epílogo, donde este Scrooge no parece excesivamente un converso, como  tampoco es un Scrooge muy radical en su presentación. Todo con un aire muy teatral, con largos rígidos soliloquios cual lección escolar, rodado notoriamente en estudios de sonido, en un aire muy catequista. Tan contradictorio este discurso desde el púlpito, que, sin pretenderlo, puede ser manejado como un alegato pro-Guerra del Vietnam, donde USA ayudaba al país invadido Vietnam del Sur a defenderse de su vecino del norte.

 

Rush final: El ‘rebelde’ que amenaza con suicidarse tirándose de gran altura, cuando un niño disfrazado de vaquero saca de la caja su pistola de la marca "Just Like Daddy's" y le dispara, impresionando a su madre (Britt Ekland), que durante el tramo ha estado tejiendo y sin prestar atención; Un Grudge agitado le pregunta al Fantasma si este es el mundo "como debe ser, o como podría ser". El Fantasma no responde y deja a Grudge en las ruinas de su propio estudio. Un Grudge sacudido se despierta en el mundo real la mañana de Navidad, en el suelo de su estudio (intacto) con el teléfono en la mano. Su sobrino Fred aparece y dice que Grudge lo llamó a las 3 am y le pidió que pasara de camino a la iglesia. Grudge se disculpa con Fred por sus declaraciones de la noche anterior y, sin explicar el motivo de su cambio de opinión, indica un apoyo cauteloso a las Naciones Unidas y la diplomacia internacional como forma de prevenir futuras guerras. Grudge muestra aún más su nuevo internacionalismo al disfrutar de una transmisión de radio de los hijos de los delegados de la ONU cantando villancicos en sus idiomas nativos (Grudge se había burlado en claro sentido xenófobo, de que el nombre de un profesor polaco era impronunciable). Fred se va y Grudge, en lugar de que Charles lo sirva en una bandeja como de costumbre, va a la cocina a tomar su café de la mañana de Navidad con Charles y Ruby; Esto me resulta clasista, la condescendencia de que es mejor persona por comer en la cocina mientras su sequito de mayordomos siguen sus tareas me da grima:; TRamopoco es que ella un agran epifanía fulgente como la del verdadero Scrooge, se siente la conclusión muy liviana y con claro sino amargo, imropio de las fechas para las que estaba destinado la película.

 

Según los informes, los actores involucrados en la producción acordaron renunciar a sus honorarios debido a la naturaleza y la importancia percibida del programa. Peter Sellers, quien en ese momento cobraba $ 750,000 o más, apareció por solo $ 350, el mínimo semanal del Screen Actors Guild. Henry Mancini escribió el tema musical, también renunciando a su tarifa habitual.

 

Las escenas de Peter Fonda como el difunto hijo de Grudge, Marley, fueron eliminadas de la película antes del estreno, dejando solo breves destellos de Fonda reflejado en una puerta de vidrio y sentado mudo en una mesa. Sin embargo, la imagen de Fonda permanece en la película en la forma de un gran retrato de Marley que cuelga de manera prominente en el estudio de Grudge, donde tienen lugar varias escenas. Aunque los artículos publicitarios anticipados incluyeron a Richard Harris, Godfrey Cambridge y Christopher Plummer entre el elenco, ninguno de estos actores aparece en la película terminada.

 

El personaje principal originalmente se llamaba Benjamin Grudge para que su nombre pudiera acortarse al juego de palabras "B. Grudge", pero ABC vio esto como un insulto al candidato presidencial republicano de 1964 Barry Goldwater, cuyas iniciales también eran BG, y el nombre del personaje era cambió a Daniel Grudge, mientras que la transmisión se pospuso hasta ocho semanas después de las elecciones.

 

Me queda un demasiado buenista intento de revisión del clásico de las Navidades, con buenos elementos, pero con la gente que hay en la producción esperaba más. Gloria Ucrania!!!

sábado, 24 de diciembre de 2022

 


BIENVENIDO MR. CHANCE

 

Notable fábula satírica estadounidense que deconstruye con mordacidad a la sociedad, a su superficialidad de la masa, a lo fácil que es manipularla, su culto a las apariencias (se le toma en serio desde el principio por la millonaria por llevar un buen traje hecho a medida), a sus ansias de crear ídolos, creer en guías místicos puros que los guíen en tiempos de crisis (hay que tener en cuenta el contexto del año en que se estrenó, 1979, cuando USA estaba en crisis de identidad tras la desastrosa Guerra de Vietnam, el Watergate que conllevó la dimisión de Nixon, y con Jimmy Carter de POTUS, considerado uno de los peores presidentes de la Historia en su debilidad [prueba de ello fue la crisis del secuestro de la embajada USA en Teherán] y falta de carisma). Ataca a la televisión como medio ‘atontizador’ (uno de los geniales running-gags es la querencia de Mr. Chance por su mando a distancia, es lo único que le preocupa cuando muere su jefe, o como pretende cambiar de ‘canal’ por la calle cuando algo no le gusta [cuando le amenazan unos muchachos con una navaja]) su poder para crear ídolos con pies de barro, también a los medios de comunicación que se dejan arrastrar por los populismos, lanza dardos certeros contra la política y sus arrogantes mandamases que se creen inteligentes y sagaces, cuando no son más que vendedores de crecepelo, incluso tiene pellizcos de gags racistas (esa maravillosa Ruth Attaway, criada negra, cuando lo ve en la televisión, comenta a sus amigos que definitivamente es un mundo de hombres blancos… viendo por tv a Mr. Chance, sabiendo ella que es un simple y lo han entronizado por ser blanco). Dirigida con ritmo sereno, pero pétreo por Hal Ashby, exponiendo un sentido del humor caustico en su vitriólica evolución, llegando a la cúspide de su carrera que eclosionó en esta década de los 70 con films como “Harold y Maude”, “El último deber” o “El regreso”, y que entraría en declive en los 80, cuando fallecería prematuramente (1988).

 

Con muy inteligente guion del polaco Jerzy Kosiński (controvertido escritor, tuvo muchas polémicas con acusaciones de plagios, mucho de ello fomentado por las autoridades comunistas polacas; Kosinski a los 57 años se suicidó, el 3 de mayo de 1991, tomando una dosis mortal de barbitúricos, su habitual ron con Coca Cola, y asegurándose del resultado introduciendo su cabeza en una bolsa de plástico. Dejó una nota: "Me he ido a dormir por un rato mayor de lo habitual. Llamad Eternidad a ese rato"), que adapta su propia novela homónima de 1970, con aportaciones no acreditadas de Robert C. Jones. Historia de un hombre sin identidad, analfabeto, ha pasado toda su vida sin salir de una casa donde trabajaba como jardinero, y todo lo que sabe del mundo es por programas de tv, que debe abandonar forzadamente la casa en la que creció y salir al mundo, cruzándose por azar con un rico e influyente matrimonio que toma su parquedad de palabra y sus disquisiciones sobre botánica como un signo de inteligencia superior, un cierto sentido claros antecedentes de “Zelig” (1983) y “Forrest Gump” (1994), manejando el resorte de ‘aventuras de pez fuera del agua’, provocando en su desarrollo diálogos ingeniosos, gags delirantes, y todo ello con flema y solidez narrativa, sin querer caricaturizar. Todo ello llevado en un crescendo dramático formidable, hasta desembocar en un final maravilloso tanto en como se quiere depositar el poder del maletín nuclear en una cáscara vacía-placebo, como en ese abierto a interpretaciones epílogo místico (que no estaba en la novela, pero que Kosinski si creó para la película).

 

Protagonizada por un extraordinario Peter Sellers que transpira humanidad, inocencia, ingenuo, actuación alejada de sus típicos histrionismos, contenida, sobria, seca, monocorde, sereno, impávido, excepto por una media sonrisa hueca de contenido, sin ser consciente de sus limitaciones, con solo un momento en que sus sentimientos le desbordan, tan gélido como asexual (prueba de ello es su singular escena de sexo). Su sencillez es tomada por hondura de pensamiento. Su falta de pasado es tomada por el FBI y la CIA (en un tramo desternillante) como muestra de lo importante que es por ser alguien que alguna agencia de inteligencia ha ocultado sus datos. Sus monólogos escuetos (apenas unos segundos, que parecen soflamas-slogans para ser emitidos en telediarios) sobre la jardinería son tomados como metáforas sesudas sobre la política, elevado a los altares por considerarlo un mesiánico filósofo, cuando solo es placebo para las masas. Todo esto lo transmite el actor con gran fuerza dramática, dejando traslucir emociones tras su rostro de desconcertado. Sellers durante ocho años, presionó a Kosinski a que le concediera el derecho de interpretar al protagonista.

 

Hay secundarios en jugosos roles como Shirley MacLaine encarnando a Eve con una notable vis cómica, teniendo buena compenetración con Sellers; Melvyn Douglas está sensacional como el ricachón consejero del POTUS, manteniendo una química estupenda con Sellers, transpirando calor entre ambos, excelso su carisma; Jack Warden como el presidente derrocha personalidad, con ese gran encuentro con Mr. Chance, con ese desconcierto con el FBI y CIA sin poder saber quién es ese ‘Gardiner’, y con su peculiar relación con su esposa (Alice Hirson ) y los ‘acercamientos’ de esta; Richard Dysart está muy bien como Ben, el médico personal del anfitrión de Mr. Chance, él único que se da cuenta de quien es realmente este, muy buena su expresividad observándolo y sin querer hacer sangre; Richard Basehart da vida a un diplomático soviético en una jocosa escena con Mr. Channce, donde compara a Chance con Ivan Krylov (1769-1844), un satírico ruso que escribía fábulas, reflejando las condiciones políticas de su país. Chance se ríe cuando le habla en ruso, lo cual hace pensar al europeo que sabe su idioma eslavo.

 

 

Ashby se sirve de Mr. Chance para vilipendiar a la tv, incluyendo múltiples clips televisivos que observa el protagonista, ello como parte de su frugal cultura, ello manejado de modo hábil bien para mostrar lo fatuo de los programas catódicos, bien para componer gags ingeniosos, como cuando los servicios secretos comunican al POTUS que han analizado la voz de Mr. Chance y no han averiguado su procedencia geográfica, tras lo que hay un corte y vemos a Chance ver en la tv un episodio de ‘Mister Rogers' Neighborhood’ (¿?); Cuando Eve irrumpe en el dormitorio de Mr. Chance con intenciones sexuales, él la agarra y besa apasionadamente, ella lo toma como muy pasional, cuando en realidad lo que hace es imitar una escena que acaba de ver en tv, tras lo que ella le pregunta que le gusta (sexualmente) y él responde que mirar (la tv), el malentendido está servido, pues ella piensa que es un ‘mirón’, y se tumba en el suelo sobre una piel de osos a masturbarse mientras Chance mira en tv un programa de yoga que imita sobre la cama. Esto de que le gusta mirar también es una respuesta en una fiesta cuando un gay le pregunta que le gusta (aunque no sabemos cómo acabó esto, pues hay una elipsis); Incluso traspasa la pantalla para llevar a su protagonista a un late-night y allí el presentador pretende hacer bromas con el reciente consejero presidencial, pero la mayor broma es que este lo toma por un tipo profundo y sabio (solo por que repite modismos de jardinería)

 

La puesta en escena resulta brillante en su misión de trasladar un estado de ánimo. Ya desde el formidable diseño producción de Michael Haller (“THX 1138”), trasladándonos a la alta sociedad estadounidense con todo su lujo y boato, con epicentro en la fastuosa mansión Rand, en realidad la casa privada más grande de Estados Unidos, ubicada en Asheville, Carolina del Norte. Ashby y Deschanel filmaron la mayor parte de la película en Asheville, Carolina del Norte, en Biltmore Estate. Construida por George Vanderbilt en 1895, fue la casa privada más grande de los Estados Unidos, completa con una mansión de 250 habitaciones situada en 8,000 acres; Ello realzado por la notable cinematografía de Caleb Deschanel, realzando la comicidad caustica de Sellers, jugando con las yuxtaposiciones, con en tonos tenues, fríos, en contraste con la calidez del protagonista; con una dramática edición de Don Zimmerman (“Rocky III”), con montajes tan gráciles como cuando Mr. Chance por vez primera a la calle, o para remarcar lo que se dice sobre él y se pasa a la realidad de él mismo; Y todo esto punteado por la minimalista y a la vez neurálgica música creada por John Mandel (“MASH”), con sensibles melodías de piano, sugiriendo misterio cuasi-mçístico. Mandel también contó con la asistencia de su primo y colega compositor Miles Goodman en la orquestación de la película. Incluye la banda sonora "Also Sprach Zarathustra" de Richard Strauss, arreglada e interpretada por Eumir Deodato, insertada de modo mordaz en el ‘paseo’ que Mr. Chance da cuando es expulsado de su antiguo hogar, emparejando su odisea por Washington DC a la del ’Humano’ en su salto de la prehistoria a la era espacial del film kubrickiano “2001” (1968). También incorpora dos composiciones del pianista francés Erik Satie (“Gnossiennes”, nº 4 y 5) y canciones ambientales, como “Differents Ways”. Asimismo está “Basketball Jones” de Cheech y Chong, escuchado durante los créditos.

 

Spoiler:

 

Momentos recordables (aparte de los ya mencionados); Cuando Chance finalmente sale a la calle, le pregunta a la mujer negra que ve si le preparará comida, ello por que siempre fue la criada negra donde vivía quien cocinaba para él;  Las escenas con el mayordomo Wilson (Richard Venture), que lleva a Chance en ascensor y los comentarios ingenuos del invitado le hacen creer es un tipo con mucha vena cínica; El chispeante encuentro de Chance con el POTUS, donde ante una pregunta compleja sobre economía el jardinero responde: "Mientras no se corten las raíces, todo está bien", hablándole también de cómo deben ir pasando las diferentes estaciones del año, y esto es tomado por el presidente como algo de sabios de hondura trascendental; Cuando Chance aparece en un programa de tv y da una entrevista, y los perogrullos que suelta sobre jardinería son tomados por el público como algo propio de un genio, hay un divertido corte y vemos a Louise (Ruth Attaway), la sirvienta afroamericana que lo crió. “Seguro que es un mundo de hombres blancos en Estados Unidos. Diablos, crié a ese chico porque era del tamaño de un pissant… No tenía cerebro en absoluto… Y míralo ahora! Sí señor, todo lo que tienes que ser es blanco en Estados Unidos y obtienes lo que quieras!”; Es de reseñar el diferente modo en que Chance toma la muerte en un modo circular. Pues al inicio tenemos el fallecimiento del ‘Viejo’ (en el libro es llamado así) y Chance se muestra frío, le toca la frente para notar que está gélido, como si nada, se sienta en la cama del muerto, coge el mando y pone la tv. En la muerte de Ben toca también al cadáver, pero aquí suelta lágrimas. “Se ha ido, Chauncey”, dice el Dr. Allenby. “Sí, Robert”, responde Chance: "Lo he visto antes. Le pasa a la gente mayor”. Y ahora en vez de mostrarse sin sentimientos dice que se lod irá a Eve. Con lo que muestra la evolución del personaje a través de estos dos féretros.

 

 

Final: Chance está presente en la muerte de Rand y muestra una tristeza genuina por su fallecimiento. Interrogado por el Dr. Allenby, admite que "ama mucho a Eve" y también que es solo un jardinero. Cuando se va para informar a Eve de la muerte de Ben, Allenby se dice a sí mismo: "Entiendo", pero la interpretación de eso se deja al espectador; Mientras el presidente pronuncia un discurso en el funeral de Rand, los portadores del féretro sostienen una discusión susurrada sobre los posibles reemplazos del presidente en el próximo mandato y acuerdan por unanimidad a Chauncey Gardiner como sucesor. Eello mientras ascienden el ataúd a su lugar de reposo, mientras vemos en la cima una pirámide [triángulo de la Trinidad] con el ojo de Dios, Ojo de la Providencia, símbolo cristiano y masón, reflejando lo místico observando los tejemanejes del poder en la sombra de estos particulares porteadores, que sutilmente nos exponen como que los masones dominan el poder en la trastienda. Ajeno a todo esto, Chance deambula por la finca invernal de Rand. Endereza un retoño de pino aplastado por una rama caída y luego camina por la superficie de un lago. Hace una pausa, hunde su paraguas profundamente en el agua bajo sus pies, luego continúa, mientras se escucha al presidente citando a Rand: "La vida es un estado de ánimo".

 

Ashby dispuso que una plataforma se sumergiera bajo media pulgada de agua para que Sellers pudiera caminar y pareciera como la de Cristo. Sellers agregó a la idea, improvisando el momento en que Chance se detiene, sumerge suavemente su paraguas en el agua para confirmar que sí, está parado en la superficie del agua y luego continúa caminando. Muchos en el elenco y el equipo de la película se opusieron a las imágenes religiosas que Ashby pretendía evocar, incluido MacClaine. Pero el significado de la escena es ambiguo. Esto no estaba en la novela, el guionista Kosinski lo incorporó al final para hacer pensar al espectador sobre quien es realmente el protagonista, Es un enviado divino? Es la inguenuidad en persdona? Es el mal con rostro cándido que viene a confundirnos?

 

Hay durante los créditos finales un montaje de descartes de una escena donde Sellers se tumba cual muerto y cuando debe callar sonríe una y otra vez, ello con las risas de los de alrededor. Chirriante con el tono del film, como bien remarcó Sellers, rompe el hechizo de la película. Error morrocotudo. Sellers culpó a este inserto de que no llevarse el Oscar (lo ganó Dustin Hoffman por “Kramer vs Kramer”).

 

El productor Andrew Braunsberg tenía una relación cercana con Kosinski, y el autor tenía una visión diferente de Chance; quería un actor más joven, alguien como Ryan O'Neal. Y, sin embargo, debido a que tanto Bruansberg como Kosinski querían que Ashby dirigiera, y Ashby insistió en trabajar con Sellers dadas las discusiones sobre el proyecto de años anteriores, se quedaron con Sellers. Para apaciguar a Kosinski, quien sentía que Chance debería ser más delgado y más atractivo, Sellers se las arregló para hacerse un lavado de cara.

 

Douglas ganó el Oscar al Mejor Actor de Reparto y Sellers fue nominado a Mejor Actor. El guión ganó el Premio de Cine de la Academia Británica al Mejor Guión y el Premio del Sindicato de Escritores de América a la Mejor Comedia Adaptada de Otro Medio. También fue nominado al Globo de Oro al Mejor Guión. En 2015, la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos seleccionó Being There para su conservación en el Registro Nacional de Cine, encontrándolo "cultural, histórica o estéticamente significativo".

 

La nieta de Melvyn Douglas, Illeana Douglas, visitó el set y conoció a Peter Sellers, quien es su actor favorito. Desde entonces, le ha dado crédito a la película por inspirarla a seguir una carrera en la actuación. Según Illeana, Sellers y Douglas se conocían desde la década de 1940, cuando se encontraron por primera vez en Birmania durante la Segunda Guerra Mundial. A menudo recordaban sus días de guerra mientras estaban en el set.

 

Burt Lancaster fue la primera opción de Ashby para el papel de Ben Rand. Laurence Olivier también fue considerado para el papel, pero lo rechazó debido a la escena de la masturbación; Según MacLaine, "(Peter) creía que era Chauncey. Nunca almorzó conmigo ... Fue Chauncey Gardiner durante todo el rodaje, pero creía que estaba teniendo una historia de amor conmigo"; La realización de la película se retrata en The Life and Death of Peter Sellers , una película biográfica de la vida de Sellers.

 

El estreno en diciembre de 1979, las respuestas a la película fueron casi unánimemente entusiastas. Estar allí se desempeñó bien en la taquilla y recibió críticas entusiastas de los principales críticos como Andrew Sarris, Roger Ebert y Vincent Canby. Douglas ganó el Premio de la Academia al Mejor Actor de Reparto, pero cuando Sellers fue pasado por alto para la estatuilla de Mejor Actor, culpó a Ashby de la inclusión de la escena de los créditos finales que muestra a Sellers cadavérico, desmitificando así a Chance, aunque estando allí fue, posiblemente, el pico más alto en la carrera de Ashby en ese momento, su declive durante los siguientes años no fue tan gradual como su ascenso. Con el inicio de la década de 1980, Ashby descendió a un ataque de excentricidad y comportamiento paranoico. Su éxito y autonomía creativa significaron que podía retirarse de sus círculos habituales de Hollywood y entregarse a su recién adquirida adicción a las drogas. Agregó cocaína y heroína a su ingesta, y una serie de malos negocios llevaron a muchas películas poco inspiradas a lo largo de la década de 1980. Su comportamiento incluso le hizo perder la oportunidad de dirigir un proyecto ilusionante como “Tootsie”, que fue a Sydney Pollack. Para 1988, Ashby estaría muerto a los 59 años de cáncer de páncreas, y muchos sintieron que estar allí fue el último y más brillante ejemplo del talento del director.  La escena de Chance caminando sobre el agua fue la imagen final de sus películas mostradas en su funeral.

 

Maravillosa fábula sobre la percepción que tenemos sobre la gente. Gloria Ucrania!!!

jueves, 22 de diciembre de 2022

 


ALMAS EN PENA DE INISHERIN

 

Cautivador comedia negra dirigida por uno de esos directores  que trabajan poco para cine, este es su cuarto largometraje en tres lustros, pero lo que hace deja huella por su calidad, me refiero al dramaturgo londinense Martin McDonagh, que guioniza (ganó el Golden Osella al Mejor Guión en el festival de Cine de Venecia) y dirige este singular film que mezcla con punzante equilibrio el humor y el drama, en lo que es una sensacional alegoría sobre las guerras civiles, para remarcar esto la historia se desarrolla en 1923 en la isla ficticia de Inisherin, mientras la Guerra Civil Irlandesa se desarrolla de fondo, escuchan disparos y explosiones en la isla grande de lejos, como si fuera algo que les afectara. La metáfora queda remarcada por la violencia que termina emanando del choque, con mediadores que intentan ser poner paz, exiliados, víctimas inocentes colaterales, y la Muerte siempre sobrevolando por los caminos, reflejada en una pseudo-Banshee (la Sra. McCormick encarnando por una sombría Sheila Flitton, comenta aterradoramente: “Vendrá una muerte, tal vez incluso dos muertes”; Banshhe son espectros malignos en la tradición irlandesa que , entona con placer malicioso de ahí el título en inglés

 

Los enfrentamientos que se generan gradualmente entre antiguos amigos, ello en un relato enriquecido por un desarrollo pétreo en efecto bola de nieve, con diálogos ingeniosos, cargados de mala leche, rodeado de secundarios pintorescos que aportan solidez narrativa, y con una puesta en escena sencillamente epicúrea en el tratamiento del escenario, a partir del excelente diseño de producción de Mark Tildesley (“En el corazón del mar” o “Sin tiempo para morir”), con ese modo de imbuirnos de modo sobrio del lugar, con sus cabañas evocadoras de un tiepo y lugar, sus diáfanos interiores, como también la taberna local; con una sublime cinematografía de Ben Davis (“Tres anuncios en las afueras” o “Dumbo”), dotando del sentido del lugar, con luz natural que impregna de aspecto pictórico muchos de los fotogramas, con interiores filmados con velas y lámparas de gas, provocando la inmersión del espectador, que enaltece de forma mística los verdes lares sexteados por acantilados abruptos azotados por un mar hosco, donde el cielo está siempre forrado de nubes grises (filmado el film en Inishmore y Achill Island representan a la ficticia Inisherin, isla frente a la costa de Irlanda), emparentando la sombriedad ambiental al argumento, y esto adornado por una prodigiosa música creada por el maestro (en todos los films de los Coen: “Muerte entre las flores” o “Fargo”) Carter Burwell (que escucho mientras escribo), que baña en melodías melancólicas, intimistas, cargadas de resonancias ocasísticas, de las que te calan.

 

La historia reúne a los irlandeses Colin Farrell y Brendan Gleeson, quienes previamente trabajaron juntos en el debut como director de McDonagh en “In Bruges” (2008), realizando ambos un trabajo desbordante de humanidad. Con un punto de partida nimio sobre una enemistad cortada abruptamente en el escenario de una isla irlandesa, se produce un análisis puntiagudo de la compleja Condición Humana, auscultando el orgullo, la soberbia, la ira, el rencor, la venganza, y ello desde el prisma de la tóxica masculinidad, evolucionando los hechos de modo fluido, sin prisas, en tono seco, adusto, sardónico, mostrando en los márgenes los efectos del aislamiento que producen las islas, la endogamia que se retroalimenta, donde la hermana del protagonista encarna la voz de la cordura que pretende romper la cadena que la ata a la soledad insular. Hablándonos del tempus fugit, de la importancia del legado, de la trascendencia, aunque sea en un nivel bajo, y todo ello con un poso de calado melancólico cuasi-crepuscular.

 

Al final de la Guerra Civil Irlandesa en 1923, en la ficticia isla irlandesa de Inisherin, el músico folklórico Colm Doherty (Brendan Gleeson) comienza abruptamente a ignorar a su viejo amigo y compañero de copas Pádraic Súilleabháin (Colin Farrell). Todos los días a las 2 de la tarde, Pádraic se encuentra con Colm en la casa de este último y se van al pub, pero Colm ha decidido que ya no está para eso. “Simplemente ya no me gustas”, le informa a Pádraic, está cansado de ver pasar los días tomando pintas en el bar, charlar sobre nada (la última conversación que le recuerda fue sobre excrementos de burro), matar las horas decrecientes que le quedan a Colm. Colm toca el violín, compone canciones para él y le gustaría dejar algún tipo de legado que marque su paso por aquí, además de ser una amable caja de resonancia para un Pádraic cada vez más borracho. Colm sube la apuesta: si Pádraic no deja a Colm en paz, Colm se llevará las esquilas de las ovejas a sus propios dedos, una a una. Este, simpático y querido por los isleños, es aburrido para Colm, que desea pasar el resto de su vida componiendo música y haciendo cosas por las que será recordado. La vida de Pádraic se ve desestabilizada por la pérdida de uno de sus pocos amigos; a medida que Pádraic se angustia cada vez más por el rechazo, Colm se vuelve más resistente a los intentos de su viejo amigo de hablar con él. Colm finalmente le da un ultimátum a Pádraic: cada vez que Pádraic lo moleste o intente hablar con él, Colm cortará uno de sus propios dedos izquierdos con un par de cizallas para ovejas. Aunque la cariñosa hermana de Pádraic, Siobhán (Kerry Condon), y el problemático chico local Dominic (Barry Keoghan) intentan calmar la creciente batalla de la pareja, sus esfuerzos resultan infructuosos. A medida que las tensiones empeoran, la anciana local, la Sra. McCormick, advierte a Pádraic que la tragedia llegará pronto a la isla.

 

Se establece en la historia un duelo de voluntades donde el director no juzga, ni se pone de parte, expone, los dos tiene sus motivaciones. Podemos sentir la frustración de Colm por sentir que está perdiendo el tiempo con una vida ordinaria, y decide cortar por lo sano y dedicarse a hacer algo que le haga tener un legado, ello a través de componer música irlandesa, siente que su relación con Pádraic son un lastre para su objetivo, incluso le suelta a este cuando le comenta este que siempre ha sido así y le caía bien, le espeta ‘Tu crees?’; Pádraic no entiende que su mejor amigo sin mediar discusión alguna le haya dado la espalda, e intenta buscar las causas, primero que si es una broma, luego que si es una depresión, pero ello le lleva a una situación extrema en la reacción de Colm. Sentimos que se sencillez (ejemplo es que no sabe quién es Mozart) solo le hace sentirse bien en la rutina cotidiana, no aspira a más en la vida que en hacer su trabajo de lechero, pasear con su burra, y charlar mientras beben cerveza con su amigo.

 

Sensacional Colin Farrell como tipo sencillo, tranquilo, sin aspiraciones en la vida, con esas pobladas y expresivas cejas, con esos andares sin apenas mover brazos, con esa vestimenta triste negra, emite ser un ser primario, muy enternecedora su mentalidad simple (la hermana de Padraic señala que el libro que lee es una historia triste, a lo que él responde con sencillez cándida: “Quizás un libro triste te entristecerá”), anhela amistad, calor humano, dejando traslucir sus debilidades, su fragilidad, que lo hacen entrañable. Una de las mejores actuaciones de su ya dilatada carrera, muy bueno; Brendan Gleeson, con algo de menos de protagonismo que Farrel, pero dejando improntita con su prodigioso carisma, con su imán, con su portentosa expresividad, con su modo cuasi elegiaco de moverse, compone a un hombre con matices, con sueños, cansado, incluso hastiado hasta tomar la decisión drástica consigo mismo, lo que le hace ser carne de terapeuta cuando menos, habiendo algo que se deja caer cuando el sacerdote le pregunta por la ‘desesperación’. Brillante con que poco se hace empático.

 

Para dar solidez siempre es bueno tener buenos actuaciones de apoyo y aquí las hay de las sibaritas. Desde esa sobresaliente Kerry Condon como la hermana de Pádraic, Siobhán (me encanta no nos hayan metido con calzador una mujer para un romance). Mujer de fuerte carácter, culta, leída, es la brújula moral del relato, al que ve la toxicidad del entorno e intenta huir (para ella los lugareños son amargados[P1]  y locos, y el lugar para ella es: "nada más que desolación y el lento paso del tiempo") , mantiene duelos fenomenales con Farrel y Gleeson, se hace notar con su personalidad, ejemplo como ataca a Colm como ‘Un hombre silencioso más en Inisherin’, abriendo el abanico a los isleños: "Todos ustedes son jodidamente aburridos con sus insignificantes quejas". Espero este rol le dé cancha amplia en cine. Ah, le envía una carta a su hermano donde dice que las gentes de España traían alegría a los irlandeses (¿?); Barry Keoghan da vida a Dominic, el considerado ‘0tonto del pueblo’, hijo del policía local, en realidad es un pobre desgraciado que su padre alcohólico veja y da palizas, es el paño de lágrimas de Pádraic, a través del cual sabemos lo que piensa el protagonista, es un chico con sueños (está enamorado de Siobhán), ser afable que desborda dulzura en su candor, trémula la escena que declara su amor; Gary Lydon como el policía local está formidable en su mezquindad, en como emite ser un tipo despreciable, para ello esclarecedoramente esplendida la conversación que tiene con Colm sobre que va a la Gran isla a ser guardia en una ejecución, todo lo que suelta ahí es tremebundo, hablando de que no sabe quién ejecuta a quien, pero que siempre ha querido asistir a una pena de muerte. Su imagen desnudo sentado borracho en una silla en su casa, y su hijo diciendo que acaba de masturbarse es de las que recuerdas turbadamente; Estupendo David Pearse como el sacerdote que da confesión a Colm, manteniendo enfrentamientos chispeantes, como ejemplo está cuando le cuestiona el clérigo a este sobre si ha tenido pensamientos homosexuales ("pensamientos impuros sobre los hombres"); Hay una tendera divertidísima encarnada por Bríd Ní Neachtain, que exige noticias a sus clientes, ello de modo hostil, ansiosa de tener matetrial para el chismorreo, buena actuación; Y tenemos a Sheila Flitton como una mística mujer mayor que parece ir dando augurios por los caminos, cual Banshee, presencia atemorizante.

 

Spoiler:

 

Momentos recordables (aparte de los ya mencionados): Cuando Padraic es golpeado por el policía (le ha humillado ante la tendera), tirándolo al suelo, por allí pasa su antiguo amigo Colm, que cariñosamente lo recoge y sube enb la carreta, Colm se sube junto a él y sin decir palabra conduce hasta un cruce, donde se baja y da las riendas a su ex amigo, mientras este solloza sin decir nada; Cuando Pádraic se emborracha en la taberna y arremete contra Colm que tocaba música allí con unos estudiantes, Colm le espeta que quiere ser inmortal como lo fue Mozart que vivió en el SXVII, su ex amigo le responde que lo importante es ser amable, y que Mozart (no dice bien su nombre) no es inmortal porque él no lo conoce, la hermana le espeta a Colm que Mozart es de otro siglo; Cuando Pádraic encuentra a su burra Jenny muerta por ingesta de un dedo de Colm, estremecedora secuencia; La gélida escena en que Pádraic cumple su palabra y prende fuego a la cabaña de Colm, primero recoge al perro de Colm para no hacerle daño, coloca leña por los alrededores del hogar y la enciende, cuando ya se iba da media vuelta a ver si está dentro o no, mira por la ventana y allí está tranquilo fumando Colm y se va.

 

Final: A la mañana siguiente de haber prendido fuego Pádraic a la cabaña de Colm, vemos a la señora McCormick que encuentra una silla junto a una de las ventanas de la casa incendiada. Pádraic, con el perro, encuentra a Colm parado en la playa mirando al horizonte. Colm se disculpa por la muerte de Jenny y sugiere que destruir la casa puso fin a su enemistad, pero Pádraic informa a su antiguo amigo que solo habría terminado si se hubiera quedado dentro de la casa. Cuando Pádraic se da la vuelta para irse, Colm le agradece por cuidar a su perro. Pádraic responde: "En cualquier momento".

 

Por buscarle un defecto, es que me ha resultado bastante exagerado (ya lo era un dedo, pero tenía un pase), que por ‘molestarle’ tras haberse cortado un dedo Colm, se corte los cuatro restantes de la mano (encima de los que son para tocar el violín para un músico como él), es rebasar la línea de la excentricidad para llegar a ser un caso de psiquiátrico claro.

 

Film rodado en Inishmore, Achill Island, ubicaciones utilizadas en Achill incluyen Cloughmore (JJ Devine's Pub), Purteen Harbor (tienda de O'Riordan), Keem Bay (casa de Colm Doherty), Corrymore Lake (casa de campo de la Sra. McCormick) y St. Thomas's Church en Dugort.

 

La ​​película ha recibido ocho nominaciones principales en los Globos de Oro, incluyendo Mejor Película – Musical o Comedia y Mejor Director.

 

Colm termina de escribir una melodía, que titula "The Banshees of Inisherin", título del film; Las Banshees forman parte del folclore irlandés desde el siglo VIII. Son espíritus femeninos que, según la leyenda, se aparecen a una persona para anunciar con sus llantos o gritos la muerte de un pariente cercano. Son consideradas verdes hadas y mensajeras del otro mundo.

 

Me queda el co-mejor film que he visto de este año, compitiendo con “Sin novedad en el frente”, de los que te deja huella. Gloria Ucrania!!!


 [P1]

domingo, 11 de diciembre de 2022

 


EL CARTERO SIEMPRE LLAMA DOS VECES. (1981)


Sugerente, aunque irregular thriller con dosis eróticas, cine negro que se montaba en la ola de cintas con escenas sexuales que se ponían de moda en los 80. Bob Rafelson dirige, con guion del dramaturgo David Mamet en su debut en el cine, ello adaptando la novela homónima de James M. Cain de 1934, habiendo tres versiones anteriores, siendo esta la primera en color, aportando sobre las pretéritas lo explícita de la pasión desatada sexual entre los amantes, ello con claros elementos de masoquismo para hacernos ver como esto los unía, esto no presente en la novela, pues no hay detalles textuales de esta lujuria. Esta versión de la novela de Cain es la más fiel a la novela, sobre todo la más famosa hasta entonces, como era la versión de 1946 de Tay Garnett, de las tres, es la única que mantiene los nombres de los personajes creados por el novelista, amén de la condición de inmigrante griego del marido, Nick Papadakis. Historia que ataca la hipocresía de la institución matrimonial, nos habla de lo que ya habla pasiones irracionales, de infidelidades, de traiciones, e incluso en un viraje en el tramo final arremete contra el maleable sistema judicial estadounidense, amén de dejar constancia de los caprichos del destino en modo de pseudo-justicia poética.

 

Tiene de protagonistas a una esplendorosa Jessica Lange, nunca ha estado más sensual y cautivadora en este rol de femme fatale que es una leona atrapada, y a su lado un Jack Nicholson que es un error de casting, desubicado y con zero química con la Lange, esto es un lastre, pues el deux machine del relato es la pretendida química entre ambos que los mueve al crimen por amor y esto no se ve; Lange es la cocinera aburrida de un restaurante de carretera en California, una sexy esposa de un tipo mucho mayor que ella. La actuación de ella es desbordante de sex appel, desborda sentimientos, apetito sexual, rabia contenida que explota en sus llantos, con ese peinado que ya nunca dejó de melenita corta que le tapa un ojo haciéndola misteriosa, maravillosa la luz que desprende. Lástima que el guion no le sepa dar hondura; Nicholson da vida a un vagabundo en tiempos de la Gran Depresión; Los dos se encuentran y desatan sus bajos instintos en la escena icónica del film, como es la salvaje secuencia sobre la mesa que hacía pan ella, un tórrido encuentro que no sé si hoy se podría hacer, pues tiene muchas connotaciones violentas, en como empieza con ribetes de violación por parte de él, forzándola a ella, y como acaba con ella entrando en el juego sado-maso, y esto con la mentalidad imperante hoy dudo se admitiera políticamente correcto (puaj!). El actor, que ya había trabajado en varias ocasiones con el director, en esta ocasión se columpia al creerse que daba para un rol que da la sensación de ser mayor (da igual que no sea o no, en el cine cuenta la apariencia), no pega con el ‘pibón’ de la Lange, ella se lo come con patatas (o con harina), me resulta algo impostado y por aquí hay una vía de agua en la cinta: Y al que tampoco el guion da algo de personalidad, más bien se mueve por inercia.

 

En roles secundarios están John Colicos como Nick, el esposo de Cora, está bien, aunque tiene una tara que proviene seguramente del libro, y es que resulta muy ingenuo no darse cuenta de que su esposa no lo ama, y encima contrata a un tipo más joven que él, y los deja solos allí en muchas ocasiones, pareciendo una alcahueta que pide a gritos le pongan los cuernos; Está Michael Lerner que como el ladino abogado defensor da una lección de cómo aprovechar pocos minutos para dejar impronta de buen actor, ello con una labia proverbial; Anjelica Houston, como una domadora de leones de circo parece un peaje a pagar por tener en la cinta a Nicholson. No es que sea mala actriz (ni mucho menos) es que no se sabe que pinta ahí.

 

Es una producción con unos buenos valores, desde la buena ambientación, con un notable diseño de producción George Jenkins (“Funny Lady”) en unos escenarios que remiten a los años 30, con el ‘Twin Oaks Café’, los autos, la decoración interior, se rodó en Santa Bárbara-California; Con un estupendo diseño de vestuario de Dorothy Jenkins; pero sobre todo con una sensacional cinematografía del sueco Sven Nykvist (El DP fetiche de Ingmar Bergman con films como “El manantial de la doncella” o “Fanny y Alexander”), potenciando los grises, los marrones y lo blanquecino, ello en tonos apagados granulados, proyectando un halo de tensión sombría sobre la atmósfera; también apreciable la música creada por Michael Small (“Marathon Man” o “Llega un jinete libre y salvaje”), encaja sutilmente en la historia, aunque disonante en la famosa escena del sexo marinado; Tiene un sugestivo tramo inicial en la presentación personajes, emite el aislamiento emocional y físico de los protagonistas, la sordidez climática, la opresión escénica, transmite como el sexo es la vía de escape al tedio.

 

Pero cuando debían haberse desarrollado y dar fondo a los personajes, el director dimite y los deja en la nebulosa, en clichés huecos de contenido, nada sabremos de ninguno de los dos, de su pasado, porque Cora acabó casada con este hombre que no ama, y porque Frank es un errante sin hogar y sin destino (hacia el final nos enteramos de pasada que es un ex convicto, une estafador y ladrón), lo cual dificulta la conexión emocional con ellos (aparte del ya mencionado fallo de casting con Nicholson), es como si Rafelson hubiera tenido la idea de las escenas eróticas y a partir de ahí el resto le importara poco. No hay debates morales, dudas, o sentimientos de culpa, todo sucede con elipsis torpes y abruptas, con las escenas que deberían tener intensidad dramática de crímenes que acontecen. Tenemos una confusa sub trama judicial, con giros retorcidos ininteligibles, para desembocar esto en una grotesca, pero muy creíble negociación entre carroñeras aseguradoras (remanente esto de un seguro de vida que aparece de la nada, no se si esto esta mejor explicado en la novela, aquí resulta farragoso; por cierto, a James M. Cain era aficionado a los temas de seguros, como demuestra en otro de sus best-seller, “Double Indemnity”). En la parte final nos meten un tramo en que aparece Anjelica Huston (supongo que por imperativo de Jack Nicholson, por entonces su pareja en la vida real), donde nos cuelan seguramente una alegoría sobre el león manso frente al puma joven; Hay otro cambio de rumbo con la entrada con ‘fórceps’ de un chantajista; Y ya en el final aportar una especie de conclusión kármica un tanto liviana, me queda esta coda muy coitus interruptus, me deja frío. De hecho el final del libro es distinto, más similar a la versión de 1946.

 

Las relaciones sexuales que vemos en la película están marcadas por la violencia sadomaso, ya desde la famosa escena primera donde parece la escenificación de una violación figurada-consentida, con empujones, escupitajos, apretones, golpes; está como en medio de una escena de asesinato se ponen a fornicar en éxtasis sobre la tierra y magullados, y está como el marido Nick parece mostrar afecto a su esposa Cora, con una trompada de cabeza (cual toro) en su trasero, o cuando ella le muerde un dedo a él, o cuando ella toma el mando con su esposo en la cama. Una expresión que proyecta la película del sexo como algo atávico y doliente.

 

Spoiler:

 

Porque le lleva la domadora de leones a Frank el puma cachorro?

 

*El final en la novela es que Frank y Cora se reconcilian e imaginan un futuro juntos y hasta tener hijos. Pero ellos no son más que dos perdedores. Tienen un accidente de auto y Cora muere. Frank es culpado de su muerte y condenado a muerte. Él supone que leerán la confesión que escribió después de que lo ejecuten; Esto tiene más sentido que este final de la película bastante abrupto.

 

 

La escena popular del sexo en la cocina narrada por el FA real life: El momento culminante es cuando el propietario se marcha y el protagonista se queda a solas con la mujer. Nicholson pone el cartel de cerrado en el local. La mujer ve que los clientes se han marchado al ver que está cerrado. La forma en que ella le mira como diciendo… "de qué vas?" y él tiene esa mirada de malo... La tiene delante con ese cuerpazo, y esos pechos, como está la tía... Ella dice: "Abre" y la sonrisa malévola de él... es brutal... Entonces, pasa caminando junto a él en dirección a la cocina toda chulita y… otras!, el tío la engancha por la cintura tratando de levantarla y empieza a forcejear con ella, ella grita y es un forcejeo brutal entre ambos, no paran de forcejear, la agarra por el cuello... Acaban dentro de la cocina a trompicones luchando en un forcejeo interminable. Ahora él la tiene inclinada hacia adelante y la está sujetando el cuello por detrás para que no aparte la cabeza, consigue plantarle un buen morreo por fin. Después de unos segundos ahora ya la tiene quieta y la morrea fuertemente. Ojo, ahora ella ya se está dejando y abre la boca para dejar que le meta la lengua. Al cabo de unos segundos ella acaba soltándose y se aparta un poco hacia atrás, Nicholson le da un momento de margen. Ella está medio suspirando después de esa primera tarascada. Nicholson vuelve a la carga, se reanuda la lucha, pero ahora ella está contra la pared. Vuelven a forcejear los dos, pero parece que ahora a ella ya le fallan las fuerzas, entonces Nicholson la suelta y se agacha, le ha levantado la falda y ahora ya puede estimular mucho más a la mujer para proporcionarle placer, ella se queda ya quieta. Él la engancha por las piernas y la levanta en el aire, la sujeta por el trasero y los muslos. Ella ya no puede con él. La tía acaba tumbada violentamente en la mesa, él se sube rápido volcando su cuerpo encima del de ella, pesa demasiado, no puede quitárselo de encima, ella le dice que espere y vacía la mesa de todo lo que hay, "bueno ya está, vamos" le dice a continuación. Él se comportó como un búfalo durante 10 minutos con ella y ahora ella está cachonda y ya se va a dejar. Vuelve a tumbarse sobre ella y le casca otro morreo brutal. Pasa la mano bajo la falda por la parte interna de sus muslos, aprieta contra la vagina, aquí ella está calentísima y empieza a acariciarse, ya gime y le deja a él que le acaricie la entrepierna fuertemente, él aprieta con sus dedos hacia adentro, ella está mojada. Ahora él se pone de rodillas ante ella y ella desabrocha el cinturón, le acaricia su miembro y le siente la erección, él le echa las piernas hacia atrás, se la saca, y la penetra. Ella tiene las piernas hacia atrás, eso saca la vagina hacia fuera, así la tiene completamente penetrada. Empiezan las embestidas, el pene endurecido recorre la vagina adelante y atrás en un vaivén enloquecido, como se la está follando... Cambian de posición ahora los dos sentados, ella completamente abierta de piernas y desnuda de cintura para arriba, no deja de frotarse contra él, los dos van a toda pastilla hasta que terminan, ambos se corren a la vez. Al rato ya se dan besos con lengua muy despacito, la tía se nota que lo ha gozado. Cómo la ha hecho sentirse hembra. [real life]

 

El título fue motivo de diversas interpretaciones. Cain, en el prólogo de Double Indemnity, 1943, cuenta una conversación con el guionista Vincent Lawrence, que le contó que se sentía ansioso cada vez que esperaba una respuesta sobre un manuscrito y sabía que el cartero siempre llamaba dos veces. Cain tomó la frase y la usó como título de su novela. Lawrence y él conversaron sobre la elección y estuvieron de acuerdo por lo que sugería: el “cartero”, el Destino, y el “mensaje” la muerte para Frank y Cora por el asesinato de Nick.

Me queda una película interesante que hay que ver, de esas pertenecientes a la cultura popular por la afama escena del sexo marinado, pero con muchas debilidades narrativas. Gloria Ucrania!!!

martes, 6 de diciembre de 2022

 


EL PAGADOR DE PROMESAS.

El burro Nicolas.

Notable drama brasileño, todo un hallazgo este cuasi-desconocido film brasileiro, una poderosa parábola contra la Iglesia, la política, el paganismo, o el capitalismo. Lo he visto con motivo del 60 aniversario de su estreno (17/04/1962), y me he encontrado una obra punzante que con una historia simple pero muy hábilmente desarrollada engancha en el humanismo y realismo en que evoluciona de modo incisivo como una pieza ingeniosa de agit-pro brasileña contra la sociedad b. Guioniza y dirige Anselmo Duarte, adaptando la obra de teatro escrita por Dias Gomes. Ganó la Palma de Oro en el Festival de Cine de Cannes de 1962, convirtiéndose en la primera (y hasta la fecha la única) película de un director carioca en lograr esa hazaña, compitiendo con obras aclamadas como “El ángel Exterminador”, “El Eclipse”, “Divorcio a la italiana” o “El proceso de Juana de Arco”, “Tempestad sobre Washington”, “The Innocents”, “Larga jornada hacia la noche” o “Plácido”. Un año después, también se convirtió en la primera película brasileña y sudamericana nominada al Oscar, perdiendo ante el film galo “Sibila”.

 

Obra que me recuerda a una mezcla entre el satírico y caustico Luis Buñuel (incluso hay de protagonista [ausente] un burro, animal fetiche de el de Calanda), en como ataca con ácido vitriolismo a todas las instituciones, desde la fe religiosa, al matrimonio, al periodismo, al clero, a los políticos, a la policía, a los empresarios, a la policía, rodo cabe en esta estupenda fábula moral. Alrededor de este humilde pero orgulloso protagonista Zé, se juntan carroñeros a todo tipo de seres que intentaran aprovecharse de él, conformando un circo de gentes que se asemeja al otro factor cinéfilo como es el Billy Wilder de “El Gran Carnaval”. Desde el proxeneta que desea como trofeo a la esposa de Zé, el dueño del bar que desea el remolino de gente que termina yendo a su bar, unos periodistas que ven una historia política de la que sacar jugo (amarillista), un poeta que ve la inspiración en la causa de Zé, la santera que pretende atraerlo a su causa pagana. Relato donde se confronta la fe en lugares rurales y el modo de enfocarla en las ciudades, como en el campo puede ser contaminada, pero a la vez ser recta en su sentido de pureza, mientras en las urbes la rigidez religiosa termina por pervertir lo que defiende. Por eso es devastador en su alegoría que el mejor amigo del recto moralmente Zé sea un Burro, las `personas, en su mayoría no son tan buenas como este equino.

 

Zé (Leonardo Villar) es un campesino, su mejor amigo es un burro. Cuando su burro cae enfermo, Zé promete a un orisha del Candomblé, Iansan , que si su burro se recupera, regalará su tierra a los pobres y llevará una cruz desde su finca hasta la Iglesia de Santa Bárbara en Salvador , Bahía . , donde ofrecerá la cruz al párroco local. Tras la recuperación de su burro, Zé parte en su viaje, una distancia de 7 léguas (46 km; 29 millas). La película comienza como Zé, seguido por su esposa Rosa (Glória Menezes), llega fuera de la iglesia. El sacerdote local (Dionísio Azevedo) se niega a aceptar la cruz una vez que se entera de la promesa " pagana " de Zé y las razones detrás de ella. Todos intentan manipular al inocente e ingenuo Zé. Los candomblé locales, por ejemplo, quieren utilizarlo como líder contra la discriminación que sufren por parte de la Iglesia Católica Romana. Los periódicos sensacionalistas transforman su promesa de entregar su tierra en un llamado " comunista " a la reforma agraria (que todavía es un tema muy controvertido en Brasil). Cuando la policía le dispara a Zé para evitar que ingrese a la iglesia, los adoradores de Candomblé colocan su cadáver en la cruz y entran a la fuerza a la iglesia.

 

Tiene un comienzo sugestivo, primero con unas imágenes del culto ‘candomblé’, exponiendo como este credo se confundía (de ahí que Santa Bárbara sea alegorizada por Iansán) con el cristianismo para enraizar en las gentes incultas, culto traído por los esclavos negros de África a Brasil. Tras ello vemos durante los créditos a un hombre, Zé (brillante Leonardo Villar, un cruce entre Masttroiani y Nino Manfredi, dota su rol de una dignidad tremenda, empatizas con ékl y su calvario, derrocha humanidad en cada poro, exuberante) portando por senderos rurales una cruz al hombro, cual Jesús en su Vía Crucis, junto a él una mujer, Rosa (Glória Menezes, notable en un rol complejo de amargada acompañante de un marido que no comprende y se sabe traidora de carne y ni puede remediarlo), y por donde pasan las gentes les observan con reverencia y respeto. Llegan a la ciudad (Salvador de Bahía), de noche, y aquí las gentes que lo ven se burlan y ríen de él, confrontando de forma rápida la mentalidad del campo con los urbanitas. El hombre llega a unas empinadas escalinatas y en la cima está la Iglesia dedicada a Santa Bárbara, frente a donde ha prometido llevar la Cruz. Pero el templo sagrado está cerrado y el hombre esperará allí a que abra. Entre medias vemos a ‘Bonito’ (Geraldo Del Rey, fenomenal como la serpiente en este lugar, la maldad pérfida, el deseo de la carne), un ‘macarra’ pelearse con su prostituta Marly (Norma Begell, muy buena como mujer rastrera, epítome de la ‘puta’ guardiana y abnegada con su chulo). El proxeneta se encapricha de la mujer (para ella será la serpiente de la tentación carnal) del tipo que llevaba la Cruz y se le ofrece cual víbora a ayudar a la mujer a dormir esa noche en hotel, y Zé cual inocencia fruto del campesino no se da cuenta de las intenciones aviesas del ‘chuloputas’. A la mañana siguiente abran la Iglesia y el párroco, Olavo (Dionisio Azevedo, buenísimo como el inflexible sacerdote, ejemplo  de ese cerril sentimiento de sentirse dueños de la verdad absoluta que son los clérigos), al ver a Zé junto a la Cruz se acerca a él a conocer su historia, pero lejos de apiadarse tras saber que ha transportado durante 47 km la Cruz (de lo que da fe su ajado hombro), le recrimina que haya echo de transmisora de su promesa a una figura pagana, por lo que dice que su fe es del diablo, lo llama hereje, y esto lo redobla recriminándole que se haya querido emparejar al sufrimiento de Jesús. Y con esto le niega la entrada en la Iglesia. Zé se mantiene en los escalones esperando que cambie de opinión. La postura de este origina una espiral en la ciudad en la que los diferentes estamentos se verán envueltos queriendo aprovecharse en su interés del cándido y humilde Zé.

 

Un relato con algún ribete kafkiano en la odisea que sufre el protagonista. Tipo íntegro y digno que el director enfoca de modo simbólico en muchas ocasiones solo junto a su Cruz en las infinitas escalinatas (recuerdan en cierto modo a las de Odessa en “El acorazado Potenkim”), cual Hombre contra el mundo, llegando a gritar en su desesperación, ‘Nadie me entiende!!!’ Zé un hombre bueno, cristiano acérrimo, que en su ingenuidad y sencillez se confrontado contra intereses que no comprende. Queriendo ser manipulado por unos y otros, ejemplificando una sociedad tóxica y alienante.

 

Todo esto evolucionando con algunos diálogos y discursos inteligentes, desglosando reflexiones entre pragmáticas, interesadas, hipócritas o retóricas. Esto en el culmen con el superior del cura que viene a dar una salida a Zé y que también pueda serlo para el callejón estrecho en el que se han metido todos. Una opción un tanto retorcida que puede recordar al juicio a Juana de Arco, donde para salvarse se le da la opción de renegar de lo que cree, y a esto se ve abocado Zé, a que pierda sentido lo que cree.

 

Relato que habla sutilmente del clasismo racial, donde los blancos son los que van a la Iglesia y los mulatos y negros los paganos son excluidos a las puertas del templo. También expone las envenenadas alianzas que se forjan por intereses espurios entre criminales y autoridades, entre prensa y políticos, todos medrando en contra de un pobre hombre. Son un Goliat contra un pequeño David. Lo llegan a mangonear hasta tergiversar sus palabras para hacerlo un líder comunista (por ello peligroso), lo llegan a hacer un hacedor de milagros por su inquebrantable fe (van tullidos para que los cure).

 

Maravillosa la puesta en escena, excelente en como sirve para transmitir el estado de ánimo requerido. Ya desde el ampuloso escenario principal de esa escalinata interminable en Salvador de Bahia, cual montaña del Mito de Sisifo, pero en este caso que nunca acaba de subir el protagonista con su particular piedra convertida en pesada Cruz, una metáfora de ascesis espiritual, negándosele en la cumbre la entrada al Reino de Dios, cual símbolo de la marginación e intolerancia cerril del clero, siendo en este sentido sublime la escena en que intenta entrar en la Iglesia utilizando de ariete la Cruz, filmado desde el ojo de Dios, ello por mor de la sensacional cinematografía en glorioso b/n de H.E. Fawle. El DP londinense realiza una labor excelsa en el manejo dramático del objetivo, con picados, contrapicados, detallismo, simbolismo, siendo formidable su uso en el rush final, moviéndose con brío entre la muchedumbre, gracias también al gran montaje de Carlos Coimbra, imprimiendo gran nervio, necesario en el tramo terminal, donde las pasiones y sentimientos se desbordan en una conclusión arrolladora en como proyecta el calvario de este hombre que se empareja en su sufrimiento con Jesucristo *spoiler, La música de Gabriel Migliori aporta ese toque étnico necesario para hacernos sentir en Brasil y su folclore, epítome ese (incensario) tramo de capoeira, esto realmente se excede y se siente un error que nos saca del dramatismo de lo que vivíamos, un impasse que se excede. Esto como reflejo de la fe pagana incrustada en la sociedad carioca

 

Spoiler:

 

Tras negarse Zé al chantaje a que es sometido por un alto cargo eclesial. Los escalones de la iglesia eventualmente se convierten en el lugar para el baile folclórico ritual pero, con la aparición de la Policía (traída por el proxeneta cuando se da cuenta de que la mujer se le ha escapado), pretenden detener a Zé, este se resiste aduciendo que no ha hecho nada malo, bajo la ira saca un cuchillo, la situación pronto se sale de control, se convierte en un motín con cientos de personas en la escalinata peleando, hay disparos y nuestro héroe cae muerto en el suelo. Al ver esto, los lugareños se encargan de que cumpla su palabra a pesar de todo. Lo atan a la cruz y, usándolo como un ariete (lo que él mismo había intentado antes en su desesperación), logran meterlos dentro de la iglesia. Mientras la multitud sigue o se dispersa, la esposa del hombre se queda sola... Brillante final, de los que queda clavado en la mente por su fuerza emocional.

 

Esta es una joya a reivindicar. Gloria Ucrania!!!

 


SIN NOVEDAD EN EL FRENTE. (2022)

 Sin duda este es el mejor film que he visto este 2022, una formidable producción germana antibélica. Dirige Edward Berger, con guion propio junto a Lesley Paterson e Ian Stokell, adaptando el best-seller homónimo de Erich María Remarque de 1929, siendo esta la tercera adaptación cinematográfica de la novela, tras la oscarizada (primer vez en ser Oscar al mejor Film la adaptación de un libro; como el primer ganador del Oscar a la Mejor Película en ganar también el de Mejor Director) estadounidense de 1930 de Lewis Milestone, y la británica de Delbert Mann para la tv 1979, ganadora del Globo de Oro al Mejor Telefilm. Esta es la primera adaptación cinematográfica alemana del libro, siendo encargada por Netflix a Studio Amusement Park, aunque se estrenó en la gran pantalla buscando nominaciones al Oscar. Si bien la novela y las adaptaciones anteriores se centraron únicamente en las trincheras y la guerra en el frente, Berger insertó una segunda narrativa, la de los diplomáticos alemanes que intentan negociar una tregua con la Entente, estos encabezados por Matthias Erzberger (Daniel Brühl), y el General francés Ferdinand Foch (Thibault de Montalembert), en lo que es una narración sin base histórica en como lo cuentan. La historia que cuenta Erich Maria Remarque en su novela está influenciada por sus propias experiencias, pero todos los personajes son ficticios, en lo que un profundo relato sobre la deshumanización dela aguerra, un lienzo desolador sobre como nos manipulan con torticeros idealismos patriotas para llevarnos al matadero cual piezas de ajedrez sin alma. Libro políticamente incorrecto en su tiempo, los nazis soltaron ratas en los teatros que se atrevieron a proyectar el film en Alemania, su mensaje contra la guerra significó los relanzamientos de la película se redujeron severamente, y la novela fue una de las prohibidas y quemadas durante el régimen hitleriano.

 

Un fresco arrollador sobre los horrores dela Gran Guerra Mundial, el sinsentido que fue, la WWII había un ‘Diablo’ que combatir, alguien que era el Mal, pero en la denominada (a posterior) la Primer Guerra Mundial fue algo demencial en su evolución. Aquí se refleja la sombra en que se sumió Europa durante 4 años, el Averno que fue vivir en esas infinitas y laberínticas trincheras, la humedad, el barro, las ratas, los avances a pecho descubierto-suicidas, al que los gerifaltes pomposos desde sus ampulosos despachos de palacio movían sus obsesiones cual si no costaran vidas sus ‘juegos de guerra’ de ver quien la tenía más grande. Aquí no hay actos de heroísmo, no hay glamur, no hay épica, se trata de sobrevivir, de preocuparte no de tu patria, si no de compañero de al lado. Berger impone una cadencia rítmica penetrante, con un estilo visual que cala en los huesos, que nos hace sentir una sensación inmersiva, una realización electrizante, cruda, vigorosa, incisiva, sin caer en sensiblerías facilonas, con diálogos punzantes, obra de un humanismo sangrante.

 

Berger marca a fuego el terror cíclico de la guerra en su atronador prólogo. Comienza con un apacible plano de un bello amanecer sobre un bosque, hay un bucólico plano de una loba acurrucando a sus lobeznitos, tras ello una toma cenital de un páramo gris sembrado de cadáveres, soldados caídos en batalla, la cámara desciende y vemos disparos sobre los muertos, tras ello nos hundimos en el infierno de las trincheras durante lo que será un avance germano contra el enemigo, soldados caen nada más asomar la cabeza, uno al que llaman Heinrichs intenta atender a uno de los heridos (o muertos) el superior le ordena salir afuera, lo hace con cientos de soldados, que son heridos por la artillería e infantería del otro lado, se para peta contra un tronco, junto a él otro que es matado, su arma se le encasquilla y entonces coge su pala y avanza de modo atávico contra un enemigo al que asesta un golpe (esto visto cual subjetivo, mientras vemos bombas explotar en los alrededores), y hay un fundido a negro. Y ya tenemos montañas de muertos a los que soldados van despojando de sus uniformes, mientras los cuerpos son metidos en ataúdes que son a su vez apilados en fosas comunes que son rociadas con cal. Los uniformes hechos madejas son embolsados en sábanas y metidos en trenes, llevados a lavaderos donde son ‘limpiados’ de sangre, tras lo que pasarán por mujeres que les coserán los ‘desperfectos’, entonces vemos en uno de ellos el nombre de Heinrich, y sabemos que el pobre desgraciado está muerto, meten los uniformes en trenes hacia el norte de Alemania, estamos en 1917. Hay un corte y vemos a cuatro amigos alistarse en el ejército de forma ilusionada, uno de ellos falsifica su firma para poder saltarse el límite de edad. Vemos a un hombre mayor, Kantorek (dar una charla en el colegio a los muchachos hablándoles del patriotismo y la valentía (’El Kaiser necesita soldados, no niños!’), los jóvenes aplauden entusiastamente, y cual conejillos se dirigirán a las fauces del lobo. Tras ello los jóvenes pasan a recoger los uniformes, al protagonista que se apuntó mintiendo con su edad le dan la ropa, pero se percata que tiene otro nombre, cree se han equivocado, y el que se la ha dado le quita la etiqueta y le dice que seguro al otro le quedaba grande, uy vemos que el nombre es Heinrich, el muerto al principio. Genial arranque.

 

Para luego, tras una elipsis meternos de lleno en la dura vida en las trincheras en la Malmaison en el norte de Francia, la alegría idealista da paso a la devastadora realidad, y ya la primer anoche en las serpenteantes zanjas la muerte les visita, con bombardeos colosales, y ya algunos de los amigos mueren y otros desean marcharse con sus padres, cual niños que son, y por la mañana el escenario se torna en Dantesco, y al protagonista se topa con el día a día tras la tormenta, tener que recoger las chapas identificativas de los soldados fallecidos, la fábrica de Muerte a todo tren.

 

La historia se centra en la transformación-odisea personal del alemán Paul, que pasa de ser un colegial imberbe que se alista en el ejército, que ve la guerra como un juego idealista, a abruptamente toparse con la hostil realidad. Esto el actor debutante austriaco Felix Kammerer nos lo emitirá con una fuerza expresiva sensacional, desde sus luminosos ojos de niño ingenuo, hasta desembocar en esa mirada final desprovista de alma, rajada y volteada por el Jinete del Apocalipsis de la Guerra, me llega su travesía hacia el abismo conforme va perdiendo amigos; junto a Paul Bäumer sus amigos Albert Kropp (buen Aaron Hilmer), Frant Müller (buen Adrian Grunewald), estos son arrollados por el tsunami de la agria verdad de lo que es la Guerra, uno de ellos no pasa ni de la primera noche; Con ellos estará el veterano, Tjaden Stackfleet, destellando con una actuación Edin Hasanovic, cargada de naturalidad, tenido una coda trémula; pero sobre todo está uno de esos soldados carismáticos que desbordan la pantalla con su humanidad y frescura, con su empatía, como es el veterano de guerra Stanislaus Katczinsky al que da vida de forma prodigiosa Albrecht Schuch, que toma bajo su ala a Paul, se convierte en su protector y guía, sus leccio0nes de vida dentro de su baja cultura son sensacionales, de las mejores interpretaciones de este año he visto.

 

Aquí primará el sobrevivir un día más, con el temor a los ataques de gases, con el temor a los francotiradores, con las cargas mortales, o el hambre. La muerte espera en cada descuido, el ser herido, mutilado, donde una simple bufanda de mujer es el símbolo de la ilusión por continuar, la excusa para intentar respirar una jornada más. El enemigo es un ente cuasi-invisible, aquí no hay buenos o malos, todos los infantes son perdedores que intentarán escapar a su sino. Dos líneas defendidas por bandos opuestos que son un símil de sus propias tumbas excavadas, donde toda una generación de chicos fue sepultada por los caprichos de unos petulantes altaneros que movían ejércitos sobre un mapa sin tener empatía alguna por los muertos que provocaba su arrogancia. Secuencias que transmiten la barbarie se suceden, donde el barro se funde con la sangre, donde los muertos cubren extensiones enormes de terreno cual antesala del Purgatorio (ejemplo cuando encuentran un almacén con decenas de soldados fallecidos en el suelo, se habían quitado las máscaras antigás antes de tiempo, “Toda Alemania estará vacía pronto”, dice Kat). Una proyección aterradora de lo que es realmente la guerra, sucia, mugrienta, asquerosa, doliente, fría, asentimental, lugar donde Dios no quiere aparecer, pues si no la pararía. Todo filmado con un realismo desgarrador.

 

La relación entre los compañeros de guerra se muestra de forma tan naturalista como esa magnífica secuencia en las letrinas al aire libre donde van a parar para sus necesidades Paul y Kat, este último no sabe leer y le pide al primero le lea la carta que le ha enviado su esposa, ello sentados en el ‘trono’, donde la mujer le cuenta malas nuevas para Kat que acepta con resignación. Esto tan escatológico, es tratado de una forma tan realista que hacer que sintamos la camaradería entre los soldados. 

 

Hay una secuencia descomunal de una batalla, un ataque y contraataque sublimes en su realización, compite en la m isma liga que la icónica de “Salvar al soldado Ryan” (esto es muy manido, pero nunca ha sido más cierto que aquí). Vemos un ataque espeluznante de los alemanes contra las trincheras francesas, ello en un rodaje vibrante, sentimos estar allí, los teutones llegan a una mesa francesa llena de comida, con los muertos alrededor los soldados se ponen a comer golosamente, entonces las tratas corren a su alrededor, el suelo tiembla, se asoman a las trincheras y ven aparecer algo seguramente nunca visto, cual máquinas alienígenas son los tanques, les disparan cándidamente esperando hacer daño al acorazado fuselaje, las cadenas avanzan y superan las trincheras, aplastando a soldados, los germanos huyen, tras lo que vemos en primorosas tomas cenitales a los militares con lanzallamas ‘limpiando’ de enemigos las trincheras, con los alemanes huyendo despavoridos, con aviones sobre sus cabezas, es la representación máxima de lo que es el Horror. Y todo esto macro desembocando genialmente en lo micro.

 

Lo micro es que Paul acaba en la refriega huyendo en un cráter de un obús lleno de agua, allí en una tremebunda escena apuñala a un soldado francés (me da la sensación de que la obra de 1930 “L'homme que j'ai tué” de Maurice Rostand en que luego se basó el gran film de Lubitsch “Remordimiento” de 1932 partió de esta escena para su historia, pues parece un spin off), la genialidad de como el drama personal lejos del caos de las batallas numerosas se entiende mejor el dolor y la sin razón. Paul acuchilla varias veces tras una cerril pelea al militar galo, este agoniza sin terminar de morir, mientras Paul se desespera y sufre los remordimientos de lo hecho, observa trágicamente las convulsiones del apuñalado, se tapa los oídos para no oírlo, mientras oímos las bombas explotar en el exterior, creando una sensación de antesala del infierno. Hasta que decide intentar salvar al soldado, le limpia y mira la herida, pero ve que es imposible, sangra por la boca y termina muriendo, le registra los bolsillos y ve fotos de la mujer e hijos, lo que lo hace llorar de dolor, termina abrazado desconsolado al cadáver, consiguiendo el efecto deseado de estremecernos. Ello salteado por imágenes hirientes del mandamás militar que espera en su palacio a tener noticias del enfrentamiento.

 

Otra genial muestra de la inmoralidad de las guerras es la doble incursión que hacen Paul y Kat en una aislada granja francesa para conseguir huevos, lo que no es más que una travesura sin malicia y solo por hambre, acaba en ejemplo de lo demencial deshumanización, con ese rostro sin alma del niño con una escopeta.

 

El guión entre las novedades que aporta está que mira a los gerifaltes que en la novela no son foco. Tenemos el acercamiento a las negociaciones de paz en el mítico vagón de Compiègne (cerca de parís), donde los alemanes representados por el político civil Magnus Erzberger (sentido Daniel Brühl) intentará pactar el armisticio con los galos (representantes de la Triple Entente [Francia, UK y USA]), representados por el mariscal Foch (plano Thibault de Montalembert), dodne el alemán es combativo por acabar cuanto antes el belicismo, mientras el francés desea humillar a los alemanes. Y cuando terminan claudicando los nibelungos con las condiciones de Paz (lo que fue realmente el germen de la WWII), juegan con la cábala al querer que el alto el fuego sea a las 11 horas, del día 11, del mes 11, en vez de parar ipso facto, lo cual volvía a demostrar lo poco que les importaban las vidas que murieran en esas tensas horas hasta la meta. Lejos de ser molestas, son una nota más sobre como los mandamases eran gente sin escrúpulos.

 

Como lo es la otra sub trama con un sádico General alemán von Brixdorf (gran Sebastian Hülk) como el comandante von Brixdorf, un halcón de guerra, un epicúreo que saborea ricas y copiosas cenas mientras ordena la muerte de cientos de soldados antes del postre. De vez en cuando la película salta de las trincheras a su sibarita mansión. No desea la Paz y ve en esas horas previas a las 11-11-11, un hueco para seguir demostrando su ‘valentía’ a través de las vida de los demás, que no la suya. Lanzando un final y perturbador discurso a los pocos y desvalidos que le quedan, para lo que será un desolador clímax, una carga que es el epítome del mayor de los sinsentidos , solo para saciar el ego de un HDLGP militarista, de esos finales que te pinzan el corazón. Coronado por el epílogo de un soldado joven recogiendo, tras llegar la hora del Armisticio, las chapas de los muertos.

 

Esplendorosa puesta en escena, propia de una superproducción. Empezando por el asombroso diseño de producción de Christian M. Goldbeck (“El lector” o “Krabat y el molino del Diablo”), filmado en unos escenarios que son antológicos en emitir veritè. La mayor parte de la filmación se realizó en la República Checa, donde se construyeron los enormes escenarios de filmación con trincheras en expansión y barrios marginales. En Praga, rodaron en los Estudios Barrandov y en otros lugares de la ciudad. Se realizaron otras grabaciones en varios lugares de la Bohemia circundante, como en Milovice, Králův Dvůr, en el castillo de Točník, en Libušín, Vinařice, Benátky nad Jizerou, Lišany, Chotýšany, Luštěnice y los castillos Liběchov y Hořín. En las cercanías de Ústí nad Labem, el rodaje tuvo lugar en Žatec, Roudnice nad Labem, Buškovice , Postoloprty , Černochov y Brody Castle. También se realizaron grabaciones en el Castillo de Sychrov cerca de Liberec y en el Monasterio de Chotěšov en la región de Pilsen. Se realizaron más grabaciones en Alemania y Bélgica; Todo esto filtrrado por la apoteósica cinematografía de James Friend (“Patrick Melrose” o “Your Honor”), creando tomas de carácter pictórico espléndidas, con esa tonalidaddes apagadas grisáceas, con esas tomas generales bucólicas antes de la guerra, con esa energía en los travellings en las cargas, con tomas subjetivas enardecidas, con neurálgicos primeros planos que desprenden el Terror que se vive, una labor que sobre todo gana en pantalla de cine por la magnitud de la beldad que extrae de este feísmo; Y todo esto punteado por la música ominosa de Volker Bertelmann (“Lion” o “Patrick Melrose”), alejado de cualquier épica, entra de verz en cuando para machacar las situaciones con redobles agrios, secos, adustos, notas discordantes de sintetizador que se te clavan, excelentes y penetrantes toques.

 

El cabo Katz: “Y Dios mirando cómo nos matamos… Y yo solo soy dos botas con un fusil”.

 

En la última batalla vemos el rostro desencajado de Paul, ha sido despojado de sentimientos, un cacho de carne que sacrificar por ‘un bien mayor’, se ha convertido en una máquina de matar, pero al final en medio de un enfrentamiento es matado, justo segundos antes de sonar la bocina de la hora del Armisticio. En la novela Paul muere un día cualquiera de la Gran Guerra (en el film de Milestone [no se si es así en la novela] es intentando coger una flor que ha germinado cerca de la trinchera), y el sentido del título es que las noticias que se dan esa jornada es de ‘Sin novedad en el frente’, ejemplificando que la muerte de un soldado no es noticia. Aquí pierde sentido el título, pero refuerza la idea del espíritu de lo escrito por remarque sobre el despropósito que son las guerras, y Malditos los que las provocan!

 

Licencias que se ha tomado el director y que nada aportan: Kat no muere asesinado por un niño, muere en combate por un trozo de metralla perdido; En esta versión del libro Paul Bäumer no regresa de permiso a casa, hastiado y desilusionado, como lo hace en la novela; En ningún momento aparecen en el libro ningún tipo de "clase superior" que es culpable de todo. En el libro no aparece ningún cargo, nada sabemos de los tejemanejes políticos; No aparece el absurdo y kamikaze ataque final. El libro termina diciendo que Paul cae en combate, y que sus superiores simplemente dijeron que ese día "no había novedad en el frente".

 

La Obra Maestra de Milestone abarcó varios años de la guerra, pero la mayor parte de esta película ocurre en sus últimas semanas, con Paul y sus cohortes igualmente alegres uniéndose a un ejército derrotado.

 

Las imágenes que se muestran al comienzo de la película del soldado caído cuyas ropas están siendo remendadas y enviadas a casa para que las use otro soldado también son un elemento que ilustra el ciclo de la guerra, al igual que la eventual muerte de Paul Bäumer. No hay final feliz en la película, señala Sarah Milner, en realidad no hay final en absoluto, porque si un soldado muere, otro soldado siempre toma su lugar para continuar el ciclo. El armisticio tampoco puso fin a los conflictos de Alemania con sus vecinos, pero creó las condiciones para una Alemania políticamente inestable y, por lo tanto, se convirtió en un requisito previo para la toma del poder por parte del partido nazi y el posterior estallido de la Segunda Guerra Mundial. Nothing New in the West hace que uno se dé cuenta de esta terrible verdad y plantea la pregunta de si la humanidad algún día podrá terminar con este ciclo de una vez por todas.

 

“En Alemania, tal vez a diferencia de otros países, tratamos nuestra propia historia de manera mucho más crítica. Miramos correctamente nuestra historia de manera crítica y de alguna manera tratamos de comprenderla y procesarla. Somos muy críticos con los militares. Esto está causando problemas para la guerra en Ucrania en particular, porque enviar armas a otro país o incluso intervenir en una guerra es muy controvertido en Alemania. Me horrorizaría que algún país viera esta película como una disculpa por lo que hicieron los soldados alemanes durante la guerra”.  –Director Edward Berger sobre su película

 

Después de aparecer en el Vossische Zeitung alemán en 1928, la historia de Remarque se publicó como libro en enero de 1929 y rápidamente se convirtió en un éxito de ventas. Fue traducida al inglés en marzo de 1929 y adaptada a una película de Hollywood ganadora de un Oscar al año siguiente. Sin embargo, la empatía de la novela por un supuesto enemigo no fue bien recibida por el NSDAP alemán, mientras que los críticos de todo el mundo la aclamaron como una "acusación pacifista de la guerra".   Tan dramáticamente como Remarque describió la agitación de la guerra, él mismo solo luchó brevemente en el frente. Fue reclutado para la guerra como estudiante en 1916, pero resultó herido poco después y fue trasladado a un hospital militar. Allí escuchó las historias de los otros soldados gravemente heridos y tomó notas que luego se usaron en su novela de fama mundial. Para impulsar las ventas, Remarque afirmó haber presenciado todos los eventos él mismo.

 

Para Berger era importante adoptar la perspectiva alemana: “Nuestra visión de la guerra está formada por el dolor y la vergüenza, por la devastación y la culpa. No queda nada positivo, ni una chispa de heroísmo. Encontré un gran desafío hacer de nuestra historia, nuestros antecedentes y nuestra actitud hacia la guerra la fuerza impulsora detrás de una película". Era importante para Berger mostrar esta perspectiva alemana única de la destrucción y las cicatrices que dejó en las personas y en el mundo.

 

Se estrenó en el Festival Internacional de Cine de Toronto en septiembre de 2022, se estrenó en los cines alemanes a fines de septiembre de 2022 y en el Estados Unidos a finales de octubre de 2022 el programa fue recogido por Netflix.

 

Uno de los mejores y sólido alegatos contra la guerra que hay visto en los últimos años. Gloria Ucrania!!!