viernes, 24 de junio de 2022

 



Batman Returns


Decepcionante secuela del superhéroe (basada en el personaje de DC Comics Batman de Bill Finger y Bob Kane) que tres años antes había llevado a la pantalla el mismo Tim Burton (produce y dirige) con mayor éxito de calidad. La he revisionado 30 años después de su estreno (16/06/22), y la película me ha resultado aun peor que la última vez que la vi. Un guión de Daniel Waters (“El Gran Halcón”), basándose en una historia propia y de Sam Hamm (“Batman”), es un batiburrillo inconexo de tramas que se dispersan de forma caótica por los fotogramas, donde Burton se nota más a gusto creando cuadros expresionistas que desplegando un relato atractivo, ello por mor de la fotografía de Stefan Czapsky (“Eduardo Manostijeras” o “Ed Wood”), que precisamente se me ha hecho más mundana y plana que en la anterior de Roger Partt. Pero es que ni tan siquiera el gran maestro de la música Danny Elfman (“Los Simpson” o “Pesadilla antes de navidad”) me ha resultado especialmente llamativo, me ha sido rutinario en sus pomposas melodías.  

 

Protagonizada por el mismo Michael Keaton que la primera, y pareciendo un invitado a su propia película, pues su peso resulta de secundario, y es que esto ahonda en la sensación de que a Burton le llega a sobrar Batman en un film con homónimo título, un sosainas monocorde y blandito, más plano que el encefalograma de Tutankhamon; Le acompañan el mismo que hace de criado en la anterior, el cumplidor Michael Gouch; y ahora en vez de un súper-villano cual era el carismático Joker al que dio vida un descacharrante Jack Nicholson, aquí le asisten nada menos que tres, demasiado malos para tan poca historia. A los que dan vida los grandes Danny DeVito como el Pingüino, personaje maravilloso en su caracterización física grotesca (creación del gran Stan Winston: “Eduardo Manostijeras” o “T2”; en miscelánea con el fenomenal maquillaje de Ve Neill: “Ed Wood” o “Piratas del Caribe”) , adolece del arsenal de frases punzantes de su espejo Joker, falto de alma para dar replica al recuerdo de Nicholson (solo se le acerca en la escena del mini-batmovil): No ayuda un arco de desarrollo estrambótico pasando de un lado al otro de sus planes sin pies ni cabeza; tenemos al maravilloso Christopher Walken como Max Schreck (claro guiño al nombre del protagonista de la mítica “Nosferatu” de Murnau de 1922), en un papel de malo malísimo que representa al capitalismo que mete sus zarpas en la política, manejando en la sombra elecciones para marionetizar a los mandamases, papel sin personalidad alguna, hecho con el mando a distancia, y pareciendo cansado, no ayuda que su rol sea bastante difuso en su comportamiento; Y tenemos a la que si saca provecho de su actuación, una espectacular Michelle Pfeiffer, que a sus 34 esplendorosos años irradia sensualidad en su doble papel de antagonista de Batman con su Catwoman, hermosa de pusilánime secretaria y fulgente cañón sexual ataviada con el ceñido hasta hacerse piel traje negro de látex, (sueño húmedo idealizado de una dominatrix atomizado en el libidinoso lametón a Batman), arrolladora, ella es la que hace que la cinta tenga interés, sus apariciones como gatita pícara son sensacionales, su forma de manejar el látigo, sus duelos con Batman son tremendos en como lo hace desaparecer aunque esté ahí. Un símbolo del empoderamiento femenino como una fulgente femme fatale, una manipuladora de hombres, que seduce con su sexy tono de voz. Lo malo es la nula química con Batman, sus ententes son sufles anticlimáticos, sobre todo por las expectativas, en el potencial de dos seres que en sus traumas requieren de un disfraz para sacar a relucir su Yo interior, pero cero bajo cero;

 

Un enfoque duro y oscuro que quiere imprimir el director ya de desde su comienzo con reminiscencias bíblicas (que luego el guión retomara en su rush final con el plan villanesco de acabar con todos los primogénitos de la gran ciudad, cual Día de los Santos inocentes) con esos padres (Paul Reubens, actor fetiche de Tim Burton como Pee-wee Herman) que tras tener un bebé, deciden, ante lo grotesco de su físico (que no llegamos a ver) tirarle al río de un parque, nada menos que en Navidad (jugando Tim con los contrastes) y vemos como su cuna (cual Moisés) flota por las aguas corriente abajo, pero a diferencia del líder de los judíos, cae a las alcantarillas de Gothan, y entonces navega por aguas podridas, y allí es rescatado por pingüinos (de donde han salido estos? Qué más da!). Esto acentuado por una ciudad siempre de noche, oscura, brumos, de arquitectura entre el art déco y las construcciones propias del fascismo, siendo todo filmado en interiores (y eso es un grande defecto, pues todo me resulta más falso que un euro de madera), trasladándome la impresión de estar dentro de un parque de atracciones que en una, todo muy artificioso, sin naturalidad alguna, muy adusto, manufacturado, una suma de viñetas sin apenas gracia (menso cuando está en pantalla Catwoman).

 

Queriendo ser claustrofóbica la ambientación me ha sido falsa, imposible de entrar en ella, carente de vida. Una película que le pasa lo peor, y es que aburre y se hacen eternos sus extensísimos 126 minutos de duración. Los mantras sombríos burtonianos mezclados con su gusto por lo circense están ahí, con esos freaks y enmascarados, está la atmósfera tétrica, están los elementos distorsionados (como la canastita de bebé que sirve de bote, el pato flotador gigante, el mini-batmovil manejado por un juguetón Pingüino [en su mejor momento], los payasos asesinos, pingüinos-bomba, parque de atracciones abandonado, etc), pero todo esto resulta amontonado y termina por saturar por su falta de sentido orgánico. Llegando a importarme un bledo lo que les pase a los protagonistas, en su rush final ya he desconectado, a lo que ayuda sobremanera el atropello que se sucede en estos minutos caóticos.  

 

Bo Welch, colaborador de Burton en Beetlejuice y Edward Scissorhands, reemplazó a Anton Furst como diseñador de producción (Las calles de Gotham City usan la antigua Brownstone Street y Hennessy Street en el backlot de los Warner), ya que Furst no pudo regresar para la secuela debido a obligaciones contractuales con Columbia Pictures (estaba trabajando en lo que sería su último trabajo acreditado antes de su suicidio, Despertares). Welch combinó la "arquitectura fascista con la arquitectura de la feria mundial " para Gotham City. También estudió arquitectura rusa y expresionismo alemán. Una doncella de hierro se utilizó para la entrada de Bruce Wayne en la Baticueva. Stan Winston, que trabajó con Burton en Edward Scissorhands, diseñó el maquillaje protésico de Danny DeVito, cuya aplicación tardó dos horas. DeVito tuvo que poner una combinación de enjuague bucal y colorante alimentario rojo/verde en su boca "para crear una textura grotesca de un exudado extraño".

 

El vistoso vestuario es creado por Bob Ringwood (“Excalibur” o “A.I.”), creó más de 60 Catsuits de látex para el rodaje de seis meses a $1,000 cada uno. El concepto inicial del diseño provino de Tim Burton, imaginó un gato de peluche con las costuras deshilachadas. ​​El prototipo fue creado alrededor de un cuerpo moldeado de Pfeiffer para que se ajustara exactamente a ella, y se pintó con goma de silicona blanca para imitar las puntadas. ​​Era extremadamente ceñido y muy laborioso de poner. Michelle Pfeiffer tuvo que cubrirse con polvos de talco para encajar en el traje, que a su vez fue cepillado con silicona líquida en cada toma para darle brillo. Pfeiffer podía usar el traje de 12 a 14 horas seguidas, excepto en las pausas para el almuerzo cuando se lo quitaban, que era su única oportunidad de usar el baño durante la jornada laboral.

 

Los efectos visuales fueron de Michael Fink, junto a los efectos especiales supervisados por Chuck Gaspar, donde los murciélagos estaban completamente compuestos por imágenes generadas por computadora, ya que se decidió que dirigir murciélagos reales en el set sería problemático. El "ejército de pájaros" de Penguin era una combinación de CGI, criaturas robóticas, hombres con traje e incluso pingüinos reales. Los títeres robóticos de pingüinos fueron encargados por Stan Winston. En total se utilizaron 30 pingüinos africanos y 12 pingüinos rey. Se usó un efecto de miniatura para los exteriores de Cobblepot Mansion en la escena inicial y para Wayne Manor. Se utilizó el mismo método para el Bat Ski-boat y las tomas exteriores del zoológico de Gotham.

 

 

 

En los primeros guiones, Max Shreck era el "niño de oro" de la familia Cobblepot, mientras que The Penguin era el forastero deforme. Resultó que Shreck sería el hermano perdido del Pingüino. Max Shreck también fue una referencia al actor Max Schreck, conocido por su papel como el Conde Orlok en Nosferatu.

 

Annette Bening fue elegida como Catwoman después de que Burton viera su actuación en The Grifters , pero se retiró debido a su embarazo. Raquel Welch, Jennifer Jason Leigh, Madonna, Ellen Barkin, Cher, Bridget Fonda, Lorraine Bracco, Jennifer Beals y Susan Sarandon competían por el papel. Sean Young, quien fue elegido originalmente para Vicki Vale en la película anterior creía que el papel debería haber sido para ella. Young visitó las oficinas de producción vestida con un disfraz de Catwoman hecho en casa y exigió una audición. Burton no estaba familiarizado con el trabajo de Michelle Pfeiffer, pero se convenció de elegirla después de una reunión. Pfeiffer recibió un salario de $3 millones, $2 millones más que Bening, y un porcentaje de la taquilla. La ​​actriz tomó lecciones de kickboxing para el papel y entrenó con un experto para dominar el látigo. Kathy Long fue la doble de cuerpo de Pfeiffer. Sobre Danny DeVito Waters explicó: "Sabía que DeVito iba a interpretar al Pingüino. En realidad, no lo elegimos oficialmente, pero para un tipo pequeño y desagradable, es una lista corta. Terminé escribiendo el personaje para Danny De Vito".

 

Burgess Meredith (quien interpretó al Pingüino en la serie de televisión Batman de la década de 1960) fue elegido para un cameo como Tucker Cobblepot, el padre del Pingüino, pero cayó enfermo. El papel lo asumió Paul Reubens, que había trabajado con Burton en Pee-wee's Big Adventure.

 

Según la Supervisión en el set de la Asociación Humanitaria Estadounidense, los seis pingüinos emperador que actúan como portadores del cuerpo del pingüino al final de la película, eran personitas vestidas como pingüinos emperador.

 

La toma final de Catwoman mirando la batiseñal se completó durante la posproducción y no formó parte del guión de filmación. Después de que se completó Batman Returns, Warner Bros sintió que era mejor que Catwoman sobreviviera, guardando más caracterizaciones en una futura entrega. Pfeiffer no estaba disponible y se eligió un doble de cuerpo.

 

Film nominado a dos Oscar: Mejores Efectos Visuales y Mejor Maquillaje. Una secuela independiente, “Batman Forever”, fue lanzada en 1995, con Val Kilmer reemplazando a Keaton como Batman.

 

Tim Burton es un director que llevaba una trayectoria brillante con “Bitelchus”, “Batman” y “Eduardo Manostijeras”, demostrando un sello particular, un estilo expresionista gótico perturbador, pero aquí se nota que no quiso hacerla, que fue presionado por la Warner debido al gran éxito de la primera (la sexta más taquillera de la historia entonces), y esa desgana se nota demasiado en un film perezoso. Lo bueno es que se recuperaría con su obra maestra “Ed Wood”, la muy divertida “Mars Attacks”, la lóbrega “Sleepy Hollow”, la maravillosa “Big Fish” o la turbadora “Sweeney Todd”.  Gloria Ucrania!!!

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