sábado, 30 de abril de 2022



ASES CALIENTES.

Infravalorado (por lo que he leído) thriller de acción dirigido y escrito por Joe Carnahan (hace un cameo como un ladrón armado al comienzo de la película), no es “Pulp Fiction” o “Snatch” pero tampoco es un bodrio con ínfulas. Es una de esas cintas que aspira a jugar en las ligas de las mencionadas pelis de sus directores Tarantino y Guy Ritchie, en cierto modo recordándome a “El caso Slevin” o “Layer Cake”, sin ser obras maestras, si son resultonas, entretenidas y con brotes de cine vigoroso sensacional, aunque en este caso le falte humor (a los diálogos les falta la chispa de sus referentes), y le sobre cierta solemnidad (sobre todo en su un tanto insatisfactorio final).  Tiene una historia central muy sencilla, sobre un potencial delator de la mafia, el mago Robert 'Buddy Aces' Israel (Jeremy Piven [eterno Ari de la serie “Entourage], pasado de vueltas, llega al histrionismo, su proverbial labia es aquí excesiva, y resulta muy melodramático para el tono del film; un rol hecho para ser desagradable, por lo que nos importa poco si le matan o no), al que un capo pone precio de un millón $ a su vida (y corazón), este ‘chivato’ está escondido en el ático del hotel-casino Nomad Casino (en realidad el Mont Bleu Resort Casino & Spa) en el lago Tahoe (Nevada). Hasta allí se desplazan toda una jauría de pintorescos mercenarios, una delirante pléyade asesinos de todo pelaje, ello mientras el FBI intentará protegerlo, cruzándose de modo notable múltiples sub tramas, con una agilidad narrativa fenomenal

 

Ayudando al buen resultado final un súper-nutrido gran elenco de actores reputados (aunque las actuaciones son algo aquí secundario, siendo arrastradas estas por una nerviosa edición y donde varios de ellos están desaprovechados y ninguno mínimamente desarrollado), desde Ryan Reynolds como el agente FBI Richard Messner la brújula moral, cumple sin más); Ben Affleck como el agente de fianzas Jack Dupree, (en un papel un tanto disfuncional ¿? No quiero spoilear), le acompañan dos ex-policías, Pistol Pete Deeks encarnado por Peter Berg (director y productor de cine) y Hollis Elmore al que da vida Martin Henderson, que tiene un encuentro seco y adusto con otro trío; Jason Bateman robándose el film en sus dos antológicas apariciones como el abogado (yonki) de la mafia Rupert "Rip" Reed, con una cabeza de conejo en su dormitorio (¿?), tremendo, y posteriormente vestido con lencería femenina; Common en su debut en cine como Ivy, jefe de seguridad de ‘Aces’, otro que cumple en un papel de apoyo para la verborrea motor-mouth de Piven; Andy García como el subdirector del FBI Stanley Locke (García), es el ejemplo del manejo sibilino de las autoridades de su poder maquiavélico, y esto el actor lo expresa con su flema estoica marca de la casa; Alicia Keys (la sexy cantante también debutando) como la dura asesina Georgia Sykes, y su compañera Sharice Watters a la que da vida una Taraji Henson como la espectacular sniper colada por su compañera, sentida actuación cargada de electricidad; Ray Liotta como el agente del FBI Carruthers es uno de los que aportan poco más que su presencia; Chris Pine, Kevin Durand (uno que aparece en la popular serie “Lost”) y Maury Serling, forman el trio de hermanos Tremor, descacharrantes asesinos de look y comportamiento que parece salido de unos villanos de la saga Mad Max, unos salvajes nazis, ataviados de cuero, con crestas, llevando armas tan ‘sutiles’ como machetes y motosierras, muy de comic, siendo ‘Homérica’ su salida del humeante ascensor, cual si se hubieran abierto las puertas del Averno; Tommy Flanagan como Lazlo Soot, un sicario maestro de disfraces con efluvios en este sentido a la saga Misión Imposible; Matthew Fox (el mítico Jack de la serie “Lost”) como el atento encargado de seguridad del casino, con un pelucón y bigotes caricaturescos; Nestor Carbonell (otro integrante de “Lost”) como el sádico asesino Pasquale Acosta, con más de un as en las mangas; Joel Edgerton como Hugo Croop, guardaespaldas torpe de ‘Aces’, luego el actor se desdobla en un sibilino asesino; Reseñar, aunque su papel es cuasi un cameo, la presencia de Curtis Armstrong como el abogado de “Aces”, Morris Mecklen, por tener grandes recuerdos de su papel como Herbert Viola en la mítica serie de los 80 “Luz de Luna”.

 

Todo un festín por momentos salvaje coreografiado con ingenio e imaginación, un torbellino de automutilaciones, torturas, francotiradores, decenas de ventanas destrozadas,  apuñalamientos, motosierras, máscaras, tiroteos, machetes, ataque con cartas (¿?), sangre, muertos. Ello en un crescendo dramático bien marcado para que cuando se desata la esperada apoteosis de la acción es apabullante en cómo se cruzan unos y otros en un caos de carnicería. Hay por parte de Carnahan una dirección dinámica, constante, con ritmo fluido, sin bajones, con secuencias muy bien trabajadas para atrapar al espectador, esto apoyado por una ambientación brillante en como ayuda a la intensidad. Siendo efectivos algunos ramalazos de humor (mayormente negro) punzantes (lo del niño tuerto con los nunchakus es desternillante, merecería un spin off).

 

Agradeciéndose la valentía de jugar en plan Hitchcock y su “Psycho”, de poder cargarse en cualquier momento al personaje que creíamos llegaría al final, esto remarcado con pavorosa mordacidad cuando uno de los narradores (y supuestas estrellas del cartel) de la historia de buenas a primeras es baleado letalmente, dejándonos a cuadros, cual si estuviéramos viendo a Ned Stark siendo decapitado. Esto hace que ya ningún personaje sea intocable, y pendan sobre ellos la sombra de la muerte en cualquier segundo. Ello en una sinfonía donde Carnahan debe mantener en acción a cada rol mientras salta de un lado a otro (cual malabarista de circo con los platos bailando sobre varillas), en un manejo del tempo narrativo bien llevado.

 

Tiene una presentación de ‘Aces’ en el hotel mediante una sugerente toma en plano secuencia que se cuela por el techo del lugar hasta llegar a la habitación ático que parece salida de la saga “Resacón en Las Vegas”, con gente tirada por los suelos, con mujeres con escasa ropa y desnudas, con droga por las mesas, un caos que deja ver una noche loca de excesos. A a lo que sigue un ‘Aces’ vestido con una bata de baño burdeos, enfadado pidiendo cambien a las ‘putas’ por otras (misoginia?).

 

El desarrollo de la película, con mucho de comic en su estilo hace que la tensión dramática sea escasa, no sientes realmente nada especial por ningún personaje, son perchas para colocar situaciones vistosas y con punch visual. Cabe achacarle a la cinta que en varios cortes la película cojea en pasar de la acción a escenas íntimas que nos dejan coitus interruptus.

 

La cinta hierra en querer ser más de lo que debe con un final donde se da quiere dar una trascendencia unido a un lio embarullado de identidades que es un tiro en el pie, pues la película no pide ser compleja o tampoco una conclusión a lo “Sospechosos habituales”, es un entretenimiento que no debe dárselas de lo a que no ha jugado a ser. Además de que pierde sentido parte de los hechos (spoiler).

 

La puesta en escena resulta formidable desde la vistosa fotografía de Mauro Fiore (“La Isla” o “Avatar”), con tomas singulares, angulaciones, primeros planos, contrapicados, colocándose en el lugar adecuado para incentivar emocionalmente al espectador, muy lumínica adecuándose al aire ligero de la historia; Esto adornado por la neurálgica música del británico Clint Mansell (“Réquiem por un sueño” o “Loving Vincent”), que aporta nervio y garra.

 

Spoiler:

 

Momentos recordables (aparte de los ya mencionados): El tiroteo sorpresa al trío de corredores de fianzas capitaneados por Jack Dupree, me dejó con el culo torcido ante la sorpresa; El tiroteo entre el FBI Carruthers y el sicario Acosta, con ese toque de los dedos sin huellas que hace explotar todo en un una balacera infernal en el reducido espacio del ascensor. Luego, cuando lo creíamos muerto, es una amenaza constante con su pincho en la manga esperando ser sacado (puede ante Sykes...); La salida de los hermanos Tremor del ascensor es absolutamente tronchante, un espectáculo dantesco de humo, fuego, motosierras, machetes arrasando con todo a su paso cual estampida de búfalos, Acojonante; ‘ACES’ defendiéndose del ataque de Ivy con una carta de póker, esto provoca un tiroteo a ciegas de Ivy, que hace ocultar que Soot ha matado a un guardaespaldas de ‘Aces’; El tramo rabia de Sharice creyendo está muerta Georgia, destrozando con su rifle gran parte del hotel. Cuando por fin descubre que su amada sigue vive (salvada de modo chirriante por Ivy) es matada por la policia; El divertido (oscuramente) encuentro en el parking de Hollis con Darwin Tremor, el primero encañona al segundo, que le pide las llaves del auto que va a coger, este le entrega las llaves y se las pone en los muñones que le quedan tras ser tiroteado, Darwin se aleja de modo distraído como si nada, Hollis parece pasará de él y se marchará, pero de pronto dice ‘Que se joda!’ y sin mirar le dispara varias veces letalmente en la espalda; El modo en que Soot escapa, quitándose la más cara rápidamente en otra habitación y de este modo se hace pasar por otro.

 

Lo de que con la explicación del final pierden sentido parte de los hechos, me refiero a que si Sparazza quería el corazón de ‘Aces’ para trasplantárselo, no mandas a una cohorte de sanguinarios asesinos a matarlo. El objetivo sería secuestrarlo para que un (sÁdico y amoral) cirujano se lo saque en condiciones. En esto falla.

 

Le siguió una precuela de 2010, “Smokin' Aces 2: Assassins' Ball”, dirigida por PJ Pesce y producida y coescrita por Carnahan, se estrenó directamente en DVD, lo cual habla de su calidad.


Durante la realización de la película, el fotógrafo de Joe Carnahan en el plató capturó miles de imágenes fijas. Estas imágenes fijas (más de 3000) se entregaron al estudio VooDooDog, con sede en Londres, que encontró fotografías secuenciales que podían animarse en secuencias de títulos. Luego, las imágenes se manipularon con After Effects para controlar el movimiento de la cámara y la profundidad de campo. La secuencia se inspira en Butch Cassidy y Sundance Kid y otras películas de la década de 1970. Para dar la sensación de estar hecho a mano al tipo de tribuna, las texturas de tinta se filmaron con una cámara de fotos Canon 5D. Originalmente se produjeron dos secuencias, una secuencia inicial y una secuencia final. Sin embargo, sólo se utilizó la secuencia final.

 

Me queda un pasarratos muy ameno y por momentos cautivador en su poder escapista fresco. Gloria Ucrania!!!

miércoles, 27 de abril de 2022

 


COMPETENCIA OFICIAL.

 

Muy divertida sátira sobre el mundillo de los divos del cine, cinta dirigida por el tándem argentino (en su quinto largometraje) Gastón Duprat y Mariano Cohn, estando en el guión ellos mismos junto al hermano del primero Andrés Duprat (como siempre en la filmografía del binomio), teniendo como sobresaliente baza/reclamo (sub género consistente en poner en cartel, normalmente dos súper estrellas que lo copan todo, en obras de reminiscencias teatrales, me viene a la mente como ejemplo “La Huella” con Laurence Olivier & Michael Caine) nada menos que el formidable trio de protagonistas a los hispanos Penélope Cruz (como la extravagante directora Lola Cuevas, al parecer especie de alter ego de Lucrecia Martel) & Antonio Banderas (solo habían aparecido previamente juntos en el cine en una secuencia de apertura de dos minutos de la comedia Flying Lovers de 2013), y al argentino Oscar Martínez (Duprat y Cohn habían colaborado con Martínez en la sátira cinematográfica “El ciudadano ilustre” de 2016).

 

Con la excusa epicentro de los ensayos para el rodaje de una película megalómana, “Rivales” (el proyecto es impulsado por un poderoso empresario que a sus 80 años quiere dejar una herencia perdurable con una magna película), se hace un mordaz fresco sobre el hipócrita comportamiento de los artistas (da igual de la actuación, la canción, e incluso los deportes), hedonistas, demagogos, fatuos, arrogantes, egocéntricos, narcisistas, petulantes, siendo el duelo entre los dos actores estando en el centro la directora un sensacional juego de toma y daca constante, ello en una estructura narrativa de encadenado de set pieces (en este sentido puede faltar solidez narrativa) formado por el modo surrealista de motivar la realizadora a sus dos divos, pruebas a cual más absurda, y siempre rebosando humor ácido en los métodos irracionales que solo parecen estar ahí por su aparatosidad, y por medio las puyas que se lanzan los dos intérpretes con muy diferentes personalidades, habiendo entre ambos una química fenomenal que traspasa la pantalla (no tanto con la Cruz), en sus envidias, celos, demagogia, carrusel de mentiras. Teniendo de acicate que los directores no crean solemnidad en la historia, se rien del cine dentro del cine sin querer ser serios, de hecho el humor siempre es lo más serio que hay (¿?). Una feria de las vanidades con mucha mordacidad, regando el metraje de una rivalidad sutil.

 

En busca de trascendencia y prestigio social, un empresario farmacéutico multimillonario, Humberto Suárez (José Luis Gómez) decide encargar una película que pasará a la historia del cine. Para ello su asistente, Matías (Manolo Solo), compra los derechos de una obra de un Premio Nobel, “Rivales”, contrató a la célebre cineasta ganadora de la Palma de Oro,  autor Lola Cuevas (Cruz) y a los dos reconocidos actores Félix Rivero (Banderas) e Iván Torres (Martínez). Ambos actores tienen un gran talento, pero no son los mejores amigos. Félix ha actuado en películas de Hollywood como un galán romántico. Iván es considerado un artista escénico radical y considera a su colega un "idiota". Ambos se interponen en el camino del otro con sus grandes egos y amenazan con dejar que el proyecto cinematográfico fracase. La excéntrica Lola decide someter a los dos hombres a una serie de pruebas en las que compiten entre sí. Estas pruebas adquieren proporciones más locas con el tiempo.

 

Cine dentro del cine, donde la historia que se va a filmar versa sobre el antagonismo de dos hermanos, esto es notoriamente una alegoría sobre lo que acontece entre ambos protagonistas, donde los puñales vuelan sutilmente entre los dos, que a su vez juegan a ser versiones exageradas de la percepción que el espectador tiene de ellos en la realidad. Banderas como el pomposo divo hollywoodiense, mujeriego y coqueto de su imagen (por contrato nadie puede tocarle el rostro), un frívolo presumido que hace gala de ello. En realidad este hedonismo expositivo es más veraz, no engaña a nadie, mientras Iván sui tiene una careta de hipocresía. Antonio borda esta jugosa caricatura con mucha vis cómica, se nota disfrutando, con ententes chispeantes con Oscar (con escenas tan buenas como cuando se disculpa con una actriz por una probable erección durante un beso); Martínez juega a ser el actor de teatro del método, maestro de actores, reniega de los premios (falsariamente: “No quiero ser el símbolo latino que pone un poco de color en una industria para tontos”, tras lo que lo vemos a solas practicando su discurso de Oscar en el baño para rechazarlo), pregona su (falsa) humildad(Cuando Iván se entera que Felix tiene una enfermedad, busca en internet información sobre esta y a continuación  ojea precios de blanqueamientos dentales, pues a continuación se ofrece ‘humildemente’ a hacer en caso necesario los dos papeles protagónicos

 

; En medio está Penélope Cruz con su rol de directora excéntrica, ya con esa imagen de cabello rizado rojizo mega-cardado, con sus extravagantes ropas, y de comportamiento tiránico impulsando pruebas para los personajes que desbordan aparatosidad en sus ansias de romper la vanidad de sus protagonistas, atomización de lo que hemos escuchado y leído muchas veces (hacer repetir infinitas veces una frase a un actor: Lola exige a Iván repita su primera línea, “Buenas noches”, varias veces antes de que pueda pasar a la segunda. Ella le indica a Félix que esté “resignado, desilusionado y angustiado” todo a la vez ¿?), se nota divirtiéndose en su rol pasado de vueltas (punzante des glamurización verla usando hilo dental), en la seguridad en sí misma (“Las cosas más importantes son las que no se comprenden“), en sus extravagantes bailes, en el beso que da a una chica (Irene Escolar). Aunque la sub trama lésbica que tiene con una chica resulta metida con calzador. En su debe tiene también que está un poco fuera de juego en los choques entre los dos protagonistas masculinos. Aunque ella es ejemplo de empoderamiento femenino al estar a los mandos de todo, en realidad no conecta con ellos.

 

Para los directores hay tiempo para resaltar la diferencia de clases entre estos pomposos divos y la clase baja, ello maravillosamente contrastado cuando tras la directora destruir algo que adoraban los protagonistas, vemos tras una elipsis a una mujer de la limpieza recogiendo los escombros de esto; Algo menos sutil es ver a Félix comiendo en el interior de una fast food y fuera hay un pedigüeño; También en el rush final los dardos contra la prensa resultan ingeniosos y acerados, ello marcado por la rueda de prensa en un Festival de Cine, donde los periodistas hacen preguntas rebuscadas y complejas que son respondidas casi con monosílabos.

 

La puesta en escena resulta tan cuidada como es norma en el binomio protagónico. Ya desde el fabuloso diseño de producción de Alain Bainée (“Transsiberian” o “Blancanieves”) que nos lleva a la co-protagonista que es la vivienda de diseño moderno (El palacio Lienzo Norte de Ávila; parece salida de la arquitectura de Frank Lloyd Wright), lugar delos ensayos, con enormes cristaleras, diáfano, enormes salas desprovistas de mobiliario, remarcando lo teatral de la propuesta, y para potenciar la actuación directa sin adornos, donde la cámara del barcelonés Arnau Valls Colomer (“Tarde para la ira” o “Eva”) da rienda suelta en sus largos plazos fijos, jugando con la iluminación de modo dramático en cada situación, con exquisitos primeros planos que sonsacan lo mejor de las interpretaciones; También a destacar el vistoso y pintoresco vestuario que lleva Penélope Cruz creado por Wanda morales (“Magia a la luz de la luna” o “Julieta”), con lo que se proyecta el carácter excéntrico de la directora.

 

En las taras hay que añadir que el productor encarnado por José Luis Gómez podría haber dado juego desde ser el que pone la plata y con ello haber mal metido, pero aparece al inicio y desaparece hasta el final; y Aun más palmario es el cuasi cameo del gran Manolo Solo casi como un convidado de piedra, con lo gran actor que es, esto es un lujo muy criticable.

 

Spoiler:

 

Momentos recordables (aparte de los ya mencionados): Los métodos ‘lolianos’ para extraer lo mejor de sus protagonistas van desde colocar enganchada a una grúa una enorme roca y bajo ella (cual Espada de Damocles), oscilando letalmente en el aire sobre los dos protagonistas recitando sus diálogos, los dos claramente cagados de miedo: Aunque luego dará su juego pérfido cuando se descubra es atrezo; Cuando coloca a una chica joven frente a decenas de micros (parodia de las premieres) y hace que ambos actores la besen, ambos lo hace a su particular manera, sin causar efecto alguno en la joven. Entonces lola decide intervenir y besa a su arrollador forma a la chica, tirándola al suelo en su furor uterino, atacando con ello la masculinidad tóxica; Engancha a los dos pegados con film cual carne en conserva, para a continuación ella coger los premios que sin saber para que habían traído, y los tira a una trituradora de metal, ante la rabia desatada de ambos, en prueba de querer destruir el ego de ambos (auto guiño cuando Lola tira el premio al Mejor Actor de Venecia de Martínez por la película anterior de Duprat y Cohn, "Ciudadano Ilustre"); Cuando Lola hace que los dos frente a frente se insulten de la peor forma posible, un duelo jocoso, que no acaba con el corten de Lola.

Hay otros graciosos momentos, como cuando al inicio Félix describe ante Iván el carácter de una mujer que observan tras un ventanal, llamándola lesbiana reprimida (o algo así), entonces Iván se la presenta, es su esposa (¿?); La catárquica secuencia en que con una pantalla tras él de tropecientas pulgas y más, Félix cuenta a Iván y Lola que padece cáncer de páncreas, asolando a sus oyentes, y les comenta que quiere, ante los pocos meses de vida que le quedan, que esta interpretación sea su legado, para a la siguiente vez que se encuentra con ambos (Iván y lola ya han comentado tristemente los hecho muy afectados ¿?) que todo era mentira, había sido una performance ¿?; El duelo de halagos falsos que con lola en medio Iván y Félix se lanzan con claro sentido irónico; Cuando Iván confiesa en la azotea a un amigo lo que piensa realmente de Félix, como lo detesta, un alegato contra los divos. Esto lo oye Félix, que a solas en la misma azotea va a recriminarle esto a Iván se produce un  forcejeo, Iván le dice cabreado que ahora le va a tocar la cara (aludiendo a la cláusula de su contrato), pero Iván termina por un empujón cayendo de la azotea. Félix queda en estado de shock, nadie los ha visto. Va a refrescarse a los servicios, suelta adrenalina y se recompone, y lo siguiente es intentar hacer el mejor papel de su vida, fingir ante la gente lo afectado que está y que él no es culpable de lo sucedido, pero Lola descubre en la ‘actuación’ la mentira; Hay una elipsis y la película es presentada en un festival de Cine, tenemos el foto-call, donde Lola no quiere que Félix le toque (sabe lo que ocurrió). Vemos que al final ha sido Félix el que ha hecho los dos papeles (no como aludió Iván que los podría hacer). Hay una rueda de prensa (ya la he aludido), y tras ello al empresario Humberto Suárez lo vemos inaugurando un puente (la primera opción que dio para pasar a la posterioridad), que cada uno lo interprete como pueda.

El farmacéutico que invierte millones en la producción para limpiar la imagen, representa al empresario Argentino Hugo Sigman (dueño de la productora de cine K&S FILMS, responsable de títulos consagrados como Relatos Salvajes por ejemplo). Aquí no hay sutilezas: En la película, la mano derecha (especie de socio/asistente) del empresario lleva el mismo nombre que en la vida real tiene la mano derecha de Hugo Sigman para sus producciones.

 

Comedia incisiva, que sin querer ser pretenciosa lanza certeros torpedos contra el mundillo de la farándula elitista. Gloria Ucrania!!!

martes, 26 de abril de 2022

 

Payback: Straight Up

131/28(24/04/22) Entretenidísimo y muy divertido debut en la dirección del hasta entonces guionista Brian Helgeland (mientras rodaba le dieron el Oscar por el libreto de “L.A. Coiinfidential”), un producto escapista sin ansias de trascendencia, simple y pura acción que homenajea a los tipos duros de los 70 (llámense Clint Eastwood, Charles Bronson o Lee Marvin), ello se nota en su estilo seco, adusto, en su escenografía anclada en el tiempo (sin coches modernos, sin móviles [hablan por teléfonos de disco], sin nada que nos diga exactamente el tiempo, ni tan siquiera sabremos la ciudad donde estamos, se rodó entre Los Ángeles y Chicago), con una fotografía muy granulada, música vintage, apareciendo nombres que nos retrotraen al tiempo del tributo como Carter (“Get Carter” de 1971), Bronson (el mítico actor encasillado en héroes de acción en los 70 y 80 Charles Bronson), la organización criminal se llama Outfit (“The Outfit” de 1973, también basada en una novela de Westlake), y está el bar Varrick's (“Charley Varrick” de Don Siegel en 1973)

 

Un noir sencillo y directo desde el minuto uno. Aquí Helgeland adapta libremente la novela “The Hunter” de Donald E. Westlake usando el seudónimo de Richard Stark, que anteriormente se había adaptado en 1967 “Point Blank”, dirigido por John Boorman y protagonizado por Lee Marvin. Producto hecho para el lucimiento de un actor que estaba entonces en la cresta de la ola como era Mel Gibson como Porter (solo Porter), donde luce rostro pétreo de tipo duro imperturbable, no parece sentir ni padecer, no sonríe, no sufre, una roca que no para de fumar, con un objetivo entre ceja y ceja, sus 70,000 $ y punto (como bien espeta el malo al que da vida el siempre carismático James Coburn: ‘Mis trajes cuestan más que eso’), no quiere, más ni menos. Esto lo hace singular ser un tipo con principios, que sabe ese fue el valor de su vida. Ser estoico y brutal en sus medios de ‘persuasión’, ejemplo el modo de interrogar a un tipo con un piercing en la nariz (y si, lo que sucede lo has adivinado), un antihéroe de los que cae bien pues sabes que solo zurrará  a los villanos. Tipo que por el modo de comportarse sabes que nadie puede con él, lo cual repercute en la falta de tensión dramática, pero tampoco busca eso el film

 

Película simplista, con múltiples clichés malos malísimos en diferentes, aquí no hay gente moralmente buena, desde ‘amigos’ traidores, narcotraficantes, sicarios, polis corruptos, poderosas organizaciones criminales, bandas chinas sádicas, todo un compendio de lo mejorcito de cada casa. Donde este sub mundo del lumpen se divide entre malotes, prostitutas de diversa índole (yonkis con una buena Deborah Kara Unger; dominatrix con una sensacional roba escenas Lucy Liu; y putas de buen corazón con Maria Bello en un papel tenue de mujer florero); remaneciendo un claro tiente misógino), y en el centro Porter.

 

Gibson (productor del film) elogió al director novato. Eso es, hasta que Helgeland le mostró a Gibson una versión preliminar de Payback y la estrella vio lo poco heroico y repelente que era. Gibson quería reescrituras; Helgeland no las haría. Así que Gibson trajo a Terry Hayes, quien había escrito el guión “Mad Max”. Gibson quería que Helgeland dirigiera el nuevo material (aproximadamente el último tercio de la película); Helgeland se negó y fue despedido durante la posproducción (pocos días después de ganar un Oscar al Mejor Guión Adaptado por “LA Confidential”). Entonces, Gibson contrató a un nuevo director (no dirá quién), y dijo a Premiere: "No fue una cuestión de ego, solo quería que la película fuera realmente buena". Ocho años después de que fuera un éxito moderado en los cines, al escritor y director Brian Helgeland se le permitió regresar y recrear su versión de Payback para DVD. El corte  de Helgeland es más intransigente al estilo de los años 70 y termina con una nota más ambigua. Un ejemplo de su tono más oscuro es que Helgeland tiene un bulldog asesinado a tiros en su versión. La muerte del perro fue un punto principal de discusión durante la batalla de Helgeland con el estudio, por lo que el perro, por supuesto, se muestra sobreviviendo en el corte teatral. Habiendo muchos más cambios, con comienzo diferente, eliminación de escenas, eliminación de personajes, y un nuevo final.  

 

La película engancha por su agilidad narrativa, con personajes que aunque arquetipos, son seres bien delineados, con escenas que transmiten carácter ya desde el inicio, con ese Porter que alegóricamente emerge de las profundidades... del metro a la superficie, chocando con la gente modo flemático, robando el dinero de un pedigüeño, al modo carterista dele encontronazo sustrayendo una cartera, utilizando una tarjeta de la misma para ropa, comer o comprar un reloj que luego empeña para obtener un revólver, y esto en apenas unos escasos minutos, maravillosamente sintetizado en el montaje. Para a continuación llevarnos al torbellino de sus indagaciones para dar con su objetivo Val (buen Gregg Henry), llevándonos con una meretriz drogata con la que tiene una pelea nada políticamente correcta. Luego encontrarnos con el narcotraficante Arthur Stegman (encarnado por un jocoso David Paymer), y después adentrarnos en los gustos un tanto peculiares del sexo de Val, con una brutal dominatrix que disfruta con su trabajo (Lucy Liu), arrolladora en el humor negro que destilan sus acciones. Un festival de palizas, peleas, disparos, atropellos, donde los límites de lo creíble se rebasan con mucho. Todo ello con gran vigor en la acción.

 

Para desembocar todo en un final (con sus incoherencias) bien expuesto en su desarrollo adusto y cotronado por una nota ambigua ingeniosa (spoiler).

 

Spoiler:

 

Hay un tiroteo en la estación de tren/metro con realismo, bien manejado en la tensión, con un buen giro con esa mujer que parece una cosa y luego es una mercenaria, para al final caer Porter pero poder reponerse desde el suelo para acabar con sus enemigos y llevarse el botín (supongo que 70,000 $, si es más se cabreará). Pero esto tiene una incoherencia, pues si no pensaban entregarle la plata, pues tenían una galería interminable de sicarios para acabar con él, porque llevar el dinero, no tiene sentido.

 

Hay dos escenas en el corte del director que ya no están en el corte del estudio donde nos encontramos con un Porter más malo. En una escena, maltrata físicamente a su esposa traicionera y en otra escena mata a un matón del sindicato a sangre fría después de que el matón insulta a su amiga (Rosie interpretada por Maria Bello). Pero a Porter se le permite golpear a una dominatriz (Lucy Liu) en el corte teatral, pero este momento no está presente en la versión de Helgeland (¿?).

 

El corte teatral tiene una diferente escena de apertura, Porter sacándole las balas de su espalda un outsider cirujano; En el corte de Helgeland solo escuchamos (la voz de Sally Kellerman), pero nunca vemos al todopoderoso Bronson. Sin embargo, para el corte teatral, se volvió a filmar todo el último rollo y aparece Kris Kristofferson (no está en el corte del director) como Bronson; En el corte del director hay colores más naturales, se elimina el esquema de color desaturado y de aspecto azulado que se ve en el corte teatral; Se elimina en la versión del director la voz en off, que ofrecía los pensamientos nihilistas de Porter; Se agrega una escena donde Porter toma café junto a su esposa y luego de una breve discusión, se produce una pelea a puñetazos; Se agrega una escena donde a Val Resnick (Gregg Henry) lo palpan de armas antes de ingresar a la reunión con Carter (William Devane, muy bueno en su entente con Porter, descreído de las intenciones letales de este); Se agrega una escena en plena calle donde Val Resnick sale de la reunión con Carter y observa cómo los guardaespaldas se marchan hasta que Val consiga solucionar ‘su problema’; Se elimina la escena donde Porter secuestra al hijo del Sr. Bronson; Se elimina la escena donde secuestran y torturan a Porter para que brinde información respecto al paradero del hijo; Esta versión tiene un final completamente diferente y ambiguo en el que Porter resulta gravemente herido en un tiroteo en la estación de tren y Rosie lo ayuda a huir herido, aunque no sabremos si vivirá o no, se quedan en el auto, indicando Porter a Rosie donde ir a curarse, se supone al cirujano que no hemos visto en esta versión, y que como he dicho aparece en la del estreno de 1999.

 

Un producto escapista que cumple sin más, te diviertes, te regocijas en la adrenalina, pero no da para más. Gloria Ucrania!!!

 


JUNCAL. (Serie TV 1TC)

Cautivadora serie española creada por Jaime de Armiñán para RTVE, surge tras uno de los episodios homónimos de la serie Cuentos Imposibles de 1984 que había dirigido también Armiñán que cinco años después se desarrolla en estos siete episodios. Jaime se basó para la serie en un gran aficionado a los toros que conoció en una tertulia en los años sesenta con múltiples historias relacionadas con los toros que había acumulado durante muchos años de vinculación a este mundo. Siendo una carta de amor al mundo de la tauromaquia (con el que no comparto afición, pues me parece una cultura retrógrada), y todo el sub mundo inherente a esta sub cultura, con sus peculiares costumbres, sus personajes, las corridas, los entrenos, las fiestas flamencas, los códigos del honor. Ello para un relato que rezuma humanismo, naturalidad, la historia de un perdedor entrañable, que aun siendo un sinvergüenza, nos gana por su pasión, por verborrea fácil, por la simpatía que derrocha, por la nostalgia que destila en sus apariciones.

 

Pero sobre todo la serie es atractiva por el maravilloso reparto actoral en todos sus componentes, desde su arrollador y ya subliminalmente comentado protagonista Paco Rabal, un carismático gañán en busca de en el otoño de su vida de redención. Sublime su encarnación como el enamorado de los toros, un ex torero que aún lo es en su cabeza, siempre con una batallita que contar, un tipo que siempre va detrás de unas faldas (jocos el modo de pedir sexo: ‘Un polvete?’), un vago que presume de ello, un vividor que se aprovecha de todo el que puede, realmente un miserable que abandonó a su esposa e hijo de niño, y ahora (en el inicio de la serie) vive de una mujer. Plagado de momentos y frases sugerentes, me acuerdo a bote pronto de como dice de carrerilla las diferentes formas de decir miedo en español (se lo enseñó su apoderado), a lo que él mismo se contrarréplica dice de carrerilla las diferentes formas de decir dinero en castellano, o el latiguillo de ‘Tomo nota’, para exponer como trata de igual a las mujeres suelta, "Yo, cuando voy en el autobús, nunca me levanto si sube una señora, por respeto a ellas". Pero describir su actuación es delimitarla. Francisco Rabal consideraba Juncal como uno de sus papeles más ricos e interesantes, junto a los que realizó en “Nazarín” y “Los santos inocentes”. Me ha gustado el guiño que hace al teatro cuando comenta que en su juventud hizo sus pinitos en la actuación y nombra que hizo de Don Juan Tenorio, esto es un auto-guiño pues Paco Rabal tiene precisamente un Estudio 1 con “Don Juan Tenorio” de 1966.

 

Y una galería homérica de secundarios que aportan un vigor esplendoroso a la historia, desde ese sensacional Rafael Álvarez ‘El Brujo’ como ese abnegado limpiabotas que tiene endiosado a Juncal, formidable la humanidad que demuestra en el trato con Rabal, por momentos estremecedor, una complicidad de la que saltan chispas; un buenísimo Manuel Zarzo como digno hermano del protagonista; Brillante Emma Penella como la amante de Juncal, sabe lo mujeriego que es, pero denota su amor por este Don Juan de labia fina, excelsos sus ententes; un Majestuoso Fernando Fernán Gómez como un resabiado sacerdote ("El clero tiene muchos defectos, pero es muy difícil encontrar a un cura tonto", más tarde dirá que él lo es), magnífico en los duelos con el protagonista, sensacional cuando durante una comida en el campo describe a Juncal como es, y lo que desea, un lujo el tener a estos dos titanes en pantalla que creo nunca más se ha dado, Homérica pareja; Carmen de la Maza como Julia Muñoz, ex mujer de Juncal, le mantiene el tipo en sus choques, excelente; María Luisa Ponte con un papel demuestra que no hay roles pequeños son intérpretes, en este caso como la dueña del bar que va a gorronear Juncal; En roles pequeños pero con mucho jugo aprovechado para una divertida dicharachera camarera a la que da vida Diana Peñalver; María Galiana como la suegra de Juncal, emana calor humano; Rafael Alonso que en una sola escena deja impronta; Beatriz Carvajal está muy bien como la cocinera del restaurant, consejera de la dueña; Y está Luis Miguel Calvo, que interpreta al hijo de Juncal, es matador de toros en la vida real, cumple sin más, el más flojo sin duda; Ah, y tiene a dos estrellas del cante y baile flamenco, como Cristina Hoyos encarnando a la mujer del limpiabotas ‘Búfalo’, emana cariño, con una gran evolución en su relación con Juncal; Y la diva Lola Flores como madre de la Hoyos, está en su salsa, pues con poco diálogo, tiene algunas canciones para lucirse con su arte.

 

El desarrollo tampoco es que siga cauces novedosos, la narración no tiene apenas sorpresas, el ritmo tiene sus altibajos, de hecho cuando entra en las corridas de toros decae un poco (quizás por mí no querencia por ellos). Tiene alguna sub trama innecesaria, por ejemplo la del aspirante a torero que luego reaparece junto al Juncal junior. Tampoco el final, que aunque se veía venir, me resulte en el modo de dar se satisfactorio, además de inverosímil (spoiler). Y es que no es perfecta ni mucho menos, es sobre todo una serie de actores y actrices, donde todos tiene material para lucirse y lo hacen con vigor.

 

A reseñar el tema de durante los créditos iniciales, un pasodoble original para la serie, composición de Enrique Pareja Bosch, y la versión cantada es del dúo femenino "Vaina Doble" que formaban Carmen Santonja y Gloria Van Aerssen, que colaboraron con de Armiñán en varias de sus obras.

 

Quién es la maravilla

Que arma la marimorena?

Un torero de Sevilla

Con sangre murciana en sus venas.

 

A Dios le rezo y pido

Que le acompañe en la arena

La Virgen de los Peligros

Y también la Macarena.

 

Juncal es un torero

Más artista que Belmonte,

Más valiente que Espartero,

Triunfal con el capote,

Genial banderillero.

Juncal es el lucero,

Más brillante de la plaza,

Más valioso que el dinero,

La sal de nuestra raza,

Arrogante y bandolero y muy cabal.

 

Juncal es un torero

Más artista que Belmonte,

Más valiente que Espartero.

Juncal es el primero,

Juncal es el primero.

Juncal, el caballero

Ante el cual todos los hombres

Nos quitamos el sombrero,

 

Juncal es el torero ¡Olé!

Genial, inmortal ¡y Olé!

¡Olé, Olé tu salero!

No tienes rival ¡y Olé!

En la Fiesta Nacional.

 

Rodada en Sevilla, Madrid, Córdoba, Lisboa y el sur de Francia. El Bar Español, situado en la ficción en Sevilla, es en realidad el conocido Bar Los Gabrieles de Madrid, situado en la calle Echegaray 17. Sus paredes de azulejos datan en su mayoría de los años 20 y muchos de ellos aparecen en los títulos de crédito de la serie. El bar se cerró en 2003, el inmueble fue vendido y no ha vuelto a abrir sus puertas.

 

Seductora serie, sobre todo por las grandiosas actuaciones, sobre todo de un Totémico Paco rabal, y un grupo de gregarios españoles como pocas veces se han visto. Gloria Ucrania!!!

domingo, 24 de abril de 2022

 

GRAN HOTEL. 90 Aniversario del estreno de un film singular (12/04/1932)

“Grand hotel: Gente que viene y gente que se va… Nunca pasa nada”

Famoso film  por varios de sus aspectos, aunque en su calidad está algo avejentada. Drama dirigido por el inglés Edmund Goulding y producida por Metro-Goldwyn-Mayer, en lo que fue algo seminal en cómo la compañía del logo del león rugiente decidió hacer un film coral con toda una pléyade de estrellas, ‘Más estrellas que en el cielo’ era su lema, esto auspiciado por el ‘Niño Maravilla’ Irving Thalberg que creyó en este proyecto megalómano de reunir a gran parte de los asalariados MGM para una película centrado en un único escenario como era un hotel, en este caso uno de Berlín en periodo de entreguerras, dándose cita en el lugar empresarios arribistas, aristócratas ladrones, militares pomposos, enfermos terminales, secretarias con aspiraciones, divas hedonistas, y el proletariado al servicio de todos (reflejado en el gerente con la esposa a punto de dar a luz), reflejando el microcosmos de la sociedad y el sub siguiente ciclo de la vida. Tenemos para ello a la primera actriz del estudio, Greta Garbo, los hermanos Barrymore, John y Lionel, Wallace Beery, Lewis Stone y Jean Hersholt, haciendo gala a su orgulloso lema “Más estrellas que en el firmamento”. La fórmula daría tan buen resultado que se sería repetida tan solo dos años después, con “Cena a las ocho”, en la que, por cierto, repetirían los últimas cuatro actores citados. Típica obra del tiempo de Gran Depresión post-Crack del 29, donde se pretendía trasladar al espectador desde su triste realidad mundana al lujo y la pompa de escenarios lujosos y de ensueño.

 

El barón Felix von Geigern (John Barrymore) se preocupa por la falta de fondos, su perro salchicha Adolfous y por ocultar sus motivos para robar; el contador asistente, el Sr. Kringelein (Lionel Barrymore), se preocupa por recibir una habitación más grande, una tan lujosa y costosa como la del director general Preysing (Wallace Beery), magnate de la industria que suda por una fusión inminente; El Dr. Otternschlag (Lewis Stone), que sufrió una granada en la cara en la guerra, molesta a los empleados con mensajes y cartas que parecen no llegar nunca; y la taquígrafa Flaemmchen (Joan Crawford) parece entrometida y luego impaciente coqueta cuando la llaman para un trabajo; Y tenemos a la famosa bailarina Isabella Grusinskaya (Greta Garbo) sumida en una profunda depresión existencial.

 

El guión de William A. Drake se basa en la obra de 1930 del mismo título de Drake, quien la había adaptado de la novela de 1929 “Menschen im Hotel” de la judío-alemana Vicki Baum, durante varios años trabajó como camarera en dos prestigiosos hoteles de Berlín y fue precisamente un escándalo ocurrido entre una secretaria y un magnate industrial, lo que la inspiró para escribir la obra que luego, en su versión cinematográfica. Siendo hasta la fecha, la única película que ha ganado el Oscar sin haber sido nominada en ninguna otra categoría. También es la segunda de tres películas en ganar el Oscar a la Mejor Película y ningún otro premio, lo que hizo en los quintos Premios de la Academia, otorgados por el año de forma extraña del 1 de agosto de 1931 al 31 de julio de 1932, “The Broadway Melody” #2, y Motín en el Bounty, #8, son los otras dos. Ello en una historia donde se entrecruzan varias sub tramas, donde se dan cita muchos temas, desde la desesperación vital, el dar sentido a la vida ante la cercanía de la muerte, la depresión existencial, el romance, el engaño, la caballerosidad, la villanía, con varios personajes de distinto pelaje, siendo pionera en este aspecto de ‘short cuts’ del que tanto han bebido cineastas desde entonces, el más famoso por hacerlo bastante es Robert Altman. Pero en este caso las diferentes historias resultan un tanto forzadas, y asimismo superficiales en su tratamiento, todo con un aire de comedia ligera, a lo que se añade un toque dramático en el rush final que resulta un tanto impostado por el modo de reaccionar todos a ello. Aunque resulte el producto entretenido, no llega solidez narrativa a su popularidad.

 

El nutrido elenco no hacen en conjunto sus mejores trabajos, pero si destaca un gran John Barrymore como el elegante Barón venido a menos. Un galán con don de gentes, sofisticado, noble, amigable, y en realidad por circunstancias un ladrón de guante blanco. Es el ejemplo de la nobleza decadente que intenta sobrevivir en un mundo que los asfixia; Joan Crawford (con 27 años) como la extrovertida secretaria, aunque ella con un papel un tanto ambiguo, pues parece escrito a machetazos, pues parece muy digna, pero en realidad deja elementos de su arribismo dejándose halagar y manipular por el villano de turno, y al final convirtiéndose en ‘concubina’ sin reparos, me resulta un tanto torpemente delineado su rol, aunque su belleza y simpatía son estimables. El ejemplo de la clase baja que no duda en lo que sea por escalar, aunque sin ser caricaturizada por ello. Tiene un romance exprés poco creíble con el don juan barón; Wallace Beery cumple en un rol un tanto cliché de malo, como un magnate brutal y corrupto. Es el ejemplo del capitalismo deshumanizado, algo que gustaba mucho de poner en sus films las grandes compañías, cuando ellos eran grandes explotadores de sus numerosos empleados; Lyonel Barrymore resulta bastante sobreactuado en su papel de tipo que intenta disfrutar de los lujos que no ha tenido en la cercanía de su mortandad. Es el ejemplo de los obreros que se rebelan contra su presente, aunque azuzados por un diagnóstico médico; Y tenemos a una Greta Garbo (con 26 años) pasada de vueltas con su insoportable personaje de estrella irritante cansada de ser la más divina, de una teatralidad irritante, por supuesto que luce bella y etérea como ella solo sabía, pero su expresividad resulta aparatosa, queriendo mostrarse melancólica revierte en grimante. No ayuda lo mal construido de su carácter, capaz de en apenas unos minutos quedar prendada de un intruso de su habitación, es inverosímil, un insulto a la razón la escenita nocturna entre ambos. De un romanticismo metido a empujones. Tiene una famosa frase (no entiendo el porqué) de "Quiero estar solo". Tiene poca química con el cincuentón John Barrymore. Al parecer la rivalidad entre la Garbo y la Crawford fue constante durante el rodaje.

 

Goulding demuestra ingenio con su arranque y presentación de protagonistas ello con un vertiginoso plano cenital del lobby del hotel, fastuosa creación cuasi art-déco del gran director artístico Cedric Gibbons (ganador record de 11 Oscar, además de ser el diseñador del apreciada estatuilla, al parecer inspirándose en la figura del actor y director mexicano Emilio Fernández), con la escalera circular recorriendo los pasillos exteriores con la recepción circular en medio creando una sinergia fascinante, también el plano sensacional de las decenas de operadoras de teléfono trabajando en la centralita sobre un gigantesco muro de enchufes, mientras oímos conversaciones de unos y otros. Esto potenciado por la notable cinematografía en glorioso b/n de William H. Daniels (“El bazar de las sorpresas” o “La gata sobre el tejado de zinc”), con esas tomas generales del vestíbulo con grúa, con expresivos travellings, jugando en interiores de habitaciones con el expresionismo alemán, jugando con los claroscuros, maximizando en exquisitos primeros planos la belleza de la Crawford y sobre todo de la delicada Garbo. Exponiendo en el comienzo el director a cada personaje a través de una conversación telefónica, siendo esto un hábil recurso. Tiene además el toque de la transición de escenas conm algo novedoso entonces como era la cortinilla.

 

Spoiler:

 

Queda un tanto estridente el rol encarnado por Lyonel Barrymore, esperamos que tras su presentación de ser un enfermo terminal que cuenta por teléfono, y o bien esperamos caiga en cualquier momento, que le diagnostiquen es curable, o que simplemente es de un farsante, pero nada de esto sucede. Al final convence de forma bastante poco sutil al rol que da vida la Crawford que se vaya con él a París, no se dice, pero es claro que para ser su amante, porque si no lo iba a hacer? Y encima si9n duelo alguno por el amigo asesinado, del que pasan tanto él y ella como de la peste, no pega que digan que buen amigo era o cuanto lo amaba ella (puaj!), la apariencia es que les afecta como un tío que se les muere en Panamá, no lo conocen les deja ná.

 

Tiene una buena escena en cómo trasladan el cuerpo del barón al coche funerario, lo hacen por la parte donde recogen la carne para la comida del hotel, una gran metáfora ver el féretro entre trozos grandes de vacuno; Bueno el reflejo del ciclo de la vida a pleno rendimiento, cuando al recepcionista del hote4l le dicen que ha sido asesinado el barón, y justo después le telefonean para decirle que su hijo ha nacido.

 

Grand Hotel ha demostrado ser influyente en los años transcurridos desde su lanzamiento original. La línea "Quiero estar sola", pronunciada por Greta Garbo, se ubicó en el puesto 30 en 100 años... 100 citas de películas de AFI. En 2007, la película fue seleccionada para su conservación en el Registro Nacional de Cine de los Estados Unidos por la Biblioteca del Congreso por ser "cultural, histórica o estéticamente significativa".

 

El productor Irving Thalberg compró los derechos de la novela Menschen im Hotel de Vicki Baum por $ 13,000 y luego le encargó a William A. Drake que la adaptara para el teatro. Se estrenó en Broadway en el Teatro Nacional el 13 de noviembre de 1930 y tuvo 459 funciones. Complacido con su éxito, Thalberg hizo que Drake y Béla Balázs escribieran el guión y presupuestó el proyecto en $700,000. Hubo cierta controversia sobre Greta Garbo, con su fuerte acento sueco, interpretando a una rusa.

 

Fue la primera película que presentó a los hermanos Lionel y John Barrymore juntos. Más tarde ese mismo año, se unirían a su otra hermana, Ethel, en “Rasputín y la emperatriz”.

 

Como Grusinskaya, Greta Garbo pronuncia la línea "Quiero estar sola" e, inmediatamente después, "Solo quiero estar sola". Poco después, en una conversación con el barón Felix von Geigern, dice: "Y quiero estar sola". Refiriéndose a su uso legendario como una caracterización de su vida personal solitaria, Garbo insistió más tarde: "Nunca dije que quiero estar sola; solo dije: 'Quiero que me dejen en paz'". Ahí está toda la diferencia".

 

Film arrugado, con más valores de records de ‘trivial pursuit’ que de valores cinéfilos. Gloria Ucrania!!!

sábado, 23 de abril de 2022

 

Encubridora.

Chuck-a-luck vs Lost Cloud Ranch

Irregular tercer y último western del germano Fritz Lang, con guión de Daniel Taradash ("De aquí a la eternidad"), basado en un relato de Sylvia Richards. Obra que alterna recursos manidos cursis (ese inicio ajado donde se ve venir lo que va a suceder), elementos planos de venganza, una puesta en escena que rezuma serie B a gritos en su falta de exteriores (rodado en gran metraje en el Rancho Iverson en Chatsworth, sitio de cine alquilado a todos los estudios), hace de la carencia virtud (o lo intenta) Lang, jugando a la claustrofobia existencial, con tramos ingeniosos, con algunos diálogos sustanciosos (el que más me gusta es cuando el prota recibe dos guantazos tras dar un beso a una mujer, y este le replica que han sido dos y él solo ha dado un beso), con dinámicas complejas donde se confunden el Bien y el Mal, tiene a la diva Marlene Dietrich como algo bueno en un papel de clásico cine negro de femme fatale, pero a la vez algo forzado que los hombres caigan rendidos a sus pies cuando tiene ya 51 años y se notan bastante. Hay elementos que remiten a la icónica “Ciudadano Kane” en primero como las palabras de un moribundo hacen provocan toda una maquinaria por desentrañar lo que hay tras ellas, con la posterior investigación del protagonista encarnado por un siempre efectivo Arthur Kennedy (el actor en uno de sus pocos roles protagónicos), para dar con el paradero de la enigmática Altar Keane (obsérvese el parecido con el apellido del magnate wellesiano), componiendo su vida mediante los recuerdos en modo flash-back de la gente que la conoció, erigiendo un lugar cuasi-místico en el acervo popular de Rancho Chuck-a-luck (cual Xanadu de Kane). Hay otros elementos de auto-guiños languiano en cómo se reúnen y organizan los malhechores en este rancho, cual lo hacían en la grandiosa “M” (1931). También, escarbando más se pueden ver autoreferencias langianas en la escena de la ruleta de la fortuna y como esta es trampeada, al igual que en “Dr. Mabuse der spieler” (1922).

 

Es una película con ideas singulares ya desde el inicio con los créditos donde se escucha la balada “The Legend Of Chuck-a-Luck”, el reiterado tema musical de la película compuesto por Ken Darby y cantado por William Lee, algo extraño para el tiempo, una canción que funciona a modo de que conozcamos lo que sucede en pantalla, no de modo subliminal, sino directo, elementos de narración extradiegética, manejados a lo largo del film en montajes descriptivos (Marlene interpreta dos de ellas, “Gypsy Davey” y “Get away, young man”). Ello para un relato donde se dan cita los clichés sentimientos deux machine de un millón de películas, como son las ansias de vendetta, la sed de odio vs el mal. Eso sí, aportando el director berlinés agilidad narrativa desde el minuto uno, con ritmo fluido.

 

El inicio es pasteloso y por tanto previsible en la catarsis, cuando vemos arrullar el cow-boy Vern Hassey (Arthur Kennedy) a su amada y prometida Beth (Gloria Henry), comentando sobre el rancho Lost Cloud Ranch que esperan tener en su feliz futuro, tras lo que el hombre le regala un broche. Esto refleja el Sueño Americano de los colonos que fueron al oeste en busca de fortuna. Y tras esta almibarada introducción tenemos el giro del destino (cual la Ruleta de la Fortuna), con un par de forajidos que deciden asaltar la oficina donde trabaja ella, justo cuando él novio sale para ir a trabajar. Tras esto no solo habrá el asesinato, habrá violación, y con ello la sed de venganza de su prometido, que se embarca en una odisea en busca de un lugar cuasi legendario por el modo de ir delineándolo regido por una ‘Diosa de la Lujuria’, esto remarcado de forma atomizada con la presentación en flash-back de ella, estando en una libertina competición equina, donde los jamelgos son en realidad hombres que llevan a sus grupas a meretrices de saloon, en una carrera de obstáculos suigeneris, siendo una de las jockeys Altar Keane, gloriosa presentación que nos hace verla como una mujer que domina a los hombres; Tenemos otro flash-back, donde a Altar la despiden de un saloon, dándole el dueño, Baldy (Frawley), 20 dólares de finiquito, ella los apuesta en la Rueda de la Fortuna y gana, pone todo ella en el mismo lugar y vuelve a ganar. El dueño se da cuenta de que el que mueve la ruleta (la domina con un pedal invisible en el suelo) le hace ganar al creer que aún sigue trabajando allí, Baldy se acerca para presionar y hacer que ella apueste todo (y con ello lo pierda), pero aparece el famoso pistolero Frenchy Fairmont (Mel Ferrer), echa al que gira la rueda y lo hace él, todos aceptan por temor a su rápido revólver, y con el pedal gana. Y nace algo más que amistad entre Altar y Frenchy. Esto es otro de los vértices del film. Máxime cuando él rechaza sus favores sexuales al considerarlos un pago, él quiere su amor; Tras Vern enterarse de donde está apresado Frenchy, pergeña un plan, provocando un altercado en un saloon del pueblo donde se celebran elecciones, para entrar en los calabozos y allí entrar en contacto con Frenchy y así poder dar con el Chuck a Luck. Este tramo sirve a Lang para hacer una superficial crítica a la política y a quienes la ejercen de modo truhanístico. En cómo se desenvuelve este tramo puede recordar a la gran langiana cinta “Furia” (1936); Y entramos de lleno en el bloque del rancho Chuck a Luck, y la montaña parió un ratón. Me refiero a que espero un lugar escondido del mundo, misterioso, especie de Shangrilá del Mal. Y resulta que es un lugar al parecer (pues nunca lo vemos) cerca de un pueblo, donde el sheriff conoce a Altar, cuando hay sospechas registran el rancho, Y entonces me doy cuenta de que la primera parte de la película parece choque directo con esta, pues nos ponen este lugar como algo insondable casi inexistente, y resulta que es un sitio sin mística alguna. Hay una jerarquía en el lugar (empezando por los trabajadores, todos mexicanos, excepto la criada que es negra) que aguanta el menor análisis, me refiero a los forajidos que van a esconderse allí y le dan religiosamente a Altar el 10% de sus ganancias, esto es inverosímil. Ellos podrían engañarle de mil maneras posibles, desde esconder el botín antes de llegar allí, incluso puede ver algunos que vayan allí huyendo de las autoridades, pero sin plata, y cuanto es el 10% de nada? Pero es que siendo amorales malhechores que le impiden acabar con ella? Es solo una mujer, que además no lleva revólver, no tiene guardaespaldas que la protejan, pues Frenchy va y viene, no es fijo en el rancho. Esto no se sostiene.

 

Una vez en el rancho Vern es movido por su particular investigación de dar con el asesino y violador de su novia. Esto también tiene sus lagunas, pues el tipo podría no haber llegado allí, podría haberse ido ya, o podría estar muerto; Primero le intriga el arañazo sobre el rostro de uno de los forajidos. Pero el click lo hace con el broche que ve en un lujoso vestido de Altar, el que él le regaló a su amada antes de ser matada. Esto hace que Vern comience un peligroso juego por seducir a Altar para que como el que no quiere la cosa le diga esta quien le dio la joya. Generándose un triángulo amoroso muy propio del noir, donde la amistad y el amor chocarán. Los tres con carencias de lo que desean, Frenchy inseguro del amor de ella ante el soplo de aire fresco de Vern, Altar insegura por el antiguo amor y el que nace por el nuevo, y Vern viviendo una mentira por dar con su objetivo de vendetta. Aunque unas relaciones bastante forzadas, ya desde la atracción exprés de Altar por Vern, nada creíble y sin chispa alguna, solo generada por el imperativo del guión, siendo metido con fórceps como ella se deja mangonear para volver a ponerse el vestido verde..

 

Para desembocar todo en un tiroteo (Ah, donde aprendió a disparar Vern al principio nos dicen que no es bueno en ello, luego lo vemos ser un as del revólver. Vale que nos dicen que aprendió de Fernchy, pero esto tampoco lo vemos) propio de Tarantino aunque con muchas incongruencias, donde sobresale una grimante lección moral que solo parece estar para la mujer (spoiler). Donde realmente no genera demasiada emoción al no ser personajes muy tridimensionales los protagonistas, más bien estereotipados.

 

Resulta extraño que en un film de Fritz Lang no destaque la función de escenarios, ello para el cineasta de obras tan visuales como "Los Nibelungos", Metrópolis" o "M", aquí resulta un tanto extraño el trancho por dentro, con las paredes que no llegan al techo (¿?); Lo a reseñar es la fotografía en Technicolor de Hal Mohr (“El fantasma de la ópera”), con un fulgente tratamiento de la luz, sobresaliendo los rojos y verdes (el vestido de Marlene es prueba de ello, cuasi-traspasando la pantalla).

 

"Según dicen los libros, son tres cosas las que necesita el hombre, buen whisky, buena música y una mujer decente... o cualquier mujer".

 

Spoiler:

 

Porque los forajidos deben dar a Altar el 10% del robo a un banco antes de volver a refugiarse al rancho? Esto es una idiotez sin pies ni cabeza. Cuando además piensan robar otro banco después; Resulta que Altar se asombra de que el broche haya sido conseguido de manera maligna, esto es un insulto a la inteligencia. Me recuerda al policia Renault de “Casablanca” diciendo ‘Que horror! Awquí se juega!’ y alguien por detrás pasándole las ganancias; Me resulta muy moralista que tras todo lo vivido por Vern, tras saber quién es el asesino de su Beth, decide darle oportunidad al criminal, y sui este hubiera sido claramente más rápido que él y lo hubiera matado? Me repatea este recurso buenista. Pero es que luego acepta como si nada que se lo lleve el sheriff; Luego todo desemboca en el rancho en el mencionado tiroteo tarantiniano, pero antes debemos ver la amenaza del rifle colgado en la ventana. Pero si quiere ser una amenaza pro que no se ve al que lo coge? Porque Vern tras apresar al que lo cogía deja el rifle allí colgado? Porque tras la balacera, Frenchy y Vern los dejan sueltos a los malos? Porque estos dos encuentran muerta a Altar y Vern deja solo a Frenchy con ella cerrando la puerta, y a continuación en el epílogo los vemos a los dos juntos a caballo.

 

Ahora, dónde y qué es Chuck-a-Luck, Chuck-a-Luck?

Nadie lo sabe y los muertos no lo dirán.

Así, una y otra vez, sin descanso, este hombre persigue su búsqueda, a

través del otoño y el invierno, buscando el gran suroeste.

Esta cosa que lo impulsa como un látigo nunca lo dejará descansar.

Noche y día, temprano y tarde,

busca una ciudad, un lugar o un rostro,

y en su interior arden los fuegos del

odio, el asesinato y la venganza!

 

Dos hombres se alejaron cabalgando de Chuck-a-Luck

Y la Muerte cabalgó junto a ellos en el camino

Murieron ese día, según cuentan las leyendas:

Lucharon y cayeron

con las armas vacías (con las armas vacías !)

Y así termina la historia de

Odio, asesinato y venganza!

 

Originalmente se tituló The Legend of Chuck-a-Luck  nombre cambiado ante la insistencia de Howard Hughes, entonces director de RKO Pictures.

El productor del film Howard Hughes eliminó el nombre de Lloyd Gough de los créditos porque no testificó en la caza de brujas de Hollywood del HUAC.

Un western que aspira a más de lo que termina dando. Gloria Ucrania!!!

 

lunes, 18 de abril de 2022

 

UNA MENTE MARAVILLOSA.

Decepcionante biopic dirigido por Ron Howard, versando sobre la vida del matemático estadounidense John Nash, premio Nobel de Economía y ganador del Premio Abel. El guión de Akiva Goldsman (“Tiempo de matar” o “Cinderella Man”) se inspiró en el libro homónimo de 1997 nominado al premio Pulitzer de Sylvia Nasar. Siendo protagonizada por Russell Crowe como Nash, junto con Ed Harris, Jennifer Connelly, Paul Bettany, y Christopher Plummer en papeles secundarios. Film muy desorientado disperso, y que no enfoca lo importante, pues es un riesgo querer hacer una película con parte del terma en las ciencias matemáticas, aquí naufraga el realizador con mayor estrépito que el Titanic. Pues acaba la historia y no sabes cuál era el ‘Don’ de Nash para las mates, no sabes por qué le dieron el Noble, esto parece de rondón en el rush final y te quedas con un ‘Pues vaya!’. No hay inspiración para que sintamos la importancia dela materia científica abordada, una entelequia indescifrable para el espectador. Pues además Howard pone más hincapié la parte de su patología esquizofrénica, y en esto el director aborda el tema desde lo funcional, lo mil veces visto.

Tiene una primera hora interesante con la presentación del protagonista de estudiante en la Universidad, con ese tipo singular, asocial, introvertido, apasionado de las matemáticas, con trabajos tan locos como estudiar los movimientos de una manada de palomas mientras comen. Allí conoce a Charlie (encarnado por un vibrante Paul Bettany), joven estudiante que le sirve a John de apoyo moral ante sus bajones. Luego tiene la epifanía que le hace encenderse la bombilla, cuando en la cafetería del campus de la Universidad elabora una teoría exprés sobre cómo acercarse con éxito un grupo de amigos a otro grupo de chicas que tiene a una muy guapa entre ellas, lo cual le lleva a una tesis exitosa. Pasando a otra fase con un romance mostrado de modo inverosímil, con una sexy joven (encarnada por una de mis debilidades Jennifer Connelly), nadie se puede creer que esta hermosa chica se le ofrezca a este tímido ser (además de que el modo de exhibirlo es más falso que una moneda de euro de madera). Peo lo crucial aquí, en este bloque de la primera parte es cuando cae en el thriller (con documentos secretos, incrustaciones de chip en la piel, persecuciones, tiroteos,...) extraño de espionaje de Guerra Fría (donde está un siempre carismático Ed Harris imponiendo su nervio y fuerza) en que nos hunden (sabemos hay gato encerrado), epro este efectismo de acción no pega, es banalizar la enfermedad. Pero una vez, las cartas se ponen boca arriba, la cinta cae en picado en un bucle de situaciones que hacen provocar el tedio, pues además no hay asideros de profundidad a los que asirse, todo resulta rutinario, melodramático, sin sustancia, una travesía por la demencia ya muy ajada, donde parece un cruento psiquiatra (un desaprovechado Christopher Plummer), con métodos arcaicos (sobre todo con la perspectiva del tiempo), con problemas derivados de la medicación de impotencia, todo recursos apolillados, con un catárquico potencial accidente dramático, que deriva en un clímax bastante edulcorado e increíble. Una estructura narrativa muy manida de alguien al que se le ven rasgos de genio en su juventud, se trunca por x motivos y luego resurge, nada nuevo bajo el sol.

 Pero es que además la tan cacareada actuación de Russell Crowe resulta un aliciente, pues esta está sacada del manual macilento de ‘Los que quieren optar al Oscar deben hacer esto’ (y obtuvo la nominación, aunque sin premio final), lo peor que le puede pasar a un actor es que se le note actuar, se le noten los tics forzados, no aporta nada al típico autista, su modo de andar, de moverse, de mirar cabizbajo, se ve el molde por todos lados.

 Y encima una vez termina y leo sobre el protagonista me siento estafado y sobre todo engañado, pues si me quieren vender un biopic no pueden haber y tantas y tantas licencias hasta desnaturalizar al personaje, eliminando muchísimos hechos (se obviaron: experiencias homosexuales [el típico miedo a la homofobia de Hollywood], su arresto por exhibicionismo, un hijo fuera del matrimonio al que abandonó que abandonó, el divorcio de su esposa, y siendo de lo más sangrante para mí que su esquizofrenia era auditiva y no visual, con lo que todo el invento de la primera parte es una mentira como Sol de grande; y más). Con lo que te das cuenta de lo dulcificado que ha sido el film, como se han limado asperezas en pos del espectáculo y la hagiografía, donde se expone sin rubor como el Amor es la cura de la esquizofrenia (con un par!).

 ‘La visión creativa del libreto de Goldsman del proyecto fue evitar que los espectadores entendieran que están viendo una realidad alternativa hasta un punto específico de la película. Esto se hizo para robarles a los espectadores su comprensión, para imitar cómo Nash comprendió sus experiencias.’ Lástima que esto sea algo torticero y deshonesto al mostrar una realidad falsa de cómo afectaba la enfermedad a mental a Nash.

 ‘Los cineastas desarrollaron una técnica para representar las epifanías mentales de Nash. Los matemáticos les describieron esos momentos como una sensación de "desvanecimiento del humo", "destellos de luz" y "todo se une", por lo que los cineastas usaron un destello de luz que aparecía sobre un objeto o una persona para indicar la creatividad de Nash en el trabajo.’

 Comienza en los días de Nash como estudiante de posgrado en la Universidad de Princeton. Al principio de la película, Nash comienza a desarrollar esquizofrenia paranoide y sufre episodios delirantes mientras ve la carga que su condición trae para su esposa Alicia y sus amigos.

 Es una película que tiene su iconografía para un buen tráiler, como es el modo de hacer los apuntes John  en los ventanales; como la forma en que John siente ha dado con un mensaje encriptado y las letras se despegan de un periódico brillando en oro y componen sobreimpresionados mensajes ocultos; la forma en que expone la cámara la desorientación de Nash con esta rodeándolo en círculos ante un lugar desconocido; Y está el mejor elemento del film, que es su Homérica música compuesta por James Horner (“Titanic” o “Avatar”), muy por encima de la calidad del film, una melodía central prodigiosa, mágica, evocadora, de coros celestiales que te tocan la fibra.

 En la película, Nash sufre alucinaciones esquizofrénicas mientras está en la escuela de posgrado, pero en su vida no tuvo esta experiencia hasta algunos años después; No se mencionan las experiencias homosexuales de Nash en RAND, que se mencionan en la biografía, aunque tanto Nash como su esposa niegan que esto haya ocurrido; Nash tuvo un hijo, John David Stier (nacido el 19 de junio de 1953), de Eleanor Agnes Stier (1921-2005), enfermera a quien abandonó cuando ella le contó de su embarazo, relación que ni existe en el film. La película no incluyó el divorcio de Alicia de John en 1963. No fue hasta después de que Nash ganó el Premio Nobel en 1994 que renovaron su relación. A partir de 1970, Alicia le permitió vivir con ella como huésped. Se volvieron a casar en 2001; Se muestra que Nash se unirá al Laboratorio Wheeler en el MIT, pero no existe tal laboratorio. En cambio, fue designado como instructor CLE Moore en el MIT y luego como profesor; La película, además, no toca el trabajo revolucionario de John Nash en geometría diferencial y ecuaciones diferenciales parciales, como el teorema de incrustación de Nash o su demostración del decimonoveno problema de Hilbert, trabajo que realizó en su época en el MIT y para el cual recibió el Premio Abel en 2015; La llamada tradición de la ceremonia de la pluma en Princeton que se muestra en la película es completamente ficticia. La película tiene a Nash diciendo en 1994: "Tomo los medicamentos más nuevos", pero de hecho, no tomó ningún medicamento desde 1970 en adelante, algo que se destaca en la biografía de Nasar. Howard declaró más tarde que agregaron la línea de diálogo porque les preocupaba que la película fuera criticada por sugerir que todas las personas con esquizofrenia pueden superar su enfermedad sin medicamentos. Además, Nash nunca dio un discurso de aceptación de su premio Nobel.

Tom Cruise fue considerado para el papel principal.  Para el papel de Alicia Nash, a Rachel Weisz se le ofreció el papel, pero lo rechazó. Charlize Theron y Julia Ormond audicionaron para el papel. Según Ron Howard, los cuatro finalistas para el papel de Alicia fueron Ashley Judd, Claire Forlani, Mary McCormack y Jennifer Connelly, y Connelly ganó el papel. Antes del casting de Connolly, Hilary Swank y Salma Hayek también eran candidatas para el papel.

 Pero como mis gustos cinéfilos no son ‘Legión’, la película tuvo un gran éxito en la ceremonia de los Oscar, ganó cuatro premios de la Academia, entre ellos nada menos que los más importantes, a la Mejor Película, Mejor Director, Mejor Guión Adaptado y Mejor Actriz de Reparto. También fue nominada a Mejor Actor, Mejor Montaje de Película, Mejor Maquillaje (horrendo en el tramo final con Crowe haciendo e viejo) y Mejor Banda Sonora Original.

 Al final todo se reduce al biopic de un tipo aburrido., que trabaja en una ciencia aburrida, y Ron Howard ha intentado insuflar vida estafándonos la realidad. Y que se inventa síntomas para tener algo de acción y esto es un tiro en el pie. Para en la segunda hora ser un melodrama tostón, sin miga alguna, donde el quizás mensaje de superación personal queda muy diluido en medio de los artificios. Y para colmo la ‘genialidad’ de John Nash es una nebulosa. Gloria Ucrania!!!