domingo, 12 de junio de 2022

 



LA SEÑORA MINIVER. Feliz 80 Aniversdario (04./06/1942) 


Con motivo del 80 aniversario del estreno (04./06/1942) de la exitosa (comercial, la más taquillera de 1942 tras “Bambi”; y de crítica, con 12 nominaciones a los Oscar, ganando 6, entre ellos el de Mejor Película) de la MGM,  “La Sra.Miniver”, la he revisionado, y es maravilloso ver como un film enmarcado en el tormentoso contexto bélico de su tiempo, siendo una obra de propaganda, es a la vez un sensacional relato que no ataca a la inteligencia  del espectador, no caricaturiza a los ‘malos’ (ejemplo notorio es como se expone al piloto teutón, como asustado, nervioso, y sin ser un sádico asesino, aunque por mor de que las diferentes reescrituras, fruto del Ataque a Pearl Harbor, se le puso en su boca un discurso belicista pro pan-germano, que acaba en guantazo [en la onda de Will Smith]), ejemplo de la sutilidad con que se retrata la retaguardia civil de la WWII, como humaniza a los sufrientes sin manierismos, ni sentimentalismos, y ello poniendo en vanguardia la importancia de la mujer en la sociedad, pues en la cinta son las mujeres las que llevan el peso, desde la impetuosa protagonista (fenomenal su encuentro con el alemán), la joven Carol que enamora por su fuerte carácter al hijo, o la anciana Beldon, con una historia del pasado emocionante.

 

Kay Miniver (Greer Garson) y su familia viven una vida cómoda en una casa llamada "Starlings" en Belham, pueblo ficticio en las afueras de Londres. La casa tiene un gran jardín, con desembarcadero privado en el río Támesis en el que está amarrada una lancha a motor perteneciente a su devoto marido, Clem (Walter Pidgeon), un arquitecto de éxito. Tienen tres hijos: los jóvenes Toby (Christopher Severn) y Judy (Clare Sandars), y un hijo mayor, Vin (Richard Ney), estudiante de la Universidad de Oxford. Tienen personal interno: Gladys, la criada (Brenda Forbes), y Ada, la cocinera (Marie De Becker). Mientras se avecina la Segunda Guerra Mundial, Vin regresa de la universidad y conoce a Carol Beldon (Teresa Wright), nieta de Lady Beldon (Dame May Whitty) del cercano Beldon Hall. A pesar de los desacuerdos iniciales, principalmente contrastando la actitud idealista de Vin hacia las diferencias de clase con el altruismo práctico de Carol, se enamoran. A medida que la guerra se acerca a casa, Vin siente que debe "hacer su parte" y se alista en la Royal Air Force, calificando como piloto de combate.

 

Dirige el maestro alemán William Wyler, ferviente anti-nazi, en su última realización antes de pasar al servicio activo militar rodando documentales de propaganda para contribuir al esfuerzo de guerra, volvería con otro film sobre los efectos de la guerra sin que la veamos, en este caso retratando la dura climatización de la post-guerra de los retornados combatientes, con “Los mejores años de nuestra vida (1946). Pero volvamos al film que me ocupa, siendo este guionizado a varias manos por Arthur Wimperis, George Froeschel, James Hilton y Claudine West, inspirándose libremente en la novela “Mrs. Miniver” de Jan Struther de 1940 (cuando aún USA no había entrado en guerra), una compilación de artículos breves que habían aparecido en varias revistas y periódicos ingleses, no contenía más que bocetos de incidentes de la vida suburbana de la señora Miniver, no hubo una historia continua y la película, de hecho, también es principalmente una serie de incidentes.

 

Un lienzo de la vida en un pequeño pueblo inglés en el sur de UK durante el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, centrándose en cómo afecta a una acomodada familia, y sobre todo en la matriarca que da título al film. Siendo un incisivo retrato de este tiempo y lugar, siendo original en como la guerra está siempre presente, pero de modo virtual, no vemos combates, vemos aviones que van a combatir, oímos bombardeos (La llamada Batalla de Inglaterra que se dio en el aire), se estrellan aviones en medio de explosiones, vemos convoys civiles de lanchas para ir a Dunkirk, hay un soldado alemán herido en una ‘home invasión’, hay destrucción de casas (maravillosa la flema con que la familia toma los daños de su hogar, sin dramatismo alguno), hay muertos, pero todo ello desde la visión civil, y todo tratado con sentido realista, añadiendo Wyler dosis de humor, exponiendo aquello de ‘Show Must Go On’, la vida debe continuar, incluso en las peores condiciones, debe haber romances, bodas, concursos de rosas, donde los civiles aportan su valor y determinación ante el horror huno (el hijo se apunta a la RAF, el padre forma parte de las patrullas civiles, llegando a estar con su lancha en el recate de Dunkirk, la Sra. Miniver se enfrenta a un piloto caído germano, la sirvienta se alista de enfermera).

 

Como esta familia epítome de todas se enfrenta con flema al terror de los bombardeos (en ese refugio Anderson, donde retumba con las bombas, intentan sus hijitos duerman, mientras la mujer hace punto, o en un tramo conmovedor le lee a Toby “Alicia en el país de las maravillas”, pocas veces ha servido mejor esta lectura de modo alegórico; tambi´ññen hacen algo tan británico bajo las bombas como tomar té en el búnker). Como un en apariencia superficial y hedonista concurso por la rosa más bella es en realidad una hermosa metáfora sobre la reivindicación del coraje inglés, pues precisamente esta flor es uno de los símbolos patrios (La rosa fue adoptada como el símbolo de Inglaterra desde la época de los Tudor), y además el modo en que se resuelve la competición cuando la aristócrata lee a su modo los resultados resulta entrañable por lo que provoca. Un desarrollo episódico, donde el nexo de unión diría yo es la susodicha competición floral de la que se hacen comentarios en varias ocasiones, donde se hace un acercamiento humanista a la vida en tiempos difíciles, donde conviven la tristeza y la alegría, el amor y la tragedia, los conflictos clasistas y el entendimiento, la resignación con la muerte, y ello además en 1942, cuando aún no se sabía quién ganaría esta contienda, la que probablemente a lo largo de la Historia este tan definido quienes eran los buenos y quienes los Malos.

 

Todo para desembocar en un enardecedor epílogo con un sermón electrizante de un párroco en una Iglesia agujereada por las bombas, Wilcoxon y el director William Wyler "escribieron y reescribieron" el sermón clave la noche anterior a la filmación de la secuencia. El discurso "tuvo tal impacto que fue utilizado en esencia por el presidente Roosevelt para levantar la moral y parte de él fue la base para folletos impresos en varios idiomas y arrojados sobre territorio enemigo y ocupado". Roosevelt ordenó que se trasladara rápidamente a los teatros con fines propagandísticos. El diálogo del sermón se reimprimió en las revistas Time y Look. Y como coda vemos a través de un agujero en el techo a una escuadrilla de cazas ingleses dirigirse al frente. Y reitero, no se sabía quién ganaría la Guerra entonces, pues aun tardaría más de tres años en finalizar.

 

La cinta comienza de modo inteligente, estamos antes de la llegada del Jinete del Apocalipsis de la Guerra en un pueblecito británico, y asistimos con humor a un idílico e idealizado entorno de paz y concordia cariñosa. Con preocupaciones mundanas, como esa protagonista dubitativa que tras subirse en un bus decide bajar para sucumbir a la tentación de un sobrero nuevo, aunque sea muy caro y su marido se pueda enojar, esto lo contrastamos con que el marido está probando un auto nuevo muy caro, y que aunque con dudas, termina sucumbiendo a la tentación. La mujer estando en la estación de tren tiene una tierna charla con un veterano operario que pide permiso a ella para ponerle su nombre a una hermosa flor que va a presentar a un concurso, la Sra. emocionada por supuesto se lo da. Tenemos la llegada del hijo mayor que llega tras acabar el curso, justo a tiempo para enfrentarse a una joven que viene al hogar Miniver a pedir un favor, donde el muchacho choca con la chica tildándola de clasista por venir de una familia aristócrata *ricachona (subtrama lastre, que chirría más que el Titanic partiéndose en dos). Luego hay un baile donde las tornas giran en la relación entre los jóvenes. Ya está expuesta la tranquila vid civil UK, pero los nubarrones de Guerra llegan y la Paz termina.

 

*Lo de la familia epítome de todas me es estridente: Es el mayor defecto que le encuentro al film, y es que esto no casa con el modus vivendi de los Miniver, no puede ser el ejemplo de clase media una familia donde él único que trabaja es el marido de arquitecto, la mujer es ama de casa, viven en una gran casa con salida privada al Támesis, tiene una lancha, y tienen una criada y cocinera, muy elitista. Y por cierto a que se dedica la Sra. Miniver? A comprarse sombreritos? Esto me chirría y me pone una barrera con la familia supuestamente común). Encima teniendo un choque con otra familia adinerada y noble inglesa, me resulta molestoso que estos Miniver sean el adalid de las clases medias.

 

Tiene un fenomenal elenco interpretativo: Una fantástica Greer Garson como la matriarca que da título al film, maravillosa la humanidad que desprende, sus miradas límpidas, expresando mucho con ellas (ejemplo cuando oye a su hijo se ha alistado en el ejército, sin decir nada se le entiende el sufrimiento de una madre; o esa mirada por la ventana al oír el ruido extraño de un avión e combate al pasar sobre su casa), enternecedora leyendo “Alicia en el ...” a su hijito, o en su choque con el piloto germano, tiene una química excelente tanto con Pidgeon como su marido, desprenden chispas de complicidad, como con Wright, su nuera con la que se nota padecer los rigores de la incertidumbre de la guerra. Actuación de una madre coraje ganadora de un Oscar; Walter Pidgeon está estupendo como el patriarca, con gran simpatía, elegancia, con una naturalidad formidable, irradia frescura en sus ententes con Garson; Teresa Wright desprende enorme ternura en un papel que borda de novia y luego esposa del hijo de los Miniver, con unos sentidos diálogos con su suegra sobre disfrutar del momento (carpe dien), pensando que quizás en cualquier momento le comuniquen la muerte de su esposo (el giro del final es paradójico, como la vida misma)actuación merecedora del Oscar a secundaria; May Whitty como la regia Lady Beldon, es arrolladora en su majestuosidad, en su fuerte carácter, ella es Inglaterra; Richard Ney como Vin Miniver da una actuación cargada de vitalidad y energía, aunque queda un tanto blandito; Henry Travers, aporta su habitual rol de tipo encantador y buenista, ese con el que pasaría a la posterioridad con su mítico ángel Clarence de “Qué bello es vivir”

 

Spoiler:

 

Uno de los grandes momentos del film se da una temprana mañana. Kay, incapaz de dormir porque Clem todavía no está (ella no lo sabe, pero ha ido con su lancha a Dukirk a socorrer al ejercito UK), se dirige al embarcadero. Allí descubre a un piloto alemán herido (buen Helmut Dantine) escondido en su jardín, y él la lleva a la casa a punta de pistola. Exigiendo comida y un abrigo, ella actúa de forma tranquila, sabiendo del peligro que corren sus hijitos que duermen, atiende sin asustarse al nibelungo, y cuando este se dispone a marcharse, se desmaya por una herida. La Sra. Miniver le coge el arma y lo esconde. Llama a la policía. El piloto se repone un poco y la mujer intenta reanimarlo con un trpo húmedo en su cuello. El tipo toma fuerzas y espeta a la mujer que el Tercer Reich vencerá sin piedad a sus enemigos, la mujer pierde la compostura y lo abofetea, es la bofetada que todos querían dar a los nazis entonces, y que mejor que una mujer. Hasta que llega la policía y se lo lleva. Llama la atención el humanismo con que el guión trata al alemán, sin demonizarlo, nunca intenta abusar de modo alguno de la mujer, no pretende hacerle daño alguno, solo pretende sobrevivir con comida y ropa para pasar desapercibido. Poco después, Clem regresa a casa, exhausto, desde Dunkerque, ella no le dice nada de lo sucedido, como no dándole importancia, quizás para no capar la hombría su esposo, que se entera por la criada.

 

Rush final: En la exhibición anual de flores del pueblo, Lady Beldon ignora en silencio la decisión de los jueces de que su rosa es la ganadora. Y anuncia la rosa del jefe de estación local, el Sr. Ballard (Henry Travers), nombró la "Sra. Miniver" como la ganadora, y su propia Beldon Rose se llevó el segundo premio. Mientras suenan las sirenas antiaéreas y los aldeanos se refugian en los sótanos de Beldon Hall, Kay y Carol llevan a Vin a unirse a su escuadrón. En su viaje a casa, son testigos de aviones de combate en una pelea de perros. Por seguridad, Kay detiene el auto y ven un accidente aéreo alemán. Kay se da cuenta de que Carol ha sido herida por disparos de ametralladora desde el avión y la lleva de regreso a Starlings. Ella muere unos minutos después de llegar a casa (el giro paradójico mencionado, que siendo su marido piloto de combate la que muera sea ella). Kay está devastada. Cuando Vin regresa de la batalla, ya conoce las terribles noticias. Los aldeanos se reúnen en la iglesia gravemente dañada donde su vicario afirma su determinación en un poderoso sermón:

 

“En este tranquilo rincón de Inglaterra hemos sufrido la pérdida de amigos muy queridos para nosotros, algunos cercanos a esta iglesia. George West, niño del coro. James Ballard, jefe de estación y campanero (nos enteramos que el ganador del concurso de trosas murió). Y nuestros corazones se solidarizan con las dos familias que comparten la cruel pérdida de una joven que se casó en este altar hace solo dos semanas. Los hogares de muchos de nosotros han sido destruidos y las vidas de jóvenes y ancianos han sido arrebatadas. Apenas hay un hogar que no haya sido golpeado en el corazón. Y por qué? Seguro que os habéis hecho esta pregunta. Por qué, en conciencia, deberían ser éstos los que sufran? Niños, ancianos, una joven en el apogeo de su belleza? Por qué estos? Son estos nuestros soldados? Son estos nuestros luchadores? Por qué deben ser sacrificados? Diré por qué. Porque esto no es solo una guerra de soldados uniformados. Es la guerra del pueblo, de todo el pueblo. Y debe librarse no sólo en el campo de batalla, sino en las ciudades y en los pueblos, en las fábricas y en las granjas, en el hogar y en el corazón de cada hombre, mujer y niño que ama la libertad (esto último claramente un plagio del mítico discurso de Churchill: ‘Lucharemos en las playas,...’). Bueno, hemos enterrado a nuestros muertos, pero no los olvidaremos. En cambio, nos inspirarán con una determinación inquebrantable de liberarnos a nosotros mismos y a quienes nos sucedan, de la tiranía y el terror que amenazan con derribarnos. Esta es la Guerra del Pueblo. Es nuestra guerra. Somos los luchadores. Lucha, entonces! Lucha con todo lo que hay en nosotros! Y que Dios defienda el derecho.”

 

William Wyler no asistió a recibir su premio porque en 1943 se encontraba combatiendo con la Fuerza Aérea de Estados Unidos;

Ganó el film los Oscar a: Mejor película (Metro-Goldwyn-Mayer), Actriz (Greer Garson), Actriz de reparto (Teresa Wright), Fotografía en blanco y negro (Joseph Ruttenberg), Dirección (William Wyler), Escritura y guión (Arthur Wimperis, George Froeschel, James Hilton, Claudine West); ademñas estuvo nominado a: Actor (Walter Pidgeon), Actor de reparto (Henry Travers), Actriz de reparto (Dame May Whitty), Montaje (Harold F. Kress), Grabación de sonido (Metro-Goldwyn-Mayer Studio Sound Department, Douglas Shearer, director de sonido), efectos especiales (efectos fotográficos de A. Arnold Gillespie, Warren Newcombe; efectos de sonido de Douglas Shearer)

 

Fue la primera película con una trama centrada en la Segunda Guerra Mundial en ganar un Oscar a la Mejor Película, y también la primera película en recibir cinco nominaciones de actuación en los Oscar; El discurso de aceptación del Oscar de Garson fue el más largo de todos los tiempos y tardó cinco minutos y medio en terminar. Poco después, se impuso un límite de tiempo de 45 segundos a los discursos de aceptación; En 1950, se hizo una secuela de la película, The Miniver Story, con Greer Garson y Walter Pidgeon retomando sus papeles; En 2009, la película fue seleccionada para su conservación en el Registro Nacional de Cine de los Estados Unidos por la Biblioteca del Congreso por ser "cultural, histórica o estéticamente" significativa.

 

La química fácil que ambos comparten a lo largo de la película fue evidente para los cinéfilos y cineastas y alimentó su asociación en pantalla durante más de una década. Aunque el romance que floreció para Garson durante la realización de Mrs. Miniver no fue con él, sino con Richard Ney (nueve años menor que ella, que interpreta a su hijo) poco después de la finalización de la producción, pero la unión duró solo tres años.

 

Joseph Goebbels, ministro de propaganda nazi, escribió del film: muestra el destino de una familia durante la guerra actual, y su refinada y poderosa tendencia propagandística hasta ahora solo ha sido soñada. No hay una sola palabra de enfado pronunciada contra Alemania; sin embargo, la tendencia anti-alemana está perfectamente realizada.

 

Una solitaria Lady Beldon se encuentra en el banco de la iglesia de su familia. Vin se mueve para pararse junto a ella, unidos en el dolor compartido, mientras los miembros de la congregación se levantan y cantan estoicamente " Onward, Christian Soldiers". La cámara se desplaza hacia el cielo vacío que se ve a través del enorme agujero en el techo de la iglesia bombardeada. Escuchamos una orquesta completa que toca triunfalmente " Land of Hope and Glory ", y vemos vuelo tras vuelo de cazas de la RAF en la formación V-for-Victory, dirigiéndose para enfrentar al enemigo.

 

La Sra. Miniver comenzó su vida en 1937 como una serie de columnas de periódico en The Times: reflexiones de Jan Struther sobre la vida cotidiana en el Reino Unido. Con el inicio de la Segunda Guerra Mundial, el trabajo de Struther adquirió un tono más oscuro, y las columnas se recopilaron y publicaron como libro en 1939. Cuando la Sra. Miniver llegó a las costas de EE. UU., FDR y Churchill le dieron crédito por haber influido en el sentimiento estadounidense alejándolo de la neutralidad y hacia una posición pro-británica. Cuando la película entró en producción en 1941, Estados Unidos aún no estaba oficialmente alineado. Eso cambió el 7 de diciembre de 1941, el "día que vivirá en la infamia", y, cuando la versión cinematográfica de Mrs. Miniver se estrenó en las pantallas durante el verano de 1942, Estados Unidos estaba en guerra. El guión se escribió durante muchos meses y, durante ese tiempo, Estados Unidos se acercó más a la guerra. Como resultado, las escenas se reescribieron para reflejar la perspectiva cada vez más pro-británica y anti-alemana de los estadounidenses. La escena en la que la Sra. Miniver se enfrenta a un volante alemán derribado en su jardín, por ejemplo, se volvió más y más conflictiva con cada nueva versión del guión. Inicialmente se filmó antes del ataque de diciembre de 1941 a Pearl Harbor llevó a los Estados Unidos a la guerra. Después del ataque, la escena se volvió a filmar para reflejar el espíritu nuevo y duro de una nación en guerra. La diferencia clave fue que en la nueva versión de la escena, filmada en febrero de 1942, a la Sra. Miniver se le permitió abofetear el volante en la cara. La película se estrenó 4 meses después.

 

Notable muestra de cine de propaganda que sabe tratar al espectador de inteligente, sin ser maniqueo, ni tendencioso. Gloria Ucrania!!!

 

PD. Que ridiculez lo de las camas separadas para el matrimonio Miniver, ya sé que es por mor de la autocensura imperante por nefasto Codigo Hayes, pero cada vez que lo veo me da grima.

 

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