LA SEÑORA MINIVER. Feliz 80 Aniversdario
Con motivo del 80 aniversario del
estreno (04./06/1942) de la exitosa (comercial, la más taquillera de 1942 tras
“Bambi”; y de crítica, con 12 nominaciones a los Oscar, ganando 6, entre ellos
el de Mejor Película) de la MGM, “La
Sra.Miniver”, la he revisionado, y es maravilloso ver como un film enmarcado en
el tormentoso contexto bélico de su tiempo, siendo una obra de propaganda, es a
la vez un sensacional relato que no ataca a la inteligencia del espectador, no caricaturiza a los ‘malos’
(ejemplo notorio es como se expone al piloto teutón, como asustado, nervioso, y
sin ser un sádico asesino, aunque por mor de que las diferentes reescrituras,
fruto del Ataque a Pearl Harbor, se le puso en su boca un discurso belicista
pro pan-germano, que acaba en guantazo [en la onda de Will Smith]), ejemplo de
la sutilidad con que se retrata la retaguardia civil de la WWII, como humaniza
a los sufrientes sin manierismos, ni sentimentalismos, y ello poniendo en
vanguardia la importancia de la mujer en la sociedad, pues en la cinta son las
mujeres las que llevan el peso, desde la impetuosa protagonista (fenomenal su
encuentro con el alemán), la joven Carol que enamora por su fuerte carácter al
hijo, o la anciana Beldon, con una historia del pasado emocionante.
Kay Miniver (Greer Garson) y su familia viven una vida
cómoda en una casa llamada "Starlings" en Belham, pueblo ficticio en
las afueras de Londres. La casa tiene un gran jardín, con desembarcadero
privado en el río Támesis en el que está amarrada una lancha a motor
perteneciente a su devoto marido, Clem (Walter Pidgeon), un arquitecto de
éxito. Tienen tres hijos: los jóvenes Toby (Christopher Severn) y Judy (Clare
Sandars), y un hijo mayor, Vin (Richard Ney), estudiante de la Universidad de
Oxford. Tienen personal interno: Gladys, la criada (Brenda Forbes), y Ada, la
cocinera (Marie De Becker). Mientras se avecina la Segunda Guerra Mundial, Vin
regresa de la universidad y conoce a Carol Beldon (Teresa Wright), nieta de
Lady Beldon (Dame May Whitty) del cercano Beldon Hall. A pesar de los
desacuerdos iniciales, principalmente contrastando la actitud idealista de Vin
hacia las diferencias de clase con el altruismo práctico de Carol, se enamoran.
A medida que la guerra se acerca a casa, Vin siente que debe "hacer su
parte" y se alista en la Royal Air Force, calificando como piloto de
combate.
Dirige el maestro alemán William Wyler, ferviente
anti-nazi, en su última realización antes de pasar al servicio activo militar
rodando documentales de propaganda para contribuir al esfuerzo de guerra,
volvería con otro film sobre los efectos de la guerra sin que la veamos, en
este caso retratando la dura climatización de la post-guerra de los retornados
combatientes, con “Los mejores años de nuestra vida (1946). Pero volvamos al
film que me ocupa, siendo este guionizado a varias manos por Arthur Wimperis,
George Froeschel, James Hilton y Claudine West, inspirándose
libremente en la novela “Mrs. Miniver” de Jan Struther de 1940 (cuando aún USA
no había entrado en guerra), una compilación de artículos breves que habían
aparecido en varias revistas y periódicos ingleses, no contenía más que bocetos
de incidentes de la vida suburbana de la señora Miniver, no hubo una historia
continua y la película, de hecho, también es principalmente una serie de
incidentes.
Un lienzo de la vida en un pequeño pueblo inglés en el
sur de UK durante el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, centrándose en cómo
afecta a una acomodada familia, y sobre todo en la matriarca que da título al
film. Siendo un incisivo retrato de este tiempo y lugar, siendo original en
como la guerra está siempre presente, pero de modo virtual, no vemos combates,
vemos aviones que van a combatir, oímos bombardeos (La llamada Batalla de Inglaterra
que se dio en el aire), se estrellan aviones en medio de explosiones, vemos
convoys civiles de lanchas para ir a Dunkirk, hay un soldado alemán herido en
una ‘home invasión’, hay destrucción de casas (maravillosa la flema con que la
familia toma los daños de su hogar, sin dramatismo alguno), hay muertos, pero
todo ello desde la visión civil, y todo tratado con sentido realista, añadiendo
Wyler dosis de humor, exponiendo aquello de ‘Show Must Go On’, la vida debe
continuar, incluso en las peores condiciones, debe haber romances, bodas,
concursos de rosas, donde los civiles aportan su valor y determinación ante el
horror huno (el hijo se apunta a la RAF, el padre forma parte de las patrullas
civiles, llegando a estar con su lancha en el recate de Dunkirk, la Sra.
Miniver se enfrenta a un piloto caído germano, la sirvienta se alista de
enfermera).
Como esta familia epítome de todas se enfrenta con
flema al terror de los bombardeos (en ese refugio Anderson, donde retumba con
las bombas, intentan sus hijitos duerman, mientras la mujer hace punto, o en un
tramo conmovedor le lee a Toby “Alicia en el país de las maravillas”, pocas
veces ha servido mejor esta lectura de modo alegórico; tambi´ññen hacen algo
tan británico bajo las bombas como tomar té en el búnker). Como un en
apariencia superficial y hedonista concurso por la rosa más bella es en
realidad una hermosa metáfora sobre la reivindicación del coraje inglés, pues
precisamente esta flor es uno de los símbolos patrios (La rosa fue adoptada
como el símbolo de Inglaterra desde la época de los Tudor), y además el modo en
que se resuelve la competición cuando la aristócrata lee a su modo los
resultados resulta entrañable por lo que provoca. Un desarrollo episódico,
donde el nexo de unión diría yo es la susodicha competición floral de la que se
hacen comentarios en varias ocasiones, donde se hace un acercamiento humanista
a la vida en tiempos difíciles, donde conviven la tristeza y la alegría, el
amor y la tragedia, los conflictos clasistas y el entendimiento, la resignación
con la muerte, y ello además en 1942, cuando aún no se sabía quién ganaría esta
contienda, la que probablemente a lo largo de la Historia este tan definido
quienes eran los buenos y quienes los Malos.
Todo para desembocar en un enardecedor epílogo con un
sermón electrizante de un párroco en una Iglesia agujereada por las bombas,
Wilcoxon y el director William Wyler "escribieron y reescribieron" el
sermón clave la noche anterior a la filmación de la secuencia. El discurso "tuvo
tal impacto que fue utilizado en esencia por el presidente Roosevelt para
levantar la moral y parte de él fue la base para folletos impresos en varios
idiomas y arrojados sobre territorio enemigo y ocupado". Roosevelt ordenó
que se trasladara rápidamente a los teatros con fines propagandísticos. El
diálogo del sermón se reimprimió en las revistas Time y Look. Y como coda vemos
a través de un agujero en el techo a una escuadrilla de cazas ingleses
dirigirse al frente. Y reitero, no se sabía quién ganaría la Guerra entonces,
pues aun tardaría más de tres años en finalizar.
La cinta comienza de modo inteligente, estamos antes de
la llegada del Jinete del Apocalipsis de la Guerra en un pueblecito británico,
y asistimos con humor a un idílico e idealizado entorno de paz y concordia
cariñosa. Con preocupaciones mundanas, como esa protagonista dubitativa que
tras subirse en un bus decide bajar para sucumbir a la tentación de un sobrero
nuevo, aunque sea muy caro y su marido se pueda enojar, esto lo contrastamos
con que el marido está probando un auto nuevo muy caro, y que aunque con dudas,
termina sucumbiendo a la tentación. La mujer estando en la estación de tren
tiene una tierna charla con un veterano operario que pide permiso a ella para
ponerle su nombre a una hermosa flor que va a presentar a un concurso, la Sra. emocionada
por supuesto se lo da. Tenemos la llegada del hijo mayor que llega tras acabar
el curso, justo a tiempo para enfrentarse a una joven que viene al hogar
Miniver a pedir un favor, donde el muchacho choca con la chica tildándola de
clasista por venir de una familia aristócrata *ricachona (subtrama lastre, que
chirría más que el Titanic partiéndose en dos). Luego hay un baile donde las
tornas giran en la relación entre los jóvenes. Ya está expuesta la tranquila
vid civil UK, pero los nubarrones de Guerra llegan y la Paz termina.
*Lo de la familia epítome de todas me es estridente: Es
el mayor defecto que le encuentro al film, y es que esto no casa con el modus
vivendi de los Miniver, no puede ser el ejemplo de clase media una familia
donde él único que trabaja es el marido de arquitecto, la mujer es ama de casa,
viven en una gran casa con salida privada al Támesis, tiene una lancha, y
tienen una criada y cocinera, muy elitista. Y por cierto a que se dedica la
Sra. Miniver? A comprarse sombreritos? Esto me chirría y me pone una barrera
con la familia supuestamente común). Encima teniendo un choque con otra familia
adinerada y noble inglesa, me resulta molestoso que estos Miniver sean el
adalid de las clases medias.
Tiene un fenomenal elenco interpretativo: Una fantástica
Greer Garson como la matriarca que da título al film, maravillosa la humanidad
que desprende, sus miradas límpidas, expresando mucho con ellas (ejemplo cuando
oye a su hijo se ha alistado en el ejército, sin decir nada se le entiende el
sufrimiento de una madre; o esa mirada por la ventana al oír el ruido extraño
de un avión e combate al pasar sobre su casa), enternecedora leyendo “Alicia en
el ...” a su hijito, o en su choque con el piloto germano, tiene una química
excelente tanto con Pidgeon como su marido, desprenden chispas de complicidad,
como con Wright, su nuera con la que se nota padecer los rigores de la
incertidumbre de la guerra. Actuación de una madre coraje ganadora de un Oscar;
Walter Pidgeon está estupendo como el patriarca, con gran simpatía, elegancia,
con una naturalidad formidable, irradia frescura en sus ententes con Garson;
Teresa Wright desprende enorme ternura en un papel que borda de novia y luego
esposa del hijo de los Miniver, con unos sentidos diálogos con su suegra sobre disfrutar
del momento (carpe dien), pensando que quizás en cualquier momento le
comuniquen la muerte de su esposo (el giro del final es paradójico, como la
vida misma)actuación merecedora del Oscar a secundaria; May Whitty como la
regia Lady Beldon, es arrolladora en su majestuosidad, en su fuerte carácter,
ella es Inglaterra; Richard Ney como Vin Miniver da una actuación cargada de
vitalidad y energía, aunque queda un tanto blandito; Henry Travers, aporta su
habitual rol de tipo encantador y buenista, ese con el que pasaría a la
posterioridad con su mítico ángel Clarence de “Qué bello es vivir”
Spoiler:
Uno de los grandes momentos del film se da una temprana
mañana. Kay, incapaz de dormir porque Clem todavía no está (ella no lo sabe,
pero ha ido con su lancha a Dukirk a socorrer al ejercito UK), se dirige al
embarcadero. Allí descubre a un piloto alemán herido (buen Helmut Dantine)
escondido en su jardín, y él la lleva a la casa a punta de pistola. Exigiendo
comida y un abrigo, ella actúa de forma tranquila, sabiendo del peligro que
corren sus hijitos que duermen, atiende sin asustarse al nibelungo, y cuando
este se dispone a marcharse, se desmaya por una herida. La Sra. Miniver le coge
el arma y lo esconde. Llama a la policía. El piloto se repone un poco y la
mujer intenta reanimarlo con un trpo húmedo en su cuello. El tipo toma fuerzas
y espeta a la mujer que el Tercer Reich vencerá sin piedad a sus enemigos, la
mujer pierde la compostura y lo abofetea, es la bofetada que todos querían dar
a los nazis entonces, y que mejor que una mujer. Hasta que llega la policía y
se lo lleva. Llama la atención el humanismo con que el guión trata al alemán,
sin demonizarlo, nunca intenta abusar de modo alguno de la mujer, no pretende
hacerle daño alguno, solo pretende sobrevivir con comida y ropa para pasar
desapercibido. Poco después, Clem regresa a casa, exhausto, desde Dunkerque,
ella no le dice nada de lo sucedido, como no dándole importancia, quizás para
no capar la hombría su esposo, que se entera por la criada.
Rush final: En la exhibición anual de flores del
pueblo, Lady Beldon ignora en silencio la decisión de los jueces de que su rosa
es la ganadora. Y anuncia la rosa del jefe de estación local, el Sr. Ballard
(Henry Travers), nombró la "Sra. Miniver" como la ganadora, y su
propia Beldon Rose se llevó el segundo premio. Mientras suenan las sirenas
antiaéreas y los aldeanos se refugian en los sótanos de Beldon Hall, Kay y
Carol llevan a Vin a unirse a su escuadrón. En su viaje a casa, son testigos de
aviones de combate en una pelea de perros. Por seguridad, Kay detiene el auto y
ven un accidente aéreo alemán. Kay se da cuenta de que Carol ha sido herida por
disparos de ametralladora desde el avión y la lleva de regreso a Starlings.
Ella muere unos minutos después de llegar a casa (el giro paradójico
mencionado, que siendo su marido piloto de combate la que muera sea ella). Kay
está devastada. Cuando Vin regresa de la batalla, ya conoce las terribles
noticias. Los aldeanos se reúnen en la iglesia gravemente dañada donde su
vicario afirma su determinación en un poderoso sermón:
“En este tranquilo rincón de Inglaterra hemos sufrido
la pérdida de amigos muy queridos para nosotros, algunos cercanos a esta
iglesia. George West, niño del coro. James Ballard, jefe de estación y
campanero (nos enteramos que el ganador del concurso de trosas murió). Y
nuestros corazones se solidarizan con las dos familias que comparten la cruel
pérdida de una joven que se casó en este altar hace solo dos semanas. Los
hogares de muchos de nosotros han sido destruidos y las vidas de jóvenes y
ancianos han sido arrebatadas. Apenas hay un hogar que no haya sido golpeado en
el corazón. Y por qué? Seguro que os habéis hecho esta pregunta. Por qué, en
conciencia, deberían ser éstos los que sufran? Niños, ancianos, una joven en el
apogeo de su belleza? Por qué estos? Son estos nuestros soldados? Son estos
nuestros luchadores? Por qué deben ser sacrificados? Diré por qué. Porque esto
no es solo una guerra de soldados uniformados. Es la guerra del pueblo, de todo
el pueblo. Y debe librarse no sólo en el campo de batalla, sino en las ciudades
y en los pueblos, en las fábricas y en las granjas, en el hogar y en el corazón
de cada hombre, mujer y niño que ama la libertad (esto último claramente un plagio
del mítico discurso de Churchill: ‘Lucharemos en las playas,...’). Bueno, hemos
enterrado a nuestros muertos, pero no los olvidaremos. En cambio, nos
inspirarán con una determinación inquebrantable de liberarnos a nosotros mismos
y a quienes nos sucedan, de la tiranía y el terror que amenazan con
derribarnos. Esta es la Guerra del Pueblo. Es nuestra guerra. Somos los
luchadores. Lucha, entonces! Lucha con todo lo que hay en nosotros! Y que Dios
defienda el derecho.”
William Wyler no asistió a recibir su premio porque en
1943 se encontraba combatiendo con la Fuerza Aérea de Estados Unidos;
Ganó el film los Oscar a: Mejor película
(Metro-Goldwyn-Mayer), Actriz (Greer Garson), Actriz de reparto (Teresa
Wright), Fotografía en blanco y negro (Joseph Ruttenberg), Dirección (William
Wyler), Escritura y guión (Arthur Wimperis, George Froeschel, James Hilton,
Claudine West); ademñas estuvo nominado a: Actor (Walter Pidgeon), Actor de
reparto (Henry Travers), Actriz de reparto (Dame May Whitty), Montaje (Harold
F. Kress), Grabación de sonido (Metro-Goldwyn-Mayer Studio Sound Department,
Douglas Shearer, director de sonido), efectos especiales (efectos fotográficos
de A. Arnold Gillespie, Warren Newcombe; efectos de sonido de Douglas Shearer)
Fue la primera película con una trama centrada en la
Segunda Guerra Mundial en ganar un Oscar a la Mejor Película, y también la
primera película en recibir cinco nominaciones de actuación en los Oscar; El
discurso de aceptación del Oscar de Garson fue el más largo de todos los
tiempos y tardó cinco minutos y medio en terminar. Poco después, se impuso un
límite de tiempo de 45 segundos a los discursos de aceptación; En 1950, se hizo
una secuela de la película, The Miniver Story, con Greer Garson y Walter
Pidgeon retomando sus papeles; En 2009, la película fue seleccionada para su
conservación en el Registro Nacional de Cine de los Estados Unidos por la
Biblioteca del Congreso por ser "cultural, histórica o estéticamente"
significativa.
La química fácil que ambos comparten a lo largo de la
película fue evidente para los cinéfilos y cineastas y alimentó su asociación
en pantalla durante más de una década. Aunque el romance que floreció para
Garson durante la realización de Mrs. Miniver no fue con él, sino con Richard
Ney (nueve años menor que ella, que interpreta a su hijo) poco después de la
finalización de la producción, pero la unión duró solo tres años.
Joseph Goebbels, ministro de propaganda nazi, escribió
del film: muestra el destino de una familia durante la guerra actual, y su
refinada y poderosa tendencia propagandística hasta ahora solo ha sido soñada.
No hay una sola palabra de enfado pronunciada contra Alemania; sin embargo, la
tendencia anti-alemana está perfectamente realizada.
Una solitaria Lady Beldon se encuentra en el banco de
la iglesia de su familia. Vin se mueve para pararse junto a ella, unidos en el
dolor compartido, mientras los miembros de la congregación se levantan y cantan
estoicamente " Onward, Christian Soldiers". La cámara se desplaza hacia
el cielo vacío que se ve a través del enorme agujero en el techo de la iglesia
bombardeada. Escuchamos una orquesta completa que toca triunfalmente "
Land of Hope and Glory ", y vemos vuelo tras vuelo de cazas de la RAF en
la formación V-for-Victory, dirigiéndose para enfrentar al enemigo.
La Sra. Miniver comenzó su vida en 1937 como una serie
de columnas de periódico en The Times: reflexiones de Jan Struther sobre la
vida cotidiana en el Reino Unido. Con el inicio de la Segunda Guerra Mundial,
el trabajo de Struther adquirió un tono más oscuro, y las columnas se
recopilaron y publicaron como libro en 1939. Cuando la Sra. Miniver llegó a las
costas de EE. UU., FDR y Churchill le dieron crédito por haber influido en el
sentimiento estadounidense alejándolo de la neutralidad y hacia una posición
pro-británica. Cuando la película entró en producción en 1941, Estados Unidos
aún no estaba oficialmente alineado. Eso cambió el 7 de diciembre de 1941, el
"día que vivirá en la infamia", y, cuando la versión cinematográfica
de Mrs. Miniver se estrenó en las pantallas durante el verano de 1942, Estados
Unidos estaba en guerra. El guión se escribió durante muchos meses y, durante
ese tiempo, Estados Unidos se acercó más a la guerra. Como resultado, las
escenas se reescribieron para reflejar la perspectiva cada vez más
pro-británica y anti-alemana de los estadounidenses. La escena en la que la
Sra. Miniver se enfrenta a un volante alemán derribado en su jardín, por
ejemplo, se volvió más y más conflictiva con cada nueva versión del guión.
Inicialmente se filmó antes del ataque de diciembre de 1941 a Pearl Harbor
llevó a los Estados Unidos a la guerra. Después del ataque, la escena se volvió
a filmar para reflejar el espíritu nuevo y duro de una nación en guerra. La
diferencia clave fue que en la nueva versión de la escena, filmada en febrero
de 1942, a la Sra. Miniver se le permitió abofetear el volante en la cara. La
película se estrenó 4 meses después.
Notable muestra de cine de propaganda que sabe tratar
al espectador de inteligente, sin ser maniqueo, ni tendencioso. Gloria
Ucrania!!!
PD. Que ridiculez lo de las camas separadas para el
matrimonio Miniver, ya sé que es por mor de la autocensura imperante por
nefasto Codigo Hayes, pero cada vez que lo veo me da grima.
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