domingo, 28 de enero de 2024

 


TRES HOMBRES MALOS. (1926)

 

Notable film mudo del maestro John Ford, fue su último western hasta que 12+1 años después realizó la obra maestra “La diligencia”. Con casi 100 años desde su estreno, es una cinta que se mantiene fresca y saludable, marcando a fuego el estilo fordiano, y por ende de sus films del oeste, que no eran más que frescos de como USA creció por sus colonos, y este ensanchamiento se hico merced a la violencia que luego heredaron gentes pacíficas, algo sobre lo que volvería en varias ocasiones el cineasta de Maine, ejemplo mítico su crepuscular último occidental “El hombre que mató a Liberty Valance”. Aquí Ford muestra sus cartas en una mordaz mezcla de acción, humor, drama y romance con el trasfondo de la colonización salvaje de los estados estadounidenses. Esta es una de las tres versiones de la misma historia realizadas por Ford a lo largo de su carrera. Primero fue “Marked Men” en 1919 (la película ahora está perdida) con Harry Carey, J Farrell MacDonald y Ted Brooks en los papeles principales. Veintinueve años después, en 1948, hizo “Los 3 Padrinos”, con John Wayne, Pedro Armendáriz y el hijo de Carey, Harry Carey Jr como protagonistas, aquí cambiando a la huérfana talludita de este de 1926, por un bebe que deben llevar los malos a través del desierto. Entretanto, en 1926, realizó esta “3 Bad Men”, demostrando el director experiencia en saber desarrollar una historia con varias historias paralelas que luego convergen, dotando de hondura dramática a los personajes, con una ágil caracterización, impregnando de carisma a sus tres malos, aportando una camaradería que trasciende la pantalla, bañando la cinta de escenas recordables, en muchos casos dotadas de lirismo visual profundo, valga de prueba la el bello epílogo elegiaco.

 

Una película hermosa en momentos épicos, sobre todo esa carrera de carretas de colonos queriendo en modo darwinista hacerse con parcelas en Oregón, todo un prodigio (tenido en cuenta el año) de rodaje vigoroso extraordinario, aunado con la mística fordiana de como exhibe los paisajes del oeste. Todo ello con los clichés del género popularizados posteriormente en el cine, desde los asaltos a caravanas, salones del oeste con peleas, carteles de forajidos con el se busca por recompensa, persecuciones por el desierto, y un clímax con disparos a tropel adornado incluso con una explosión.

 

La película comienza con Lee Carleton (Olive Borden) y su padre viajando por las praderas occidentales cuando su carro pierde una rueda. Llega el jinete y armonicista de espíritu libre Dan O'Malley (George O'Brien), les ayuda a arreglar la rueda. Las chispas vuelan entre Dan y Lee, pero padre e hija se dirigen al oeste por la fiebre territorial de 1876, y los grupos pronto se dispersan. Más tarde, nuestros hombres malos titulares, "Bull" Stanley (Tom Santschi), Mike Costigan (J Farrell MacDonald) y "Spade" Allen (Frank Campeau), buscados por la ley ladrones de caballos, buscan presa fácil y vienen al otro lado del vagón Carleton. Antes que tengan la oportunidad de hacer un movimiento, son testigos de cómo otro grupo ataca la carreta y mata al padre de Lee. Después de deshacerse de los intrusos, Mike y Spade comienzan a huir con los caballos, y Bull está a punto de despachar a la víctima final, hasta que resulta ser una joven (Lee), en lo que cambia abruptamente de opinión y promete su ayuda y la de su pandilla. El nuevo contingente de Carleton se dirige a un nuevo asentamiento temporal en Custer en las Black Hills (Dakota del Sur) que marca el punto de partida de la fiebre por la tierra. El sheriff del pueblo, Layne Hunter (Lou Tellegen), se ha cansado de su novia Millie (Priscilla Bonner) y la trata sin escrúpulos.

 

También es una historia con reminiscencias bíblicas, algo también muy fordiano, es una historia de redención, donde los tres hombres malos titulares sufren una epifanía y cambian sus vidas, teniendo un fin su existencia en algo bueno en proteger a una desvalida huérfana; también claramente la búsqueda de la tierra para vivir fértil, no es más que un sucedáneo del Éxodo para hallar la Tierra Prometida.

 

Tiene un arranque vigoroso muy moderno en la presentación mordaz de los tres titulares. Aunque primero nos hacen una espléndida semblanza de la colonización estadounidense, explicando el ‘desalojo’ de los nativos para dar lugar a los emigrantes europeos que vemos llegar en barcos. Tenemos en una epopéyica toma a una caravana de colonos por la pradera desértica hacia las Dakotas por la Fiebre del oro, unos Sioux observan a lo lejos cual sentimiento de impotencia de ser robados sin nada poder oponer. Tenemos un ágil montaje en que hay varios carteles con rostros de “Se Buscan”, sobre los tres forajidos, tras lo que los vemos en modo expresionista (Ford bebía mucho de este estilo visual) a los tres recortados por su silueta contra el sol (toma que será circular), en contrapicado aparecer sobre el horizonte de una ladera, muy poético. Están en carne y hueso sobre una colina observar a una carreta rezagada a la que poder robar los caballos. Pero antes que puedan salir al galope ven que un grupo de cuatreros se les adelantan y vemos comentan (a través de un divertido intertítulo), "Nuestro negocio se está saturando". Tras ello deciden asaltar a los asaltadores y se produce la catarsis. En unos pocos minutos nos ha sintetizado Ford la Colonización de USA, maravilloso todo. Hay una trémulo tramo en que Lee se entera a través del villano Layne Hunter de quienes son realmente sus tres acompañantes, primero el rostro de ella se sorprende, oye las risas de decenas de presentes, pero rápidamente se recompone y hace un chascarrillo invitando a sus Tres Malos a montar el campamento como si no hiciera caso a lo oído, a lo que los 3 reaccionan orgulloso, habiendo un delirante momento cuando uno de ellos coge a un presente por el cuello preguntándole que mira, entonces vemos con él que es bizco y lo deja.

 

Ford construye con mimo la personalidad d ellos protagonistas en la primera parte, tirando mucho de humor, como cuando al comienza Dan parece va a besar a Lee, inclinándose sobre ella, le agarra la cabeza y… le limpia una mancha de barro de su rostro, dejando a la joven cariacontecida por lo que esperaba, como el jocoso tramo en que dos de los Malos Mike y Spade deciden buscar un novio para Lee, cual si buscaran un traje a medida, como auscultan a varios tipos por el camino (dejando entrever el racismo de la época), la bufonesca pelea en el salón (por supuesto con sillas rotas), como uno de los 3 Malos tapa la jaula de un pájaro para que no vea desnuda a Lee cuando se va a bañar, Dan pretende camelarse a Lee tocando la armónica y cree ser cuando por ella hasta que se da la vuelta, e incluso los toques de comedia durante la carrera de colonos de carretas. Y mientras tanto Ford mostrando en los márgenes como se construía una gran nación con sus colonos llegando de todas partes, los asentamientos de ciudades que se erigían con rapidez, como el oro movía los sueños de la gente, como el crimen siempre ha estado detrás de todo rápido avance económico. Esta mezcla entre lo íntimo y lo macro es equilibrada, y se retroalimenta una de otra, el humanismo que despierta en los 3 Malos que encuentran un Noble Sentido a sus Vidas cual padrinos de esta joven en medio de la Conquista del Oeste. Teniendo momentos en esta parte de acción vibrante como la mencionada del ataque al carro de los Carlton, el incendio de la iglesia con varias carretas incendiadas colina abajo para caer sobre una iglesia poblada de mujeres y niños, a la que se responde con un grupo de rebeldes contra la tiranía sádica avarienta del sheriff, cabalgan contra Hunter con antorchas en sus manos, recordándome a una imagen similar en la controvertida “El Nacimiento de una Nación” de Griffith, donde Ford fue un extra, habiendo una imagen electrizante de un sacerdote en la noche brazos en alto con una cruz ardiendo a su espalda, o la pelea del salón, culminado esto dramáticamente en el encuentro entre ‘Toro’ y su hermana. Como la encuentra provoca una secuencia espectacular de ‘Toro’ yendo tras de Hunter cual Terminator desatado destrozando puertas y arrollando al que se le pone por medio. Al final este tramo llega a un trémulo tramo, primero con ‘Bull’ llevando en brazos el cuerpo de su hermana, sexteado por tipos con antorchas en señal de respeto, hay una elipsis y saltamos al entierro (otro leit-motive fordiano son las escenas de cementerios), y mientras esto acontece en el parado de fondo vemos cientos de carretas avanzar, con sutilidad en los márgenes de lo que vemos, Ford nos dice que nada puede detener el progreso.

 

Tom Santschi es muy bueno como ‘Bull’, seguramente el más complejo de los personajes, el que tiene aristas, aporta carisma en su mezcla de mastodonte con sentimientos nobles; J. Farrell MacDonald & Frank Campeau muy divertidos como los socios Spade y Costigan, derrochan química, con varias escenas de humor jocoso; Olive Borden como la damisela en apuros resulta plana; George O'Brien como el galán es también algo liso en su carácter de héroe que no se despeina; Lou Tellegen como el villano es bastante caricatura, cumpliendo con su rostro huesudo y figura espigada.

 

En los papeles principales, George O'Brien y Olive Borden parecen más estrellas de cine que pioneros occidentales, pero aun así ofrecen actuaciones honestas. Bull Stanley es el personaje más complejo de la película, incluso si la transición de proscrito a protector no es del todo fluida, y Tom Santschi interpreta a Bull con una profundidad de carácter supera a los demás en la película.

 

El punto parte aguas del film es el Homérico tramo en la parte final de la carrera por las tierras del oro, filmada por Ford de modo brillante por la cinematografía de George Schneiderman (“El Juez Priest”), en miscelánea con una labor de edición Homérica, que he buscado de quien es y no parece crédito alguno (¿?). Espectacular se queda corto, con espléndidos travelling panorámico a través del oficial que dará la salida, para dar sentido Kolossal a lo que parecen miles de personas en cienes y cienes de carretas dispuestas a correr por llegar a su Tierra Prometida. Todo ello ‘arbitrado’ por el ejército a caballería. Una fastuosa recreación de las 11:59 que inició la fiebre terrestre del 25 de junio de 1877 en Custer City, la señal de las 12 del mediodía, el cañón da el pistoletazo de salida. Una vez se inicia la edición es primorosa para emitir espectacularidad, alternando tomas generales, con tomas en contrapicados desde el suelo (como la de la recogida del bebe que parece va a ser tragado por las patas de caballos. Tuvo que ser una planificación apoteósica, con las carretas, caballos, incluso bicis a la carrera, y entre medias notas de humor ingenioso, como es que una de las carretas sea la de un reportero de un periódico que transporta la imprenta, hay vuelcos de carretas, caídas de jinetes que son socorridos a la carrera, salidas de ruedas que se reparan en modo flash, un bebe es olvidado en medio de la competición (entregado al reportero), otra nota de humor es que el montaje nos cuela una carreta solitaria que avanza a paso de tortuga tranquila, o esa pareja de ancianos que se lamenta de no poder continuar la carrera por habérsele roto una rueda y la mujer se da cuenta que bajo sus pies hay oro. Impresionante tramo de unos ocho minutos y medio que deberían estar en la Historia del Cine por su espectacularidad Impactante.

 

Pero en la última parte la carrera por las tierras deviene en la persecución de los verdaderos malos, liderados por Hunter, para dar con la tierra cedida (por el tipo que mataron por encargo de Hunter) del oro a Lee. Tramo muy propio de Ford, en como a estos rudos forajidos les aflora su vena romántica de sacrificarse por un bien mayor, la felicidad de su apadrinada.

 

El DP Schneiderman también espectacular en la secuencia de la quema de la Iglesia, transmitiendo angustia vital entre las llamas. Fotografía formidable ya en la mencionada presentación de los titulares, como es majestuosa en la mágica toma final, copiada tantas veces en el cine, de esos planos por su carga emocionan. Un rush final brillante. Para desembocar todo en un sensible epílogo de los que calan.

 

Spoiler:

Rush Final: Tenemos a los 3 Malos peleándose entre ellos para ser los primeros en morir por salvar a la pareja. Ello para intentar parar a la banda de Hunter por un desfiladero. Tenemos primero a Costigan, que hace trampas ante los dos para quedarse como primer sacrificado. Tetoca la fibra la despedida con ‘Spade’, este le da todop el tabaco de masticar que le quedaba. Luego tiene Costigan un tiroteo contra los villanos, una bala le ha atravesado el pecho sobre un as de póker que Costigan se saca y tira al aire antes de morir; El segundo que se sacrifica más adelante en el desfiladero es ‘Spade’. ‘Bull’ le da dos rifles para defenderse y se despiden de modo varonil, sin sentimentalismos. ‘Spade’ se refugia en una cabaña, desde donde ataca parapetado a los secuaces de Hunter, hasta que le hieren. Al caer se da cuenta que está entre latas de pólvora y sonríe. Entran varios en la cabaña rodeando a ‘Spade’, este pregunta socarrón a los sicarios: "Un último acertijo, definitivamente el último… Donde estaba Moisés cuando se apagó la Luz?" Tras lo que sonriendo lanza su pipa encendida contra la pólvora allí almacenada, tras lo que hay una gran explosión; El último es ‘Bull’, que le dice a Lee, ‘Creo que Mike y ‘Spade’ me están llamando’. Dan quiere quedarse con él y ‘Bull’ lo deja K.O. para se quede con Lee. ‘Bull’ se enfrenta a los que quedan, cae malherido, solo qeuda ya en pie Hunter que pretende pasar por el desfiladero, cuando aparece moribundo ‘Bull’. El rostro aterrado de Hunter es un poema, el encuadre es de un expresionismo de film de terror, ‘Bull’ le dispara uy este muere entre unas rocas que filtran unos rayos de luz, bajo los que queda sumergido al caer, me recuerda a Nosferatu muriendo por la luz solar, tremendo.

 

Epílogo: Tras la muerte de Hunter un intitulo crea la elipsis de 10 años. No  dice que la fiebre del oro ha pasado a ser la del trigo (La Tierra prometida es la fertilidad de la tierra). Y vemos un campo infinito de espigas ondeando por la brisa (solo falta una mano rozándola para que sea el plano final de “Gladiator’), es de Lee y su marido. Vemos que tiene un hijo que han bautizado con los nombres de los 3 Malos, le enseñan al bebe los tres sombreros de ellos colgados en la pared. Tras ello una lírica toma de un horizonte por el que surcan los 3 Malos en expresionistas siluetas contra el sol, se abrazan, tras lo que se dan la vuelta y desaparecen tras la loma, Trémulo.

 

Entre las lagunas está como se dejan al margen la importancia del destierro de los indios, no se hace alusión a las masacres de la caballería USA contra los aborígenes, esto se despacha en un plis plas al inicio (‘Los pusimos a todos en reservas’), como un sutil toque mencionado, pero no hay dilema en si es justa la colonización, pero es perdonable por la mentalidad de entonces, nada revisionista.

 

Los lugares de rodaje de la película incluyeron: Desierto en las afueras de Victorville (California); Los alrededores de Jackson Hole (Wyoming).

 

Fordiano film a reivindicar. Gloria Ucrania!!!

 

PD: Durante el rodaje, tres de las actrices implicadas, Olive Borden, Priscilla Bonner y Grace Gordon, enfermaron de una forma de fiebre paratifoidea y tuvieron que ser llevadas a un hospital. el hospital; La película posiblemente inspiró el título de la película de Akira Kurosawa de 1958 Tres hombres malos en una fortaleza oculta, conocida simplemente como La fortaleza oculta en el resto del mundo.

 


LAS BICICLETAS SON PARA EL VERANO.

 

Grácil adaptación de la obra teatral homónima de 1977 del polifacético artista Fernando Fernán Gómez, que extrañamente está desvinculado de la adaptación, incluso estuvo en desacuerdo con su tono, que consideraba marcadamente atenuado su ideario anarquista. La he visto con motivo del 40 aniversario del estreno (20/Enero/1984). Excelente obra teatral de Fernando Fernán Gómez que recibió el Premio Lope de Vega en 1978, en la que se evocaban experiencias de adolescencia durante la guerra civil española. El montaje teatral llegó en 1982, al Teatro Español de Madrid, a cargo de José Carlos Plaza. El éxito de crítica y público fue abrumador, por lo que la adaptación cinematográfica no se hizo esperar, donde del reparto originario solo se mantiene un Homérico Agustín González como el patriarca, borda su rol con un carisma apoteósico, me recuerda en cierta medida al Atticus Finch de “Matar a un Ruiseñor”, es la voz permanente de la razón, es nuestra brújula moral, sensacionales sus diálogos cargados de sabiduría, tipo mordaz, el que tiene las mejores frases como, "En este país si las cosas van bien se bebe vino y si están mal se bebe más". Como Atticus, a todos nos hubiera gustado tener un padre como Don Luis, sublime, derrochando filosofía de vida como cuando comenta a su mujer sobre el affaire de su hijo con la criada, como cuando habla con su esposa en la cama sobre que su hija quiera ser actriz, como en la reunión familiar paras destapar al roba-lentejas, o por supuesto en la estremecedora escena final, Titánico.

 

El guion estuvo a cargo de Lola Salvador Maldonado (“El crimen de Cuenca”), optó por cambiar los interiores del original por localizaciones exteriores, convirtiendo así la ciudad de Madrid en un personaje en sus cambiantes exteriores. Decidió sustituir algunos diálogos por escenas metafóricas, como la del juego de la guerra que abre la película. También se suprimieron algunas líneas argumentales secundarias.

 

Un subgénero el de cómo se viven las grandes guerras en la retaguardia civil que ha dado buenas películas como “La Sra. Miniver” (1942) de William Wyler, “Esperanza y Gloria” (1987) de John Boorman, pero sobre todo con la que tiene más parecido es con la de David Lean “La vida manda” de 1944, con sub tramas similares, siendo con la de Boorman que guarda el paralelismo que son las experiencias vividas por los creadores de la historia, en este caso con la de Fernán Gómez, nacido en 1921, Fernando Fernán Gómez vivía en Madrid y tenía 14 años cuando comenzó la Guerra Civil, retratando en la obra originaria sus vivencias en la capital española durante estos convulsos tres años. Creando un crisol de historias centrado en el barrio de Chamberí, con núcleo en una familia acomodada con el padre Don Luis y la madre Doña Dolores, sus hijos Luisito y Manolita y la joven sirvienta María. Alrededor de ellos hay vecinos, amigos, conocidos, parientes y compañeros de clase, y alrededor de ellos surgen historias donde se mezcla lo mundano del día a día con sus amores, despertares sexuales, amistades, problemas de trabajo, con el trasfondo de las penurias del conflicto que termina maltratando las vivencias diarias a través del hambre, y de la represión política.

 

Film al que se le agradece que no cargue las tintas en ser un panfleto revisionista políticamente, juega al realismo, es contra todas las guerras, sin ser propaganda izquierdista, que es lo fácil en el tiempo de solo 10 años de la muerte del dictador Franco, y siendo producida por RTVE, en aquellos momentos regida por el partido socialista. Es sutil en remarcar que todo es fruto de en qué lado del telón estabas, quien era el dominador absoluto, y aquí estamos en el Este, dominado por los republicanos y la represión era algo normal. No busca culpables, no busca las causas, solo el retrato de unos supervivientes, y lo hace con una fluida mezcla de drama y humor castizo.

 

La historia la protagoniza una familia de clase media compuesta por el cabeza de prole vendedor de vinos, la madre ama de casa, Manola (Amparo soler Leal), su hija Manolita (Victoria Abril) y el hijo Luisito (Gabino Diego), que no puede terminar el bachiller, adeuda Física, le encanta la lectura y todas las chicas que anden cerca y María la criada (Patricia Adriani). Los vecinos madre chismosa, con dos hijos, Julio (Carlos Tristancho), enamorado de Manola y Pedro (Jorge de juan) enredado con una prostituta. Además, están los ancianos cuya mujer (Aurora Redondo) se quiere separar. Todos ellos se verán paulatinamente arrastrados por lo que pasa del 1936 al 39 en Madrid.

 

Un retrato humanista de una familia y los satélites que se cruzan con ellos. Relato cargado de nostalgia, partiendo de la preguerra, para desembocar en el grueso que es la Guerra vista desde el lado civil, pero elegantemente nunca cae en lo sentimetaloide, nunca vemos muertos, derrumbes, traiciones por delaciones, son personajes todos que transpiran realismo. Exponiendo un edificio de apartamentos como una comunidad que se ayudan en lo que pueden unos a otros con lo que tienen, símbolo de ello es el anís que toman al principio, luego deja de aparecer por no haber. Sutilmente vemos esos márgenes de la lucha con carteles de ‘NO PASARÁN’ colgados orgullosos por las calles madrileñas, y al final como metáfora hay unos niños que juegan con los girones de estos carteles. Siguiendo con la metáfora, la más evidente la titular, la bici como símbolo de la libertad juvenil, la pureza de espíritu, el verano como señal de Felicidad, de ahí las palabras sentenciadoras finales de Don Luis. Se deja caer la persecución eclesiástica por medio de la casera Doña María Luisa, tiene un negocio de iconos cristianos y en una secuencia la vemos destrozando todas las figuras en el patio interior, despertando a los vecinos que observan impactados desde sus ventanas, nadie comenta nada, pero todo se sabe, demostrando síntesis y capacidad de explicación sin tener que dárnoslo todo masticado. También en este sentido hay una gráfica secuencia del sentir polarizados de la población civil, cuando durante un bombardeo oímos las bombas caer cerca y en un refugio la gente se arrodilla frente a una imagen de la Virgen, mientras Luis se mantiene en pie observando frío.

 

Historia salpicada de momentos que te llegan por su naturalidad, donde las consecuencias de la guerra se entremezclan con lo mundano, como la chispeante escena de cuando las tres amigas (Doña Dolores, Antonia a la que da vida una notable Alicia Hermida y Marcela encarnada por una formidable Aurora Redondo) beben anís alrededor de una mesa camilla, y la anciana Marcela comenta: ‘(me divorcio) Por incompatibilidad de caracteres… Hombre!, a ver si después de cuarenta años de matrimonio no voy a saber yo si nuestros caracteres son incompatibles... o no.’ Y es que el sentido del humor forma parte de la vida, y sale a relucir siempre en las peores de las situaciones, de lo contrario la vida sería demasiado áspera para respirarla. Todo entrelazado con gran sentido dramático.

 

Chavarri consigue un esmerado desarrollo sin tener que recurrir a carteles sobre impresionados sobre el paso del tiempo, ello con sutilidad se hace mediante retransmisiones de radio, sobre comentarios diarios (el Gobierno se traslada a Valencia), una charla en la que un republicano combatiente comenta alborozado que las tropas nacionales han sido rechazadas del asedio de Madrid, o la crucial toma de Barcelona.

 

Se nota falta de presupuesto en varios elementos, como cuando vemos la marcha de milicianos por las calles de Madrid, es patética la secuencia con apenas unas decenas de extras, para esa ridiculez mejor estarse quietos, o como que sintamos bombardeos desde los refugios, pero nunca veamos edificios destruidos, como que tampoco veamos el desfile de triunfadores por Madrid.  

 

La puesta en escena destaca por la hábil representación de este Madrid de la Guerra, con pocos medios nos llega esta desolación, gracias al gran trabajo den la dirección artística del bi-oscarizado (“Nicolas y Alejandra” y “Patton”) Gil Parrondo, una inmersión en este tiempo y lugar fenomenal, con sus podemos callejuelas, parques, plazas antiguas del barrio de la Latina, el parque de las Vistillas, la catedral de la Almudena y la Iglesia de San Francisco el Grande, el parque de El Retiro, el mercado del Rastro o el interior de una estación de metro. Todo ello filtrado por la cinematografía de Miguel Ángel Trujillo, en una labor con sentido dramático encomiable, desde la luminidad cálida del principio, gradualmente todo se vuelve más gris y fría. Todo ello adornado por una neurálgica música de Francisco Guerrero (“El año de las luces”), marcando a fuego puntuales momentos que elevan las sensaciones.

 

Del reparto, aparte del mencionado Agustín González, destaca una espléndida Amparo Soler Leal, madre conservadora que intenta sobrellevar como puede las tiranteces de la guerra, tiene una gran química con González; Una hermosa Victoria Abril, que derrocha encanto y picardía; Gabino Diego en su debut en cine con 19 años, masacrado en su momento por la crítica por su actuación, cuando yo lo veo muy bien en su ingenuidad y candidez, con buenos diálogos con Agustín González, se fue injusto con él; Aurora Redondo con 85 años desborda juventud, con una actuación que te cala en su aparente espontaneidad; Patricia Adriani como la criada bellísima, aunque algo falta de naturalidad, se la nota un poco forzada, como leyendo lo que debe decir; Emilio Gutiérrez Caba, en una sola escena como Anselmo, inunda la pantalla con su pasión revolucionaria, es la voz de los utópicos, los soñadores que creían en lo imposible de una Arcadia Feliz, su discurso a Luisito en el bar es soberbio por cómo se lo cree, su electricidad es apabullante.

 

Spoiler:

 

Rush final: La visita de Pablo (Emilio serrano) cierra el paréntesis abierto al principio de la obra, en la primera escena los dos amigos juegan a la guerra en un descampado cercano a la Ciudad Universitaria, Pablo comenta de modo cándido que allí nunca podrá haber una guerra, las guerras solo tienen lugar en campo abierto, y aquello es una ciudad. Y por supuesto allí si tendrán lugar combates, del 15 al 23 de noviembre de 1936, fue la llamada ‘Batalla de la Ciudad Universitaria de Madrid’. La familia de Luisito durante la Guerra se quedó en Madrid, la de Pablo se fue al pueblo familiar de Galicia, donde la rebelión triunfó pronto, a su padre lo colocaron en Correos, y ahora le espera un puesto importante en La Coruña, por ello pueden permitirse regalar anís del mono. Ello expuesto como el canto del cisne familiar, cuando Dolores abre la botella paras celebrar la ocasión. Tras ello vemos a Luisito (ahora en señal de ser mayor, con bigote) con su padre (circularmente con el inicio) pasear por el campo de Batalla que fue la Ciudad Universitaria. Se para y hablan, el padre le dice que quizás sea detenido, Luisito le comenta la paradoja de que su madre se alegro de que llegará la Paz, pero el padre (sabiamente) le espeta no llegó la Paz sino la Victoria. Luego comentan sobre la bici que anhelaba el hijo, este le dice a su padre sólo la quería para el buen tiempo, pues las bicicletas son para el verano. La respuesta del padre es profética: "Sabe Dios cuándo llegará otro verano". El verano como ´símbolo de Libertad. Dejando caer que el invierno se cernía sobre España.

 

Es una película muy entretenida, reflexiva, que deja un buen poso, aunque con algunas carencias en su buenismo. Tampoco es que cuente algo nuevo, pues en las guerras siempre los que peor lo pasan son los civiles, y aquí no hay cariz distinto. Gloria Ucrania!!!

 

jueves, 18 de enero de 2024

 

La sociedad de la nieve.

Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 12-17: En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Este es mí mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.

No hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos.


Emocionante recreación sobre el famoso “Milagro de los Andes”. Cuenta la (consabida) historia real del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya, un avión Fairchild FH-227D transportaba a cinco tripulantes y cuarenta pasajeros de Montevideo (Uruguay) a Santiago de Chile el 13 de octubre de 1972 y que a unos 70 kilómetros del aeropuerto donde debían aterrizar, debido al error humano del copiloto, en esos momentos a los mandos, debido a las nubes, y sin tener en cuenta la lectura de los instrumentos, inició la maniobra de descenso hacia la pista de aterrizaje cuando aún sobrevolaban la cordillera andina se estrellaron en el inhóspito Valle de las Lágrimas de la cordillera sudamericana. Los intentos de búsqueda y rescate fueron abandonados después de ocho días. Pero, en lo que se conoció como “el Milagro de los Andes”, 16 pasajeros sobrevivieron, habiendo recurrido al canibalismo por desesperación, y fueron rescatados más de 72 días después. El episodio dio la vuelta al mundo, y sigue siendo hoy en día uno de los sucesos que más interés generan por todo lo que se vivió en aquellas heladas montañas. Con esta, son tres las películas y veintiséis los libros que han tratado el accidente. Pero, según han comentado los supervivientes y las familias de los fallecidos, la de Bayona es la única producción que ha logrado poner a todos de acuerdo. El escritor Pablo Vierci, compañero de colegio de muchos de los que iban en el avión, comenzó a escribir en 1973 un libro sobre los dieciséis que pudieron ser rescatados con vida, con entrevistas pormenorizadas a cada uno. Lo terminó en 2008, acompañando a los supervivientes junto a sus hijos al lugar del accidente, y lo llamó 'La sociedad de la nieve'. Quince años después, el barcelonés J.A. Bayona escribe (junto a Bernat Vilaplana [“Lo Imposible” o “El laberinto del fauno”], Jaime Marques-Olearraga [“Ladrones” o “Malnazidos”] y Nicolás Casariego [“Tu que harías por amor?” o “Intruders”]) y dirige la película homónima, basada en este libro y en las más de 200 horas que el director ha podido pasar con los protagonistas y las familias de los fallecidos recabando información.

 

A diferencia de las películas de 1976 y 1993 –Supervivientes de los Andes y “Viven!”, respectivamente–, “La sociedad de la nieve”, es la primera adaptación que utiliza los nombres reales de todos los pasajeros fallecidos. Tenía reparos al tener un grato recuerdo de la película de 1993, pues me asola la pregunta de si era necesaria otra película sobre los ya muy conocidos hechos, tras varios documentales, sobre si hay lugar para aportar algo, y es que la capacidad de sorprender es nula, muy raro hallar a alguien no sepa todo sobre el Milagro, este es su mayor hándicap, sobre todo por que la cinta de 1993 fue famosa y con gran despliegue de medios, queda poco en los márgenes sobre lo que indagar. Aun, así Bayona ofrece una estremecedora obra con algunos aportes incisivos la hacen recomendable.

 

Con respecto a la estadounidense de Frank Marshall, esta tiene unas ventajas, como que es hablada en español con acentos rioplatenses (los actores son todos argentinos o uruguayos), y no en inglés, en “Viven!” Uruguay no se nombraba (se decía algo así como “un pequeño país de Sudamérica”), aquí no hay reparos en nombrar a lña nación platense. La mayor duración permite explicaciones más satisfactorias sobre algunos detalles (las implicaciones de la segunda avalancha; por qué la caminata hacia Chile no hubiera podido empezar antes del hallazgo de la cola del avión). También polariza más el heroísmo de todos los que sufrieron el accidente, quiere ser más coral (aunque al final son tres o cuatro los que destaquen claramente), el libro de Vierci está contado desde la perspectiva de los 16 supervivientes (gran recurso que cada vez que muera alguien aparece el nombre completo y edad de cada uno de los fallecidos), siendo un canto a la solidaridad, como si la humanidad sabe organizarse puede superar la peor de las situaciones, si cada uno asume su rol la esperanza nunca debe perderse, una carta de amor a la fraternidad. Intenta diferir del film hollywoodiense en no dar el protagonismo a Nando Parrado (Agustín Pardella) y Roberto Canessa (Matías Recalt), los supervivientes más conocidos por ser quienes cruzaron la cordillera para encontrar auxilio, da relevancia a todos los vivos y muertos, para incidir en ello el guion añade un toque metafísico en que haya narradores en off vivos y muertos.

 

Bayona, al igual que en su éxito “Lo Imposible” (2012), vuelve a un relato de supervivencia, también con una catarsis escenificada con prodigio maestro, en la pretérita el tsunami, aquí el accidente aéreo sobre la hostil cordillera andina, y a preterir de ello la loa al indomable espíritu humano que se resiste a morir, y hará será capaz de cruzar cualquier línea moral con tal de poder resistir, como aquí llegar a la antropofagia. Este dilema existencial tratado con gran gusto tanto en las conversaciones y discusiones que fluyen con gran realismo, versando entre lo legal, lo ético, lo religioso, hay que tener en cuenta que la mayoría provenían del equipo de rugby del Old Christians Club de Montevideo (cristianos). Siendo una decisión que se tomó de forma escalonada (será Nando [Agustín Pardella] el primero diga que se niega a morir, habiendo cuerpos congelados), con una avanzadilla, a la que los renuentes se fueron uniendo, pues el crimen era no intentar sobrevivir, los complejos de culpa vendrán después. Derivando en un relato de trascendencia humanista de hondura dramática pétrea y también con elegancia al no recrearse nunca en lo gore con esta radical situación, no hay primeros planos de los cortes, solo vemos pequeñas tiras de carne, no hay sangre, si algunas columnas vertebrales desolladas, dejando a la imaginación esos desgajes que comienzan a escondidas del grupo para no condicionarlos al saber de quien era la carne, y ya, como bien en tono de humor negro, se dice que convivían con los huesos que todos desgajaban como algo rutinario ("Lo que antes era impensable se ha convertido en rutina", dice el narrador Numa).

 

Ello en una puesta en escena sensacional, una labor inmersiva apabullante, que nos hace uno más en este grupo, sentimos el frío, la desazón, el hambre, el Horror de estar al borde del abismo de la muerte. Se dice es la producción española de más con 60 millones euros. Eso brilla en escenas como la impresionante del accidente aéreo, brutal, escalofriante, desde las turbulencias que provocan cuerpos rebotando con el techo, las oraciones de estos cristianos, un ala se corta, como se parte en dos el fuselaje de  la nave al chocar con una cumbre, como salen volando cuerpos, como vemos deslizarse lo que queda por una ladera nevada y como al pararse de modo cruento los cuerpos se aplastan, las piernas de parten, extremidades se parten (Doce de las personas a bordo mueren instantáneamente, incluidos los tres miembros de la tripulación, y varios otros sucumbieron a heridas en los días siguientes), ello fruto de una labor majestuosa de f/x, incluso en lo que no se atisba (para regocijo de los encargados) como son algunos fondos digitales falsos que mezclan Sierra Nevada con los actores e imágenes de los Andes. La posproducción duró alrededor de cinco meses e involucró a más de 300 personas; Ello en miscelánea con la maravillosa cinematografía del uruguayo  Pedro Luque (“No respires” o “Millennium: Lo que no te mata te hace más fuerte”), que nos hace sentir en sus planos generales perdidos en el espacio, esos cielos infinitos encapotados cual jaula insondable, tragados por el Dios de la Naturaleza, pero también emitiendo la claustrofobia en el interior del fuselaje donde se refugian del mal tiempo los supervivientes, con dramáticos efectos ojo de pez para hacernos sentir más desorientados, magníficos estos tramos interiores donde solo entra la luz por las estrechas ventanitas, siendo apabullante la parte de la avalancha, desgarrador tramo (esa mano emergiendo del suelo es… sin palabras). Proyectando al espectador un lugar tan bello y hermoso, como salvaje que devorará a los supervivientes; Como crucial es la labor de sonido para la inmersión del espectador, oímos el viento, los crujidos del avión, los huesos rotos, los gritos de dolor, y hasta la avalancha es sentida a través del golpeante y seco sonido, ello provocando que los absolutos silencios sean aún más aterradores; Todo esto adornado por la bella y neurálgica música de Michael Giacchino (especialista Pixar: “Up”, “Ratatouille” o “Del revés”), que ya dio melodías a otra historia de avión accidentado como es la mítica “Lost”, que eleva las sensaciones a resonancias místicas con esos coros celestiales enardecedores. Llamando la atención el guiño al referido film de Frank Marshall incluyendo en la banda sonora el epicúreo “Ave María” Schubert, que ´oímos en el rush final en la radio, tema final del film del 93; Sumado, no se me olvide, una formidable labor de maquillaje de David Martí y Montse Ribé (ganadores de un premio de la Academia por “El laberinto del fauno”), crearon prótesis de cadáveres y heridas, hace sintamos gradualmente la mella que en los cuerpo famélicos van haciendo los días en medio del Averno de los Andes, con el hambre, y la mal higiene van degradando y eso lo notamos de forma desgarradora. 

 

El apartado de las actuaciones es notable, sobre todo por parte de Enzo Vogrincic como Numa Turcatti, el narrador de la historia, que tira del recurso creado por Billy Wilder en “Sunset Boulevard” (1950), de que la voz en off sea de un muerto, eso nos enteramos en el tramo final que fallece. Su vos nos acompaña describiendo sensaciones, emociones, el estado de ánimo grupal, se convierte casi en la brújula del espectador con sus pensamientos. Su rol se convierte en el mayor tributo a los que murieron en el accidente; También bueno Agustín Pardella en el papel de Nando Parrado, brillante figura Homérica de héroe, perdió a su hermana y madre en el accidente, quedando el mismo inconsciente por 3 días a causa de una fuerte conmoción cerebral, y tras ello se convirtió en uno de los lideres carismáticos de los supervivientes, fue el impulsor de que había que sobrevivir como fuera, había alimento, el actor dota de emociones que nos llegan su rol, siendo además, uno de los dos que cruzaron los Andes en busca de ayuda; Extraordinario Fernando Contigiani como Arturo Nogueira, en el impacto se fracturó sus piernas y quedó gravemente herido. Da un soliloquio sublime sobre quien es Dios en esas radicales circunstancias; Matías Recalt como Roberto Canessa es el otr destacado, otro líder nato que lo transmite, con una química tremebunda con Nando en su travesía andina crepuscular; resto de personajes, por mucho que el guion quiera darles relevancia son un poco más que figurantes.

 

Relato de una intensidad dramática que te cala en los huesos, con momentos que estremecen, como cuando en cadena uno tras otro comienzan a dar su consentimiento para servir de alimento si mueren. El trémulo monólogo que Arturo le espeta a Numa sobre cómo ha cambiado su percepción de Dios, pues este no le dice lo que hacer en la montaña, ahora solo cree en el compañero Roberto que le cura las heridas, en la mano de Daniel que corta la comida y en Fito que la reparte, cree en las piernas de Nando que anda para estar en forma para cruzar las montañas, cree en los amigos fallecidos, pone la piel de gallina oírlo. Y es que la derivada de esto es que no se discuten las jerarquías, simplemente se asumen de modo natural por el carácter de cada uno.

 

Me ha faltado algo de épica en la parte final del épico viaje atravesando la cordillera inexpugnable, me ha sido bastante anticlimático como llegan al valle y abandonan la nieve blanca, así como la forma en que se encuentran con Sergio Catalán al otro lado del rio. Esperaba un impulso más épico, la ocasión lo merecía. La parte epílogo es muy buena, en como llegan los helicópteros de rescate a los ‘náufragos’ (no se cuenta que no pudieron recogerlos a todos de una vez, y dejaron en el lugar a cuatro para recoger a la mañana siguiente con varios voluntarios de asistencia), el encuentro con sus familiares, como los agasajan en su llegada al hospital, como son lavados, como están juntos en el hospital. Aunque me ha faltado esa rueda de prensa donde se suelta la liebre de la pregunta de como se han alimentado esos 72 días y que no responden, esto se omite.

 

‘Cuídense todos unos a otros y cuéntenle a todos lo que hicimos en la montaña.’

‘En un lugar donde vivir es imposible, lo extraño acá somos nosotros.’

‘Cuanto mayor es el esfuerzo por salir, más fuerte golpea la montaña.’

‘Lo que al principio parecía impensable después se convirtió en habitual.’

‘No hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos.’

‘Todos fuimos fundamentales.’

‘La regla de TRES de la supervivencia: 3 minutos sin respirar, 3 días sin beber, 3 semanas sin comer.’

‘Dejas de tener frío porque dejas de sentir y dejar de sentir es un alivio. El morir te da calma, sosiego.’

 

Los lugares de rodaje incluyen Sierra Nevada, España; Montevideo, Uruguay; y Chile y Argentina en los Andes, incluido el lugar real del accidente.​ En agosto de 2021, una segunda unidad, encabezada por Alejandro Fadel, director argentino de Murder Me, Monster, filmó paisajes en Chile como referencia en la producción y postproducción virtual en el set.​ La fotografía principal tuvo lugar en Sierra Nevada del 10 de enero al 29 de abril de 2022.​ En Sierra Nevada, la producción se vio desafiada por la escasez de nieve y la capa de aire del Sahara, que cubrió las montañas de naranja.18​23​ Se utilizaron tres réplicas de restos de fuselaje: una se colocó en un hangar construido en un estacionamiento,​ otra enterrada en nieve artificial y sostenida por una grúa hidráulica que permitía mover el fuselaje y la otra sobre un tarn a 3000 m de altura.​ En el hangar, una pantalla de 30 metros de altura mostraba las imágenes de los Andes de la segunda unidad.​ Una tercera unidad se encargó de tiros de montaña más peligrosos.​ Las tres unidades constaban de alrededor de 300 trabajadores.​

 

Hay cameos Nando Parrado en el aeropuerto, y Carlitos Paez, leyendo (conmoviendo) los nombre dos veces de los supervivientes. Alguno más cuando bajan de los helicópteros posiblemente.

 

‘En octubre de 1972 un equipo de rugby de jóvenes uruguayos y otros pasajeros, se disponen a viajar por aire desde Montevideo hasta Santiago de Chile vía Argentina en un vuelo chárter en el que se embarcan 45 personas. Por un lamentable error de cálculo de los pilotos terminan estrellados en la cordillera de los Andes sobreviviendo 33 pasajeros, algunos muy graves y con heridas abiertas y otros milagrosamente ilesos. Absolutamente todos eran profanos en el tema de la supervivencia extrema, tanto que ignoran que a 20 kilómetros existía un hotel balneario (abandonado) en el que cobijarse. Finalmente, y después de 72 días, sobrevivieron 16 personas. Estos supervivientes sacan a colación cuando rememoran los hechos que ahora dieron lugar a familias que suman ya más de 100 integrantes’.

 

Film que juega a la contra de saberse todo, de que hay un film muy popular sobre el accidente, pero aun así el film de Bayona tiene su atractivo. Quizás cuando revise “Viven!” opino diferente. Gloria Ucrania!!!

lunes, 15 de enero de 2024

 


ESTÁN TODOS BIEN.

 

Notable deconstrucción de la institución familiar en un drama incisivo y cargado de imaginación puesta al servicio de la penetrante historia. Lo tenía difícil el director y guionista Giuseppe Tornatore para mantener el nivel tras la aplaudidísima “Cinema Paradiso” (1988), pero el cineasta siciliano mantiene la fuerza emocional con esta radiografía nada complaciente sobre la paternidad y las expectativas que ponemos en nuestros retoños. Aquí con la ayuda en la escritura del gran Tonino Guerra (“Blowup” o “Amarcord”), film que como el protagonizado por Philippe Noiret habla de los recuerdos, de la melancolía de un pasado que nos marca y como el presente puede arrollarnos, de la nostalgia sobre lo que deseamos (el cree sus hijos son un famoso político, una modelo de pasarela, una importante ejecutiva o un gran percusionista de orquesta). Eso es lo que piensa él, pero, poco a poco, va dándose cuenta de la realidad. Es una película desmitificadora, dura. Tornatore toca la fibra sensible gracias a este desolador y melancólico viaje.  y lo que da la vida. Aquí este análisis es enarbolado por un Totémico Marcello Mastroiani como el viudo patriarca (siciliano como el director) Matteo Scuro, un Titán que da una lección de tour de forcé apoteósico con esta road movie que recorre Italia de Sur a Norte, donde el padre irá sufriendo una transformación a medida que va descubriendo la verdad sobre sus vástagos. Un drama que da para los dilemas morales, da para la reflexión, da para pensar por su hondura. Narración con hondura psicológica en su incisivo desarrollo mezclando realidad y onirismo mágico (lo hay de otro modo), donde se ausculta la soledad, se ausculta el alienamiento de las urbes, la hostilidad de las ciudades

 

Matteo Scuro (Mastroianni) es un septuagenario originario del municipio siciliano de Castelvetrano, ex empleado del registro civil jubilado, viudo y solo, siempre se imagina hablando con su esposa Ángela y sus hijos que aún son niños en sus ensoñaciones despierto. Sus cinco hijos, tres niños y dos niñas, lo han convertido en abuelo de varios nietos y viven en la Italia continental en las ciudades de Nápoles, Roma, Florencia, Milán y Turín. Sus hijos y familias no participan, como habían prometido, en unas vacaciones de verano en grupo había organizado Matteo, siendo una triste imagen de él con cinco bungalows alquilados junto al mar y sentado a una gran mesa solo en un chiringuito, desolador. Matteo decide ir a visitarlos, algo que nunca había hecho antes. Matteo nombró a sus hijos con nombres derivados de personajes de la ópera, que le apasiona mucho; Consciente de haberles dado una buena crianza y educación, parte (atravesando toda Italia en tren porque tiene miedo de volar) seguro de encontrar los ambientes familiares serenos y las situaciones profesionales bien realizadas de las que sus hijos siempre le han hablado y del que se siente muy orgulloso, pero se dará cuenta la realidad es distinta.

 

Su hijo Álvaro, en Nápoles, imposible de localizar, aparentemente está de vacaciones después de haber ganado un viaje premiado; Matteo intentará localizarlo durante todo su periplo, dejando varios mensajes en su contestador (que el director escenifica con la gente a su alrededor en pausa), siempre sin éxito; El viaje continúa hacia Roma, donde vive su hijo Canio (correcto Marino Cenna), Matteo cree que se ha convertido en un político conocido, a punto de ser elegido secretario de la federación provincial de su partido; Tras unos días de estancia el viaje continúa hacia Florencia, donde vive su hija Tosca (buena Valeria Cavalli), recoge a su padre en un coche de lujo y le acoge en una preciosa casa del centro, junto a un niño que dice es hijo de una amiga suya que está siendo atendida temporalmente; Tras ello Matteo se une a un grupo de jubilados que visitan Rímini durante unos días , entablando amistad con una amable señora (la actriz francesa Michele Morgan en una muy grácil interpretación), en lo que supone este tramo una indagación sobre la ancianidad en estos locos tiempos; Luego parte hacia Milán, donde vive su hijo Guglielmo (cumplidor Robert Nobile), aparentemente un músico consagrado que toca en una gran orquesta a menudo de gira por Europa; La última parada del viaje es Turín, donde vive su última hija, Norma, con su familia. Matteo cree está felizmente casada, tiene un hijo y tiene un excelente trabajo en SIP como gerente.

 

Film que en su estilo mencionado de road movie se convierte en episódico, y con ello de despertar a la verdad en la vejez de este protagonista, que cual metáfora de su visión del mundo lleva unas gafas de culo de vaso que le deforman los ojos, cual alegoría de la verdad que cree saber. A medida que la verdad aflora poco a poco Matteo tiene ensoñaciones (o pesadillas) que enriquecen ‘fellinianamente’ el relato, imaginándose a sus hijos ya mayores pero ante sus ojos unos niños, en este sentido muy simbólico el tramo surrealista en que está en la playa con su esposa y una medusa gigante se eleva a loas aires (cual globo aerostático) llevándose consigo a sus cinco vástagos, ello ante su impotente mirada, esto pesadilla de todo padre, perder a sus hijitos. Otros momentos están embestidos de magia turbadora como la visión del ciervo en la autopista que corta el tráfico, ello como visión de la inocencia deteniendo el mundo. Esos barrenderos municipales recogiendo un sin fin de gaviotas muertas que inundan el suelo de la Fontana di Trevi. Unos jubilados bailando un vals en un salón de baile en penumbra. El trampantojo de las luciérnagas sobre el cielo milanés con fondo la catedral del Duomo. Todo esta encanto enfrentado a la hosquedad de las grandes ciudades, su bullicio impersonal, la indiferencia, la suciedad, el humo, el tráfico, retrato deprimente de la Industrial Italia. Todo para desembocar en un rush final bueno, pudiendo haber sido más, se saborea cinéfilamente, y dejando gran sabor el postre del epílogo (+spoiler)

 

Una narración serena, pero pétrea, que se puede estancar en algún momento, pero aun así atrapa por la empatía que crea su maravilloso protagonista. Marcello Mastroianni encarna al patriarca con un carisma radiante, con su enjuta figura, sus gafotas su sombrero, su forma rural de relacionarse pidiendo a la gente con la que se cruza que le haga preguntas precocinadas por él mismo, con elegancia, sin caer en la candidez idiota, dota a su rol de ternura, pero también de fuerza racial, como demuestra en la escena de la comida con sus dos hijos donde sale a la luz ‘el secreto’, pero sobre todo es entrañable su poderosa mimetización con Matteo; Lástima que no haya secundarios que le den réplica, el resto se mantiene en apoyos sin mucho vigor. Ello embarcando a Matteo en un micro-universo de hipocresía, de culto a las apariencias, de secretos crueles.

 

La puesta en escena destaca por la muy grisácea cinematografía del DP Blasco Giurato (“Cinema Paradiso” o “Pura Formalidad”), retratando las urbes como lugares feístas donde no hay luz del sol, donde reina el caos pero también esto conjugándolo con las hermosas escenas surrealistas, como la muy poética de las luciérnagas; Y por supuesto la banda sonora del maestro romano Ennio Morricone, no siendo de sus mejores (tiene pináculos del Séptimo Arte como “El Bueno, El Feo, y el Malo”, “Erase una vez en América”, “La Misión”, “Cinema Paradiso” y decenas más), con melodías instrumentales que se funden con la narración de modo evocador.

 

Spoiler:

 

Matteo finalmente organiza un almuerzo en Roma invitando a todos los hijos y sus familias, sólo aparecen Guglielmo y Canio (aunque la mesa está puesta y los platos servidos como si toda la familia Scuro estuviera presente). El anciano padre dice a los presentes que ha descubierto la verdad y que ya no cree en las mentiras de sus hijos, incluidos los ausentes, dice (es lo que cree) que Álvaro en realidad no está de vacaciones, seguro está en prisión y lo acepta. Pero sus hijos le cuentan la realidad, con una honda depresión se hizo a la mar y lleva seis meses desaparecido en el mar, dado por muerto Matteo les espeta que si no han encontrado el cadáver es que está muerto y ya aparecerá. Durante el viaje a casa, vemos que Matteo ha cambiado, ya no es lo sociable que era antes (la foto familiar caída lo atestigua). Matteo enferma en el tren y es ingresado en el hospital, está cerca de la muerte, pero logra sobrevivir; Sólo en esta última y dramática ocasión logra reunir a sus hijos y sus familias a su alrededor (le recomienda a su sobrino que tenga el hijo con su novia). Habiendo sobrevivido y llegado a Sicilia, ahora derrotado por la realidad y vaciado del orgullo paternal que lo había acompañado y con el que había partido, Matteo en un precioso promontorio junto al mar habla (cual, si estuviera viva, rasgo muy fordiano) a la lápida de su esposa, le miente diciéndole a ella que ‘Están todos bien (Stanno tutti bene), frase que da título a la película.

 

Es el mismo personaje interpretado por Mastroianni, durante el viaje de ida, quien explica a las personas sentadas a su alrededor en los distintos trenes que los nombres de sus hijos están inspirados en los de los personajes de algunas óperas famosas, que son una de sus más grandes. pasiones para siempre. Las dos mujeres toman su nombre de Norma de Vincenzo Bellini y Tosca de Giacomo Puccini, mientras que los tres hombres de los siguientes personajes: Canio del protagonista de Pagliacci de Ruggero Leoncavallo, Guglielmo de Guglielmo Tell de Gioachino Rossini y Alvaro de don Álvaro de La forza del destino de Giuseppe Verdi.

 

Ennio Morricone, compositor de la banda sonora de la película, aparece en un cameo en el que interpreta al director del Teatro alla Scala de Milán; Al igual que Ennio Morricone, Giuseppe Tornatore, el director de la película, también aparece en varios cameos (característica también presente en sus otras películas): en Roma está en el desfile de moda en el que participa Tosca e interpreta a un fotógrafo concentrado en su trabajo, con la lente dirigida a modelos; en Milán interpreta a un operador en el teatro donde actúa Guglielmo y que conduce a Matteo hacia el público, a pocos metros de su hijo, que tiene su atención puesta en la partitura; Cesare Barbetti , director de doblaje de la película, aparece en un cameo en el que interpreta al político para quien Canio escribe los discursos y presta su voz al director de los ensayos musicales en los que participa Guglielmo; La melodía de fondo del contestador automático de Alvaro Scuro es la banda sonora escrita por Ennio Morricone en 1978 para la película Il vizietto de Édouard Molinaro.

 

En 2009 se realizó una nueva versión estadounidense llamada “Everybody's Fine”, dirigida por Kirk Jones, en la que el papel que pertenecía a Mastroianni fue confiado a Robert De Niro.

 

No llega a “Cinema Paradiso”, pero si está cerca en su poder de emocionar. Gloria Ucrania!!!

 


ANATOMÍA DE UNA CAÍDA

 

Sólido drama judicial y criminal francés. Film que he visto con motivo de su reciente premio del Globo de Oro al Mejor Film en Lengua no inglesa (también ganó la Palma de Oro en el Festival de Cine de Cannes; primer film galo en ganar ambos premios) y me he encontrado una historia que sin inventar nada, si sabe atraparte en sus malsanas redes, con una narración habilidosa en ir dosificando información, en lo que es una turbadora deconstrucción de la familia y por ende del matrimonio. Dirigido por Justine Triet, con guion propio junto a su pareja, el actor y guionista Arthur Harari, y cuando uno ve la cinta puede intuir que el relato puede tener mucho de metaficción, un juguetón juego de espejos, pues en el centro de la historia hay un matrimonio, donde ella es una escritora de éxito, que bien puede transmutarse a una escritora triunfadora, como lo es Triet, y el marido es un aspirante a escritor, un secundario en la pareja, como lo es Harari en este tándem, y más si escuchamos durante la película que la escritora protagónica se basa en la realidad para sus personajes (¿?). Según dicen los guionistas se basaron en el caso de Amanda Knox, estadounidense acusada de asesinato en Italia, y que paso un calvario judicial, no conozco mucho del caso, pero me ha resultado con muchas similitudes con el de Michael Peterson, que en USA fue acusado de asesinar a su esposa (caso llevado a la pequeña pantalla en un magnífico documental llamado “The Staircase”), habiendo muchos paralelismos con este, entre ellos la difusión mediática o la bisexualidad del acusado, que ve en este ‘pecado’ un indicio de criminalidad (¿?), y con ello incidiendo en el conservadurismo de la sociedad. Es una obra minimalista, con pocos personajes y pocos escenarios (apenas la casa de montaña y la sala judicial, casi una obra teatral, que con el McGuffing del thriller judicial se hace una radiografía a la institución familiar, se atacan los prejuicios, se hace una sutil crítica contra los sistemas judiciales, donde no interesa tanto saber la verdad, como simplemente ganar a toda costa, aunque para ello se construyan frágiles castillos en el aire en modo de espurias teorías.

 

Una cinta que juega de modo incisivo con la ambigüedad de no saber la realidad de los hechos, no hay imágenes sobre ello, o pruebas concluyentes en un lado u otro, sembrando de dudar el desarrollo, ello apoyado en la compleja personalidad de la gran protagonista Sandra Hüller (en la segunda colaboración con la directora tras “Sibyl” de 2019), actriz germana que aporta frialdad, dejando en el aire la sospecha, esto también sirve para que más de la mitrad del metraje sea hablado en inglés, al ella expresarse (eso dice) mejor en el idioma shakespeariano que en el de Julio Verne.

 

Entre los defectos está su desmedido minutaje de dos horas y media, que son innecesarias para lo que se cuenta, sintiéndose en algún tramo elementos cercenables como otros iterados.

 

Sandra Voyter (Sandra Hüller), Samuel Maleski (Samuel Theis) y su hijo Daniel (el debutante Milo Machado Graner) con discapacidad visual, de once años, viven en las montañas, no lejos de Grenoble. Un día, Samuel es encontrado muerto al pie de su chalet. Suicidio u homicidio? Se abre una investigación y Sandra es procesada a pesar de las dudas. Un año después, Daniel asiste al juicio de su madre, donde será defendida por el letrado Vincent (Swann Arlaud)

 

Tiene un aparente ligero inicio, pero que en realidad son las piezas del puzle que irá evolucionando durante el film. Estamos en una vivienda de madera en medio de los nevados Alpes galos, hasta allí llega una joven estudiante en auto a entrevistar a Sandra Voyter, escritora reconocida. La primera pregunta que le hace es: “Crees que sólo puedes escribir desde la experiencia?”, esta inocente cuestión será crucial en los hechos que están por venir, pues se especulará con ellos, pues en alguna de sus novelas hay asesinatos. Sandra evita responder y desvía la conversación, entonces escuchamos a todo volumen ‘PIMP’ de 50 Cent, no sabemos de donde viene la potente música, pero hace que la entrevista la den por suspendida, quedando en volver a ella en Grenoble. Todo esto salpicado por flashes de un joven (Daniel, con alguna discapacidad visual) lavando un perro (Snoop sabremos se llama). Tras acabar la interrumpida interview, Daniel saca a pasear por el prado nevado al can, cuando vuelve al hogar, encuentra al padre frente a la casa, tirado en el suelo ensangrentado por la cabeza letalmente. Tras ello la acusación apoyada en el clásico procedimental de salpicaduras de sangre (algo que vuelve a emparentarlo con el caso de Michael Peterson mencionado), la forma de la caída del cuerpo con pruebas con peleles, interrogatorios, psicólogos, aparición sorpresa de un audio, o el testimonio nuclear del hijo.

 

La película deviene en un enfrentamiento de sexos, donde los roles tradicionales terminan por invertirse, y con ello el conservadurismo imperante haciendo prejuicios. Y es que sabremos que Sandra es una escritora de éxito, con varias novelas en su haber, mientras Samuel es un escritor frustrado que no ha completado ningún libro, tenemos a la triunfadora y al perdedor frustrado, sabremos además que ella es una mujer activa sexualmente, bisexual que le ha sido infiel a su esposo y con ello convertido en celoso enfermizo (de ahí probablemente el querer interrumpir la entrevista del inicio), mientras él, es atacado por ella por hacerle culpable del accidente (por el que su hijo tiene disminuida la visión) de Daniel, con lo que arremete contra su condición de protector de la familia, y para remarcar esto, el terapeuta de Samuel (en un testimonio bastante cosificado en su machismo soterrado) habla de que ella lo hacía sentir castrado.

 

El tramo álgido en que se rompe la linealidad del film, la catarsis donde las piezas de este matrimonio implosionan es durante el juicio, cuando sale a luz una grabación de audio que Samuel había realizado durante una discusión marital, sin que lo supiera ella. Empezamos a oírla y hábilmente la directora nos sumerge en un agrio flash back (único que vemos de la pareja; hay otro, pero con Samuel y Daniel en el auto) de la cruda batalla dialéctica, en un crescendo sofocante, de una intensidad doliente, con una frescura en la autenticidad que se transmite punzante, donde los argumentos de uno y otra colisionan, cada uno con sus razones, los dos apoteósicos en sus actuaciones, un duelo angustioso, donde la clásica hombría se enfrenta a su realidad ante una mujer segura de sí misma, salen a relucir resquemores como ella le culpa del accidente del filio, él la acusa de infiel, ella le acusa de haberla llevado a su terreno en Francia, el la acusa de hablar con nel hijo en inglés, ella le acusa de no querer sexo, él la acusa de haberle robado ideas, hasta que todo desemboca en violencia física, que se nos hurta (ingeniosamente para ahondar en la ambigüedad) de ver en el momento álgido, que solo escuchamos y que únicamente se traduce por la versión al juez de ella. A la postre, con elementos como esta discusión, a Sandra cual Caza de Brujas, se la acusa no solo de asesinato, se le acusa de no ser buena madre, de ser adúltera, de ser bisexual, hasta de tener éxito. Y enarbolando a esta ‘Bruja’ está una sensacional Sandra Hüller, poseedora de un gran carisma, empatizamos con su Vía Crucis, pero dejando siempre la sombra de la duda, mujer autosuficiente, pero inteligente como para regar con pequeñas mentiras su declaración (los moratones en sus muñecas), alguien seductor, que aparece aprovecharse de ello para ganar para su causa e implicar más a su abogado Vincent. Interpretación cargada de misterio, que la actriz dota de gran sutilidad en sus registros expresivos, excelsa en como transmite descompresión en el rush final

 

El centro moral del relato es sin duda el hijo de la pareja Daniel, sumido durante el juicio en una montaña rusa de emociones ello por la información soterrada que aflora a sus sentidos. Al principio lo sentimos del lado pétreo de su madre, pero a medida que avanza la historia lo vemos dudando en la sala y en su comportamiento con ella, hasta pedir a la asistenta social Marge (correcta Jehnny Beth) que le cuida para que la madre en la casa no lo mediatice durante el juicio, que se marche, todos pensamos entonces, como la propia madre, que ya no la cree inocente. En el clímax del film es Daniel el eje central, al pedir testificar otra vez, pues a la luz de lo que oído durante el juicio tiene información que puede ser vital para el devenir del veredicto, erigiéndose entonces Daniel en la voz de la cordura en medio de la tempestad. El joven Graner deslumbra con la fuerte personalidad que emite, alguien que a la fuerza debe despertar a la madurez del mundo retorcido de los adultos, es nuestra inocente brújula en el relato, actuación incisiva, a al que se añade el alegórico rasgo de estar medio ciego, lo que lo hace líricamente cautivador, pues debe ver lo que los demás no pueden, debe adentrarse en sus recuerdos para intentar atisbar la verdad, nos cala su confusión interna, pero aun así es el faro que terminará iluminando el final. Ello sin caer en facilonas sensiblerías lacrimógenas, muy bueno.

 

La directora sabe aportar dosis de humor desengrasante ante la adustez de la narración, como cuando el fiscal teoriza sobre el tema ‘PIMP’ de 50 Cent, el que irrumpió en la entrevista del inicio, tildando el tema de “canción profundamente misógina”, ello como posible deux machine para el asesinato (¿?); O cuando Sandra en medio de un llanto dice: "Quizá el dinero no da la felicidad; pero cuánto mejor es llorar en tu coche (el de su abogado) que en el metro".

 

Las escenas del juicio son filmadas por Triet de modo naturalista, aunque dando relieve a los tropos clásicos del fiscal intimidante ‘villano’, este imponiendo teorías que se adaptan a su acusación, proponiendo el campo para ello, así como pudo haberse cometido el crimen por ella. Ello en una entusiasta actuación de Antoine Reinartz, con pasión defiende sus postulados.

 

Estos aciertos apoyados en una (remarco) naturalista puesta en escena, donde destaca la notable cinematografía de Simon Beaufils (“Sibyl”), de resonancias digitales, sin regodearse en la belleza alpina del entorno de la muerte, pero aprovechándose de la frialdad ambiental para impregnar a los personajes de ella. Con prodigiosos primeros planos que extraen lo mejor de las actuaciones, ágil emocionalmente en una escena en que se mueve cual pelota de tenis por la sala del juicio de un testimonio al rostro perplejo de Daniel por lo que oye, haciéndonos partícipes de su zozobra. Esto en miscelánea con la grácil edición de Laurent Sénéchal (“Onoda”), que aporta intensidad con la suave introducción de flashes como el que tiene Daniel imaginado (según palabras del fiscal) como fue ‘asesinado’ Samuel, o como salta entre la grabación de audio y el flash back y como vuelve antes de que acabe al juicio; Como inteligente es el uso del sonido y la música solo incidental. Pues en la banda sonora solo se oye al inicio el tema de 50 Cent, y una interpretación al piano de la célebre 'Asturia' (Leyenda) de Isaac Albéniz, aportando en ausencia de brisa que empuje al espectador de mayor autenticidad seca a la narración.

 

En el desenlace esperaba algún giro sutil que diera más complejidad a la historia, pero se atiene a ser liso, solo destaca por la reacción de Sandra. Aun así, me ha resultado un film muy apreciable, sin contarme algo nuevo, sei me ha enganchado por su potencia realista.

 

En lo negativo, aparte de lo ya mencionado, estaría la sub trama entre Sandra y su abogado Vincent, muy manida la atracción entre acusada y defensor, un cliché, aunque al menos aquí nunca se cruza la línea de tensión sexual no resuelta, pero esto me ha sido toralmente eliminable; Tampoco la crítica a los medios de comunicación añadiendo amarillismo al caso me ha sido muy acorde al potencial del resto del film, me han sido apuntes a pie de página que nada suman.

 

Me ha llamado la atención del sistema judicial francés en que un adolescente es tratado de modo adulto, sin concesiones a su edad. También llamativo como durante los testimonios en el juicio la acusada puede interrumpir con su versión de lo que oye o hacer preguntas cual abogado, muy interactivo todo en que todo pueden ser careos.

 

El rodaje se lleva a cabo en marzo Yabril 2022en Saboya, en el valle de Maurienne (en Villarembert , Fontcouverte-la-Toussuire , Saint-Jean-de-Maurienne y Saint-Léger ), en Isère (en Montbonnot-Saint-Martin y Grenoble ) 13 y en Charente Marítimo 14, en particular en el juzgado de Saintes en abril-mayo de 2022 15 .

 

Cuál era la verdadera intención de Samuel con aquella grabación? Mi teoría es que la provocó él a ella para tras suicidarse este audio llegara a la fiscalía y con ello acusar a su esposa que odia por asesinato.

 

Muy sensible como Sandra tras ser absuelta describe a su abogado su sensación de vacío, nada de sentirse triunfal, es la nada que la inunda. Tras ello el reencuentro con el hijo, siendo él el que la abraza en clara simbología de superioridad moral (entiendo). Tras ello Sandra se tumba en un colchón del suelo y se abraza al perro. Fin.

 

Me habría gustado algún girillo, como que el testimonio final de Daniel hubiera sido inventado para ayudar a su madre. Seguiríamos sin saber la verdad, pero habría potenciado la ambigüedad del relato, Y él hijo por el Amor de Madre habría transgredido incluso lo que esta le dijo de solo decir al verdad. Pero Triet optó por la adustez como bandera, que tampoco está mal.

 

Justine Triet se declaró “fascinada por el asunto Amanda Knox” y declaró que quería “abordar la cuestión jurídica en todos sus detalles”. Amanda Knox es una autora, activista y periodista estadounidense encarcelada durante casi cuatro años en Italia tras su condena en 2007 por el asesinato de Meredith Kercher, una compañera de intercambio de idiomas que compartía su apartamento. En 2015, Amanda Knox fue absuelta por el Tribunal Supremo de Casación de Italia. Su familia es insolvente después de incurrir en grandes deudas tras años de sostenerlos. El producto de la venta de las memorias de Amanda Knox se utilizó para pagar las costas de los abogados italianos.

 

Me queda un thriller de reminiscencias psicológicas de calado reflexivo. Gloria Ucrania!!!

sábado, 13 de enero de 2024



Sherlock: Su último voto


Estimulante por lo juguetón este tercer y último capítulo de la tercera temporada de la estupenda serie creada por Steven Moffat para la BBC. La brillante actualización de las aventuras del mítico detective residente en el londinense 221B de Baker St. Dirige Nick Hurran (especializado en tv con series como “Dr. Who” o “Minority Report”, dirigió en la serie además de este, el segundo de la cuarta temporada, “The Lying Detective”), y escribe Moffat un enrevesado guion que juega con la percepción del espectador, y como referente de que todos hemos visto los capítulos anteriores realiza varias piruetas narrativas un tanto inverosímiles ansiando sorprender al espectador, unas con mayor éxito que otras, pero en conjunto un placer el acompañar a la pareja Holmes & Watson en esta laberíntica propuesta, donde sobre todo destaca el formidable duelo de inteligencias entre Holmes y el villano encarnado por un gran Lars Mikkelsen, un genio del crimen. Llamado ‘El Napoleón del chantaje’, en claro reflejo del ‘Napoleón del crimen’ que era con Doyle el gran Profesor Moriarty Siendo la historia una adaptación contemporánea del cuento de Sir Arthur Conan Doyle "La aventura de Charles Augustus Milverton", con otros muchos guiños a otros relatos de Doyle, siempre jugando con lo mordaz, con lo divertido, mostrando un mundo elitista de inteligencia suprema, dónde los palacios mentales son el epítome. Aquí Sherlock ha dado el salto (discutible) de resolver casos particulares a cuál James Bond querer salvar el Mundo. Episodio que toca temas como el peso del pasado, la capacidad de redención, los sacrificios por un bien mayor, o la importancia de la información como arma poderosa.

 

En el episodio, Sherlock Holmes (Benedict Cumberbatch) y John Watson (Martin Freeman) abordan un caso sobre cartas robadas. Esto lleva a la pareja a entrar en conflicto con Charles Augustus Magnussen (Lars Mikkelsen), un magnate de los medios especializado en chantaje a quien Sherlock desprecia. Holmes y Watson intentan arrestar a Magnussen, pero su intento falla cuando lo confrontan en Appledore, la casa de Magnussen. Teniendo gran importancia en la trama Mary (Amanda Abbington), la reciente esposa de Watson.

 

Tiene un prólogo brillante, con la presentación de un villano sofisticado, seguro de sí mismo, Charles Augustus Magnussen, dominando la situación cual Terminator indagando en las debilidades humanas de sus interpeladores, hasta derivar todo en el encuentro con Lady Elizabeth Smallwood [Lindsay Duncan], a al que humilla con su información chantajeadora, hasta acabar en modo villano viscoso lamiendo literalmente el rostro de la mujer. Tras ello saltamos, con guiño a la ‘sherlockiana’ “La aventura del hombre del labio torcido”, a que Watson es conminado a buscar al esposo drogadicto de una vecina, adentrándose en un edificio abandonado utilizado por los toxicómanos para sus chutes, cuando tras un violento encuentro con el ‘gerente’ haya al marido tirado en el suelo drogado, cuando intenta incorporarlo, alguien tras de él dice su nombre, se da la vuelta y es nada menos que Sherlock Holmes, le dice a Watson que está en misión secreta, pero este no lo cree y lo saca de allí. Tras esto Sherlock se pasa a ‘visitar’  ala forense Molly Hooper (dulce Louise Brealey), que está enamorada  platónicamente de Sherlock, y al que abofetea de modo sádico (¿?). Tras ello descubrimos que Sherlock tiene ahora novia, es Janine (Yasmine Akram), hermosa morenaza (apareció en la boda de Watson) que deja en estado de shock a Watson, por considerar asexual a su amigo. Luego nos enteramos (ello con el espíritu de las novelas ‘doylenianas’) que todo es por interés (la crueldad humana seca de Sherlock se expone en todo su esplendor engañando a Janine), e incidiendo en las debilidades humanas, todo ello expuesto con gran sentido del humor. Muy jocoso cuando Sherlock cuenta a Watson el plan de infiltración en la ‘guarida’ del malo (por encargo de Lady Elizabeth Smallwood), y este solo le hace preguntas sobre Janine. Y cuando sorprende a Watson sacando un anillo de compromiso a través de un video-comunicador.

 

Tenemos una escena de muy estimulante cuando un personaje importante es descubierto amenazando con un arma a Magnussen de rodillas, Este apunta también a Sherlock, y sorpresivamente le dispara (cuando terminas sabiendo las motivaciones te das cuenta de lo ridículo que es). Pero lo punzante viene después, cuando Sherlock analiza alargando el instante del disparo, todas las posibilidades en su ‘Palacio Mental’ para no desangrase, extraordinario todo el montaje de esto que temporalmente sería un flash. Apareciendo diferentes personas por el flash para ofrecerle salidas, como Molly, Moriarty y hasta Moriarty.

 

Hay otra ingeniosa escena, maravillosamente editada y filmada, como es cuando Sherlock se cita con la persona que le dispara tras una fachada de edificio falso, quedando ambos en un estrecho y semioscuro pasillo, donde Sherlock juega a los trampantojos de modo perspicaz.

 

Tenemos un muy navideño tramo en casa de los padres de Sherlock y Mycroft, siempre todo pasado por el tapiz del enrevesado guionista, con especial atención al invitado yonki (Bill Wiggins al que da vida un buen Bill Brooke) que no parece creer demasiado en el espíritu de estos días. Con conversaciones de calado entre los hermanos (muy gracioso cuando la madre los descubre fumando a ambos, y ambos esconden el cigarro negándolo, haciéndonos ver que son más parecidos de lo que parecen). Con otro gran chiste cuando Sherlock pregunta a Watson si lleva una pistola y este le responde si ve normal que lleve una a una cena navideña en casa de sus padres? Sherlock le responde que si la lleva en el abrigo y Watson asiente. 

 

Para desembocar todo en el clímax en Appeldore, el modernista hogar-fortaleza de Magnussen. Donde Sherlock se sentirá arrastrado por el ingenio y malicia del magnate de los medios. Donde sobre todo queda patente que Sherlock no es tan sociópata como intenta aparentar, pues como bien le dice Magnussen, tiene sus debilidades. Al final la revelación final de la ‘bóveda’ me ha despertado sentimientos encontrados, si no lo piensas es formidable para emparentar a los antagonistas, pero en cuanto lo analizas hace más aguas que el Titanic. Para sdesembocar en nuna acción de Sherlock que queriendo se rsorpresiva queda como un pegote que no cuadro lo más mínimo con el carácter ingenioso del detective.

 

Es un capítulo donde Moffat nos vuelve a regalar múltiples giros para impactar al espectador, marca de la casa, como la novia de Sherlock, la aparición de la persona (Liar, liar, liar,…) que apunta a Magnussen, la forma de acabar la comida navideña, por supuesto la ‘bóveda’ de los secretos de Magnusssen, e incluso hay un cliffhanger jocosos entre créditos.

 

La pareja protagonista Benedict Cumberbatch y Martin Freeman, como la legendaria pareja de detectives, vuelven a bordarlo, la química entre ambos fluye de forma natural, su compenetración se proyecta al espectador con naturalidad. Cumberbatch mimetizado con el personaje le impregna de frialdad, de temple, de rigidez, de astucia, con una labia proverbial, te lo crees que siempre vaya varios pasos por delante, su arrogancia es notoria, mezclada en esta ocasión cierto grado de fragilidad ante el némesis; Watson es el Sancho panza de la pareja, la voz de la razón humana, los sentimientos que le falta a Sherlock, esta vez con esposa, dotando de escenas de amor puro con Abbington; Pero aquí el que se lleva la palma es el danés Lars Mikkelsen (“Borgen y “The Killing”), y es que un héroe se eleva si su antagonista es grande y este lo es con su ingenio y altivez, con una elegancia epicúrea que mezcla con exquisitas dosis de sadismo, micro (el lametazo, o los golpes de dedo en el rostro y ojos), una actuación bañada de un gran carisma, ser serpentil que se mueve y habla como un reptil buscando las fragilidades humanas, y se solaza al hallarlas, las chispas son constantes en sus duelos con Sherlock.

 

En la puesta en escena destaca por su gran gusto estético, con una luminosa fotografía de Neville Kidd (“Outlander” o “Altered Carbon”), con tomas de grúa, dron, con circulares, todo un alarde de recursos puestos al servicio de la intensidad dramática, ello en miscelánea con la vigorosa edición de Yan Miles (“Hermanos de Sangre” o “Juego de Tronos”), que dotan de un vibrante sentido visual al trepidante desarrollo. UY todo salteado por la pegadiza música de Michael Price y David Arnold.

 

Spoiler:

 

Lo de que Mary sea un agente asesino de la CIA me ha resultado muy forzado, no hay asideros de cuando la conocimos para pensar en algo tan de “Mentiras arriesgadas”, y más cuando Sherlock le remarca que es su sino sentirse atraído por este tipo de personas, pero si Mary no había dado signo alguno de ello! Pero además el juego de inteligencias que se llevan con el disparo que recibe Sherlock es de aurora boreal. Pues Mary no quiere matarlo pero le dispara, mande? Si no lo mata sabe cantará, y si quiere darle un aviso, no hay mejores formas? Esto me ha sido cogido con pinzas muy livianas.

 

Lo de que al final la bóveda de los secretos sea algo la mente de Magnussen, y con ello veamos su Palacio mental, en claro reflejo del duelo de mentes Sherlock-Magnussen. Resulta atractivo sobre el papel, alguien tan poderoso mentalmente como para acumular información en su cerebro cual disco duro infinito. Pero esto en realdiad tiene más agujeros que el coche de Sony Corleone. Pues estos datos que detenta se suponen son para chantajear a víctimas propiciatorias. Pero si no tienes pruebas físicas como puedes mantener la versión de lo que sabes, sería la palabra de uno contra la del otro. Esto cojea más que Ratso, no mantiene un mínimo análisis que todo sea lo que este tío acumula en su ‘azotea’, pues, además, como no creer que pueda su cabeza tergiversar hechos, es que pensar en esto es de traca el tener miedo a que alguien diga algo en su medio de comunicación que no lo sostenga con algo tangible, sería demandado y perdería.

 

Lo de que al final Sherlock ante no poder vencer a su enemigo decida pegarle un tiro me ha resultado muy fuera de lugar, impropio del sofisticado detective, este no0 puede ser el comportamiento de alguien metódico, actuar como vengador estilo Charles Bronson me ha sido grotesco, me ha chirriado más que el tren sobre rio Kwai descarrilando. Para colmo este ‘pecadillo’ venial de ser un frio asesino se le perdona en un apresurado rush final con excuasas peregrinas, venga ya!

 

La trama se basa principalmente en el cuento original " La aventura de Charles Augustus Milverton ", siendo el epónimo Milverton un chantajista adaptado al personaje de Magnussen. En ambas historias, "Appledore" es el nombre de las bóvedas del antagonista y, en ambas, Holmes se compromete con un empleado del villano para obtener acceso. Ambas historias culminan con la muerte de Milverton/Magnussen, aunque en la historia original Milverton es asesinado por una de sus víctimas.

El título de "His Last Vow" es un juego de palabras con el título de "His Last Bow", la historia final de Sherlock Holmes cronológicamente. El título no se explica en el episodio, pero es una referencia al diálogo del episodio anterior, "The Sign of Three", en el que Sherlock hace su última promesa de estar siempre ahí para John y Mary Watson. La trama del episodio no tiene relación con el cuento, aunque hay alusiones presentes. En la historia original, el detective se retiró para criar abejas en una cabaña de Sussex y, en el episodio, Janine menciona que planea comprar una cabaña de Sussex de la que quitará algunas colmenas. En el diálogo final del episodio, una historia que Mycroft le contó a Sherlock sobre "el viento del Este" durante su infancia, es similar a un discurso de la historia original.

Mary revela su verdadera identidad en lo que Sherlock llama "la casa vacía", un callejón escondido detrás de lo que aparentemente son los frentes de dos casas en Leinster Gardens. En la "casa", Mary cree que Sherlock la ha engañado colocando un muñeco de sí mismo en El final del callejón: en "La aventura de la casa vacía", se utiliza un muñeco para engañar al asesino coronel Sebastián Morán en una casa vacía. Las letras AGRA se ven en la tarjeta de memoria parecen ser iniciales reales de Mary Watson. En El signo de los cuatro, la primera historia original de Holmes presenta a Mary Morstan, el Tesoro de Agra es punto focal principal y causa de disputa. En la misma historia, Bill Wiggins, drogadicto en "His Last Vow", es uno de los Irregulares de Baker Street. La secuencia de apertura, en la que John viaja a una guarida de drogas para recuperar al hijo de un amigo de la familia y también encuentra a Sherlock, se deriva de la apertura de "El hombre del labio torcido".

Según Gatiss, la frase de Mycroft, "Como le gusta comentar a mi colega, este país a veces necesita un instrumento contundente" es una referencia a un comentario de M que describe a James Bond, y pretende sugerir que las dos series comparten la misma realidad.

El hijo de Moffat y Vertue, Louis Moffat, interpretó a un joven Sherlock en dos escenas y los padres de la vida real de Benedict Cumberbatch , Timothy Carlton y Wanda Ventham , repitieron sus papeles como los padres de Sherlock de "The Vacuum Hearse". Steven Moffat bromeó después diciendo que Sherlock "se basa en el nepotismo".

Las escenas ambientadas en 'Appledore', la casa de Magnussen, fueron filmadas en Swinhay House en Gloucestershire, propiedad de Sir David McMurtry, jefe de ingeniería de Renishaw.

 

Por sus actuaciones en el episodio, Cumberbatch y Freeman ganaron los premios Emmy al Mejor Actor Principal en una Miniserie o Película y al Mejor Actor de Reparto en una Miniserie o Película, respectivamente. Moffat también ganó el premio Primetime Emmy al mejor guión de miniserie, película o especial dramático por su trabajo en el episodio.

 

Buen final de la temporada, aunque algo pretencioso en varios aspectos que la hacen restar, pero como entrenamiento cunmple con creces si no piensas mucho en sus lagunas. Gloria Ucrania!!!