martes, 19 de diciembre de 2023

 

UNA MUJER OPARA DOS.


Transgresora comedia romántica, que solo se entiende se estrenara en Hollywood porque estábamos en la era Pre Código (1929-1934) de censura, pues es una oda al amor libre sin ataduras, un canto al ménage-à-trois, e incluso si se escarba un poquito, a la bisexualidad soterrada entre los tres amantes, hay queda que en el apartamento de los dos bohemios amigos hay tres estancias, pero una cama sólo (¿?). Dirige el maestro de la comedia sofisticada y elegante, el berlinés Ernst Lubitsch, adaptando un guión del gran Ben Hecht (“Scarface” o “El bazar de las sorpresas”), basándose libremente en la obra de teatro homónima de 1932 del dramaturgo inglés Noël Coward (esta fue una de las más de una docena de obras de Coward llevadas al cine). A finales de la década de 1920 y principios de la de 1930, Coward escribió una sucesión de obras de éxito populares. En Broadway, “Design for Living” fue un éxito popular y de crítica protagonizado por Lynn Fontanne, Alfred Lunt y Coward, y su atrevido tema ménage-à-trois lo hizo controvertido. Lubitsch para el guion recurrió a Hecht, y optaron por una adaptación libre de la trama, reescribiendo completamente la obra, prácticamente no dejó intacto ninguno de los diálogos de Coward.

En el original, los tres personajes principales eran sofisticados, urbanos y cínicos, Hecht cambió los nombres de los hombres y el trío se volvió ingenuo y exuberante, viviendo la vida bohemia sin preocupaciones en medio de la Gran Depresión. Habiendo en lo que queda una atomizada sexualidad en sus afilados diálogos con segundas intenciones, con claros simbolismos, con metáforas sexuales valientes, con sibilinas insinuaciones, todo un compendio de exaltaciones de índole erótica que provocaron problemas en su estreno en cines y con la implantación de la Censura la condena de la Legion of Decency y la negación de certificado de la PCA para su relanzamiento en 1934.

 

Todavía más incisivo transgresoramente es que sean dos hombres los que rivalizan por la mujer, siendo ella una chica fuerte de carácter, que no se deja mangonear y que manipula a sus potenciales amantes, siendo en este sentido el rol de Golda toda una adelantada a su tiempo en empoderamiento femenino, en cómo es capaz de dominar a los tipos con carisma y gracia, como es inspiradora para ellos. Siendo además una obra que ensalza la amistad, frente a los posesivos celos, frente a los convencionalismos del rígido y constreñido matrimonio, riéndose con mordacidad del adulterio, de la traición, y por supuesto de las costumbres de la clase alta.

 

Y estamos ante un film de Lubitsch, con todo lo bueno que ello supone, marcado por el legendario ‘Toque Lubitsch’, aportando en ello sofisticación, diálogos puntiagudos en sus dobles sentidos, con brillantes elipsis, geniales fuera de campo cuando la cámara se queda al otro lado de una puerta y escuchamos lo que sucede al otro lado, regando con humor mordaz el metraje, todo evolucionado con genuina sutilidad. Todo esto enarbolado por un trio protagonista en estado de gracia, con Fredric March, Gary Cooper y Miriam Hopkins (fue la tercera y última de sus colaboraciones con el director tras “El teniente sonriente” de 1931 y “Problemas en el paraíso” de 1932), donde ella encarna a una mujer que no puede decidir entre dos hombres que la aman, y el trío acepta intentar vivir juntos en una relación amistosa platónica (será posible). Secundados está un formidable cómico como Edward Everett Horton como un flemático empresario enamorado de la Hopkins.

 

El escritor Tom Chambers (March) y el pintor George Curtis (Cooper) conocen en un vagón de tren a la diseñadora publicitaria Gilda (Hopkins), y ambos tipos se enamoran de ella, y ella hace lo mismo con los dos. Termina la situación en un pacto, ella promete ayudarlos a ambos en sus carreras, bajo la condición de que no haya sexo.

 

Comienza de forma genial, en modo film mudo, con varios minutos sin decirse palabra en el escenario de un vagón de tren en Francia, allí llega una joven Gilda y se encuentra durmiendo a Tom y George. Ella saca un bloc y los dibuja, corrigiendo con goma cada vez que ambos cambian el gesto, no vemos el dibujo, ella terminan sucumbiendo a Morfeo. George mueve la mano y toca el pie estirado de ella y despierta viendo en frente a la preciosidad de mujer, despierta a Tom y ambos se acicalan, ven el bloc y lo cogen para curiosearlo, encontrando una divertida caricatura de Napoleón con su clásico traje, pasan una hoja y el Emperador corso está en paños menores, pasan otra página esperando verlo desnudo, y lo que ven son las caricaturas de sus rostros durmiendo. Miran en frente y ella está despierta mirándolos sonriendo. George le comienza a hablar en francés corrigiendo sobre la cara de Tom que la caricatura no está bien, hasta que se dan cuenta que todos son estadounidenses.

 

Tras este arranque tenemos la relación entre los tres, que primero se da furtivamente entre ellos, donde los amigos Tom y George ven a escondidas amorosamente a Gilda, esta lo mantiene en secreto. Hasta que todo se destapa y llega el ya mencionado acuerdo de amistad. Pero esta tensa relación platónica está abocada al fracaso, cuando de sexo se trata todo está permitido, como bien dice picaronamente Gilda recostada sensualmente en una cama: "Es cierto que tenemos un acuerdo de caballeros, pero desafortunadamente no soy un caballero".

 

La puesta en escena rezuma clasicismo, rodándose íntegramente en interiores, claramente influida por su procedencia teatral, aunque para salirse de estos corsés Lubitsch incluye varias escenas de escaleras con encuentros entre personajes.

 

Hay toques de genialidad como es la forma en que ambos se dan cuenta de que tiene n affaire con Gilda, ello a través de frases que les ha dicho Plunkett; Está el del sofá lleno de polvo en el apartamento parisino de los amigos, crea un aura táctil maravillosa cada vez que Gilda se recuesta sobre él en un mar de dudas y levanta una nube de polvo dramático; Está esa oda a la libertad sexual de la mujer que es el discurso que da Gilda a Tom y George sobre que no puede elegir entre ambos, las mujeres también tienen derecho a desear y amar a dos hombres a la vez y deben ser los hombres quienes, acepten la decisión de Gilda, los tres, mano sobre mano, denominan como " pacto de caballeros" y nada de sexo; Está la muestra de maestría de Lubitsch en el manejo de las elipsis, para hacernos ver han pasado diez meses, vemos un bus de Londres anunciando que se cumplen los 10 meses de la representación de la obra escrita por Tom, así de simple; Está la forma en que Tom se entera de la ‘traición’, está dictando una carta para Gilda y George a su secretaria alegre por el éxito de su obra, entre medias aparece un botones con una misiva, la abre y su gesto de felicidad cambia (todos sabemos lo que pone), coge la carta que dictaba, la rompe y dicta: Que seáis felices; Cuando asistimos a la obra de teatro de Tom, ello a través del rostro de Plunkett, el público disfruta entre sonrisas, lo hace también Max, pero de pronto su sonrisa se le corta, y es que lo que ha oído es una coletilla suya que ha ‘robado’ Tom; Cuando Tom visita Gilda, George ha salido de viaje y la cosa termina tras la puerta  (eufemismo Lubitsch de sexo), y como tras la elipsis nocturna, pasamos a la mañana. Aparece George, primero contento por encontrar allí a Tom, pero luego se da cuenta de pequeños detalles, como que su amigo va vestido con esmoquin que solo se utiliza de noche y que en la mesita hay dos desayunos y se cosca; Es antológica la escena sin palabras en que vemos a Gilda con Max ir a comprar una cama, lo vemos todo desde la calle a través de un escaparate, jocoso cuando Max saca una cinta métrica y hace caculos sobre el espacio que sobrará entre ambos (¿?); Max siempre flemático y cuasi-asexual en su rigidez solo se permite un acto de salirse de sus casillas destruyendo una macetita cuando se ha enfadado con Gilda; Todo el arrollador tramo final en la residencia de Max, desde todo lo relativo a ese tipo que nunca se ve, Egelbaur, la aparición de los dos amigos, como examina a Max (Vegetal!), como se sugiere la aceptación de sexo de los tres juntos cuando el trio se sienta en la cama de ella alegremente haciendo bromas, clara sugerencia sexual de disfrute ménage-à-trois; Esa puerta que cierran George y Tom para irrumpir en el sarao montado por Max, tras una elipsis entra Max y se encuentra todo patas arriba en el salón y sin gente, los amigos le cuentan que ha habido pelea y que Egelbaur les ha sorprendido en su agilidad; Y tenemos ese prodigioso final con los tres subidos a un taxi con Gilda en medio, van a volver al piso parisino para que ella les regañe como sabe. Tras lo que le da un beso en los labios a Tom, tras lo que George hace lo mismo (esto nunca más se vería durante la censura, en una película que una mujer besara en los labios a dos hombres). Y termina diciendo ella que quede clara una cosa, es un pacto entre caballeros y se dan la mano, pero ya sabemos que el pacto es que si habrá sexo (cama redonda?).

 

George: -No tengo una camisa limpia.

Tom: "Porqué una camisa limpia? Que sucede? Un romance?

George: -No estoy hablando de un pijama. Solo de una camisa limpia.

 

-Un asiento de bicicleta sería duro para los bienes históricos de Lady Godiva.

 

Cuando Plunkett le pregunta a George cuánto gana al año en números redondos: - En números redondos? Cero.

 

La denominación "pre-Código" se refiere al tiempo entre la llegada del sonido en 1929 y el momento, a finales de 1934, cuando la Asociación de Productores y Distribuidores de Películas, y la famosa Oficina Hays, comenzaron a tomar medidas enérgicas contra la cantidad de sexo, violencia y descortesía en general. Marcando el contenido que podría mostrarse o discutirse explícitamente en los cines estadounidenses; el período en el que se había redactado el Código de Producción del MPPDA, pero aún no se estaba aplicando. Era una época de un tratamiento inusualmente sofisticado del sexo y de una violencia impecablemente salvaje, nada que no se pudiera mostrar en las cadenas de televisión (la desnudez, por ejemplo, era extremadamente rara), pero ciertamente mucho más atrevido y atrevido que la mayor parte de lo que se había visto. Piensa que es incluso un poco familiar. Las dificultades de censura surgieron con Design for Living debido a discusiones e insinuaciones sexuales en la película. La Oficina Hays finalmente aprobó su estreno, pero la película luego fue prohibida por la Legión de la Decencia, y en 1934 la PCA le negó un certificado para su reestreno bajo las nuevas y estrictas reglas.  El tema atrevido de la película también atrajo la atención de la prensa.

 

Lubitsch esperaba contratar a Ronald Colman y Leslie Howard como los protagonistas masculinos, pero Colman exigía demasiado dinero y Howard no quería arriesgarse a que lo compararan con el elenco original de la obra. El director originalmente eligió a Douglas Fairbanks, Jr. como George, pero el actor contrajo neumonía y tuvo que retirarse justo antes de que comenzara el rodaje, y fue reemplazado por Gary Cooper. Lubitsch eligió al jugador contratado de Paramount, Fredric March, como Tom.

 

La génesis de la comedia reside en el compromiso de Coward (homosexual confeso) de escribir una comedia para él y sus amigos del alma y penurias juveniles Lynn Fontanne y Alfred Lunt, trío de cómplices que, habiendo llegado a la fama, se reunieron en la escena para representar la comedia, escandalosamente exitosa en una sociedad regida por señorones tan serios y protocatólicos como Mr. Joseph Kennedy, cuya lista de amantes superó la de hijos que tuvo con su esposa oficial, perfilándose como uno de los más grandes adúlteros millonarios de esa hipócrita sociedad. ni en la pieza de Coward ni en su adaptación al cine tiene lugar el adulterio, porque la base es la libertad de compromiso sexual que hace gala su protagonista.

 

Un film punzantemente divertido. Gloria Ucrania!!!

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