UNA MUJER OPARA DOS.
Transgresora
comedia romántica, que solo se entiende se estrenara en Hollywood porque
estábamos en la era Pre Código (1929-1934) de censura, pues es una oda al amor
libre sin ataduras, un canto al ménage-à-trois, e incluso si se escarba un
poquito, a la bisexualidad soterrada entre los tres amantes, hay queda que en
el apartamento de los dos bohemios amigos hay tres estancias, pero una cama
sólo (¿?). Dirige el maestro de la comedia sofisticada y elegante, el berlinés
Ernst Lubitsch, adaptando un guión del gran Ben Hecht (“Scarface” o “El bazar
de las sorpresas”), basándose libremente en la obra de teatro homónima de 1932
del dramaturgo inglés Noël Coward (esta fue una de las más de una docena de
obras de Coward llevadas al cine). A finales de la década de 1920 y principios
de la de 1930, Coward escribió una sucesión de obras de éxito populares. En
Broadway, “Design for Living” fue un éxito popular y de crítica protagonizado
por Lynn Fontanne, Alfred Lunt y Coward, y su atrevido tema ménage-à-trois lo hizo controvertido. Lubitsch para el
guion recurrió a Hecht, y optaron por una adaptación libre de la trama,
reescribiendo completamente la obra, prácticamente no dejó intacto ninguno de
los diálogos de Coward.
En el original, los tres
personajes principales eran sofisticados, urbanos y cínicos, Hecht cambió los
nombres de los hombres y el trío se volvió ingenuo y exuberante, viviendo la
vida bohemia sin preocupaciones en medio de la Gran Depresión. Habiendo en lo
que queda una atomizada sexualidad en sus afilados diálogos con segundas
intenciones, con claros simbolismos, con metáforas sexuales valientes, con
sibilinas insinuaciones, todo un compendio de exaltaciones de índole erótica
que provocaron problemas en su estreno en cines y con la implantación de la
Censura la condena de la Legion of Decency y la negación de certificado de la
PCA para su relanzamiento en 1934.
Todavía más incisivo
transgresoramente es que sean dos hombres los que rivalizan por la mujer,
siendo ella una chica fuerte de carácter, que no se deja mangonear y que
manipula a sus potenciales amantes, siendo en este sentido el rol de Golda toda
una adelantada a su tiempo en empoderamiento femenino, en cómo es capaz de
dominar a los tipos con carisma y gracia, como es inspiradora para ellos.
Siendo además una obra que ensalza la amistad, frente a los posesivos celos, frente
a los convencionalismos del rígido y constreñido matrimonio, riéndose con
mordacidad del adulterio, de la traición, y por supuesto de las costumbres de
la clase alta.
Y estamos ante un film
de Lubitsch, con todo lo bueno que ello supone, marcado por el legendario
‘Toque Lubitsch’, aportando en ello sofisticación, diálogos puntiagudos en sus
dobles sentidos, con brillantes elipsis, geniales fuera de campo cuando la cámara
se queda al otro lado de una puerta y escuchamos lo que sucede al otro lado,
regando con humor mordaz el metraje, todo evolucionado con genuina sutilidad.
Todo esto enarbolado por un trio protagonista en estado de gracia, con Fredric
March, Gary Cooper y Miriam Hopkins (fue la tercera y última de sus
colaboraciones con el director tras “El teniente sonriente” de 1931 y “Problemas
en el paraíso” de 1932), donde ella encarna a una mujer que no puede decidir
entre dos hombres que la aman, y el trío acepta intentar vivir juntos en una
relación amistosa platónica (será posible). Secundados está un formidable
cómico como Edward Everett Horton como un flemático empresario enamorado de la
Hopkins.
El escritor Tom Chambers
(March) y el pintor George Curtis (Cooper) conocen en un vagón de tren a la
diseñadora publicitaria Gilda (Hopkins), y ambos tipos se enamoran de ella, y
ella hace lo mismo con los dos. Termina la situación en un pacto, ella promete
ayudarlos a ambos en sus carreras, bajo la condición de que no haya sexo.
Comienza de forma
genial, en modo film mudo, con varios minutos sin decirse palabra en el
escenario de un vagón de tren en Francia, allí llega una joven Gilda y se
encuentra durmiendo a Tom y George. Ella saca un bloc y los dibuja, corrigiendo
con goma cada vez que ambos cambian el gesto, no vemos el dibujo, ella terminan
sucumbiendo a Morfeo. George mueve la mano y toca el pie estirado de ella y
despierta viendo en frente a la preciosidad de mujer, despierta a Tom y ambos
se acicalan, ven el bloc y lo cogen para curiosearlo, encontrando una divertida
caricatura de Napoleón con su clásico traje, pasan una hoja y el Emperador corso
está en paños menores, pasan otra página esperando verlo desnudo, y lo que ven
son las caricaturas de sus rostros durmiendo. Miran en frente y ella está
despierta mirándolos sonriendo. George le comienza a hablar en francés
corrigiendo sobre la cara de Tom que la caricatura no está bien, hasta que se
dan cuenta que todos son estadounidenses.
Tras este arranque
tenemos la relación entre los tres, que primero se da furtivamente entre ellos,
donde los amigos Tom y George ven a escondidas amorosamente a Gilda, esta lo
mantiene en secreto. Hasta que todo se destapa y llega el ya mencionado acuerdo
de amistad. Pero esta tensa relación platónica está abocada al fracaso, cuando
de sexo se trata todo está permitido, como bien dice picaronamente Gilda
recostada sensualmente en una cama: "Es cierto que tenemos un acuerdo de
caballeros, pero desafortunadamente no soy un caballero".
La puesta en escena
rezuma clasicismo, rodándose íntegramente en interiores, claramente influida
por su procedencia teatral, aunque para salirse de estos corsés Lubitsch
incluye varias escenas de escaleras con encuentros entre personajes.
Hay toques de genialidad
como es la forma en que ambos se dan cuenta de que tiene n affaire con Gilda,
ello a través de frases que les ha dicho Plunkett; Está el del sofá lleno de
polvo en el apartamento parisino de los amigos, crea un aura táctil maravillosa
cada vez que Gilda se recuesta sobre él en un mar de dudas y levanta una nube
de polvo dramático; Está esa oda a la libertad sexual de la mujer que es el
discurso que da Gilda a Tom y George sobre que no puede elegir entre ambos, las
mujeres también tienen derecho a desear y amar a dos hombres a la vez y deben
ser los hombres quienes, acepten la decisión de Gilda, los tres, mano sobre
mano, denominan como " pacto de caballeros" y nada de sexo; Está la
muestra de maestría de Lubitsch en el manejo de las elipsis, para hacernos ver
han pasado diez meses, vemos un bus de Londres anunciando que se cumplen los 10
meses de la representación de la obra escrita por Tom, así de simple; Está la
forma en que Tom se entera de la ‘traición’, está dictando una carta para Gilda
y George a su secretaria alegre por el éxito de su obra, entre medias aparece
un botones con una misiva, la abre y su gesto de felicidad cambia (todos
sabemos lo que pone), coge la carta que dictaba, la rompe y dicta: Que seáis
felices; Cuando asistimos a la obra de teatro de Tom, ello a través del rostro
de Plunkett, el público disfruta entre sonrisas, lo hace también Max, pero de
pronto su sonrisa se le corta, y es que lo que ha oído es una coletilla suya
que ha ‘robado’ Tom; Cuando Tom visita Gilda, George ha salido de viaje y la
cosa termina tras la puerta (eufemismo
Lubitsch de sexo), y como tras la elipsis nocturna, pasamos a la mañana.
Aparece George, primero contento por encontrar allí a Tom, pero luego se da
cuenta de pequeños detalles, como que su amigo va vestido con esmoquin que solo
se utiliza de noche y que en la mesita hay dos desayunos y se cosca; Es
antológica la escena sin palabras en que vemos a Gilda con Max ir a comprar una
cama, lo vemos todo desde la calle a través de un escaparate, jocoso cuando Max
saca una cinta métrica y hace caculos sobre el espacio que sobrará entre ambos
(¿?); Max siempre flemático y cuasi-asexual en su rigidez solo se permite un
acto de salirse de sus casillas destruyendo una macetita cuando se ha enfadado
con Gilda; Todo el arrollador tramo final en la residencia de Max, desde todo
lo relativo a ese tipo que nunca se ve, Egelbaur, la aparición de los dos
amigos, como examina a Max (Vegetal!), como se sugiere la aceptación de sexo de
los tres juntos cuando el trio se sienta en la cama de ella alegremente
haciendo bromas, clara sugerencia sexual de disfrute ménage-à-trois; Esa puerta que cierran George y Tom
para irrumpir en el sarao montado por Max, tras una elipsis entra Max y se
encuentra todo patas arriba en el salón y sin gente, los amigos le cuentan que
ha habido pelea y que Egelbaur les ha sorprendido en su agilidad; Y tenemos ese
prodigioso final con los tres subidos a un taxi con Gilda en medio, van a
volver al piso parisino para que ella les regañe como sabe. Tras lo que le da
un beso en los labios a Tom, tras lo que George hace lo mismo (esto nunca más
se vería durante la censura, en una película que una mujer besara en los labios
a dos hombres). Y termina diciendo ella que quede clara una cosa, es un pacto
entre caballeros y se dan la mano, pero ya sabemos que el pacto es que si habrá
sexo (cama redonda?).
George: -No tengo una
camisa limpia.
Tom: "Porqué una
camisa limpia? Que sucede? Un romance?
George: -No estoy
hablando de un pijama. Solo de una camisa limpia.
-Un asiento de bicicleta
sería duro para los bienes históricos de Lady Godiva.
Cuando Plunkett le
pregunta a George cuánto gana al año en números redondos: - En números
redondos? Cero.
La denominación "pre-Código" se
refiere al tiempo entre la llegada del sonido en 1929 y el momento, a finales
de 1934, cuando la Asociación de Productores y Distribuidores de Películas, y
la famosa Oficina Hays, comenzaron a tomar medidas enérgicas contra la cantidad
de sexo, violencia y descortesía en general. Marcando el contenido que podría
mostrarse o discutirse explícitamente en los cines estadounidenses; el período
en el que se había redactado el Código de Producción del MPPDA, pero aún no se
estaba aplicando. Era una época de un tratamiento inusualmente sofisticado del
sexo y de una violencia impecablemente salvaje, nada que no se pudiera mostrar
en las cadenas de televisión (la desnudez, por ejemplo, era extremadamente
rara), pero ciertamente mucho más atrevido y atrevido que la mayor parte de lo
que se había visto. Piensa que es incluso un poco familiar. Las dificultades de censura surgieron con Design for
Living debido a discusiones e insinuaciones sexuales en la película. La Oficina
Hays finalmente aprobó su estreno, pero la película luego fue prohibida por la
Legión de la Decencia, y en 1934 la PCA le negó un certificado para su
reestreno bajo las nuevas y estrictas reglas.
El tema atrevido de la película también atrajo la atención de la prensa.
Lubitsch esperaba
contratar a Ronald Colman y Leslie Howard como los protagonistas masculinos,
pero Colman exigía demasiado dinero y Howard no quería arriesgarse a que lo
compararan con el elenco original de la obra. El director originalmente eligió
a Douglas Fairbanks, Jr. como George, pero el actor contrajo neumonía y tuvo
que retirarse justo antes de que comenzara el rodaje, y fue reemplazado por
Gary Cooper. Lubitsch eligió al jugador contratado de Paramount, Fredric March,
como Tom.
La génesis de la comedia
reside en el compromiso de Coward (homosexual confeso) de escribir una comedia
para él y sus amigos del alma y penurias juveniles Lynn Fontanne y Alfred Lunt,
trío de cómplices que, habiendo llegado a la fama, se reunieron en la escena
para representar la comedia, escandalosamente exitosa en una sociedad regida
por señorones tan serios y protocatólicos como Mr. Joseph Kennedy, cuya lista
de amantes superó la de hijos que tuvo con su esposa oficial, perfilándose como
uno de los más grandes adúlteros millonarios de esa hipócrita sociedad. ni en
la pieza de Coward ni en su adaptación al cine tiene lugar el adulterio, porque
la base es la libertad de compromiso sexual que hace gala su protagonista.
Un film punzantemente divertido.
Gloria Ucrania!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario