sábado, 2 de diciembre de 2023

 

Batallas sin honor y humanidad


Decepcionante thriller híper violento japonés. Primera parte de serie de películas producidas por Toei Company, inspiradas en una serie de artículos de revista del periodista Kōichi Iiboshi se basan en las memorias escritas originalmente por el yakuza de la vida real Kōzō Minō, las películas detallan los conflictos yakuza en la prefectura de Hiroshima. Entre 1973 y 1974 se produjeron cinco películas dirigidas por Kinji Fukasaku y protagonizadas por Bunta Sugawara como Shozo Hirono (un personaje basado en Minō). Tuvieron éxito comercial y de crítica y popularizaron el subgénero del cine yakuza llamado Jitsuroku eiga, que a menudo se basan en hechos reales. Fukasaku dirigió tres películas independientes adicionales bajo el título Nuevas batallas sin honor y humanidad entre 1974 y 1976. Se produjeron tres películas más de diferentes directores en 1979, 2000 y 2003. Centrada esta en el resurgir y la consolidación del crimen organizado en el caótico Japón post WWII. Fukasaku adopta aquí un estilo documental, al que dota de un ritmo vertiginoso, tanto que entre esto y que salen decenas y decenas de nombres (sobreimpresionados con las fechas a modo de crónica periodística) te pierdes en la marabunta de sub historias, de personajes que entran, salen y otros mueren. No ayudan las infinitas elipsis que hace te descoloques aún más.

 

Estilo de la cinta que puede influyera a Martin Scorsese, pues el cine del neoyorkino tiene muchas de las marcas aquí vistas gracias en mucho al DP Sadaji Yoshida (“Kiba Ôkaminosuke”), con mucho granulado, mucha cámara en mano temblorosa, desde la narración en off (en este caso omnisciente de Asao Koike), ángulos singulares (mucho plano holandés), mucho feísmo, mucha sangre, primeros abrasivos primeros planos, zooms virulentos, una edición frenética de Shintarô Miyamoto(“Adauchi”), congelados, primeros planos de corte rápido, muertes violentas en estas mafias, muchas traiciones, en un enfoque desmitificador del mundo de los yakuza (claro ejemplo es la forma en que uno de los personajes se corta un dedo en señal de expiación). En este sentido un film salvaje (Fukasaku sabe lo que es la violencia y el caos desde que se viera obligado con 15 años a trabajar en las fábricas de munición durante la guerra y a arrastrarse entre los cadáveres de sus compañeros tras el bombardeo al lugar), vemos violaciones, trozos de cuerpos, sangre abundante, como muestra su arrollador arranque. Pero por lástima también tiene un desarrollo confuso, un reparto coral abundante que desorienta en sus múltiples ramificaciones, y que solo en la parte final se centra. Lo hace en Shozo (álter ego de Minô encarando por Bunta Sagawara, único que sobresale con su rol de tipo duro estoico leal a sus principios morales) sicario veterano de guerra que se ha unido al clan yakuza de Yoshio Yamamori (Nobuo Kaneko, basado en Tatsuo Yamamura), se mueve por un código de honor rígido que sus colegas retuercen en su beneficio. En este crisol interminable de figuras las actuaciones se diluyen y quedan cual estereotipos, en un argumento que bien puede entenderse como un Juego de Tronos yakuza, donde reina la corrupción, las drogas, el juego, la usura, la prostitución y demás lacras mafiosas.

 

Caen las bombas el 6 de agosto sobre Hiroshima, que se cubre de ceniza y cadáveres; la perfecta imagen del Infierno en la tierra. De estas ruinas los cadáveres se levantarán, se limpiarán la ceniza y organizarán una nueva sociedad, regida desde sus sombras por las leyes de la ambición, la traición y la violencia. En mitad de un Japón que experimentaba un inmenso crecimiento económico, antes de que la crisis del petróleo sacudiera sus pilares en 1.973, el diario Shukan Sankei exponía interesantes artículos sobre los conflictos internos en la sociedad de los clanes yakuza, recogidos por el periodista y autor Koichi Iboshi de las memorias del gángster Kozo Mino. Fue Bunta Sugawara quien, fascinado con ello, presentaría la idea al productor de Toei Koji Shundo y la condición de interpretar el papel principal. El encargo pasó a manos del guionista Kazuo Kasahara, asiduo de las "yakuza-eiga", conocería personalmente a Mino, aún preso en la cárcel de Abashiri, y se propuso contar sólo sus experiencias en Kure. Tras ver su "Street Mobster" con Sugawara al frente, Shundo determinó que Kinji Fukasaku era el hombre perfecto para el proyecto, ganándose la negativa de sus colegas de compañía y del propio guionista, y máxime cuando el cineasta pasaba por un estado de salud bastante malo.

 

Tiene un arranque impactante en la muestra de violencia atávica. Expone con valentía a los ocupantes militares USA como seres primarios trogloditas en el que vemos como persiguen a una joven para violarla en un campo de prisioneros, tras lo que hay una lucha con brazos segados, vemos represión brutal policial, hay una katana que se clava en la cabeza de un tipo, acribillan a un maleante, tenemos un motín avernal en la prisión de Kure, hay un brindis con sangre (demencial juramento entre capos yakuza, Shozo y su rival Hiroshi), y hasta un harakiri (pretendidamente trampantojo ¿?). Apenas llevamos unos minutos y ya estamos sumergidos en este Infierno caustico amoral, donde se moverán seres cargados de nihilismo, donde el rastro de humanidad parece haberse perdido entre los escombros de la ‘Little Boy’. Pero desgraciadamente luego desbarra la narración en un sinfín de crónica de clanes mafiosos yakuza que florecen, son exterminados por el que le sustituye y así sucesivamente, sin que de tiempo a memorizar tanto nombre que además deja de aparecer.

 

Me llama la atención que este es un mundo de hombres, tanto como para que la mujer carezca de importancia alguna, no hay un solo romance o mínimo amor que mueva la acción. Como tampoco hay acciones policiales, estos yakuzas se mueven en un micro universo donde las autoridades policiales son un ente invisible (¿?).

 

Aunque Fukasaku hace eso que muchos directores dicen, que hay que saber dar un comienzo atractivo y un final que permanezca en el subconsciente del espectador, y eso aquí lo consigue (spoiler).

 

Spoiler:

 

Rush final: ‘Últimos 2 minutos y 52 segundos de metraje. Ya hemos visto morir a muchos personajes, bien acuchillados, apaleados o disparados; la sangre ha teñido de rojo las calles por culpa de las traiciones, las mentiras, los chantajes, las humillaciones, el choque de egos, esas son las directrices del mundo yakuza. La acción final es poco después del asesinato de Tetsuya (basado en Tetsuhiko Sasaki) en la mañana del domingo, 19 de febrero de 1.956. Sus compañeros están presentes en su funeral, atendido por varios miembros de otros clanes simpatizantes, todos y cada uno vistiendo túnicas color negro apropiadas para la ocasión; pomposas coronas de flores rodean el santuario de Tetsuya, algunas ofrendas para los demás miembros de su clan, mientras los monjes rezan por sus almas. Estos gestos, reverencias, formalidades tan señoriales, ensayadas y calculadas al detalle, se dan de bruces con la visita de Shozo al lugar. Pero Shozo viste traje occidental. Las miradas son recelo y temor; el paso de este hombre es firme, decidido y tenaz. Mantiene su mano derecha en el bolsillo y sin despegar mucho los párpados habla a la imagen del difunto: "Tet-chan...te gusta todo este espectáculo que han organizado?". En ese momento podemos apreciar cómo Shozo es respondido por Tetsuya desde el mundo de los muertos; "Por supuesto que no...ni a mí tampoco", concluye. Y sin que nadie lo espere, descubre la pistola que empuñaba, y abre fuego sobre todo el bonito santuario, falso oropel preparado por los oyabun (jefes) presentes en pos de llenar su ego y aumentar su prestigio sobre los demás. Atacando este teatrillo falso de hipocresía galopante. En lo que se puede sentir como un ataque alegórico a la dictadura pan-japonesa que los abocó a la WWII. Donde se loaban a los caídos en combate de modo demagógico. El oyuban Yamamori le espeta: "Hirono! Te das cuenta de lo que están haciendo?", y desafiante Shozo le responde:  "Yamamori...todavía tengo algunas balas...". Fin.’

 

La serie de artículos Jingi Naki Tatakai escrita por Kōichi Iiboshi que comenzó en la revista Weekly Sankei en 1972, son ​​reescrituras de un manuscrito escrito originalmente por Kōzō Minō mientras estaba en prisión. Minō dirigió su propia familia yakuza asociada con Yamamura-gumi antes de ser arrestado en 1963. Mientras estaba encarcelado en la prisión de Abashir, escribió sus memorias y, al ser liberado en 1970, se retiró de la vida yakuza. Sus memorias cuentan la historia de lo que comúnmente se llama la Lucha de Hiroshima, tuvo lugar entre 1950 y 1972. Varios grupos yakuza estuvieron involucrados, siendo los más conocidos Yamaguchi-gumi y Kyosei-kai . En las películas, Yamamura-gumi se convirtió en la familia Yamamori, Minō-gumi se convirtió en la familia Hirono, Tsuchioka-gumi se convirtió en la familia Doi, Yamaguchi-gumi se convirtió en la familia Akashi, Honda -kai se convirtió en Shinwa. Grupo, y el Kyosei-kai se convirtió en la Coalición Tensei.

 

Kazuo Kasahara, guionista de las primeras cuatro películas, le dijo a Toei que podía trabajar con los incidentes de Kure, pero no con los acontecimientos que siguieron en la ciudad de Hiroshima porque eran demasiado complicados y el estudio estuvo de acuerdo. Desarrolló la película original en torno a la historia del subjefe de la yakuza, Tetsuhiko Sasaki, quien se rebeló contra el futuro líder de Kyosei-kai, Tatsuo Yamamura, y fue asesinado. Sasaki se convirtió en el personaje de Tetsuya Sakai.

 

Ambientada en el Japón de la posguerra, Fukasaku se basó en sus experiencias de niño durante la Segunda Guerra Mundial. A los quince años trabajó con otros niños en una fábrica de municiones que era bombardeada periódicamente. El director recordó que "aunque éramos amigos y trabajábamos juntos, lo único en lo que pensábamos era en la autoconservación. Intentábamos escondernos uno detrás del otro o debajo de los cadáveres para evitar las bombas... También tenía que limpiar". "Recoger todos los cadáveres... Estoy seguro de que esas experiencias han influido en la forma en que veo la violencia". 

 

Film que puede ser bueno por partes, pero en conjunto desafina. Como digo arriba me resulta fallido, pero no malo, tiene sus elementos atractivos. Gloria Ucrania!!!

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