Batallas sin honor y humanidad
Decepcionante
thriller híper violento japonés. Primera parte de serie de películas producidas
por Toei Company, inspiradas en una serie de artículos de revista del
periodista Kōichi Iiboshi se basan en las memorias escritas originalmente por
el yakuza de la vida real Kōzō Minō, las películas detallan los conflictos
yakuza en la prefectura de Hiroshima. Entre 1973 y 1974 se produjeron cinco
películas dirigidas por Kinji Fukasaku y
protagonizadas por Bunta Sugawara como Shozo Hirono (un personaje basado en
Minō). Tuvieron éxito comercial y de crítica y popularizaron el subgénero del
cine yakuza llamado Jitsuroku eiga, que a menudo se basan en hechos reales.
Fukasaku dirigió tres películas independientes adicionales bajo el título
Nuevas batallas sin honor y humanidad entre 1974 y 1976. Se produjeron tres
películas más de diferentes directores en 1979, 2000 y 2003. Centrada esta en
el resurgir y la consolidación del crimen organizado en el caótico Japón post
WWII. Fukasaku adopta aquí un estilo documental, al que dota de un ritmo
vertiginoso, tanto que entre esto y que salen decenas y decenas de nombres
(sobreimpresionados con las fechas a modo de crónica periodística) te pierdes
en la marabunta de sub historias, de personajes que entran, salen y otros
mueren. No ayudan las infinitas elipsis que hace te descoloques aún más.
Estilo de la cinta que
puede influyera a Martin Scorsese, pues el cine del neoyorkino tiene muchas de
las marcas aquí vistas gracias en mucho al DP Sadaji Yoshida (“Kiba
Ôkaminosuke”), con mucho granulado, mucha cámara en mano temblorosa, desde la
narración en off (en este caso omnisciente de Asao Koike), ángulos singulares
(mucho plano holandés), mucho
feísmo, mucha sangre, primeros abrasivos primeros planos, zooms virulentos, una
edición frenética de Shintarô Miyamoto(“Adauchi”), congelados, primeros planos
de corte rápido, muertes violentas en estas mafias, muchas traiciones, en un
enfoque desmitificador del mundo de los yakuza (claro ejemplo es la forma en
que uno de los personajes se corta un dedo en señal de expiación). En este
sentido un film salvaje (Fukasaku sabe lo que es la violencia y el caos desde
que se viera obligado con 15 años a trabajar en las fábricas de munición
durante la guerra y a arrastrarse entre los cadáveres de sus compañeros tras el
bombardeo al lugar), vemos violaciones, trozos de cuerpos, sangre abundante,
como muestra su arrollador arranque. Pero por lástima también tiene un
desarrollo confuso, un reparto coral abundante que desorienta en sus múltiples
ramificaciones, y que solo en la parte final se centra. Lo hace en Shozo (álter
ego de Minô encarando por Bunta Sagawara, único que sobresale con su rol de
tipo duro estoico leal a sus principios morales) sicario veterano de guerra que
se ha unido al clan yakuza de Yoshio Yamamori (Nobuo Kaneko, basado en Tatsuo
Yamamura), se mueve por un código de honor rígido que sus colegas retuercen en
su beneficio. En este crisol interminable de figuras las actuaciones se diluyen
y quedan cual estereotipos, en un argumento que bien puede entenderse como un
Juego de Tronos yakuza, donde reina la corrupción, las drogas, el juego, la
usura, la prostitución y demás lacras mafiosas.
Caen las bombas el 6 de agosto
sobre Hiroshima, que se cubre de ceniza y cadáveres; la perfecta imagen del
Infierno en la tierra. De estas ruinas los cadáveres se levantarán, se
limpiarán la ceniza y organizarán una nueva sociedad, regida desde sus sombras
por las leyes de la ambición, la traición y la violencia. En mitad de un Japón
que experimentaba un inmenso crecimiento económico, antes de que la crisis del
petróleo sacudiera sus pilares en 1.973, el diario Shukan Sankei exponía
interesantes artículos sobre los conflictos internos en la sociedad de los
clanes yakuza, recogidos por el periodista y autor Koichi Iboshi de las
memorias del gángster Kozo Mino. Fue Bunta Sugawara quien, fascinado con ello,
presentaría la idea al productor de Toei Koji Shundo y la condición de
interpretar el papel principal. El encargo pasó a manos del guionista Kazuo
Kasahara, asiduo de las "yakuza-eiga", conocería personalmente a
Mino, aún preso en la cárcel de Abashiri, y se propuso contar sólo sus
experiencias en Kure. Tras ver su "Street Mobster" con Sugawara al
frente, Shundo determinó que Kinji Fukasaku era el hombre perfecto para el
proyecto, ganándose la negativa de sus colegas de compañía y del propio
guionista, y máxime cuando el cineasta pasaba por un estado de salud bastante
malo.
Tiene un arranque
impactante en la muestra de violencia atávica. Expone con valentía a los
ocupantes militares USA como seres primarios trogloditas en el que vemos como persiguen
a una joven para violarla en un campo de prisioneros, tras lo que hay una lucha
con brazos segados, vemos represión brutal policial, hay una katana que se
clava en la cabeza de un tipo, acribillan a un maleante, tenemos un motín
avernal en la prisión de Kure, hay un brindis con sangre (demencial juramento
entre capos yakuza, Shozo y su rival Hiroshi), y hasta un harakiri
(pretendidamente trampantojo ¿?). Apenas llevamos unos minutos y ya estamos
sumergidos en este Infierno caustico amoral, donde se moverán seres cargados de
nihilismo, donde el rastro de humanidad parece haberse perdido entre los
escombros de la ‘Little Boy’. Pero desgraciadamente luego desbarra la narración
en un sinfín de crónica de clanes mafiosos yakuza que florecen, son
exterminados por el que le sustituye y así sucesivamente, sin que de tiempo a memorizar
tanto nombre que además deja de aparecer.
Me llama la atención que
este es un mundo de hombres, tanto como para que la mujer carezca de
importancia alguna, no hay un solo romance o mínimo amor que mueva la acción.
Como tampoco hay acciones policiales, estos yakuzas se mueven en un micro
universo donde las autoridades policiales son un ente invisible (¿?).
Aunque Fukasaku hace eso
que muchos directores dicen, que hay que saber dar un comienzo atractivo y un
final que permanezca en el subconsciente del espectador, y eso aquí lo consigue
(spoiler).
Spoiler:
Rush final: ‘Últimos 2
minutos y 52 segundos de metraje. Ya hemos visto morir a muchos personajes,
bien acuchillados, apaleados o disparados; la sangre ha teñido de rojo las
calles por culpa de las traiciones, las mentiras, los chantajes, las
humillaciones, el choque de egos, esas son las directrices del mundo yakuza. La
acción final es poco después del asesinato de Tetsuya (basado en Tetsuhiko
Sasaki) en la mañana del domingo, 19 de febrero de 1.956. Sus compañeros están
presentes en su funeral, atendido por varios miembros de otros clanes
simpatizantes, todos y cada uno vistiendo túnicas color negro apropiadas para
la ocasión; pomposas coronas de flores rodean el santuario de Tetsuya, algunas
ofrendas para los demás miembros de su clan, mientras los monjes rezan por sus
almas. Estos gestos, reverencias, formalidades tan señoriales, ensayadas y
calculadas al detalle, se dan de bruces con la visita de Shozo al lugar. Pero
Shozo viste traje occidental. Las miradas son recelo y temor; el paso de este
hombre es firme, decidido y tenaz. Mantiene su mano derecha en el bolsillo y
sin despegar mucho los párpados habla a la imagen del difunto:
"Tet-chan...te gusta todo este espectáculo que han organizado?". En
ese momento podemos apreciar cómo Shozo es respondido por Tetsuya desde el
mundo de los muertos; "Por supuesto que no...ni a mí tampoco",
concluye. Y sin que nadie lo espere, descubre la pistola que empuñaba, y abre
fuego sobre todo el bonito santuario, falso oropel preparado por los oyabun (jefes)
presentes en pos de llenar su ego y aumentar su prestigio sobre los demás.
Atacando este teatrillo falso de hipocresía galopante. En lo que se puede
sentir como un ataque alegórico a la dictadura pan-japonesa que los abocó a la
WWII. Donde se loaban a los caídos en combate de modo demagógico. El oyuban Yamamori
le espeta: "Hirono! Te das cuenta de lo que están haciendo?", y
desafiante Shozo le responde: "Yamamori...todavía tengo algunas
balas...". Fin.’
La serie de artículos
Jingi Naki Tatakai escrita por Kōichi Iiboshi que comenzó en la revista Weekly
Sankei en 1972, son reescrituras de un manuscrito escrito originalmente por
Kōzō Minō mientras estaba en prisión. Minō dirigió su propia familia yakuza
asociada con Yamamura-gumi antes de ser arrestado en 1963. Mientras estaba
encarcelado en la prisión de Abashir, escribió sus memorias y, al ser liberado
en 1970, se retiró de la vida yakuza. Sus memorias cuentan la historia de lo
que comúnmente se llama la Lucha de Hiroshima, tuvo lugar entre 1950 y 1972.
Varios grupos yakuza estuvieron involucrados, siendo los más conocidos
Yamaguchi-gumi y Kyosei-kai . En las películas, Yamamura-gumi se convirtió en
la familia Yamamori, Minō-gumi se convirtió en la familia Hirono,
Tsuchioka-gumi se convirtió en la familia Doi, Yamaguchi-gumi se convirtió en
la familia Akashi, Honda -kai se convirtió en Shinwa. Grupo, y el Kyosei-kai se
convirtió en la Coalición Tensei.
Kazuo Kasahara,
guionista de las primeras cuatro películas, le dijo a Toei que podía trabajar
con los incidentes de Kure, pero no con los acontecimientos que siguieron en la
ciudad de Hiroshima porque eran demasiado complicados y el estudio estuvo de
acuerdo. Desarrolló la película original en torno a la historia del subjefe de
la yakuza, Tetsuhiko Sasaki, quien se rebeló contra el futuro líder de
Kyosei-kai, Tatsuo Yamamura, y fue asesinado. Sasaki se convirtió en el
personaje de Tetsuya Sakai.
Ambientada en el Japón
de la posguerra, Fukasaku se basó en sus experiencias de niño durante la
Segunda Guerra Mundial. A los quince años trabajó con otros niños en una
fábrica de municiones que era bombardeada periódicamente. El director recordó
que "aunque éramos amigos y trabajábamos juntos, lo único en lo que
pensábamos era en la autoconservación. Intentábamos escondernos uno detrás del
otro o debajo de los cadáveres para evitar las bombas... También tenía que
limpiar". "Recoger todos los cadáveres... Estoy seguro de que esas
experiencias han influido en la forma en que veo la violencia".
Film que puede ser bueno
por partes, pero en conjunto desafina. Como digo arriba me resulta fallido,
pero no malo, tiene sus elementos atractivos. Gloria Ucrania!!!
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