La guerra de los mundos. (2005)
Funcional y ordinario
drama de ciencia ficción, siempre se espera mucho más de Steven Spielberg que
no un rutinario film de catástrofes sobre una (ya muy manida) invasión
alienígena, enfocada en un padre divorciado y sus dos hijos, siendo una obra
que no aporta nada original, siendo muy previsible y sin chispa alguna, aun
teniendo algunos elementos apreciables se queda en un pasable entrenamiento con
algunos bajones y muchas lagunas argumentales. Dirige el ya mencionado cineasta
de Cincinnati, adaptando el guion de Josh Friedman (“La Dalia Negra”) y David
Koepp (“Jurassic Park”), basado libremente en la popular novela homónima de HG
Wells de 1898, cambiando el escenario de la Inglaterra de finales de SXIX a los
USA post 11-S, centrándose únicamente en una familia partida que huye de la
invasión. Tom Cruise protagoniza el papel principal en una actuación
simplemente correcta (papel con connotaciones al del anterior film que hizo con
Spielberg, “Minority Report”, un padre con problemas con sus hijos), junto a una
Dakota Fanning sensacional, ella le otorga carácter y dulzura en su mirada
angelical, esta niña desprendía luz, imán para la cámara, da igual que su papel
sea el de una chica constantemente gritona, Miranda Otto, como la madre en un
papel plano y Tim Robbins, demostrando vigor en los pocos minutos en pantalla, con
narración de Morgan Freeman. Sigue a un trabajador portuario estadounidense que
debe cuidar a sus hijos, de quienes vive separado, mientras lucha por
protegerlos y reunirlos con su madre cuando los extraterrestres invaden la
Tierra y devastan ciudades con máquinas de guerra gigantes. Tercera de Spielberg sobre el tema de las visitas
extraterrestres, junto con “Encuentros en la tercera fase” (1977) y “ET, el
extraterrestre” (1982, siendo la primera en que se nos muestran como hostiles.
Una historia donde el heroísmo nos está en los actos contra los invasores, si
no que la victoria es sobrevivir, seguimos a esta familia mientras intentan
encontrar un lugar seguro, con los que vemos las grandes masas de personas que
hacen lo mismo, cual refugiados en busca de la supervivencia que hemos visto en
informativos sobre las guerras. También tiene como referente los atentados
contra las Torres Gemelas del 11 de septiembre, como son las imágenes de gente
corriendo por las calles llenándose de cenizas, la paranoia del terror
ejemplificado cuando preguntan al inicio si lo que ocurre es por los
terroristas, o ya hilando con esto hay paralelismos claros con el militarismo
que vemos contra los invasores con las Guerras de Irak y Afganistán, entonces
muy presentes en los informativos, esto reforzado por el recurso de guion de hacer
que el hijo del protagonista hace un artículo sobre los franceses en Argelia, o
cuando el perturbado Harlan comenta Ray: “Las ocupaciones nunca funcionan. La
historia nos lo ha enseñado mil veces” (los europeos encabezados por ingleses
invadieron Norteamérica hace varios siglos, y aún siguen allí ¿?).
Después de releer la
novela, Koepp decidió hacer el guión siguiendo a un solo narrador, "un
punto de vista muy limitado, de alguien en la periferia de los acontecimientos
en lugar de alguien involucrado en los acontecimientos", y creó una lista
de elementos que no utilizaría por ser "cliché", como la destrucción
de edificios emblemáticos la exitosa con un tema similar “Independence Day”
(1996), para no parecerse. Algunos aspectos del libro fueron muy adaptados y
condensados: el personaje de Tim Robbins era una amalgama de dos personajes del
libro, con el nombre tomado prestado de un tercero. Mientras cambiaba el
escenario del siglo XIX hasta la actualidad, Koepp también intentó
"devolver el mundo moderno al siglo XIX", con los personajes
desprovistos de electricidad y técnicas modernas de comunicación.
Spielberg en vez de
jugar a lo macro de la batalla contra los Aliens, se atiene a una historia
intimista con bordes épicos, un padre intentando poner a salvo a sus dos hijos,
es su única misión, todo lo demás no le importa, y si para ello debe matar a humanos
lo hará. Pero nunca desde una vertiente vengativa o violenta contra los
invasores, un canto a las ganas de vivir de los civiles en las guerras. En este
caso es parecido a otro film ‘spielbergiano’ como “Jurassic Park” en como los
Dynos vendrían a ser los aliens y los que huyen de ellos pues los humanos.
Aquí, como en las pelis de zombis, se examina el comportamiento humano en
condiciones extremas, aquí reflejado en dos ocasiones, una cuando hordas de
personas atacan la van de los protagonistas comportándose cual monstruos
linchadores; el otro momento se da en el encuentro de Ray y su hijita con
Harlan en el sótano de este. Harlan deseoso de entrar en lucha contra los
invasores, frente a Ray que solo desea pasar desapercibido y seguir huyendo con
su niñita, tomando Ray una drástica determinación cuando ya no puede ‘negociar’
con Harlan.
Pero lo malo es que
estos protagonistas resultan planos, nunca empatizo con el padre, un mero
estereotipo con patas, sin dilemas morales, siempre hacia adelante, no empatizo
con el insoportable hijo adolescente al que da vida un grimante Justin Chatwin),
irritante hasta dar arcadas, la única es la hijita, pero no es suficiente para que
me enganche la historia, la sigo, pero nunca me apasiona lo más mínimo. A estos
se le suma que estos seres se comportan en muchas (demasiadas) ocasiones de
forma atropellada, sobre todo a la razón. Todo avanza sin que me termine de
hincar el diente, hasta desembocar en un final pasteloso hasta no ser apto para
diabéticos. No ayuda que Spielberg quiera ser apto para el público familiar, y
con ello se amansa de modo pueril, nada que ver con la casquería impactante de
“Salvar al soldado Ryan”, aquí no hay visión apenas de muertos, a pesar de
suponerse estamos ante un genocidio humano, no hay sangre, con ello llega uno
de los elementos estridentes, y es que los malos se cargan a humanos con un
rayo que los hace evaporarse, pero extrañamente dejan la ropa vacía, pueden
exterminar la carne pero no la tela, todo sea para que Spielberg nos pueda
regalar imágenes turbadoramente poéticas como la del bosque en que llueven
decenas de vestimentas del cielo.
En lo bueno está que es
Spielberg, y por tanto es una superproducción con unos valores colosales, con
una ambientación impresionante en sus efectos visuales CGI entrelazados a la
fotografía (del de siempre con Spielberg desde “La lista de Schindler”, el polaco
Janusz Kaminski), con una labor de sonido tremenda, ejemplo es el sonido mantra
de cuando se acercan los Aliens en sus naves, o esas mismas naves
espectaculares influenciadas por al propia descripción de HG Wells, titanes
grandiosos en forma de calamar, moviéndose con sus tentáculos, surcando las
ciudades de forma avernal, e incluso es original el diseño de los
extraterrestres inspirados por el número tres.
Un narrador (Morgan
Freeman) abre la película: “Nadie habría creído en los últimos años del SXIX
que las cosas humanas fueran escudriñadas aguda y atentamente por inteligencias
superiores a la del hombre…”. Así empieza la obra de H.g. Wells “La Guerra de
los Mundos”, Steven Spielberg comienza la película con una voz en off que
pronuncia la misma frase, tan sólo cambiando de siglo. El estibador divorciado
Ray Ferrier (Cruise) trabaja como operador de grúa en un muelle en Brooklyn,
Nueva York. Está distanciado de sus hijos, su hija Rachel (Fanning) de 10 años
y su hijo adolescente Robbie (Chatwin). La ex esposa embarazada de Ray, Mary
Ann (Otto), los deja a los dos en su casa en Bayonne, Nueva Jersey, cuando se
dirige a visitar a sus padres en Boston, Massachusetts. Más tarde, se produce
una extraña tormenta durante la cual los rayos caen varias veces en medio de
una intersección cercana, lo que provoca un EMP que desactiva instantáneamente
casi todos los dispositivos electrónicos, como vehículos, teléfonos y relojes.
junto con toda la electricidad. En su camino para investigar los impactos junto
con muchos otros, Ray sugiere a su amigo mecánico Manny reparar la minivan de
un cliente reemplazando el solenoide. Ray se une a la multitud en el lugar de
los impactos, donde una enorme máquina de guerra "trípode" emerge del
suelo después de un terremoto, y luego utiliza poderosas armas de energía para
destruir el área y desintegrar a la mayoría de los testigos en cenizas grises.
Tiene un tramo inicial
atractivo el film, en como nos enteramos a través de Ray de la invasión, como
lo seguimos tras una siesta que lo ha despertado una tormenta de rayos, como
sigue a la gente a donde hay decenas de impactos de rayo sobre la calle, esta
si agrieta y mueve cual seísmo, hasta emerger una cosa en forma de calamar
gigantísimo del suelo, esta comienza a
disparar a los viandantes que huyen despavoridos, mientras a los que acierta
solo quedan florando en el aire sus ropas. Abro paréntesis sobre una escena
donde en medio del caos un mecánico consulta a Ray sobre que le pasa a una va y
este le aconseje sobre un solenoide, en vez de correr como alma que lleva el
diablo está preocupado por un motor, venga ya! Cierro paréntesis. Tenemos a Ray
yendo aterrado a recoger a sus dos hijos para huir a Boston en busca de la
madre de los niños, y aro otro paréntesis por la laguna argumental que es
suponer porque sí, que en Boston estarán mejor, ello sin comunicación con la
ciudad, es bastante chirriante esto, cierro paréntesis. Ray sin decir nada a
sus hijos, no entiendo porque no se lo dice, va con uno cuantos enseres a coger
la van del mecánico (¿?), y huyen, tenido que sortear cientos de vehículos
varados en la autopista. Este comienzo es trepidante, con sus cosillas que me
crujen, además de lo comentado, la gente se pone a mirar como si nada los rayos
entrando en la tierra, cuando el instinto humano real hubiera exigido estar lo
más lejos de allí, máxime cuando ekl suelo comienza a abrirse bajo sus pies,
pero estos humanos son de otra pasta y les puede la curiosidad más tontuna y aguantan
hasta que comienzan a exterminarlos.
Luego Spielberg nos
involucra en varias viñetas cual videojuego pasando de pantalla hacia la meta
final, pero nunca haciéndonos de carne y hueso a estos protagonistas insípidos.
Tenemso una espectacular secuencia de un tren en llamas con sus vagones
ardiendo de forma infernal mientras surca las vías a toda velocidad, pero esto
se muestra sin generar dramatismo alguno, como ver fuegos artificiales; Está la
escena en que Ray encuentra afuera de la casa de su ex un Boeing 747 que ha
destruido todo el barrio, pero milagrosamente ha dejado intacta la van, es
buena la secuencia pero al no haber contexto emocional me es superficial.
Está la mencionada de
humanos como zombis a por la van; Está la set piece del ferry cruzando el rio
Hudson, brillante, pero me falta emoción, no vemos el drama humano de gente
sufriendo; Está el tramo en que Robbie
quiere unirse al ejército para guerrear contra los aliens, Ray intenta
impedírselo en medio de una escena bastante metida con calzador, no me creo
nada de lo que veo, el chico no
debe ser tan tonto como para no saber que no lo dejaran unirse a los militares
porque sí, y el padre tres cuartos de lo mismo. En todo caso debería de ir a
una oficina de reclutamiento o unirse a milicianos que no hemos visto. El padre
en vez de darle dos hostias a ida y vuelta lo deja ir, queriendo Spielberg que
esto me emocione, cuando me pone de mala leche comulgar con ruedas de molino,
pues demás nos cuelan de fondo que quiere llevarse un matrimonio a la niñita, y
Ray parece no importarle mucho, esta forma de sentimentalismo barato me hace
torcer el gesto por lo mal planteado que está.
Tras ello llega el mejor
tramo del film, como es el refugio en el sótano de Harlan. Emocionante la
incursión del tentáculo-ojo para detectar vida en el sótano, jugando con los
sonidos, con los silencios, con las miradas, y ya en el zenit está la aparición
por vez primera de los mismos extraterrestres de tres patas y tres dedos,
moviéndose de forma perturbadora por el lugar, mientras los humanos intentan
esconderse, recordando indefectiblemente a una similar en el ‘spielbergiano’ “Jurassic
Park”, cambiando el sótano por una cocina. Pero el clímax de esto es cuando Ray
cree que Harlan es un peligro para la seguridad de ambos, esto está bien como
premisa de proponer al espectador que haría él, pero encuentro varias salidas
mejores que la que toma Ray, tampoco veía a Harlan tan amenazante, es como si
Ray ante la duda se dijera que lo mejor es lo que va a hacer y ya está. Esto
debería haberme emocionado de algún modo, pero el director no ha conseguido
crear un clima real para empatizar con la situación; Luego está la viñeta de la
nave calamar atrapando a la niña y a Ray no me pega con el resto del metraje
donde Ray no se muestra combativo, y la forma de arremeter contra el ‘Calamar’
me ha resultado poco realista conforme a la fortaleza que le habíamos visto.
La información sobre la
invasión es bastante esquemática, prácticamente todo se circunscribe como
recurso de instruir al espectador cuando Ray se encuentra con un equipo de
reporteros en una furgo que le dicen que los aliens están invadiendo toda la
Tierra, que tiene escudos que los protegen, y le muestran imágenes de como los
aliens llegaron metidos en los rayos y se metieron con ellos en la tierra y se
montaron en las naves que ya estaban puestas allí miles de años atrás, todo con
una lógica propia de un Kafka borracho. También vemos que cuando pasan por un lugar
dejan un reguero de especie de enredaderas hechas cual cartílagos de sangre por
todas partes, se supone que los aliens chupan la sangre de los humanos,
entonces por que acabar con ellos como vemos al inicio (kafkiano).
Spoiler:
El final me resulta
harto edulcorado y apresurado. Resulta que Ray llega al hogar de los ex suegros
de su ex en Boston, allí está además de su ex su hijo Robbie, y como leches
este ha llegado allí si se unió a los marines justo antes de exterminados estos
por los invasores? Es una tomadura de pelo! No me vale que sea algo similar a
la novela de origen donde Wells reunió al narrador-protagonista del libro con
su esposa presuntamente muerta en las últimas páginas; Como los extraterrestres
que han tardado al parecer miles de años en volver a la Tierra, se supone la
han estudiado, resulta que los virus acaban con ellos. Y no me vale que estaba
en la novela de HG Wells, esto podría el guion haberlo ofrecido con un mejor
envoltorio.
Como dato curioso
podemos disfrutar de la presencia de los protagonistas de la versión de los
'50. Esto es, Gene Barry y Ann Robinson dando vida a los padres de la ex-mujer
de Ray.
Aunque aceptó el guión,
Spielberg pidió varios cambios. Spielberg se había opuesto a la idea de que los
extraterrestres llegaran en naves espaciales, ya que todas las películas sobre
invasiones extraterrestres utilizaban un vehículo de este tipo. Los cilindros
marcianos originales fueron descartados, donde Spielberg reemplazó los orígenes
de los trípodes afirmando que fueron enterrados bajo tierra en la Tierra hace
mucho tiempo.
La escena del ferry se
filmó en la ciudad neoyorquina de Atenas, y la casa de los padres de Mary Ann
estaba ubicada en Brooklyn (pero apareció en la película en Boston). Para la
escena del accidente aéreo del vecindario, el equipo de producción compró un
Boeing 747 retirado anteriormente operado por All Nippon Airways como JA8147,
con costos de transporte de $2 millones, lo desmanteló en varias piezas y
construyó casas a su alrededor. El avión destruido se conservó para la gira de
Universal Studios. La casa de Ferrier se filmó en Bayonne, Nueva Jersey (con un
estudio de sonido que duplica el interior); Mientras tanto, la secuencia de la
guerra del valle se filmó en Lexington, Virginia y Mystery Mesa en California.
La escena en la que el trípode es derribado y choca contra una fábrica se filmó
en Naugatuck, Connecticut, en una planta química abandonada. La escena de los
cuerpos flotando río abajo fue filmada en el río Farmington en Windsor,
Connecticut por una segunda unidad usando un sustituto de Dakota Fanning
filmada desde atrás con la parte que muestra los rostros de los actores
acreditados cortada más tarde. Algunas filmaciones se rodaron en Korean War
Veterans Parkway en Staten Island, Nueva York.
La mayoría de los
elementos alienígenas giraban en torno al número tres: el trípode tenía tres
ojos, y tanto el vehículo como los extraterrestres tenían tres extremidades
principales con tres dedos cada una.
El supervisor de efectos
visuales Pablo Helman consideró desafiante representar la escala del trípode,
considerando que "Steven quería asegurarse de que estas criaturas midieran
150 pies de altura", ya que era la altura descrita por Wells en la novela.
Los propios extraterrestres tenían diseños basados en medusas, con
movimientos inspirados en ranas arbóreas de ojos rojos, y una cualidad anfibia
particularmente en la piel húmeda. Se utilizó un extraterrestre de poliestireno
como sustituto para guiar a los actores en la escena del sótano. Spielberg no
quería sangre ni sangre durante las muertes de Heat-Ray; en palabras de Helman,
"esta iba a ser una película de terror para niños". Entonces, al
equipo de efectos se le ocurrió la vaporización de los cuerpos, y considerando
que no podía ser completamente digital debido a la complejidad del efecto y el
cronograma, se utilizó polvo de acción real junto con la asimilación de rayos
CGI y las partículas. Los pájaros digitales seguían a los trípodes en la
mayoría de las escenas para simbolizar la presencia de la muerte, que Chiang
comparó con los buitres y agregó que "no sabes si estos pájaros van hacia
el peligro o se alejan de él, si debes seguirlos o huir".
El equipo de IL&M
admitió que la destrucción del Puente de Bayona fue la escena más difícil que
se pudo realizar con un uso intensivo de una combinación de efectos CGI y
elementos de acción en vivo, y un plazo de cuatro semanas para que la toma
pudiera usarse en un Tráiler del Super Bowl. La escena originalmente solo
mostraba una gasolinera explotando, pero luego Spielberg sugirió volar también
el puente. La escena involucraba a trípodes disparando un rayo de calor hacia
la minivan; El escape de la minivan requirió muchas capas CGI para resolverse.
En la película se utilizaron más de 500 efectos CGI.
Me queda un film hecho
sin alma, manufacturado con unos estereotipos, cual churrería fabricando su
producto sin poner originalidad o algo que destacar. Gloria Ucrania!!!
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