jueves, 14 de diciembre de 2023

 


La guerra de los mundos. (2005)

 

Funcional y ordinario drama de ciencia ficción, siempre se espera mucho más de Steven Spielberg que no un rutinario film de catástrofes sobre una (ya muy manida) invasión alienígena, enfocada en un padre divorciado y sus dos hijos, siendo una obra que no aporta nada original, siendo muy previsible y sin chispa alguna, aun teniendo algunos elementos apreciables se queda en un pasable entrenamiento con algunos bajones y muchas lagunas argumentales. Dirige el ya mencionado cineasta de Cincinnati, adaptando el guion de Josh Friedman (“La Dalia Negra”) y David Koepp (“Jurassic Park”), basado libremente en la popular novela homónima de HG Wells de 1898, cambiando el escenario de la Inglaterra de finales de SXIX a los USA post 11-S, centrándose únicamente en una familia partida que huye de la invasión. Tom Cruise protagoniza el papel principal en una actuación simplemente correcta (papel con connotaciones al del anterior film que hizo con Spielberg, “Minority Report”, un padre con problemas con sus hijos), junto a una Dakota Fanning sensacional, ella le otorga carácter y dulzura en su mirada angelical, esta niña desprendía luz, imán para la cámara, da igual que su papel sea el de una chica constantemente gritona, Miranda Otto, como la madre en un papel plano y Tim Robbins, demostrando vigor en los pocos minutos en pantalla, con narración de Morgan Freeman. Sigue a un trabajador portuario estadounidense que debe cuidar a sus hijos, de quienes vive separado, mientras lucha por protegerlos y reunirlos con su madre cuando los extraterrestres invaden la Tierra y devastan ciudades con máquinas de guerra gigantes. Tercera de Spielberg sobre el tema de las visitas extraterrestres, junto con “Encuentros en la tercera fase” (1977) y “ET, el extraterrestre” (1982, siendo la primera en que se nos muestran como hostiles. Una historia donde el heroísmo nos está en los actos contra los invasores, si no que la victoria es sobrevivir, seguimos a esta familia mientras intentan encontrar un lugar seguro, con los que vemos las grandes masas de personas que hacen lo mismo, cual refugiados en busca de la supervivencia que hemos visto en informativos sobre las guerras. También tiene como referente los atentados contra las Torres Gemelas del 11 de septiembre, como son las imágenes de gente corriendo por las calles llenándose de cenizas, la paranoia del terror ejemplificado cuando preguntan al inicio si lo que ocurre es por los terroristas, o ya hilando con esto hay paralelismos claros con el militarismo que vemos contra los invasores con las Guerras de Irak y Afganistán, entonces muy presentes en los informativos, esto reforzado por el recurso de guion de hacer que el hijo del protagonista hace un artículo sobre los franceses en Argelia, o cuando el perturbado Harlan comenta Ray: “Las ocupaciones nunca funcionan. La historia nos lo ha enseñado mil veces” (los europeos encabezados por ingleses invadieron Norteamérica hace varios siglos, y aún siguen allí ¿?).

 

Después de releer la novela, Koepp decidió hacer el guión siguiendo a un solo narrador, "un punto de vista muy limitado, de alguien en la periferia de los acontecimientos en lugar de alguien involucrado en los acontecimientos", y creó una lista de elementos que no utilizaría por ser "cliché", como la destrucción de edificios emblemáticos la exitosa con un tema similar “Independence Day” (1996), para no parecerse. Algunos aspectos del libro fueron muy adaptados y condensados: el personaje de Tim Robbins era una amalgama de dos personajes del libro, con el nombre tomado prestado de un tercero. Mientras cambiaba el escenario del siglo XIX hasta la actualidad, Koepp también intentó "devolver el mundo moderno al siglo XIX", con los personajes desprovistos de electricidad y técnicas modernas de comunicación.

 

Spielberg en vez de jugar a lo macro de la batalla contra los Aliens, se atiene a una historia intimista con bordes épicos, un padre intentando poner a salvo a sus dos hijos, es su única misión, todo lo demás no le importa, y si para ello debe matar a humanos lo hará. Pero nunca desde una vertiente vengativa o violenta contra los invasores, un canto a las ganas de vivir de los civiles en las guerras. En este caso es parecido a otro film ‘spielbergiano’ como “Jurassic Park” en como los Dynos vendrían a ser los aliens y los que huyen de ellos pues los humanos. Aquí, como en las pelis de zombis, se examina el comportamiento humano en condiciones extremas, aquí reflejado en dos ocasiones, una cuando hordas de personas atacan la van de los protagonistas comportándose cual monstruos linchadores; el otro momento se da en el encuentro de Ray y su hijita con Harlan en el sótano de este. Harlan deseoso de entrar en lucha contra los invasores, frente a Ray que solo desea pasar desapercibido y seguir huyendo con su niñita, tomando Ray una drástica determinación cuando ya no puede ‘negociar’ con Harlan.

 

Pero lo malo es que estos protagonistas resultan planos, nunca empatizo con el padre, un mero estereotipo con patas, sin dilemas morales, siempre hacia adelante, no empatizo con el insoportable hijo adolescente al que da vida un grimante Justin Chatwin), irritante hasta dar arcadas, la única es la hijita, pero no es suficiente para que me enganche la historia, la sigo, pero nunca me apasiona lo más mínimo. A estos se le suma que estos seres se comportan en muchas (demasiadas) ocasiones de forma atropellada, sobre todo a la razón. Todo avanza sin que me termine de hincar el diente, hasta desembocar en un final pasteloso hasta no ser apto para diabéticos. No ayuda que Spielberg quiera ser apto para el público familiar, y con ello se amansa de modo pueril, nada que ver con la casquería impactante de “Salvar al soldado Ryan”, aquí no hay visión apenas de muertos, a pesar de suponerse estamos ante un genocidio humano, no hay sangre, con ello llega uno de los elementos estridentes, y es que los malos se cargan a humanos con un rayo que los hace evaporarse, pero extrañamente dejan la ropa vacía, pueden exterminar la carne pero no la tela, todo sea para que Spielberg nos pueda regalar imágenes turbadoramente poéticas como la del bosque en que llueven decenas de vestimentas del cielo.

 

En lo bueno está que es Spielberg, y por tanto es una superproducción con unos valores colosales, con una ambientación impresionante en sus efectos visuales CGI entrelazados a la fotografía (del de siempre con Spielberg desde “La lista de Schindler”, el polaco Janusz Kaminski), con una labor de sonido tremenda, ejemplo es el sonido mantra de cuando se acercan los Aliens en sus naves, o esas mismas naves espectaculares influenciadas por al propia descripción de HG Wells, titanes grandiosos en forma de calamar, moviéndose con sus tentáculos, surcando las ciudades de forma avernal, e incluso es original el diseño de los extraterrestres inspirados por el número tres.

 

Un narrador (Morgan Freeman) abre la película: “Nadie habría creído en los últimos años del SXIX que las cosas humanas fueran escudriñadas aguda y atentamente por inteligencias superiores a la del hombre…”. Así empieza la obra de H.g. Wells “La Guerra de los Mundos”, Steven Spielberg comienza la película con una voz en off que pronuncia la misma frase, tan sólo cambiando de siglo. El estibador divorciado Ray Ferrier (Cruise) trabaja como operador de grúa en un muelle en Brooklyn, Nueva York. Está distanciado de sus hijos, su hija Rachel (Fanning) de 10 años y su hijo adolescente Robbie (Chatwin). La ex esposa embarazada de Ray, Mary Ann (Otto), los deja a los dos en su casa en Bayonne, Nueva Jersey, cuando se dirige a visitar a sus padres en Boston, Massachusetts. Más tarde, se produce una extraña tormenta durante la cual los rayos caen varias veces en medio de una intersección cercana, lo que provoca un EMP que desactiva instantáneamente casi todos los dispositivos electrónicos, como vehículos, teléfonos y relojes. junto con toda la electricidad. En su camino para investigar los impactos junto con muchos otros, Ray sugiere a su amigo mecánico Manny reparar la minivan de un cliente reemplazando el solenoide. Ray se une a la multitud en el lugar de los impactos, donde una enorme máquina de guerra "trípode" emerge del suelo después de un terremoto, y luego utiliza poderosas armas de energía para destruir el área y desintegrar a la mayoría de los testigos en cenizas grises.

 

Tiene un tramo inicial atractivo el film, en como nos enteramos a través de Ray de la invasión, como lo seguimos tras una siesta que lo ha despertado una tormenta de rayos, como sigue a la gente a donde hay decenas de impactos de rayo sobre la calle, esta si agrieta y mueve cual seísmo, hasta emerger una cosa en forma de calamar gigantísimo del suelo, esta comienza  a disparar a los viandantes que huyen despavoridos, mientras a los que acierta solo quedan florando en el aire sus ropas. Abro paréntesis sobre una escena donde en medio del caos un mecánico consulta a Ray sobre que le pasa a una va y este le aconseje sobre un solenoide, en vez de correr como alma que lleva el diablo está preocupado por un motor, venga ya! Cierro paréntesis. Tenemos a Ray yendo aterrado a recoger a sus dos hijos para huir a Boston en busca de la madre de los niños, y aro otro paréntesis por la laguna argumental que es suponer porque sí, que en Boston estarán mejor, ello sin comunicación con la ciudad, es bastante chirriante esto, cierro paréntesis. Ray sin decir nada a sus hijos, no entiendo porque no se lo dice, va con uno cuantos enseres a coger la van del mecánico (¿?), y huyen, tenido que sortear cientos de vehículos varados en la autopista. Este comienzo es trepidante, con sus cosillas que me crujen, además de lo comentado, la gente se pone a mirar como si nada los rayos entrando en la tierra, cuando el instinto humano real hubiera exigido estar lo más lejos de allí, máxime cuando ekl suelo comienza a abrirse bajo sus pies, pero estos humanos son de otra pasta y les puede la curiosidad más tontuna y aguantan hasta que comienzan a exterminarlos.

 

Luego Spielberg nos involucra en varias viñetas cual videojuego pasando de pantalla hacia la meta final, pero nunca haciéndonos de carne y hueso a estos protagonistas insípidos. Tenemso una espectacular secuencia de un tren en llamas con sus vagones ardiendo de forma infernal mientras surca las vías a toda velocidad, pero esto se muestra sin generar dramatismo alguno, como ver fuegos artificiales; Está la escena en que Ray encuentra afuera de la casa de su ex un Boeing 747 que ha destruido todo el barrio, pero milagrosamente ha dejado intacta la van, es buena la secuencia pero al no haber contexto emocional me es superficial.

 

Está la mencionada de humanos como zombis a por la van; Está la set piece del ferry cruzando el rio Hudson, brillante, pero me falta emoción, no vemos el drama humano de gente sufriendo;  Está el tramo en que Robbie quiere unirse al ejército para guerrear contra los aliens, Ray intenta impedírselo en medio de una escena bastante metida con calzador, no me creo nada de lo que veo, el chico no debe ser tan tonto como para no saber que no lo dejaran unirse a los militares porque sí, y el padre tres cuartos de lo mismo. En todo caso debería de ir a una oficina de reclutamiento o unirse a milicianos que no hemos visto. El padre en vez de darle dos hostias a ida y vuelta lo deja ir, queriendo Spielberg que esto me emocione, cuando me pone de mala leche comulgar con ruedas de molino, pues demás nos cuelan de fondo que quiere llevarse un matrimonio a la niñita, y Ray parece no importarle mucho, esta forma de sentimentalismo barato me hace torcer el gesto por lo mal planteado que está.

 

Tras ello llega el mejor tramo del film, como es el refugio en el sótano de Harlan. Emocionante la incursión del tentáculo-ojo para detectar vida en el sótano, jugando con los sonidos, con los silencios, con las miradas, y ya en el zenit está la aparición por vez primera de los mismos extraterrestres de tres patas y tres dedos, moviéndose de forma perturbadora por el lugar, mientras los humanos intentan esconderse, recordando indefectiblemente a una similar en el ‘spielbergiano’ “Jurassic Park”, cambiando el sótano por una cocina. Pero el clímax de esto es cuando Ray cree que Harlan es un peligro para la seguridad de ambos, esto está bien como premisa de proponer al espectador que haría él, pero encuentro varias salidas mejores que la que toma Ray, tampoco veía a Harlan tan amenazante, es como si Ray ante la duda se dijera que lo mejor es lo que va a hacer y ya está. Esto debería haberme emocionado de algún modo, pero el director no ha conseguido crear un clima real para empatizar con la situación; Luego está la viñeta de la nave calamar atrapando a la niña y a Ray no me pega con el resto del metraje donde Ray no se muestra combativo, y la forma de arremeter contra el ‘Calamar’ me ha resultado poco realista conforme a la fortaleza que le habíamos visto.

 

La información sobre la invasión es bastante esquemática, prácticamente todo se circunscribe como recurso de instruir al espectador cuando Ray se encuentra con un equipo de reporteros en una furgo que le dicen que los aliens están invadiendo toda la Tierra, que tiene escudos que los protegen, y le muestran imágenes de como los aliens llegaron metidos en los rayos y se metieron con ellos en la tierra y se montaron en las naves que ya estaban puestas allí miles de años atrás, todo con una lógica propia de un Kafka borracho. También vemos que cuando pasan por un lugar dejan un reguero de especie de enredaderas hechas cual cartílagos de sangre por todas partes, se supone que los aliens chupan la sangre de los humanos, entonces por que acabar con ellos como vemos al inicio (kafkiano).

 

Spoiler:

 

El final me resulta harto edulcorado y apresurado. Resulta que Ray llega al hogar de los ex suegros de su ex en Boston, allí está además de su ex su hijo Robbie, y como leches este ha llegado allí si se unió a los marines justo antes de exterminados estos por los invasores? Es una tomadura de pelo! No me vale que sea algo similar a la novela de origen donde Wells reunió al narrador-protagonista del libro con su esposa presuntamente muerta en las últimas páginas; Como los extraterrestres que han tardado al parecer miles de años en volver a la Tierra, se supone la han estudiado, resulta que los virus acaban con ellos. Y no me vale que estaba en la novela de HG Wells, esto podría el guion haberlo ofrecido con un mejor envoltorio.

 

Como dato curioso podemos disfrutar de la presencia de los protagonistas de la versión de los '50. Esto es, Gene Barry y Ann Robinson dando vida a los padres de la ex-mujer de Ray.

 

Aunque aceptó el guión, Spielberg pidió varios cambios. Spielberg se había opuesto a la idea de que los extraterrestres llegaran en naves espaciales, ya que todas las películas sobre invasiones extraterrestres utilizaban un vehículo de este tipo. Los cilindros marcianos originales fueron descartados, donde Spielberg reemplazó los orígenes de los trípodes afirmando que fueron enterrados bajo tierra en la Tierra hace mucho tiempo.

 

La escena del ferry se filmó en la ciudad neoyorquina de Atenas, y la casa de los padres de Mary Ann estaba ubicada en Brooklyn (pero apareció en la película en Boston). Para la escena del accidente aéreo del vecindario, el equipo de producción compró un Boeing 747 retirado anteriormente operado por All Nippon Airways como JA8147, con costos de transporte de $2 millones, lo desmanteló en varias piezas y construyó casas a su alrededor. El avión destruido se conservó para la gira de Universal Studios. La casa de Ferrier se filmó en Bayonne, Nueva Jersey (con un estudio de sonido que duplica el interior); Mientras tanto, la secuencia de la guerra del valle se filmó en Lexington, Virginia y Mystery Mesa en California. La escena en la que el trípode es derribado y choca contra una fábrica se filmó en Naugatuck, Connecticut, en una planta química abandonada. La escena de los cuerpos flotando río abajo fue filmada en el río Farmington en Windsor, Connecticut por una segunda unidad usando un sustituto de Dakota Fanning filmada desde atrás con la parte que muestra los rostros de los actores acreditados cortada más tarde. Algunas filmaciones se rodaron en Korean War Veterans Parkway en Staten Island, Nueva York.

 

La mayoría de los elementos alienígenas giraban en torno al número tres: el trípode tenía tres ojos, y tanto el vehículo como los extraterrestres tenían tres extremidades principales con tres dedos cada una.

El supervisor de efectos visuales Pablo Helman consideró desafiante representar la escala del trípode, considerando que "Steven quería asegurarse de que estas criaturas midieran 150 pies de altura", ya que era la altura descrita por Wells en la novela. Los propios extraterrestres tenían diseños basados ​​en medusas, con movimientos inspirados en ranas arbóreas de ojos rojos, y una cualidad anfibia particularmente en la piel húmeda. Se utilizó un extraterrestre de poliestireno como sustituto para guiar a los actores en la escena del sótano. Spielberg no quería sangre ni sangre durante las muertes de Heat-Ray; en palabras de Helman, "esta iba a ser una película de terror para niños". Entonces, al equipo de efectos se le ocurrió la vaporización de los cuerpos, y considerando que no podía ser completamente digital debido a la complejidad del efecto y el cronograma, se utilizó polvo de acción real junto con la asimilación de rayos CGI y las partículas. Los pájaros digitales seguían a los trípodes en la mayoría de las escenas para simbolizar la presencia de la muerte, que Chiang comparó con los buitres y agregó que "no sabes si estos pájaros van hacia el peligro o se alejan de él, si debes seguirlos o huir".

 

El equipo de IL&M admitió que la destrucción del Puente de Bayona fue la escena más difícil que se pudo realizar con un uso intensivo de una combinación de efectos CGI y elementos de acción en vivo, y un plazo de cuatro semanas para que la toma pudiera usarse en un Tráiler del Super Bowl. La escena originalmente solo mostraba una gasolinera explotando, pero luego Spielberg sugirió volar también el puente. La escena involucraba a trípodes disparando un rayo de calor hacia la minivan; El escape de la minivan requirió muchas capas CGI para resolverse. En la película se utilizaron más de 500 efectos CGI.

 

Me queda un film hecho sin alma, manufacturado con unos estereotipos, cual churrería fabricando su producto sin poner originalidad o algo que destacar. Gloria Ucrania!!!

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