jueves, 7 de diciembre de 2023

 


La Batalla de Okinawa.

Fallido film bélico japonés dedicado a una de las batallas más mortíferas de la WWII, se combatió durante 82 días, desde el 1 de abril hasta el 21 de junio de 1945, cayendo en la contienda cerca de 100.000 soldados japoneses, más de 12.000 estadounidenses y al menos 100.000 civiles locales, incluidos cientos que fueron obligados a matarse a sí mismos. Fue la batalla que decidió a los USA a utilizar la Bomba Atómica, pues las consecuencias mortales hicieron a decidirse a que no podían desembarcan en Japón sin que murieran millones de personas. Esta épica cinta la dirige Kihachi Okamoto, escrita por Kaneto Shindo (“Onibaba”), siendo protagonizada por Tatsuya Nakadai y Tetsuro Tamba, aunque es una producción más bien coral, demasiado entre sus defectos. El desarrollo es cuasi un docudrama saltando entre múltiples escenarios para intentar un fresco de lo sucedido, desde únicamente el lado japones, los yankis son un ente sin rostro. Se exhibe el fanatismo patriótico en la peor de sus vertientes, donde no existe la palabra rendición, o victoria o muerte, esto es más sangrante por cómo se les inocula esto a los civiles.

 

Tras la conquista de la isla de Iwo Jima en la Guerra del Pacífico, los estadounidenses se dirigen a la Isla de Okinawa. La película describe los dos meses y medio que duró la batalla. En la película no existen lo que podrían denominarse protagonistas ya que cuenta diferentes historias dentro de un mismo contexto que es esta batalla. Entre algunas de estas historias están: el comandante Mitsuru Ushijima, dos gobernadores, soldados, médicos y enfermeras, civiles.  En la primera parte de la película podemos ver como se organizan y visionan la batalla los japoneses convenciendo a la población de que van a ganar, pero para ello los civiles también deberán luchar, pero lo único que consiguen es instaurar el miedo. A medida que avanza la película podemos observar una desorganización y falta de armamento una de las soluciones que ponen es enviar a kamikazes para poder destruir la aviación estadounidense más fácil y rápidamente, pero aun así no consiguen detenerlos.

 

Comenzamos con los preparativos de defensa previos a la invasión (comenzaron en julio de 1944), luego pasando al bombardeo aéreo, a la invasión estadounidense y finalmente al combate terrestre. El triunvirato militar del lado japonés formado por el general Ushijima y sus dos subordinados, el teniente general Isamu Cho (Tanba) y el coronel Hiromichi Yahara (Nakadai). Ushijima admite tener conocimientos tácticos inferiores y elige bando en discusiones entre Cho y Yahara. Cho tiende a favorecer la agresión, Yahara es siempre más moderado. Yahara deja las fuerzas estadounidenses aterricen sin oposición para conservar municiones, serían necesarias para más adelante en la batalla. Los soldados japos se fortificaron en cuevas y se defendieron de un abrumador ataque estadounidense durante un período de varios meses. Okinawa había sido elegida por el alto mando imperial de cordero de sacrificio para retrasar el gran ataque estadounidense al continente.

 

El realizador tiene éxito al mostrar el feísmo, la dura vida en las cuevas, el horror, los hospitales de campaña, la muerte, la sangre, la desesperación, el seppuku, los suicidios colectivos, bien sea con envenenamientos o con granadas, asistimos al averno gore de amputaciones, como padres matan a sus hijos por supuesto sacrificio, tiene su punto didáctico en como vemos de vez en cuando las estrategias militares japonesas, muestra bien el radicalismo de la causa de los asiáticos, aunque estuvieran regidos por una atávica dictadura imperial, nos llega el caos imperante.

 

Pero falla y en muchos elementos, empezando por como al querer hacer un crisol de historias termina abarcando muchísimo y apretando poquísimo. Son un puñado de viñetas mal cosidas que se alternan de forma un tanto caótica y nunca provoca sensaciones dramáticas; Falla en no capturar el drama humano al hacer disperso el foco anula el tener un asidero emocional, pues todos los personajes resultan esbozos con poco más que rostro y caras, te importa poco quien muera o viva; Falla en su parcialidad grimante, sobre todo al querer ser una lección de lo que pasó, y es que retrata a los japoneses como poco más que angelitos invadidos por los monstruos norteamericanos, estos no dudan en matar a sangre fría a todo el que se pone por delante. Nunca vemos autocrítica entre los japoneses, ellos empezaron el conflicto con Pearl Harbor, ellos tenían invadidos varios países asiáticos como China, Filipinas o Birmania. No se menciona que los militares japos obligaron a muchos civiles a suicidarse, también les adoctrinaron para creer que los estadounidenses eran unos bárbaros come-niños, nada de esto se menciona. Los soldados USA (en realidad figurantes japoneses) son entes sin rostro, vemos los tanques avanzar y sus siluetas, pero si son reflejados como salvajes sin moral alguna dispuestos a tirotear a los que se rinden, utilizando de forma indiscriminada lanzallamas, en una visión bastante panfletaria propia de propaganda imperialista nipona, dando con ello la erazón a los que suicidaban, pues en realidad, según la visión de este film, era lo que les esperaba si se entregaban al ‘bárbaro’ enemigo; Falla en tener un presupuesto muy parco para lo que este batalla epopéyica requería, donde hubo 180,000 soldados USA frente 140,000 nipones, y aquí lo que vemos son pocas más que escaramuzas con apenas no llegan a decenas las más numerosa, ridículo. Los efectos especiales son muy pobres, hasta la sangre canta a falsa, las coreografías de la acción es histriónica y poco veraz; Falla en el sentimentalismo a empellones que te emiten, pues se recurre continuamente a el dolor de mujeres y niños para ocultar las debilidades dramáticas del film; Incluso no es de recibo el goteo de humor chirriante, sobre todo por parte de esa cargante mujer (al que vea el film sabrá quien me refiero).

 

Solo tiene algo de carácter el Coronel Yahara encarnado por Tatsuya Nakadai (el segundo actor más famoso entonces en Japón, solo por detrás de Toshiro Mifune), único que no ve contempla el suicidio, tiene ganas de vivir, aunque sea traicionando el tradicionalismo radical del feudal Japón. Si se hubiera incidido en esta sub trama el film hubiera sido sensiblemente mejor, pero de la forma que se aborda en micro clips queda en un esbozo cargado de tópicos;

 

‘El cuartel general envía tropas a Okinawa, luego las transfiere a Filipinas o Taiwán justo cuando los estadounidenses están a punto de desembarcar y serían más necesarios en Okinawa; los comandantes locales preparan posiciones defensivas sólo para recibir la orden de construir aeródromos para los cuales los japoneses no tienen aviones porque ellos también son enviados a otra parte en el último minuto y los aeródromos terminan siendo utilizados por los estadounidenses mientras las posiciones defensivas originales quedan incompletas; A los civiles se les dice que evacuen, pero después de que un barco lleno de niños es torpedeado, se les dice que se queden. Luego se les dice que vayan al norte, pero sólo después de que las fuerzas estadounidenses corten la isla en dos, dejando a civiles y combatientes mezclados indiscriminadamente. Lo peor de todo es que la primera orden dada al comandante general es asegurarse de que no se repita el fiasco del suicidio masivo de Saipan, pero la última orden para llegar a la isla es no rendirse nunca, lo que provocó la muerte no sólo de casi todas las fuerzas japonesas sino también de una enorme parte de la población civil, muchos de los cuales también se suicidaron.’

 

‘Históricamente, es tremendamente inexacto. Toda la película adolece de la necesidad de retratar a los japoneses de la mejor manera posible y heroica. Algunos ejemplos: en abril de 1945, el cuerpo de pilotos japoneses había sido destruido casi por completo. Los japoneses no pudieron entrenar nuevos pilotos al ritmo en que los mataban. Ésta es una de las razones por las que recurrieron a ataques suicidas. Y, sin embargo, debemos creer que todavía existen grandes fuerzas aéreas y que no fueron empleadas en Okinawa porque el ejército no estaba dispuesto a atacar a las fuerzas estadounidenses y recuperar los aeródromos del norte. Otro ejemplo es el Yamato. La Armada japonesa en el norte había sido casi destruida y lo que quedaba carecía de combustible, pero el almirantazgo sintió la necesidad de hacer algún tipo de gesto y envió su acorazado más grande. El plan siempre había sido varar y hundir el barco en Okinawa y usarlo como plataforma de armas, pero en lugar de eso se nos dice que su misión era navegar valientemente entre los estadounidenses y luchar hasta que se quedara sin munición. Desafortunadamente, antes de que pudiera hacer eso, fue atacada por esos cobardes estadounidenses que volaron escuadrones gigantes de aviones contra ella (100 aviones atacando a un solo barco a la vez?).’

 

La acción dramática, descrita por un narrador que ofrecerá su opinión personal sobre los hechos (pues se trata del punto de vista de un soldado), comienza a partir del 7 de Agosto de 1.942, cuando las tropas americanas desembarcan en Guadalcanal iniciando así la sangrienta campaña contra Japón, desplazándose rápidamente hasta los preparativos de la defensa de Okinawa y la lucha propiamente dicha, que se extendería desde el 1 de Abril de 1.945 hasta el 22 de Junio.

 

No todo es fallido o errado, pues su epilogo resulta brillante, en su poder emocional, con ese seguimiento que hace la cámara a un niño pequeño mientras camina por la playa entre decenas de cadáveres, dotando de esperanza en el mañana.

 

‘Fue una batalla de ferocidad cataclísmica que se cobró la vida de un cuarto de millón de personas, lo que incluía un tercio de la población civil de la isla. Fue casi el fin de una civilización y una forma de vida, ya que los habitantes de Okinawa tenían una cultura distintiva que casi desapareció aquí. Los estadounidenses nunca se marcharon, casi una quinta parte de la isla sigue ocupada por bases militares estadounidenses.’

 

Me queda un film bélico equivocado en su enfoque. Gloria Ucrania!!!

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario