THE BATMAN.
Sugestiva nueva aventura del súper héroe sin súper
poderes, Batman, o The Batman aquí (supongo que para diferenciarlo del film de
Tim Burton), la que para mí sería el segundo mejor film sobre el Hombre
Murciélago (aquí se empeñan en llamarlo ‘Vengador’) de DC Comics, tras la
‘nolaniana’ “El Caballero Oscuro”. Dirige Matt Reeves con pulso sólido el guión
lóbrego de Peter Craig (“The Town” o “Top Gun: Maverick”), siendo un reinicio
de la franquicia cinematográfica de Batman producida por DC Films. Robert
Pattinson interpreta a Bruce Wayne/Batman, acompañándole un elenco estupendo de
secundarios que dan vigor y apuntalan el relato, con Zoë Kravitz, Paul Dano,
Jeffrey Wright, John Turturro, Peter Sarsgaard, Andy Serkis y Colin Farrell.
La historia empieza in media res, con Batman en su
segundo año luchando contra el crimen en Gotham City, intenta descubrir quien
ha asesinado al alcalde, con lo que se irá desmadejando un reguero de
corrupción en la ciudad con vínculos con la propia familia Wayne. Destacando
desde el inicio como a Batman se le confiere un aire detectivesco con ínfulas a
Sherlock Holmes, sumergiendo al protagonista en una especie de narración de
cine negro, con el marco de este género, en un mundo rebosante de amoralidad,
un ‘Sam Spade’ estoico y cuasi anti héroe, atormentado por su pasado, tendremos
una femme fatale en Catwoman, villanos retorcidos, juegos mentales, y un final
nada complaciente. Un relato muy estirado de casi tres horas, teniendo sus
altibajos, pero que aun así estos contrarrestados sensorialmente por la belleza
gótica del film, haciendo que la tensión sea casi siempre efectiva, todo
solemne, sin lugar para el humor, para una historia de niños huérfanos.
Ello en un argumento que de modo inteligente se aleja
de mostrar el origen ya consabido del héroe, así como omite la muy sobada
muerte de los padres de Bruce Wayne (Thomas y Martha Wayne). Ya es muy conocido
en la ciudad como el Vengador Vigilante, una sombra que asusta con su halo
invisible, como deja patente en el sugerente inicio paseándonos por el Averno
de una ciudad violenta, y la voz en off de Batman muestra como el temor aque
salga de la oscuridad es el mejor remedio contra el crimen. Ya tiene relación
policial con Jim Gordon. También llama la atención el subtexto de crítica a los
políticos que prometen renovación en modo populista.
Todo ello calando en consonancia al atomizado por una
ambientación tétrica epidérmica por su simbiosis con la ennegrecida historia,
con un aire operístico. Gracias al prodigioso diseño de producción de James
Chinlund (“La Fuente de la Vida” o “La
guerra del planeta de los simios”), inspirándose en una Nueva York fosca,
maximizada mediante ampliaciones de decorados y efectos especiales por
ordenador, todo muy hosco, deprimente, una ciudad a medio hacer, un grupo negro
de edificios se alza en el lugar donde estaría el bajo Manhattan, con varios
espléndidos visualmente momentos con Batman en su lugar de reunión a varia
altura en uno de estos edificios sin terminar desde donde se ve una urbe hostil.
Esto atomizado por el DP Greig Fraser (“La Noche Más Oscura” o “Dune: Parte
1”), que incide sobre la labor de Wally Pfister en la trilogía ‘batmanica’ de
Nolan, yendo más allá aun en los tonos lóbregos, inspirándose nada menos (así
lo ha reconocido el Fraser) en la cinematografía del ‘Maestro de las Tinieblas’
Gordon Willis, remarcando el goticismo de la ciudad, el expresionismo gótico en
sus sombras, los claroscuros, las penumbras, ello en simbiosis con la urbe
ominosa remanece con su aire que nos cala tóxico, con su lluvia, sus luces de
neón, con sus cielos grises. Así como muy buena en las secuencias de acción.
Jugando con la luminosidad de modo dramático en cada acromatismo; Como
reseñables son las vistosas coreografías de las peleas, diáfanas y crudas,
aunque me falta la mala baba en este aspecto de por ejemplo “Deadpool”, que no
haya miedo a la sangre y los huesos rotos, que no hay tanta pleitesía por ser
un film para toda la familia; La banda sonora original es de Michael Giacchino (habitual
de PIXAR), creando un (ya mencionado) aire de ópera al desarrollo, oyéndose a Beethoven,
Gabriel Fauré, o Schubert (su micónico ‘Ave María’ para el funeral), esto
alternado de modo iconoclasta con temas de Nirvana, Dean Martin o Al Martino.
Este Batman interpretado con desgarradora intensidad
por Robert Pattinson (inspirado en su imagen en Kurt Cobain), es un tipo
vulnerable, que parece llevar sobre sí el peso de los pecados de Gotham City,
es una versión muy humanizada del mega héroe, sus gadgets no son nada
espectacular (si acaso las lentes de contacto con cámara oculta, que parecen
sacadas del mítico episodio de la serie “Black Mirror; Tu historia completa”;
también con la capacidad de salto base, y por supuesto con sus ganchos, amén de
su batmovil y batmoto), los golpes se notan le duelen, las caídas las sufre,
tiene en sus espaldas las cicatrices de las mil batallas, excelente los matices
que posee. Este Bruce ya no es el playboy de otras versiones. Lo conocemos al
ritmo de la canción de Nirvana "Something in the Way" (1991), de ahí
la inspiración del director para Batman en el cantante del grupo grunge Kurt
Cobain, con sus andares y su peinado, reconociendo el escenario de un crimen
(es él, también por la misma causa violenta). El personaje del Michael Corleone
de “El Padrino”, también influyó en la interpretación de Reeves de Bruce, por
lo del hijo que debe heredar el Imperio a su pesar. Es un Bruce melancólico,
nostálgico, tristón, que deja traslucir sus emociones a través de la capucha.
Pattison le confiere un aura de hondura penetrante, su laconismo, su parquedad
oral. Ello en una travesía donde se cuestiona la toxicidad de la Venganza, si
el involucrarse en una espiral de violencia no es más que dar cuerda al
infinito tiovivo del terror. De hecho, aquí se le llama no Batman, sino
Venganza (ello desde la escena inicial en que aparece ante una pandilla violenta
callejera e intentan brularse de él: “Qué demonios se supone que eres?”, el vigilante
ataviado de murciélago les espeta: “Soy Venganza”.
Teniendo muchas influencias cinéfilas declaradas a
films como “Chinatown” y “Todos los hombres del presidente”, asimismo el film
setentero “Klute” es la influencia para la relación entre Batman y Catwoman,
por la del Sutherland y la Fonda. También hay mucho de los films de Fincher
como “Seven”, por la ambientación y el villano (este persigue el pecado capital
de la corrupción en todos sus aspectos), como de “Zodiac” por la forma en que
se comunica el psicópata, incluso por los juegos macabros del retorcido Enigma
tiene mucho del Jigsaw de “Saw”.
Por supuesto con piezas de acción espléndidas, siendo
la más espectacular la de la persecución nocturna automovilística de Batman con
su magnífico Batmovil (esas llamas infernales azules que salen del motor) a
Coppelport, aconteciendo de modo hermoso bajo una copiosa lluvia, con lo que
los haces de luz de los faros crean una sensación espectral, todo un alarde de coreografía
de coches por un lado y otro, con choques en cadena tremendos, explosiones, giros
de campana, saltos entre llamas épicos. Inspirándose, como no, en famosa persecución
de automóviles en “The French Connection” (1971). Reeves originalmente planeó filmar la escena
en una autopista de Liverpool, pero en su lugar la filmó en el aeródromo de
Dunsfold después de determinar que una pista de carreras permitiría un mayor
control. También se filmaron partes en la refinería de Coryton.
Tenemos varios formidables combates en tomas con pocos
cortes para emitir veracidad, tiroteos en pasillos oscuros, con la dramática
iluminación de los centelleos de las balaceras, combates en un club nocturno
con ese juego dramático de luces rojas parpadeando, para en el tramo final
escenificar una especie de Apocalipsis tsunámico. Aunque para el final esperaba
un clímax enfrentamiento entre los némesis y me queda esto un poco coitus
interruptus, no me llena lo que debería.
Zoe Kravitz como Selina Kyle/Catwoman es maravillosa
como la atormentada femme fatale, felina, sensual, compleja, sin superpoderes,
con una gran química con Pattinson, como lo demuestra ese abrazo cuando se
esconden de los malos y parecen fundirse en una sola respiración. Es una joven
de imagen esbelta, de movimientos gatunos, con uñas peligrosamente puntiagudas,
también con sus traumas acuestas que la hacen vulnerable, pero con el marcado
objetivo de la Venganza, muy buena la rabia interior que emite. Aunque le sobra
el ramalazo Woke (no es culpa de ella, lo es del guion) con la fuera de lugar
frase de que hay que acabar con ‘los imbéciles blancos privilegiados".
John Turturro como el mafioso Falcone lo borda con un
carisma fulgente, se nota disfrutando en su papel de malo malísimo con estilo
Armani; Colin Farrell como Oswald Coppelpot-Pingüino, está irreconocible bajo
el amasijo de 25 kg de prótesis que lo engordan y desfiguran el rostro, da bien
con un rol al que le falta cancha, dando la sensación que todo es la
preparación para darle más metraje en las secuelas planeadas; Jeffrey Wright
como el fiel amigo policía de Batman, es algo plano, sin carácter más allá de
acompañar al protagonista, su gran momento es en el interrogatorio a
Coppelport; Andy Serkis (el eterno Gollum tras el capture-motion) como Alfred
Pennyworth, tiene una cálida relación con Bruce Wayne, de índole claramente
paterno-filial, teniendo su momento en la charla con Bruce en el hospital,
cumplidor
El último que analizo es Paul Dano, encarnando a un
villano que solo aparece durante la mayor parte del tiempo en clips en monitor
embutido en cuero dominatrix, pero cuando se hace presente inunda la pantalla
en plan roba escenas, demostrando es uno de los actores más infravalorados del
cine. Extraordinario en el entente con Batman, un vengador clasista que se cree
emparentado en motivaciones con Batman, ambos justicieros en las sombras que
atacan las corruptelas y hipocresía de la ciudad, ejecutando sus castigos en
plan Jigsaw. Ello en una dinámica desde el inicio jugando con Batman, al que le
deja notas en cada ‘ejecución’. Una actuación corta, pero de una intensidad
apabullante, tanto como para ser, tras el Joker de Ledger, el más aterrador de
los villanos de la saga del Hombre Murciélago.
La pregunta que uno se puede hacer es si este inicio
rebot podrá competir con la trilogía de Nolan, era escéptico de si habría
margen para un nuevo enésimo relato con mismos villanos, pero sin ser obra maestra,
si sabe cautivar con sus armas, atrapa con una ácida revisión del héroe alado.
Gloria Ucrania!!!
Chinlund se inspiró en las películas de David Fincher
y mezcló varios estilos arquitectónicos, como los de los edificios de los años
1920 a 1940. Dado que las fallidas recuperaciones económicas de Gotham dejaron
una arquitectura inacabada, Chinlund "llenó el horizonte con estos
rascacielos inacabados" para mostrar "la arena que hay allí
arriba". La Torre Wayne, que sirve como mausoleo de Wayne, se inspiró en
el Castillo Hearst ; lo describió como barroco , gótico y ornamentado. La
estética del Iceberg Lounge se inspiró en las obras de Robert Moses. Fraser
dijo que Gotham City se inspiró en la representación de las ciudades de
Chinatown y la de las calles de la ciudad de Nueva York en Klute . Mientras que
Fraser eligió una "paleta más amplia, que se inclinaba hacia lo sombrío y
lo sombrío", Chinlund optó por utilizar una paleta de colores diferente al
diseñar la residencia de Selina Kyle en el barrio rojo. Se inspiró en las
películas de Wong Kar-Wai y la definió como una "paleta romántica en
algunas de esas películas que nos encantaban, como el neón y mucho color de la
luz de la calle. Nuestro mundo es sombrío en muchos lugares, y ese era un
entorno en el que podíamos dejar que algo de color resaltara".
Reeves imaginó un diseño hecho a mano y con los pies
en la tierra para el Batimóvil, con Chinlund y el artista conceptual Ash Thorp
diseñando el motor del vehículo para que se pareciera a un murciélago. Reeves
quería que el Batimóvil se sintiera como una "bestia salvaje" y
alejarse del diseño tipo tanque popularizado por las películas de El caballero
de la noche de Nolan en favor de uno que pareciera un muscle car. Buscó
inspiración en la novela de Stephen King, Christine (1983), trata sobre un
automóvil poseído por fuerzas sobrenaturales: "Me gustó la idea del
automóvil en sí como una figura de terror, haciendo una apariencia animal para
asustar realmente a la gente que Batman persigue". Reeves y Chinlund
querían que el Batimóvil se sintiera como su propio personaje, y Chinlund
priorizó la función que reflejaba el "enfoque único de Batman en la
misión". Chinlund utilizó un parachoques de acero para el marco, de modo
que Batman pudiera "abrirse paso a través de cualquier obstáculo",
así como el techo de un Dodge Charger de 1969 ; dejó la parte trasera abierta
ya que no requería protección. Se construyeron cuatro unidades de Batimóvil, con
la unidad motriz principal impulsada por un motor Chevrolet V8 de 650 bhp
construido a partir de más de 3000 piezas mecanizadas, y las otras unidades
equipadas con cardanes, dispensadores de agua y una versión electrónica para
mayor facilidad de uso. Otra unidad fue construida sobre un chasis Tesla para
tomas en interiores y nocturnas. [
El Batitraje fue diseñado por el supervisor Dave
Crossman y el artista conceptual Glyn Dillon en el transcurso de un año, con
dos conceptos rectores: necesitaba "verse apropiado", equilibrando la
luz y la oscuridad sin restarle valor a la emoción de Pattinson, y tenía que
ser flexible; Pattinson quería poder moverse y pelear con él, inspirado por la
representación de Batman en la historia de Batman: Legends of the Dark Knight
"Shaman" (1989) de O'Neil y Edward Hannigan. Pattinson también le
pidió consejo a Bale durante el proceso de diseño, y él en tono de broma le
aconsejó "asegurarse de que podrá aliviarse" mientras usaba el traje.
El equipo tomó escaneos del cuerpo de Pattinson mientras filmaba Tenet y los
usó en referencia al arte conceptual dibujado por Dillon. Imprimieron una copia
preliminar de cada elemento después de refinarlo con software digital antes de
que fuera moldeado por el modelador de efectos de vestuario supervisor Piere
Bohmaned. Se realizaron más modificaciones a cada pieza hasta que Reeves
examinó el traje final para su aprobación. El equipo creó más de veinte trajes
para usar en la filmación. El traje final es más flexible que los Batsuits
anteriores, hasta el punto de que Pattinson "inmediatamente comenzó a
hacer volteretas con él solo porque podía" cuando se puso el primer
prototipo.
La capucha se imprimió después de ser esculpida
digitalmente y se creó a partir de caucho de poliuretano, y estaba destinada a
parecerse al cuero; las costuras alrededor de la frente y los parches de la
nariz fueron influenciados por el traje de Adam West de la serie de televisión
Batman de la década de 1960. Dillon agregó que quería que Batman se sintiera
como la "Parca" con una capucha con forma de calavera. La capa se
creó con cuero japonés artificial, ya que no era práctico usar cuero real
debido a su peso. El traje de alas de Batman fue creado por una empresa de
trajes de alas con sede en Seattle utilizando el material del Batsuit. Las
botas se inspiraron en las botas de combate austriacas, mientras que Ian Jones,
el fabricante de accesorios de vestuario, agregó una polaina de cuero en la
parte superior para embellecer las escenas de lucha y las escenas en las que
Batman conduce una motocicleta. El departamento de utilería de vestuario
también agregó un puerto especial al Batitraje hacia el final de la filmación
para ayudar en una escena en la que Batman se inyecta adrenalina. La pistola de
agarre de Batman, que puede deslizarse a través de un artilugio oculto en su
brazo, fue influenciada por la pistola de Travis Bickle de Taxi Driver (1976).
El símbolo del murciélago en su pecho también sirve como cuchillo; Dillon
sintió que no era realista que el símbolo fuera de cuero, por lo que el equipo
decidió convertirlo en un arma.
El diseño de vestuario estuvo a cargo de Jacqueline
Durran. La maquilladora Maria Donne modeló el peinado de Bruce Wayne según
Cobain, mientras que su delineador de ojos cuando se vistió como Batman
presentó una mezcla de pigmentos y productos que soportarían la lluvia y el
sudor. El traje de Catwoman fue diseñado para sentar las bases de lo que se
convertiría en su atuendo de cómic y al mismo tiempo sentirse "lo más
práctico posible". Las prótesis faciales que Keoghan usó para retratar al
Joker fueron diseñadas por el maquillador Mike Marino; aunque el Joker solo
aparece en silueta en el corte final, Reeves aún hizo que Marino desarrollara
un diseño completo. Reeves quería que se pareciera al personaje de Conrad Veidt
en El hombre que ríe (1928), Gwynplaine, inspiró la representación original del
Joker en los cómics. Reeves hizo que la sonrisa perpetua del Joker fuera el
resultado de una condición biológica, en lugar de una cicatriz facial como en
películas anteriores, para distinguir la nueva encarnación. El traje de Riddler
se basó en bocetos del Asesino del Zodíaco; conserva el abrigo verde
tradicional del personaje al tiempo que agrega una máscara de combate, que Dano
quería mostrar que Riddler "probablemente sentía mucha vergüenza o
autodesprecio o dolor".
Para interpretar al Pingüino, Farrell usó prótesis y
un traje de gordo creado por Marino. Reeves lo describió como "casi como
un gángster de Warner Bros." similar a los actores John Cazale, Sydney
Greenstreet y Bob Hoskins. Farrell eligió usar un traje de gordo en lugar de
aumentar de peso porque había sufrido problemas de salud cuando ganó peso para
la serie de televisión The North Water (2021). El disfraz de Farrell no
presenta el monóculo y el sombrero de copa tradicionales del Pingüino, y Warner
Bros le prohibió fumar tabaco como lo hace en los cómics. Farrell luchó para
permitirle llevar un cigarro en lugar de cigarrillos, pero Warner Bros no
cedió.
La escena final silenciosa entre Batman y Catwoman es
muy bien llevada emocionalmente, con ese viaje juntos en moto sin saber si se irán
juntos, pero llegados a un cruce ella tira a un lado y al otro Batman.
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