domingo, 29 de septiembre de 2024

 


THE BATMAN.


Sugestiva nueva aventura del súper héroe sin súper poderes, Batman, o The Batman aquí (supongo que para diferenciarlo del film de Tim Burton), la que para mí sería el segundo mejor film sobre el Hombre Murciélago (aquí se empeñan en llamarlo ‘Vengador’) de DC Comics, tras la ‘nolaniana’ “El Caballero Oscuro”. Dirige Matt Reeves con pulso sólido el guión lóbrego de Peter Craig (“The Town” o “Top Gun: Maverick”), siendo un reinicio de la franquicia cinematográfica de Batman producida por DC Films. Robert Pattinson interpreta a Bruce Wayne/Batman, acompañándole un elenco estupendo de secundarios que dan vigor y apuntalan el relato, con Zoë Kravitz, Paul Dano, Jeffrey Wright, John Turturro, Peter Sarsgaard, Andy Serkis y Colin Farrell.

 

La historia empieza in media res, con Batman en su segundo año luchando contra el crimen en Gotham City, intenta descubrir quien ha asesinado al alcalde, con lo que se irá desmadejando un reguero de corrupción en la ciudad con vínculos con la propia familia Wayne. Destacando desde el inicio como a Batman se le confiere un aire detectivesco con ínfulas a Sherlock Holmes, sumergiendo al protagonista en una especie de narración de cine negro, con el marco de este género, en un mundo rebosante de amoralidad, un ‘Sam Spade’ estoico y cuasi anti héroe, atormentado por su pasado, tendremos una femme fatale en Catwoman, villanos retorcidos, juegos mentales, y un final nada complaciente. Un relato muy estirado de casi tres horas, teniendo sus altibajos, pero que aun así estos contrarrestados sensorialmente por la belleza gótica del film, haciendo que la tensión sea casi siempre efectiva, todo solemne, sin lugar para el humor, para una historia de niños huérfanos.

 

Ello en un argumento que de modo inteligente se aleja de mostrar el origen ya consabido del héroe, así como omite la muy sobada muerte de los padres de Bruce Wayne (Thomas y Martha Wayne). Ya es muy conocido en la ciudad como el Vengador Vigilante, una sombra que asusta con su halo invisible, como deja patente en el sugerente inicio paseándonos por el Averno de una ciudad violenta, y la voz en off de Batman muestra como el temor aque salga de la oscuridad es el mejor remedio contra el crimen. Ya tiene relación policial con Jim Gordon. También llama la atención el subtexto de crítica a los políticos que prometen renovación en modo populista.

 

Todo ello calando en consonancia al atomizado por una ambientación tétrica epidérmica por su simbiosis con la ennegrecida historia, con un aire operístico. Gracias al prodigioso diseño de producción de James Chinlund (“La Fuente de la Vida” o  “La guerra del planeta de los simios”), inspirándose en una Nueva York fosca, maximizada mediante ampliaciones de decorados y efectos especiales por ordenador, todo muy hosco, deprimente, una ciudad a medio hacer, un grupo negro de edificios se alza en el lugar donde estaría el bajo Manhattan, con varios espléndidos visualmente momentos con Batman en su lugar de reunión a varia altura en uno de estos edificios sin terminar desde donde se ve una urbe hostil. Esto atomizado por el DP Greig Fraser (“La Noche Más Oscura” o “Dune: Parte 1”), que incide sobre la labor de Wally Pfister en la trilogía ‘batmanica’ de Nolan, yendo más allá aun en los tonos lóbregos, inspirándose nada menos (así lo ha reconocido el Fraser) en la cinematografía del ‘Maestro de las Tinieblas’ Gordon Willis, remarcando el goticismo de la ciudad, el expresionismo gótico en sus sombras, los claroscuros, las penumbras, ello en simbiosis con la urbe ominosa remanece con su aire que nos cala tóxico, con su lluvia, sus luces de neón, con sus cielos grises. Así como muy buena en las secuencias de acción. Jugando con la luminosidad de modo dramático en cada acromatismo; Como reseñables son las vistosas coreografías de las peleas, diáfanas y crudas, aunque me falta la mala baba en este aspecto de por ejemplo “Deadpool”, que no haya miedo a la sangre y los huesos rotos, que no hay tanta pleitesía por ser un film para toda la familia; La banda sonora original es de Michael Giacchino (habitual de PIXAR), creando un (ya mencionado) aire de ópera al desarrollo, oyéndose a Beethoven, Gabriel Fauré, o Schubert (su micónico ‘Ave María’ para el funeral), esto alternado de modo iconoclasta con temas de Nirvana, Dean Martin o Al Martino.

 

Este Batman interpretado con desgarradora intensidad por Robert Pattinson (inspirado en su imagen en Kurt Cobain), es un tipo vulnerable, que parece llevar sobre sí el peso de los pecados de Gotham City, es una versión muy humanizada del mega héroe, sus gadgets no son nada espectacular (si acaso las lentes de contacto con cámara oculta, que parecen sacadas del mítico episodio de la serie “Black Mirror; Tu historia completa”; también con la capacidad de salto base, y por supuesto con sus ganchos, amén de su batmovil y batmoto), los golpes se notan le duelen, las caídas las sufre, tiene en sus espaldas las cicatrices de las mil batallas, excelente los matices que posee. Este Bruce ya no es el playboy de otras versiones. Lo conocemos al ritmo de la canción de Nirvana "Something in the Way" (1991), de ahí la inspiración del director para Batman en el cantante del grupo grunge Kurt Cobain, con sus andares y su peinado, reconociendo el escenario de un crimen (es él, también por la misma causa violenta). El personaje del Michael Corleone de “El Padrino”, también influyó en la interpretación de Reeves de Bruce, por lo del hijo que debe heredar el Imperio a su pesar. Es un Bruce melancólico, nostálgico, tristón, que deja traslucir sus emociones a través de la capucha. Pattison le confiere un aura de hondura penetrante, su laconismo, su parquedad oral. Ello en una travesía donde se cuestiona la toxicidad de la Venganza, si el involucrarse en una espiral de violencia no es más que dar cuerda al infinito tiovivo del terror. De hecho, aquí se le llama no Batman, sino Venganza (ello desde la escena inicial en que aparece ante una pandilla violenta callejera e intentan brularse de él: “Qué demonios se supone que eres?”, el vigilante ataviado de murciélago les espeta: “Soy Venganza”.

 

Teniendo muchas influencias cinéfilas declaradas a films como “Chinatown” y “Todos los hombres del presidente”, asimismo el film setentero “Klute” es la influencia para la relación entre Batman y Catwoman, por la del Sutherland y la Fonda. También hay mucho de los films de Fincher como “Seven”, por la ambientación y el villano (este persigue el pecado capital de la corrupción en todos sus aspectos), como de “Zodiac” por la forma en que se comunica el psicópata, incluso por los juegos macabros del retorcido Enigma tiene mucho del Jigsaw de “Saw”.

 

Por supuesto con piezas de acción espléndidas, siendo la más espectacular la de la persecución nocturna automovilística de Batman con su magnífico Batmovil (esas llamas infernales azules que salen del motor) a Coppelport, aconteciendo de modo hermoso bajo una copiosa lluvia, con lo que los haces de luz de los faros crean una sensación espectral, todo un alarde de coreografía de coches por un lado y otro, con choques en cadena tremendos, explosiones, giros de campana, saltos entre llamas épicos. Inspirándose, como no, en famosa persecución de automóviles en “The French Connection” (1971).  Reeves originalmente planeó filmar la escena en una autopista de Liverpool, pero en su lugar la filmó en el aeródromo de Dunsfold después de determinar que una pista de carreras permitiría un mayor control. También se filmaron partes en la refinería de Coryton.

 

Tenemos varios formidables combates en tomas con pocos cortes para emitir veracidad, tiroteos en pasillos oscuros, con la dramática iluminación de los centelleos de las balaceras, combates en un club nocturno con ese juego dramático de luces rojas parpadeando, para en el tramo final escenificar una especie de Apocalipsis tsunámico. Aunque para el final esperaba un clímax enfrentamiento entre los némesis y me queda esto un poco coitus interruptus, no me llena lo que debería.  

 

 

Zoe Kravitz como Selina Kyle/Catwoman es maravillosa como la atormentada femme fatale, felina, sensual, compleja, sin superpoderes, con una gran química con Pattinson, como lo demuestra ese abrazo cuando se esconden de los malos y parecen fundirse en una sola respiración. Es una joven de imagen esbelta, de movimientos gatunos, con uñas peligrosamente puntiagudas, también con sus traumas acuestas que la hacen vulnerable, pero con el marcado objetivo de la Venganza, muy buena la rabia interior que emite. Aunque le sobra el ramalazo Woke (no es culpa de ella, lo es del guion) con la fuera de lugar frase de que hay que acabar con ‘los imbéciles blancos privilegiados".

 

John Turturro como el mafioso Falcone lo borda con un carisma fulgente, se nota disfrutando en su papel de malo malísimo con estilo Armani; Colin Farrell como Oswald Coppelpot-Pingüino, está irreconocible bajo el amasijo de 25 kg de prótesis que lo engordan y desfiguran el rostro, da bien con un rol al que le falta cancha, dando la sensación que todo es la preparación para darle más metraje en las secuelas planeadas; Jeffrey Wright como el fiel amigo policía de Batman, es algo plano, sin carácter más allá de acompañar al protagonista, su gran momento es en el interrogatorio a Coppelport; Andy Serkis (el eterno Gollum tras el capture-motion) como Alfred Pennyworth, tiene una cálida relación con Bruce Wayne, de índole claramente paterno-filial, teniendo su momento en la charla con Bruce en el hospital, cumplidor

 

El último que analizo es Paul Dano, encarnando a un villano que solo aparece durante la mayor parte del tiempo en clips en monitor embutido en cuero dominatrix, pero cuando se hace presente inunda la pantalla en plan roba escenas, demostrando es uno de los actores más infravalorados del cine. Extraordinario en el entente con Batman, un vengador clasista que se cree emparentado en motivaciones con Batman, ambos justicieros en las sombras que atacan las corruptelas y hipocresía de la ciudad, ejecutando sus castigos en plan Jigsaw. Ello en una dinámica desde el inicio jugando con Batman, al que le deja notas en cada ‘ejecución’. Una actuación corta, pero de una intensidad apabullante, tanto como para ser, tras el Joker de Ledger, el más aterrador de los villanos de la saga del Hombre Murciélago.

 

La pregunta que uno se puede hacer es si este inicio rebot podrá competir con la trilogía de Nolan, era escéptico de si habría margen para un nuevo enésimo relato con mismos villanos, pero sin ser obra maestra, si sabe cautivar con sus armas, atrapa con una ácida revisión del héroe alado. Gloria Ucrania!!!

 

 

Chinlund se inspiró en las películas de David Fincher y mezcló varios estilos arquitectónicos, como los de los edificios de los años 1920 a 1940. Dado que las fallidas recuperaciones económicas de Gotham dejaron una arquitectura inacabada, Chinlund "llenó el horizonte con estos rascacielos inacabados" para mostrar "la arena que hay allí arriba". La Torre Wayne, que sirve como mausoleo de Wayne, se inspiró en el Castillo Hearst ; lo describió como barroco , gótico y ornamentado. La estética del Iceberg Lounge se inspiró en las obras de Robert Moses. Fraser dijo que Gotham City se inspiró en la representación de las ciudades de Chinatown y la de las calles de la ciudad de Nueva York en Klute . Mientras que Fraser eligió una "paleta más amplia, que se inclinaba hacia lo sombrío y lo sombrío", Chinlund optó por utilizar una paleta de colores diferente al diseñar la residencia de Selina Kyle en el barrio rojo. Se inspiró en las películas de Wong Kar-Wai y la definió como una "paleta romántica en algunas de esas películas que nos encantaban, como el neón y mucho color de la luz de la calle. Nuestro mundo es sombrío en muchos lugares, y ese era un entorno en el que podíamos dejar que algo de color resaltara".

 

Reeves imaginó un diseño hecho a mano y con los pies en la tierra para el Batimóvil, con Chinlund y el artista conceptual Ash Thorp diseñando el motor del vehículo para que se pareciera a un murciélago. Reeves quería que el Batimóvil se sintiera como una "bestia salvaje" y alejarse del diseño tipo tanque popularizado por las películas de El caballero de la noche de Nolan en favor de uno que pareciera un muscle car. Buscó inspiración en la novela de Stephen King, Christine (1983), trata sobre un automóvil poseído por fuerzas sobrenaturales: "Me gustó la idea del automóvil en sí como una figura de terror, haciendo una apariencia animal para asustar realmente a la gente que Batman persigue". Reeves y Chinlund querían que el Batimóvil se sintiera como su propio personaje, y Chinlund priorizó la función que reflejaba el "enfoque único de Batman en la misión". Chinlund utilizó un parachoques de acero para el marco, de modo que Batman pudiera "abrirse paso a través de cualquier obstáculo", así como el techo de un Dodge Charger de 1969 ; dejó la parte trasera abierta ya que no requería protección. Se construyeron cuatro unidades de Batimóvil, con la unidad motriz principal impulsada por un motor Chevrolet V8 de 650 bhp construido a partir de más de 3000 piezas mecanizadas, y las otras unidades equipadas con cardanes, dispensadores de agua y una versión electrónica para mayor facilidad de uso. Otra unidad fue construida sobre un chasis Tesla para tomas en interiores y nocturnas. [

 

El Batitraje fue diseñado por el supervisor Dave Crossman y el artista conceptual Glyn Dillon en el transcurso de un año, con dos conceptos rectores: necesitaba "verse apropiado", equilibrando la luz y la oscuridad sin restarle valor a la emoción de Pattinson, y tenía que ser flexible; Pattinson quería poder moverse y pelear con él, inspirado por la representación de Batman en la historia de Batman: Legends of the Dark Knight "Shaman" (1989) de O'Neil y Edward Hannigan. Pattinson también le pidió consejo a Bale durante el proceso de diseño, y él en tono de broma le aconsejó "asegurarse de que podrá aliviarse" mientras usaba el traje. El equipo tomó escaneos del cuerpo de Pattinson mientras filmaba Tenet y los usó en referencia al arte conceptual dibujado por Dillon. Imprimieron una copia preliminar de cada elemento después de refinarlo con software digital antes de que fuera moldeado por el modelador de efectos de vestuario supervisor Piere Bohmaned. Se realizaron más modificaciones a cada pieza hasta que Reeves examinó el traje final para su aprobación. El equipo creó más de veinte trajes para usar en la filmación. El traje final es más flexible que los Batsuits anteriores, hasta el punto de que Pattinson "inmediatamente comenzó a hacer volteretas con él solo porque podía" cuando se puso el primer prototipo.

 

La capucha se imprimió después de ser esculpida digitalmente y se creó a partir de caucho de poliuretano, y estaba destinada a parecerse al cuero; las costuras alrededor de la frente y los parches de la nariz fueron influenciados por el traje de Adam West de la serie de televisión Batman de la década de 1960. Dillon agregó que quería que Batman se sintiera como la "Parca" con una capucha con forma de calavera. La capa se creó con cuero japonés artificial, ya que no era práctico usar cuero real debido a su peso. El traje de alas de Batman fue creado por una empresa de trajes de alas con sede en Seattle utilizando el material del Batsuit. Las botas se inspiraron en las botas de combate austriacas, mientras que Ian Jones, el fabricante de accesorios de vestuario, agregó una polaina de cuero en la parte superior para embellecer las escenas de lucha y las escenas en las que Batman conduce una motocicleta. El departamento de utilería de vestuario también agregó un puerto especial al Batitraje hacia el final de la filmación para ayudar en una escena en la que Batman se inyecta adrenalina. La pistola de agarre de Batman, que puede deslizarse a través de un artilugio oculto en su brazo, fue influenciada por la pistola de Travis Bickle de Taxi Driver (1976). El símbolo del murciélago en su pecho también sirve como cuchillo; Dillon sintió que no era realista que el símbolo fuera de cuero, por lo que el equipo decidió convertirlo en un arma.

 

El diseño de vestuario estuvo a cargo de Jacqueline Durran. La maquilladora Maria Donne modeló el peinado de Bruce Wayne según Cobain, mientras que su delineador de ojos cuando se vistió como Batman presentó una mezcla de pigmentos y productos que soportarían la lluvia y el sudor. El traje de Catwoman fue diseñado para sentar las bases de lo que se convertiría en su atuendo de cómic y al mismo tiempo sentirse "lo más práctico posible". Las prótesis faciales que Keoghan usó para retratar al Joker fueron diseñadas por el maquillador Mike Marino; aunque el Joker solo aparece en silueta en el corte final, Reeves aún hizo que Marino desarrollara un diseño completo. Reeves quería que se pareciera al personaje de Conrad Veidt en El hombre que ríe (1928), Gwynplaine, inspiró la representación original del Joker en los cómics. Reeves hizo que la sonrisa perpetua del Joker fuera el resultado de una condición biológica, en lugar de una cicatriz facial como en películas anteriores, para distinguir la nueva encarnación. El traje de Riddler se basó en bocetos del Asesino del Zodíaco; conserva el abrigo verde tradicional del personaje al tiempo que agrega una máscara de combate, que Dano quería mostrar que Riddler "probablemente sentía mucha vergüenza o autodesprecio o dolor".

 

Para interpretar al Pingüino, Farrell usó prótesis y un traje de gordo creado por Marino. Reeves lo describió como "casi como un gángster de Warner Bros." similar a los actores John Cazale, Sydney Greenstreet y Bob Hoskins. Farrell eligió usar un traje de gordo en lugar de aumentar de peso porque había sufrido problemas de salud cuando ganó peso para la serie de televisión The North Water (2021). El disfraz de Farrell no presenta el monóculo y el sombrero de copa tradicionales del Pingüino, y Warner Bros le prohibió fumar tabaco como lo hace en los cómics. Farrell luchó para permitirle llevar un cigarro en lugar de cigarrillos, pero Warner Bros no cedió.

 

La escena final silenciosa entre Batman y Catwoman es muy bien llevada emocionalmente, con ese viaje juntos en moto sin saber si se irán juntos, pero llegados a un cruce ella tira a un lado y al otro Batman.

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