viernes, 27 de septiembre de 2024

 


20 DÍAS EN MARIUPOL

 

Extraordinario documental ucraniano, que debería de proyectarse en todos los centros educativos por su poder didáctico de mostrar las consecuencias (desastrosa y trágica) de la guerra para la inocente población civil, un desgarrador metraje que entra de lleno en mostrar al mundo como es la amoralidad del Gran Dictador europeo, Vladimir Putin, capaz de invadir un país sin provocación previa, escudándose en aquello que hacía Adolf Hitler, acusar a una nación de maltratar a sus compatriotas en una zona determinada y con ello la excusa para invadir. Mariúpol es una ciudad portuaria e industrial de casi 500.000 habitantes ubicada en el Donetsk, a 30 kilómetros de Rusia, y estratégica para el acceso a la península de Crimea. Rusia reclamó desde siempre esa zona y en los últimos ocho años intentó varias veces apoderársela hasta que en febrero de 2022 lanzó una arrasadora ofensiva que provocó miles de muertes civiles para tomar el control del lugar. El único delito de los habitantes de allí es vivir en un lugar de gran importancia estratégica para el ejército de Putin, que según su insultante objetivo Rusia “libera” de la “Ucrania nazi” en una “breve” “operación militar especial”. Los bravos ucranianos no comparten el entusiasmo de Putin por una rápida revocación del referéndum de 1991 en el que la mayoría de los ucranianos de todas las regiones votaron a favor de independizarse de Rusia.

 

Dirige Mstyslav Chernov, narrando en modo reportero de guerra la historia de los veinte días que Chernov pasó con su colega, el fotógrafo Evgeniy Maloletka, y la productora de campo Vasilisa Stepanenko han trabajado para la agencia Associated Press y se encontraban allí cuando se produjo la invasión rusa. Filmaron los ataques a hospitales, a maternidades y a áreas residenciales y lograron huir con los materiales eludiendo decenas de controles rusos y luego sumándose a un convoy humanitario de la Cruz Roja. Estuvieron allí en la ciudad sitiada de Mariupol en febrero-marzo de 2022, en las primeras semanas de la invasión rusa a gran escala de Ucrania. Chernov recopiló imágenes que recopiló en Mariupol junto con el equipo. El 24 de febrero de 2022, cuando comenzó la invasión rusa a gran escala de Ucrania, el equipo de Associated Press documentó el asedio ruso y el desastre humanitario resultante, los crímenes de guerra cometidos por las fuerzas rusas, incluido el asesinato en masa de víctimas civiles. En particular, AP fue la primera en mostrar las consecuencias del bombardeo ruso del hospital de maternidad nº 3 de Mariupol. Los materiales se enviaban periódicamente a la redacción desde el único lugar de Mariupol donde todavía había conexión a Internet: debajo de las escaleras cerca de la tienda de comestibles destrozada. Así fue posible transferir el 10% del material filmado. En ese momento, el equipo de AP de Chernov eran los últimos periodistas en la ciudad. La película fue creada a partir de los materiales de Chernov por el equipo Frontline de PBS. El resto del material, en particular, 30 horas del vídeo de Mstislav Chernov.

 

Material montado por Michelle Mizner de modo fascinante en modo cuasi thriller bélico, salpicando el metraje de momentos estremecedores, con testimonios que te tocan la fibra sensible, con imágenes dolorosas en su crudeza, con un desarrollo sólido, que te atrapa en sus vibrantes redes, una experiencia inmersiva zozobrante, punteada por una voz en off (del director) que impregna de una punzante intensidad las secuencias que te calan. Convirtiéndose el relato en una crónica del día a día en de un corresponsal de guerra, pero a la vez se puede entrar en donde está la línea entre lo ético y lo sensacionalista en esta labor al límite. Mi opinión es que aquí debe primar las imágenes para denunciar al Sanguinario Tira Putinejo.

 

Estructurada la cinta por marcadores en pantalla de los días pasados. Un film conmovedor al sentirnos parte de estos civiles que sufren en medio de una guerra que no entienden por el sin sentido de la invasión de un Tirano pan-ruso. En medio de este abismo sale a relucir lo mejor del ser humano en su resistencia a ser vencido, su fe en la supervivencia en las peores condiciones, pero también no tiene reparos el director en mostrar lo peor de la naturaleza humana, en como por ejemplo parte de la población aprovecha el caos para saqueos de tiendas, maravilloso en este sentido ver a una valiente dueña de una tienda defenderla ante los saqueadores, dejando a uno de ellos en evidencia que se llevaba un balón de básquet (termina soltándolo por vergüenza).

 

Chernov incluye imágenes de cómo Rusia menosprecia las noticias, tildando las imágenes de ataques a la población de montajes fake, la (hedionda) propaganda rusa en efervescencia, oímos al embajador ruso en la ONU que responde a un periodista británico sobre las impactantes imágenes de Chernov: "Quien gana la guerra de la información gana la guerra". Esta batalla mediática hace que las filmaciones del equipo en Mariupol atomicen su poder de denuncia ante la barbarie rusa. Contraponiendo la edición a las claramente reales secuencias del horror de gente herida, embarazadas, bebes muertos, bombardeos a edificios, trémulo. Todo narrado de modo ascético, sin gráficos (solo al principio nos muestran una imagen de un mapa para veamos lo cerca de Mariupol de la frontera de Rusia), sin retrospectivas sobre el origen del conflicto, no hay análisis político alguno, esto puede que haga que algún espectador se sienta perdido, quizás deberían haber puesto algo de contexto.

La vigorosa cámara en mano capta y transmite el miedo, el terror, la desesperación, el caos, la desolación, las bombas cayendo, los aviones de combate sobrevolando las cabezas de los civiles, la gente perdiendo sus hogares, huyendo con lo puesto de la ciudad, gente que no quiere la graben, y otros que desean lo hagan a modo de denuncia al mundo contra Putin, el último cirujano del hospital general de Mariupol, asqueado por la batalla, con cuerpos de adolescentes al borde de la muerte llegando ensangrentados grita al equipo de grabación: "Muestra lo que estos hijos de puta están haciendo a los civiles".

 

El tramo en el hospital de maternidad, uno de los epicentros, asistimos a la impotencia de los médicos que atienden el aluvión de heridos que pierden las vidas, el hospital fue bombardeado el 9 de marzo. Las imágenes de una madre dando a luz mientras la sacaban en camilla de entre los escombros ocuparon portadas de diarios de todo el mundo. A Chernov le dicen que la madre, sabía que su bebé ya había muerto y rogó a los médicos: Mátenme". También la más  esperanzadora de las secuencias cuando un equipo de médicos asiste a un parto y consigue reanimar al bebe en unos segundos angustiosos hasta que comienza llorar en señal de que la vida consigue abrirse paso en las más penosas circunstancias. Hay un escalofriante tramo cuando la cámara en alto desde el hospital filma a un tanque ruso ya en las entrañas de la ciudad, y de buenas a primeras apunta al hospital y el equipo de Chernov huye despavorido ante el inminente ‘chupinazo’.

 

Vemos las pavorosas fosas comunes donde entierran decenas de cadáveres, (en el último hospital por el que pasan) un médico guía al cámara al sótano del hospital donde se amontonan los fallecidos, entre ellos un bebe liado en una sabanita. Es un viaje en varias fases al Averno del Jinete de la Guerra.

 

“Parecía el comienzo de la Tercera Guerra Mundial… y todavía lo parece” – Mstyslav Chernov sobre los 20 días en Mariupol.

 

Qué hemos hecho para merecer esto? De qué es culpable esta gente?”, pregunta una madre.

 

Comienza in media res cuando vemos el primer tanque ruso que avanza lentamente hacia Mariupol con la letra Z orgullosamente exhibida en su costado. Luego regresamos al 24 de febrero de 2022, último día de normalidad antes que comience la invasión rusa. "Las guerras no comienzan con bombas, sino con silencio", dice Chernov. Hay un silencio cortante hasta que explotan las hostilidades y se desata el caos. Tras lo que viviremos con este reducido equipo de intrépidos reporteros que no vemos sus rostros (no quieren ser los protagonistas, aunque en este sentido le sobran las imágenes de la familia del director), que se juegan la vida constantemente, en pos de su sentido del deber, veremos cómo lugares donde ellos se refugian terminaran posteriormente arrasados por las bombas (el hospital).  

 

Van en busca de la noticia jugándose la vida, hacia los bombardeos, se resguardan de los ataques, hablan con los sufridores ‘mariupolenses’, filman a los heridos, a los muertos por las calles abandonados, se adentran en los hospitales, donde los médicos sufren por la falta de antibióticos y analgésicos. Estaremos en los refugios con las madres llorando con sus hijitos en brazos, vemos a un niño sollozando mientras balbucea ‘No quiero morir’, hay otro niño que explota en un campo de futbol con su padre llora junto a su cuerpo; la (mencionada) imagen probablemente icónica del film, como es ver a ​​la mujer embarazada sangrando llevada de urgencia al hospital donde queda solo para perder a su hijo y su vida, esto miserablemente tachado de fake por los medios y jerarcas rusos, llegando a decir estos podridos monstruos que las imágenes son “Terrorismo informativo". El ‘premio’ para este corajudo trio fue que muchas de las imágenes han dado la vuelta al mundo en informativos.

 

A reseñar la música del estadounidense Jordan Dykstra bañando los fotogramas de inquietud e intensidad dramática engarzada a las imágenes de modo fascinante, acentuando la tensión de forma neurálgica, toda una simbiosis efervescente.

 

Dos semanas y media después, Chernov y sus colegas son rescatados del hospital donde se encontraban ya tras las líneas enemigas, hasta allí llegó un comando de soldados ucranianos de alto rango. El trío de reporteros tenía importancia estratégica vital para los ucranianos, por las imágenes que guardaban (aun no enviadas a su sede central al cortar las líneas de comunicación) y que daban testimonio de los crímenes de guerra, pero también por si eran hechos prisioneros por los rusos y les ‘obligaban’ (torturaban) para decir que lo emitido era un montaje falso. Ello en un viaje aterrador por las calles de la ciudad, con constantes tiroteos que tiene que esquivar y resguardarse, ello filmado con pulso intenso acongojante. El equipo finalmente el 15 de marzo de 2022 es evacuado de la ciudad en auto de la familia de un general, con su hija envuelta en una manta junto a Chernov, ello a través del corredor humanitario.

 

El ejército de Putin saqueó la ciudad durante otro mes antes de respetar los corredores humanitarios. La batalla de casi tres meses, en la que se cree que murieron 25.000 civiles y 10.000 soldados de ambos bandos, se prolongaría hasta mayo, gracias a una tenaz resistencia de los soldados atrincherados en la inmensa y laberíntica acería Azovstal de la ciudad. Al final de la película, los títulos indican al espectador que Mariupol cayó el día 86 del conflicto.

 

Seleccionada como la presentación ucraniana para el Oscar a Mejor Película Internacional, en cambio fue nominada en la categoría de Mejor Largometraje Documental y ganó el premio. La película también se proyectó al inicio de la 78.ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

 

Duro, pero necesario documento de denuncia contra el régimen Putinejo de claro reflejo en el Hitleriano. Gloria Ucrania!!!

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