NI UNO MENOS.
Tan
interesante como manipulador film chino que tuvo mucho éxito, del reputado
director Zhang Yimou. Obra que tiene entre sus alicientes la carta de amor a la
enseñanza y la oda al espíritu inquebrantable humano representado en esta joven
de 13 años protagonista. Pero que tiene en sus taras sus ansias de moralina facilona,
aderezado por un final complaciente que me deja un sabor tan dulzón que me dan
arcadas. Cobrando sentido al enterarme que las autoridades chinas han estado
detrás de la producción, con ello ese mensajito final sobreimpresionado de que
no se cuantos millones de niños chinos abandonan la escuela primaria para
trabajar, entonces me hierve la sangre, pues el régimen comunista mandarín
lleva en el poder entonces medio siglo, algo de culpa tendrán en esto. Yimou
adapta una historia de 1997 de Shi Xiangsheng “Un sol en el cielo”. La película
aborda la reforma educativa en China, la brecha económica entre poblaciones
urbanas y rurales (esta grieta de modo poético ilustrado mediante la separación
de un túnel oscuro) la prevalencia de la burocracia y figuras de autoridad en
la vida cotidiana. Filmada en estilo neorrealista/documental con troupe de
actores no profesionales interpretando personajes con los mismos nombres y
ocupaciones que los actores tienen en la vida real (ejemplo: Tian Zhenda,
interpretó al alcalde, fue alcalde en la vida real de un pequeño pueblo).
Ambientada en la
República Popular China durante la década de 1990, se centra en una ‘maestra’ de
13 años, Wei Minzhi, en la aldea de Shuiquan, sustituta un mes del único
maestro del pueblo, Gao Enman. Antes de irse, Gao le explica que muchos
estudiantes han dejado recientemente la escuela para buscar trabajo en las
ciudades, ‘si los 28 niños siguen en la escuela cuando regrese, recibirá una
bonificación de 10 yuanes’ (Gao). Cuando Gao descubre que Wei no tiene
educación secundaria y no tiene talentos especiales, le ordena enseñe copiando
sus textos en la pizarra y luego haciendo los estudiantes los copien en sus
cuadernos; también le dice que no use más de una tiza por día (en este sentido
muy buena la escena en que pisan las tizas), porque el pueblo es demasiado
pobre para permitirse más. Cuando Wei comienza a dar clases, tiene poca
relación con los estudiantes: gritan y corren de un lado a otro en lugar de
copiar su trabajo, y el alborotador de la clase, Zhang Huike, insiste
"ella no es una maestra, es la hermana mayor de Wei Chunzhi!".
Después de poner la lección en la pizarra, Wei suele sentarse afuera, vigilando
la puerta para asegurarse ningún estudiante se vaya hasta que haya terminado su
trabajo. A principios de mes, un reclutador deportivo viene a llevarse a una
chica atlética, Ming Xinhong, a una escuela de entrenamiento especial; no
dispuesta a dejar ningún estudiante se vaya, Wei esconde a Ming. Cuando uno de los chicos, Zhang, se va en busca de
trabajo a la gran ciudad de Zhangjiakou, ella va a buscarlo.
Con esta catarsis comienza
el jugo del film. Pues Wei entonces muestra su verdadero carácter irreductible
al desaliento, proponiéndose recuperarlo para no ser uno menos. Pero esto lo
hace por el bien del chico? O lo hace por el bien de la recompensa de los 10 yuanes?
Le importa el joven o solo lo hace por afán crematístico? Ne se preocupa de los
padres de Zhang, a los que no conocemos? Esto me resulta mal expuesto. Sin contar
con los padres del chaval, ella porque yo lo valgo se mete en esta odisea, y es
que rascando la historia tiene muchas debilidades. Como es atrofiado que ella
vaya a por el chico para no tener uno menos, y con ello obtener los 10 yuanes,
pero en realidad una niña y otra (creo que su hermana) ya se han ido, por lo
que la misión ya ha sido fallida. Por cierto, que Wei pretenda por egoísmo que
las dos niñas no vayan a un centro para potenciar sus condiciones atléticas me
resulta harto egoísta, eso no es pensar en los niños, que seguro vivirán mejor
que esa deprimente aldea en medio del culo del mundo. Ah, y en esto los padres
de las criaturas no tienen nada que decir? En realidad, este chico que es el epítome
de como la ruralidad huye a la ciudad, pero me es muy simplista y regularmente explicado
(siendo generoso) los motivos.
No digamos ya que tengamos
que alabar que pongan a una niña sin conocimientos de maestra sustituta, en
realidad hace de monitora de guardería para tener encerrados a los niños
mientras los padres trabajan, pues nunca pone interés alguno en enseñar algo,
es la guardiana y punto. Cuando comienza su aventura resulta que Wei involucra a
los niños en su obsesión de recuperar a Zhang, los pone en plan idiotescos a realizar
tares de fuerza física de forma burda, demostrando que el cerebro de Wei no da
para mucho, pues llevar sin que nadie te diga nada, unos ladrillos de un lugar
a otro porque sí, y que pretendas que te paguen por ello es digno de un
atontado. Pero es que hacer que sean los niños quienes durante horas lo hagan
por tu posible recompensa es poco edificante. Aunque en esta parte hay
segmentos tan bonitos como cuando los niños festejan poder comprar una coca
cola caliente que comparten entre todos. Pero sobre todo me ha gustado, y
debería haber incidido en ello la cinta, es como este objetivo de ella hace que
les sirva a los niños para aprender lecciones prácticas de matemáticas (Cuántas
horas tiene que trabajar para sacar un billete de autobús?).
Y la película se parte
en la subtrama que arranca en la ciudad. De modo quijotesco Wei se embarca en
la búsqueda ‘imposible’, mediante el ‘soborno’ a una joven, sistema de
megafonía, unos carteles escritos a mano (escritos de forma patética como le
hacen ver y que acaban¡, pues eso), y finalmente intentando aparecer en tv (genial
la descripción que le dan para dar con el mandamás de la tv: “Es un hombre con
gafas”; como divertida la escena en que va preguntando a todo el que sale de
las instalaciones si es el director) para dar con Zhang. Aquí vemos el
contraste con la humilde y árida aldea en medio del desierto, la urbe bulliciosa,
con cientos de personas por las calles, coches, edificios altos, territorio
hostil donde Wei se siente fuera de lugar y a cada paso que da más se hunde,
hasta terminar durmiendo en la calle en busca de una solución. Demostrando con
ello su fe en su misión. Paralelamente vemos a Zhang perdido en la ciudad,
buscando donde comer, sin lugar donde dormir.
No se como las
autoridades chinas han permitido que el mundo vea con naturalidad esta estampa
deprimente de su ‘paraíso’ comunista, donde los pueblos tiene escuelas chozas
mugrientas, no tiene reloj para saber cuando empezar y cuando terminar, no
tiene apenas trizas, y son capaces de poner aun aniña de 13 años a cuidar a los
niños, alguien que debería estar sentada entre ellos, alguien sin cultura mínima,
donde vemos que las autoridades ‘secuestran’ a los niños a su antojo. Y cuando
llegamos a la ciudad tenemos a niños que pueden trabajar sin problemas,
TERRIBLE! Si es que donde este el comunismo los únicos que prosperan son los gerifaltes,
y estos son multiplicadores de pobres.
Wei Minzhi es la actriz
que da vida al personaje de su mismo nombre, es una joven que irradia naturalidad,
fuerza de carácter, pundonor, y mucha fe en lo que hace, lástima que para mi
entender lo haga para conseguir la recompensa y no para un bien mayor. Brillante
en la entrevista televisiva, demuestra una veracidad sensacional.
En la puesta en escena
el film resulta muy simple y académico, lejos de los juegos cromáticos y sensoriales
de anteriores propuestas del director de por ejemplo “Semilla de crisantemo”.
Spoiler:
Rush final: Cuando Minzhi
logra salir en un canal de tv para pedir que la ayuden a buscar a Zhang Huike.
Ella no tiene palabras, se bloquea, y termina rompiéndose y llorando, mientras
pide que Zhang Huike vuelva, ello mirando a cámara. Después de que Wei y Zhang
se reencuentran, el director de la estación organiza que los lleven de regreso
a la aldea de Shuiquan, junto con un camión lleno de útiles escolares y
donaciones que los espectadores habían enviado. A su regreso, son recibidos por
todo el pueblo. En la escena final, Wei les entrega a los estudiantes varias
cajas de tizas de colores que fueron donadas y permite que cada estudiante
escriba un personaje en la pizarra. La película termina con una serie de
tarjetas de título que cuentan las acciones de los personajes después de que
termina la película y describen el problema de la pobreza en la educación rural
en China; Este tramo epílogo me ha sido tan edulcorado que no es apto para
diabéticos, me ha sido un anuncio de una ONG, lejos de la sutilidad se hunde en
ser un panfleto.
La película ganó el León
de Oro del Festival de Cine de Venecia y varios otros premios, y Zhang ganó el
premio al mejor director en los Premios Golden Rooster.
En el decenio de 1990,
la reforma de la educación primaria se había convertido en una de las
principales prioridades de la República Popular China. Alrededor de 160
millones de chinos habían perdido toda o parte de su educación debido a la
Revolución Cultural de finales de los años 1960 y principios de los años 1970,
y en 1986 el Congreso Nacional Popular promulgó una ley que establecía nueve
años de educación obligatoria. En 1993, estaba claro gran parte del país estaba
haciendo pocos progresos en la implementación de la educación obligatoria de
nueve años, por lo que el plan de siete años 1993-2000 se centró en este
objetivo. Uno de los principales desafíos que enfrentaban los educadores era el
gran número de escolares rurales abandonaban la escuela para buscar trabajo.
Otro problema era una gran brecha entre las zonas urbanas y las rurales: la
financiación y la calidad de los docentes eran mucho mejores en las escuelas
urbanas que en las rurales, y los estudiantes urbanos permanecían en la escuela
más tiempo.
La película se filmó en
la escuela primaria Shuiquan del condado de Chicheng y en la ciudad de
Zhangjiakou; Ambas ubicaciones están en la provincia de Hebei.
Zhang trabajó (como he
dicho arriba) en estrecha colaboración con los censores del gobierno durante la
producción de la película. Relató cómo los censores "me recordaban
constantemente que no debía mostrar a China como demasiado atrasada y demasiado
pobre", y dijo que en los títulos al final de la película tuvo que *escribir
que el número de niños rurales que abandonaban la escuela cada año era de un
millón, aunque él creía que la cifra era en realidad tres veces mayor. “Ni uno
menos” fue la primera película de Zhang que contó con el apoyo y los recursos
del gobierno.
*’Cada año, la pobreza
obliga a un millón de niños en China a abandonar la escuela. Con la ayuda de
donaciones, aproximadamente el 15% de estos niños regresan a la escuela’. Y que
pretenden con este cartel? Que el país que más crece del mundo tenga que
subsistir su educación con donaciones? Viva el comunismo! Pidiendo que la educación
sea impulsada por la caridad!
Interesante propuesta,
pero no lo buena que había leído, tiene sus evidentes defectos mencionados.
Gloria Ucrania!!!
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