viernes, 27 de septiembre de 2024

 

NI UNO MENOS.

 

Tan interesante como manipulador film chino que tuvo mucho éxito, del reputado director Zhang Yimou. Obra que tiene entre sus alicientes la carta de amor a la enseñanza y la oda al espíritu inquebrantable humano representado en esta joven de 13 años protagonista. Pero que tiene en sus taras sus ansias de moralina facilona, aderezado por un final complaciente que me deja un sabor tan dulzón que me dan arcadas. Cobrando sentido al enterarme que las autoridades chinas han estado detrás de la producción, con ello ese mensajito final sobreimpresionado de que no se cuantos millones de niños chinos abandonan la escuela primaria para trabajar, entonces me hierve la sangre, pues el régimen comunista mandarín lleva en el poder entonces medio siglo, algo de culpa tendrán en esto. Yimou adapta una historia de 1997 de Shi Xiangsheng “Un sol en el cielo”. La película aborda la reforma educativa en China, la brecha económica entre poblaciones urbanas y rurales (esta grieta de modo poético ilustrado mediante la separación de un túnel oscuro) la prevalencia de la burocracia y figuras de autoridad en la vida cotidiana. Filmada en estilo neorrealista/documental con troupe de actores no profesionales interpretando personajes con los mismos nombres y ocupaciones que los actores tienen en la vida real (ejemplo: Tian Zhenda, interpretó al alcalde, fue alcalde en la vida real de un pequeño pueblo).

 

Ambientada en la República Popular China durante la década de 1990, se centra en una ‘maestra’ de 13 años, Wei Minzhi, en la aldea de Shuiquan, sustituta un mes del único maestro del pueblo, Gao Enman. Antes de irse, Gao le explica que muchos estudiantes han dejado recientemente la escuela para buscar trabajo en las ciudades, ‘si los 28 niños siguen en la escuela cuando regrese, recibirá una bonificación de 10 yuanes’ (Gao). Cuando Gao descubre que Wei no tiene educación secundaria y no tiene talentos especiales, le ordena enseñe copiando sus textos en la pizarra y luego haciendo los estudiantes los copien en sus cuadernos; también le dice que no use más de una tiza por día (en este sentido muy buena la escena en que pisan las tizas), porque el pueblo es demasiado pobre para permitirse más. Cuando Wei comienza a dar clases, tiene poca relación con los estudiantes: gritan y corren de un lado a otro en lugar de copiar su trabajo, y el alborotador de la clase, Zhang Huike, insiste "ella no es una maestra, es la hermana mayor de Wei Chunzhi!". Después de poner la lección en la pizarra, Wei suele sentarse afuera, vigilando la puerta para asegurarse ningún estudiante se vaya hasta que haya terminado su trabajo. A principios de mes, un reclutador deportivo viene a llevarse a una chica atlética, Ming Xinhong, a una escuela de entrenamiento especial; no dispuesta a dejar ningún estudiante se vaya, Wei esconde a Ming. Cuando uno de los chicos, Zhang, se va en busca de trabajo a la gran ciudad de Zhangjiakou, ella va a buscarlo.

 

Con esta catarsis comienza el jugo del film. Pues Wei entonces muestra su verdadero carácter irreductible al desaliento, proponiéndose recuperarlo para no ser uno menos. Pero esto lo hace por el bien del chico? O lo hace por el bien de la recompensa de los 10 yuanes? Le importa el joven o solo lo hace por afán crematístico? Ne se preocupa de los padres de Zhang, a los que no conocemos? Esto me resulta mal expuesto. Sin contar con los padres del chaval, ella porque yo lo valgo se mete en esta odisea, y es que rascando la historia tiene muchas debilidades. Como es atrofiado que ella vaya a por el chico para no tener uno menos, y con ello obtener los 10 yuanes, pero en realidad una niña y otra (creo que su hermana) ya se han ido, por lo que la misión ya ha sido fallida. Por cierto, que Wei pretenda por egoísmo que las dos niñas no vayan a un centro para potenciar sus condiciones atléticas me resulta harto egoísta, eso no es pensar en los niños, que seguro vivirán mejor que esa deprimente aldea en medio del culo del mundo. Ah, y en esto los padres de las criaturas no tienen nada que decir? En realidad, este chico que es el epítome de como la ruralidad huye a la ciudad, pero me es muy simplista y regularmente explicado (siendo generoso) los motivos.

 

No digamos ya que tengamos que alabar que pongan a una niña sin conocimientos de maestra sustituta, en realidad hace de monitora de guardería para tener encerrados a los niños mientras los padres trabajan, pues nunca pone interés alguno en enseñar algo, es la guardiana y punto. Cuando comienza su aventura resulta que Wei involucra a los niños en su obsesión de recuperar a Zhang, los pone en plan idiotescos a realizar tares de fuerza física de forma burda, demostrando que el cerebro de Wei no da para mucho, pues llevar sin que nadie te diga nada, unos ladrillos de un lugar a otro porque sí, y que pretendas que te paguen por ello es digno de un atontado. Pero es que hacer que sean los niños quienes durante horas lo hagan por tu posible recompensa es poco edificante. Aunque en esta parte hay segmentos tan bonitos como cuando los niños festejan poder comprar una coca cola caliente que comparten entre todos. Pero sobre todo me ha gustado, y debería haber incidido en ello la cinta, es como este objetivo de ella hace que les sirva a los niños para aprender lecciones prácticas de matemáticas (Cuántas horas tiene que trabajar para sacar un billete de autobús?).

 

Y la película se parte en la subtrama que arranca en la ciudad. De modo quijotesco Wei se embarca en la búsqueda ‘imposible’, mediante el ‘soborno’ a una joven, sistema de megafonía, unos carteles escritos a mano (escritos de forma patética como le hacen ver y que acaban¡, pues eso), y finalmente intentando aparecer en tv (genial la descripción que le dan para dar con el mandamás de la tv: “Es un hombre con gafas”; como divertida la escena en que va preguntando a todo el que sale de las instalaciones si es el director) para dar con Zhang. Aquí vemos el contraste con la humilde y árida aldea en medio del desierto, la urbe bulliciosa, con cientos de personas por las calles, coches, edificios altos, territorio hostil donde Wei se siente fuera de lugar y a cada paso que da más se hunde, hasta terminar durmiendo en la calle en busca de una solución. Demostrando con ello su fe en su misión. Paralelamente vemos a Zhang perdido en la ciudad, buscando donde comer, sin lugar donde dormir.

 

No se como las autoridades chinas han permitido que el mundo vea con naturalidad esta estampa deprimente de su ‘paraíso’ comunista, donde los pueblos tiene escuelas chozas mugrientas, no tiene reloj para saber cuando empezar y cuando terminar, no tiene apenas trizas, y son capaces de poner aun aniña de 13 años a cuidar a los niños, alguien que debería estar sentada entre ellos, alguien sin cultura mínima, donde vemos que las autoridades ‘secuestran’ a los niños a su antojo. Y cuando llegamos a la ciudad tenemos a niños que pueden trabajar sin problemas, TERRIBLE! Si es que donde este el comunismo los únicos que prosperan son los gerifaltes, y estos son multiplicadores de pobres.

 

Wei Minzhi es la actriz que da vida al personaje de su mismo nombre, es una joven que irradia naturalidad, fuerza de carácter, pundonor, y mucha fe en lo que hace, lástima que para mi entender lo haga para conseguir la recompensa y no para un bien mayor. Brillante en la entrevista televisiva, demuestra una veracidad sensacional.

 

En la puesta en escena el film resulta muy simple y académico, lejos de los juegos cromáticos y sensoriales de anteriores propuestas del director de por ejemplo “Semilla de crisantemo”.

 

Spoiler:

 

Rush final: Cuando Minzhi logra salir en un canal de tv para pedir que la ayuden a buscar a Zhang Huike. Ella no tiene palabras, se bloquea, y termina rompiéndose y llorando, mientras pide que Zhang Huike vuelva, ello mirando a cámara. Después de que Wei y Zhang se reencuentran, el director de la estación organiza que los lleven de regreso a la aldea de Shuiquan, junto con un camión lleno de útiles escolares y donaciones que los espectadores habían enviado. A su regreso, son recibidos por todo el pueblo. En la escena final, Wei les entrega a los estudiantes varias cajas de tizas de colores que fueron donadas y permite que cada estudiante escriba un personaje en la pizarra. La película termina con una serie de tarjetas de título que cuentan las acciones de los personajes después de que termina la película y describen el problema de la pobreza en la educación rural en China; Este tramo epílogo me ha sido tan edulcorado que no es apto para diabéticos, me ha sido un anuncio de una ONG, lejos de la sutilidad se hunde en ser un panfleto.

 

La película ganó el León de Oro del Festival de Cine de Venecia y varios otros premios, y Zhang ganó el premio al mejor director en los Premios Golden Rooster.

 

En el decenio de 1990, la reforma de la educación primaria se había convertido en una de las principales prioridades de la República Popular China. Alrededor de 160 millones de chinos habían perdido toda o parte de su educación debido a la Revolución Cultural de finales de los años 1960 y principios de los años 1970, y en 1986 el Congreso Nacional Popular promulgó una ley que establecía nueve años de educación obligatoria. En 1993, estaba claro gran parte del país estaba haciendo pocos progresos en la implementación de la educación obligatoria de nueve años, por lo que el plan de siete años 1993-2000 se centró en este objetivo. Uno de los principales desafíos que enfrentaban los educadores era el gran número de escolares rurales abandonaban la escuela para buscar trabajo. Otro problema era una gran brecha entre las zonas urbanas y las rurales: la financiación y la calidad de los docentes eran mucho mejores en las escuelas urbanas que en las rurales, y los estudiantes urbanos permanecían en la escuela más tiempo.

 

La película se filmó en la escuela primaria Shuiquan del condado de Chicheng y en la ciudad de Zhangjiakou; Ambas ubicaciones están en la provincia de Hebei.

 

Zhang trabajó (como he dicho arriba) en estrecha colaboración con los censores del gobierno durante la producción de la película. Relató cómo los censores "me recordaban constantemente que no debía mostrar a China como demasiado atrasada y demasiado pobre", y dijo que en los títulos al final de la película tuvo que *escribir que el número de niños rurales que abandonaban la escuela cada año era de un millón, aunque él creía que la cifra era en realidad tres veces mayor. “Ni uno menos” fue la primera película de Zhang que contó con el apoyo y los recursos del gobierno.

 

*’Cada año, la pobreza obliga a un millón de niños en China a abandonar la escuela. Con la ayuda de donaciones, aproximadamente el 15% de estos niños regresan a la escuela’. Y que pretenden con este cartel? Que el país que más crece del mundo tenga que subsistir su educación con donaciones? Viva el comunismo! Pidiendo que la educación sea impulsada por la caridad!

 

Interesante propuesta, pero no lo buena que había leído, tiene sus evidentes defectos mencionados. Gloria Ucrania!!!

 

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