sábado, 28 de septiembre de 2024

 


RAMBO III

 

Plagio fallido de la anterior, una especie de incluso parodia de la pretérita, pues tiene más de lo mismo, pero más exagerado hasta lo caricaturesco. En su momento, de adolescente en 1985 fue para mí un impacto parteaguas la visión de “Rambo: First Blood Part II” (menudo engendro de título), en mi época videoclubera supuso un antes y después, con el tiempo esa sensación se fue mitigando en mi mente, que fue evolucionado a degustar films mejor trabajados en todos los aspectos, pero aquel impacto en casa de un amigo al verla me ha quedado para los restos, siéndome con el tiempo aquello de un ‘placer culpable’. Pero ya en su momento esta tercera parte no me hizo especial tilín, me fue una copia burda de la que acontece en Vietnam, y 36 años después de su estreno la he vuelto a ver y mis sensaciones han sido peores. Fue una producción de Sylvester Stallone que tenía contratado de director a Russell Mulchay (venía de dirigir la exitosa “Los Inmortales”), pero una vez en Israel (donde se iba a rodar), por desavenencias artísticas Sly lo despidió y en su lugar fichó a Peter MacDonald, director de segunda unidad de la anterior Rambo, en lo que sería su primer largo en este crédito. El guion es del propio Stallone y David Leitch (“Contacto sangriento”), repitiendo la misma fórmula de que Rambo es reclutado para una misión en un país asiático hostil dominado por los soviéticos, en este caso cambiando las selvas vietnamitas por el desierto afgano, y la misión en vez de hacer unas fotos a un campamento de presos en la jungla, ahora es rescatar a su único amigo, el Coronel Trautman (repitiendo papel Richard Crenna), preso de los soviéticos, incluso tenemos un emulo de la joven vietnamita, ahora es el niño Hamid, tenemos una infiltración fallida en el campamento soviético (como en la anterior), consigue huir, y vuelve para salir de allí con presos en un helicóptero (como en la anterior), tenemos su arco con flechas explosivas (como en la anterior), un tramo en que Rambo se va deshaciendo uno a uno de los malos con sus tácticas de despiste, todo similar, pero peor, la belleza de la selva ha sido reemplazada por áridos páramos, y el clímax resulta esperpéntico en cómo es risible lo que sucede (*spoiler).

 

Un film rebosante de acción, Rambo usa pistolas, detonadores, helicópteros de última generación, su cuchillo para cortar y trocear, fusiles con lanzagranadas, dispara con bazuca, ese arco y flechas con punta de bomba, caballos, un tanque, y hasta combatiendo con un par de palos, ello teniendo que subir solo con sus manos tajos vertiginosos con un fusil a la espalda, enfrentándose a centenares de enemigos armados hasta los dientes y él sin amilanarse. Pero todo ello falto de imaginación, huele a sobado ya por la de 1985, todo me es previsible, carece de emoción, todo es muy plano, los rusos malos malísimos y (lo que son las cosas) los afganos buenos muy buenos. Como bien he leído, Stallone ya cree que su alter ego ha sobrepasado los límites humanos y es un superhombre nietzscheano donde su espíritu debe imponerse a la moral y a la educación de la paz que son motores inventados por lo débiles para dominar a los demás. Ello en una actuación digna de Razzie, tipo duro, serio, lacónico, mirada tensa, inexpresivo hasta la médula, encantado de haberse conocido hace que la cámara resalte sus aceitados músculos, incluso lñaqs venas que los recorren, en un ejercido onanista pedante, y es que vera un soldado a pecho descubierto en su misión no hay motivo sano para esto, solo el querer decir al mundo que tiene la mejor musculatura del mundo mundial.

 

Aquí en múltiples ocasiones se rebasan los límites de lo posible, para repantigarse en lo comiquero, lo de la forma de curarse una herida de una astilla en su costado resulta entre brutal y ridículo (cauterizando la herida con pólvora y prendiéndola). Stallone ha desarrollado su musculatura hasta el punto de que apenas parece humano (aceitado, sus brazos parecen caoba barnizada), esta vez se ha dejado crecer el pelo, y esto, junto con los ojos soñolientos y sufrientes, lo hace parecer un Cristo de Caravaggio, con pectorales vigorizados. Es una máquina de matar que cuando se activa se pone en modo genocidio, dispara de forma espasmódica y siempre acierta, pro supuesto sus enemigos son aprendices de clones (Star Wars) en su calamidad de puntería. No tiene remordimientos morales por sus actos sanguinarios. Por cierto, eso falta en esta entrega, sangre, con la cantidad de asesinatos cruentos que hay, pues apenas aparece este rojo elemento, le puede Rambo clavar un gran machete a su enemigo en el cuello que no hay sangre, seguramente para hacer que la cinta fuese para todos los públicos y con ello amansando el divertimento que es ver la caricaturización de la hemoglobina, quítale los geiseres de sangre a “Grupo Salvaje” y pierde mucho. Los diálogos son parcos, pero quieren dar más de lo que pueden, llamativo por el modo de endiosarlo unas líneas que seguro escribió Sly, donde l soviético gerifalte de los torturadores al respecto de Rambo le dice a Trautman: "Quién crees que es este hombre? Dios?", y el Coronel le espeta una frase para esculpir en mármol: "No, Dios tendría piedad. Él no lo hará". El guion incluso contiene notas de humor extemporáneas en la parte final.  

 

Al principio Trautman intenta atraer al ahora budista que lucha con palos a su misión operación, el Cornel ejerce de simplón político populista atacando a los soviéticos sobre la invasión soviética a Afganistán. Pero él no quiere participar en ella. "Mi guerra ha terminado", dice. Para ayudarlo a "cerrar el círculo", Trautman le cuenta una pequeña historia: Un escultor que retira los pequeños pedazos para revelar la hermosa escultura que siempre ha vivido dentro de la piedra. Rambo es como esa escultura, dice. "No te hicimos una increíble máquina de pelear. Simplemente retiramos los pequeños pedazos". Y tras marcharse sin su recluta, Rambo parece reflexionar, y verlo en estas secuencias resulta bastante gracioso, y lo malo es que pretende ser seria la peli.

 

Rambo acaba colaborando tangencialmente con los muyahidines, a los cuales se presenta poco menos que como unos oprimidos luchadores por la libertad. Lo vemos relacionarse con ellos jugando una especie de polo arcaico con una piel de cordero, hasta que la violencia se desata con una ataque ruso al poblado. Lo curioso es que, unas semanas antes del estreno, la URSS abandonó Afganistán, por lo que, de la noche a la mañana, la película se quedó sin su principal baza.

 

Hay por supuesto varias set pieces que harán las delicias de los que esperen un espectáculo Pulp-comic rayando en cine de súper héroes, con énfasis en un tramo en una enorme cueva, este un recurso que me es de película de bajo presupuesto, y no lo esperaría en la hasta entonces más costosa producción del cine. Aquí saca a relucir Rambo su ya mítico arco de flechas ‘boom’, con el clímax de esta parte en un descafeinado duelo contra el fortachón ruso (que no que decir tiene es otra copia barata del que similar que tiene en la peli de 1985), con un final de enfrentamiento muy jocoso por lo aparatoso (Spoiler). Y cuando ya parece que todo ha pasado tenemos cerca de la frontera de la salvación una batalla ‘épica’ propia de los dibujos animados pueriles, no tiene el menor sentido toda la secuencia, parece haber sido escrita por quinceañeros con acné. Lo de que haya un ejército de jeeps, tanques y un helicóptero (otra vez, como en la anterior hay un helicóptero como el bastión a derribar para la libertad) contra dos en campo abierto es un insulto a la mínima inteligencia, el simple aparato de hélices solo tiene que acercárseles y lanzarles un petardo y a otra cosa mariposa, pero no! Debe alinearse de modo cómico con el resto del ejército para dar empaque a la imagen. Llegados a este punto Sly parece ya dejarse de tomarse en serio lo que él mismo ha escrito y cuela un chiste sobre que los van a rodear con Trautman. Lo que sigue a continuación es de aurora boreal.

 

Spoiler:

 

De lo mejor es ver aparecer a Rambo sobre el risco de una montaña con el arco tensado y apuntando a un helicóptero, que por supuesto acierta explotándolo.

 

La forma de acabar con el ‘Hércules’ (némesis de cuerpo de Rambo), es muy guiñolesca. Primero tenemos a este malo malísimo que lo espera sobre el agujero de la cueva, a que salga Rambo emergiendo subiendo por la cuerda, este malo además de serlo es tonto, pues un soldado se le supone con armas de fuego, pues no le dispara! Tampoco le le suelta la cuerda para que caiga de letal altura (aparece la roquita en que está amarrada la cuerda y es de mal chiste creer que aguanta el peso de Rambo subiendo), tampoco corta la cuerda para se desplome, tampoco le arrea con una piedra en la cabeza! Pero es que nos enteramos que lleva una granada y no se la tira! Le ayuda a que salga para pelearse! Luchan ferozmente hasta que Rambo le amarra al cuello la cuerda por la que ha salido, le quita la anilla a la granada que lleva en su chaleco y lo lanza por el agujero por el que el entró, con lo que vemos que cuando cae ahorcándose explota en un millón de pedazos.

 

En la batalla final tenemos a Rambo junto a Trautman cerca de la frontera de Pakistán, por el desierto caminando, pero aparece el ejército soviético, que se alinea ridículamente, tiene carros de combate, tanques, vehículos acorazados, y hasta un helicóptero que se coloca junto a su gente al ralentí, esto es una idiotez, pues con solo el helicóptero acercándose a los dos (Rambo tiene su lado cómico cuando dice a Trautman que los pueden rodear ¿?) bastaría para reventarlos, pues no tiene donde esconderse. Pero de la nada aparecen los salvadores el ejército muyahidín, montados a caballo, pero esta ridiculez de carga de caballería basta para poner en problemas a los soviéticos, esto provoca que en medio de la refriega Rambo se haga con un tanque (que en modo súper héroe es capaz de conducirlo y cargar el cañón como si nada) y con esto mantiene un duelo bufonesco con el helicóptero que podría haber jugado con el acorazado dándole vueltas y explotarlo a su antojo, pero prefiere enfrentarlo de cara y por supuesto el cañón del tanque atraviesa el parabrisas del helicóptero y estalla al malo, quedando indemne Rambo (¿?). Por supuesto, entre medias los arcaicos muyahidines acaban con los soviéticos, por imperativo del guion. Después de la batalla, Rambo y Trautman se despiden de los muyahidines y abandonan Afganistán.

 

Diálogo final de donde subrepticiamente se deja claro se han pasado (entiendo yo): "Odio admitirlo", le dice Trautman a Rambo en un momento dado. "Pero creo que nos estamos volviendo un poco blandos".

"Quizás sólo un poco", dice Rambo.

 

La película se rodó en Israel, Tailandia y Arizona. Según MacDonald, los productores: Había muchas restricciones en Israel, sobre dónde se podía y dónde no se podía filmar. Los productores y Stallone decidieron regresar a Arizona, donde habían estado buscando mucho antes de que yo estuviera en la película. Había un grupo allí llamado los recreadores. Teníamos alrededor de doscientos cincuenta de estos tipos que recreaban la Guerra Civil estadounidense. Los llamaron para hacer secuencias de lucha, lo cual les encantó.

 

Los helicópteros Mil Mi-24 que se ven en la película son helicópteros de transporte Aérospatiale SA 330 Puma modificados con alas atornilladas fabricadas similares a los Hind-D reales que se usaron principalmente en el antiguo Bloque del Este. El otro helicóptero representado es un Aerospatiale Gazelle ligeramente remodelado.

 

La película termina con el título en pantalla: "Esta película está dedicada al valiente pueblo de Afganistán". En algún momento después de los ataques del 11 de septiembre, comenzó una leyenda urbana que decía que la dedicatoria en realidad decía "... a los valientes combatientes muyahidines de Afganistán" cuando la película se estrenó en los cines, pero luego cambió a "el valiente pueblo de Afganistán" después de los ataques de 2001, ya que los muyahidines ahora estaban asociados en cierta medida con los talibanes. Esta leyenda urbana ha sido repetida por algunos académicos. Sin embargo, esto no es cierto, y algunas críticas de la película después de su estreno incluso mencionaron la dedicación al "valiente pueblo de Afganistán".

 

El compositor estadounidense ganador del Óscar Jerry Goldsmith escribió una extensa banda sonora para la película , dirigiendo la Orquesta de la Ópera Estatal de Hungría; sin embargo, gran parte de ella no se utilizó. En cambio, gran parte de la música que Goldsmith escribió para la entrega anterior fue reciclada.

 

“Rambo III” se estrenó en todo el mundo el 25 de mayo de 1988. En el momento de su estreno, Rambo III fue la película más cara jamás realizada, con un presupuesto de producción de entre 58 y 63 millones de dólares. Recaudó menos que su predecesora, “Rambo: First Blood Part II” que recaudó 189 millones de dólares en todo el mundo.

 

La realidad es superior al poder de la nostalgia. Gloria Ucrania!!!

 

En 2008 se estrenó una secuela, llamada aquí en España “John Rambo”, con Stallone repitiendo su papel y también dirigiendo la película; En 2019 se estrenó por ahora la última secuela de la saga “Rambo:Last Blood” dirigida por Adrian Grunberg.

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