RAMBO III
Plagio
fallido de la anterior, una especie de incluso parodia de la pretérita, pues
tiene más de lo mismo, pero más exagerado hasta lo caricaturesco. En su
momento, de adolescente en 1985 fue para mí un impacto parteaguas la visión de
“Rambo: First Blood Part II” (menudo engendro de título), en mi época
videoclubera supuso un antes y después, con el tiempo esa sensación se fue
mitigando en mi mente, que fue evolucionado a degustar films mejor trabajados
en todos los aspectos, pero aquel impacto en casa de un amigo al verla me ha
quedado para los restos, siéndome con el tiempo aquello de un ‘placer
culpable’. Pero ya en su momento esta tercera parte no me hizo especial tilín,
me fue una copia burda de la que acontece en Vietnam, y 36 años después de su
estreno la he vuelto a ver y mis sensaciones han sido peores. Fue una
producción de Sylvester Stallone que tenía contratado de director a Russell
Mulchay (venía de dirigir la exitosa “Los Inmortales”), pero una vez en Israel
(donde se iba a rodar), por desavenencias artísticas Sly lo despidió y en su
lugar fichó a Peter MacDonald, director de segunda unidad de la anterior Rambo,
en lo que sería su primer largo en este crédito. El guion es del propio
Stallone y David Leitch (“Contacto sangriento”), repitiendo la misma fórmula de
que Rambo es reclutado para una misión en un país asiático hostil dominado por
los soviéticos, en este caso cambiando las selvas vietnamitas por el desierto
afgano, y la misión en vez de hacer unas fotos a un campamento de presos en la
jungla, ahora es rescatar a su único amigo, el Coronel Trautman (repitiendo
papel Richard Crenna), preso de los soviéticos, incluso tenemos un emulo de la
joven vietnamita, ahora es el niño Hamid, tenemos una infiltración fallida en
el campamento soviético (como en la anterior), consigue huir, y vuelve para
salir de allí con presos en un helicóptero (como en la anterior), tenemos su
arco con flechas explosivas (como en la anterior), un tramo en que Rambo se va
deshaciendo uno a uno de los malos con sus tácticas de despiste, todo similar,
pero peor, la belleza de la selva ha sido reemplazada por áridos páramos, y el
clímax resulta esperpéntico en cómo es risible lo que sucede (*spoiler).
Un film rebosante de
acción, Rambo usa pistolas, detonadores, helicópteros de última generación, su
cuchillo para cortar y trocear, fusiles con lanzagranadas, dispara con bazuca, ese
arco y flechas con punta de bomba, caballos, un tanque, y hasta combatiendo con
un par de palos, ello teniendo que subir solo con sus manos tajos vertiginosos
con un fusil a la espalda, enfrentándose a centenares de enemigos armados hasta
los dientes y él sin amilanarse. Pero todo ello falto de imaginación, huele a
sobado ya por la de 1985, todo me es previsible, carece de emoción, todo es muy
plano, los rusos malos malísimos y (lo que son las cosas) los afganos buenos
muy buenos. Como bien he leído, Stallone ya cree que su alter ego ha
sobrepasado los límites humanos y es un superhombre nietzscheano donde su
espíritu debe imponerse a la moral y a la educación de la paz que son motores
inventados por lo débiles para dominar a los demás. Ello en una actuación digna
de Razzie, tipo duro, serio, lacónico, mirada tensa, inexpresivo hasta la
médula, encantado de haberse conocido hace que la cámara resalte sus aceitados
músculos, incluso lñaqs venas que los recorren, en un ejercido onanista
pedante, y es que vera un soldado a pecho descubierto en su misión no hay
motivo sano para esto, solo el querer decir al mundo que tiene la mejor
musculatura del mundo mundial.
Aquí en múltiples
ocasiones se rebasan los límites de lo posible, para repantigarse en lo
comiquero, lo de la forma de curarse una herida de una astilla en su costado
resulta entre brutal y ridículo (cauterizando la herida con pólvora y
prendiéndola). Stallone ha desarrollado su musculatura hasta el punto de que
apenas parece humano (aceitado, sus brazos parecen caoba barnizada), esta vez
se ha dejado crecer el pelo, y esto, junto con los ojos soñolientos y
sufrientes, lo hace parecer un Cristo de Caravaggio, con pectorales
vigorizados. Es una máquina de matar que cuando se activa se pone en modo
genocidio, dispara de forma espasmódica y siempre acierta, pro supuesto sus
enemigos son aprendices de clones (Star Wars) en su calamidad de puntería. No
tiene remordimientos morales por sus actos sanguinarios. Por cierto, eso falta
en esta entrega, sangre, con la cantidad de asesinatos cruentos que hay, pues
apenas aparece este rojo elemento, le puede Rambo clavar un gran machete a su
enemigo en el cuello que no hay sangre, seguramente para hacer que la cinta
fuese para todos los públicos y con ello amansando el divertimento que es ver
la caricaturización de la hemoglobina, quítale los geiseres de sangre a “Grupo
Salvaje” y pierde mucho. Los diálogos son parcos, pero quieren dar más de lo
que pueden, llamativo por el modo de endiosarlo unas líneas que seguro escribió
Sly, donde l soviético gerifalte de los torturadores al respecto de Rambo le
dice a Trautman: "Quién crees que es este hombre? Dios?", y el
Coronel le espeta una frase para esculpir en mármol: "No, Dios tendría
piedad. Él no lo hará". El guion incluso contiene notas de humor
extemporáneas en la parte final.
Al principio Trautman
intenta atraer al ahora budista que lucha con palos a su misión operación, el
Cornel ejerce de simplón político populista atacando a los soviéticos sobre la
invasión soviética a Afganistán. Pero él no quiere participar en ella. "Mi
guerra ha terminado", dice. Para ayudarlo a "cerrar el círculo",
Trautman le cuenta una pequeña historia: Un escultor que retira los pequeños
pedazos para revelar la hermosa escultura que siempre ha vivido dentro de la
piedra. Rambo es como esa escultura, dice. "No te hicimos una increíble
máquina de pelear. Simplemente retiramos los pequeños pedazos". Y tras
marcharse sin su recluta, Rambo parece reflexionar, y verlo en estas secuencias
resulta bastante gracioso, y lo malo es que pretende ser seria la peli.
Rambo acaba colaborando
tangencialmente con los muyahidines, a los cuales se presenta poco menos que
como unos oprimidos luchadores por la libertad. Lo vemos relacionarse con ellos
jugando una especie de polo arcaico con una piel de cordero, hasta que la
violencia se desata con una ataque ruso al poblado. Lo curioso es que, unas
semanas antes del estreno, la URSS abandonó Afganistán, por lo que, de la noche
a la mañana, la película se quedó sin su principal baza.
Hay por supuesto varias
set pieces que harán las delicias de los que esperen un espectáculo Pulp-comic
rayando en cine de súper héroes, con énfasis en un tramo en una enorme cueva,
este un recurso que me es de película de bajo presupuesto, y no lo esperaría en
la hasta entonces más costosa producción del cine. Aquí saca a relucir Rambo su
ya mítico arco de flechas ‘boom’, con el clímax de esta parte en un
descafeinado duelo contra el fortachón ruso (que no que decir tiene es otra
copia barata del que similar que tiene en la peli de 1985), con un final de
enfrentamiento muy jocoso por lo aparatoso (Spoiler). Y cuando ya parece que
todo ha pasado tenemos cerca de la frontera de la salvación una batalla ‘épica’
propia de los dibujos animados pueriles, no tiene el menor sentido toda la
secuencia, parece haber sido escrita por quinceañeros con acné. Lo de que haya
un ejército de jeeps, tanques y un helicóptero (otra vez, como en la anterior
hay un helicóptero como el bastión a derribar para la libertad) contra dos en
campo abierto es un insulto a la mínima inteligencia, el simple aparato de
hélices solo tiene que acercárseles y lanzarles un petardo y a otra cosa
mariposa, pero no! Debe alinearse de modo cómico con el resto del ejército para
dar empaque a la imagen. Llegados a este punto Sly parece ya dejarse de tomarse
en serio lo que él mismo ha escrito y cuela un chiste sobre que los van a
rodear con Trautman. Lo que sigue a continuación es de aurora boreal.
Spoiler:
De lo mejor es ver
aparecer a Rambo sobre el risco de una montaña con el arco tensado y apuntando
a un helicóptero, que por supuesto acierta explotándolo.
La forma de acabar con
el ‘Hércules’ (némesis de cuerpo de Rambo), es muy guiñolesca. Primero tenemos
a este malo malísimo que lo espera sobre el agujero de la cueva, a que salga
Rambo emergiendo subiendo por la cuerda, este malo además de serlo es tonto,
pues un soldado se le supone con armas de fuego, pues no le dispara! Tampoco le
le suelta la cuerda para que caiga de letal altura (aparece la roquita en que
está amarrada la cuerda y es de mal chiste creer que aguanta el peso de Rambo
subiendo), tampoco corta la cuerda para se desplome, tampoco le arrea con una
piedra en la cabeza! Pero es que nos enteramos que lleva una granada y no se la
tira! Le ayuda a que salga para pelearse! Luchan ferozmente hasta que Rambo le
amarra al cuello la cuerda por la que ha salido, le quita la anilla a la
granada que lleva en su chaleco y lo lanza por el agujero por el que el entró,
con lo que vemos que cuando cae ahorcándose explota en un millón de pedazos.
En la batalla final tenemos
a Rambo junto a Trautman cerca de la frontera de Pakistán, por el desierto caminando,
pero aparece el ejército soviético, que se alinea ridículamente, tiene carros
de combate, tanques, vehículos acorazados, y hasta un helicóptero que se coloca
junto a su gente al ralentí, esto es una idiotez, pues con solo el helicóptero acercándose
a los dos (Rambo tiene su lado cómico cuando dice a Trautman que los pueden
rodear ¿?) bastaría para reventarlos, pues no tiene donde esconderse. Pero de
la nada aparecen los salvadores el ejército muyahidín, montados a caballo, pero
esta ridiculez de carga de caballería basta para poner en problemas a los
soviéticos, esto provoca que en medio de la refriega Rambo se haga con un
tanque (que en modo súper héroe es capaz de conducirlo y cargar el cañón como
si nada) y con esto mantiene un duelo bufonesco con el helicóptero que podría
haber jugado con el acorazado dándole vueltas y explotarlo a su antojo, pero
prefiere enfrentarlo de cara y por supuesto el cañón del tanque atraviesa el parabrisas
del helicóptero y estalla al malo, quedando indemne Rambo (¿?). Por supuesto,
entre medias los arcaicos muyahidines acaban con los soviéticos, por imperativo
del guion. Después de la batalla, Rambo y Trautman se despiden de los
muyahidines y abandonan Afganistán.
Diálogo final de donde subrepticiamente
se deja claro se han pasado (entiendo yo): "Odio admitirlo", le dice
Trautman a Rambo en un momento dado. "Pero creo que nos estamos volviendo
un poco blandos".
"Quizás sólo un
poco", dice Rambo.
La película se rodó en
Israel, Tailandia y Arizona. Según MacDonald, los productores: Había muchas
restricciones en Israel, sobre dónde se podía y dónde no se podía filmar. Los
productores y Stallone decidieron regresar a Arizona, donde habían estado buscando
mucho antes de que yo estuviera en la película. Había un grupo allí llamado los
recreadores. Teníamos alrededor de doscientos cincuenta de estos tipos que
recreaban la Guerra Civil estadounidense. Los llamaron para hacer secuencias de
lucha, lo cual les encantó.
Los helicópteros Mil
Mi-24 que se ven en la película son helicópteros de transporte Aérospatiale SA
330 Puma modificados con alas atornilladas fabricadas similares a los Hind-D
reales que se usaron principalmente en el antiguo Bloque del Este. El otro helicóptero
representado es un Aerospatiale Gazelle ligeramente remodelado.
La película termina con
el título en pantalla: "Esta película está dedicada al valiente pueblo de
Afganistán". En algún momento después de los ataques del 11 de septiembre,
comenzó una leyenda urbana que decía que la dedicatoria en realidad decía
"... a los valientes combatientes muyahidines de Afganistán" cuando
la película se estrenó en los cines, pero luego cambió a "el valiente
pueblo de Afganistán" después de los ataques de 2001, ya que los
muyahidines ahora estaban asociados en cierta medida con los talibanes. Esta
leyenda urbana ha sido repetida por algunos académicos. Sin embargo, esto no es
cierto, y algunas críticas de la película después de su estreno incluso
mencionaron la dedicación al "valiente pueblo de Afganistán".
El compositor
estadounidense ganador del Óscar Jerry Goldsmith escribió una extensa banda
sonora para la película , dirigiendo la Orquesta de la Ópera Estatal de Hungría;
sin embargo, gran parte de ella no se utilizó. En cambio, gran parte de la
música que Goldsmith escribió para la entrega anterior fue reciclada.
“Rambo III” se estrenó
en todo el mundo el 25 de mayo de 1988. En el momento de su estreno, Rambo III
fue la película más cara jamás realizada, con un presupuesto de producción de
entre 58 y 63 millones de dólares. Recaudó menos que su predecesora, “Rambo:
First Blood Part II” que recaudó 189 millones de dólares en todo el mundo.
La realidad es superior
al poder de la nostalgia. Gloria Ucrania!!!
En 2008 se estrenó una
secuela, llamada aquí en España “John Rambo”, con Stallone repitiendo su papel
y también dirigiendo la película; En 2019 se estrenó por ahora la última
secuela de la saga “Rambo:Last Blood” dirigida por Adrian Grunberg.
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