WICKED
Decepcionante musical de
fantasia, que, sin ser mi género preferido, si me ha regalado grandes ratos de
cine, como lo fue la Obra Maestra de 1939 “El Mago de Oz”, y si este se trae
como precuela es que pretende competir en la misma liga y esto naufraga con más
estrépito que el Titanic. Dirige Jon M. Chu, con guion de Winnie Holzman y Dana
Fox (“Cruella”), adaptan el primer acto del musical teatral de 2003 de Stephen
Schwartz y Holzman, que se basó vagamente en la novela de Gregory Maguire de
1995, una reinvención de los libros de Oz y la película de 1939 El mago de Oz,
a su vez adapta la famosa novela “The Wonderful Wizard of Oz” de 1900 de Lyman
Frank Baum. Película protagonizada
por Cynthia Erivo como Elphaba Thropp y Ariana Grande como Galinda Upland, Michelle
Yeoh (desubicada) y Jeff Goldblum en papeles secundarios. Ambientada en la
Tierra de Oz, antes de la llegada de Dorothy Gale desde Kansas, su trama sigue
a Elphaba, la futura Bruja Mala del Oeste, y su amistad con su compañera de
clase Galinda, quien se convierte en Glinda la Buena. La adaptación se dividió
en dos para evitar cortar puntos de la trama y expandir los viajes y las
relaciones de los personajes. Film que ha tenido un gran éxito, tanto de crítica
(no estaré entre los que la alaban), diez nominaciones Óscar, incluyendo Mejor
Película, Mejor Actriz (Erivo) y Mejor Actriz de Reparto (Grande). Y taquillero,
recaudando 729 millones de dólares en todo el mundo con un presupuesto de 150
millones de dólares, convirtiéndose en la película de Oz más taquillera, la
adaptación cinematográfica musical más taquillera de todos los tiempos y la
quinta película más taquillera de 2024. La secuela, Wicked: For Good, está
programada para estrenarse el 21 de noviembre de 2025.
En 2003, la novela de
Gregory Maguire “Wicked: The Life and Times of the Wicked Witch of the West”, exploración
revisionista de los personajes y el escenario de la novela de 1900 de L. Frank
Baum “El maravilloso mago de Oz”, fue adaptada como el musical de Broadway
Wicked. El musical fue producido por la división teatral de Universal Pictures
y dirigido por Joe Mantello, con puesta en escena musical de Wayne Cilento. La
producción de Broadway ha inspirado producciones de larga duración en Chicago,
Londres, San Francisco y Los Ángeles, así como en Alemania, Australia y Japón.
Fue nominada a diez premios Tony, de los que ganó tres, y es el cuarto
espectáculo de Broadway de mayor permanencia en cartel en la historia, con más
de 7500 representaciones y más de 20 años de historia. La producción original
de Broadway estuvo protagonizada por Idina Menzel como Elphaba y Kristin
Chenoweth como Glinda.
Momento en que Dorothy
Gale emerge del mundo sepia de Kansas en la versión cinematográfica de 1939 de “El
mago de Oz” al esplendor en tecnicolor de una lejana tierra de fantasía es
probablemente una de las cinco imágenes cinematográficas estadounidenses más
indelebles de la historia del medio. Cualquier obra posterior que trate sobre
la Tierra de Oz, sin importar cuán revisionista o formalmente desconectada sea
de la película de 1939, debe competir con esa memoria cultural colectiva. Y el
director Chu lo pretende y se queda en el intento vano. Y es que la imaginación,
la creatividad, la magia de la antigua es una losa insalvable, y esta
producción solo gana en dinero gastado, pero no rinde réditos en pantalla. En
un momento, se ridiculiza a Galinda por priorizar "la forma sobre el
contenido", línea accidentalmente reveladora en una película con una forma
bastante buena que, en última instancia, se somete a ser contenido
multiplataforma. Ejemplo es su desnaturalizador inicio, vemos una bandada de chimpancés
voladores notoriamente hechos por CGI, y con ello anula la magia para sentirme
en un videojuego.
Luego está el apartado
primordial para un musical, como es (precisamente), las canciones y números musicales,
y apenas hay un par de momentos reseñables, y encima las coreografías, nada
especiales, filmadas de modo torpe, con continuos cortes que nos sacan de la
fluidez que se requiere para disfrutar de la naturalidad. Ejemplo de lo tosco
de la grabación es el número "Dancing Through Life", único baile
grupal en la película, adornado grimantes efectos CGI, hay decenas de
bailarines, pero no hay sensación de armonía o brío vitalista. Provocando que
algunos momentos sean incluso tediosos. Solo el ‘Popular’ entonado por Grande
te saca un poco del sopor.
Tampoco es que los personajes
me sean alguno atractivo, todos resabiados, irritantes, impostados, no hay
ninguno con el que empatizar, todos los alumnos de esta academia son ‘hostiables’,
ni siquiera la protagonista Elphaba, que debiera emocionarme su intra historia,
pues me ha sido una victimista siempre con rostro de estreñida. Me ha resultado
patética la encarnación de Erivo, una eterna plañidera que se nota no enamorada
de Piyero, sino de Glinda, y esta es su verdadera represión. Es en realidad un
ser arrogante, que se reboza en sus miserias. A la que la pone su ‘padre’ a
cargo de su minusválida hermana Nessarone, pero nunca la vemos cuidándola, solo
está con su ‘amiga’ Glinda.
Nada me emociona, al
serme todo artificioso y sin fluidez narrativa alguna, ejemplo el supuesto momento
sororidad cunado en medio de una fiesta en que se ríen de Elphaba por su
vestimenta (aderezada por el sombrero regalado por Glinda) con Glinda acercándose
a Elphaba imitando sus torpes movimientos de baile en el "Ozdust
Duet", intentando que dejen de reírse de ella (por el interés, pues le ha hecho
un favor Elphaba a ella), lo adornan con un slow enfatizante ridículo.
Hay una subtrama metida
con fórceps sobre como cual si fueran judíos en la Alemania nazi, a los
animales (en este mundo algunos tienen conciencia e inteligencia humana,
pudiendo hasta las cabras hablar y dar clases), se les aparta de dar clases, y
el sustituto de uno de ellos enseña a la clase el nuevo artilugio, una jaula
para un león, Elphaba se enfada y mueve flores en el aire para que su polen
duerma a la clase y pueda liberar al león, esto me mueve a la nada más
absoluta, pues no hay conexión de cariño con el animal, se siente algo naif.
Este momento se adorna con una improvisada cita de Elphaba con el inane Fiyero,
y ella acaba cantándole el insustancial "I'm Not That Girl" (a él lo
pretende Glinda). Esta empatía de Elphaba con los animales pretende ser un
reflejo de como a ella la marginan también, en este caso por el color de piel,
se utiliza de modo rudo para arremeter contra el racismo, pues, además, que sutiles,
no olvidarse que Erivo es negra, y Chu en un momento dado cambia el reflejo de
Elphaba en el espejo de verde a marrón oscuro. Esto queriendo reflejar al Reino
de OZ como un lugar regido por el fascismo (puaj!!!).
Amén de cual shakesperiano
personaje Elphaba es fruto de la infidelidad de su madre, es una Bastarda. Es
una actuación en lo dramático resulta como si todo el roto estuviera oliendo a
boñiga de caballo, no tiene matices, no tiene evolución, un tempano de hielo
sin el menor atisbo de humor, me ha sido sin punch alguno. Al menos cantar lo
hace muy bien, lo de bailar olvidable en su caso. Canta “The Wizard and I”, pidiendo
ser popular y también ser “des-verdecida”, de esto se olvida para hacerse del
PACMA. Una veleta de personalidad; La coprotagonista Ariana Grande está mejor,
pues es un papel más agradecido, papel cliché, la superficialidad de su actuación
le va muy bien al rol, borda su rol de Barbie pija irritante, egoísta, altiva,
arrogante, condescendiente, chica obsesionada con ser popular, manida figura,
pero a la que Grande le da vistosidad. Pero se la ve venir de lejos en lo
sibilino. Canta estupendamente, y baila mucho mejor que Erivo, lo cual no era difícil.
En lo referente a la
visualidad me ha sido una especie de recreación del Mundo de Harry Potter sin
chispa alguna, la academia es una especie Howarts del baratillo. La Ciudad de
Oz resulta una cosa abigarrada y atiborrada de elementos, como queriendo
aplastarte y que no pienses en lo nulamente llamativa que es la urbe. Con una
fotografía horrible de Alice Brooks, iluminado de forma verdusca y amarillenta incandescente
que te repele, con una gradación de cromatismos ajados, sin saber aprovechar los
números musicales. Lo más destacable en los aspectos técnicos es el fastuoso
vestuario creado por Paul Tazewell (“West Side Story”), sobre todo en lo referente
al atuendo de Galinda, pomposo, flotante, muy de muñequita barbie.
La historia me ha sido
una ya una manida revisión de esas que se estilan en los nuevos tiempos, como
es darle la vuelta a los clásicos villanos para convertirlos en víctimas y con
ello en héroes no reconocidos. Menuda manía de trastocar nuestra idealizada
infancia, dejad de meter vuestras asquerosas manos en nuestros sueños de niñez
donde todo era binario, buenos y malos, y negro y blanco, la hada y la bruja.
Esto ya lo hizo la saga Shrek, el seguir con este soniquete no es más que hacer
macilenta la idea. El canto a la amistad, a la familia, a saber aprender de las
experiencias de la vida, esto aquí queda reducido a un conjunto de estereotipos
woke, atacando a la familia, a la amistad, a la enseñanza (puaj!!!). Nos
introducen en una universidad para magos, que original (ataque de cinismo!!!),
a menos que alguien se acuerde Hogwarts. Nos introducen en este lugar de docencia,
pero nunca vemos de donde surge la magia, quien la posee, como se maneja, un
esbozo de idea.
Tengamos en cuenta que
el Mundo de Oz es solo producto de la mente de Dorothy, por lo que no hay un
antes o después, no hay algo donde no esté ella presente, la gente con la que
se cruza son alter egos físicos de la gente que ella conoce, por lo que esta historia
no tiene sentido alguno. Que nos muestren el pasado de la Bruja, como consiguió
su sombrero, su escoba, de donde salen los monos voladores, hasta como se dio
el color al Camino de Ladrillos Amarillos, es destruir la idea de Oz.
Si aceptamos pulpo como
animal de compañía, y entonces entro en la atmósfera creada por el film de
1939, un vitalista relato, cargado de loables mensajes a los niños, todo un clima
kitsch delicioso, cuasi hipnótico en su poder hondura. Pues esto pensaba sería
el tono del film, pero NO! Se toma en serio a sí mismo el argumento, quiere ser
solemne con sus ideas woke, con trazos gruesos contra el racismo, contra el bullyng,
por el inclusivismo, donde todo lo m manejan las mujeres y los hombres (incluso
el mago) son peleles en manos de estas féminas seguras de sí mismas.
Todo esto me lleva a que
se me haya hecho bola su extenuante metraje casi el doble que la de 1939, con
161, sobre los 98 de la maravillosa producción MGM, termina siendo hastiante.
Jonathan Bailey como Fiyero,
especie de adonis por que parece Galinda y Elphaba van a peelarse, su rol parece
va a dar chicha, pero se queda en inane por completo. Canta y baila el número "Dancing
Through Life", danzando con saltitos a través de serie de esferas de reloj
giratorias.
Una vez llagados al rush
final tenemos, como el acreditado film de Victor Fleming de 1939, la llegada a
la Ciudad de Oz, invitada Elphaba no se sabe porque, a visitar al Mago, se
lleva, porque ella lo vale, a Glinda de acompañante. En el viaje en tren ambas
se marcan el “One short day”, pues vale. Como ya he mencionado, la urbe es una
cosa poco estimulante, pareciera un parque de atracciones temático. El palacio de
Oz está a la altura de la ciudad, intrascendente. Aparece Jeff Goldlum, que en
principio me es una buena elección como Mago, pero su actuación me ha sido anémica,
desganada, sin garra alguna. Jeff se marca el número "A Sentimental
Man", un baile anoréxico y muy pobre hasta dar pena ver al actor moverse
torpemente por la maqueta del Reino de Oz. Tras lo que hay un momento “Evil
dead” con la lectura del libro de embrujos, y se produce el quiebro, que me ha
sido ridículo (*spoiler). Tras esto el clímax con el intento de huida del
palacio, donde se da el número épico "Defying Gravity", pero esto que
debería haber emitido emoción, se estira de forma ruda, se salpica de otras imágenes,
se filma sin inspiración, con una iluminación creada por el enemigo. Por cierto,
llegados a este tramo final me importa entre nada y zero lo que les pase a las protagonistas.
Spoiler:
Resulta que a los monos
les resulta una molestia tener alas para poder volar, aceptémoslo. Pero los que
estaban presentes durante el hechizo han visto que ha sido engañada Elphaba por
el Mago, con lo que no entiendo se tiren de cabeza a por ella.
Chu citó la película Hook de Steven Spielberg de 1991 como inspiración para los decorados a gran escala y los efectos prácticos, incluidos nueve millones de tulipanes coloridos plantados en el lugar para rodear el set de Munchkinland, un camino pavimentado de ladrillos amarillos con barro real y un tren de tamaño natural inspirado en el art déco para transportar a Elphaba y Glinda a la Ciudad Esmeralda, a la que llamó "La Ilimitada". Chu también citó las películas de 1998 “Pleasantville” y “The Truman Show” como influencias en cómo “Wicked” y “Wicked: For Good” retratan temáticamente la Tierra de Oz.
La fotografía principal en las instalaciones de Sky Studios Elstree en el Reino Unido. El interior del palacio del Mago se inspiró en la Großes Schauspielhaus de Hans Poelzig. Industrial Light & Magic y Framestore proporcionaron los efectos visuales de la película con Paul Helman (“La Guerra de los Mundos”) como supervisor de efectos visuales de producción.
En la década de 1990,
Moore's Moving Pictures adquirió los derechos de la novela Wicked y comenzó a
escribir un guion con Michelle Pfeiffer, Emma Thompson, Nicole Kidman y Demi
Moore siendo consideradas para los papeles de Glinda y Elphaba, con Robert Zemeckis
considerado para director.
El material de origen el
musical y el libro del que fue adaptado, que a su vez se basaron en la novela
de 1900 de L. Frank Baum El maravilloso mago de Oz, que es de dominio público;
la película de 1939 está protegida por derechos de autor y no fue material de
origen autorizado. Los realizadores tuvieron que caminar por una delgada línea
entre evocar la película, pero no infringirla. Con ese fin, Universal tenía un
experto en derechos de autor en el set para asegurarse de que no ocurriera
ninguna infracción. El equipo de producción trabajó bajo la restricción de
cumplir con las estipulaciones establecidas por Warner Bros, el propietario
legal de los derechos de los elementos icónicos de la película de 1939,
incluidas las zapatillas de rubí que usó Judy Garland. Por lo tanto, Universal
no pudo utilizarlos ni tampoco ninguna imagen original de los personajes de la
película de 1939.
No esperaba mucho y he
recibido menos. Gloria Ucrania!!!
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