jueves, 6 de marzo de 2025

 

NOSFERATU. (2024)


Decepcionante y fallido film de terror gótico. Esperaba mucho más siendo dirigida por un tipo que gusta de crear atmósferas turbias y morbosas que suelen ser experiencias inmersivas, pero me ha sido una cuasi-académica copia de la historia mil veces vista de del vampiro transilvano. Con mucho goticismo, mucho expresionismo, pero no hay algo en los márgenes por lo que pensar que esta obra era necesaria, aporta nada al clásico relato un millón de veces visto. Robert Eggers, es un director con un gran potencial, tiene películas con un estilo muy original, pero en realidad solo me ha sido buena “El faro”, es un realizador que porfía sus cartas al estilo, y se debilita en lo narrativo. La puesta al día del relato creado por Murnau. Dirige y guioniza Robert Eggers, siendo una nueva versión de la película “Nosferatu: A Symphony of Horror” (1922), a su vez una adaptación no autorizada de la novela “Drácula” (1897) de Bram Stoker. Protagonizada por Bill Skarsgård, Nicholas Hoult y Lily-Rose Depp. El elenco de reparto incluye a Aaron Taylor-Johnson, Emma Corrin, Ralph Ineson, Simon McBurney y Willem Dafoe. Ya en 1979 el muniqués Werner Herzog hizo su propia versión de la historia, y como Eggers, ‘homenajean’ algunas famosas tomas del film de Murnau, sobre todo en lo referente en las tomas de la sombra tenebrosa del Conde Orlock, como la famosa de la misma deslizándose por las escaleras hacia el dormitorio de su mamada Ellen, en este caso Eggers añade la de la sombra de la mano gigante cubriendo la ciudad que va a asolar.

 

A principios del siglo XIX, una joven llamada Ellen le ruega a un ser sobrenatural que alivie su soledad. Sus gritos despiertan a una criatura misteriosa que la obliga a comprometerse con él eternamente. En 1838, Ellen se ha casado con Thomas Hutter y la pareja vive en la ciudad alemana de Wisburg. Thomas acepta una lucrativa comisión de su empleador, Herr Knock, para vender la decrépita mansión Grünewald al solitario conde Orlok. Ellen, perturbada por un placentero sueño de casarse con la Muerte, le ruega a Thomas que se quede, sin éxito. Él la deja al cuidado de su rico amigo Friedrich Harding y su esposa Anna, junto con sus dos hijas pequeñas Clara y Louise. Al llegar a los Cárpatos en Transilvania, Thomas se encuentra rodeado por los campesinos locales y aparentemente es rechazado por asociarse con Orlok. Se las arregla para conseguir una noche en la posada pagando el doble de la tarifa y una anciana le advierte que no visite Orlok. Esa noche, es testigo de cómo un grupo de gitanos exhuman y empalan con una estaca el cadáver de un supuesto vampiro. A la mañana siguiente, encuentra el pueblo desierto y su caballo desaparecido. Continúa a pie hasta que un carruaje no tripulado lo lleva al castillo de Orlok.

 

Murnau rodó su Nosferatu, forzado por no poder disponer de los derechos de la novela de Bram Stoker, y teniendo que diferenciarlo mucho de la novela, para intentar (sin éxito) no caer en el plagio. Cambió el nombre del vampiro de Drácula a Orlok, aquí no se transforma en murciélago, lo hace en ratas, es la peste, y en vez de viajar el vampiro de Transilvania a Londres, lo hace a la ficticia ciudad germana de Wisburg. Herzog se atiene a dar su visión en color de la historia en su versión, con la imagen de Orlok similar a la de 1922, y lo que no entiendo es que Eggers tome el título, tome todas las otras alteraciones sobre la novela ‘stokeriana’ y sin embargo cambie radicalmente el aspecto del conde, y al hacerlo resulte ridículo, amén de tener un habla guiñolesco. En lo demás se atiene a trasladar de modo denso la historia, que para Murnau fueron 94 minutos, y aquí se alarga hasta los 132. Falto de imaginación, de inventiva, de la creatividad que le suponía al inquieto realizador. Lo único en que se sale del relato ‘murnauniano’ es en la subtrama de la relación de Ellen con Orlock, aquí le añaden una sub historia de una conexión entre ambos del pasado cual si ella lo hubiera invocado como símbolo de la lujuria, donde se da una especie de reflejo de la represión e insatisfacción sexual de antaño, pero esto tratado de modo muy burdo. Ah, también altera que en vez de morder con sus colmillos el conde en el cuello lo hace en el pecho (¿?).

 

Todo está ahí: El viaje de Thomas a Transilvania, la llegada a la posada de los recelosos y temerosos lugareños (añaden unas secuencias de empalamientos que nada suman), el viaje por las montañas abruptas, la recogida de la diligencia, el inquietante primer encuentro nocturno, como el conde ve la foto de Ellen, el deambular diurno de Thomas por el castillo, el viaje letal de Orlok en barco (segmento torpe y sin punch), la llegada del Conde a Wisburg como una plaga de peste, la aparición del cazavampiros, la carrera contrareloj, el encuentro entre Ellen y Orlok en la alcoba de esta, y tenemos el mismo clímax de la Murnau, pero sin la garra de este, expuesto de modo desagradable y no terrorífico, y es que se reboza no en lo romántico o terror, sino en la grotesca necrofilia. Aquí añaden una especie de código de que ella debe dar permiso al Conde para pasar.

 

Para mí me ha sido un relato anémico, sin vida, plano, sin actuaciones meritorias (solo salvo de la insustancialidad a la Depp), con personajes inanes, donde la tensión no me ha llegado al serme toda impostada. Llama la atención el modo de afrontar el rol del Conde Orlok encarnado por Bill Skarsgård (hijo del actor sueco Stellan Skarsgård), su presentación me resulta sugestiva y turbadora, se ve marginalmente de fondo difuminado creando un halo de misterio a su alrededor, pero en cuanto se ve diáfano no sientes terror, más bien repulsión ante lo grotesco de este zombi grotesco, con bigote desproporcionado (Bram Stoker lo describió con él, pero hay formas y formas y esta es caricaturesca), ataviado con ropajes de enormes masas de pieles que lo agrandan, con cuerpo esquelético en descomposición (incluso con póstulas), con un acento que parece una parodia, con un modo de hablar lánguido que parece estamos en slow, con un rostro horrendo (con nariz atrofiada), no intimida, repele. Su modo de comportarse en la violencia es propio de un matón, lejos de cualquier sutilidad. Incluso carece de los míticos colmillos, y en vez de chupar del cuello de sus víctimas, lo hace del pecho. Pero siendo esto muy defectuosos (siendo benévolo), lo peor es que carece del componente romántico que la ambientación y el espectador espera, no hay conexión entre él y Ellen, todo se siente forzado, adolece de ser monocorde, no tiene dudas, se ha encaprichado de ella por imperativo del guion. No entiendo la manía de Eggers mostrárnoslo desnudo integral, no es aterrador, es asqueroso verlo tumbado en su ataúd cual cuerpo decrépito y con el pene sin cubrir, aunque el colmo es durante el clímax (nunca mejor dicho), creando una imagen repugnante y nada pavorosa. FALLIDO.

 

Lily-Rose Depp (hija de Johnny Depp y Vanessa Paradis) es el anhelo de Drácula, perdón, Orlock, esta si me ha fascinado, su belleza frágil me ha seducido. He leído que hace una actuación teatral, pero es que esto hace de su papel turbador en su expresividad histriónica que entronca con el cine mudo. Es mujer poseída por un antiguo Mal (el médico diagnostica como ‘melancolía’ por la falta de su esposo), la vemos proyectar una extraña mezcla entre debilidad física y fuerza de carácter, pretende ser epítome de la represión sexual, lo que entonces se daba en llamar Histeria. En realidad, solo muestra que su esposo es un tipo frio no capaz de satisfacer en su puritanismo a su amada. Su atracción telepática con el vampiro, es una metáfora notoria de alguien con irrefrenable apetito de sexo, sus contorsiones, jadeos, frenesí, gemidos, emiten ese anhelo de juventud por el disfrute núbil de la carne. Lo malo es que bel guion no da matices a este sentimiento irrefrenable y se tratara sin proporcionar sustancia más allá de la idea; Nicholas Hoult es un error de casting, parece perdido sin saber que cara poner, más que aterrado parece pasmado, con química inexistente con la Depp; A la interpretación de Aaron Taylor-Johnson se le puede aplicar lo mismo que a Hoult, pero peor, desorientado, un estirado que parece incómodo en el papel; El alter ego de Abraham Van Helsing es aquí el profesor Albin Eberhart von Franz, que curiosamente es encarnado por Willem Dafoe, y es que el actor en un juego de espejos, actuó en el film “La sombra del vampiro”, que trataba sobre el rodaje del “Nosferatru” de 1922, y daba vida al actor que hacía del vampiro, el enigmático Max Schreck, aquí hace de su ‘cazador’, y lo pongo entre comillas, porque nunca llega a enfrentarse a él. El de Wisconsin parece en otra película, da la impresión de creer está en una comedia, pues su labor resulta (y me cuesta decirlo de este gran actor) Idiotesca; El emulo del Renfield de Drácula, es aquí Herr Knock actuado por Simon McBurney, este si dota de energía malévola incisiva a su figura, con esa terrorífica imagen de él arrancando la cabeza a una paloma viva de un bocado, estupendo roba escenas.

 

Se ve maestría en el uso de la cinematografía en expresionistas claroscuros, la iluminación de alto contraste, tonalidades de deslucidos monocromo (azul, rosa y sepia), gracias al DP Jarin Blaschke (colaborador habitual de Eggers), filmando en película de 35 mm en color, adoptando aspecto desaturado utilizando filtros especiales. Ello en miscelánea con el diseño de producción de Craig Lathrop (colaborador habitual de Eggers), y el vestuario de Linda Muir (colaborador habitual de Eggers), crean líricos lienzos inspirados en el pintor neerlandés Johannes Vermeer, creando momentos inmersivos estimables. Pero falta energía en la historia que se estanca y llega a ser pesarosa, son cuadros exentos de emoción, no crean conexión con el espectador (ósea, yo), no ayudando unos diálogos poco incisivos, con un ritmo atrompicado. El rodaje se llevó a cabo principalmente en los estudios Barrandov en Praga.

 

El personaje de Orlok está parcialmente inspirado en Vlad Drácula, el voivoda de Valaquia del siglo XV, de quien tomó su nombre el Drácula original. Evitando la apariencia monstruosa del Orlok de Murnau o la apariencia de vampiro anglo-literario, Eggers prefirió la apariencia de un vampiro popular, afirmando que "nunca ha habido una versión de Drácula o Nosferatu vestido como un noble de Transilvania con atuendo húngaro auténtico del siglo XVI". El conde fue escrito más como un cadáver no muerto, en lugar de verse sexy o como un monstruo real, un elemento de los primeros mitos de vampiros.

 

Spoiler:

 

Rush final: Thomas regresa a Wisburg mientras la plaga de Orlok asola a la población. Knock escapa, mata a un portero y escolta a Orlok a la mansión Grünewald. Orlok se aparece a Ellen y confiesa que, si bien es incapaz de amar, su promesa ha entrelazado sus destinos y ha hecho que su deseo de poseerla sea insaciable. Se revela que el documento que engañó a Thomas para que firmara anula el matrimonio de los Hutter. Sabiendo que su vínculo con Ellen no se puede mantener por la fuerza, Orlok dice que debe someterse voluntariamente a él dentro de tres noches, de lo contrario matará a Thomas y permitirá que la plaga consuma Wisburg. Más tarde, Ellen tiene relaciones sexuales con Thomas después de confesar su pasado con Orlok. Orlok toma represalias matando a Anna y sus hijos. Enloquecido por el dolor, Friedrich muere a causa de la plaga mientras viola el cadáver de su esposa (esto hacia falta?). La investigación de von Franz sugiere que los Nosferatu pueden ser destruidos por el sacrificio voluntario de una doncella. Sabiendo que solo ella puede detener la plaga, Ellen conspira con von Franz para mantener alejado a Thomas. Thomas, von Franz y Sievers van a la Mansión Grünewald, y en vez de ir de día van de noche (que sentido idiotescos tiene esto?), donde matan accidentalmente a Knock después de encontrarlo durmiendo en el ataúd de Orlok. Al darse cuenta del engaño de von Franz, Thomas se apresura a regresar para salvar a Ellen mientras von Franz destruye la bóveda. Ellen convoca a Orlok a su dormitorio y se vuelve a comprometer con él. En esto se altera el carácter con las anteriores Ellen, pues acepta a Orlok, y en vez de ser la lujuria de él lo que le mantiene sorbiendo de Ellen, aquí los dos fornican, mientras él le chupa la sangre y cuando él quiere marcharse antes del advenimiento del día, es ella la que le retiene, con lo que el sacrifico de ella es más notorio que en las otras versiones, muriendo Orlock con el sol, siendo un cadáver sobre la Ellen también fallecida. Creando al final un cuadro, al parecer inspirado en la fotografía del neoyorkino Joel-Peter Witkin y sus bodegones de muerte, una toma cenital grimante, puede busque lirismo, pero solo encuentra una mueca hedionda, por la visión necrófila de una masa de carne puterefacta sobre la hermosa Ellen en posición de misionero; Thomas regresa y sostiene la mano de Ellen mientras ella muere, mientras von Franz confirma que su sacrificio los ha liberado de la plaga de Nosferatu.

 

La diseñadora de vestuario Linda Muir buscó inspiración en el ejército de Transilvania desde alrededor de 1560 hasta mediados de 1600, incorporando piezas de ropa como dolman, mente o kolpak en el traje de Orlok. Eggers explicó que a Orlok le dieron un bigote porque "no hay forma de que este tipo no pueda tener bigote". En la antigua cultura de Transilvania, todos los hombres que podían dejarse crecer el bigote, lo tendrían. Según el diseñador de efectos de maquillaje protésico David White, el físico de Orlok fue parcialmente influenciado por Ötzi, una momia natural descubierta en 1991 en los Alpes de Ötztal : "[Eggers] realmente quería la sensación de que a Orlok le hubieran succionado toda la vida, hasta la última gota de sangre". Conceptualizando a Orlok como un antiguo conde rumano, Eggers tomó la decisión de que hablara una forma reconstruida del idioma dacio en la película, mientras que el rumano y el romaní son hablados por otros residentes de Transilvania. La película también hace un guiño al clásico mudo del director Victor Sjöström, La carreta fantasma (1921). Eggers también exploró el trabajo del neurólogo francés Jean-Martin Charcot y sus hallazgos sobre la llamada histeria y se inspiró en las películas de Andrzej Żuławski Posesión (1981), El diablo (1972) y La tercera parte de la noche (1971).

 

El castillo de Corvin, situado en Transilvania, se utiliza como castillo de Orlok en la película. Castillo de Rožmitál pod Třemšínem, uno de los lugares de rodaje en la República Checa. Más localizaciones, en el Castillo Rožmitál pod Třemšínem del siglo XIV en Rožmitál pod Třemšínem, el Castillo Pernštejn y el complejo Invalidovna de Praga, edificio barroco registrado como monumento nacional. Algunas tomas exteriores fueron capturadas en el Castillo Corvin en Transilvania (Rumania). El escenario del pueblo fue construido fuera de Praga y se basó en los estudios del equipo sobre museos de arquitectura vernácula en Rumania y Transilvania.

 

La banda sonora proporcionada por el compositor musical británico-irlandés Robin Carolan, debutó como compositor en 2022, trabajando con Eggers en la banda sonora de “The Northman”. En Nosferatu, se alejó intencionalmente de la típica banda sonora de terror, centrándose en capturar elementos melancólicos y trágicos de la historia. Resultando en algo que no cala.

 

La Nosferatu original era más una imitación que homenaje de Eggers, y no hizo mucho (o más bien, no lo suficiente) para disimular la deuda que tenía con Drácula de Bram Stoker, tanto que la viuda de Stoker presentó una demanda por violación de derechos de autor y ganó. El veredicto exigía se destruyeran todas las copias de la obra maestra de Murnau. Pero los no muertos no mueren tan fácilmente. Sobrevivieron al menos tres copias completas, y también lo hizo la icónica interpretación de Max Schreck, el demacrado actor alemán de casi dos metros de altura cuya imponente silueta (como el Conde Orlok, obviamente inspirado en Drácula) se encuentra entre los monstruos más imponentes del género. La cabeza calva de Orlok, las orejas de Spock, los dientes afilados como los de una rata y las garras huesudas son reconocibles al instante para prácticamente todo el mundo, haya visto o no la película muda (o la nueva versión de Werner Herzog de 1979, en la que aparecía Klaus Kinski, cuya succión de sangre pasó a un segundo plano frente a su masticación de la escenografía).

 

Para prepararse para interpretar al Conde Orlok, Skarsgård perdió cantidad significativa de peso y, negándose a que su voz fuera modulada digitalmente, trabajó con la cantante de ópera islandesa Ásgerður Júníusdóttir para bajar su rango vocal y su carácter, incorporando canto gutural mongol en sus líneas, y pasó hasta seis horas al día aplicándose maquillaje protésico; Hoult conservó y enmarcó el pene protésico de Orlok usado por Skarsgård en la película.

 

Ha recaudado 178,8 millones de dólares en todo el mundo con un presupuesto de 50 millones de dólares, convirtiéndose en la película más taquillera de Eggers. En los Óscar, nominaciones a Mejor fotografía, Mejor diseño de vestuario, Mejor diseño de producción y Mejor maquillaje y peluquería, sin galardón alguno.

 

La gran pregunta es, si tras lo visto era necesaria otra versión de Nosferatu, y la respuesta con gesto torcido es NO! Gloria Ucrania!!!

 

PD. "Nosferatu" proviene de la palabra rumana "nesuferit", que significa "insufrible" o "repulsivo". Y aquí, Eggers ha hecho justicia al nombre, porque literalmente la película me ha parecido insufrible.

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