ADOLESCENCIA. (Serie TV 1TC)
Extraordinaria a la par que desgarradora serie dramática inglesa producida para Netflix, formidable en su disección de la actual adolescencia occidental, producción que debería ser de visión obligada para todos los padres con hijos en estas edades tan herméticas. Cuatro sublimes capítulos creados por Jack Thorne y Stephen Graham (también protagoniza) y dirigida por Philip Barantini, centrándose en un estudiante de 13 años llamado Jamie Miller (Owen Cooper), arrestado por el asesinato de una compañera de clase. Stephen Graham concibió originalmente “Adolescence” como respuesta al repentino aumento de los delitos violentos con arma blanca en Gran Bretaña, incluyendo los asesinatos de Elianne Andam y Ava White. Decidió crear un drama explorara la motivación de actos extremos de violencia contra niñas por parte de niños, y colaboró con el guionista Jack Thorne.Teniendo la particularidad que cada entrega es filmada en un plano-secuencia, sin cortes, todo en tiempo real, esto hace que te sumerjas en el relato de modo epidérmico, pues todo se asemeja algo contrarreloj que hace te involucres y lo sientas más real. Como no hay cortes las actuaciones poseen una intensidad acuciante, o que repercute en una autenticidad doliente.
La cámara del DP Matthew
Lewis (el de siempre con Barantini) se mueve con una fluidez brillante entre
los diferentes personajes y escenarios, entrando y saliendo de habitaciones, de
edificios, saltando por ventanas (¿?), elevándose al cielo, bajando a ras de suelo,
una labor superlativa. Graham y Barantini tuvieron una colaboración similar en
la película filmada en una sola toma. La excelente película de 2021 “Boling
Point”, basada en el cortometraje homónimo de la pareja, que también se rodó en
una sola toma. Esta que me ocupa es una radiografía sensacional de la
psicología intergeneracional, de los adolescentes y de los padres, abordando
las inseguridades, la angustia, las grietas en estas complicadas relaciones paterno-filiales.
No es un thriller sobre quien es un criminal, esto queda claro al final del
primer capítulo, aquí prima el realismo crudo de las consecuencias de esta tragedia
e indagar en las complejas causas que llevaron al asesinato, y como se propaga la
onda expansiva. Analizando el entorno del ‘sospechoso’ adolescente, sus amistades,
sus profesores, sus relaciones con el sexo femenino, y por supuesto con la
familia, esto se da sobre todo en el segundo y tercer capítulo, en el dos es el
entorno del colegio, salpicado de egos, bullying, ira, y sobre el nuevo
fenómeno moderno de las redes sociales que tanto afectan a estas volubles
edades, con ello las ansias de popularidad, dejando claro la falta de referentes
morales en esta generación que se ha desconectado del mundo real para vivir en
uno virtual, y con ello hay escasa cobertura con sus padres. A la vez, sobre
todo en el cuarto capítulo, se adentra en la pesadilla colateral que es la
situación para la familia, los padres buscan respuestas, y tienden a echarse la
culpa por haber criado a alguien capaz de realizar esta atrocidad.
Cada hora de episodio es
un lugar y fechas salpicadas, con enfoque disímil: el día 1 nos lleva del hogar
a la comisaría; el día 3 al instituto; 7 meses después asistimos a la
evaluación psicológica que hace una terapeuta independiente; y tras 13 meses
visitamos a la familia, antes de que se celebre el juicio.
Comienza de forma desconcertante,
en una tranquila mañana en South Kirkby, pequeña ciudad de West Yorkshire (Inglaterra),
un policía ríe Bascombe (Ashley Walters) entre dientes al oír un mensaje de voz
de su hijo, preguntándole si puede faltar a la escuela ese día. "Soy un
blando", le explica el policía a su compañera Misha Frank (Faye Marsay) en
el coche patrulla. A continuación, la pareja lidera el ‘asalto’ con un equipo
SWAT fuertemente armado una casa suburbana, derriban la puerta de la familia
Miller, dejan en shock a la familia que aun dormía, y arrestan a su hijo Jamie Miller (el debutante Owen Cooper), de 13 años, por
el asesinato de un compañero de clase, y con el susto el chico se orina encima.
Dejando en estado de shock a sus padres, Eddie (el también co-showrunner
Stephen Graham), su madre Manda (Christine Tremarco) y su hermana mayor Lisa
(Amélie Pease), de casi 18. Registran la casa y llevan al niño a comisaria para
interrogarlo. Seguimos el procedimiento de ritual de como lo fichan, lo
registran, le ponen un abogado, y finalmente lo interrogan. Todo ello narrado
con un pulso narrativo tenso, rezumando sequedad y veracidad, hasta que en el interrogatorio
todo implosiona.
En el segundo capítulo, tres
días después. Bascombe entra a investigar al colegio donde se desencadenaron
los hechos y al que además concurre su hijo (con quien mantiene una relación
bastante distante), intenta encontrar información sobre el arma. Mostrando la brecha
entre la generación de adultos y los adolescentes que viven en su burbuja artificiosa
de las redes sociales, y con ello las jerarquías de popularidad que se
establecen, hasta los bajos estratos a los que se hace bullying. Aquí sentimos
como el mundo de estos jóvenes se mueve en una dimensión retorcida de mensajes
encriptados en emojis; En este capítulo la cámara se mueve de modo
extraordinario entre la multitud de chicos, siendo impactante (si te fijas)
como la cámara llega a atravesar un cristal (¿?), o con ese final en que la
cámara se eleva a las alturas siguiendo un coche por la autopista y vuelve al
asuelo; Ashley Walters da una interpretación buenísima, desde la contención la
mesura, desde el parco lenguaje gestual, realista en su hartazgo del caso,
perdido entre los adolescentes, estupendo.
El tercer episodio, siete
meses después del asesinato. La psicóloga Briony Ariston (Erin Doherty) se
reúne con Jamie en un centro de detención juvenil para preparar un informe
previo al juicio sobre su salud mental. Jamie ha estado involucrado
recientemente en un altercado violento con otro recluso y está visiblemente
molesto por el hecho de que, a diferencia de él. Briony le deja claro a Jamie
que su único objetivo es evaluar su comprensión de las circunstancias que
rodean el caso, no el caso en sí. Jamie, sin embargo, se involucra en un juego
tenuemente controlado de superioridad, debido a su inmadurez emocional se
convierte en interacción caótica y trae su presunto crimen, sus posibles
motivaciones y la subcultura subyacente al primer plano de la discusión; Esta
es una entrega impactante, un duelo actoral absorbente; Doherty nos regala una
actuación fenomenal en su realismo atroz, como intenta llevar el control y no
se note su inseguridad ante este animal herido del chico, como notamos su
temor, pero a la vez intenta seguir adelante con su tensa sesión, sus
temblores, su mirada, su lenguaje gestual nervioso, como juega con él intentando
ganarse su confianza, para luego ser incisiva en preguntas que ahondan en los
mundos ocultos de los adolescentes, como son sus gustos sexuales, en esa edad a
flor de piel, y con ello exhibiendo como la cultura de internet ha generado mentes
que en su volubilidad desena sexo cuanto antes, generan sus propias ambiciones,
y cuando se entra en zonas que no les agradan explotan, y la actriz se pone al
otro lado con un rigor cortante; A su lado un fascinante debutante Owen Cooper
como Jamie, en una transmutación gloriosa creando a un ser dual, un niño desde
que vemos como la psicóloga le lleva un chocolate con nubes, pero a la vez es
un manipulador violento, especie de aprendiz de masculinidad tóxica, notamos la
máscara de la arrogancia, pero como esta se agrieta cuando no le gusta lo que
le dicen y explota de modo inquietante. Asistimos a la misoginia propia de los
Incel (de lo que se comenta en la serie); Aquí la cámara juega mucho al plano
subjetivo de la psicóloga, a que sintamos la inquietud frente a los arranques
de furia del chaval, creando por momentos sensación de jaula en la habitación de
la sesión, que parece achicarse en algunas tomas.
El cuarto y último capítulo.
Trece meses después del asesinato, los Miller han intentado volver a la
normalidad mientras Jamie espera el juicio. En el 50 cumpleaños de Eddie, su furgoneta
es pintada con aerosol, le ponen traducido (pederasta). Eddie planea llevar a
Manda y Lisa al cine más tarde ese día para aligerar el ambiente, pero primero
van a una ferretería a comprar pintura para borrar la pintada. Allí, Eddie se
angustia cuando un joven empleado lo reconoce y expresa torpemente su apoyo a
Jamie; En este capítulo Graham y Tremarco los que dan una actuación estelar, comprometida,
sentida, emocionante, trémula, con una química extraordinaria, empatizas con su
sufrimiento, por como intentan no hablar del elefante en la habitación, durante
un rato no hablan del hijo, hacen vida familiar, se dan muestras de cariño, hasta
que la presión exterior aparece en modo pintada; Hay una prodigiosa escena en
la furgo camino de la ferretería, donde la familia hablan distendidamente, sintiéndonos
voyeurs, con esa cámara en sus nucas, nos sentimos involucrados, prodigiosa la cercanía;
Muy al contrario el viaje de vuelta, de una tensión que se rasga con cuchillo;
Como neurálgica es el diálogo entre los padres en el dormitorio, te ponen la
piel de gallina, como buscan culpables en si mismos (‘Estaba en su habitación,
no?.. Pensábamos que estaba a salvo’, dicen), en si ellos no han sabido educar
al hijo, los ves desnudarse anímicamente; Ashley Walters imparte clase
magistral de lenguaje corporal, manteniéndose alto y firme en el trabajo,
marchitándose a medida su propia incapacidad para comprender vidas de los
adolescentes, incluido y especialmente su hijo, sale a la luz.
No le doy un diez porque
le encuentro el defecto que deberían haberle dedicado al menso un episodio a la
familia de la víctima, incluso se hace una especie de guiño a esto cuando la inspectora
Frank comenta sobre cómo las historias de crímenes a menudo se centran más en
los delincuentes que en sus víctimas: pero esto no es excusa para caer en lo
que denuncias, aquí hay una familia que se ha quedado sin su hija y se debería
dar espacio a su dolor.
Spoiler:
Rush final: Tras salir
de la ferretería, ve a los adolescentes que pintaron la camioneta y los amenaza
con enojo, antes de arrojar la lata de pintura sobre su camioneta por la ira.
En el camino a casa, Jamie telefonea y anuncia su plan de declararse culpable.
En la casa, Eddie y Manda aceptan el próximo juicio de Jamie, culpándose a sí
mismos por no prestar suficiente atención a su radicalización en línea. Eddie
visita la habitación vacía de Jamie y llora a gritos, deseando haber sido más
cuidadoso con su hijo, entre llantos: "Pudimos haberlo hecho mejor,
hijo".
Owen Cooper elegido para
papel del adolescente sospechoso de asesinato, Jamie Miller, a los 13 años, sin
experiencia previa. La directora de casting Shaheen Baig había considerado a
500 chicos para el papel, Cooper atrajo su atención tras enviarle una maqueta y
consiguió el papel.
Adolescencia se
caracteriza por su amplio uso de la filmación en una sola toma, ya que cada
episodio se graba en una sola toma. El rodaje se planificó mediante múltiples
ensayos previos a los ensayos técnicos completos, durante los cuales el
director de fotografía planificaba los movimientos de cámara. Cada episodio de
una hora se filmó unas diez veces, con dos tomas al día. Los episodios se
mostraron como si se hubieran completado en una sola toma, sin cortes ni
mezclas de tomas con CGI.
Las ubicaciones de
rodaje de Adolescence incluyeron South Kirkby, South Elmsall y Sheffield en
Yorkshire. El Minsthorpe Community College en South Elmsall se utilizó como
ubicación para las escenas escolares en el Episodio 2. Las escenas interiores
de la estación de policía se filmaron en un set de filmación especialmente
construido en las instalaciones del estudio Production Park en South Kirkby,
para acomodar las complejidades de la filmación de una sola toma.
En definitiva, una serie
que por derecho propio es un hito en el retrato del choque intergeneracional.
Gloria Ucrania!!!
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