300.
This is Sparta.
Sugestivo film de
aventuras bélicas basadas libremente en hechos históricos. Dirige por Zack
Snyder, coescribió el guion con Kurt Johnstad y Michael B. Gordon, basado en la
serie homónima limitada de cómics de 1998 de Frank Miller y Lynn Varley. La
película, al igual que su material original, es un relato ficticio de la
Batalla de las Termópilas en las Guerras Greco-Persas. La trama gira en torno
al rey Leónidas (Gerard Butler), lidera a 300 espartanos en la batalla contra
el "rey-dios" persa Jerjes (Rodrigo Santoro) y su ejército invasor de
más de 300.000 soldados. Mientras la batalla se intensifica, la reina Gorgo
(Lena Headey) intenta conseguir apoyo en Esparta para su esposo. La historia se
enmarca con la voz en off del soldado espartano Dilios (David Wenham). Frank Miller, en su comic, no trata de ser fiel a
la historia, su interés por la batalla de las Termópilas se despertó por una
película, "Los 300 espartanos" del año 1962. Y el argumento del cómic
está calcado de esa peli, tomándose gráficamente las libertades estilísticas
propias de los años 80 y 90, para crear una obra más visceral, menos 'bonita'.
Siendo un hito por la
forma en que se filmó, principalmente con superposición de croma (backlot
digital) para replicar las imágenes de los cómics originales, Snyder rodó en
los ahora desaparecidos Icestorm Studios en Montreal utilizando pantallas
azules, solo una escena, en la que los caballos viajan por el campo, se filmó
al aire libre. Gracias a la crucial miscelánea entre la cinematografía de Larry
Fong (“Batman y Superman”), y la edición de William Hoy (“Watchmen”), haciendo
uso el director de un desatado sentido del slow para enfatizar situaciones,
pegándole mucho por el origen el material del comic, creando fotogramas de una
poesía estética punzante, con enaltecedora panorámicas, con homéricos
cenitales, con formidables travellings, con excelsos primeros planos que
resaltan la expresividad, ello en tonalidades semioscuras, en patinados que
mezclan de modo comicquero los naranjas, marrones-ocres, amarillos, proyectando
un lirismo visual cautivador por momentos, emitiendo secuencias espectaculares
en sus prodigiosas coreografías, reflejando el atavismo salvaje de los
combates. Todo ello sexteado por la música de Tyler Bates (“John Wick 4”), evocadora
en aires épicos.
La película es una
adaptación plano a plano del cómic, similar a la adaptación cinematográfica de
Sin City. Snyder fotocopió viñetas del cómic, a partir de las cuales planificó
las tomas anteriores y posteriores. Creando un universo hiperrealista con seres
mastodónticos (elefantes de tamaño pantagruélico, rinocerontes Kolossales, un
rey Jerjes que parece de tres metros de altura, etc…, donde las muertes se
multiplican en niveles holocausto, sangre a borbotones, mutilaciones,
decapitaciones, etc. Nada ha empatizado más a las masas que empatizar con el
débil contra el titán, el clásico bíblico de David vs Goliat, y es esta
historia, David es Leónidas y su tres centenares de espartanos, frente al
Goliat encarnado por los miles de soldados de Jerjes, en lo que puede ser visto
como al eterna batalla de Occidente frente a Oriente, los blancos europeos
frente a los más oscuros asiáticos. Una exaltación romántica del espíritu
guerrero de aquellos que encuentran en el sacrifico por un bien mayor su
sentido de vida, el defender la patria frente al invasor, el stajanovismo como
medio de vivencia, ello frente la opresión humillante del invasor, pero también
exponiendo la corrupción política en una (cercenable) subtrama sobre ayudar o
no a los 300. Todo en una narración ágil, por momentos frenético.
Como taras, me sobra por
innecesaria y que nada aporta la sub trama de cuando Leónidas marcha a las
Termópilas y su esposa Gorgo, de hecho, esto es algo de cosecha propia del
guion del film, no estaba en la novela gráfica. Un pegote que parece incluido
para dar algo de feminismo a una historia con mucha testosterona (‘Solo las
espartanas traemos al mundo hombres de verdad’, dice Gorgo reina espartana),
pero que parece metida con fórceps al no tener peso alguna en la trama nuclear
de la Batalla de las Termópilas. Sub tema encabezada por Gorgo a la que da vida
una correctita Lena Headey, que tiene su minuto de gloria en el sentido
discurso que da ante el senado; Como sobran las partes maniqueas por
sensibleras impropias del carácter espartano, me refiero a las partes de los
hijos, tanto de Leónidas, como del lugarteniente de rey de Esparta; Asimismo
sobran por grimantes las escenas de sexo, siendo el colmo por cómo se produce
la violación.
Dilios, un hoplita del
ejército espartano, narra la historia de un rey espartano llamado Leónidas I
desde la infancia hasta la realeza a través del sistema de crianza espartano y
la batalla de las Termópilas. Un heraldo persa llega a Esparta exigiendo "
tierra y agua " como muestra de sumisión al rey Jerjes. Insta a Leónidas a
someterse e insulta a la reina Gorgo . En respuesta, Leónidas y los soldados
espartanos arrojan al heraldo y a su enviado a un pozo sin fondo. Leónidas
visita entonces a los éforos y les propone una estrategia para hacer retroceder
a los persas a través de las Termópilas y canalizarlos hacia un paso estrecho,
dando a la infantería pesada griega ventaja sobre la infantería ligera persa,
numéricamente superior. Los éforos advierten a Leónidas que la Carneia se
acerca y que Esparta no debe declarar la guerra durante ese tiempo. Consultan
al Oráculo, quien decreta que Esparta debe honrar a la Carneia. Mientras
Leónidas se marcha furioso, un agente de Jerjes aparece junto a un político espartano,
Terón, recompensando a los éforos por su apoyo encubierto. Aunque los éforos le
negaron permiso para movilizar el ejército de Esparta, Leónidas reunió a 300
soldados.
Esparta es representada
como (valga la redundancia) un lugar espartano, lugar de hombres duros,
tallados por una musculatura cincelada en pectorales, bíceps, cuádriceps,
ataviados con mínimo ropaje, con capas y poco más que slip de cuero, en una
especie de sueño húmedo homoerótico. Un pueblo que endurece a sus niños
abandonándolos en el bosque para que intenten sobrevivir empujados al más puro
darwinismo. Tipos curtidos y orgullosos, que prefieren morir antes de dar
cualquier gesto de sumisión o flaqueza. Un reino de testosterona con machos que
no se rinden, jactanciosos, donde incluso las mujeres son personas bregadas que
no se doblegan. Un pueblo que se cree en superioridad moral ante el resto,
ejemplo de esto es como menosprecian a los dacios que vienen a ayudarlos,
menosprecian sus profesiones de alfareros, carpinteros, o granjeros, no son
guerreros fieros como ellos en búsqueda permanente de la Gloria, de ahí la icónica
escena en que Leónidas pregunta a sus 300. ‘Espartanos, cuál es vuestro oficio?’
y estos responden al unísono: ‘Auh, auh, auh!!!’. Cual vikingos anhelan su
propio Valhalla en batalla, el Olimpo. Un pueblo que no se puede permitir el
lujo de ser sentimentales (de ahí el error que pongan como a un soldado
espartano sufre un ataque de ira con la muerte de su hijo, no cuadra con este carácter),
de ahí la seca despedida entre Leónidas y su esposa Gorgo. (‘Señor, tenéis
algún mensaje para la reina?’, y Leónidas: ‘Ninguno que se deba decir’). Unos
feroces combatientes ajenos a la compasión, no hacen prisioneros, de ahí que
tras las diferentes refriegas contra los persas pasen rematando fríamente a los
heridos. Leónidas es mayor exponente de Esparta. El actor escocés encarna al
mítico personaje con carisma, con nervio, con vigor, con sentido del humor negro,
da bien con el rol en lo que es una especie de cuasi clon de Russell Crowe.
En los márgenes de la
acción violenta quedan las trifulcas políticas, enfrentando dos visiones de
estado, como es la espartana regida por un régimen monárquico-marcial muy
similar a una dictadura fascia, donde todos siguen a pies juntillas las
decisiones de su líder Leónidas. Ello frente a la democracia que representa Atenas,
y como el rey de Esparta despectivamente lo dice: ‘La democracia es para los
atenienses’, exponiendo como tener que colegiar decisiones puede ser tóxico
cuando hay que ser expeditivos y rápidos ante amenazas que hacen peligrar tu
existencia. Esto expuesto primero en
como los políticos de turno piden a Leónidas contención y que espere, políticos
que son mostrados como ‘corruptus in extremis’. La guerra se debate en el
senado, cuando la supervivencia de la cultura a preservar nunca puede ser de
discusión, hay que defenderla ante la barbarie. Pues de modo ridículo se quiere
parar todo por estar en festividad de Carneia (culto a los dioses declarada por
los oráculos, obligaba a no entrar en guerra).
Para el recuerdo quedan
momentos legendarios como la patada a cámara lenta de Leónidas al emisario
persa que lanza al ‘hjoyo’ (le ha insultado), al grito de: Esto es Esparta!!!;
Las batalla descompensadas entre espartanos y persas; Como aguantan en
formación pétrea los avances de los persas; Como los espartanos lanzan a
cientos de invasores al vacío por un acantilado; Los enfrentamientos con
elefantes y rinocerontes de tamaño de dinosaurios; Como despeñan los espartanos
los cadáveres en muro sobre los persas; La lluvia de flechas persas sobre los
espartanos. Un soldado espartano le dijo a su rey: “Leónidas, son tantos que
con sus flechas nublarán el sol”. A lo que Leónidas responde: “Mejor, así
lucharemos a la sombra”, y así ocurre; El encuentro teatral entre un solitario
Leónidas y el semi-Dios Jerjes que llega sobre una carroza (que parece salida del
Carnaval de Rio) tirada por decenas de esclavos, el jerarca asiático vestido
cual reino Drag, con un slip y tropecientos abalorios de joyas (piercings) sobre
su cuerpo. Mandatario gigante afeminado que no sé si intencional o no, pero la
sensación es de querer sodomizar a Leónidas cuando este se da la vuelta y vemos
la enorme mano posarse sobre el hombro del espartano y lisonjearlo, ello para
potenciar la caricatura perversa y lujuriosa del mal, que no solo busca poseer
tierras, también cuerpos; Y por supuesto está el clímax que todos pensamos será
alguna especxtacualr y larga batalla al estilo ‘peckinpahinao’ de “Wild Bunch”,
y sin embargo se resuelve de forma rápida pero efectiva en mostrar el épico
espíritu espartano. Ello con un componente cuasi-bíblico en ese traidor cual Judas
espartano, aunque este elemento me ha resultado discutible, por poner a un tipo
grotescamente jorobado como el Judas, concepto muy eugenésico, aunque también es
propio de Shakespeare, que se lo digan a su “Ricardo III”.
Spoiler:
-Esta noche cenaremos en
el Infierno!!!
-Inmortales (soldados
persas)... pondremos a prueba su nombre.
Leónidas: Tienes muchos
esclavos Jerjes, pero pocos soldados. Dentro de poco temerán más mis lanzas que
tus latigazos...
Jerjes: No son mis
latigazos lo que temen es mi poder divino. Póstrate ante mí Leónidas, y no
tendrás porqué temerme.
Leónidas: Lo de
postrarme ante ti, está difícil, después de aniquilar a tus soldados ...pues
tengo un pequeño calambre en este muslo.
Jerjes: Tu tribu es
fascinante. Nuestras culturas podrían compartir muchas cosas.
Leónidas: Pero si hemos
compartido nuestra cultura con vosotros toda la mañana! (Por lo de haber masacrado
a cientos de ellos)
Las criaturas fueron
diseñadas por Jordu Schell (“Alien: Resurrección”, “El planeta de los simios” [la
de 2001], o “Hellboy”), y se crearon un lobo animatrónico y trece caballos
animatrónicos; Se crearon más de 600 trajes para la película, así como
numerosas prótesis para varios personajes y los cadáveres de soldados persas.
Shaun Smith y Mark Rappaport trabajaron codo con codo con Snyder en la
preproducción para diseñar la apariencia de cada personaje y producir los
efectos de maquillaje protésico, el atrezo, las armas y los maniquíes
necesarios para la producción; La posproducción estuvo a cargo de Meteor
Studios de Montreal, e Hybride Technologies rellenó el metraje de pantalla azul
con más de 1500 tomas de efectos visuales. El supervisor de efectos visuales
Chris Watts (“El día de mañana” o “Waterworld” o “Frankenstein de Mary Shelley”)
y el diseñador de producción Jim Bissell (“E.T.”, “Jumanj¡i” o “Misión:
Imposible: Nación secreta”) crearon un proceso denominado "The
Crush", permitió a los artistas de Meteor manipular colores aumentando el
contraste de luz y oscuridad. Ciertas secuencias fueron desaturadas y tintadas
para crear diferentes atmósferas. Se utilizaron varios programas informáticos,
como Maya, RenderMan y RealFlow, para crear la "sangre salpicada". La
posproducción duró un año y estuvo a cargo de un total de diez empresas de
efectos especiales.
Algunos historiadores
criticaron bastante al director por sus impresiciones históricas y su apego a
la narrativa de Heródoto, el padre de la Historia, que como sabemos solía
exagerar sus crónicas, siendo prueba de ellos las cifras estratosféricas de
soldados que habrían participado en la batalla. Por lo mismo, no es raro que
Heródoto insista que el ejército persa fuera de más de 2 millones de soldados y
el espartano de 300, cuando los historiados parecen coincidir que en realidad
eran 250 mil persas y unos 25 mil entre espartanos y atenienses,
respectivamente. Asimismo, también se le criticaría el retrato excesivamente
positivo de los espartanos y negativo de los persas. Algunos historiadores
destacarían el hecho de que Esparta nunca fue una democracia sino una monarquía
militar, y que lejos de sentir simpatía por la libertad, contaban con una casta
de esclavos, los Ilotas, a quienes masacraban constantemente. Incluso, se sabe
que menos del 15% de la población griega realmente participaba de las
decisiones democráticas y casi un 40% de la población era esclava.
‘Cuando Butler está
totalmente acorralado sin posibilidad alguna de sobrevivir, no le importa los
persas que están apunto de matarle (como ya se explica en otra sublime escena
anterior), sólo el paisaje, los cadáveres de sus compañeros bajo sus pies y el sudor
bajando por su cuello. Tiene su honor intacto, la gloria asegurada en el
Olimpo.’
Al tercer día, los
persas, liderados por Efialtes, recorren el camino secreto, rodeando a los
espartanos. El general de Jerjes vuelve a exigir su rendición, pero los
espartanos se niegan, y Stelios mata al general. Enfurecido, Jerjes ordena a
sus tropas que ataquen. Leónidas lanza su lanza contra Jerjes, cortándole el
rostro para demostrar la mortalidad del Dios-Rey. Leónidas y los espartanos
restantes luchan hasta el último hombre hasta que finalmente sucumben a una
lluvia de flechas. Dilios concluye su relato ante el Consejo Espartano.
Inspirados por el sacrificio de Leónidas, los griegos movilizan un ejército,
con Esparta al frente. Dilios, ahora al mando del ejército griego liderado por
Esparta, pronuncia un emotivo discurso en homenaje al rey Leónidas y a los 300
que sacrificaron sus vidas un año antes. A continuación, lidera al ejército
griego liderado por Esparta en la Batalla de Platea contra los persas.
Precisión histórica: En
la Batalla de las Termópilas, los espartanos ya se habían aliado con otras
polis griegas contra los persas. Durante la Batalla de las Termópilas, la
invasión de Grecia por Jerjes coincidió con una festividad religiosa espartana,
la Carneia, en la que a los espartanos no se les permitía declarar la guerra.
Aun así, consciente de la amenaza persa y sin querer aparecer como
simpatizantes persas, el gobierno espartano, en lugar de Leónidas solo, decidió
enviar a Leónidas con su escolta personal de 300 hombres a las Termópilas.
Otras polis griegas se unieron a los 300 espartanos y sumaron entre 5000 y 6000
soldados griegos. El consenso histórico entre cronistas antiguos y académicos
actuales fue que las Termópilas fueron clara derrota griega, y la invasión
persa solo sería repelida en posteriores batallas terrestres y navales. ...
El rey espartano
Leónidas decide contrariar las predicciones del oráculo y hacer frente a la
amenaza del monstruoso ejército del rey persa Jerjes, quien se dispone ahora
controlar toda la Grecia. Pero antes, el vanidoso y poderoso persa deberá
ponerlos a prueba en Las Termópilas. En agosto o septiembre de 480 A.C., se
libró la Batalla de Las Termópilas, en donde las fuerzas de Esparta y Atenas se
unieron para detener la invasión del Imperio Persa de Jerjes I, durante la II
Guerra Médica (480-479 A.C.) Jerjes estaba decidido a conquistar toda la Grecia
de entonces tras la derrota de su padre Darío I ante los griegos en la Batalla
de Maratón (490 A.C.), reuniendo un gigantesco ejército de 250 mil hombres (más
de 2 millones, según el historiador Heródoto) y una inmensa flota marítima. Fue
así como el rey espartano Leónidas contuvo al ejército de Jerjes I durante tres
días en el estrecho paso hacia Grecia, provocando numerosas bajas en el
ejército invasor, no así en el espartano. Sin embargo, cuando los griegos fueron
traicionados por Efialtes, Leónidas, despediría a la mayor parte de su ejército
y aguantaría heroicamente la masacre persa con 300 de sus mejores soldados.
Posteriormente, luego de que los persas llegaran y tomaran Atenas, serían
derrotados decisivamente en las batallas de Salamina (480 A.C.) y Platea (479
A.C.), poniendo fin al sueño conquistador de Jerjes I sobre Grecia.
Un entretenimiento de calidad,
con sus defectos, pero siendo sensacional en su estilo de ver en pantalla una fiel
adaptación de una novela gráfica, aun con su tufillo fascio, pero esto es puro
pasatiempo, esto es ‘Esparta! Gloria Ucrania!!!
PD. Con una recaudación
de más de $456 millones, el estreno de la película fue el 24.º más grande en la
historia de la taquilla en ese momento y se convirtió en la décima película más
taquillera de 2007; La película también cuenta con la participación de Michael
Fassbender en su debut cinematográfico; Una secuela, titulada “Rise of an
Empire”, basada en la precuela gráfica inédita de Miller, “Xerxes”, se lanzó el
7 de marzo de 2014.