miércoles, 17 de julio de 2024

 


 LA MUJER Y EL MONSTRUO.

 

Simpático y entretenidillo film de terror, que en su día fue una producción serie b de la Universal con bastante éxito. Lo he visto con motivo del 70 aniversario del estreno (12 de febrero de 1954), y me he encontrado con una cinta amena, que no descubre nada, no es nada original, su historia es un cuasi-calco low cost del clásico “King Kong”, pues tenemos una expedición de hombres con una sola mujer hermosa, que viajan a un lugar ignoto, allí descubrirán un monstruo que desean cazar para darlo a conocer, mientras el monstruo se enamora de la mujer, en un claro mensaje de que el Monstruo en realidad son los expedicionarios que invaden su territorio desean sacarlo de allí violentamente, justo igual que en el referido film de 1933. Aquí pretendieron en su momento ofrecer al espectador del cine el aliciente del entonces en boga 3D, sabiendo gotear las sugerencias del monstruo mediante el primer tramo en que solo vemos su palmípeda mano-garra, hasta que bajo el agua se hace patente el Bicho, en una creación bastante buena para los cánones de los 50, y entonces el film regala secuencias muy bien trabajadas bajo el agua.

 

Destacando sobre manera la secuencia en que el Gill-Man (como se llamó al Monstruo) descubre (y queda fascinado-enamorado) la Bella mujer Julia Adams, bañándose despreocupadamente en la laguna, jugando el director con que el espectador sabe más que los protagonistas. Mientras el Bicho bucea junto a ella e intenta tímidamente rozarla, en una danza turbadora, notándose la reverencia del Monstruo hacia la joven, en una danza acuática inquietante, un una hábil combinación de tomas de afuera del agua con hermosa joven deslizándose por las aguas grácilmente, mientras bajo ella vemos al Monstruo moviéndose a su alrededor poéticamente sincronizados, rezumando entonces no solo “King Kong”, si no el claro referente más antiguo que es el cuento de “La Bella y La Bestia”. Escena enaltecida (como todas las acuáticas) por la vistosa y notable cinematografía de William E. Snyder (“El pirata Barbanegra”), que aporta nitidez y fluidez en sus tomas. Por cierto, las secuencias submarinas fueron dirigidas por James Curtis Havens (“20,000 leguas de viaje submarino” o “Rebelión a bordo”).

 

Dejando en el aire las pulsiones eróticas (zoofílicas!) animales, donde el macho desea a la hembra que ha escogido, y es que el bichejo tampoco parece a su lado tenga a muchos (zero) de su especie para desahogarse sexualmente. Aunque las escenas submarinas terminan siendo demasiadas y reiteradas.

 

Dirige el experto en la ciencia ficción Jack Arnold (“Vinieron del espacio”, “Tarántula”, o “El increíble hombre menguante”), adaptando el guion de Harry Essex (“Vinieron del espacio”) y Arthur Ross de una historia de Maurice Zimm (“La carrera del siglo”), sobre una idea del productor del film William Alland (le dio la inspiración el director de fotografía mexicano Gabriel Figueroa hablándole de un monstruo real para él del Amazonas, del que incluso decía tener fotos).

 

Film que ha podido influir a cineastas posteriormente como a Spielberg y su “Jaws”, por como el espectador sabe del peligro que hay bajo las aguas, mientras personas se bañan alegremente sobre el monstruo, provocando en ello al espectador; También se nota Guillrmeo del Toro bebió de aquí para su exitosa (y para mi muy sobrevalorada) “La forma del agua”, con un ‘Monstruo’ similar físicamente, pero es que además se enamora de una humana. 

 

Como es normal en esta década de los 50 en este género serie b del terror, las actuaciones son pobres, sin chispa alguna, rutinarias, siendo los protagonistas Richard Carlson, Julia Adams (clásica aspirante a Sream Queen), Richard Denning, Antonio Moreno, Nestor Paiva y Whit Bissell. Colándonos un amor entre la mujer del grupo y el científico joven que nada aporta, como poco suma la idea de que el financista de la expedición desee cazar al bicho para exhibirlo, cual emulo del productor de cine Denham de “Kong Kong”, son conflictos banales. La trama de la película sigue a un grupo de científicos que se encuentran con un humanoide anfibio piscícola en las aguas del Amazonas; la criatura, también conocida como Gill-man, interpretada por Ben Chapman en tierra y por Ricou Browning bajo el agua.

 

En una expedición científica en la Amazonia brasileña, el científico Carl Maia (Moreno) descubre el fósil de una mano gigantesca. Deja a su trabajador Louis en el lugar y se dirige al instituto de ciencias del continente en busca de ayuda. Allí se enfrenta a su antiguo alumno Reed y a su novia científica Kay (Julie Adams), y a su jefe del instituto de investigación, Mark Williams (Denning), un experto en recaudación de fondos y ávido de publicidad. Contratan la destartalada barcaza del capitán Lucas, que se llama Rita, para subir por el Amazonas y explorar el descubrimiento. Reed está interesado en lo que la investigación hará para avanzar en la ciencia y su teoría de la evolución al traer de vuelta a la criatura con vida, mientras que Williams tiene una mentalidad de cazador de caza mayor y cree que traer de vuelta a esta criatura, ya sea viva o muerta, es una prueba de que su instituto debería obtener más dinero y él más fama.

 

Tenemos una primera parte en que el Monstruo solo se atisba mediante la presencia aterradora de su gran mano palmípeda y con garras. Cuando se asoma a la apantalla sentimos el terror, pues se genera el fotograma oculto cuando se combina a los rostros de los humanos a los que acosa y que gritan desesperados. Además, en este tramo, se esfuerzan en ofrecernos argumentos científicos de porque puede ser real el Monstruo; En la segunda parte se hace visible el bicho. Sobre todo, en la mencionada danza de la joven y el Monstruo. Donde podemos ver que ele senario acuático es bastante creíble en las algas y rocas que se ven. Tras ello comienza la acción con una secuencia vigorosa bajo el agua donde los dos submarinistas encuentran y tienen un enfrentamiento contra el monstruo. Pero en el último tercio la cinta se queda sin fuelle, recurriendo a iteraciones, combinado con situaciones tontunas, como llamaría a las secuencias del Monstruo fuera del agua, moviéndose cual zombi lentamente, sobre todo las del barco, con esa chusca madriguera-cueva, coronado por un final bastante chusco y poco climático.

 

Destaca la creación del monstruo por su esmero y gran sentido ‘realista’, nada que ver con otras creaciones de esta década donde los monstruos (o aliens) eran poco más que disfraces de Halloween. Tenemos, tras el tramo de sugerencias a un humanoide con cara de pez con traje de neopreno escamoso, que tiene propio estilo de natación

 

El profesor Carl Maia está interpretado por el actor de origen español Antonio Moreno (1887-1967), nacido en Madrid, llegó a los EEUU a los 14 años. En 1913 inició su carrera en la gran pantalla, convirtiéndose junto a Rodolfo Valentino en uno de los más destacados galanes o “latin lovers” del cine mudo.

 

La música de Joseph Gershenson (“Freud, pasión secreta” o “El señor de la Guerra”), dota de tensión dramática, de constante latente amenaza, incisiva la acción, aunque termia por ser demasiado intrusiva.

 

Spoiler:

 

El tramo final es como si se hubieran quedado sin ideas y estuvieran obligados a llegar a los 80 minutos, y nos cuelan lo de la guarida cueva de Gill-Man. Resulta que llegan buceando a la cueva del monstruo, pero de pronto vemos a los otros de la tripulación apareciendo como si nada allí para disparar al bicho, y es que han entrado por una entrada en la superficie, entonces nos damos cuenta de lo idiotas que son los que han hecho buceo para llegar sin armas.

 

Rush final: Después de que los encuentros posteriores con la Criatura se cobraran las vidas de los miembros de la tripulación de Lucas, ataca a Kay e intenta secuestrarla, pero es capturada y encerrada en una jaula a bordo del Rita . Durante la noche, se escapa y ataca a Edwin, que la estaba custodiando. Edwin aplasta a la Criatura con una linterna, ahuyentándola, pero resulta gravemente herido. Después de este incidente, David decide que deben regresar a la civilización. Mark, que está obsesionado con capturar (o matar) a la Criatura, se opone. Mientras el Rita intenta irse, descubren que la Criatura ha bloqueado la entrada de la laguna con troncos caídos. Mientras los demás intentan quitar los troncos, Mark es mutilado hasta la muerte mientras intenta capturar a la Criatura sin ayuda de nadie bajo el agua. La Criatura luego sube a bordo del Rita y se acerca a Kay por detrás. Ella grita cuando la Criatura la agarra, llevándola a su guarida en la caverna. David, Lucas y Carl los persiguen, rescatan a Kay y acribillan a balazos a la Criatura. Se retira a la laguna, donde su cuerpo se hunde en las profundidades acuáticas.

 

Entretenido film, con una fama que supera en mucho su calidad, aún así, amena y divertida. Gloria Ucrania!!!

 

El monstruo ha sido objeto de merchandising desde entonces y se hizo tan popular que volvió en La venganza de la criatura de Arnold y La criatura camina entre nosotros de Jack Sherwood.

 

La creadora del diseño de la emblemática criatura, Milicent Patrick, en su momento el reconocimiento por su creación le fue arrebatado de las manos por Bud Westmore, jefe de maquillaje de la Universal, celoso de su trabajo y temeroso de su éxito no dudó en despedirla y apropiarse de su labor, hundiendo la carrera de Patrick, la cual no volvió a trabajar tras escenas. En los créditos de la película es Westmore quien sale acreditado, y como tal la creación del monstruo le fue atribuida a él, pero como el tiempo todo lo destapa, décadas después se dio a conocer la verdad y se reconoció a Milicent Patrick como la única y verdadera madre de la criatura. "La Bella que creó a la Bestia".

 

El productor William Alland estaba asistiendo a una cena en 1941 durante el rodaje de Ciudadano Kane (en la que interpretó al reportero Thompson) cuando el director de fotografía mexicano Gabriel Figueroa le contó sobre el mito de una raza de criaturas mitad pez, mitad humanas en el río Amazonas. Alland escribió notas de la historia tituladas "El monstruo marino" 10 años después, usando La bella y la bestia como inspiración. En diciembre de 1952, Maurice Zimm amplió esto en un tratamiento, Harry Essex y Arthur Ross reescribieron como La laguna negra. Tras el éxito de la película en 3D La casa de cera en 1953, Jack Arnold fue contratado para dirigir la película en el mismo formato.

El diseñador del Gill-man aprobado fue el animador de Disney Milicent Patrick, aunque su papel fue minimizado por el maquillador Bud Westmore, durante medio siglo recibió el crédito exclusivo por la concepción de la criatura. Jack Kevan, quien trabajó en El mago de Oz (1939) e hizo prótesis para amputados durante la Segunda Guerra Mundial, creó el traje, mientras que Chris Mueller Jr. esculpió la cabeza.

 

Ben Chapman interpretó al hombre Gill en la mayoría de las escenas filmadas en Universal City, California. Las escenas en el agua se filmaron en Park Lake, en el estudio de grabación de Universal. El traje le impedía sentarse durante las 14 horas que lo usaba cada día, y se sobrecalentaba fácilmente. Debido a estas dificultades, Chapman a menudo se quedaba en el lago del estudio de grabación, pidiendo con frecuencia lo rociaran con una manguera. Tampoco podía ver muy bien mientras usaba el casco, lo que hizo raspara la cabeza de Julie Adams contra la pared cuando la llevaba en las escenas de la gruta.

 

Ricou Browning interpretó al hombre Gill en las tomas submarinas, filmadas por la segunda unidad en Wakulla Springs, Florida. Mientras filmaba bajo el agua, Browning supuestamente contenía la respiración hasta cuatro minutos a la vez. En una entrevista de 2013, Browning aclaró: "Si no estás haciendo nada en absoluto, cuatro minutos son posibles, pero no si te estás moviendo en el agua. Si estás nadando rápido o luchando, consumes mucho oxígeno y lo reduce a, como máximo, dos minutos".

 

El disfraz de hombre branquial no tenía espacio para el especialista en buceo Ricou Browning, ya que la criatura tenía que contener la respiración bajo el agua durante hasta cuatro minutos seguidos. Como Browning era demasiado pequeño para interpretar a la criatura en tierra, Ben Chapman, de 1,96 m, se convierte en la criatura terrestre.

 

Pero más allá de los seguidores de la hipótesis lovecraftiana, existe una «versión oficial» del origen de esta criatura. El productor del film, reconoció en una entrevista realizada por el escritor y especialista en cine de terror Tom Weaber, publicada en su libro Monsters, Mutants and Heavenly Creature de 1996, que la idea de realizar una película con la presencia de una criatura mitad hombre mitad pez, se originó a comienzos de los cuarenta. Concretamente hay que remontarse durante los días de grabación de la obra cinematográfica de Orson Welles Ciudadano Kane (Citizen Kane, 1941), cuando, durante una cena en casa de Welles, en la que estaban presentes junto al director y William Alland, la actriz de origen mejicano Dolores del Río y la pareja de ésta, el director de fotografía Gabriel Figueroa, este último contó una leyenda popular mejicana que trataba de una criatura que vivía en el fondo del río Amazonas y que una vez al año, aparecía para secuestrar una doncella de una población cercana. Los aldeanos, aceptaban esta intrusión a cambio de la ausencia de la criatura durante el resto del año. Figueroa añadió un elemento al relato que lo hizo más inquietante. Según el director de fotografía, la criatura no solo era real, sino que él mismo podía aportar fotografías que demostraran su presencia.

 

El primer paso para dar vida a esta criatura, fue la creación del guión novelado del que sería la primera película de la saga. Este trabajo recayó en manos de Maurice Zimring, más conocido por su seudónimo Maurice Zimm, el cual, realizó una historia inicial de 59 páginas. El guión fue desarrollado posteriormente por Arthur Ross, incluiría cambios importantes, no solo en la propia historia sino en la criatura. Ross le otorgó al monstruo apariencia más humana y lo alejó de estereotipos propios de las criaturas terroríficas creadas por la industria cinematográfica hollywoodiense veinticinco años atrás. Introduciría un personaje clave en el film, Mark Williams, mad doctor obsesionado con su fama, papel que representaría Richard Denning. A pesar del intento de escapar de estereotipos pasados, la figura del Gill-Man asume cierto paralelismo con el gorila del film King Kong (Merian C. Cooper, Ernest B. Schoedsack, 1933) al establecerse un lazo amoroso entre el personaje femenino Kay Lawrence y la criatura submarina, parecido al del personaje Ann Darrow y King Kong. Pero el mito amoroso entre un ser bello y la bestia no nace en el film de 1933 sino que encuentra su origen en los albores de la historia humana. Provocó la dimisión de Ross en el film. Harry Essex sería el sustituto de Ross para finalizar el guión de la obra cinematográfica.

 

Detrás el diseño y desarrollo del traje del Gill-Man, se esconden muchos hombres y mujeres anónimos quedaron eclipsados por la única persona, según dictan los títulos de crédito del inicio del film, fue el responsable de esta creación, el jefe de maquillaje Bud Westmore. Por suerte hizo justicia la historia y hablar hoy del diseño del Gill-Man es hablar en gran medida de la actriz y artista Millicent Patrick. Su trabajo en este tipo de tareas ya la había unido un año antes con Jack Arnold, William Alland y al guionista Hanry Essex en el film Vinieron del Espacio (Llegó del más allá) (It Came from Outer Space, Jack Arnold, Jack Arnold, 1953), aquella vez para crear una grotesca criatura extraterrestre. En esta ocasión, Patrick se basó en criaturas prehistóricas para la creación del Gill-Man, elemento nada anecdótico si tenemos en cuenta que para los científicos atrapados en el Amazonas la criatura marina es el eslabón perdido que une los seres marinos prehistóricos y los bípedos de nuestra era.

La tarea de Patrick no fue nada fácil. Realizó hasta setenta y cinco proyectos, y fueron rechazados dos diseños previos por Westmore antes de que el diseño final viera la luz. El traje final, el espectador ve en el film, estaba realizado por caucho y formado por un complicado sistema articulado, muchas de las partes creadas en talleres de París. Un complejo traje que requería una media de tres horas para ser colocado por el actor que interpretaba el personaje y tres horas más, para poder sacárselo. Este hecho provocaba que el intérprete lo llevara puesto durante toda la jornada de rodaje, incluso en los descansos, donde el actor tenía que permanecer de pie. Un diseño, mítico hoy en la historia del cine, en el que se tardó hasta ocho meses de diseñar y costó dieciocho mil dólares de la época. Junto a Patrick, cabe destacar también el trabajo de Chris Mueller, encargada de esculpir la criatura, utilizando, curiosamente, un torso base de la actriz Ann Sheridan.

 

Pero no solo se obvió el nombre de Patrick y todos sus ayudantes en los títulos de crédito, también se ignoraron los de los actores que interpretaron a la criatura en el film. Alland alegó que relacionar los actores con aquel monstruo en los títulos de crédito eliminaría credibilidad a la criatura marina. De todas formas, fueron tres los actores que interpretaron a la criatura en este primer film de la saga.

 

El que tenía que ser el actor principal, Ben Chapman, apenas poseía experiencia en el mundo cinematográfica. Pequeños papeles secundarios y bailarín en clubes nocturnos conformaban su reducido currículo artístico. Tras la interpretación del Gill-Man, su suerte en el cine no mejoró, ni siquiera interpretó el monstruo en las futuras sagas, cuya interpretación recayó en Tom Hennesy y Don Megowan, respectivamente. La carrera cinematográfica de Chapman antes de La mujer y el monstruo queda reducida a unos pocos títulos, entre ellos, un pequeño papel en el film musical de Pagan love song (1950) dirigido por Robert Alton. La Guerra de Corea fue también un elemento que lo separó del mundo del cine y casi de forma definitiva debido a las heridas recibidas que casi provocan las amputaciones de sus piernas. La negativa de Chapman para que este proceso de amputación se llevara a cabo, provocó una cojera crónica en el actor, pero que supo utilizar para otorgar una particular forma de andar a la criatura del film. A la vuelta del conflicto firmó un contrato con la Universal y fue allí donde el director de casting Jonny Renning quedó sorprendido por el metro noventa y seis del actor, motivo importante para su posterior contratación para el papel de Gill-Man. Pero Chapman no era un gran nadador y las dificultades del traje para actuar en el medio marino era todo un handicap para el actor. Además, el ceñido traje del Gill-Man impedía se acoplara una escafandra autónoma para así poder aguantar más tiempo bajo el agua a través de bombonas de oxígeno. Eso requirió la contratación de un segundo actor, Ricou Browning, el cual, no era solo excelente nadador, podía aguantar sumergido hasta cinco minutos en el agua. A diferencia de Chapman, la carrera del Browning en el mundo del cine no finalizó con esta película, al contrario. El film se convertiría en el punto de partida de una carrera cinematográfica, dominada por las actuaciones submarinas o acuáticas. Incluso dirigió la popularmente conocida serie de los sesenta Flipper (Jack Cowden, Ricou Browning, 1964-1967). También a diferencia de Chapman, Browning representó el papel del Gill-Man en las dos siguientes secuelas, convirtiéndose en el actor que más veces representó el monstruo en esta trilogía. Se requirió la presencia de un tercer actor para representar la criatura en esta primera entrega, Tom Hennessy. En esta ocasión, Hennesy participaría en las escenas de riesgo, concretamente, en la escena en que Gill-Man se encuentra envuelto en llamas. Este especialista de cine, que también se puso el traje del monstruo de nuevo en la segunda entrega de saga, El regreso del monstruo (Revenge of the Creature, Jack Arnold, 1955), también trabajó para importantes personajes del mundo cinematográfico hollywoodiense como John Ford o John Wayne en escenas donde se requería la presencia de acróbatas o haciendo de doble para actores como Rock Hudson o Randolph Scott.

 

La presencia de dos actores para interpretar la mayor parte del film requirió la producción de dos trajes diferentes, uno para las escenas marinas interpretadas por Browning y otro paras las escenas terrestres que realizaría Chapman. No solo por motivos de tamaño, ya que Browning era de menor estatura, sino por cuestiones de iluminación. De esta forma, el traje diseñado para las escenas submarinas, no solo era de menor tamaño, sino que sus tonalidades eran más claras que el traje de Chapman. El espectador incluso puede apreciar estas diferencias, sobre todo la del tamaño del monstruo, que es mucho más alto y de tonalidades más oscuras cuando se encuentra en la superficie.

 

La criatura de la laguna negra se filmó en tres dimensiones (3D) y se proyectó originalmente con el método de luz polarizada. El público llevaba visores con filtros polarizadores grises, similares a los visores que se utilizan con más frecuencia en la actualidad. Debido a que la breve moda de las películas en 3D de la década de 1950 había alcanzado su punto máximo a mediados de 1953 y se estaba desvaneciendo rápidamente a principios de 1954, muchos espectadores vieron la película "plana", en dos dimensiones (2D). Por lo general, la película se mostraba en 3D en grandes cines del centro de la ciudad y plana en cines de barrio más pequeños. En 1975, La criatura de la laguna negra se estrenó en los cines en el formato 3D anaglifo con gafas rojas y azules, también se utilizó para lanzamiento en video doméstico en 1980 en videocasetes Beta y VHS.

 

También generó dos secuelas: Revenge of the Creature (1955), dirigida por Arnold y protagonizada por John Agar y The Creature Walks Among Us (1956), con Jeff Morrow y Rex Reason.

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