LA NOCHE DE LA IGUANA.
Desequilibrado, aunque
sugerente drama psicológico. Lo he (re)visto con motivo del 60 aniversario del
estreno (9 de Junio de 1964 en el Festival Internacional de Cine de San
Sebastián) y me he encontrado con una cinta con elementos muy destacables y
otros algo envejecidos, transgresora y valiente en algunos momentos y simplista
y retraída en otros. Dirige el enfant terrible de John Huston adaptando junto a
Anthony Veiller (“El Extraño” o “Moulin Rouge”) la obra de teatro homónima de
1961 de Tennessee Williams, protagonizada por Richard Burton, Ava Gardner,
Deborah Kerr, Grayson Hall, Sue Lyon y Cyril Delevanti. Huston sirviéndose de
una ambientación que cala en su calor ambiental, ello en claro paralelismo con
muchas de historias enmarcadas en el soleado sur USA de WilliaMS. Aquí te impregna el
sudor, lo tórrido, hace que se mezcle con los temas que trata, temas de la
carne, de lo mundano, de las pulsiones sexuales a flor de piel, ello ayudado en
parte por la fenomenal cinematografía del mexicano Gabriel Figueroa (habitual
de Buñuel en su etapa mexicana, amén de trabajar con John Ford en “El
fugitivo”), jugando emocionalmente mucho con los claroscuros, escenificando un
paradójico edén con personajes cargados de frustraciones, oprimidos en este
hermoso lar. Lugar apartado del mundo donde las más bajas pasiones parecen
podrían desbordarse atávicamente. Aborda temas maduros como es la crisis de la
mediana edad, la fuerza de la fe, la lucha entre moral puritana vs instintos
básicos, el retrato de seres que viven al borde de la marginalidad, la
represión sexual, el lesbianismo soterrado, la impotencia sexual, el
liberalismo sexual frente al conservadurismo religioso, ello también es el sub
mundo de mundo interior convulso de los textos de Williams, que puebla sus
mórbidos relatos de seres insatisfechos, ninfómanas, alcohólicos, mujeres que
no saben envejecer, seres con traumas que discurren por la trama a modo de
expiación de ‘culpas’.
Temas serios que Huston
no termina de saber enfocar, los aborda con cinismo, ironía, y mucho sentido
del humor cortante, lo que impide sea profunda la historia. Le quita solemnidad
a la narración y resta hondura, echándose en brazos de un tono mayormente
tragicómico, azuzado por momentos demasiado fachosos y fuera de lugar, como ver
a esos mulatos ridículos siempre tocando las maracas, o la pelea entre el
rubiales chófer y precisamente los ‘maraqueños’, como lo es la chusca secuencia
de ver atado en una hamaca al protagonista cual si estuviera poseído.
Gira alrededor del
Reverendo Doctor T. Lawrence Shannon (Richard Burton), clérigo episcopal de
mediana edad expulsado de su parroquia y de la Comunión Anglicana después de
protagonizar un affaire con una joven catequista que intentó suicidarse por su culpa
con la hoja de afeitar de su padre. Tras el incendiario prólogo (una homilía singular),
vemos que trabaja de guía turístico en México para una empresa estadounidense,
Blake’s Tours, junto con un conductor de autobús, Hank Prosner (Skip Ward),
Shannon se ve sometido de nuevo a “tentaciones de la carne” cuando la única
púber de un grupillo de profesoras de una escuela femenina bautista, la
ricachona y malcriada Charlotte Goodall (Sue Lyon), se encapricha de él y
comienza a perseguirlo con fantasías de una vida en conjunto, lo que le gana al
varón el odio de la encargada del grupo de turistas, Judith Fellowes (Grayson
Hall), la cual a su vez se obsesiona con denunciarlo por estupro o por lo menos
con hacerlo despedir de la agencia de turismo de Texas. Cerca de un ataque de
nervios que podría regresarlo a épocas oscuras de alcoholismo, el ex sacerdote
conduce a la comitiva de mujeres, deseosas de parar en un lujoso hotel de
Puerto Vallarta, hacia un alojamiento económico de Mismaloya, llamado Costa
Verde y administrado por una amiga de Lawrence, Maxine Faulk (Ava Gardner), la
viuda de Fred y amante de un par de mexicanos cazadores de iguanas que también
son sus empleados, Pepe (Fidelmar Durán) y Pedro (Roberto Leyva). El
protagonista roba el distribuidor del motor del vehículo, para evitar que
Fellowes lo denuncie, y conoce a una dibujante sin dinero, Hannah Jelkes
(Deborah Kerr), mujer que viaja junto a su abuelo poeta de 97 años apodado Nono
(Cyril Delevanti), que ansía completar un poema final.
Comienza con un prólogo
antes de los créditos iniciales, con un sermón en una Iglesia, recordándome a
otro inicio ‘hustoniano’ anterior en “Moby Dick” (1956). Vemos primero el
símbolo de la cercanía con Dios en la puntiaguda torre del campanario, vemos el
cartel del ‘espectáculo’ del lluvioso día, es un templo episcopal, y el sermón
lleva el título de “El Espíritu de la Verdad”, y lo oficiará el reverendo T.
Laurence Shannon, el aforo de feligreses está rebosante, cantan salmos
bíblicos, hay un contrapicado dramático del sacerdote mientras da su monólogo
sobre el púlpito. Habla sobre las tentaciones del hombre, sobre cómo
combatirlas, y sabemos que habla de sí mismo, titubea, y de pronto se pone a
gritar, los parroquianos se levantan de sus asientos, se miran entre ellos. El
cura les achaca elevando la voz que chismorrean sobre él a sus espaldas,
comenta su que es descendiente de obispos, que proviene de Hombres de Dios,
mientras los asistentes se disponen a salir de la Iglesia, les espeta que ellos
(sus ancestros) también saciaron sus apetitos (sexuales se sobreentiende), baja
del púlpito desafiando a los que se marchan a que le ‘corten la cabellera’ como
castigo por sus pecados, mientras la gente huye despavorida. Y comienzan los
créditos, marcando el tono del film en el tratamiento del deseo y como
‘refrenarlo’. Pasan los créditos sobre una iguana. Y circularmente volvemos a
ver un templo cristiano, solo ahora es claramente uno en México, la cámara lo
coge de arriba abajo, pero cuando el objetivo llega al suelo vemos tumbado a un
hombre sobre una fuente y un periódico le tapa la cara. Cambia el plano y vemos
acercarse a una bella joven rubia, esta le habla y vemos el tipo es el
reverendo, le comenta ella que ha dejado a las mujeres turistas en la Iglesia
(el antes reverendo oficiando en un templo, ahora se mantiene afuera cual
marginado por su conducta), la joven le enseña una hermosa flor y le dice ella
que se puede beber champán de ella, en claro doble sentido sexual, y sabemos el
cura sigue con sus ‘problemillas’ carnales.
Film que hace un
glosario de las mujeres en diferentes poses ante la vida: Como Charlotte reflejando
a la Lolita (venía de hacerse la actriz Sue Lyon famosa haciendo de
precisamente “Lolita” en el homónimo ‘kubrickiano’ film basado en le best-seller
de Nabokov), joven pícara, atrevida, impudorosa, volátil de carácter. La actriz
desprende jovialidad, juventud, desparpajo, tentación, exhibido sobremanera en
el bailecito en el chiringuito. Muy buena en su rol de ninfa seductora; La
agria Judith como la gobernanta reprimida sexual (se sugiere es lesbiana), la
guardiana del puritanismo conservador. Grayson Hall la embiste con gran
carácter y carisma despótico-amenazante; Maxine como la insatisfecha
sexualmente que busca dirección a su vida. Ava Gardner dota de encanto y
simpatía su infeliz personaje; Y Hannah como la reprimida (sexualmente) que
vive a gusto en su celibato cuasi-ascético. Deborah Kerr le imprime la frialdad
que solo ella (para lo bueno y malo) sabe emitir; Y en medio de estas mujeres
está el ´ángel caído’ Lawrence Shannon
que se mueve entre las féminas con desigual fortuna, la dueña del hotel
representa la frustración sexual carne, la recién llegada con el padre la fe,
la líder de las turistas el castigo por sus pecados, y la joven núbil
representa el pecado de la carne. Y con ellas el ‘reverendo’ tendrá varios
choques, donde saltaran chispas con diálogos puntiagudos, cargados de dobles
sentidos y mucha mordacidad cargados muchos de alusiones sexuales veladas.
Y en el centro de estas
mujeres está el Hombre, un reverendo caído en desgracia, preso del deseo
carnal, que intenta reprimir con alcohol (o eso parece). Un ser patético,
caricaturesco, desorientado en su fe, dado a dar sermones hipócritas, tipo
mísero que no se sabe bien lo que busca, lo que le hace un rol irregular y
errado en su desarrollo, Embarcado en una crisis existencial que lo atosiga y
zarandea. Richard Burton gran actor temperamental y visceral está desubicado en
una actuación histriónica, pasado de vueltas, no le ayuda el guion que lo
convierte en una especie de demente al que hay que exorcizar ridículamente. Me
queda muy forzado que tengamos que entrar en su mundo interior chusco.
La cinta entra de lleno
en terrenos escabrosos tratados de modo valiente por John Huston, teniendo en
cuenta el año de producción, como son las frustraciones sexuales, el
lesbianismo, los ménage à trois, la impotencia sexual, esto último queda
gráficamente patente cuando vemos a Maxine en la playa besarse con los dos
efebos nativos mexicanos, mientras ambos la abrazan sensualmente. Obra
transgresora y seguro polémica. Algo que Huston volvió a tratar con coraje en
su posterior film “Reflejos en el ojo dorado”, entrando en las debilidades
humanas referentes a los instintos básicos refrenados. Todo esto deriva en la
poética secuencia clímax que es la que da forma al título (*Spoiler). Aunque lo
que es la conclusión del film, resulta apresurada y algo poco común en Huston,
pues es acomodada. En este4r sentido llama la atención el baño de Shanon y
Charlotte, con él saliendo el mar en calzoncillos holgados.
Spoiler:
*Muy lírico el momento
en que Hannah pide a Lawrence que liebre a la iguana amarrada. Cual si fuera la
liberación de todos, la iguana y su cautiverio representando los dogmas que nos
autoimponemos. La iguana volviendo a su hábitat natural es dejar que la
naturaleza se imponga, imponiéndose la justicia frente a la injusticia.
Sue Lyon, triste su
carrera fuera tan corta y tan rápidamente declinante y lo que es peor, que se
convirtiera en una especie de juguete roto de Hollywood, ya sea por carencias
personales, por el vértigo de la fama o por que realmente quedara marcada por el
personaje fatal pero espectacular de "Lolita" que parece que la
acompañó para siempre.
El film ganó el Óscar al
mejor diseño de vestuario y fue nominada a premios Óscar a mejor dirección
artística y la mejor fotografía; La actriz Grayson Hall recibió nominaciones al
premio Óscar y al Globo de Oro a mejor actriz de reparto; y Cyril Delevanti
recibió una nominación al Globo de Oro al mejor actor de reparto; Ava Gardner
también recibió una nominación Globo de Oro a mejor actriz de película
dramática; Tanto la película como su director, John Huston, también recibieron
nominaciones al Globo de Oro.
Durante una larga noche, Shannon lucha contra sus debilidades tanto por la carne como por el alcohol, la sobrina de la señorita Fellowes sigue causándole problemas y él está "al límite de sus fuerzas", de forma similar a cómo los muchachos de la cabaña de Maxine mantienen atada a una iguana. Shannon sufre una crisis nerviosa, los muchachos de la cabaña lo atan en una hamaca y Hannah lo atiende allí con té de semillas de amapola y un sincero consejo espiritual. Shannon libera a la iguana de su cuerda. Tras ello viene un bello y místico momento en que el abuelo de Hannah recita la versión final del poema que tanto le ha costado terminar, sobre tener corazón en un mundo corrupto, y luego muere, estremecedor; Tras ello los personajes intentan resolver sus confusas vidas, y Shannon y Maxine deciden dirigir el hotel juntas, aunque Maxine se había ofrecido a marcharse y dejar que Hannah dirigiera el hotel con Shannon. Hannah deja pasar su última oportunidad de amar. El ex-reverendo encuentra en la dueña del hotel de la playa a su compañera y ella sonríe emocionada. Este final me resulta demasiado complaciente para la acidez tanto de este film, como del retorcido John Huston.
Drama irregular valiente,
pero que no termina de tener solidez. Gloria Ucrania!!!
PD. Se rodó en escenarios
naturales de Mismaloya y Puerto Vallarta (Jalisco, Méjico); Emilio Fernández
tiene cameo como dueño del chiringuito.
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