sábado, 27 de julio de 2024

 


EL CASO ASUNTA. (Miniserie)

 

Tras terminar de ver esta serie tv (6 episodios) Netflix true crime española avalada por alabanzas, mi veredicto es claramente de producción sobre valorada, entretenidilla, pero con taras notorias que le impiden elevarse. Creada por el guionista Ramón Campos, especialista en el sub género con series sobre el español condenado a muerte en Miami, Pablo Ibar o sobre el caso Alcáser, junto a Gema R. Neira, Jon de la Cuesta y David Orea, inspirada en el caso Asunta Basterra. Ramón Campos, cabeza de Bambú Producciones, ya llevó a cabo en 2017 otra aproximación al suceso con el documental 'El caso Asunta: Operación Nenúfar, lo que la verdad esconde', ofreciendo una versión dramatizada de los hechos ya contados ahí.

 

El 21 de septiembre de 2013 Rosario Porto (Candela Peña) y Alfonso Basterra (Tristán Ulloa) denuncian la desaparición de su hija Asunta, cuyo cuerpo es encontrado horas después junto a una carretera a las afueras de Santiago de Compostela. La investigación policial pronto desvela indicios apuntan a Rosario y Alfonso como posibles autores del crimen, conmocionando a toda la ciudad y al país.

 

La serie te mantiene atento, sabe detallar bien los sucesos, sabe mostrar las incógnitas, creando misterio sobre lo que nos vamos enterando, con los cuatro primero capítulos centrados en la investigación, en el quinto se lanzan dos hipótesis de cómo pudo haber sido lo que sucedió realmente, y el sexto dedicado a un funcional capítulo del juicio, donde hay el curioso detalle de no mostrar al juez (¿?). Podría decir que los creadores de la serie se mantienen imparciales al relatar el caso Asunta, pero se pegan un tiro en el pie en el quinto cuando crean hipótesis que pretenden cerrar las dos versiones, como si no hubiera más y con ello sentenciando, y falla en ello. Una serie que termina por hacerse larga, y lo peor dejando lagunas, pues se estira demasiado en las sub tramas innecesarias de los que investigan, y de dejan por el camino analizar a la disfuncional familia protagonista, se quiere hacer en flashes que aportan entre poco y nada, por no saber, ni sabremos de que vive este matrimonio, dejan pequeñas miguitas del porque pudo suceder, pero nunca se es valiente en entrar en esta al parecer tóxica familia, me falta interacción con amigos y familiares, ausentes en la serie, con lo que es complicado el retrato de hondura de la misma, más bien esbozos en flash-backs anárquicos y extemporáneos. El guion se pierde en asuntos que desvían la atención de lo importante y en ello se mete en gol en propia. Hay poca chicha cuando debe poner algún aliciente para enganchar al espectador que sabe el desenlace.

 

Según ha declarado Ramón Campos, "no le interesa el crimen por el crimen", sino poder hablar y reflexionar sobre la sociedad. Uno de los temas tratados en la serie es la paternidad, por eso los personajes secundarios muestran diversos aspectos de las relaciones paternofiliales: el padre con enfermedad de Alzheimer, el abuelo que hace de padre, las dificultades para conseguir un embarazo. Pues esto es ser un pedante, pues esto está fuera de lugar, un espectador (ósea, yo) cuando me pongo a ver la serie quiero saber el como y porque se llegó a esto, no que me muestren viñetas de problemas familiares triviales y comunes sin relación al caso, errado en este sentido.

 

Se centra en dos padres que desde el comienzo de la instrucción judicial son considerados probables autores del asesinato, no solo porque no hay pistas que puedan considerar la posibilidad de un tercer implicado, por continuas contradicciones en declaraciones y por el relato de los hechos que transcurrieron en los días previos a la muerte de la niña Yŏng Fāng, abandonada cuando solo tenía semanas en un orfanato de la ciudad de Yongzhou, siendo adoptada por la familia gallega a los nueve meses, dándole el nombre de Asunta Basterra. La serie se centra principalmente en ellos: Rosario Porto (Candela Peña) es una abogada que proviene de buena familia pero que sufre problemas de depresión, mientras que Alfonso Basterra (Tristán Ulloa) tiene una personalidad seria e indescifrable que refleja una apariencia fría y dominante.

 

Comienza con las imágenes en la que unos sonrientes Rosario y Alfonso conceden una entrevista para hablar de su hija. Una niña que siempre aparecerá en la serie como una especie de ángel. Niña risueña, obediente, educada y con talento para casi cualquier actividad.

 

La serie, haciendo liposucción a los evidentes michelines, nos queda un análisis ácido del proceder de la justicia, retratada sobre todo en la figura de un juez instructor obsesionado en condenar a los padres, todo lo que no le cuadraba en su teoría no le valía y era prescindible. Donde vemos a un Javier Gutiérrez dándole (Juez ficticio de apellido Malvar, en realidad llamado José Antonio Vázquez Taín) vida con un exacerbado y poco verosímil histrionismo, llamando ‘gafitas’ a Alfonso, cínico, hiriente, y sobre todo filtrando noticias a conveniencia a la prensa en pos de dar solidez y cimentar una opinión pública en contra de los padres adoptivos. Con ello atacando el papel de la prensa en este tipo de caso que hacen de voceros en connivencia con la parte acusadora, haciendo con ello un juicio paralelo que condiciona y mucho al jurado. Esto demostrado de forma nada verosímil cuando vemos las deliberaciones del jurado (cual “12 Hombres sin piedad”), y el que lo preside tiene dudas, es el único, y entonces otro le dice un argumento que no salió durante el juicio, sobre una grabación de Rosa y Alfonso hablando en el calabozo, y es esto lo que, al parecer, eso indican, decanta la balanza y hace que el renuente a votar culpable termina haciendo, por lo que el juicio, se nos dice frívolamente debería ser nulo. Me ha sido ponzoñoso y amarillista soltar esta conjetura. Realmente, la serie, por la forma de exponer las pruebas, nos viene a decir que no había suficientes para acusarlos, que eran todas más o menos circunstanciales, aunque la sentencia fue ratificada por dos órganos judiciales superiores, incluido el Tribunal Supremo. Se lanzan señuelos que se dejan de lado, desde el gusto del porno con asiáticas de Alfonso; las fotos supuestamente eróticas de la niña; nunca se da una versión de porque se ‘trataba’ a la niña por alergia cuando nunca fue diagnosticado esto a Asunta; el supuesto ataque nocturno que sufrió Asunta y la ausencia de denuncia, que (no se cita pero) en realidad fue un error policial, se quedan en apuntes a pie de página; Tampoco sabremos realmente, y ella debía estar en primer plano, es quien era y como se sentía Asunta, es un personaje muy (pero muy) secundario sin alma; Una serie demasiado funcional y que nunca sorprende en ninguno de sus recursos.

 

Me llama la atención especialmente el apartado interpretativo, donde se ensalza de modo superlativo la actuación de Candela Peña, a la que le tengo cariño y aprecio, pero aquí la encuentro pasada de vueltas, sobreactuada, con un acento que se nota falso, como si fuera un cómico queriendo hacer chistes de gallegos, no me la creo, encima siempre con una pose de drogada que da grima, lo peor que decir de ella es que se nota queriendo parecerse a su alter ego y llega a ser una parodia mala de ella, no te la crees, me ha sido grotesca en sus excesos, como te vas a creer que ese manojo de inseguridades tenga personalidad alguna, ridícula; El que si hace un notable papel es Tristán Ulloa, sin excesos, comedido, con arranques de ira puntuales, demostrando carácter, dejando entrever mundo interior latente, con portada de frío, pero con las grietas que se traslucen: En su contra la barbita ridícula por cómo se nota falsa que lleva parte de la serie; Javier Gutiérrez como Juez Luis Malvar, juez instructor, está muy pasado, desatado, reflejando a un tipo egocéntrico que solo hace caso de sí mismo, obsesionado no con la verdad, si no con ganar, haciéndonoslo ver como un sibilino maquiavélico que no duda en compadrear y utilizar  a la prensa en sus ansias de victoria que no de saber lo que de verdad pasó. Demasiado chulito y desafiante, se viene arriba y la caga. No le ayuda la sub trama con su padre, quizás pretende humanizarlo y que vemos el contraste con la familia Basterra, pero esto está metido con fórceps y estorba, no le hace un favor; Carlos Blanco como el Agente Javier Ríos, guardia civil, hombre mayor, cuida de su nieta, cumplidor sin más; María León como la andaluza Agente Cristina Cruces, guardia civil joven destinada en Galicia. Empatiza con Rosario Porto porque la ve indefensa y ella también tiene problemas para ser madre, sub trama se nota metida con calzador. La actriz tiene poco margen par aun papel liso; Francesc Orella como Juan José "Juanjo" Domínguez, prestigioso abogado penalista. Defiende a Rosario Porto (Versión ficcionada de José Luis Gutiérrez Aranguren), aporta vigor para un rol rutinario; Alicia Borrachero como Elena Garrido, abogada defensora de Alfonso, parece buscar todo el tiempo su cliente separe su destino de él de Rosario. Cumplidora y punto; Ricardo de Barreiro como Fiscal Pedro Belategui, fiscal del juicio del caso. Otro que pasa sin pena, ni gloria; Iris Wu como Asunta Yong Fang Basterra Porto, lastimeramente personaje muy marginal en una serie que lleva su nombre.

 

Spoiler:

 

‘La serie modifica sin sentido que Rosario Porto en ningún momento entró al cuarto de baño de la casa de Teo y que la Guardia Civil la pilló justo manipulando la papelera donde estaban las cuerdas; Se obvia la prisa que tuvo la madre en incinerar el cuerpo de la víctima mientras para ella pidió ser enterrada; La diferencia de tiempo que hubo entre la ida en coche a Montouto con la niña (15 minutos) y la vuelta (40 minutos. Y eso que iba "con prisa por haber dejado sola a la niña"); La miniserie ni amplía sus miras con teniendo el material para ello (asunto de que Alfonso Basterra le dijera a Rosario que lo que podrían hacer era suicidarse los dos si estaban en la cárcel, y que si ella se suicidaba lo haría él... para luego él no hacerlo. Esa mente merece un estudio ya sea en lo audiovisual o no... bueno, y la de la ex otro tanto de lo mismo). Spark

 

El caso Asunta se sirve de un cruento y muy famoso hecho real para armar este true crime. El 21 de septiembre de 2013 dos padres denunciaban la separación de su hija en Galicia. No eran dos padres comunes. Ella, Rosario Porto (Candela Peña) era una abogada que provenía de una famosa y acomodada familia. Él, Alfonso Basterra (Tristán Ulloa) era un periodista freelance que había trabajado en diferentes diarios. Su hija Asunta, a la que poco después encontrarían fallecida en los márgenes de una carretera, tampoco era del montón. Asunta había sido la primera niña china que se adoptaba en Galicia. En teoría, una familia envidiable.

 

Serie rutinaria que no se sale de los preestablecido. Gloria Ucrania!!!

 

Se rodaron cuatro teorías, pero se mantuvieron solamente dos, ambas considerando a los padres como los asesinos de Asunta, que es la verdad judicial.

 

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