domingo, 28 de julio de 2024

 


LA MEJOR OFERTA.


Ver este notable film italiano me ha resultado una experiencia muy placentera, sobre todo porque no esperaba me ofreciera tanto a tenor de críticas leídas. El cineasta transalpino Giuseppe Tornatore dirige y guioniza esta apasionante cinta con inteligentes diálogos, varios para perdurar en la memoria, capaz de sugestionarnos a través de ese intangible que es la imaginación poniéndonosla a prueba durante gran parte del metraje para crearnos en la mente los contornos de esa misteriosa mujer que se esconde tras un tapiz, Tornatore nos hace sentirnos el protagonista subyugándonos con esa enigmática (etérea ninfa), in por momentos hipnótico thriller psicológico. El protagonista es Virgil Oldman (apellido nada al azar) se obsesiona con la invisible Claire, recordándonos indefectiblemente a la invisible “Laura” de Otto Preminger (de la novela de Vera Caspary), la hitchcockiana “Rebeca” (de la novela de Daphne Du Maurier), e incluso con claros efluvios a la ‘viscontiana’ “Muerte en Venecia” (de la novela de Thomas Mann), por lo del anciano obsesionado con una belleza núbil, pero también caigo en que tiene bastante de otro hitchcockiano film, como es “Vértigo”. Ello filmado con un buen gusto y elegancia (gracias en gran medida al fastuoso diseño de producción, a la fenomenal cinematografía y la fascinante música). Tornatore dosificando la información, haciéndonos partícipes de como el magnetismo de esa incorpórea mujer nos va cautivando, ello gracias a la delineación de una atmósfera melancólica que cala en el espectador (al menos en mí), por tramos cuasi onírica, donde nos sentimos como Virgil seducidos por la voz de esta velada mujer. Un sinuoso análisis sobre el arte, las falsificaciones, la idealización del amor, las quimeras que edificamos sobre nuestros deseos. Parte de esta magia que se establece se pierde con la exposición diáfana, pero aun así queda ese intangible del hechizo que traspasa la pantalla en ciertas fases.

 

Gran parte de esto posible a la sibarita actuación del aussie Geoffrey Rush, que hace creíble y nos sumerge en esta seducción cuasi-fantasmal. Maravilloso como el nostálgico Virgil Oldman (no es al azar el nombre: Virgil de origen latino que significa ‘portador del bastón [de mando]’ y Oldman traducido del inglés es Viejo Hombre), tipo aislado del mundo, como solo en restaurantes de lujo, reside solo en un ático de lujo cual mini museo, con epicentro en una sala donde se puede sentir un suigéneris Barba Azul rodeado de mujeres a las que admira cual perverso voyeur, pero que nunca ha estado con una en la intimidad. En su relación intangible con Claire se va humanizando, va dejando entrever sus carencias afectivas, sus debilidades salen a flote. Siendo una secuencia turbadora cuando se esconde tras una estatua para poder deleitarse con el misterio corpóreo, como un ángel inocente se pasea cuasi-desnuda por delante suyo, ajena a los ojos espías que la observan, el voyeur se turba y comienza a sudar, se siente aún más obsesionado por esa belleza que se chupa el dedo del pie dejando entrever su Monte de Venus, adopta posición casi exacta del cuadro que, hasta entonces, pensábamos que era un retrato de su madre. Pasando a otro nivel la obsesión de este aspirante a Pigmalión, formidable Rush.

 

En un marco de claro tono gótico, donde esta singular ‘princesa’ está presa en un ´castillo’ (palacio antiguo) del Ogro de la agorafobia y antropofobia, y este particular ‘caballero’ subastador deberá luchar contra las fobias para liberarla de su cautiverio, por el camino este se irá enamorando de la inalcanzable idealización que tiene de ella.

 

La historia gira en torno a Virgil Oldman (Geoffrey Rush), un director gerente de una importante casa de subastas, ya mayor y famoso, pero exigente, excéntrico y muy temperamental. Si bien ofrece una actuación atractiva para el público en la subasta, Virgil no se siente cómodo con ellos individualmente; se niega a usar un teléfono celular y solo se quita los guantes para tocar las obras de arte, ya que sufre TOC. Virgil es contratado por una misteriosa joven heredera, Claire Ibbetson (Sylvia Hoeks), para subastar una gran colección de arte y antigüedades que le dejaron sus padres. Claire, que sufre de agorafobia severa, se niega a ser vista y se esconde en una habitación segura cerrada. Ella ha decidido confiar en Oldman, ya que su propio trastorno significa que también evita el contacto físico con los demás. Pronto Virgil, soltero de toda la vida que nunca ha sido capaz de relacionarse con una mujer que no esté en un lienzo, se da cuenta está obsesionando con ella. Un simpático artesano joven, Robert (Jim Sturgess), tiene un taller de reparación y restauración de cualquier cosa mecánica, ayuda a Oldman a restaurar y volver a ensamblar algunas piezas de engranajes mecánicos de un artilugio autómata que por piezas va apareciendo por la decadente mansión.

 

En el comienzo vamos conociendo a este peculiar ‘connaisseur’, un sibarita del arte, un solitario, disfruta de la soledad, disfruta de la meditación observando el arte, pero también es un manipulador que junto a su socio Billy Whistler (un entusiasta Donald Sutherland) timan a profanos en el mundillo del arte para conseguir obras a precio muy menor de su valor real. De aquí sale la gran frase sobre una pintura que tilda de falsificación argumentando, que todos los falsificadores se sienten irresistiblemente tentados a modificar el original añadiendo algo de ellos mismos (en este caso una ‘V’ como marca). También tenemos la relación entre Virgil y Billy, un aspirante a pintor al que Virgil no valora, espetándole, "El amor por el arte y saber cómo sostener un pincel no hacen a un artista. Lo que hace al arte, es un misterio interior". Virgil vemos ha acumulado un tesoro de muebles y esculturas, oculto al público en una bóveda secreta que me recuerda a la recreación de la obra de Edgar Allan Poe “El Cuervo”, una gran sala donde el misántropo (ejemplo es que siempre lleva guantes para no tocar a las personas) se deleita sentado observando las enormes paredes rebosantes de cuadros solo de rostros de mujer, trasladando al espectador la idealización y modo lejano en que ve a las féminas el protagonista, como algo irreal y según su mentalidad inalcanzable según lo que espera de ellas, algo muy cercano a la misoginia (si no lo es claramente). 

 

La neerlandesa Sylvia Hoeks (antes de convertirse en la carismática y eterna Reina Kane de la serie TV “See”) cumple sin más en el papel de la belleza idealizada, creando un halo delicado cuando solo la oímos, es bonita, pero carece de punch para noquearte con su presencia, algo necesario ante las esperanzas generadas; Jim Sturgess resulta desubicado, en su pale, dado que nunca es veraz la relación de su rol con Virgil; Donald Sutherland (hace poco ha fallecido, el 20 de junio de 2024, con 88 años), en sus pocas apariciones deja constancia de su gran expresividad, teniendo gran compenetración con Rush, que se debó aprovechar más.

 

Hay una clara catarsis en el film, esta marcada a fuego por la presencia física de Claire, este un arma de doble filo para el espectador, puede maravillar al colmarse las expectativas de lo que la imagen se ha creado de quien es ella, pero es más fácil que estas se derrumben. Se anula el misterio y con ello esa magia intangible. Para Virgil es una etapa más en su embelesamiento por la grácil mujer. Pero este tramo tiene claras lagunas, como es tener que aceptar que Virgil se convierte en un (ya mencionado) Pigmalión poco verosímil, me resulta poco ingenioso el pase de modelos a lo “Pretty Woman”, cae en los tópicos y baja enteros en solidez y encanto. Aun así, tiene buenos momentos, derivando en un rush final, que se puede ver venir, pero aún así es muy satisfactorio, en como describe al personaje central imbuido por su idealización. Acabando en una brillante secuencia.

 

Otros defectos: Me ha sido poco creíble la relación de Virgil con Robert, no hay conexión natural entre ellos, me chirría sea su confidente y guía en el arte del amor, estridente. Hubiera sido mejor dar más relevancia a la del protagonista con su ‘socio’ Billy (Donald Sutherland), habría sido más propio, y el duelo actoral, con más ententes habría sido mucho más sabroso; Tampoco suma y da un poco de grima la escena de sexo entre Claire y Virgil, nada aporta, más que morbo.  

 

Exuberante la puesta en escena, prodigio de sofisticación emisión de lo hedonista sensorialmente. Con un brillante diseño de producción de Maurzio Sabatini (“Baaria” o “Miguel Angel”), con escenarios que rezuman clasicismo, arte, con esas salas de subastas, el penthouse de Virgil, o la decadentemente gótica mansión de Claire; que con la ayuda del refinado vestuario creado por Brioni para Rush, con sus trajes de lujo; todo ello filtrado por una luminosa y exquisita fotografía de cinematografía de Fabio Zamarion (“La desconocida” o “Girasoli”), dando lustre el arte y estancias por las que nos movemos, con  tomas cuasi oníricas, como son las pasadas por la habitación bunker de Virgil con su colección para su disfrute único donde vemos rostros famosos de Rafael, Tiziano o Velázquez; todo esto adornado con resonancias epidérmicas por la música del maestro romano Ennio Morricone (“El Bueno, El Feo, y El Malo” o “La Misión”), de melodías celestiales, con coros sacros que elevan el drama de modo emocionalmente fascinante, hasta acercarlo a lo místico.

 

Spoiler:

 

No he querido insinuar siquiera que había un twist en el clímax del film para no alertar y con ello que el espectador disfrute más del giro. Pero además de las miguitas que va dejando en los comentarios sobre las falsificaciones (las llamadas de teléfono de Claire con ‘el director’ seguramente eran con Billy), también hace poco vi el film Paolo Sorrentino “El amigo de la familia” (2006) que tiene una estructura similar, donde un tipo mayor tiene un trabajo donde se aprovecha de incautos. En uno de ellos conoce a una bella joven de la que se enamora perdidamente y esta acaba engañándole para quedarse con su fortuna, justo igual que aquí.

 

Virgil, enamorado, acaba iniciando una relación con Claire que pone en peligro su trabajo, a pesar de que Billy le advierte de que las emociones humanas son como obras de arte; se pueden falsificar, lo que significa que incluso el amor se puede fingir. Cuando Virgil es golpeado por una banda tras abandonar la villa y se queda tirado en la calle, Claire supera su miedo al mundo exterior y acude en su ayuda. En el punto álgido de la relación, Virgil deja de lado sus guantes y Claire, todavía frágil, se va a vivir con él. Él confía en ella lo suficiente como para mostrarle su colección secreta de toda la vida. Abrumada por la emoción, le dice a Virgil que, sin importar lo que pueda pasarles a los dos, lo ama. En una cena en un restaurante con Robert y su novia, Virgil le presenta a Claire el catálogo de la colección. Cuando ella confiesa que ha decidido no vender, en lugar de enfadarse porque todo su esfuerzo haya sido en vano, Virgil, enamorado, lo rompe felizmente y declara que haría lo mismo si la propiedad fuera suya. Luego anuncia que su actuación de subasta de despedida será en Londres en una semana. Después del exitoso evento, Billy lo felicita y le dice que, para recordarle lo gran artista que podría haber sido si Virgil hubiera creído en él, le ha enviado uno de sus cuadros. Virgil, entre risas, promete no quemarlo. Cuando regresa a casa, descubre que Claire y toda su colección han desaparecido. La bóveda vacía contiene únicamente el autómata restaurado, que reproduce el mensaje de Robert que dice que hay algo auténtico oculto en cada falsificación, razón por la cual extrañará verdaderamente a Virgil. Virgil también descubre que un supuesto retrato de la madre de Claire era en realidad un retrato de ella, pintado por Billy, y que ha sido dejado para Virgil, con una dedicatoria elocuente "con amor y gratitud". Virgil no puede acudir a la policía como víctima de un elaborado fraude, ya que adquirió las obras robadas por medios ilícitos. Pronto descubre que la enana del restaurante no sólo se llama Claire, sino que es la verdadera propietaria de la villa. Ella revela que, si bien la ha alquilado a algunos directores de cine, durante los últimos dos años ha estado alquilada por "un ingeniero" que sólo podría haber sido Robert. Luego le da el número exacto de los cientos de veces que la supuestamente agorafóbica "Claire" abandonó la villa y que, durante el transcurso de la estafa, el contenido de la villa había sido trasladado tres veces y retirado tres veces (esto no entiendo el motivo). Después de meses de recuperarse de la traición en una institución mental, Virgil todavía está atormentado por los recuerdos de haber hecho el amor con Claire. Llevando el retrato que Billy le hizo de ella, emprende un viaje a Praga, donde las habitaciones frente al famoso reloj de la torre medieval han sido configuradas según sus especificaciones. Cuelga el retrato en la pared y visita un restaurante que Claire afirma que añora, ya que fue donde había sido feliz. La cafetería Night & Day (es ficticio, no ha existido nunca) está lleno de relojes y engranajes mecánicos. Cuando el camarero le pregunta si está solo, Virgil dice que está esperando a alguien. A medida que la cámara se aleja para revelar una miríada de relojes que zumban, hacen tictac y se mueven ruidosamente, todos en movimiento. Hermosa coda.

 

En este tramo final conmueve el despojo humano en que ha quedado Virgil tras la traición de todos los que le rodeaban (su ‘socio’, su confidente Ribert el relojero, y sobre todo Claire) y creía amigos. Con él participamos y deseamos se haga realidad su esperanza de que Claire aparezca en el café pragués, agarrados al mantra del film: ‘Siempre hay algo verdadero en toda falsificación’.

 

El rodaje comenzó en Trieste. Para Tornatore esto significó un regreso a Trieste: fue aquí donde filmó La Sconosciuta en 2005, con Xenia Rappoport. El rodaje se llevó a cabo en un período de cinco a seis semanas en la región de Friuli-Venecia Julia, Viena, Praga y Tirol del Sur.

 

‘Todo puede falsificarse. La alegría, el dolor, el odio, la enfermedad, la recuperación... hasta el amor.’

‘Supongo que el sentir cierto interés por una persona engendra necesariamente la convicción de que es hermosa.’

‘Cuando piensas que ya la has conquistado es cuando descuidas la estrategia.’

 

Por supuesto que el guion tiene trampitas, que tiene agujeritos, pero si te dejas llevar por la magia de gran parte del film te sentirás recompensado gratamente, con una obra para mí notable. Gloria Ucrania!!!

sábado, 27 de julio de 2024

 


EL CASO ASUNTA. (Miniserie)

 

Tras terminar de ver esta serie tv (6 episodios) Netflix true crime española avalada por alabanzas, mi veredicto es claramente de producción sobre valorada, entretenidilla, pero con taras notorias que le impiden elevarse. Creada por el guionista Ramón Campos, especialista en el sub género con series sobre el español condenado a muerte en Miami, Pablo Ibar o sobre el caso Alcáser, junto a Gema R. Neira, Jon de la Cuesta y David Orea, inspirada en el caso Asunta Basterra. Ramón Campos, cabeza de Bambú Producciones, ya llevó a cabo en 2017 otra aproximación al suceso con el documental 'El caso Asunta: Operación Nenúfar, lo que la verdad esconde', ofreciendo una versión dramatizada de los hechos ya contados ahí.

 

El 21 de septiembre de 2013 Rosario Porto (Candela Peña) y Alfonso Basterra (Tristán Ulloa) denuncian la desaparición de su hija Asunta, cuyo cuerpo es encontrado horas después junto a una carretera a las afueras de Santiago de Compostela. La investigación policial pronto desvela indicios apuntan a Rosario y Alfonso como posibles autores del crimen, conmocionando a toda la ciudad y al país.

 

La serie te mantiene atento, sabe detallar bien los sucesos, sabe mostrar las incógnitas, creando misterio sobre lo que nos vamos enterando, con los cuatro primero capítulos centrados en la investigación, en el quinto se lanzan dos hipótesis de cómo pudo haber sido lo que sucedió realmente, y el sexto dedicado a un funcional capítulo del juicio, donde hay el curioso detalle de no mostrar al juez (¿?). Podría decir que los creadores de la serie se mantienen imparciales al relatar el caso Asunta, pero se pegan un tiro en el pie en el quinto cuando crean hipótesis que pretenden cerrar las dos versiones, como si no hubiera más y con ello sentenciando, y falla en ello. Una serie que termina por hacerse larga, y lo peor dejando lagunas, pues se estira demasiado en las sub tramas innecesarias de los que investigan, y de dejan por el camino analizar a la disfuncional familia protagonista, se quiere hacer en flashes que aportan entre poco y nada, por no saber, ni sabremos de que vive este matrimonio, dejan pequeñas miguitas del porque pudo suceder, pero nunca se es valiente en entrar en esta al parecer tóxica familia, me falta interacción con amigos y familiares, ausentes en la serie, con lo que es complicado el retrato de hondura de la misma, más bien esbozos en flash-backs anárquicos y extemporáneos. El guion se pierde en asuntos que desvían la atención de lo importante y en ello se mete en gol en propia. Hay poca chicha cuando debe poner algún aliciente para enganchar al espectador que sabe el desenlace.

 

Según ha declarado Ramón Campos, "no le interesa el crimen por el crimen", sino poder hablar y reflexionar sobre la sociedad. Uno de los temas tratados en la serie es la paternidad, por eso los personajes secundarios muestran diversos aspectos de las relaciones paternofiliales: el padre con enfermedad de Alzheimer, el abuelo que hace de padre, las dificultades para conseguir un embarazo. Pues esto es ser un pedante, pues esto está fuera de lugar, un espectador (ósea, yo) cuando me pongo a ver la serie quiero saber el como y porque se llegó a esto, no que me muestren viñetas de problemas familiares triviales y comunes sin relación al caso, errado en este sentido.

 

Se centra en dos padres que desde el comienzo de la instrucción judicial son considerados probables autores del asesinato, no solo porque no hay pistas que puedan considerar la posibilidad de un tercer implicado, por continuas contradicciones en declaraciones y por el relato de los hechos que transcurrieron en los días previos a la muerte de la niña Yŏng Fāng, abandonada cuando solo tenía semanas en un orfanato de la ciudad de Yongzhou, siendo adoptada por la familia gallega a los nueve meses, dándole el nombre de Asunta Basterra. La serie se centra principalmente en ellos: Rosario Porto (Candela Peña) es una abogada que proviene de buena familia pero que sufre problemas de depresión, mientras que Alfonso Basterra (Tristán Ulloa) tiene una personalidad seria e indescifrable que refleja una apariencia fría y dominante.

 

Comienza con las imágenes en la que unos sonrientes Rosario y Alfonso conceden una entrevista para hablar de su hija. Una niña que siempre aparecerá en la serie como una especie de ángel. Niña risueña, obediente, educada y con talento para casi cualquier actividad.

 

La serie, haciendo liposucción a los evidentes michelines, nos queda un análisis ácido del proceder de la justicia, retratada sobre todo en la figura de un juez instructor obsesionado en condenar a los padres, todo lo que no le cuadraba en su teoría no le valía y era prescindible. Donde vemos a un Javier Gutiérrez dándole (Juez ficticio de apellido Malvar, en realidad llamado José Antonio Vázquez Taín) vida con un exacerbado y poco verosímil histrionismo, llamando ‘gafitas’ a Alfonso, cínico, hiriente, y sobre todo filtrando noticias a conveniencia a la prensa en pos de dar solidez y cimentar una opinión pública en contra de los padres adoptivos. Con ello atacando el papel de la prensa en este tipo de caso que hacen de voceros en connivencia con la parte acusadora, haciendo con ello un juicio paralelo que condiciona y mucho al jurado. Esto demostrado de forma nada verosímil cuando vemos las deliberaciones del jurado (cual “12 Hombres sin piedad”), y el que lo preside tiene dudas, es el único, y entonces otro le dice un argumento que no salió durante el juicio, sobre una grabación de Rosa y Alfonso hablando en el calabozo, y es esto lo que, al parecer, eso indican, decanta la balanza y hace que el renuente a votar culpable termina haciendo, por lo que el juicio, se nos dice frívolamente debería ser nulo. Me ha sido ponzoñoso y amarillista soltar esta conjetura. Realmente, la serie, por la forma de exponer las pruebas, nos viene a decir que no había suficientes para acusarlos, que eran todas más o menos circunstanciales, aunque la sentencia fue ratificada por dos órganos judiciales superiores, incluido el Tribunal Supremo. Se lanzan señuelos que se dejan de lado, desde el gusto del porno con asiáticas de Alfonso; las fotos supuestamente eróticas de la niña; nunca se da una versión de porque se ‘trataba’ a la niña por alergia cuando nunca fue diagnosticado esto a Asunta; el supuesto ataque nocturno que sufrió Asunta y la ausencia de denuncia, que (no se cita pero) en realidad fue un error policial, se quedan en apuntes a pie de página; Tampoco sabremos realmente, y ella debía estar en primer plano, es quien era y como se sentía Asunta, es un personaje muy (pero muy) secundario sin alma; Una serie demasiado funcional y que nunca sorprende en ninguno de sus recursos.

 

Me llama la atención especialmente el apartado interpretativo, donde se ensalza de modo superlativo la actuación de Candela Peña, a la que le tengo cariño y aprecio, pero aquí la encuentro pasada de vueltas, sobreactuada, con un acento que se nota falso, como si fuera un cómico queriendo hacer chistes de gallegos, no me la creo, encima siempre con una pose de drogada que da grima, lo peor que decir de ella es que se nota queriendo parecerse a su alter ego y llega a ser una parodia mala de ella, no te la crees, me ha sido grotesca en sus excesos, como te vas a creer que ese manojo de inseguridades tenga personalidad alguna, ridícula; El que si hace un notable papel es Tristán Ulloa, sin excesos, comedido, con arranques de ira puntuales, demostrando carácter, dejando entrever mundo interior latente, con portada de frío, pero con las grietas que se traslucen: En su contra la barbita ridícula por cómo se nota falsa que lleva parte de la serie; Javier Gutiérrez como Juez Luis Malvar, juez instructor, está muy pasado, desatado, reflejando a un tipo egocéntrico que solo hace caso de sí mismo, obsesionado no con la verdad, si no con ganar, haciéndonoslo ver como un sibilino maquiavélico que no duda en compadrear y utilizar  a la prensa en sus ansias de victoria que no de saber lo que de verdad pasó. Demasiado chulito y desafiante, se viene arriba y la caga. No le ayuda la sub trama con su padre, quizás pretende humanizarlo y que vemos el contraste con la familia Basterra, pero esto está metido con fórceps y estorba, no le hace un favor; Carlos Blanco como el Agente Javier Ríos, guardia civil, hombre mayor, cuida de su nieta, cumplidor sin más; María León como la andaluza Agente Cristina Cruces, guardia civil joven destinada en Galicia. Empatiza con Rosario Porto porque la ve indefensa y ella también tiene problemas para ser madre, sub trama se nota metida con calzador. La actriz tiene poco margen par aun papel liso; Francesc Orella como Juan José "Juanjo" Domínguez, prestigioso abogado penalista. Defiende a Rosario Porto (Versión ficcionada de José Luis Gutiérrez Aranguren), aporta vigor para un rol rutinario; Alicia Borrachero como Elena Garrido, abogada defensora de Alfonso, parece buscar todo el tiempo su cliente separe su destino de él de Rosario. Cumplidora y punto; Ricardo de Barreiro como Fiscal Pedro Belategui, fiscal del juicio del caso. Otro que pasa sin pena, ni gloria; Iris Wu como Asunta Yong Fang Basterra Porto, lastimeramente personaje muy marginal en una serie que lleva su nombre.

 

Spoiler:

 

‘La serie modifica sin sentido que Rosario Porto en ningún momento entró al cuarto de baño de la casa de Teo y que la Guardia Civil la pilló justo manipulando la papelera donde estaban las cuerdas; Se obvia la prisa que tuvo la madre en incinerar el cuerpo de la víctima mientras para ella pidió ser enterrada; La diferencia de tiempo que hubo entre la ida en coche a Montouto con la niña (15 minutos) y la vuelta (40 minutos. Y eso que iba "con prisa por haber dejado sola a la niña"); La miniserie ni amplía sus miras con teniendo el material para ello (asunto de que Alfonso Basterra le dijera a Rosario que lo que podrían hacer era suicidarse los dos si estaban en la cárcel, y que si ella se suicidaba lo haría él... para luego él no hacerlo. Esa mente merece un estudio ya sea en lo audiovisual o no... bueno, y la de la ex otro tanto de lo mismo). Spark

 

El caso Asunta se sirve de un cruento y muy famoso hecho real para armar este true crime. El 21 de septiembre de 2013 dos padres denunciaban la separación de su hija en Galicia. No eran dos padres comunes. Ella, Rosario Porto (Candela Peña) era una abogada que provenía de una famosa y acomodada familia. Él, Alfonso Basterra (Tristán Ulloa) era un periodista freelance que había trabajado en diferentes diarios. Su hija Asunta, a la que poco después encontrarían fallecida en los márgenes de una carretera, tampoco era del montón. Asunta había sido la primera niña china que se adoptaba en Galicia. En teoría, una familia envidiable.

 

Serie rutinaria que no se sale de los preestablecido. Gloria Ucrania!!!

 

Se rodaron cuatro teorías, pero se mantuvieron solamente dos, ambas considerando a los padres como los asesinos de Asunta, que es la verdad judicial.

 

 


EL PEQUE SE VA DE MARCHA.

Entretenida y ágil comedia creada por el experto en la materia de productos familiares como es John Hughes, aquí produce y guioniza dejando la dirección para Patrick Read Johnson. Film que he visto en mi gusto por las efemérides, cumple este mes 30 años desde su estreno (1 de julio de 1994), y le he querido dar una oportunidad enfrascado en un ciclo Hughes, y me he encontrado una cinta divertida, con gags bien trabajados, con personajes entrañables, con un bebe protagonista (eran los gemelos Adam y Jacob Worton) adorable, aunque en realidad todo suena a déjà vu, todo son gags reciclados de los Looney Toones y similares, donde el dolor físico es algo muy pasajero, pueden ser los personajes golpeados, quemados, tener impresionantes caídas desde altitudes, pero tras la mueca de rigor de dolor, se levantan y a la siguiente viñeta, todo esto traído a la acción real. Hughes montado en el megaéxito de “Solo en casa” y su secuela, y ante los problemas para la tercera parte (el padre de Macaulay Culkin pedía más que Cristiano Ronaldo en Arabia) decidió deconstruir la historia para que el protagonista no fuera un niño, subiendo la apuesta a un bebe, aunque la trama es muy parecida, con unos villanos caricaturescos siendo ‘troleados’ una y otra vez por el rubio (como en “Home Alone”) solitario. Por supuesto que es un humor pasajero, sin posibilidad de calado, pero es que seguramente juzgo el film condicionado por estar a la contra de la crítica general que la ha machacado, y para mi cumple bien con lo que se espera, un producto escapista familiar sin más.

 

Un producto para todos los públicos, donde los grandes actores por Joe Mantegna y Joe Pantoliano junto a Brian Haley, que nunca se muestran como malvados, simplemente idiotas arrogantes que creen tener en sus manos el Vellocino de Oro con el bebe. El trío da jocosa réplica a las ‘travesuras’ del ‘gateador’, con los golpes, porrazos, caídas, y con ello las posteriores muecas expresivas propias de los toons (hasta tenemos tras una caída de un villano desde gran altura una nube de polvo igual que las del Coyote), donde el bebe Binkman se convierte en una especie de cruce entre el Kevin McAllister de “Solo en casa” y el Baby Herman de “Quien engañó a Roger Rabbit?”, también incluso con mucho la película de “Todo en un día” (1986), donde unos adolescentes (serian el bebe) deciden saltarse las clases y pasar un día en Chicago (como aquí, la ciudad de John Hughes), mientras son perseguidos por el obsesivo director del colegio puenteado (aquí los tres émulos de los tres Chiflados). Con ello todo un tropel de gags tipo slapstick la mayoría, rememorando al cine mudo, sobre todo en el tramo arrollador del bebe en medio de las obras de un rascacielos con los tres (chiflados) tras él, y este escapando en medio de las vertiginosas alturas y con ellos siendo mascarados en su incompetencia, también es cierto que el humor toon a veces su traslado a la acción real no resulta tan gracioso como se puede esperar, pues ver a un bebe a punto de ser aplastado por un taxi no produce precisamente risas a carcajadas. Esa es la fina línea sobre la que navega la película, hay que entrar en su tono ligero y despreocupado, donde los malos pueden caer desde decenas (si no cientos) metros de altura y que no les pase algo más que un dolor pasajero, aun así, hay que apreciar la inventiva y el querer dar un espectáculo propio de los años 20 trasladado por la tecnología f/x del momento, donde el bebe parece tener el espíritu jovial de Harold Lloyd siendo perseguido por los Tres Chiflados. El bebe gatea sobre tejados a gran altura, se sube a buses, taxis, pasa bajo autos en medio de una atestada calle, se hace amigo de un enorme gorila, quema la entrepierna de su captor, y en la apoteosis se pasea graciosamente por la construcción de un grandioso rascacielos, esto trasladado al espectador mediante unos vistos efectos visuales  

 

Bennington Austin "Bink" Cotwell IV, el hijo de nueve meses de los socialités Laraine (Lara Flynn Boyle) y Bennington Austin "Bing" Cotwell III (Matthew Glave), vive en una mansión en un suburbio de Chicago y está a punto de aparecer en las páginas sociales del periódico. Tres criminales muy torpes, Edgar "Eddie" Mauser (Mantegna), Norbert "Norby" LeBlaw (Pantoliano) y Victor "Veeko" Riley (Haley), se disfrazan de fotógrafos de bebés del periódico y secuestran a Bink, exigiendo un rescate de 5 millones de dólares. Sin embargo, después del secuestro, los criminales tienen dificultades para controlar a Bink en su apartamento. Norby intenta dormirlo leyéndole su libro de cuentos favorito, Baby's Day Out (o "Boo-Boo", como él lo llama), solo para quedarse dormido de aburrimiento, dejando a Bink desatendido. Mirando el libro, Bink nota una paloma en la página y luego una junto a la ventana; la sigue y logra escapar de sus secuestradores.

 

La chispa del film está en las secuencias de slapstick tipo el Coyote vs Correcaminos, el sempiterno juego del gato y el ratón, ese pez que siempre termina escurriéndose en las manos del pescador y acaba de nuevo en el rio mirando a su cazador y riéndose de él. Con eso juega la cinta, con las muecas y risas despreocupadas del bebe ajeno a los peligros que le rodean, feliz y alegre por Chicago. Todo ello adornado por multitud de porrazos, caídas, quemaduras, atropellos, aplastamientos de pies, golpizas, nudillos rotos, pisotones en el ‘Arco del Triunfo’. Todo ello jugando una y otra vez con el azar de como el bebe se cuela en lugares insospechados (un taxi, un bus, un cesto de la compra, en una guardería, una jaula de simios, una construcción, …), y como escapa sin que le suponga trauma alguno, vitalista y sonriente gateando por la urbe. Teniendo el primer gran momento ‘épico’ cuando deben enfrentarse a un enorme gorila que ha cogido de mascota al bebe, derivando en chancescos gags; Segundo gran tramo cuando en un parque atrapan al escurridizo bebe pero dos polis aparecen, Eddie esconde a Bink bajo su abrigo en su regazo, pero Bink alcanza su encendedor, y se produce el ‘calentamiento global’, y como colofón una patada en plano nadir-subjetivo sublime; El clímax se da en las obras (un clásico del cine mudo) de un rascacielos en construcción, con los siempre atractivos paseos por sus traviesas a cientos a cientos de metros de altura, con grúas con cadenas o llevando vigas y los ascensores ejerciendo de salvadores o ejecutores en momentos precisos, y por en medio tropecientos porrazos y caídas, ello con el leit-motive constante del bebe mirando atrás y sonriendo pícaramente ante los caricaturescos perseguidores.

 

Los tres ‘secuestradores’ están muy bien en sus roles de incompetentes villanos, ofreciendo todo un caudal de expresividad en exponer daños, dolores, sufrimiento, y ello con una clara marca toon, sobre todo un sensacional Joe Mantegna que derrocha carisma y se nota divirtiéndose con su gafado Eddy. Aunque Pantoliano y Haley también dan unas actuaciones muy chistosas en sus poses y rostros, así como en la fisicidad toon.

 

Dista de ser un film notable siquiera, pero es una cinta que tampoco pretende eso. Tiene taras, como es la sub trama de los padres del bebé mientras este está secuestrado. No entiendo el porque tiene que ser unos pomposos ricachones, lo cual hace que nos caigan fatal de inicio. Toda la sub historia de estos con la poli intentando dar con su hijito me resulta que desentona con el núcleo humorístico del film, es un drama que cuando aparece da bajón, no han sabido equilibrar. Podrían simplemente haber hecho que los padres por X motivo no se han dado cuenta que su hijo no está, pero el colarnos este melodrama de unos padres sufriendo la pérdida de su retoño da grima con lo que realmente se quiere dar con esta comedia. Como me ha sido chirriante el personaje de la niñera, como queriendo aportar algo de sustancia y lo que provoca es que no se sabe que pinta ahí; Como no se entiende el tramo en que un ‘testigo’ dice haber visto al bebe en una casa vecina y van a registrar la vivienda de una madre con varios hijos, y la pobre mujer es una humilde de casa que nada tiene que ver con el secuestro, la señora les dice que reza para que Bink vuelva con ellos y que sabe cómo se sentiría si fuera uno de sus hijos. Es como si hubiera un segundo guionista que creyera estamos en un drama lacrimógeno, ridículo; También hay que decir, que se nota muy mucho que el bebe nunca está en medio de peligro alguno, los efectos son buenos, pero la reacción del bebe no crea interrelación con el supuesto lugar donde está, que si en medio del tráfico o sobre una viga a cientos de altura; Se repite demasiado la misma reacción el bebe, como si fuera un meme que cuelan una y otra vez tras un ‘infortunio’ de sus perseguidores, es la de ir gateando, mira hacia atrás y sonríe, notándose que este sonido de la risa es metido en post-producción

 

Spoiler:

 

Rush final: Los padres de Bink son notificados de varios avistamientos de él en la ciudad y Gilbertine deduce que ha estado siguiendo Baby's Day Out, y lo más probable es que se dirija al Old Soldiers' Home a continuación. Efectivamente, Bink ha logrado entrar en la casa, donde los ancianos residentes lo entretienen con una interpretación de "This Is the Army, Mr. Jones" de Irving Berlin. Laraine y Bing entran corriendo y abrazan alegremente a Bink. De camino a casa, comienza a gritar su "Boo-Boo" hacia el apartamento de los criminales. Laraine cree que está mirando el reloj en la parte superior del edificio e intenta enseñarle que es un "tic tac". Gilbertine nuevamente deduce que quiere su libro y le dice a Laraine que no hay "tic tac" en el libro. Los criminales en recuperación, al escuchar a Bink pidiendo su libro, se dan cuenta de que ha regresado y, al mirar por la ventana, para su sorpresa, se encuentran rodeados por el FBI. También encuentran a Bink y a sus padres parados afuera del edificio. Mientras Eddie regaña a Bink por delatarlos, Grissom obliga a los criminales a devolver el libro de Bink. Cuando Eddie arroja el libro, él, Norby y Veeko son arrestados por secuestrar a Bink y Bink está feliz de tener su libro de vuelta y regresa a casa con sus padres. De regreso a casa, Bink es acostado por sus padres, quienes hablan sobre tomarle una fotografía a un fotógrafo normal por la mañana mientras, sin que ellos lo sepan, él se despierta y se prepara para leer otro libro titulado El viaje del bebé a China.

 

Baby's Day Out se filmó en Chicago, Illinois y Los Ángeles, California, del 17 de agosto al 16 de diciembre de 1993, y presentó uno de los primeros paisajes urbanos en 3D completamente generados por computadora, lo que fue un desafío para Industrial Light and Magic. El artista digital senior Henry LaBounta dijo: “Teníamos que tener una ciudad CG - Chicago - para esas tomas donde el bebé mira hacia abajo desde la grúa. Yo era el tipo que iba a hacer esa ciudad. Y pensé, acabo de empezar aquí".

 

No es una obra maestra, ni lo pretende. Es un pasatiempo que cumple y divierte en muchos tramos. Gloria Ucrania!!!

 

 


EL COLOR DE LA GRANADA.


199/23(23/07/24) Con motivo de que este año se cumplen 35 años del estreno (octubre de 1969 en Yerevan-Armenia) de este film de culto avalado por un tropel de críticas positivas y por estar en el famoso libro de “1001 PELÍCULAS QUE HAY QUE VER ANTES DE MORIR” de Steven Jay Schneyder, me lo he visto y me he encontrado con una película de arte y ensayo experimental críptica solo accesible (creo) a los que sepan de la historia del poco conocido país de Armenia, la mayoría de los espectadores, entre los que me incluyo, se encontraran ante un producto no apto a personas que quieran algo entendible desde un punto de vista general. Rodada en Armenia durante la ocupación soviética, escrita y dirigida por Sergei Parajanov, tipo perseguido por la censura comunista, al que le recortaron e intervinieron el montaje añadiendo elementos ajenos a su idea, e incluso cambiaron el título de “Sayat Nova” a “El color de la granada”.

 

La pseudo historia es un tratamiento poético de la vida del poeta y trovador armenio del siglo XVIII Sayat-Nova. La película ahora se considera un hito en la historia del cine y fue recibida con gran aclamación entre cineastas y críticos. Se presenta con poco diálogo (que ya es decir muchos), utiliza cuadros activos que representan la vida del poeta en capítulos: Infancia, Juventud, Corte del Príncipe (donde se enamora de una zarina), El Monasterio, El Sueño, La Vejez, El Ángel de la Muerte y La Muerte. Hay sonidos, música y cantos ocasionales. Cada capítulo está indicado por una tarjeta de título y enmarcado tanto por la imaginación de Sergei Parajanov como por los poemas de Sayat Nova. La actriz Sofiko Chiaureli interpreta seis papeles en la película, tanto masculinos como femeninos. Parajanov adopta un enfoque poco convencional para la narración de historias aquí. En lugar de adherirse a una estructura narrativa tradicional, opta por serie de cuadros vivos visualmente atractivos y cuidadosamente compuestos para capturar la esencia de la vida y las creaciones del poeta Sayat-Nova. El resultado es una exploración visualmente simbólica del arte, la cultura y la espiritualidad, inspirado en las propias experiencias de vida de Parajanov. Todo ello apegado al folclore armenio, desde los escenarios, las iglesias ortodoxas, el colorido vestuario, o el costumbrismo patrio.

 

Representa sujetos vivos en composiciones estáticas, jugando con la dinámica entre el movimiento y la quietud, así como la interacción entre sujetos animados y objetos inanimados. Personas mirando a cámara de modo rígido. No hay una trama, ni historia inteligible. Actuaciones ataráxicas. Hay fascinación del director por la planitud, la textura y la superficie, así como su exploración de la animación de objetos inanimados cotidianos como temas artísticos. Cada escena de la película está meticulosamente elaborada para reflejar una pintura o fotografía viva, con actores colocados estratégicamente de maneras visualmente impactantes. La composición de cada cuadro es también un guiño deliberado a la estética visual que se encuentra en los manuscritos iluminados y el arte religioso armenios.

 

La obra se me presenta como un arcano, hay una barrera impenetrable entre las disposiciones que veo y que me quieren decir (Sayat entre libros secándose al sol mientras el viento agita sus hojas; el hombre besando al pavo real, símbolo cristiano de la vida eterna; el monasterio repleto de carneros). Al inicio siento curiosidad por este extraño proyecto surrealista, me siento cautivado por la hípercromática fotografía (de Suren Shakhbazyan), con profusiónd e colores primarios que inundan la pantalla (rojos, dorados, blancos, o azules), por sus composiciones simétricas, intento desentrañar lo que se esconde en lo que muestran, pero a medida que avanza el metraje me siento alejado, hasta desconectar, no entiendo nada, ya medida que avanza siento sopor, tedio, hastío, siéndome seguramente d ellos films más cortos (80 minutos) y a la vez más aburridos a los que he asistido, un ladrillo, al que le supongo sus virtudes, pero mis entendederas no me llegan. Que para poder alcanzar a disfrutar de un film tengas que tener a mano un libro de historia para entender que (a lo mejor) me ha querido decir Parajanov me es ridículo. He visto muchos films cargados de surrealismo de Buñuel, Jean Cocteau, Fellini, Polanski, Jan Švankmajer o Lynch, y todos ellos tiene simbología universal, abierta a interpretaciones, fallidas o no, pero esta cintra es como un club cerrado asolo gente que sepa de lo que va hablarnos visualmente Parajanov. Es por lo que me resultan unos snobs seguiditas el bulbo de críticas que ensalzan a los altares del cine esta obra que debería verse con un ‘traductor’ de simbolismos al lado que fuera parando cada secuencia para explicarnos lo que hemos visto o vamos a ver, me resultan borreguiles cual cuento de “El sastrecillo valiente”, nadie se atreve a decir que ellos ven al jerarca desnudo.

 

Algunas versiones rusas de “El color de la granada” tienen características de Edición Especial. “Las Memorias de Sayat Nova”, de Levon Grigoryan, es una sinopsis de 30 minutos que explica lo que está sucediendo en los cuadros y en cada capítulo de la vida del poeta. Cada imagen cuidadosamente compuesta en El color de las granadas está codificada con un significado, pero falta la clave para interpretarlas. Está de acuerdo con Parajanov en que "si alguien se sentara a ver El color de las granadas sin fondo (ósea, yo), no tendría idea de lo que está viendo". Con esta presentación queda claro que me declaro ‘incompetente’ para juzgar esta composición de tableaux filmados en planos estáticos generales

 

El poema comienza con granadas que derraman su jugo sobre un mapa de la antigua región de Armenia. Luego describe el ascenso del gran poeta y trovador Sayat Nova, de tejedor de alfombras a arzobispo y mártir. Nacido en Georgia en 1712 en una familia campesina y llamado Harutyun Sahakyan, es recordado por los armenios como Sayat Nova o Rey de las Canciones, homenaje a su estatus en la comunidad armenia como su mayor poeta y compositor musical. Contratado para ser el trovador y luego diplomático de Heracle II de Georgia, cayó en desgracia cuando intentó casarse con la hija del rey. El rey temía que, si eso sucedía, Sayat Nova tendría demasiada influencia sobre el pueblo y se apoderaría del reino, por lo que fue proscrito y obligado a convertirse en un vagabundo y más tarde en monje. Sayat Nova fue asesinado en 1795 por las fuerzas invasoras del caballero persa, Agha Mohammed Khan.

 

«Esta película no intenta contar la vida de un poeta. En su lugar, el cineasta ha intentado recrear su mundo interior, sus estados de ánimo, sus pasiones y sus tormentos, utilizando ampliamente el simbolismo y las alegorías propias de la tradición de poetas-trovadores de la Armenia medieval». Declaración de principios, abren Sayat Nova. «Yo soy aquel cuya vida y alma son tortura». Con este verso arranca el relato de la vida de Sayat.

 

Según Frank Williams, la película de Parajanov celebra la supervivencia de la cultura armenia frente a la opresión y la persecución: "Hay imágenes específicas que están muy cargadas: jugo rojo sangre derramándose de una granada cortada sobre una tela y formando una mancha con la forma de los límites del antiguo Reino de Armenia; tintoreros sacando madejas de lana de cubas con los colores de la bandera nacional, etc."  Pues vale (¿?).

 

Hay una narrativa aproximada que traza la vida del poeta vida desde la infancia hasta la fama, el retiro y la muerte, eso dicen (¿?). Los exégetas dicen que el film sugiere que nació con su forma imaginativa de percibir la vida y lo pinta como un artista nato. A lo largo de la película, aparecen intertítulos que presumiblemente dan extractos de la obra de Nova, pero no explican cual es la referencia (¿?). La artificialidad en la composición encuentra su eco en las pinturas cristianas, en representaciones a modo de tableaux vivant recuerdan a murales que adornan las iglesias o a las escenas tejidas en los tapices. La figura del ashik (así es como se denomina en armenio a estos poetas trovadores medievales) adquiere una dimensión divina mediante la idolatría a la que le somete Paradjanov. La música de Tigran Mansuryan es de resonancias medievales se mezclan con sonidos diegéticos para componer una melodía singular. Fusiona imagen, movimiento interno del plano y sonido para lograr armonía sensorial.

 

Para los estándares de hoy día, dan grima las escenas de la matanza de corderos, como los descuartizan, evisceran. Tampoco salen bien paradas las gallinas que vemos lanzadas desde gran altura por al forma en que rebotan contra el suelo entre velas en el tramo final. 

 

Spoiler:

 

En el rush final vemos cómo murió Sayat Nova. Su verdugo quedó impresionado por su talento y le pidió que cantara varias veces antes de asesinarlo finalmente (¿?).

 

Sayat Nova fue una cantante del siglo XVIII. Vivió mucho tiempo, especialmente si consideramos la esperanza de vida en ese entonces, ya que llegó a los 80 años y aun así murió solo porque fue decapitado por razones religiosas, es decir, se negó a convertirse en musulmán.

 

Paradjanov tuvo aún más problemas si cabe para continuar filmando (Sayat Nova ya se rodó en condiciones primitivas). Tras años sometido a vigilancia y bajo continua sospecha, es detenido en diciembre de 1973 y condenado meses después a 5 años de prisión. ¿Sus delitos? Entre otros, tendencias homosexuales, incitación al suicidio o tráfico de obras de arte. Gracias a la presión internacional de intelectuales como Louis Aragon o Elsa Triolet logrará ser liberado antes de cumplir la pena completa, aunque una vez en libertad se le prohíbe trabajar en el cine. Tras otro arresto en 1982, no es hasta 1985 cuando consigue de nuevo realizar su siguiente largometraje, La leyenda de la fortaleza de Suram, al que seguirá el documental Arabescos sobre el Tema de Pirosmani. Su delicado estado de salud le lleva a interrumpir el rodaje de la que iba a ser su cinta autobiográfica, Confesión, y en 1990 el director morirá en la Erevan, la capital armenia, a los 66 años. Poder disfrutar actualmente de una obra total, irrepetible y única como Sayat Nova es verdaderamente un regalo.

 

Parajanov dijo que su inspiración fue "la miniatura iluminada armenia " y que "quería crear esa dinámica interna que surge del interior de la imagen, las formas y la dramaturgia del color". También describió esta película como una serie de miniaturas persas.

La película se rodó en numerosos lugares históricos de Armenia, entre ellos el monasterio de Sanahin, el monasterio de Haghpat, la iglesia de San Juan en Ardvi y el monasterio de Akhtala. Todas son iglesias medievales en la provincia norteña de Lori. Las localizaciones en Georgia incluyeron el monasterio de Alaverdi, la campiña que rodea el complejo del monasterio de David Gareja y el complejo Dzveli Shuamta cerca de Telavi. Las localizaciones en Azerbaiyán incluyeron la ciudad vieja de Bakú y la fortaleza de Nardaran.

 

Los censores soviéticos y los funcionarios del Partido Comunista objetaron el tratamiento poético y estilizado que Parajanov dio a la vida de Sayat-Nova, y se quejaron de que no educaba al público sobre el poeta. Como resultado, el título de la película se cambió de Sayat-Nova a El color de las granadas, y todas las referencias al nombre de Sayat-Nova fueron eliminadas de los créditos y títulos de los capítulos en la versión original de estreno en armenio. El escritor armenio Hrant Matevosyan escribió nuevos títulos de capítulos en armenio, de un carácter abstracto y poético. Los funcionarios objetaron además la abundancia de imágenes religiosas en la película, aunque todavía quedan muchas de ellas en ambas versiones supervivientes de la película. Inicialmente, el Comité Estatal de Cinematografía de Moscú se negó a permitir la distribución de la película fuera de Armenia. Se estrenó en Armenia en octubre de 1969, con una duración de 77 minutos.

 

El cineasta Sergei Yutkevich, que había trabajado como lector de guiones en el comité editorial de guiones del Comité Estatal de Cinematografía, recortó ligeramente la película y creó nuevos títulos de capítulos en ruso para que la película fuera más fácil de entender y más agradable para las autoridades. Además de cortar algunos minutos de metraje (algunos de ellos claramente debido a su contenido religioso), cambió el orden de algunas secuencias. La película finalmente recibió solo un estreno limitado en el resto de la Unión Soviética, en la versión de 73 minutos de Yutkevich.

 

‘La película se caracteriza además por su imaginería queer y andrógina. Por ejemplo, la actriz principal Sofiko Chiaureli interpreta tanto al poeta como a su amante; imágenes como la caracola y la pluma, símbolos de lo femenino y lo masculino respectivamente, son utilizadas en tándem por múltiples personajes; y el despertar sexual del joven poeta llega cuando ve cuerpos desnudos de hombres y mujeres en la casa de baños. Esto está en línea con la propia vida de Parajanov, condenado por actos homosexuales, así como por nacionalismo, varias veces en Georgia (1948) y Ucrania (1973, encarcelado en Rusia), que discriminaban a las personas homosexuales debido a preocupaciones demográficas y una base ideológica estalinista: la homosexualidad era vista como enfermedad social que amenazaba el ethos soviético colectivo. Por lo tanto, esta androginia puede leerse como paralela a la ruptura de la unidad étnica tradicional que hace la película, permeada por la ideología estatal, que logra entrelazando facetas de las tradiciones culturales armenia, georgiana, ucraniana y rusa. ‘

 

La película biográfica espiritual del poeta armenio del siglo XVIII Sayat Nova, del director ruso Sergei Paradjanov, fue prohibida por los censores soviéticos, que temían que fuera una parábola nacionalista. No se le permitió salir de Rusia hasta 1983, ya que los censores acusaron al cineasta de “secretismo”, “esteticismo decadente”, perpetuar un “culto excesivo al pasado” y “antisovietismo latente”. No solo se prohibió la película del disidente, sino que se rechazaron proyectos futuros. En 1973 fue sentenciado a cinco años de prisión soviética en Ucrania por reaccionario y a ser reeducado por su homosexualidad. En 1969, el director soviético Sergei Yutkevich reeditó (cortando veinte minutos) e hizo la versión censurada en ruso de la película llamada Tsvet Granata, que aun así estuvo prohibida y archivada durante mucho tiempo.

 

Para mí, inclasificable film, es como calificar un libro de física cuántica, igual es buenísimo, pero yo no lo entiendo. Gloria Ucrania!!!

 

 


RIPLEY. (Miniserie)


Notable miniserie estadounidense de suspenso psicológico neo-noir creada, escrita y dirigida por Steven Zaillian, basada en la (famosa novela) novela policíaca de Patricia Highsmith de 1955 El talentoso Sr. Ripley. Protagonizada por un sensacional Andrew Scott como Tom Ripley, con Dakota Fanning como Marge Sherwood y Johnny Flynn como Dickie Greenleaf, serie limitada de ocho episodios, primera adaptación de la novela de Highsmith a una serie, también la primera filmada en b/n. Con una carrera como director limitada a solo tres films (Innocent Moves/ A Civil Action/ All the King's Men) y a la intensa serie The Night Of, Steven Zaillian es, sin embargo, uno de los guionistas más reconocidos de Hollywood (cuatro nominaciones al Oscar por Awakenings, GagnGs of New York, Moneyball, The Irishman, más una estatuilla ganada por La lista de Schindler). Tras una ausencia de cinco años, regresa en su triple rol de showrunner, escritor y realizador de los 8 episodios de esta sugestiva incursión en el universo del estafador, mitómano y manipulador Tom Ripley concebido por Patricia Highsmith.

 

Obra llevada al cine en dos ocasiones, en la francesa “A pleno sol” (Plein Soleil, 1960), de René Clément, con Alain Delon, Maurice Ronet y Marie Laforêt; y en “El talento de Mr. Ripley (The Talented Mr. Ripley, 1999), de Anthony Minghella, con Matt Damon, Gwyneth Paltrow, Jude Law, Cate Blanchett y Philip Seymour Hoffman; Zaillian es capaz de insuflar aire nuevo a la historia, sabe dar singularidad a la consabida trama, aportando una cadencia rítmica serena gracias a la capacidad que dar ser un serie tv y no una comprimida película, desarrollando aún mejor a los personajes y las situaciones, haciendo que cada momento catárquico se viva de modo incisivo, derivando en esa turbadora proyección hacia el espectador de que este empatice con el villano, que quiera escape. Fruto de este detallismo punzante es el prodigioso quinto capítulo “Lucio”, dedicado únicamente al asesinato y como deshacerse del cuerpo, una lección magistral de tensión dramática llevada con agudeza emocional, gran parte de él en silencio, exponiéndose la naturaleza ataráxica de Ripley en todo su esplendor,

 

En realidad Ripley se nos presenta más que nunca como un juguetón hedonista que disfruta de ser el ratón en este juego perseguido por varios gatos. Dejando efluvios a claras influencias ‘hitchcockianas’, no en vano el director de la más famosa papada del cine filmó “Strangers on a Train” (1951), la primera novela de Highsmith.

 

Potenciando en su ritmo una fulgente intensidad dramática, con un director más preocupado en trasladarnos la atmósfera tensa que en impactarnos, pretende involucrarnos psicológicamente en los personajes con matices, con ayudado por diálogos muy bien trabajados, y sobre todo los silencios y miradas que dicen más que las propias palabras, un paseo por la amoralidad de un psicópata camaleónico. Tipo que nos hace cuestionarnos la naturaleza del y el mal, sobre el atractivo de ansiar lo que tienen los ricos, es esto justo? Que estarías dispuesto a hacer para alcanzar estas riquezas ajenas?

 

Atomizado el desarrollo por un sentido estético superlativo gracias a la fenomenal fotografía del oscarizado por “There Will Be Blood” Robert Elswitt (habitual de Paul Thomas Anderson) en glorioso b/n, de marcados contrastes grisáceos, con planos cuidados con prodigio, exponiendo el lujo y boato (esculturas, edificios, pinturas, escaleras, vetustos ascensores, calles empedradas, la Vía Apia fantasmal, los fascinantes canales de Venezia, etc), tomas generales preciosas, en conjunción con lo ancestral, y con ello dejando un poso de melancolía que traspasa la pantalla. Esto en miscelánea a la edición del binomio Joshua Raymond Lee (“Steve Jobs”) & David O. Rogers (“Men In Black”), rodó con cámaras digitales Arri Alexa LF.  En glorioso b/n, únicas cosas que se muestran en color en la serie son las huellas rojas y ensangrentadas de un gato en los escalones al final del episodio 5. Zaillian explicó: "La edición del libro de Ripley que tenía en mi escritorio tenía una evocadora fotografía en blanco y negro en la portada. Mientras escribía, mantuve esa imagen en mi mente. El blanco y negro encaja con esta historia, y es hermoso". Regalándonos interludios extraordinarios paseándonos por postales de una beldad donde se mezcla el renacimiento con el expresionismo, con mucho de Picasso y Caravaggio (Dickie y Ripley visitan el atroz cuadro "David con la cabeza de Goliat"; claras alegorías en algunas tomas retorcidamente exquisitas cual si nos quisiera mostrar la compleja mente del protagonista), en una metáfora turbadora sobre la relación entre la vida y el arte, la importancia de la luz (el bien y el mal) cual si todos fuéramos parte de alguna obra, donde Ripley comienza siendo un deconstruido Picasso y acaba siendo un personaje de Caravaggio jugando con su luz. Todo esto enmarcado en los más preciosos lugares de la impresionante Italia, como Nápoles, Roma, San Remo, Palermo, Venecia y el lar de ensueño costero de Atrani, pueblo de menos de 1000 habitantes en la Costa Amalfitana declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

 

A finales de los años cincuenta, en Nueva York, Tom Ripley (Scott), un estafador venido a menos, es contratado por un hombre rico para convencer a su hijo pródigo (Flynn) de que regrese a casa desde Italia. Pero la introducción de Tom a la cómoda y tranquila vida de Dickie Greenleaf en el extranjero resulta ser "el primer paso hacia una compleja vida de engaños, fraudes y asesinatos".

 

Un Zaillian que sabe jugar con los elementos para impregnarlos de vida propia simbólica, desde el anillo, unos cubitos de hielo, un gato, un cenicero, un ascensor, y más para que cada vez que aparezcan transmitan sensaciones. El director hace de Ripley un pintor que comienza falsificando cartas, y pasa a pintar sobre sí mismo la personalidad de su ‘amigo’ Dickie, en los primeros capítulos lo observa, vampiriza, aliena, hasta que cual ‘vaina’ de “La invasión de los ladrones de cuerpos”, tima su personalidad tras su asesinato, se mimetiza con él. Con ello pasa a ser un hedonista turista de alto standing, disfrutando de la Dolce Vita italiana (incluso el episodio 4 toma este título tan ‘felliniano’), donde los sentimientos de culpa son nulos, si acaso su mente le hace malas pasadas en las pesadillas con el ahogado Dickie, pero estás son espantadas de modo cínico por el prota.

 

La serie es un retrato de personalidad de alguien perverso, amoral, sociópata, envidioso, y sobre todo un arrogante que se cree más inteligente que todos los que le rodean (lo que se llama un psicópata de libro). Asistimos a su modus de ‘transformarse’, lo vemos repetir firmas para falsificarla, imita la voz de Dickie, los vemos vestirse con la ropa de Dickie, se prueba el anillo, lo vemos como perfecciona ser un asesino, desde el improvisado y torpe de Dickie, al más elaborado que es el segundo (no quiero spoilear), como traslada el cuerpo, como limpia la sangre, como sufre imprevistos (el ascensor, el gato,…), como disfruta jugando con la policía, especialmente con el inspector Ravini (Maurizio Lombardi), como lidia con el ‘hueso’ de Marge, siempre recelosa del que sabe es un mentiroso, todo se lo toma con flema, sin perder nunca los nervios. Ello gracias a la formidable y escalofriante interpretación del dublinés Andrew Scott, transpira magnetismo, carisma, un manipulador exquisito en sus formas, denota grietas del pasado que nunca le traspasan, con una expresividad parca, con una sonrisa pequeñita, se nota un vampiro que espera su oportunidad agazapado tras su aparente mansedumbre, ello adornado por como se adorna con la voz en off que transpira un tremendo cinismo, No parece alguien que ansíe las riquezas como objetivo final, en esta versión es un pez que disfruta escurriéndose una y otra vez entre las manos de quienes pretenden atraparlo. En el clímax, cuando de enfrentarse en una entrevista crucial con Ravini, cualquiera hubiera huido, pero él decide enfrentarse a este duelo con inteligencia suprema, sirviéndose de lo aprendido para crear su gran obra maestra con homenaje a Caravaggio (colosal aquí la cinematografía de Elswitt), Brillante Scott en esta introspectiva e intensa encarnación;

 

Los secundarios aportan solidez narrativa (excepto uno), haciendo que la historia tenga cimientos fuertes. Con un fenomenal Johnny Flynn dando lustre al bon vivant Dickie, con una mezcla de elegancia, bondad e inocencia que no se da cuenta de como Tom lo va poseyendo, encantador cándido que resulta presa para este particular ‘Drácula’; Dakota Fanning se luce como la inquisidora Marge, siempre escamada de Tom, fría en el trato con él, los dos (Scott y ella) con una química cortante donde saltan chispas de aspereza en cada encuentro. Con esa mirada penetrante que dice tanto sobre la desconfianza hacia Tom. Resta que le falta compenetración con Flynn, no hay calor o cariño entre ellos. Tampoco la evolución final del personaje me resulta natural, la veo algo forzada como acaba; Maurizio Lombardi como el inspector Ravini deja una grata impresión en sus peculiares interrogatorios; Eliot Sumner da vida al ‘entrometida’, presencia que me da grima por como mi desconocimiento de quien era (mea culpa), y pensaba era una mujer para un rol de hombre y no entendía del porqué, desconcertante actuación que me desorientaba por lo dicho. Luego me entero este andrógino es un cantante del grupo I Blame Coco (él se hace llamar Coco Summer), se define como persona no binaria (como decía el Lebrijano ‘Hay gente pa tó’), creo que este aspecto va en contra de su rol. Ah, es hijo del cantante Sting.

 

En la serie se deja patente el homoerotismo flotante en el ambiente con ese Tom Ripley aparentemente enamorado de Dickie, llegando el protagonista a negar, por lo evidente, que sea gay (Dickie ríe irónicamente al oírlo). Queda ese ambiguo personaje de Freddie que es claramente gay y que tiene gran afinidad con Dickie. Y como Tom termina utilizando la baza de los celos homosexuales como ‘coartada’ para un crimen.

 

Spoiler:

 

Momentos recordables (aparte de los ya mencionados): Cuando Tom es pillado vistiéndose con su ropa; La visita a ver el Caravaggio de Dickie y Tom; El tremebundo asesinato de Dickie por parte de Tom en la barca con un remo, como es todo improvisado sobre la marcha; El tenso encuentro de Tom con Marge cuando este va a recoger las cosas de Dickie a Atrani (tras haberlo asesinado); Las manchas de sangre del gato en las escaleras (lo único que se ve en color en la serie); La entrada ‘triunfal’ de Tom en Venezia, con el añadido de como vemos la impresionante vivienda que alquila mostrada por la agente inmobiliaria; Cuando Marge encuentra en un joyero de la residencia de Tom en Venezia el anillo de Dickie, pregunta a Tom que hace allí esa joya. Tom se pone tenso, dice que se lo ha dejado Dickie, pero cree no la va a creer y coge un cenicero que limpiaba, la cámara se fija en primer plano en su mano asiéndolo (un cenicero fue con lo que mató a Freddie), se acerca a ella con intenciones asesinas, pero entonces ella, en un giro algo crujiente de carácter, le dice que seguro se lo ha dejado (con lo que cree la palabra de Tom, cuando nunca lo había hecho) porque pensaba quitarse la vida, y Tom deja el cenicero al saberse libre de culpa ante ella; El momento clímax del film, la obra cumbre de Tom Ripley, engañar al inspector Ravini al que se había presentado anteriormente en Roma como Richard Geenleaf, para hacerle creer ahora es otra persona (Tom Ripley) en una entrevista, ello jugando con los claroscuros y la escasa iluminación, así como con apósitos capilares; Punzante el epílogo cuando el inspector Ravini recibe el libro de Marge sobre Atrani y al abrirlo el policía observa impactado que se lo dedica a Richard Greenleaf y está la foto que desmonta todo el andamiaje laberíntico de Tom Ripley.

 

Esto precisamente es la gran debilidad de la historia, que todo el grandioso plan de Tom Ripley hubiera quedado desmontado con unja simple foto en los periódicos de Dickey. Es complicado creer que nadie, ni policía, ni periodistas indagaran en el pasado de este y con ello haber hallado alguna foto que desmontara todo cual castillo de naipes en medio de un huracán. La policía en parvulario de investigación lo primero que se hace es pedir una foto del desaparecido o sospechoso. Es una licencia que hay que dar paras disfrutar de la serie.

 

Muy sugerente serie que me ha atrapado en sus enfermizas redes. Gloria Ucrania!!!

 

PD. En los Primetime Emmy, recibió la serie tv 13 nominaciones, incluidas Mejor serie limitada o antológica y nominaciones a actuación para Scott y Fanning.

miércoles, 17 de julio de 2024

 


 LA MUJER Y EL MONSTRUO.

 

Simpático y entretenidillo film de terror, que en su día fue una producción serie b de la Universal con bastante éxito. Lo he visto con motivo del 70 aniversario del estreno (12 de febrero de 1954), y me he encontrado con una cinta amena, que no descubre nada, no es nada original, su historia es un cuasi-calco low cost del clásico “King Kong”, pues tenemos una expedición de hombres con una sola mujer hermosa, que viajan a un lugar ignoto, allí descubrirán un monstruo que desean cazar para darlo a conocer, mientras el monstruo se enamora de la mujer, en un claro mensaje de que el Monstruo en realidad son los expedicionarios que invaden su territorio desean sacarlo de allí violentamente, justo igual que en el referido film de 1933. Aquí pretendieron en su momento ofrecer al espectador del cine el aliciente del entonces en boga 3D, sabiendo gotear las sugerencias del monstruo mediante el primer tramo en que solo vemos su palmípeda mano-garra, hasta que bajo el agua se hace patente el Bicho, en una creación bastante buena para los cánones de los 50, y entonces el film regala secuencias muy bien trabajadas bajo el agua.

 

Destacando sobre manera la secuencia en que el Gill-Man (como se llamó al Monstruo) descubre (y queda fascinado-enamorado) la Bella mujer Julia Adams, bañándose despreocupadamente en la laguna, jugando el director con que el espectador sabe más que los protagonistas. Mientras el Bicho bucea junto a ella e intenta tímidamente rozarla, en una danza turbadora, notándose la reverencia del Monstruo hacia la joven, en una danza acuática inquietante, un una hábil combinación de tomas de afuera del agua con hermosa joven deslizándose por las aguas grácilmente, mientras bajo ella vemos al Monstruo moviéndose a su alrededor poéticamente sincronizados, rezumando entonces no solo “King Kong”, si no el claro referente más antiguo que es el cuento de “La Bella y La Bestia”. Escena enaltecida (como todas las acuáticas) por la vistosa y notable cinematografía de William E. Snyder (“El pirata Barbanegra”), que aporta nitidez y fluidez en sus tomas. Por cierto, las secuencias submarinas fueron dirigidas por James Curtis Havens (“20,000 leguas de viaje submarino” o “Rebelión a bordo”).

 

Dejando en el aire las pulsiones eróticas (zoofílicas!) animales, donde el macho desea a la hembra que ha escogido, y es que el bichejo tampoco parece a su lado tenga a muchos (zero) de su especie para desahogarse sexualmente. Aunque las escenas submarinas terminan siendo demasiadas y reiteradas.

 

Dirige el experto en la ciencia ficción Jack Arnold (“Vinieron del espacio”, “Tarántula”, o “El increíble hombre menguante”), adaptando el guion de Harry Essex (“Vinieron del espacio”) y Arthur Ross de una historia de Maurice Zimm (“La carrera del siglo”), sobre una idea del productor del film William Alland (le dio la inspiración el director de fotografía mexicano Gabriel Figueroa hablándole de un monstruo real para él del Amazonas, del que incluso decía tener fotos).

 

Film que ha podido influir a cineastas posteriormente como a Spielberg y su “Jaws”, por como el espectador sabe del peligro que hay bajo las aguas, mientras personas se bañan alegremente sobre el monstruo, provocando en ello al espectador; También se nota Guillrmeo del Toro bebió de aquí para su exitosa (y para mi muy sobrevalorada) “La forma del agua”, con un ‘Monstruo’ similar físicamente, pero es que además se enamora de una humana. 

 

Como es normal en esta década de los 50 en este género serie b del terror, las actuaciones son pobres, sin chispa alguna, rutinarias, siendo los protagonistas Richard Carlson, Julia Adams (clásica aspirante a Sream Queen), Richard Denning, Antonio Moreno, Nestor Paiva y Whit Bissell. Colándonos un amor entre la mujer del grupo y el científico joven que nada aporta, como poco suma la idea de que el financista de la expedición desee cazar al bicho para exhibirlo, cual emulo del productor de cine Denham de “Kong Kong”, son conflictos banales. La trama de la película sigue a un grupo de científicos que se encuentran con un humanoide anfibio piscícola en las aguas del Amazonas; la criatura, también conocida como Gill-man, interpretada por Ben Chapman en tierra y por Ricou Browning bajo el agua.

 

En una expedición científica en la Amazonia brasileña, el científico Carl Maia (Moreno) descubre el fósil de una mano gigantesca. Deja a su trabajador Louis en el lugar y se dirige al instituto de ciencias del continente en busca de ayuda. Allí se enfrenta a su antiguo alumno Reed y a su novia científica Kay (Julie Adams), y a su jefe del instituto de investigación, Mark Williams (Denning), un experto en recaudación de fondos y ávido de publicidad. Contratan la destartalada barcaza del capitán Lucas, que se llama Rita, para subir por el Amazonas y explorar el descubrimiento. Reed está interesado en lo que la investigación hará para avanzar en la ciencia y su teoría de la evolución al traer de vuelta a la criatura con vida, mientras que Williams tiene una mentalidad de cazador de caza mayor y cree que traer de vuelta a esta criatura, ya sea viva o muerta, es una prueba de que su instituto debería obtener más dinero y él más fama.

 

Tenemos una primera parte en que el Monstruo solo se atisba mediante la presencia aterradora de su gran mano palmípeda y con garras. Cuando se asoma a la apantalla sentimos el terror, pues se genera el fotograma oculto cuando se combina a los rostros de los humanos a los que acosa y que gritan desesperados. Además, en este tramo, se esfuerzan en ofrecernos argumentos científicos de porque puede ser real el Monstruo; En la segunda parte se hace visible el bicho. Sobre todo, en la mencionada danza de la joven y el Monstruo. Donde podemos ver que ele senario acuático es bastante creíble en las algas y rocas que se ven. Tras ello comienza la acción con una secuencia vigorosa bajo el agua donde los dos submarinistas encuentran y tienen un enfrentamiento contra el monstruo. Pero en el último tercio la cinta se queda sin fuelle, recurriendo a iteraciones, combinado con situaciones tontunas, como llamaría a las secuencias del Monstruo fuera del agua, moviéndose cual zombi lentamente, sobre todo las del barco, con esa chusca madriguera-cueva, coronado por un final bastante chusco y poco climático.

 

Destaca la creación del monstruo por su esmero y gran sentido ‘realista’, nada que ver con otras creaciones de esta década donde los monstruos (o aliens) eran poco más que disfraces de Halloween. Tenemos, tras el tramo de sugerencias a un humanoide con cara de pez con traje de neopreno escamoso, que tiene propio estilo de natación

 

El profesor Carl Maia está interpretado por el actor de origen español Antonio Moreno (1887-1967), nacido en Madrid, llegó a los EEUU a los 14 años. En 1913 inició su carrera en la gran pantalla, convirtiéndose junto a Rodolfo Valentino en uno de los más destacados galanes o “latin lovers” del cine mudo.

 

La música de Joseph Gershenson (“Freud, pasión secreta” o “El señor de la Guerra”), dota de tensión dramática, de constante latente amenaza, incisiva la acción, aunque termia por ser demasiado intrusiva.

 

Spoiler:

 

El tramo final es como si se hubieran quedado sin ideas y estuvieran obligados a llegar a los 80 minutos, y nos cuelan lo de la guarida cueva de Gill-Man. Resulta que llegan buceando a la cueva del monstruo, pero de pronto vemos a los otros de la tripulación apareciendo como si nada allí para disparar al bicho, y es que han entrado por una entrada en la superficie, entonces nos damos cuenta de lo idiotas que son los que han hecho buceo para llegar sin armas.

 

Rush final: Después de que los encuentros posteriores con la Criatura se cobraran las vidas de los miembros de la tripulación de Lucas, ataca a Kay e intenta secuestrarla, pero es capturada y encerrada en una jaula a bordo del Rita . Durante la noche, se escapa y ataca a Edwin, que la estaba custodiando. Edwin aplasta a la Criatura con una linterna, ahuyentándola, pero resulta gravemente herido. Después de este incidente, David decide que deben regresar a la civilización. Mark, que está obsesionado con capturar (o matar) a la Criatura, se opone. Mientras el Rita intenta irse, descubren que la Criatura ha bloqueado la entrada de la laguna con troncos caídos. Mientras los demás intentan quitar los troncos, Mark es mutilado hasta la muerte mientras intenta capturar a la Criatura sin ayuda de nadie bajo el agua. La Criatura luego sube a bordo del Rita y se acerca a Kay por detrás. Ella grita cuando la Criatura la agarra, llevándola a su guarida en la caverna. David, Lucas y Carl los persiguen, rescatan a Kay y acribillan a balazos a la Criatura. Se retira a la laguna, donde su cuerpo se hunde en las profundidades acuáticas.

 

Entretenido film, con una fama que supera en mucho su calidad, aún así, amena y divertida. Gloria Ucrania!!!

 

El monstruo ha sido objeto de merchandising desde entonces y se hizo tan popular que volvió en La venganza de la criatura de Arnold y La criatura camina entre nosotros de Jack Sherwood.

 

La creadora del diseño de la emblemática criatura, Milicent Patrick, en su momento el reconocimiento por su creación le fue arrebatado de las manos por Bud Westmore, jefe de maquillaje de la Universal, celoso de su trabajo y temeroso de su éxito no dudó en despedirla y apropiarse de su labor, hundiendo la carrera de Patrick, la cual no volvió a trabajar tras escenas. En los créditos de la película es Westmore quien sale acreditado, y como tal la creación del monstruo le fue atribuida a él, pero como el tiempo todo lo destapa, décadas después se dio a conocer la verdad y se reconoció a Milicent Patrick como la única y verdadera madre de la criatura. "La Bella que creó a la Bestia".

 

El productor William Alland estaba asistiendo a una cena en 1941 durante el rodaje de Ciudadano Kane (en la que interpretó al reportero Thompson) cuando el director de fotografía mexicano Gabriel Figueroa le contó sobre el mito de una raza de criaturas mitad pez, mitad humanas en el río Amazonas. Alland escribió notas de la historia tituladas "El monstruo marino" 10 años después, usando La bella y la bestia como inspiración. En diciembre de 1952, Maurice Zimm amplió esto en un tratamiento, Harry Essex y Arthur Ross reescribieron como La laguna negra. Tras el éxito de la película en 3D La casa de cera en 1953, Jack Arnold fue contratado para dirigir la película en el mismo formato.

El diseñador del Gill-man aprobado fue el animador de Disney Milicent Patrick, aunque su papel fue minimizado por el maquillador Bud Westmore, durante medio siglo recibió el crédito exclusivo por la concepción de la criatura. Jack Kevan, quien trabajó en El mago de Oz (1939) e hizo prótesis para amputados durante la Segunda Guerra Mundial, creó el traje, mientras que Chris Mueller Jr. esculpió la cabeza.

 

Ben Chapman interpretó al hombre Gill en la mayoría de las escenas filmadas en Universal City, California. Las escenas en el agua se filmaron en Park Lake, en el estudio de grabación de Universal. El traje le impedía sentarse durante las 14 horas que lo usaba cada día, y se sobrecalentaba fácilmente. Debido a estas dificultades, Chapman a menudo se quedaba en el lago del estudio de grabación, pidiendo con frecuencia lo rociaran con una manguera. Tampoco podía ver muy bien mientras usaba el casco, lo que hizo raspara la cabeza de Julie Adams contra la pared cuando la llevaba en las escenas de la gruta.

 

Ricou Browning interpretó al hombre Gill en las tomas submarinas, filmadas por la segunda unidad en Wakulla Springs, Florida. Mientras filmaba bajo el agua, Browning supuestamente contenía la respiración hasta cuatro minutos a la vez. En una entrevista de 2013, Browning aclaró: "Si no estás haciendo nada en absoluto, cuatro minutos son posibles, pero no si te estás moviendo en el agua. Si estás nadando rápido o luchando, consumes mucho oxígeno y lo reduce a, como máximo, dos minutos".

 

El disfraz de hombre branquial no tenía espacio para el especialista en buceo Ricou Browning, ya que la criatura tenía que contener la respiración bajo el agua durante hasta cuatro minutos seguidos. Como Browning era demasiado pequeño para interpretar a la criatura en tierra, Ben Chapman, de 1,96 m, se convierte en la criatura terrestre.

 

Pero más allá de los seguidores de la hipótesis lovecraftiana, existe una «versión oficial» del origen de esta criatura. El productor del film, reconoció en una entrevista realizada por el escritor y especialista en cine de terror Tom Weaber, publicada en su libro Monsters, Mutants and Heavenly Creature de 1996, que la idea de realizar una película con la presencia de una criatura mitad hombre mitad pez, se originó a comienzos de los cuarenta. Concretamente hay que remontarse durante los días de grabación de la obra cinematográfica de Orson Welles Ciudadano Kane (Citizen Kane, 1941), cuando, durante una cena en casa de Welles, en la que estaban presentes junto al director y William Alland, la actriz de origen mejicano Dolores del Río y la pareja de ésta, el director de fotografía Gabriel Figueroa, este último contó una leyenda popular mejicana que trataba de una criatura que vivía en el fondo del río Amazonas y que una vez al año, aparecía para secuestrar una doncella de una población cercana. Los aldeanos, aceptaban esta intrusión a cambio de la ausencia de la criatura durante el resto del año. Figueroa añadió un elemento al relato que lo hizo más inquietante. Según el director de fotografía, la criatura no solo era real, sino que él mismo podía aportar fotografías que demostraran su presencia.

 

El primer paso para dar vida a esta criatura, fue la creación del guión novelado del que sería la primera película de la saga. Este trabajo recayó en manos de Maurice Zimring, más conocido por su seudónimo Maurice Zimm, el cual, realizó una historia inicial de 59 páginas. El guión fue desarrollado posteriormente por Arthur Ross, incluiría cambios importantes, no solo en la propia historia sino en la criatura. Ross le otorgó al monstruo apariencia más humana y lo alejó de estereotipos propios de las criaturas terroríficas creadas por la industria cinematográfica hollywoodiense veinticinco años atrás. Introduciría un personaje clave en el film, Mark Williams, mad doctor obsesionado con su fama, papel que representaría Richard Denning. A pesar del intento de escapar de estereotipos pasados, la figura del Gill-Man asume cierto paralelismo con el gorila del film King Kong (Merian C. Cooper, Ernest B. Schoedsack, 1933) al establecerse un lazo amoroso entre el personaje femenino Kay Lawrence y la criatura submarina, parecido al del personaje Ann Darrow y King Kong. Pero el mito amoroso entre un ser bello y la bestia no nace en el film de 1933 sino que encuentra su origen en los albores de la historia humana. Provocó la dimisión de Ross en el film. Harry Essex sería el sustituto de Ross para finalizar el guión de la obra cinematográfica.

 

Detrás el diseño y desarrollo del traje del Gill-Man, se esconden muchos hombres y mujeres anónimos quedaron eclipsados por la única persona, según dictan los títulos de crédito del inicio del film, fue el responsable de esta creación, el jefe de maquillaje Bud Westmore. Por suerte hizo justicia la historia y hablar hoy del diseño del Gill-Man es hablar en gran medida de la actriz y artista Millicent Patrick. Su trabajo en este tipo de tareas ya la había unido un año antes con Jack Arnold, William Alland y al guionista Hanry Essex en el film Vinieron del Espacio (Llegó del más allá) (It Came from Outer Space, Jack Arnold, Jack Arnold, 1953), aquella vez para crear una grotesca criatura extraterrestre. En esta ocasión, Patrick se basó en criaturas prehistóricas para la creación del Gill-Man, elemento nada anecdótico si tenemos en cuenta que para los científicos atrapados en el Amazonas la criatura marina es el eslabón perdido que une los seres marinos prehistóricos y los bípedos de nuestra era.

La tarea de Patrick no fue nada fácil. Realizó hasta setenta y cinco proyectos, y fueron rechazados dos diseños previos por Westmore antes de que el diseño final viera la luz. El traje final, el espectador ve en el film, estaba realizado por caucho y formado por un complicado sistema articulado, muchas de las partes creadas en talleres de París. Un complejo traje que requería una media de tres horas para ser colocado por el actor que interpretaba el personaje y tres horas más, para poder sacárselo. Este hecho provocaba que el intérprete lo llevara puesto durante toda la jornada de rodaje, incluso en los descansos, donde el actor tenía que permanecer de pie. Un diseño, mítico hoy en la historia del cine, en el que se tardó hasta ocho meses de diseñar y costó dieciocho mil dólares de la época. Junto a Patrick, cabe destacar también el trabajo de Chris Mueller, encargada de esculpir la criatura, utilizando, curiosamente, un torso base de la actriz Ann Sheridan.

 

Pero no solo se obvió el nombre de Patrick y todos sus ayudantes en los títulos de crédito, también se ignoraron los de los actores que interpretaron a la criatura en el film. Alland alegó que relacionar los actores con aquel monstruo en los títulos de crédito eliminaría credibilidad a la criatura marina. De todas formas, fueron tres los actores que interpretaron a la criatura en este primer film de la saga.

 

El que tenía que ser el actor principal, Ben Chapman, apenas poseía experiencia en el mundo cinematográfica. Pequeños papeles secundarios y bailarín en clubes nocturnos conformaban su reducido currículo artístico. Tras la interpretación del Gill-Man, su suerte en el cine no mejoró, ni siquiera interpretó el monstruo en las futuras sagas, cuya interpretación recayó en Tom Hennesy y Don Megowan, respectivamente. La carrera cinematográfica de Chapman antes de La mujer y el monstruo queda reducida a unos pocos títulos, entre ellos, un pequeño papel en el film musical de Pagan love song (1950) dirigido por Robert Alton. La Guerra de Corea fue también un elemento que lo separó del mundo del cine y casi de forma definitiva debido a las heridas recibidas que casi provocan las amputaciones de sus piernas. La negativa de Chapman para que este proceso de amputación se llevara a cabo, provocó una cojera crónica en el actor, pero que supo utilizar para otorgar una particular forma de andar a la criatura del film. A la vuelta del conflicto firmó un contrato con la Universal y fue allí donde el director de casting Jonny Renning quedó sorprendido por el metro noventa y seis del actor, motivo importante para su posterior contratación para el papel de Gill-Man. Pero Chapman no era un gran nadador y las dificultades del traje para actuar en el medio marino era todo un handicap para el actor. Además, el ceñido traje del Gill-Man impedía se acoplara una escafandra autónoma para así poder aguantar más tiempo bajo el agua a través de bombonas de oxígeno. Eso requirió la contratación de un segundo actor, Ricou Browning, el cual, no era solo excelente nadador, podía aguantar sumergido hasta cinco minutos en el agua. A diferencia de Chapman, la carrera del Browning en el mundo del cine no finalizó con esta película, al contrario. El film se convertiría en el punto de partida de una carrera cinematográfica, dominada por las actuaciones submarinas o acuáticas. Incluso dirigió la popularmente conocida serie de los sesenta Flipper (Jack Cowden, Ricou Browning, 1964-1967). También a diferencia de Chapman, Browning representó el papel del Gill-Man en las dos siguientes secuelas, convirtiéndose en el actor que más veces representó el monstruo en esta trilogía. Se requirió la presencia de un tercer actor para representar la criatura en esta primera entrega, Tom Hennessy. En esta ocasión, Hennesy participaría en las escenas de riesgo, concretamente, en la escena en que Gill-Man se encuentra envuelto en llamas. Este especialista de cine, que también se puso el traje del monstruo de nuevo en la segunda entrega de saga, El regreso del monstruo (Revenge of the Creature, Jack Arnold, 1955), también trabajó para importantes personajes del mundo cinematográfico hollywoodiense como John Ford o John Wayne en escenas donde se requería la presencia de acróbatas o haciendo de doble para actores como Rock Hudson o Randolph Scott.

 

La presencia de dos actores para interpretar la mayor parte del film requirió la producción de dos trajes diferentes, uno para las escenas marinas interpretadas por Browning y otro paras las escenas terrestres que realizaría Chapman. No solo por motivos de tamaño, ya que Browning era de menor estatura, sino por cuestiones de iluminación. De esta forma, el traje diseñado para las escenas submarinas, no solo era de menor tamaño, sino que sus tonalidades eran más claras que el traje de Chapman. El espectador incluso puede apreciar estas diferencias, sobre todo la del tamaño del monstruo, que es mucho más alto y de tonalidades más oscuras cuando se encuentra en la superficie.

 

La criatura de la laguna negra se filmó en tres dimensiones (3D) y se proyectó originalmente con el método de luz polarizada. El público llevaba visores con filtros polarizadores grises, similares a los visores que se utilizan con más frecuencia en la actualidad. Debido a que la breve moda de las películas en 3D de la década de 1950 había alcanzado su punto máximo a mediados de 1953 y se estaba desvaneciendo rápidamente a principios de 1954, muchos espectadores vieron la película "plana", en dos dimensiones (2D). Por lo general, la película se mostraba en 3D en grandes cines del centro de la ciudad y plana en cines de barrio más pequeños. En 1975, La criatura de la laguna negra se estrenó en los cines en el formato 3D anaglifo con gafas rojas y azules, también se utilizó para lanzamiento en video doméstico en 1980 en videocasetes Beta y VHS.

 

También generó dos secuelas: Revenge of the Creature (1955), dirigida por Arnold y protagonizada por John Agar y The Creature Walks Among Us (1956), con Jeff Morrow y Rex Reason.