LA BATALLA DE ARGEL.
Excelente muestra de cine pseudo-documental, cine
comprometido socialmente con mostrar una realidad cruda. Filmado 4 años después
de la guerra, dirige con pulso de hierro por el combativo marcadamente en su
cine de izquierdas, el ítalo Gillo Pontecorvo en su film más aclamado y a la
vez controvertido (tanto que en Francia se prohibió su exhibición hasta 1971),
con guión propio y de Franco Solinas (“Salvatore Giuliano” o “Estado de
sitio”), inspirándose en el libro “Souvenirs de la bataille d’Alger” (1962) de
Yacef Saadi, comandante militar del FLN en la zona autónoma de Argel durante la
guerra, que escribió este mientras estaba prisionero de los franceses, y sirvió
para levantar la moral del FLN y otros militantes. Basándose en hechos
protagonizados por los rebeldes durante la guerra de Argelia (1954-1962) contra
el gobierno francés en el norte de África, siendo el más destacado la batalla
homónima de Argel, capital de Argelia. La idea de filmar esta película nació de
un proyecto del primer gobierno independiente de Argelia, dirigido por Ahmed
Ben Bella (en el estreno del film este ya había sido depuesto por un golpe de
estado), que fue propuesto a directores italianos de cine social. Salash Baazi,
líder del FLN que había sido exiliado por los franceses, se acercó al director
italiano Gillo Pontecorvo y al guionista Franco Solinas con el proyecto. La cinta
reconstruye los hechos ocurridos en la capital de la Argelia francesa entre
noviembre de 1954 y diciembre de 1957, durante la Guerra de Independencia de
Argelia.
La acción dramática tiene lugar en Argel a partir de
1954. Alí La Pointe (Brahim Haggiag) es un muchacho argelino, analfabeto y
rudo, que conoce los reformatorios y la prisión por hurtos, pequeñas estafas y
escándalo público (riñas escandalosas). Tras haber visto desde la ventana de la
celda de la prisión la ejecución en la guillotina de un patriota argelino, se
fuga de la prisión y se alista en el FLN, organización armada clandestina que
lucha por la independencia del país. Gradualmente escala posiciones dentro de
la organización. Se relaciona con el comandante El-hadi Jafar (Yacef Saadi), el
pequeño Omar (Mohamed Ben Kassen) y otros activistas como Halima (Fusia El
Kader) y su marido Mamoud (Franco Moruzzi).
La narración comienza con la organización de células
revolucionarias en la Casbah (barrio musulmán de la capital, situado en una
colina, nido del FLN). Debido a la guerra partidista entre los lugareños
argelinos y Pied-Noir, en la que ambos bandos cometen actos cada vez más
violentos, Francia envía paracaidistas del ejército francés a la ciudad para
combatir y capturar a los miembros del Frente de Liberación Nacional (FLN). Siguiendo
las operaciones de estos para capturar a los cabecillas de la revuelta del FLN
mediante métodos brutales con torturas y asesinatos.
Un recorrido detallista y minucioso que consigue
atraparnos por la solidez narrativa de los hechos, filmándose con actores no
profesionales (muchos de ellos protagonista reales de lo ocurrido) para dotar
de más autenticidad la historia (excepto Jean Martin dando vida al Col.
Mathieu, que si es un actor de teatro), desde la agilidad del ritmo, lo diáfano
de cómo se relatan los eventos; fenomenal trabajo de cámara de Marcello Gatti
(“Queimada” u “Operación Ogro”), en glorioso b/n con matices grises
extraordinarios, con una cámara en mano que transmite ser reportero urbano de
guerra (llevándonos por todos lados, desde prisiones, cuarteles, salas de
tortura, azoteas, serpenteo de calles en el Casbah, desfiles militares
pomposos, ruedas de prensa turbadores, zulos-escondites, cafés, salas de
estrategia, puestos de control concurridos por masas, manifestaciones, etc), mucho
teleobjetivo, con mucha toma de los rostros ajados que emiten verité; manejo
sublime de las masas para dar veracidad, el brillante rodaje sobre los mismo
lares que sucedió todo (sobre todo el Casbah); la epidérmica música creada por
el propio Pontecorvo junto a su amigo Ennio Morricone, de resonancias
étnico-bélicas que te remueven en tu asiento, cual toque de corneta para la
rebelión; coros enardecedores que parecen aullar, una edición sensacional Mario
Morra (“Queimada” o “Cinema Paradiso”),
Mario Serandrei (“Rocco y sus hermanos” o
“El Gatopardo”), dando impresión de estar en medio de un noticiario.
Todo ello en una miscelánea espléndida produce una
película incisiva, intensa, escalofriante, dura (muy valientes las escenas
post-atentados de bombas donde vemos los cuerpos muertos bajo los escombros,
incluso niños, provocando la flor de piel, sobre todo porque estos se
produjeron realmente), adusta, un retrato de un momento y lugar soberbio, tanto
que la película fue parte aguas en como muchos cineasta han bebido de esta
obra, siendo influidos con furor por la fuerza dramática que proyecta. Siendo
eficaz en como muestra a ambos bandos de modo sanguinario, ambos juegan un
partido de tenis donde cada pelota es un acto de brutalidad que intenta superar
al anterior, es el modo de decir que no cejaran en sus objetivos, unos en
rebelarse y anhelar la independencia, con asesinatos de policías y atentados
con bombas que dejan decenas de muertos (el triple ‘bombardeo’ en el llamado
distrito europeo de Argel), y otros para gritar que resistirán y no se irán del
país norteafricano, con también bombas (la que vemos ponen unos supuestos
policías en una vivienda en el Casbah) y represión policial. Una escalada de violencia
donde cada acto del contrario es respondido con más ferocidad por el
adversario, intenta ser objetivo (aunque hay elementos sutiles que le hacen
desnivelar la balanza).
Un fresco donde no hay lugar al sentimentalismo o el
maniqueísmo. Con escenas de rezuman salvajismo en los tiroteos, vejaciones, o
en cómo se exponen los prolegómenos (epítome el tramo en que tres mujeres
musulmanas cambian su imagen para occidentalizare y con ello poder cometer
actos terroristas entre los franceses). Pontecorvo ataca el colonialismo desde
la visión de la opresión de los ocupados, aunque alterne atrocidades de unos y
otros, deja claro que las formas de terrorismo de los rebelados era su única
salida, y que daba igual matar a todos los líderes, la espiral que arrojaría
fuera de Argelia a los galos era imparable, podrían ganar la Batalla, pero no
la guerra.
Mostrando la dualidad en que vivían ambos continentales. Por un lado los
argelinos que viven en la pobreza, en este caótico barrio de Casbah, en medio
de la miseria social, apartados de los lujos de los europeos, de ahí el caldo
de cultivo contra los franceses; por otro lado tenemos a los galos, que viven
al modo occidental. Con fiestas en jardines, cafés donde bailan los jóvenes,
disfrutando en los hipódromos. Pero lo que es peor se nos muestran como
racistas desde el minuto uno cuando zancadillean a Ali, cuando tras un
atentando contra ellos intentan linchar a un pobre niño árabe, cuando un
policia acosa a un muchacho que va junto a él (no sin razón), o cuando desde
ventanas y balcones gritan a un anciano mendigo temeroso tras un atentado y es golpeado
por la policía por ser culpable de ser de raza árabe. Esto quizá debería
haberse contrapesado por que viéramos que los del FLN tampoco es fueran
angelitos con incluso los suyos, faltándome como también estos atacaban incluso
a los suyos que no seguían sus normas, como también faltan los argelinos que
colaboraron con los franceses, y que no vemos, mostrando los bandos como
monolíticos y no fue así; También hay lugar para arremeter contra la prensa que
cual perro del hortelano, quería que pararan la revuelta pero le molestaban los
métodos
La batalla llega a su zenit con la llegada a Argel de
los paracaidistas con el veterano y condecorado Coronel Mathieu (Jean Martin).
Este viene para acabar de modo expeditivo con los insurgentes, sabe que hay
bque acabar cuanto antes con los líderes del FLN, los conoce como se
distribuyen en pirámide. Ocupa el Casbah para someterlo y extraer al mandamás
rebelde. Esto provoca una huelga, que el militar maneja de forma feroz para
mostrar que no tiene límites en acabar con la incipiente revolución. Mathieu se
nos presenta de forma maravillosa a través de verlo desfilar con los paracas
por Argel, cual gran llegada del advenimiento del Mesías, lo vemos marchar
orgulloso, altivo, elegante, y así es él oficial. Un tipo de buenas de gran
labia, pero que con sutilidad se nos muestra que no hay fronteras a su misión,
no es un demonio de caricatura, tiene argumentos sólidos, tanto para defender
su patriotismo (ese ataque punzante a Sartre ante la prensa, diciendo que no le
gusta, pero le gusta menos como enemigo), se pone siempre en primer línea de fuego e intenta convencer a los
rebeldes para se entreguen, pero no tiene dudas de que si hay que matarlos lo
hace sin dudar, excelente la composición de Jean Martin de este Tótem belicoso.
Frente a Mathieu está El-hadi Jafar, uno de los líderes
espirituales de la Revolución, el que inocula, tipo mesurado, pero que no duda
en que los atentados (según él) son necesarios para mostrar su odia a los
franceses, muy bueno dando sus charlas de idealismo; También tenemos a Ali La
Pointe, el ejemplo del rebelde que se va haciendo poco a poco desde ser un
delincuente que tras pasar por presidio, ver allí una ejecución por guillotina,
y cruzarse con Jafar sufre la ‘epifanía’ de convertirse en independentista,
pero de los llamados halcones, denotando su baja educación todo pretende
resolverlo por la fuerza; Aunque el leit-motive lo siembra un líder del FLN,
Larbi Ben M'hidi, que comenta: “La violencia en sí misma no gana guerras. El
pueblo mismo debe actuar”, siendo esto en realidad lo que da sentido al rush
final con el vigoroso epílogo.
Mención aparte merece la exposición diáfana de la
tortura que vemos en pantalla, algo muy polémico en su momento, pues es hecho,
y nadie lo ha negado (de hecho lo corroboró orgulloso el oficial en el que se
basa Mathieu). A pesar de ser algo muy popular sobre la cinta apenas hay tres secuencias
con estas vejaciones, de estas nunca sabremos realmente si conocen la
información que les quieren sacar, de hecho es curioso como Pontecorvo muestra
a los torturados sin que los conozcamos, los vemos por vez primera durante las
cruentas sesiones, por lo que nuestra conexión emocional es nula, es
simplemente como nos repele por el simple hecho de ser algo no debería hacerle
a otro. Llamando la atención de que subliminalmente se nos viene a decir que
fueron eficaz estos inhumanos métodos para el fin de los militares, esto
veladamente se entiende cuando tras maltratar a un preso vemos le ofrecen café,
cual si ya hubiera dicho lo necesario. Torturas exhibidas de forma subliminal,
vemos al reo inmovilizado, tras ellos un soplete, en otra electrodos en los
lóbulos auditivos, y en otra el llamado ‘submarino’ (cubrir el rostro con una
tela y llenarle de agua un rato la cara), no vemos como se produce la tortura
en sí, tras lo que vemos las secuelas en el preso, haciendo que sea la mente
del espectador rellene el hueco, que es lo más terrorífico que hay.
Pontecorvo optó por fichar a argelinos no
profesionales. Eligió a las personas que conoció, eligiéndolas principalmente
por su apariencia y efecto emocional (como resultado, muchas de sus líneas
fueron dobladas). El único actor profesional de la película fue Jean Martin,
quien interpretó al coronel Mathieu; Martin era un actor francés que había
trabajado principalmente en el teatro. Pontecorvo quería un actor profesional,
pero uno que no fuera familiar para la mayoría de las audiencias, ya que esto
podría haber interferido con el realismo pretendido de la película. Martin
había sido despedido varios años antes del Théâtre National Populaire por
firmar el manifiesto de los 121 contra la Guerra de Argelia. Martin era un
veterano; había servido en un regimiento de paracaidistas durante la Guerra de
Indochina y había tomado parte en la Resistencia francesa.
Saadi Yacef, que interpreta a El-Hadi Jaffar, y Samia
Kerbash, que interpreta a Fathia, eran miembros del FLN y se dice que
Pontecorvo se sintió muy inspirado por sus relatos. Siendo el primero uno de
los fundadores del FLN, participando en los hechos que se relatan en el film.
‘El sonido, tanto la música como los efectos, realizan
funciones importantes en la película. Se escuchan tambores indígenas argelinos,
en lugar de diálogos, durante una escena en la que las militantes del FLN se
preparan para un atentado. Además, Pontecorvo utilizó los sonidos de disparos,
helicópteros y motores de camiones para simbolizar los métodos de batalla
franceses, mientras que los estallidos de bombas, aullidos, gemidos y cánticos
simbolizan los métodos argelinos. Gillo Pontecorvo escribió la música para La
batalla de Argel, pero debido a que fue clasificado como
"compositor-melodista" en Italia, también se le pidió que trabajara
con otro compositor; con él colaboró su buen amigo Ennio Morricone. El tambor
militar solista, que se escucha a lo largo de la película, es interpretado por
el famoso baterista italiano Pierino Munari; La banda sonora inicial de la
película durante la primera redada policial fue recogida por el director
Quentin Tarantino en la película de 2009 Inglourious Basterds, en el escenario
de la liberación del soldado alemán Hugo Stiglitz’.
Los vehículos de transporte de personal y tanques del
ejército francés que se pueden ver en la película no son franceses sino rusos,
de hecho, son vehículos blindados autopropulsados BTR-152 VTT y SU-100
prestados por el ejército argelino que se suministró en el URSS.
Momentos recordables (aparte de los ya mencionados):
Recreación magistral del triple atentado con bomba del FLN. Donde tres mujeres
argelinas (Djamila, Zohra y Hassiba) son aleccionadas para su misión, primero
se visten al modo occidental, se tiñen el cabello, se peinan al modo
occidental, se maquillan al modo occidental, se les cuenta cómo manejar los
bolsos-bomba y tras ello salen a sortear con su imagen europea los controles
militares, tras ellos una va a un café (el Milk Bar Café) donde bailan jóvenes,
otra va a la sede de Air France y otra va aun hipódromo efervescente de gente.
Vemos los rostros de la gente despreocupada que está a punto de sufrir las
consecuencias, vemos la frialdad de las mujeres, y vemos con tremendo realismo
las explosiones, y tras ello los cuerpos hacinados entre los escombros,
tremendo realismo. Siendo el epílogo como una de las mujeres terroristas se
queda a mirar los efectos devastadores de su ‘hazaña’; El tramo ‘venganza’ en
que unos ‘supuestos’ policías (no se aclara), tras una fiesta nocturna en un
jardín, dejan el lugar para ir a recoger una bomba y la colocan en una vivienda
en el Casbah, provocando muchos muertos, atronadora la explosión y lo veraz que
se ve todo, con el colofón trémulo de verse los cadáveres esparcidos por las
ruinas, con niños que recogen la gente; La rueda de prensa que organiza el
Coronel Mathieu para mostrar cual trofeo a uno de los líderes del FLN. Uno de
los periodistas le cuestiona, "Dígame, general. No le parece cobarde
enviar a sus mujeres con bombas en los bolsos, para volar civiles?". El
rebelde responde: "Y no te parece cobarde bombardear a nuestro pueblo con
napalm?... Dennos sus aviones y les daremos nuestras mujeres y sus carteras”;
Tras el ‘éxito’ en exterminar los militares a los líderes del FLN en Argel.
Pero la victoria estaba lejos en la Guerra de Independencia. Hay un vibrante
epílogo donde vemos de modo creciente las revueltas y manifestaciones por las
calles de centenares de argelinos protestando contra la ocupación francesa, los
militares intentan sofocar los disturbios, físicamente, con disparos al aire, e
incluso disparos contra los argelinos, esto solo llevará a la Independencia de
Argelia el 3 de julio de 1962.
‘Pero el momento final de la película demuestra que la
maquinaria colonialista tiene muy poco que celebrar. Los disparos de los
prisioneros torturados se disuelven en protestas masivas de ciudadanos comunes
que exigen la libertad, y estos grandes grupos se enfrentan a la policía
antidisturbios solo para ser acribillados por el fuego de las ametralladoras.
El malestar se vuelve más intenso con cada montaje que pasa. Esta secuencia es
un potente precursor del hecho de que Argelia logró la independencia unos años
más tarde, en 1962.’
‘Pontecorvo y Solinas crearon varios protagonistas en
su guión que se basan en personajes históricos de la guerra. La historia
comienza y termina desde la perspectiva de Ali la Pointe (Brahim Haggiag),
delincuente de poca monta que se radicaliza políticamente mientras está en
prisión. Es reclutado por el comandante del FLN El-hadi Jafar, interpretado por
Saadi Yacef, quien era un veterano comandante del FLN.’
‘Borra por completo las coacciones, amenazas y
asesinatos del FLN a la población argelina que no siguiese sus instrucciones
(sólo aparece un tipo presentado como despreciable que trapichea con droga).
Obvia también las decenas de miles de argelinos que apoyaron a los franceses,
los llamados harkis, que luego fueron castigados y fusilados impunemente
después de la retirada francesa. Olvida varias cosas más, como que después de
la independencia –donde termina la película y parece que llega la libertad- se
instauró una dictadura de partido único en Argelia, y donde las purgas internas
estuvieron presentes día sí día también. E incluso no explica a los
espectadores que Argelia no es más que un producto de la Francia colonial, de
territorios muy dispersos conocido como las Argelias (el Argerois, el Aurés,
Constantina, la Kabylia, la Oranie, la Saida y la Tiaret), que si tienen unidad
hoy en día fue gracias a Francia que las convirtió en una única provincia
francesa.’
‘Para cumplir con las demandas de la película, La
batalla de Argel utiliza personajes compuestos y cambia los nombres de ciertas
personas. Por ejemplo, el coronel Mathieu es una combinación de varios
oficiales de contrainsurgencia franceses, especialmente Jacques Massu. Saadi
Yacef ha dicho que Mathieu se basó más en Marcel Bigeard, aunque el personaje
también recuerda a Roger Trinquier. Acusado de retratar a Mathieu como
demasiado elegante y noble, el guionista Solinas negó que esa fuera su
intención. Dijo en una entrevista que el Coronel es "elegante y culto,
porque la civilización occidental no es ni inelegante ni inculta". Hay
paralelismos muy importantes trazados entre el líder del FLN en la película Ben
H'midi y el coronel Mathieu que se suma a la muestra de Pontecorvo de las
atrocidades iguales de ambos bandos’.
El general Massu (encarnado en la película en el
personaje del Coronel Mathieu) escribió un libro homónimo a la película en el
que definía los métodos de tortura usados por el ejército francés en Argelia
como una crueldad necesaria: No me asusta la palabra tortura, pero pienso que
en la mayoría de los casos los militares franceses se vieron obligados a
utilizarla para vencer al terrorismo allí, afortunadamente, nuestros métodos
fueron infantiles comparados con los que practicaron los rebeldes. La situación
nos llevó a cierta ferocidad, es cierto, pero permanecimos dentro de la ley del
ojo por ojo, diente por diente; Las escenas de torturas fueron censuradas en
Estados Unidos y el Reino Unido. En España no fue exhibida hasta mucho después
de la muerte de Franco; Según recientes informaciones el film ha sido utilizado
por el Departamento de Defensa de EE. UU. para ilustrar la formación de las
tropas destinadas a Irak.
Diferencias entre las versiones italiana y francesa: En
la versión italiana de la película Lucien, el miembro de la OEA que detona una
bomba en la Kasbah, parece ser un periodista (y así se califica a sí mismo ante
los soldados que hacen guardia en la entrada de la Kasbah), mientras, en la
versión original en francés , es un comisario de policía; En la versión
italiana, uno de los ataques perpetrados por mujeres parece ser en la sede de
la aerolínea francesa, mientras que en la versión original en francés se lleva
a cabo en el aeropuerto de Argel; En la versión italiana, la compañera de lucha
de Ali que muere con él se llama Halima, mientras que en la versión en francés
tiene su nombre real, Hassiba (Hassiba Ben Bouali); En la versión italiana,
durante la escena final de la película, el comandante de la gendarmería
francesa ordena con un megáfono a los manifestantes que se dispersen,
preguntándoles "qué esperáis conseguir?" y la respuesta son los
gritos indistintos de los manifestantes, mientras que en la versión en francés
pregunta "qué quieres?" y la respuesta, antes de sumarse a las voces,
es "independencia".
‘El pasado delictivo del héroe de la película, Ali la
Pointe, se evoca claramente, y se sugiere fuertemente su pasado de proxeneta
(escenas del recorrido por burdeles así como la ejecución de Hacène). Ali la
Pointe se presenta como un hombre de acción y nada intelectual. Su lado
romántico brilla principalmente en su voluntad de luchar sin concesiones (se
opone a detener los ataques durante la huelga general) y especialmente en su
sacrificio final, prefiriendo la muerte a la vergüenza de la captura. Su
valentía, así como la de muchos combatientes argelinos que murieron por su
causa, será saludada por el Coronel Philippe Mathieu (inspirado en la figura
del Coronel Bigeard)’.
La película está basada en hechos reales. Así vemos al
superintendente y Henri yendo a la rue de Thebes en la casbah para colocar una
bomba. El ataque dejó muchas víctimas mientras dormían (80 muertos y un
centenar de heridos). Muchos de ellos son niños.
Los atentados del FLN están bien presentados como actos
de terror: asesinatos de gendarmes y policías, escenario de los atentados en el
Bar, la discoteca y la agencia Air France, donde la cámara se detiene durante
mucho tiempo en las víctimas antes de la explosión: completamente gente normal,
niños, como fue el caso de Nicole Guiraud (10 años) y Danielle Michel-Chich (7
años) víctimas del ataque al Milk-Bar. Después de la explosión, también se
presenta abundantemente el calvario de las víctimas, amplificado por el hecho
de que unos minutos antes estaban bailando tranquilamente o tomando una copa.
Como bien he leído, a Pontecorvo se le puede acusar
‘vemos la paja en el ojo ajeno, y no vemos la viga en el nuestro’. Y es que es
fácil criticar desde Italia el colonialismo francés, pero lo que hubiera sido
valiente es hacer una película del colonialismo italiano en África, por ejemplo
en Libia o Abisinia/Etiopía, y es que todos tiene fantasmas en los armarios,
siendo esto ventajista. O incluso haber criticado con alguna obra el
colonialismo de la URSS en por ejemplo Hungría y al represión del 56, pero
claro, siendo comunista esto era tabú.
Film nominado a 3 Oscar (director, guión y película
extranjera).
Todas estas consideraciones de parcialismo no restan la
enorme capacidad de potencia dramática que tiene esta apasionate película.
Gloria Ucrania!!!
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