sábado, 14 de mayo de 2022

 


EL CUARTO PODER.


Notable film que homenajea con vigor a la reivindicable profesión del periodismo como ese poder que debe ser crítico con el poder, el que debe destapar sus corruptelas. Siendo una obra que no ha perdido potencia en sus 70 años desde su estreno (14/05/1952), siendo su idea transportable a nuestros días, donde ya los periódicos a papel están en desuso, y son las webs las que han tomado el poder, pero su idea de cómo los poderosos intentan manipular para que sus vergüenzas no salgan a la luz sigue siendo actual, y como frente a ella están los sensacionalistas, los ‘abrazafarolas’ del poder, o el dique de la pureza del periodismo independiente de investigación que no se deja manosear, la Libertad de Información, la imparcialidad vs La Prensa Paniaguada. Advirtiéndonos (diáfanamente en el febril discurso del protagonista ante el juez del peligro de que la prensa se concentre en unas pocas manos, y es que en la diversidad está la competencia por buscar la Verdad, los Monopolios (en este caso el mediático) no son buenos.

 

Film escrito y dirigido por Richard Brooks (Brooks, quien en sus inicios fue periodista en prensa y radio) en un tono de cine negro que riega el metraje de diálogos y monólogos incisivos, con secuencias vibrantes, con humor, drama, intriga, y un desarrollo fluido, muy ingenioso en cómo va entrelazando sub tramas para unirlas luego. Historia de un editor de un periódico que encarna de modo magno por Humphrey Bogart, embarcado en el probable último día de su periódica ‘The Day’, mientras debe lidiar con un caso de un sindicalista mafioso (al que da vida con fuerza Martin Gabel, aunque hay una escena en que me da la impresión en que durante una llamada telefónica desvía la mirada a la cámara en repetidas ocasiones), con que su amada ex (buena Kim Hunter) está prometida a otro, mientras el periódico pende de un hilo al estar pendiente de la decisión de un juez para su venta aun magnate de los medios o que se lo quede la viuda (gran Ethel Barrymore) del dueño y con ello mantenerse en pie el “The Day”.

 

Arranca de forma ágil, con el objetivo en la redacción del ‘The Day’, saltando de un periodista a otro, exponiendo el caos que allí se vive, presentando a los secundarios, hasta desembocar en el despacho del protagonista Ed Hutchenson (Humphrey Bogart). Y es que es una cinta muy dinámica que no llega a la hora y media, sintetizándolo todo de forma estupenda para tener al espectador (ósea, yo) imantado a la pantalla, con una descripción del mundillo periodístico formidable en como muestran las redacciones como una aparente anarquía maravillosa, con reporteros yendo y viniendo, el repiqueteo de las máquinas de escribir, con contrastes de opiniones, con peleas, con llamadas telefónicas, con tensiones, donde el árbitro el redactor jefe que pone orden en este aparente desbarajuste. También exponen las interrelaciones en las redacciones, sus roces, pero sobre todo su camaradería, y nunca más espléndida que en la escena coral del ‘funeral’ al ‘The Day’ en el bar, con los periodistas allí de forma mordaz haciendo su particular panegírico por el ‘recién fallecido’, una devastadora farsa muy al estilo irlandés entre alcohol y risas que esconden el drama.

 

‘The Day’, un periódico en el que el director es nuestro protagonista principal, Ed Hutchenson. ‘The Day’ es uno de los pocos periódicos donde se busca una visión que vaya más allá de la mera información, sin amarillismo (epítome cuando Ed coge un periódico de la competencia y en portada tienen la foto de un cadáver, él dice que venderá muchos, pero ese no es su estilo, no son sensacionalistas; esto no ha perdido un ápice de vigencia con hoy día) y podríamos decir que practican el periodismo libre.

 

Hay una muy buena sub trama sobre como los herederos del dueño del periódico deciden venderlo a la muerte de su padre (y con ello siendo engullido por un poderoso de la competencia que lo hará desaparecer), enfrentándose a su madre, mostrando con ello el choque generacional, donde los mayores se atienen a principios morales y la juventud se acoge a lo material crematístico. En el lado de los mayores está Margaret Garrison a la que da vida con gran carácter Ethel Barrymore, que mantiene excelentes ententes con Ed/Humphrey. En esta sub historia queda patente como el dinero intenta torcer la información, anulando al rival y con ello imponiendo una idea menos que confrontar, y esto es muy peligroso.   

 

Está la sub trama criminal, centrada en el mafioso Tomas Rienzi, tipo con poder que intenta mover los hilos para que no se le investigue, para anular que vayan a por él, como otra vez el dinero compra voluntades, en este caso de políticos y con ello pretenden autopistas de corrupción y crímenes impunes.

 

La sub trama romántica no estorba como en muchos films que se nota metida con calzador, aquí sirve para limar la personalidad del protagonista, para veamos su nobleza, y a la vez veamos su enorme vocación por el periódico, expuesta en los comentarios que una Kim Hunter punzante hace a Ed.

 

Teniendo la cinta escenas de una gran consistencia emocional, siendo uno de los clímax la visita al ‘The Day’ que una anciana madre (maravillosa Kasia Orzazewski) de una mujer asesinada (mujer emigrante). Siendo uno de los mensajes del poder de la prensa y como es parte de la sangre de las venas que corre por USA, esta mujer le dice a Ed que ella aprendió a leer leyendo su periódico, conoció las formas del país a través de leer las noticias, y si estaba allí y no ante la policia u otro medio, es porque el ‘The Day’ trató con respeto la muerte de su hija, y no la sacó en portada asesinada. Ed le pregunta que si no tiene miedo, y ella le responde: ‘Usted no tiene miedo. Su periódico no tiene miedo. Yo no tengo miedo’. Devastadora muestra de orgullo y dignidad. Todo en un crescendo dramático muy bien llevado hasta su satisfactorio final, de los que te deja con una mueca de placer, sin ser complaciente.

 

Humphrey Bogart da vida al editor jefe Ed, con un carisma y personalidad tremendos, íntegro, incorruptible, honesto, se sabe con la responsabilidad hacia sus 1500 trabajadores del ‘The Day’, pero sobre hacia sus fieles lectores, a los que nunca da basura amarillista, brillante actuación con varios picos impresionantes, como el discurso que le suelta al juez ponderando la valía atemporal de la Prensa Independiente como contrapeso a los tejemanejes de los corruptos en las altas esferas, como en el encuentro en el coche con Tomas Rienzi, en la visita nocturna a su ex, o como un feroz interrogador con el hermano (notable Joseph De Santis). de una víctima, siendo el colofón la llamada telefónica con Rienzi al final, sensacional actuación. Siempre con un punto de cinismo sardónico peculiar (ejemplo la frase referida al pretendiente de su ex: "No me gusta. Pensaré en una razón más tarde"); Entre los secundarios, aparte de los ya mencionados destacar al siempre buenísimo Ed Begley.

 

Se le puede achacar cierto tono patriotero que deja caer durante el metraje (los discursos ante el juez, se escuchan notas del Himno de la República, o en los comentarios de la Sra. Schmidt ensalzando USA), pero yo lo siento como un aviso a navegantes para salvaguardar la esencia de una nación que tiene ese enorme Cuarto Poder de los medios de comunicación, sobre todo en un tiempo oscuro en USA con el daño que hizo la ‘Caza de Brujas’ del siniestro senador McCarthy, entonces en su ferviente candor, siendo uno de los más beligerantes contra esta ‘tiranía paranoica’ precisamente el protagonista de este film, Humphrey Bogart.

 

El periódico utilizado como fondo de la película, llamado The Day, se basa libremente en el antiguo New York Sun, que cerró en 1950. El periódico Sun original fue editado por Benjamin Day, lo que hizo que el nombre del periódico de la película de 1952 (que no debe confundirse con el periódico de la vida real New London, Connecticut del mismo nombre) un juego de palabras; Tough as Nails, biografía de Brooks escrita por Douglass K. Daniel, cita la muerte en 1931 del periódico New York World como base para la película, incluida la decisión de los hijos de Joseph Pulitzer de vender el periódico en lugar de ejecutarlo ellos mismos. The World se vendió a Scripps Howard, que lo fusionó con su New York Telegram para formar New York World-Telegram. Veintiún años después, Scripps-Howard también adquirió el New York Sun para formar World-Telegram y The Sun.

 

Gran parte del metraje se filmó en las salas de prensa del NY Daily News.

 

Spoiler:

 

Momentos recordables (aparte de los ya mencionados): El reportero deportivo Harry Thompson (buen Paul Stewart) está retenido por unos peligrosos tipos, este dice no ser poli, que es periodista, el tipo que le amenaza con una pistola con el ‘The Day’ en las manos le pide que reproduzca la crónica que supuestamente ha escrito, y Thompson toma aire, tras lo cual recita al pie de la letra su artículo; Cuando falsos policías sacan detenido a Herman Schmidt del despacho de Ed, lo llevan por la nave donde imprimen los periódicos, el reo se resiste sabiendo n o son polis, entonces le disparan, cayendo sobre las rotativas en una imagen con mucho simbolismo con un cadáver sobre el papel del periódico.

Me ha agradado ese final donde en la última edición se trabaja a contrarreloj para dar la noticia de acusación contra Rienzi, nada de nostalgia o melancolía, el sentido del deber ante todo con sus lectores, ello mientras ‘charla’ por teléfono con Tomas Rienzi que le coacciona para no publique lo que sabe, en un momento dado coge el teléfono y lo pone fuera de la cabina para se oigan las rotativas a pleno rendimiento imprimiendo los periódicos, Rienzi pregunta a gritos que es lo que se oye, tras lo que Ed le dice que ya n o hay vuelta atrás y cuelga. Fin.

 

No he entendido bien la escena donde Ed llega al periódico por la acera y observa (de forma triste) en grande las palabras ‘The Day’, y vemos como un coche de los ‘malos’ en la distancia lo vigilan, pensaba le iban a disparar y con ello tener un final dramático, pero sin embargo no ocurre nada.

 

Más que apreciable film, que se podría ver en una doble sesión con la película del año anterior de Billy Wilder “El Gran Carnaval” (1951), que aborda el periodismo sensacionalista de forma extraordinaria. Son dos caras de la misma moneda. Gloria Ucrania!!!

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