martes, 24 de mayo de 2022

 



Pam & Tommy


Atractiva serie que va de más a menos, sintiéndose que va decayendo conforme avanza, sintiéndose que 8 capítulos son excesivos para lo que se cuenta, seguramente con la mitad o incluso con una película se podría haber dado más solidez narrativa. Comedia gamberra con ribetes de reflexión que son los primeros capítulos, dejarse llevar por el drama seco en su devenir. Cuenta la historia del convulso matrimonio (desde que se conocieron hasta que se casaron tardó 4 días) de famosos (la playmate vigilante de la playa) Pamela Anderson y (el batería de los Mötley Crüe) Tommy Lee, y de cómo le sustrajeron una cinta con material íntimo (el primer video viral de la historia), como afectó esto a sus vidas, a la par que se da un retrato del tipo que robó dicha cinta. Basándose en el artículo de Rolling Stone de 2014 "Pam and Tommy: The Untold Story of the World's Most Infamous Sex Tape" de Amanda Chicago Lewis, la serie fue creada para Hulu por Robert Siegel. Pamela Anderson no quiso participar en la serie, Tommy Lee tampoco lo hizo, pero si la apoyó (mal asunto, pues esto resto saña con este más que violento tipo).

 

La irregularidad del devenir de la serie seguro tendrá mucho que ver que los tres episodios son dirigidos por un mordaz realizador australiano, como Craig Gillespie (“I, Tonya”), aportando un ritmo trepidante (muy a lo Scorsese), en los que demostraba un sentido del humor vitriólico (epítome, por supuesto, la muy comentada escena de Tommy con su [aclamado] pene, escena sacada de su auto-biografía), mucha comedia sexual, mezclado con el drama ingenioso y agudo, humanizando a los protagonistas. Mientras que el resto de los 8 capítulos los dirigen de modo desigual Lake Bell (4º y 7º), Gwyneth Horden-Payton (5º y 8º), y Hannah Fidel (6º), dejando la esencia de lo que quieren contar en su deconstrucción de las celebridades endiosadas, y a pesar de ello son humanos que sufren, entrando por supuesto en la violación absoluta de la intimidad y como se le da Patente de Corso al que desee invadirla, una ácida crítica a como por ser famosos se llegan a difuminar los límites entre vida pública y vida privada. Pero cuando Gillespie deja la serie parece que se dispersan en el tono, no sabiendo si es comedia o drama, si tirar por la sátira en que se hace una semblanza narcisista de las celebrities o poner todo para ser seria. Asimismo, vale como lienzo del cambio de los tiempos en los 90 que supuso la llegada de internet y como lo cambió todo. Serie que habla de egolatría, complejos, traiciones, pornografía, nuevas tecnologías, machismo.

 

Tiene entre sus méritos las notables caracterizaciones del trio protagónico. Tenemos a una sensacional Lily James como la sex symbol canadiense Pamela Anderson, transmutada tras un formidable maquillaje en la mítica vigilante de la playa, te olvidas de la actriz y ves a la Anderson. Pero es que esto lo adorna con un rol que derrocha empatía en su fragilidad e ilusión vitalista, una dulce espectacular mujer, se la ve con virtudes y defectos, con energía sensual, pero también sufriendo en su avatar ‘videocaseril’ (estremecedora durante el interrogatorio, con preguntas humillantes; también excelente durante la entrevista de Jay Leno). Se erige en imprevista defensora de los derechos de las mujeres, intentando que la tomen por actriz y no como mujer florero. Donde en lo que respecta al viral video de marras, él es un ‘machote’ y ella un ‘putón’ (¿?); Su partenaire es un electrizante Sebastian Stan (conocido por ser en la factoría Marvel ‘soldado de Invierno’) dando vida la arrollador Tommy Lee, un ‘Bigger Than life’ en su personalidad desbordante, altiva, egocéntrica, clasista, al igual que la James, su metamorfosis en el baterista de Mötley Crüe es impresionante en su imagen. Pero es que a esto le acompaña como se hace con el rol real, con sus gestos, poses, manera de moverse, forma de hablar, con su visceralidad, impulsividad, nervio, componiendo un carácter poliédrico, capaz de lo peor y de ser cariñoso (muy buena la escena en el avión tras casarse y se preguntan por sus gustos). Teniendo un gran momento (el que da sentido a la serie) cuando se enfrenta a Rand (con una valla por medio) y le dice que él si se merece lo que le pase, pero y ella? (Aunque la serie evita la polémica del consumo de drogas, que no aparece por la serie, cuando era algo sabido que Tommy era un drogadicto); Y entre ambos hay una excelente química, con ententes chispeantes, inundando la pantalla con su carisma, haciendo creíbles sus momentos de amor y sus enfrentamientos, dos seres que residen en una burbuja que parece infinita de felicidad, pero que los pecados de uno de ellos hace que su Edén se agriete.

 

El tercer vértice de esta historia es Rand Gauthier, el tipo que al sentirse estafado (y con razón, según vemos en pantalla) roba la caja fuerte de Tommy, y esta lleva ‘premio’. Seth Rogen está maravilloso como ese perdedor al que todo le sale mal, un bonachón del que todo el mundo se aprovecha, el actor borda el personaje con una gran vis cómica, proyectando el patetismo de su carácter, actúa por venganza, mientras el mismo cava su propia fosa arrastrado por cómo no es capaz de dominar la Caja de Pandora que ha abierto y que amenaza con aplastarlo. Estupenda actuación. Cercenable la metida con calzador historia con su ex.

 

Resto son secundarios que aprovechan sus momentos. Andrew Dice Clay aterrador como el violento prestamista Butchie; Nick Offerman como el tío Miltie, es una serpiente ladina y traicionera avarienta; Taylor Schilling como la ex de Rand, actriz porno orgullosa y soberbia, sobre todo parece estar para el discurso final que da a Rand sobre la diferencia entre un video porno que ella hace y el video robado de entidad sexual, un alegato bueno, pero se nota algo artificioso; DeMike Seely como Hugh Heffner, dueño de Playboy, en una sola escena con una tierna conversación con Pam Anderson se erige en especie de guía espiritual de ella, le dice: conversación con Hugh Hefner (Mike Seeley) en Pamela in Wonderland (T1E6): "La gente te pagará por ser la Pamela que quieren ver. Pero esa cifra nunca representará lo que vales", le dice el dueño de Playboy. (sabiendo lo que sabemos del ‘pájaro’, estos e antoja inventado)

 

Curiosamente, el primer episodio se centra en Rand Gauthier, un ex actor porno, que ahora se dedica a la carpintería, estando en un trabajo para Tommy Lee en su dormitorio, este no hace más que cambiar sobre la marcha lo que desea: Tommy se pasea por su casa como la imagen de un narco, en gayumbos, con un batín y armado con rifles de asalto, tremendo. Rand tiene que aguantar todos los caprichos de la estrella del rock, incluso deben escuchar el sexo que tiene con la Anderson. Todo esto en un tono de comedia negra. Con la catarsis de cuando Tommy humilla a Rand despidiéndolo por llamarle (más o menos) un chapucero en su trabajo, y echándolo a punta de arma de la mansión. Esto provoca la ira de Rand que decide robar la enorme caja fuerte que hay en el garaje. Ello en una secuencia muy bien trabajada mezclando suspense y humor, pues los métodos de Rand no son parecidos precisamente al Ethan Hunt de “Misión Imposible”; El segundo capítulo es sobre cómo se conocieron y casaron (en una playa de Cancún) Pam & Tommy, cada uno con su carácter, los dos realmente muy infantiles en su comportamiento travieso, con una jocosa escena en la disco, luego el cortejo feroz de Tommy que acaba con ambos en México (Tommy a Pam: "A tu lado, Carmen Electra es una bruja!" ¿?), tenemos la escena de la disfuncional (y descacharrante) charla entre Tommy y su ‘Dick’ (v.o. de Jason Mantzoukas), implorándole no le falle, y por supuesto fornicando salvajemente (necesaria escena para sintamos la electricidad sexual que había entre ellos); en el tercero se mezclan las dos sub tramas. Por un lado Rand intenta vender sin éxito la cinta a medios para adultos y todos reniegan por los peligros de ser demandados, pero Rand descubre internet. Por otro lado está Pam Anderson que está cansada de la serie “Baywatch”, de cómo la denigran en sus aspiraciones dramáticas, solo es un cuerpo que lucir en bañador rojo, y prepara su salto al cine con “Barb Wire”; Pero entonces los mandos los deja Gillespie y la cosa, sin ser mala, si se nota cierto bajón. El nivel bizarro tipo ‘habalr con el pene’ se deja a un lado, se empieza a tomar en serio. Donde las desventuras de Rand resultan desequilibradas y alargadas, aun teniendo sus buenos momentos (Rand psicoanalizándose sobre como todo el mundo se aprovecha de su bondad y decide romper con ello para ser ‘cobrador de deudas’), y donde la batalla de la pareja de celebrities emprende una odisea por conseguir no se emita la cinta, y teniendo buenos momentos (me encanta en el 7º cuando Pam & Tommy van a ver de incógnito a un cine “Barb Wire”, y escuchan al público ridiculizar el film; o la entrevista que Jay Leno [un pasadísimo de maquillaje protésico Adam Ray]), también hay mucho michelín a liposuccionar (sobrándome la idealización de la Mansión Playboy); Llamándome la atención como justifican (subliminalmente) que no le den a Pam los papeles que le dieron a Kim Basinger y a Liz Hurley respectivamente en “L.A. Confidential” y “Austin Powers”, por el susodicho video erótico (no cuela!).

 

Y todo acaba de modo un tanto in media res.

 

Spoiler:

 

Tommy acepta presionado por Pam vender los derechos de la cinta a un ‘tiburón pornográfico’, Seth Warshavsky (notable Fred Hechinger, sobre todo en el enfrentamiento con Pam & Tommy, muy seguro de sí mismo en su diabólico plan) de internet, para que este pueda cobrar por ver el video, y de este modo lo vea menos gente. Pero esto fue poner puertas al campo. Lo que no nos cuentan es que Pamela Anderson tuvo el bebe que se ve en la serie, pero otro más. Y lo más importante, que la relación Pam & Tommy no fue precisamente una balsa de aceite, pues la violencia de Tommy con ella fue la nota predominante, siendo incluso encarcelado Tommy por ello (acusado de pegar a Pam con uno de los hijos en brazos de ella). Por lo que uno se siente un poco (siendo benévolo) estafado por el reflejo buenista de esta tormentosa relación.

 

Seth Warshavsky, pionero de internet dedicado a la industria pornográfica vendió los derechos del video casero a Vivid Entertainment por 15 millones de dólares.

 

Serie recomendable, pero que podría haber sido mucho más si se hubiera sintetizado más y haber puesto más mordacidad en la segunda mitad, donde pierde fuelle. Gloria Ucrania!!!

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