ROBIN DE LOS
BOSQUES.
Clásico
atemporal del género de aventuras, mítico film dirigido con trepidante
dinamismo por Michael Curtiz y William Keighley, hipervitalista propuesta protagonizada por el australiano Errol Flynn
en su papel más famoso, el que le catapultó al Olimpo de los Héroes cinéfilos,
combinando de modo el susodicho género con la comedia, el romance y la acción.
La Warner, compañía especializada hasta entonces en obras de cine negro de bajo
coste, decidió dar un salto cualitativo en sus productos con una
superproducción épica, con un costo de 2 millones $ era la de más alto
presupuesto de la productora hasta entonces, su primera cinta en el caro
formato Technicolor, aprovechando esto para dar un fulgor cromático desbordante
a los fotogramas, fueron a lo seguro actualizando un éxito mudo homónimo de
1922, protagonizado por la mayor estrella del cine silente, Douglas Fairbanks,
inspirándose en las narraciones legendarias de Robin Hood, que aparecen citadas
por primera vez en "Piers Plowman" (1377), de William Langland, con
dinámico guión de Norman Reilly
Raine (“La vida de
Emile Zola”) y Seton I. Miller (“Scarface”). Tiene la particularidad de estar
dirigido por dos realizadores, por el estadounidense William Keighley y el
húngaro Michael Curtiz, hay varias teorías sobre los quehaceres de cada uno, se
dice que las escenas de exteriores fueron comandadas por el primero (las
primeras que se ruedan), y las interiores por el segundo, otra versión es que
cuando Jack Warner vio las primeras tomas en exteriores, rodadas en Chico
(California), lo despidió y contrató a Michael Curtiz, que había dirigido a
Flynn en “El capitán Blood” y “La carga de la brigada ligera”.
La acción tiene lugar en el
condado de Nottingham (suroeste de Inglaterra), en 1194, tras la 3ª Cruzada.
Robert de Locksley (Errol Flynn) es un noble sajón que se ve obligado a
comportarse como un bandido cuando el príncipe Juan (Claude Rains) intenta usurpar el trono a su hermano Ricardo (Ian Hunter), apresado
por Leopoldo de Austria. En los bosques de Sherwood toma el nombre de Robin
Hood (Robín de la Capucha). Allí reúne a los sajones proscritos, perseguidos y
desheredados, entre los que se cuentan Will Scarlett (Patric
Knowles), el fraile Tuck (Eugene
Pallette) , Little John (Alan Hale), el molinero Much (Herbert
Mundin), etc. Con su apoyo se enfrenta a las ambiciones del príncipe Juan, se
opone a los impuestos arbitrarios de Sir Guy de Gisbourne (Basil Rathbone),
roba a los ricos y ayuda a los pobres. También tendrá importancia en el relato
la bella Lady Marian Fitzwalter (Olivia de Havilland), pupila del Rey Ricardo, su doncella Bess (Una O'Connor), el Sheriff de Nottingham (Melville Cooper), o el degrado caballero Dickon
Malbete (Harry Cording).

La cinta resulta un chute de
alegría, de optimismo, de vitalidad, para muchos una máquina del tiempo que nos
traslada a nuestra inocente niñez, de los films que al acabar te sentías mejor,
ello con el clásico tema de la lucha del bien contra el mal, en lo que se puede
considerar una denuncia contra las tiranías, contra los despotismos del poder,
contra el hedonismo de los poderosos, incluso contra la Iglesia siempre al lado
del poder (sea quien sea), a favor de los oprimidos, de los humillados, de los
vejados, del entendimiento de los diferentes, aquí normandos contra sajones,
Robin Hood (sajón) llega a decir "No odio a los normandos sino a la
injusticia", nos habla de que los pueblos a veces están legitimados para
alzarse contra los estados, cuando estos abusan de sus prebendas, de un modo
sibilino sugiere que la Revolución puede ser un medio para instaurar la
justicia, cercano esto a lo que provocó la revolución de Francia. Esto es
desarrollado de modo trepidante, ágil, con diálogos que se mueven entre la
emoción, lo divertido, y lo romántico, destilando todo frescura, con escenas de
acción vibrantes, donde tendrá gran importancia el maestro de esgrima belga
Fred Cavens (“Romeo y Julieta”, “El hombre de la máscara de hierro” o “Cyrano
de Bergerac”), creador de las eléctricas coreografías de espadas, un derroche
de energía, con momentos intensos, con personajes bien delineados en pocos
trazos, con actuaciones maravillosas, con secundarios espléndidos, con un gran
uso del crescendo dramático. Utilizando con maña elementos del cine de aventuras:
Héroe carismático, villano sibilino, peleas, persecuciones, asaltos, duelos de
paladines, torneos de arco, romanticismo, camaradería, y clímax final
apoteósico, apoyado todo esto en una ambientación brillante. Esta con
connotaciones cercana al estilo cómic su radiante colorido, sus decorados
grandilocuentes, sus coreografías de luchas, las bacanales con sus
trompetistas, etc.

Posee la película un mensaje
político bastante reaccionario y marcado para su convulso tiempo, estamos en
1938, en Europa la Guerra parecía algo inevitable, Hitler y sus ansias de
conquista amenazaban la frágil paz, a USA se le reclamaba tomar partido en la
irrefrenable contienda a favor de Inglaterra, pero en los Estados Unidos la
opinión estaba dividida entre los que consideraban había que combatir el
nazismo y los que pensaban que lo mejor era el aislacionismo, pues Robin Hood
en un momento dado hace un discurso al rey Ricardo con claras connotaciones
para su tiempo, le achaca que fuera a guerrear a las Cruzadas a miles de kilómetros
de su tierra, abandonando a sus súbditos, que quedaron bajo el nefasto amparo
de su hermano, diáfano recado al gobierno USA para no fuera a la Guerra. Esto
asimismo acrecentado por el supuesto nazismo de Errol Flynn, del que se llegó a
decir que era un espía hitleriano.

La tara es que algunas
arrugas se le notan, aunque enmascaradas tras su tremenda vivacidad, es un
guión bastante inocente, que con el paso del tiempo y de los visionados sus
costuras afloran, cándido en su evolución de situación central, vemos los
asaltos de la gente de Robin con gente que se lo toma todo como si fueran a una
fiesta, no vemos a los heridos en las refriegas del bosque, hay algunas
situaciones que rozan la cursilería, con motivaciones un tanto avejentadas para
nuestro tiempo, vemos a gente pobre y necesitada, se supone que Robin está
robando a los ricos para dárselo a los pobres, pues no!!! Es para pagar el
rescate de un Rey, y mientras que los necesitados pasan hambre y penalidades,
todo sea por tener un monarca digno (¿?). Y es que si estudiamos un poco de
historia nos daremos cuenta que Ricardo Corazón de León fue uno de los más
sanguinarios reyes de la historia, un sanguinario sádico, descrito bien en la
estupenda “Robin y Marian” (1976), bueno esto lo entiendo como una licencia, no
es crucial para bajar nota, pero es reseñable. Tramos paradójicos que no
aguantan análisis, tras tomar el dinero de la recaudación, vemos una
fiesta-bacanal en el bosque de Sherwood, al estilo la aldea de Asterix, todo es
felicidad, regocijo, risas, entonces para sensibilizarnos y enternecer a Lady
Marian, Robin le muestra la “trastienda”, vemos a gente (sajona) demacrada, de
miradas lánguidas, escondiéndose de las miradas, se suponen son pobres sin
nada, especie de campo de refugiados, pero si a unos metros hay una comilona,
porque no está esta gente? Tampoco
aguanta análisis la petulancia y narcisismo de Robin Hood yendo al torneo de
arqueros sabiendo este que es una trampa, solo para henchir su inabarcable ego,
y encima intenta pasar desapercibido bajándose el sombrerito, poniendo en
peligro la rebelión. Fallo divertido es que Robin Hood lanza flechas y flechas,
y siempre tiene unas cinco a sus espaldas.
Deslumbrante puesta en
escena, con una gran dirección artística de Carl Jules Weyl (“Casablanca”,
“Yanqui Dandy” o “El sueño eterno”), rodándose en exteriores de California, en el Parque de Bidwell en Chico para el bosque de
Sherwood, denominados los lares
"Lago Sherwood" y "Bosque de Sherwood", por ser
localizaciones para la producción de Douglas Fairbanks “Robin Hood” en 1922, también en el Rancho Warner en Calabasas,el
torneo de tiro con arco filmada en Baja Arroyo Park en Pasadena, los interiores con los
prodigiosos decorados en los estudios Warner
Bros en Burbank, se suma el fascinante vestuario creado por Milo Anderson (“El capitán Blood”, “Yanqui Dandy2 o “Tener o no tener”),
de un cromatismo centelleante. Esto atomizado por la
gloriosa fotografía en colosal Technicolor de Tony Gaudio (“La vida de Emile
Zola”, “La carta” o “El último refugio”) y Sol Polito (“Ángeles con caras
sucias”, “El sargento York” o “Arsénico por compasión”), con movimientos
excelsos de grúa, con tomas generales excelentes, de un colorido explosivo, resplandeciente,
resaltando los primarios rojos, verdes y azules en un juego cromático magno, componiendo
todo junto lienzos de una belleza exuberante. Y en la música el checo Erich
Wolfgang Korngold (“El príncipe y el mendigo”, "El capitán Blood" o
“El Halcón de Mar”), adaptándose de modo memorable a la acción , al drama, a la
épica, al romanticismo, con fanfarrias, con aires solemnes, con ternura,
maravillosa.

Errol Flynn derrocha
vitalidad como Robin Hood, alegría simpatía, un volcán en permanente erupción,
construye uno de los Iconos de aventuras del Séptimo Arte, con esa sonrisa
contagiosa, con carisma, la imagen de la nobleza, la justicia, el Héroe,
curiosamente el actor pensado originalmente para el rol era James Cagney, abandonó contrato con
la Warner Bros, y el papel pasó a Flynn. Olivia de Havilland está majestuosa
como lady Marian, con fuerte personalidad, hermosa, sensible, y con una
tremenda química con Errol Flynn, dewstilando una divina compenetración, no en
vano era la cuarta vez que trabajaban juntos para la Warner, de las nueve que lo
hicieron. Claude Rains como el príncipe derrocha carácter, sutilidad, cinismo,
sobresaliente actuación. Alan Hale
compoen a un gran Little John, desde su primer encuentro en el río con Robin,
deja constancia de su gran presencia, curiosamente interpretó el mismo
personaje en la versión de Douglas Fairbanks de 1922, y lo volvió a encarnar en
otro film de 1950, “Pícaros
del bosque de Sherwood”. Basil Rathbone crea un villano artero, con
vis maligna, notable. Ian Hunter crea a un Rey Arturo regio. Una O’Connor crea
a un jocoso personaje siendo la doncella de Lady Marian. Eugene Pallette
como el fraile Tuck crea aun tipo hilarante. Patric
Knowles como Will Scarlett queda muy desdibujado.


Spopiler:

Momentos recordables: El
formidable tramo del banquete del príncipe Juan en el castillo de Sir Guy de
Gisbourne, en un enorme salón, decorado de modo atiborrado con tapices, estandartes,
iluminado por decenas de antorchas, mesas rebosantes de comida, vestuario
fastuoso, todo con un colorido impresiónate, allí irrumpe de modo homérico
Robin Hood con un ciervo muerto en sus hombros, tirándolo sobre la mesa del
príncipe, de modo sobrado se sienta a comer mientras habla con Juan, derivando
por la valentía y arrogancia de Robin en una huida épica del castillo con todos
contra él, con lanzas, espadas, flechas, delirante en su magnificencia; La
mítica pelea con un palo, entre Little John y Robin sobre un tronco en un río, con
una coreografía típica de un baile, fenomenal; El tramo en que los hombres de
Robin toman el convoy de la recaudación con Sir Guy de Gisbourne, el sheriff de
Nottingham y Lady Marian, con los “milicianos” cayendo sobre los caballos de
los árboles a decenas como monos; Cuando Robin Hood a modo de Romeo sube por
una enredadera a la habitación de Lady Marian; El torneo de arqueros, con el
clímax de Robin parte en dos la flecha de su contrincante que estaba en el
centro de la diana, no hay truco, la flecha fue lanzada por el especialista
Howard Hill, que hace rival final (capitán de arqueros) de Robin; La batalla
final en el castillo para rescatar a Lady Marian, con la lucha final épica a
espada entre Robin y Sir Guy de Gisbourne, por escaleras, con fascinante
proyección de sombra sobre una pared que agranda sus figuras mientras luchan.
En conjunto, un notable film
al que para disfrutarla en plenitud, con espíritu infantil, hay que darle
algunas licencias. Fuerza y honor!!!
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