Crítica
dedicada a Muhammad Ali, considerado no solo el mayor boxeador de la historia,
si no el Más Grande Deportista del SXX, nacido el 17 de enero de 1942 y
fallecido el 3 de junio de 2016. Este documental dirigido brillantemente por
Leon Gast aborda el que es preciado como su punto álgido, y uno de los mejores
combates pugilísticos de siempre, el llamado “Rumble in the jungle”, el que lo
enfrentó en Kinshasha, capital del Zaire(actual República Democrática del
Congo), frente a George Foreman, una mole que era en ese momento el campeón
del mundo de los pesos pesados, con un palmarés de profesional aterrador, 40
victorias de 40 combates, la mayoría por knockaut, Ali venía de una travesía
por el desierto tras ser suspendido y encarcelado por no querer alistarse en el
ejército USA para ir a Vietnam, tres años estuvo suspendida su licencia de
boxeador, con 32 años se le consideraba de vuelta, mientras Foreman parecía invencible
con su juventud de 25 primaveras, de hecho las apuestas antes del combate
estaban 7-1 contra Ali, en el estadio de Kinshasha, ante 100.000 espectadores
tuvo lugar el choque de trenes el 30 de octubre de 1974. De
la calidad absorbente de este film habla que fue ganador del Oscar al mejor
documental de ese año. En la entrega del premio d ela Academia, Gast invitó a
los púgiles, Ali-Foreman, que estaban en la platea, que subieran al escenario,
los dos subieron dando señas de su buena relación, y del parkinson creciente en
el boxeador de Louisville-Kentucky.


La pelea fue organizada por
el afamado promotor Don King, ofreció a cada contendiente 5 millones $, estos
fueron financiados por el Zaire en África, su entonces gobernante, Mobutu Sese Seko, decidió financiarla como
estrategia para publicitar su nación. Además de la pelea, King organizó un
festival musical que se llamó “The Black Woodstock” musicales, invitando a
cantantes y grupos como James Brown, B. B. King, Bill Withers, Miriam Makeba, Celia Cruz, Fania All Stars y The
Spinners, etc. Para hacer un documental sobre estos conciertos viajó
hasta allí Leon Gast, estuvo dos meses, además de a los cantantes tenía acceso
a los boxeadores, el combate hubo de ser postergado seis semanas por una herida
en un ojo en un entrenamiento de Foreman, y se alargó su estancia, decidiendo
virar el sentido de su labor hacia el ring. Gast rodó más de 250 horas sobre el
acontecimiento, sobre todo lo que rodeó al evento, pero la desaparición y
muerte de los productores del documental hizo que la edición del trabajo se
dilatara más de dos décadas, aprovechado por Gast para dar una visión en
retrospectiva de los hechos, con entrevistas a gente que estuvo allí, Norman Mailer, Malick Bowens, Thomas Hauser y George Plimpton, o al director de cine Spike Lee, veinte años después dan un
enfoque fresco. El material editado sobre el “The Black Woodstock” ha dado
origen en 2008 al documental “Soul Power”.

La cinta se convierte en un
homenaje a Muhammad Ali, una oda a un ser que traspasó las fronteras del
deporte para convertirse en un mito, con tremenda influencia en lo hacía y
decía, un Héroe para su raza, un tipo lenguaraz, arrogante, egocéntrico,
ingobernable, incorruptible, histriónico, arrollador, prepotente, orgulloso, narcisista,
y sobre un ciclón carismático. El documental nos acerca a los prolegómenos de
la organización del combate, a su estancia Zaire y en el clímax a la pelea del
siglo, todo esto salpicado de imágenes de entrevistas, ruedas de prensa,
filmaciones de un torbellino Ali, haciendo hincapié en su poderosa personalidad
que enamoró a toda Zaire, con su encanto personal, con su labia, y con su
constante identificación con que él era un africano más, se relacionaba con la gente de la calle, piropeaba la integridad de los negros africanos, y estos
veían en Ali un cuasi-Mesías, un símbolo contra el racismo y la represión
blanca. Además era un púgil formidable, elegante, de movimientos gráciles, con
juego de piernas impropio de su tamaño y peso, con unos puños de rapidísimos
ataques, se decía que era un peso pluma de 100 kg. Esto en contraste con George
Foreman introvertido, inexpresivo, asocial con los zaireños, se recluía en su
hotel, incluso con la torpeza de aterrizar con un pastor alemán en el
aeropuerto, lo cual soliviantó a los del país por considerar a este can un
símbolo de la opresión belga, era el perro que llevaban en las represiones, era
tan desconocido para los congoleños que creían que era blanco, en realidad era
aún más negro que Ali, pero este con su verborrea sobreactuada consiguió
convertirlo en un villano para los zaireños.
 |
Norman Mailer |
Gast a través del montaje de Jeffrey
Kusama-Hinte dinámico y muy fluido, se nos muestra de modo fulgurante una
época y un tiempo, un documento sociológico de enorme valor histórico, donde la
lucha por los derechos civiles, el watergate, el fin de la Guerra del Vietnam,
etc, una miscelánea equilibrada de la
cultura pop, música y boxeo, un coctel salpicado para ambientar
fabulosamente con música y clips del festival referido arriba, dando color y
atmósfera setentera impresionante, nos sentimos en la máquina del tiempo. Nos
sumerge en con inteligencia en la trascendencia planetaria del combate, emitiendo tensión latente, con los
preparativos, los entrenamientos, las bravuconadas de unos y otros, el
contratiempo de tener que aplazar la lucha, todo desarrollado con un fascinante
increscendo dramático hasta explotar en el enfrentamiento, ocho rounds
históricos. Esto sorteado de diversas entrevistas actuales que dan un semblante
de los protagonistas, los púgiles, sus contrastes, su visión de la política, de
la religión, de la raza, de áfrica, de USA,... e incluso de sus supercherías
paganas, cuando escuchamos que Ali en Zaire acudió a un chaman par ale
predijera el futuro.
Se habla de las
interioridades del boxeo, como es el promotor Don King, descrito como
inteligente, sagaz, carismático y sobre todo un aprovechado, esta parte está
poco explotado se da una visión bastante superficial de un personaje crucial
para que se produjera el “Rumble in the jungle”, un tipo que no tuvo escrúpulos
en llevar su “circo” a una sangrienta dictadura para promocionarla, sobre este
sátrapa también se pasa de puntillas, era algo que hubiera dado más de sí. Y es
que para mí es contradictorio que un adalid de las libertades de la raza negra
como Ali fuera a dar publicidad a un
tirano, y es que fuera negro no lo hacía bueno. Asimismo hubiera sido un
pelotazo que tanto Ali como Foreman hubieran sido entrevistados para dieran sus
impresiones sobre el COMBATE 20 años después, pero esto no está.
La puesta en escena resulta
eléctrica, con un collage de secuencias sugestivas que te enganchan, apoyado en
una labor de montaje apoteósica de ritmo, obra del propio director, junto a
Taylor Hackford (“Oficial y caballero”, “Pactar con el diablo” o “Ray”), Jeffrey
Kusama-Hinte (“Thirteen” o “Los chicos están bien”), y Keith Robinson
(“Glickman”), adornado todo con una fotografía alusiva al tiempo, alternando el
color con el b/n, y todo esto salpicado de modo neurálgico por clips del
festival “The Black Woodstock”, que otorgan un clima muy de blackexplotation,
de sonidos tribales africanos, soul, funky... Curiosamente el festival estaba
planificado para que fuera telonero del COMBATE, pero al tener que retrasarse
este, se mantuvo la fecha de las actuaciones y ya no hubo estos teloneros.

Momentos recordables: Todos en
los que aparece el huracán Ali, sus ráfagas
de fanfarronería, su prepotencia, su endiosamiento; Alí en la cabina del avión
que le traslada a Zaire, alabando este que todos sean negros (pilotos y azafatas);
La llegada de Ali al aeropuerto de Kinshasha en loor de multitudes, agasajándolo
las autoridades, esto en contraste con Foreman, llega con un pastor alemán
(insulto a los zaireños) y con poca gente para recibirlo; Cuando vemos a
Foreman pegar golpes al saco con su entrenador aguantándolo, Foreman le golpea
con una fuerza cuasi-sobrehumana, dejando, como bien cuentan, tras la paliza un
hueco enorme en el saco, bestial; Ali por la calle-carrera entrenando y con su
innata simpatía ganándose a los niños, que le siguen como una gran cohorte, y
gritando todos al unísono y repetidamente "Ali
Bomaye!" ( "Ali,
mátalo!"); Y por supuesto el COMBATE, a las 4 de la mañana, para se
pudiera ver en horario prime time en USA, a los zaireños que les parta un rayo,
de hecho no se pudo ver por la tele nacional y solo el dictador Mobutu pudo
verlo por circuito cerrado en su palacio, no se atrevió a ir al estadio por
miedo a un atentado; Norman Mailer contando una anécdota de 10 años después del
combate, Ali se encontró en un sarao con él y su esposa, Ali “piropeó” a Norman
por lo joven que se veía, diciéndole que con su edad él querría estar como
Norman, este cuenta que excitado por las palabras del campeón fue a orinar al baño
cual perro feliz, y entonces Ali le dice a la esposa “como estas todavía con
ese viejo”.
Frases
de Ali: "Crees que el mundo se sorprendió cuando Nixon dimitió? Sólo
tienes que esperar hasta que el látigo le atice a Foreman”; "He peleado
contra un cocodrilo, forcejee con una ballena. He esposado un rayo
esposado y hechado un trueno a la cárcel. Lesioné una roca, asesiné un
ladrillo. Soy tan malo, que hago la medicina enferme"; "Esto es obra de Dios y Muhammad es su profeta. Cómo vas a ganar a
Dios?"; "Cuando consiga África, no nos marcharemos"; Una de un
periodista sobre Alí "Era como un elefante dormido. Puedes hacer lo que
quieras con él pero cuando se despierta lo arrasa todo"; Spike Lee
“Muhammad Ali era un raro espécimen: era guapo, atlético, el más fuerte, el más
rápido, carismático”.


Los periodistas Norman
Mailer y George Plimpton hacen una análisis excelso del culmen del
documental, el épico combate, con una prosa y una clarividencia que hasta un
profano (como yo) entiende y le resulta atractivo el modo de explicar las
evoluciones de las tácticas de lucha, entrelazándolo con las imágenes del
Homérico enfrentamiento. Ali estuvo alardeando durante días que bailaría ante
Foreman y este no le acertaría un golpe, llegados al cuadrilátero Alí o bien
premeditadamente o por el empuje de George cambio, primero le soltó un golpe de
derecha que en el código interno del boxeo se considera un menosprecio al
rival, lo cual enfureció a Foreman, entonces Ali fue arrinconado contra las
cuerdas, Foreman le golpeaba con rabia, Ali se defendía, en los descansos el
rostro de Alí denotaba inquietud, luego vuelta a estar a la defensiva, incluso
de modo fanfarrón le soltaba Ali al oído
que golpeaba flojo, Plimpton llega a decir que en aquel momento pensó era un
tongo la pelea. Y llegó el octavo asalto, Foreman estaba cansado, hecho que
aprovechó Ali para soltar un vendaval de golpes, en uno de ellos en la cabeza
de Foreman el sudor sale despedido de su testa de modo explosivo, y llega el
golpe definitivo, Foreman se tambalea, cuando Ali tiene preparado otro
puñetazo, pero se retiene para no estropear la estética de la caída, el KO, y
los 100.000 gritaron al unísono, “Ali, bomaye!!! (Ali, mátalo!!!)”, con Alí
levantando los brazos, había recuperado su ansiado título de los pesos pesados.
Para los que gusten de
documentales espléndidos, que consigue la hazaña que guste incluso a los que
repele el boxeo. Fuerza y honor!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario