CORTINA RASGADA.

A priori tiene grandes ingredientes para provocar dulces expectativas, Hitchcock en la dirección, las dos estrellas más rutilantes del momento como pareja, Paul Newman y Julie Andrews, y una thriller de espías, pero tras verla una vez más sus costuras no aguantan, se deshilachan a trompicones, quedando en un muy envejecido film, con un guión de Brian Moore bastante ramplón, de mucha simplicidad, con una construcción de personajes bastante pobre, una sucesión de situaciones que denota poco trabajo y una puesta en escena que roza lo patético. Quizás todo lo malo sea debido a los muchos problemas que tuvo la producción, el libreto pasando por muchas manos, los protagonistas no eran del agrado del realizador londinense, hubo varios enfrentamientos Hitch-Newman, sumado a un rodaje apresurado por la apretada agenda de la Christie, o quizás simplemente es que al realizador ya no estaba en forma. La idea para del relato nace de la deserción de los diplomáticos británicos Guy Burgess y Donald Maclean a la URSS en 1951, Hitchcock estaba intrigado sobre la vida de Maclean en la Unión Soviética y sobre Melinda Marling, esposa de Maclean, que siguió a la nación comunista un año más tarde con los tres hijos de la pareja. El título “Cortina rasgada” es una referencia al Telón (cortina) de Acero y como se puede romper.

Estamos en medio de la guerra Fría, Michael Armstrong (Paul Newman), es un físico estadounidense, se encuentra de viaje en barco a una conferencia en Copenhague con su ayudante y novia, Sarah Sherman (Julie Andrews). Armstrong recibe un recibe un mensaje y se marcha de incógnito a Berlín Oriental, engañando a su pareja, pero esta le sigue, cuando llegan a suelo comunista ella se entera que su novio ha desertado y entrega sus conocimientos a la Alemania comunista, deseando trabajar con el afamado científico alemán del este Gustav Lindt (Ludwig Donath). En la historia tienen importancia personajes como un espía en la Alemania Demócrata (Mort Mills), el agente de la seguridad alemán Hermann Gromek (Wolfgang Kieling), la condesa polaca Kuchinska (Lila Kedrova) y una diva primera bailarina (Tamara Toumanova).

Es un thriller de espionaje con el telón de fondo de la Guerra Fría,  donde hay acción, suspense, intriga, romance, persecuciones, tiroteos, duelos psicológicos, traiciones, espías, asesinatos cruentos, y algunas dosis desengrasantes de humor, en lo que se quiere recrear como la eterna lucha entre el Bien (el Occidente Capitalista) y el mal (el Comunismo). En lo bueno queda un film que no aburre, entretiene, sabe meternos en el ambiente temeroso de la Alemania Oriental, una dictadura policial opresora, regida por el miedo, aunque sobrepasándose en sobreexponer las lacras de este estado, compone situaciones que van de lo trepidante, a lo angustioso, a lo tenso, transmitiendo sensación de carrera contrarreloj, con lo que te atrapa en saber cómo acabaran los protagonistas.


Un film que denota muchas arrugas, orgánicamente liviano, con unos personajes muy superficiales, con un desarrollo que transcurre a empujones, con muchas lagunas argumentales, con muchos agujeros, con mucho subrayado panfletario propagandístico, con excesivo maniqueísmo, una cosa es que las autoridades comunistas pueden ser “maléficas” y otra es que parezcan entrenada por el Pato Lucas, no pueden ser más ineptos, más torpes, se añaden recursos ya manidos en Hitchcock y no me refiero  a sus cameos, es lo de resolver una situación de acoso de los protagonistas en una sala concurrida con una marabunta en estampida para camuflarse los perseguidos, a pesar de su pretendido giro sorpresa nadie con un mínimo de inteligencia lo había dudado, quedando todo muy previsible. Incluso la escena con la que ha pasado a la historia este film, vista ahora me resulta bastante tosca y con muchos fallos y elementos surrealistas (spoiler).

Paul Newman se nota fuera de lugar, sin saber a qué juega su personaje, sin fondo, sin alma, con cara de estreñido todo el tiempo, sin transmitir emociones, más plano que una mesa camilla. Julie Andrews, más de lo mismo, gélida, sin sentimiento, sin expresividad, y entre los dos no podía ser de otra forma, una química inexistente, no hay calor alguno entre ellos, no hay sensación de amor, todo denota estar forzado. Ludwig Donath como el profesor Lindt es el único que parece tomarse en serio su rol, el que deja impronta de actor de carisma. Lila Kedrova como la condesa resulta de un histrionismo atroz. Tamara Toumanova como la bailarina tiene la complicada papeleta de ser un recurso humorístico, lo malo es que sin gracia.

La puesta en escena resulta demasiado frugal, no transmite un mínimo de realismo, se nota por todos lados que no han salido de un estudio, que todo está rodado en platós, con la persecución de bus filmada con retroproyecciones que cantan a la legua, anulando la tensión, esto en otra historia tendría un pase, pero esto se supone que va de transmitir que estamos tras el Telón de Acero, y lo que se nos emite es decorados de pladur y cartón piedra, con calles más falsas que una moneda de tres euros, no parece haber el mínimo esfuerzo por crear realismo, esto podría entenderlo en una comedia pero no en un thriller de Hitchcock. Destacable es el aspecto de la música pues supuso la ruptura de Hitchcock con Bernard Herrmann, la composición que creó no fue del agrado del realizador y se pasó John Addison (“La huella” o “Un puente lejano”), sin dejar marca, en la escena del el ballet en Berlín, la música es un extracto de Tchaikovsky's Francesca da Rimini.

Spoiler:

Momentos recordables: Uno sobre todos, el del sanguinario y agónico asesinato del agente Gromek por parte de Armstrong y la rubia, con momentos escalofriantes de gran crudeza, la imagen en contrapicado de la rubia con el cuchillo, en un calco de la de Psycho en la ducha (autoplagiándose Hitch), los brutales golpes con pala en las rodillas de Gromek o como lo llevan al horno y asfixian, en un conversación con François Truffaut , Hitch dijo que creó la escena para el público viera lo difícil que puede ser matar a un hombre, ya que él creía que esto se estaba banalizando en el cine. Está bien esto, pero tampoco se ve que Armstrong tenga sufrimiento interior después de haber asesinado. Asimismo es una escena que con la revisión se detectan muchos fallos, que casi la dejan en un borrador de lo que debió haber sido, los expongo abajo.



Todo el tramo en la casa rural revisionado ahora me ha sido con más agujeros que un queso gruyere, la primera vez que la ves, no piensas mucho, te sobrecoge la tensión de la misma, pero vuelta a ver ves los errores. Primero que un recién llegado científico desertado rule alegremente por Alemania del este un día después de haber llegado, solo con un tipo en moto siguiéndole. Luego Michale llega a la casa de campo y dibuja el símbolo Pi en el suelo, pudiendo pronunciarlo, y no se le ocurre después borrarlo, pero lo más gordo viene después, cuando Gromek llega a la casita, descubre es un espía Michael, y piensa el idiota que este y la mujer le van a dejar telefonear como si nada para los detengan, entonces comienza una cruenta lucha, Gromek sabe que hay un taxista fuera y no se le ocurre gritar para pedir ayuda, la mujer le clava un cuchillo en el pecho y este se parte, menuda ridiculez, Gromek este forcejea con Michael, y le dice una frase que ni en el peor de los sketch de José Mota, más o menos <Estoy entrenado para matarle con un solo dedo>, que raro que no se acojone el científico, en el colmo de la estupidez, Gromek tiene un brazo libre intentando soltarse de Armstrong, y que hace? Utilizarla para tomar ventaja? No!!! La mete entre los dos, quizás tenga frío o quizás para cogerle las pelotas a Michael (ataque de ironía)? Y a todo esto, donde se metió el espía que conducía el tractor? Vio que se avecinaba peligro y no aparece en la casita? Más tarde interrogan en la universidad a Michael sobre porque fue a la casita y este dice que estuvo a visitar a familia, y nadie le pregunta por el parentesco? Nadie del avezado servicio secreto comprueba que esto es mentira? Nadie pone vigilancia a Armstrong en la Universidad? Menudo modo burdo en que Michael sonsaca al profesor Lindt la información, el guión sigue ahondando en que el comunismo además de hacer personas malas, los hace idiotas. Que aporta en la trama la condesa polaca? Reflejar la opresión en la Alemania comunista? Pues menudo flaco favor con este tramo en que solo se ve a una trastornada mental? Por cierto, dice cuando ve a la pareja que ha visto en el periódico que los persiguen, pero si estamos en el mismo día que han descubierto que es un agente doble, es que ha salido una edición express con la noticia? AH, y la avispada condesa pretende que los alemanes del este la dejen salir del país con el “apadrinamiento” de unos reconocidos espías que han sacado información secreta del país? Nos toman por tontos? La por muchos alabada escena del autobús, porque no pueden ir dos autobuses uno cerca del otro, por muchos motivos se podrían haber solapado, pero esto es mostrado con una tensión bastante artificiosa, con el clímax penoso de la gente saliendo huyendo del bus y los policías disparando con metralletas sin ton ni son, alguien puede creerse que sean tan desalmados estos agentes, pero es que encima son unos tiradores que ni Mr. Magoo, apenas rozan con su baleo a dos, estos acribillando una cabina abarrotada de gente se darían en el pie, si alguna vez van a ejecutarme quiero a estos dos en el pelotón, se me olvidaba, la rubia insoportable del bus no tiene medio pase, se supone todos los falsos pasajeros están allí por idealismo, y por salvar a gente, entonces que hace quejándose del peligro? El tramo en el teatro con la policía sabiendo que están dos peligrosos espías en él, menudos ineptos cerrando el perímetro. Y lo del clímax final con las cestas de ropa en el barco y la bailarina chivándose es de traca, muy tramposo todo, a la par que previsible.


Hitch quería a Eva Marie Sain como su rubia protagonista, a la que ya tuvo en “Con la muerte en los talones”, para protagonista masculino habló Hitch con Cary Grant, pero este le dijo qu iba a hacer un papel para el que ya estaba comprometido y se retiraría. Eejecutivos de Universal Pictures insistieron en tener estrellas famosas para atraer a mayor cantidad de público. Paul Newman y Julie Andrews le fueron impuestos al director por Lew Wasserman, ejecutivo del estudio.  Los salarios $ 750,000 para los protagonistas tomaron gran parte del presupuesto de 5 millones. En aquel momento Julie Andrews era la mayor estrella de Hollywood tras los éxitos de “Mary Poppins” (1964) y “The Sound of Music” (1965), era una actriz muy demandada, y solo estaba disponible por un corto período tiempo, con lo que la producción se aceleraría, a pesar de que  Hitch aún no estaba satisfecho con el guión.

La relación de trabajo entre Hitch y Newman fue muy problemática.  Newman con métodos de trabajo diferentes a la generación del director discutió con Hitchcock sobre el guión y su caracterización. Hitch más tarde dijo había encontrado forma y método de Newman inaceptables y con falta de respeto.  Cuando Newman, método actor, consulta Hitch acerca motivaciones de su personaje, director respondió "la motivación es su salario."

El clásico cameo de Hitchcock se produce a los 8 minutos de metraje, lo vemos sentado en el pasillo del hotel sosteniendo en su regazo a una niña (la hija de Julie Andrews, Emma Kate), de fondo se oye un trombón con la melodía de la popular serie de televisión “Alfred Hitchcock presenta”

En conjunto es un film que aspira a muchísimo más de lo que da, un Hitchcock al ralentí. Fuerza y honor!!!