SU EXCELENCIA EL
EMBAJADOR.
Fallido intento de reflejar
en un film el complejo al compleja política exterior de USA en el tercer mundo
durante la Guerra Fría, se agradece no sea un simple panfleto propagandístico
al servicio de dar pábulo a la Guerra del Vietnam y la más que ayuda del
ejército estadounidense, pretende dar voz a todas los contendientes, pero se
queda en la superficie, no ahonda en las raíces y motivaciones de unos y otros,
quedando en una inocente propuesta. Se basa muy libremente en un best-seller,
“The ugly american” (título que es un guiño a la novela de Graham Greene “The
american quiet”) de 1958 de Eugene Burdick (“Fail-safe”) y William Lederer, novela de gran repercusión entre los políticos americanos, Kennedy le
envío la novela a sus senadores, y siendo el presidente de gran ayuda para
poder rodar en Tailandia. Dirige el debutante en un largometraje George Englund
(especialista en la televisión), el guión de Stewart Stern (“Rebelde sin
causa”) adapta el libro de modo en que solo se mantienen el escenario
geopolítico, el título, y la idea de que USA se muestra torpe y arrogante en el
extranjero, el resto es solo un esbozo de una obra mucho más compleja, con
multitud de escenarios y que aquí simplifican en bastante. De hecho su línea
argumental (nada que ver con el libro) es similar a la de “Ben-Hur”, dos viejos
amigos que se rencuentran tras muchos años, uno es el Imperio (USA), en la de
romanos era Mesala, aquí el embajador, y el otro el oprimido, Ben-Hur, aquí
Deong, tras un encuentro que comienza con gran regocijo deriva en un duro
enfrentamiento, lo dicho, muy parecido hilo.
Estamos en 1960, al
conflictivo país asiático de Sarkhan (ficticio) llega un nuevo embajador
estadounidense, el ex-periodista
Harrison Carter MacWhite (Marlon Brando), es una nación monárquica apoyada por
USA, con serioo peligro de convertirse en comunista bajo el influjo del país
norteño, Sarkhan del Norte. Están construyendo una carretera, “La Carretera de
la Libertad”, que muchos consideran una vía militar para las tropas americanas
y que un grupo antiamericano intenta sabotear a toda costa, grupo liderado por
Deong (Eiji Okada), un antiguo amigo de MacWhite, combatieron juntos por la
liberación de Sarkhan del yugo nipón durante la WWII. El embajador espera
convencer a su antiguo camarada de armas de los parabienes de la carretera y de
que no es un acto imperialista estadounidense y de este modo hacer ver a muchos
en USA que Deong no es comunista como algunos le achacan.
La cinta
aborda en un tono bastante simplista como USA intentaba ganarse para la causa
Capitalista a países del tercer Mundo con muchas necesidades y que casi siempre
esto era apoyándose en dictadores títeres de su poder, como sucedió en Vietnam
o Malasia en los años 60, la primera la perdieron tras una guerra cruenta donde
los estadounidenses desde sus hogares no pudieron soportar el goteo de ataúdes
llegando a su país desde un conflicto que no entendían, el segundo país la
represión supuso un genocidio de más de un millón de comunistas e indeseables
para el régimen (cifras oficiosas), reflejado con gran pulso en los
documentales de Joshua Openheimer “The act of killing” (2012) y “The look of
silence” (2014). En este film se expone de modo bastante lineal como los
estadounidenses y sus enviados a estos países no se empapan del país de su
cultura, de su problemática, y esto puede verse como una señal de alerta para
la invasión soterrada del Vietnam por parte del ejército USA, de que había que
saber cómo eran y que necesitaban antes de venderles el simplista mensaje de
que los comunistas son “malos”, entiendo no es un mensaje de no intervención en
Indochina pues dejan a las claras que los malos malísimos, o sea, los
comunistas soviéticos, chinos y demás “villanos” esperan con la mandíbula abierta
para devorar lo que los USA dejen. Entiendo es un panfleto de carácter liberal
para que se haga distinción entre nacionalistas, ejemplo Deong, y comunistas,
los “malos” del Norte (que poco sutiles en la referencia a Vietnam del Norte).
Expone la
historia la ingenuidad con que los americanos “buenos”, como el embajador, se
creen en posesión de la verdad absoluta, siempre dentro de su buenismo cándido,
exhibido con dosis de arrogancia petulante, ello para afrontar problemas
complejos siempre es mal enfoque. Y es que el embajador es el exponente de lo
que es el guión, una visión limitada, acortada, y acartonada, es destacable que
se critique a los estadounidenses, pero lo hace en un tono de condescendencia
fatua. Asimismo es positivo se intente dar alma al tercer mundo, no solo a sus
gobiernos, se habla de sus temores a las injerencias extranjeras que se ven
como una invasión y colonización, que además solo servirá para apuntalar al
déspota de turno en el poder, una marioneta del Imperio, y como si estos
pueblos se sienten oprimidos se pueden echar en manos del enemigo de mi enemigo
y en esta época era la URSS, de hecho el embajador MacWhite es reflejado en el
film como un cónsul romano, con poder cuasi-absoluto, se reúne cuando quiere
con el primer ministro y le llega a mandar el cambio de rumbo de la conflictiva
carretera. En esto tiene mucho del Vietnam, de Indochina se fue derrotado el
Imperio francés y entro a ocupar su lugar otra potencia, en Sarkhan echaron al
Imperio nipón y llegó de modo sutil el estadounidense.
La dirección
de Englund resulta un tanto deslavazada, no termina de cogerle el tono a la
historia, alterna momentos de fuerza emocional con otros de acción regularmente
resueltos, queda espectacular el
cuasi-linchamiento del embajador en la llegada al aeropuerto por parte de una
turba enloquecida, pero no te crees en una dictadura no hayan militarizado el
perímetro con tantos manifestantes, inverosímil, como la otra escena de acción,
la del ataque rebelde a la inauguración de obras de la carretera, mucha energía
y vigor, pero no te crees ese arrollamiento insurgente cuando el Rey está presente,
donde está su séquito de guardaespaldas? Cuando se sabe hay un levantamiento
latente en la nación. Es un relato que discurre de modo desequilibrado, con
momentos que se sienten metidos con calzador, como los americanos que han
montado un hospital, había que meter un elemento de bonhomía USA.
Es una
historia de buenas intenciones, que intenta que el espectador reflexione sobre
el intervencionismo USA en el tercer mundo, pero los hace con recursos
livianos, una cinta con muchos diálogos, y con poca acción, que llega a
sentirse largo su metraje. Se hace un fresco plúmbeo, tanto que nos hurtan
elementos fundamentales, como que la CIA estaría infiltrada con sus espías y
“soplones”, o como que los rebeldes se quejan de la “invasión” USA pero nunca
se ve atisbo de presencia militar estadounidense, quizás para dar mejor imagen
de los americanos, pero se entiende Sarkhan es Vietnam, y aquí si estaba el
ejército USA, con sus cuarteles y aeropuertos militares, un tanto confuso estos
argumentos de los insurgentes si no se siente esta presencia militar
extranjera. Y es que las motivaciones de la gente de Deong resultan un tanto
ambiguas, no se entiende bien porque no quieren una carretera, germen del
conflicto.
Puesta
en escena buena, con destacada dirección artística de Alexander Golitzen (“Sed
de mal”), y Alfred Sweeney (“Harper”), rodándose la mayoría en los Universal
Studios, y para unos pocos exteriores Tailandia, en Bangkok, en su Universidad
de Chulalongkorn, realzados los escenarios por la meritoria fotografía de
Clifford Stine (“Spartacus”), trasladándonos el calor y la asfixia ambiental, y
esto adornado por la música de Frank Skinner (“El invisible Harvey”), con
sugestivas resonancias orientales que te meten en el escenario exótico.
Marlon brando es la razón por
la que me he acercado al film, y su actuación resulta excelente, demuestra
carisma, personalidad, rabia, y buen arco de desarrollo, como siempre con una
expresividad prodigiosa, exponiendo toda una gama de sentimientos, arrogancia,
candidez, rabia, vulnerabilidad, ira, frustración, maravilloso en su vista en
el congreso y la primera entrevista con Deong, el único defecto es su sudor,
está bien veamos su sofoco, pero se pasan, tanto como su rímel. Eiji Okada dota
de carácter a su líder opositor, le impregna de viscerabilidad, de fuerza y
manteniendo el tipo con Brando. La gran sorpresa del film es la regia y
majestuosa encarnación de Kukrit Pramoj del primer ministro Kwen Sai,
demuestra un saber estar y aura flemática impresionante, deja huella en sus
pocos minutos en escena, Pramoj era el dueño de un
periódico en Bangkok que Englund conoció y decidió sería perfecto para el papel
crucial asimismo fue asesor cultural, era también político tailandés y académico, en 1975, realidad y fuicción se
fundieron, se convirtió en el 13º Primer Ministro de Tailandia. Destacar que aparece en un rol secundario Jocelyn Brando como la
esposa de un ingeniero americano (Pat Hingle), era la hermana mayor de Marlon
Brando.
Spoiler:
Momentos recordables: El interrogatorio al que es sometido en el congreso USA para darle el visto bueno o no a ser embajador en Sarkhan a MacWhite, este deja constancia de su serenidad y carisma ante el fuerte ataque que es sometido por el senador Brenner (Judson Laire), el interrogado contraataca con argumentos sólidos, instructivos, y de forma elegante; El mejor tramo es la primera reunión que tienen Deong y MacWhite, desarrollado de modo hábil, ágil, con desarrollo brillantemente evolucionado, desde la camaradería inicial, la cuasi-borrachera de viejos amigos, de cómo avanza por senderos peliagudos, como se marcha con la mosca tras la oreja el embajador, y vuelve para hacer explotar la “bomba” de la amistad, con discursos enfrentados en los que sale a relucir la ideología de cada, saliendo a la palestra Cuba y como la perdió USA a favor de la URSS, el libro se escribió en 1958, aún Cuba era “satélite” USA, por lo que es cosecha original del guionista; El valiente epílogo en que se hace una sugerente crítica al modo de afrontar de los USA la política exterior de aquellos años.
La novela de la que surge el
libro hay que entenderla en su contexto del tiempo, la Guerra fría está en todo
su apogeo, los bloques OTAN comandado por USA frente al del pacto de Varsovia
comandado por la comunista URSS, los dos en un latente clima bélico con las
armas nucleares como punta de lanza destructivas, cada gran potencia ansiaba
hacerse con influencia en países del tercer mundo, en este ambiente, en 1954,
el Imperio de Francia tras la derrota la batalla de Dien Bien Phu deja Indochina, y entrando en Vietnam poco a poco los Estados
Unidos, y es que Vietnam es el Sarkhan del film.
El libro de William Lederer y Eugene Burdick es mucho más complejo que el film, con muchos más personajes, y
más subtramas, el embajador USA de hecho se llama distinto, "Lucky" Lou Sears y se preocupa menos por lo que pasa en l
país, limitándose a moverse únicamente por la capital. Ello en contraste con el
embajador soviético (cercenado del film), que habla el idioma del país, y se empapa
de la cultura local, se mantiene muy al tanto de la efervescencia política de
la nación, mientras el embajador USA se muestra torpe intentando frenar la
insurgencia comunista. El "americano feo" del título del libro se
refiere al ingeniero llanura de aspecto Atkins, que vive con la gente local,
que viene a entender sus necesidades, y que ofrece asistencia útil con
proyectos a pequeña escala, como el desarrollo de bombas de agua con motor. El libro relata que los
comunistas tuvieron éxito porque practicaban tácticas similares a las de
Atkins, en contraposición con el final del film.
El libro publicado en el Saturday Evening
Post en el otoño de 1958. El libro se convirtió en un éxito instantáneo,
pasando por veinte impresiones de julio a noviembre de 1958, en la lista de más
vendidos durante un año y medio, vendiéndose cuatro millones de copias. El presidente Lyndon Baines Johnson hizo referencia al término
(“El americano feo”) en un discurso a una clase que se
graduó en 1964 de la universidad, el término americano feo y se solidifica como una expresión peyorativa referencia más general a
la conducta ofensiva de los estadounidenses en el extranjero, esto en
contraposición con la idea de los escritores que querían decir lo contrario.

George Englund, productor y director de
televisión, es socio de negocios de Brando, explica la película tuvo una
génesis inusualmente largo y complicado, comenzó como proyecto de película
sobre el sudeste asiático llamado "Tigre en el cometa", Brando se
propuso hacer una historia sobre los estadounidenses que trabajan para la ONU en el extranjero, pero no encontraba un guión que le satisfaciera. Entonces,
en 1958, William Lederer y Eugene Burdick publicaron una novela sobre la
insensibilidad estadounidense en el sudeste asiático, "El americano
feo", convirtiéndose en un enorme éxito de ventas y crítica, llegando John Kennedy a enviar una copia a todos los
miembros del Senado, y Englund adquirió los derechos para una la película.
Englund <Pero la novela era una colección de viñetas y tuvimos que escoger
una historia a desarrollarse. En principio habíamos tratado de hacer el
personaje principal (el trabajador de ayuda simpático interpretado por Pat Hingle en la película) el héroe,
pero, por muchas razones, eso no funcionó. Después de muchas corrientes de aire
y viajes de investigación la historia que finalmente se desarrolló a partir del
libro era sobre un bien intencionado nuevo embajador de Estados Unidos bien que
llega a un país asiático cuya falta de criterio e insistencia en ver a su
misión en términos de Guerra Fría crea un desastre político>. Esta premisa
no hizo amigos en el Departamento de Estado, cuyo apoyo era necesario para
filmar en Tailandia, único país estable en el área adecuada para la
localización de la película, este negó rotundamente a la cooperación. Kennedy,
ahora presidente, fue al rescate, y Englund encontró la buena voluntad en el
canciller de Tailandia. Tuvodos
nominaciones a los Globo de Oro, para el director por Englund y a Marlon
Brando, y la nominación del Sindicato de Escritores a Stewart Stern, pero el
público se mantuvo al margen y los críticos en su mayoría la tildaron de torpe
e irrelevante.
Con
el paso del tiempo ha quedado en una propuesta un tanto maniquea, pues después
de la Guerra del Vietnam este simplista acercamiento a “la teoría del dominó”
queda en un ingenuo film, que por lo menos intenta dar voz a todos. Fuerza y
honor!!!
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