EL PROCESO.
Obra Maestra del genial Orson
Welles, un arrolladora drama psicológico, adaptación libre de la famosa novela inacabada
de Franz Kafka “The trial” (1925), publicada tras su muerte. Una arrebatadora
propuesta que fascina por su absorbente estética, apabullante reflejo de cómo a
través de la ambientación un film consigue trasladarnos con punzamiento lo que
siente el protagonista. Relato que con una narrativa que divaga entre lo
surrealista y lo gótico nos adentra en una corrosiva y ácida crítica a la fría
burocracia, a la desalmada justicia, a las dictaduras de pensamiento, a la
corrupción del poder, o las injusticias. Welles declaró " The Trial . Es la mejor película que he
hecho". Charles Chaplin dijo de esta película “ ...esta es la cumbre del arte cinematográfico”.
Josef K. (Anthony Perkins) es
despertado en su departamento una mañana por dos agentes de policía que le
informan que se encuentra bajo arresto abierto. Los oficiales se niegan a
identificar el delito del cual es acusado, y no se lo llevan detenido. Cuando
los agentes se van, Josef K. conversa con su patrona, la señora Grubach (Madeleine Robinson), y su vecina, la señorita Bürstner (Jeanne Moreau), acerca de lo
ocurrido. Más tarde va a su oficina, donde es reprendido por su superior por su
supuesta relación inapropiada con su prima adolescente. Esa tarde, Josef K. va
a la ópera, pero es recogido en el
teatro por un inspector de policía (Arnoldo FOA) y es llevado a una sala de
audiencias, donde son en vano sus intentos de hacer frente a la naturaleza
peculiar de su caso. Tendrán importancia el abogado Hastler (Orson Welles), la
ayudante de este, Leni (Romy Schneider),un cliente de este, Bloch (Akim Tamiroff),
el tío de Joseph K, Max Buchsbaum (Max Haufrler), la esposa de un guardia,
Hilda (Elsa Martinelli), el pintor Titorelli (William Chappell) y un sacerdote
(Michael Lonsdale). Jeanne Moreau Romy Schneider Akim Tamiroff William Chappell


Welles construye un relato de
carácter atemporal y universal, exhibe una sociedad desoladora, decadente,
degradada, sin alma, expone lo perdido que esta el ser humano perdido en la
inmensidad, nos habla de su soledad ante la maquinaria del poder, de su
indefensión, nos muestra que el individualismo y la libertad de pensamiento han
desaparecido en pos de ser los humanos eslabones de una invisible cadena, se
impone la pérdida de identidad, dominados por un ente superior cuasi-etéreo. Film
que se convierte en un feroz ataque a los poderosos, uno de los mantras de OW, muestra
una sociedad desprovista de privacidad, cercana al espíritu de la posterior
obra de Orwell “1984”, donde los valores morales son difusos, la doble moral
impera, donde las instituciones encargadas de imponer la justicia abusan de su prebenda,
abusan de su jerarquía, habla de lo arbitrario de la justicia. Crea con su
sublime atmósfera alrededor del un clima angustioso, de desesperación,
inquietante, de confusión, de asfixia anímica, de complejidad existencial,
cuasi-metafísica, oprimiendo a K poco a poco en un crescendo dramático trémulo,
el angustiado personaje se encuentra luchando contra un muro, contra el
surrealismo de ser acusado de algo que no sabe que es, indefenso y
empequeñecido ante el Monstruo asentimental que nos domina, llegando a creer en
la inseguridad abstracta a la que es sometido que es un criminal, pues nadie
está libre de culpa.
OW nos traslada a un
microcosmos extraño y turbador, alcanza su objetivo de desconcertarnos, ello en
una evolución con un estilo visual neurálgico, con multitud de metáforas en
imágenes, de simbolismos, rebosante de detalles inteligentes, un lenguaje
estético alegórico de enorme profundidad, una edificación que cautiva por su
incisiva fuerza, enganchándonos en su telaraña de emociones, divagando por lo
cuasi-onírico, desde su tenso arranque en que unos agentes van a detener a K en
su habitación, con encuadres que oprimen, con apenas movimientos de cámara, la profundidad
es nula, sentimos la claustrofobia de K, las paredes y techo parecen estrecharse
por momentos haciéndonos participes de la incomodidad de K. Esto contrasta con
otros momentos en que vemos al protagonista en enormes escenarios repletos de
muchedumbre, como en la colosal oficina, en el teatro o en el palacio de
justicia, con techos altísimos, donde se graba con gran angular para dar
sensación de infinitismo y con ello enanizar a K. Con recursos tan formidables
para inocularnos el desconcierto como no saber nunca si es de día o de noche, o
con elipsis sutiles que nunca sabes qué tiempo ha pasado, o el singular uso que
se hace de las puertas, K cruza las cruza constantemente, estas se agigantan o
achican de modo singular según este en un lado u otro, conduciendo estas a pasillos
extraños, laberínticos, estrechos, o dando a habitaciones con estanterías con
miles de libros, carpetas, folios, archivos, que nos apabullan, pasando de unos
espacios a otros de modo surrealista, en un reflejo del desmoronamiento mental
de K.


Y es que la puesta en escena
es un protagonista más, con una labor de
dirección artística espléndida de Jean Marandoux (“Los miserables” o “Domicilio
conyugal”), rodando en Croacia, en Zagreb ( la catedral, escena de la mujer arrastrando
el baúl y la fachada de la gran oficina), y en Dubrovnik (en una nave
industrial se recreó la fastuosa oficina de cientos de trabajadores), en Italia,
en el Cuartel General Del Ministerio Naval de Roma (La fachada del Palacio de
Justicia), en el palacio de Justicia de Roma, en Francia, en la Estación de
Orsay y en los Studios de Boulogne-Billancourt, creando sentimientos
paradójicos, como los mencionados arriba, enervadores escenarios que emiten los
tintes kafkianos, así como la perplejidad de K, algunos deformados y
exagerados, con un manejo de las masas de extras prodigioso, estirados y reducidos
por la memorable cámara, atomizados por la fenomenal fotografía en glorioso b/n
de Edmond Richard (“Campanadas a medianoche” o “El discreto encanto de la
burguesía”), con sublimes juegos de iluminación, con contrastes, con sombras,
con claroscuros, con luz monocromática artificial que se filtra entre hendiduras,
con luces que parpadean, con reflejos en espejos, con tomas distorsionadas, con
planos-secuencias (la primera visita de la policía a K) en movimiento,
convierte alegóricamente y físicamente a K en un ser diminuto en algunos
momentos, para imprimir impresión de un mundo que le supera, contra el que no
puede, una lucha desigual, dejándonos envueltos en un aire pesadillesco, esto
acentuado por expresivos picados y contrapicados (marca OW), cámara en mano,
grúas para captar la inmensidad frente a la nimiedad individual humana, en un
manejo de claras reminiscencias al expresionismo alemán, aportando ambigüedad, reflejando
algo abstracto como el poder omnímodo e impenetrable de la justicia de estado, sacudiéndonos
con tenebrosidad, claustrofobia, con procaces primero planos (brillante el ojo
que mira entre las rendijas). Punteado de modo excitante por el adagio de
Albinoni arreglado por Jean Ledrut (“Austerlitz”), con alguna melodía de jazz,
provocando intensidad dramática en los espectadores. Todo esto sumado hace que
empaticemos con el padecimiento del tormento de K.
Anthony Perkins realiza una
muy sentida y conmovedora actuación, con un lenguaje gestual primoroso, con un
arco de desarrollo extraordinario. Orson Welles deja patente su poderío, su
atronador carisma, impone respeto y marca su habitual ambigüedad moral. Jeanne
Moreau encarna con brillantez a la vecina de K, aportando melancolía. Romy
Schneider está muy bien en su rol, aportando picardía y ternura, posee una gran
química con Perkins. Akim Tamiroff esta maravilloso en su papel de apocado
cliente que se deja humillar por el abogado, emite ser un pusilánime patético. William Chappell está notable como el pintor,
en una sola escena deja impronta, transmite una rara mezcla entre demencia y
lucidez sangrante. El resto del elenco cumple de lujo como sibarita apoyo al
descenso al averno de K.
Spoiler:


Momentos recordables: El
poético inicio, Welles narra en off una parábola de Kafka "Ante la ley", con el trasfondo
de una original animación creada por el artista dibujante ruso Alexandre
Alexeieff, realizado a base
de pin screen, técnica inventada por él y su amante Claire Parker, dibujos
compuestos a base de puntear con agujas, generando relieves, retroiluminándose
para generar la imagen en pantalla con su sombra; Al principio el agobiante
tramo en que K es “visitado” por dos policías para arrestarle, cuatro minutos de
plano secuencia en que apenas la cámara se mueve, con techos bajos rodado en
contrapicado para dar más asfixia; Las secuencias en la interminable oficina
con cientos de escritorios con secretarias; Cuando vemos una estatua en un
descampado, tapada con una sábana, se supone con forma de la justicia con la
balanza, cientos de personas semidesnudas, ancianos decrépitos con un cartel
colgando de su cuello con un número, en una formación caótica, k cruza entre
ellos, donde todos permanecen en sepulcral silencio; La visita en el palacio de
Justicia, con cientos de espectadores, K se siente vejado y manipulado por los
jueces dando un sentido discurso; El momento con la monumental computadora, con
infinitas lucecitas, creando la sensación de omnipotencia sobre el humano; La entrevista
con el abogado Hastler, este tumbado cual rey en una ultra barróca cama, demencial
sus argumentaciones, tiene este un cliente-esclavo encerrado en una diminuta
habitación; La escena de amor entre Leni y K entre montones de folios , picante
para su tiempo; La visita de K al pintor Titorelli, llega a su piso por una
escalera ruinosa acuciado por decenas de niños, el apartamento es un caos, sus
paredes sonde tablas mal puestas, y entre sus rendijas los niños espían, vemos
sus ojos observar entre las grietas, tras terminar la charla K se va por otra
puerta para huir de los niños, y al cruzarla se encuentra en los pasillos del Palacio de Justicia, con estanterías rebosantes
de documentos, tras pasar por otra puerta entra en otro pasillo tipo el
apartamento de Titorelli, maderas por las que vemos ojos inquisidores, y oye gritos
de acusados, de pronto llega a un túnel de piedra, por el que corre, decenas de
personas envueltas en sombras le persiguen un tránsito cuasi-alucinatorio de
opresión de la “justicia” y ...; El tremendo final en que K es llevado por dos
verdugos por las calles de la ciudad a un descampado, pasando bajo la estatua de
la justicia tapada con la sábana, conducido a un hoyo donde es lanzado, ninguno
de los verdugos quiere ser el ejecutor, K les grita que son unos cobardes y
estos le lanzan unos cartuchos de dinamita encendido, K ríe demente, y explota
fuera de plano, formando una nube de humo que evoca las bombas Nucleares.
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Ortson Welles |

En 1960, Welles fue abordado
por el productor Alexander
Salkind para hacer una película
a partir de una obra literaria de dominio público. Salkind prometió a
Welles tendría total libertad artística y no interferiría con su
creación. Welles y Salkind acordaron sería una película basada en la
inacabada novela de Franz Kafka “La prueba”, para descubrir más tarde el texto
no era de dominio público y necesitaban obtener el derecho a la
propiedad. A principios de ese año, el hijo de Welles, Michael Lindsay-Hogg, había mencionado casualmente la idea a Welles sobre la adaptación
de “La prueba” como una obra de teatro, provocó que Welles decidiera
volver a leerlo. Salkind se comprometió con 650 millones de francos
franceses (US $ 1,3 millones en moneda de 1962) de presupuesto y el respaldo garantizado de inversores alemanes, franceses e italianos. Welles
tomó seis meses para escribir el guión. En la adaptación de la obra,
reorganiza el orden de los capítulos de Kafka, alineándolos del libro al film 1, 4, 2, 5, 6, 3, 8, 7, 9, 10. Sin embargo,
el orden de los capítulos de Kafka fue alterado por su albacea literario, Max
Brod, después de que el escritor muriera, y este orden no es
definitivo. Welles también modernizó varios aspectos de la historia,
intrododujo tecnología informática y el cambio de profesión de la señorita
Bürstner de una mecanógrafa a artista de cabaret. Welles también abrió la
película con una fábula del libro sobre un hombre que se encuentra detenido por
un guardia permanentemente a las puertas de la ley. Para ilustrar esta alegoría
echó mano del artista en animación Alexandre Alexeieff , creó grabados animados usando miles de alfileres. Welles cambió
la forma de la muerte de Josef K.. Kafka originalmente, los verdugos dan
un cuchillo a Josef K., dándole para se suicide, pero no lohace, siendo los dos
verdugos los que le clavan finalmente el cuchillo en el corazón, retorciéndolo
dos veces, mientras muere Josef K. dice "como un perro". En la
película, mientras que los verdugos todavía le ofrecen el cuchillo, Josef K. se
niega a tomarlo, e incita a los verdugos gritando "Vais a tener que
hacerlo vosotros!", y estos le lanzan dinamita encendida, se alejan
mientras esta explota dejando una nube de hongo en el aire, mientras Welles lee
los créditos de cierre en la banda sonora. Welles esperaba inicialmente al
actor cómico estadounidense Jackie Gleason como
Hastler, pero él tomó el papel para sí mismo cuando Gleason lo rechazó.
Welles comenzó la producción
en Yugoslavia. Para crear el lugar de trabajo de Josef K., creó un conjunto en
una sala de exposiciones en las afueras de Zagreb, 850 secretarias golpearon máquinas de
escribir en 850 mesas de
oficina. Otras secuencias posteriores se rodaron en Dubrovnik, Roma , Milán y París. Welles no fue capaz de filmar en la ciudad natal de Kafka
de Praga, su obra fue prohibida por el gobierno comunista en Checoslovaquia. En París, Welles había planeado rodar interiores en los estudios de
Bois de Boulogne, pero Salkind tenía dificultades para la recogida de
capital. En su lugar, utiliza la estación de
Orsay, parisina estación de tren
abandonada.
Obra inclasificable, Obra
maestra, Obra imprescindible para todo buen cinéfilo que se precie por su carga
de profundidad y su inteligente afán crítico. . Fuerza y honor!!!
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