JOHNNY GUITAR.

Sobrevalorado western que ni el propio realizador Nicholas Ray tenía en buena estima, fue un éxito de público pero masacrado por la crítica, hasta que en Francia la prestigiosa revista de cine Cahiers du Cinema la encumbró a los altares del melodrama psicosexual. Una obra de serie b donde hay buenos momentos pero orgánicamente mal desarrollados, y donde hay otros tantas situaciones bastante chuscas, hay que darle muchas licencias y perdonar juegos azarísticos que no aguantan un mínimo análisis. La actriz Joan Crawford compró los derechos de el libro homónima de Roy Chanslor (“Cat Ballow”), Nicholas Ray firmó para dirigirla, diciendo este que la novela era "completamente carente de valor", con lo que él y los guionistas Philip Yordan (“El Cid”, “La caída del Imperio Romano” o “La Batalla de las Ardenas”) y Ben Maddow (no acreditado, “La jungla de asfalto”, “Los que no perdonan” o “El secreto de Santa Vittoria”), cogieron únicamente el armazón de la historia, para desviar el relato. Es una historia que te atrapa en su sugestivo inicio, un tramo a tiempo real de más de media hora, donde todos los personajes se presentan de modo fulgurante, pero en cuanto tiene que avanzar se le ven las costuras por muchos lugares. Lo que hace especial sin duda este film es que da un giro al género oeste poblado de hombres rudos, fuertes, carismáticos, aquí los vértices de la historia son dos mujeres, Viena y Emma, hechas a sí mismas, duras, y enfrentadas de modo visceral, y esto atomizado porque son dos actrices en estado de gracia, Joan Crawford y Mercedes McCambridge, aunque en el debe de Joan Crawford está que no me creo que haya varios hombres locamente enamorados de ella, una mujer andrógina, que desprende el mismo sex-appel que un arenque, no hay química con Sterling Hayden, no hay chispas, con lo que gran parte de la salsa del film queda muy descafeinada, quizás lo que si debieron es potenciar más la soterrada y turbadora relación lésbica entre Viena y Emma, esta si verosímil por el comportamiento y vestimenta de una y otra, esta si muy sugestiva.  Esto de las mujeres fuertes en el Wild West las emparenta con otros dos films de la década, “Encubridora” (1952) de Fritz Lang con Marlene Dietrich y “Cuarenta pistolas” (1957) de Samuel Fuller con Barbara Stanwyck.

El escenario de este western es un pueblo ganadero indeterminado en Arizona, allí Viena (Joan Crawford) regenta en las afueras un salón, el local tiene el potencial de que por su puerta pasará en breve una estación de tren que revalorizará el negocio. Los ganaderos temen que con la llegada del tren lleguen granjeros con sus vallas que impidan moverse el ganado. El pueblo es comandado por McIvers (Ward Bond) y el sheriff  (Frank Ferguson), también tiene gran fuerza en el lugar Emma Small (Mercedes McCambridge), que ansia echar del lugar a Viena. La latente tensión estalla cuando unos forajidos atracan una diligencia, matando al hermano de Emma, esta culpa a un grupo de mineros con Bart Lonergan (Ernest Borgine), Turkey Ralston (Ben Cooper), y Corey (Royal Dano), liderados por “Dancin’ Kid” (Scott Brady), que a su vez está muy apegado a Viena, por lo que Emma también la acusa de cómplice. Justo entonces llega al salón Johnny Guitar, un enigmático tipo que no porta armas, solo una guitarra.

El hilo argumental es similar a “El forastero” (1940) de William Wyler o “Raíces profundas” (1953) de George Stevens, un territorio en el oeste donde los ganaderos temen que la llegada de los granjeros y sus vallas arruine su medio de vida, haciendo que sus reses no pasten a gusto, y la llegada de un forastero será la espita que todo lo haga estallar, asimismo recuerda a la posterior de Sergio Leone “Hasta que llegó su hora” (1968), por el tema de la llegada del ferrocarril, todo ello enfrentamientos entre la modernidad y el conservadurismo, sobre el progreso frente al valor de lo ya establecido. Pues bien esto es tratado de modo bastante liviano y con carencias evidentes en la puesta en escena que merman el resultado final, ejemplo que ni se ve ganado alguno, solo tiene algo de fuerza en un enfervorecido discurso que hace Emma, el resto queda muy difuso. El director está más por hacer una narración que surque las más bajas pasiones, intensos odios, deseos reprimidos, ello en base a juegos de miradas y gestos marcados de expresividad, con algunos diálogos y frases punzantes, pasando a la historia el de Guitar y Viena <Mienteme...>. Ray despliega su universo de personajes solitarios, perdedores, frustrados, nihilistas, afligidos por el peso de los recuerdos, pero que aún poseen un halo de esperanza, los enmarca en un mundo decadente donde prima la ira, la venganza, la codicia, el despotismo servil del poder, el fatalismo, tocando temas como la intolerancia, el imparable progreso, lo tóxico de tomarse la justicia por nuestra mano, o la represión sexual.

El peso femenino es diáfano durante todo el metraje, son las mujeres las que llevan la voz cantante, las que manejan y manipulan, las que guían por donde se debe ir o no, Emma domina con su fuerte personalidad a McIvers, lo lleva por donde quiere, hasta llegar a provocar un linchamiento, donde ella será la verdugo ante la otra mujer. Por otro lado está Viena, sobre la que pivota toda la historia, la dueña del salón, con varios hombres a su mando a los que ordena desde la altura. Ejemplo de esta poderío femenino frente a los hombres es cuando a Turkey lo tiene la horda de linchadores interrogándolo en el salón de Viena, el muchacho aterrorizado le pregunta a Viena que responder, ella le dice que se salve, salvarse implica acusarla a ella de algo que no ha hecho, Turkey la incrimina, quedando patente la fuerza de la mujer ante el sexo débil esta vez el hombre. Esta maximización de la dureza feminista se amplifica cuando el duelo final se lleva a cabo entre ellas dos, dos leonas enfrentándose a muerte mientras los hombres miran. Lo malo es que más que feminismo es lesbianismo lo que subyace en esta antagónica relación Emma-Viena, a Viena uno de sus camareros la define <Nunca he conocido a una mujer que era más hombre>, y la vestimenta de Viena no puede ser de más “macho” en el oeste, pantalones con cartuchera, botas altas, pañuelo al cuelo a lo cowboy, pelo corto, y dos pistolas al cinto (simbología freudiana evidente), al otro lado del ring Emma, se dice que está enamorada de Dancin’ Kid, y que está celosa de Viena por haber estado con él, cuando lo que se atisba es que los celos los tiene de él, Emma no le quita la vista de encima a Viena, la tiene enfilada, se siente un caso de atormentada sexual que no puede luchar contra sus “amorales” sentimientos y odia a quien ama realmente por no poder dejar pensar en ella. Y es que se sienten las dos muy poco femeninas,  poco sexys para los hombres, por lo menos desde mi modesta y hetero opinión.

 

Pues todo esto que sobre el papel puede estar muy bien, en celuloide queda deslavazado, picos de gran emoción con muchos mal resueltos. Sus taras empiezan por qué no te crees a Joan Crawford como alguien que vaya rompiendo corazones por su belleza y hermosura, rostro andrógino, mandíbula cuadrada, ademanes varoniles, me chirría su relación con Guitar, no veo pasión entre ellos, me es estridente, forzado. También hay nebulosas como la banda de Dancin’, no se sabe que son, si bandidos, o mineros  de una mina que nunca se ve, no se sabe qué relación extraña tiene Dancin’ con Viena, por no hablar de que garrulos son al atracar el banco a cara descubierta y sin un mínimo plan de huida, no tiene ni pies ni cabeza que sean tan idiotas. Y es que la cinta contiene una cantidad de agujeros que ni una persiana bosnia. La banda de atracadores van de vuelta a su guarida, se cae por el camino Turkey y no se dan cuenta, Turkey en vez de ir su refugio se va al local de Viena donde saben irán a buscarlo, Viena tiene un plan maestro que ni el profesor Moriarty, lo esconde bajo una mesa, y los que registran el salón que deben ser los hermanos tontos de Forrest Gump no dan con el “pérfido” escondite, y Turkey que es un zoquete de tomo y lomo no se le ocurre otra que sacar la patita en media de la horda de horcos linchadores. Luego nos enteramos que el local de Viena tiene un sótano con un pasadizo que conecta con el refugio de Dancin’, y ya mi estupefacción es de vergüenza ajena, porque no metieron allí a Turkey Viena cuando apareció y que hubiera ido con su líder? Y la otra. Porque los que registraron el local no buscaron en el sótano? La puerta estaba a la vista, ridículo. Esta el genial plan de rescate de Viena de la horca, menuda bazofia de escenificación, huye a cámara lenta por una pendiente y la turba se queda petrificada, menuda estupidez. Luego la turba corre en círculos como pato sin cabeza, pues la vemos varias veces pasar por delante del salón ardiendo. El refugio de Dancin´n está escondido tras una cueva sobre la que cae una cascada de agua, esto no se sostiene, la puesta en escena de esto es grimante, primero está la espectacular cabaña, de diseño impresionante, hecha por estos tarugos, ja, ja, luego se supone que no quieren la vean y sin embargo la tiene encima de una colina, ja, ja. Luego está su clímax final, con un tiroteo bufo, sin emoción alguna, lo bueno viene cuando la turba de perseguidores deja marcharse a Viena y Guitar, porque? Horas antes la iban a ahorcar, porque cambiaron de idea, es seguro escondió a uno de los atracadores, y la dejan marcharse. Y si no las casualidades, Guitar llega al salón la primera vez justo cuando a Viena la echan del lugar, Viena va sacar su dinero del banco justo cuando Dancin’ va a atracarlo, o el caballo de Turkey decide tras horas tomar el camino al refugio, justo cuando Emma está allí, y más, y más para este tsunami de lagunas.

La puesta en escena alterna buenos detalles con otros bastante burdos, la dirección artística es de James W. Sullivan (“Arenas sangrientas” o “La vuelta al mundo en 80 días”), filmándose en exteriores de Red Rock Crossing, Sedona, Arizona (USA), muy poco aprovechados, destaca el gran salón del local de Viena, parece excavado en la roca, aprovechando una pared con la roja montaña, así como la cabaña de Dancin’ y su banda de claras influencias al afamado arquitecto Frank Lloyd Wright con el que estudio el director, hermosa pero una vivienda fuera de lugar, esto con la fotografía de Harry Stradling (“Un tranvía llamado Deseo” o “My Fair Lady”) en estilo TruColor, de colores saturados, de un cromatismo que parece falso. Esto punteado por la música de Victor Young (“Río grande” o “Raices profundas”), sin profundidad, y sin dejar huella, sobresale el tema del film, “Johnny Guitar”, escrito por Young y Peggy Lee, que también la canta, asimismo es el tema que toca Viena al piano (doblada), Johnny Guitar toca  a la guitarra (doblado) “Old Joe Black”.

Joan Crawford con 49 años hace un rol que no le pega en lo concerniente a su carácter de rompecorazones masculinos, no ves en ella picardía, sensualidad, calor, ella si sabe exprimir su lado melancólico, de dureza dejando traslucir fragilidad, se debería haber explotado más su rivalidad explosiva con Emma, esto hubiera agudizado la vertiente de amor-odio entre las dos y hubiera elevado el producto final, el romance con Guitar cruje. Mercedes  McCambridge es la espléndida antagonista, con cada aparición la pantalla arde a su alrededor, su mirada echa fuego, su sadismo, ira, rabia, nervio, provoca terror su virulencia visceral con claros ademanes lésbicos, sin duda lo mejor del film, este personaje no tiene pliegues, es lo que se ve, la encarnación de la frustración sexual combatida con el salvajismo. Crawford quería para este rol a Bette Davis o Barbara Stanwyck, pero se les iba de presupuesto para el papel de Emma, pero eran demasiado caros, Claire Trevor no pudo hacerlo por estar trabajando en otro film, al final Ray fichó a McCambridge. Sterling Hayden con el personaje que da nombre a la cinta, pero con mucho menos peso en la trama se llega a sentir un estorbo entre la turbia relación entre las dos mujeres, siento decirlo, pues es un gran actor, pero aquí se encuentra en medio de una pelea de leonas, y su papel me es impostado, por mucho que protagonice el popular momento del diálogo con Viena <Dime que me mientes>. Scott Brady es una presencia liviana, sin carisma, ni alma, ejemplo es el gran Erenest Borgine que en cada entente lo hace desaparecer con su rotunda personalidad.

Spoiler:

Momentos recordables: Su sugerente arranque a tiempo real, más de media hora en el local de Viena, en que los personajes se van desplegando en sus personalidades, con diálogos afilados, cínicos, chispeantes, aderezado con grandes dosis de tensión de violencia latente; Cuando tras el robo al banco, una patrulla de lugareños vestidos de negro todos, llega con ganas de linchar a alguien al local de Viena, ella espera de modo flemático tocando el piano y engalanada con un vestido blanco, registran el local mientras ella toca despreocupadamente, hasta que parece Turkey herido, produciéndose lo que es una alegoría de la Caza de Brujas; Cuando se llevan del local a Turkey y Viena para colgarlos, Emma se vuelve al salón con una escopeta, apunta a la lámpara con queroseno y le dispara, cae al suelo inundándolo todo de fuego, el rostro de Emma  es de un sadismo y disfrute demente atronador, de esas caras que nunca se olvidan por su vileza; 

Ben Maddow no fue acreditado por estar en la nefasta Lista Negra de Hollywood, es por ello que en el film se atisban claras referencias y críticas soterradas al hediondo Comité de Actividades Antiamericanas y su Caza de Brujas, ejemplo es cuando una turba de linchadores se presentan en el salón de Viena, todos de negro, Viena les espera estoica ataviada con un impoluto vestido blanco, y como la turba en plan inquisidor avasalla a Viena hasta descubrir a alguien sospechoso allí, le interrogan dirigiendo claramente lo que debe decir, quieren delate a sus compinches, entonces el sospechoso le pregunta a Viena que debe hacer, ella le responde que se salve, y él dice lo que la turba quiere oír, aunque sea mentira, la turba no hay que ser muy listo es el referido comité, y su líder insidioso Emma en la película, es claramente el Senador McCarthy, lo que sigue es un linchamiento clara alegoría de lo que hacia este comité con los sospechosos, no los ahorcaban, pero si les vejaban, les privaban del trabajo.

Johnny Guitar con un cigarro en la boca y un café en la mano: <No hay nada mejor que un cigarrillo y una taza de café. Algunos hombres anhelan encontrar oro y plata. Otros necesitan mucha tierra con cabezas de ganado. Y otros tienen debilidad por el whisky y las mujeres. Resumiendo, ¿qué necesita un hombre de verdad? Un cigarrillo y una taza de café>

Johnny: ¿Cuántos hombres has olvidado?

Viena: Como muchas mujeres como usted ha recordado.

Johnny: No desaparece. Viena: no me he movido.

Johnny: Dime algo agradable.

Viena: Claro. ¿Qué quieres escuchar?

Johnny: Miénteme. Dime todos estos años has esperado ...Viena: Todos estos años he esperado.

Johnny: Dime que habrías muerto si no hubiera vuelto.

Viena: Me habría muerto si no hubiera vuelto. Johnny: Dime que todavía me amas como Te amo. Viena: Aún te quiero como tú me amas. Johnny: Gracias. Muchas gracias.

Film que seguro tendría en algo mejor estima si no fuera por lo mucho que se la elevado, otorgándole en mi modesta opinión unos atributos y unas sublecturas profundas que no posee, todo es tenue, y regularmente desarrollado. Fuerza y honor!!!