DOS HOMBRES Y UN
DESTINO.
Robert LeRoy Parker & Harry Longabaugh.
Western mítico y con razones de sobra, Obra Maestra que
como toda que se precie de serlo no pasa por ella el tiempo, si acaso para
mejorarla, el cine se creó para ver films como este, un entretenimiento de
principio a fin, dejándote una huella imperecedera. George Roy Hill dirigió uno
de los bromances más icónicos de la historia del Séptimo Arte, con dos
superlativas estrellas como Paul Newman y Robert Redford, con una química que
desparrama la pantalla, con un grado de empatía con el público rara vez
alcanzado, todo esto apoyado en un glorioso guión de William Goldman (“Marathon
man”, “Todos los hombres del presidente” o “La Princesa prometida”), y en una
heterodoxa puesta en escena, con recursos que aportan frescura y originalidad,
como el afamado tramo en que suena la canción “Raindrops keep fallin' on my
head”, o los interludios audiovisuales con encadenados de imágenes vintage que
agilizan las elipsis temporales y dan un toque singular a la cinta. Estuvo nominado a 7 Oscar, ganando 4 (guión, fotografía, banda sonora y
canción).
Estamos a
finales del SXIX en Wyoming (USA), Butch Cassidy (Paul Newman) es el líder de
una banda de atracadores, los llamados “Banda del desfiladero”, su gran socio
es Sundance Kid (Robert Redford), que tiene como pareja a la profesora de
escuela Etta Place (Katharine Ross). Se dedican a atracar trenes, con lo que
tiene muy cabreado al dueño de la Union Pacific, EH Harriman, este contrata a
un grupo de los mejores rastreadores y pistoleros para atraparlos, haciendo que
la pareja deba huir sin descanso y sin modo de resguardarse. Tiene importancia
en la historia Harvey Logan (Ted Cassidy), aspirante a líder la banda de atracadores,
el sheriff Bledsoe (Jeff Corey), al que recurre la pareja de amigos para
intentar escapar, o Percy Garris (Strother Martin), encargado de una mina.
El guión se
inspira libremente en la historia de dos forajidos del viejo y salvaje oeste, Robert
LeRoy Parker, alias “Butch Cassidy”, y su socio Harry Longabaugh, alias
"Sundance Kid",
quedando atraído Goldman por como estos proscritos de la ley decidieron tomarse
una segunda oportunidad en Sudamérica, cuando envió el guión a varios estudios
solo uno se interesó por él, pero exigió se eliminara el tramo en que la pareja
protagonista se traslada a Bolivia, alegando que John Wayne nunca huiría,
Goldman se negó, al final compró el guión Richard Zanuck de la 20th Century Fox
por 400.000 $. El guión es un derroche de frases ingeniosas, con réplicas y
contrarréplicas chispeantes, componiendo situaciones tensas, delineando
personajes sólidos que dan un vigor y vigencia, por supuesto que es la
glorificación de dos delincuentes, pero tampoco pretende ser un film moralista,
su artillería la tiene en su canto a la vida, a las ganas de vivir, a la
amistad inquebrantable, en el espíritu aventurero, un chute de vitalismo
Apoteósico, una “buddy movie” que te atrapa desde el arranque y no te suelta
hasta su impactante final.
Obra que
suma con un delicioso equilibrio la acción, la comedia, la aventura y el
romance, en una miscelánea fascinante. Este film es hijo de su tiempo, una
época donde el western se encontraba en su ocaso, y la visión que se daba
entonces era crepuscular, normalmente se enmarcaban a caballo entre el final
del SXIX y principios del XX, de cómo
los pistoleros del viejo oeste ya no encontraban su lugar en un mundo cambiante
y moderno, y se veían obligados a integrarse, morir o buscar nuevos horizontes
para continuar su huida aventurera hacia ninguna parte. Se hace una reflexión
sobre si la delincuencia se puede reintegrar a la sociedad, si puede uno
cambiar, sobre el destino, sobre la redención, y a la vez se hace una oda a la
anomia, sobre vivir al margen con tus propias reglas, una exaltación del
individualismo. Una nostálgica e idealizada mirada al oeste, a los forajidos, a
marcarte tu propio camino.


La puesta en escena resulta
de enorme brillantez, una fenomenal recreación de la época y de los lugares,
con una maravillosa dirección artisitica de Philip M. Jeffreies (“Propiedad
condenada” o “La rebelión de los simios”), y Jack Martin (“El planeta de los
simios” o “MASH”), rodándose en exteriores de de Nuevo Méjico,
Colorado, para reflejar Bolivia se rueda en México, concretamente en Cuernavaca
y Taxco, además de en los Fox Studios (LA). Estos lares realzados por la mano
maestra de la fotografía de Conrad L. Hall (“La leyenda del indomable” o
“American beauty”), realzando los hermosos paisajes, esto para maximizar el
formato Panavision en color de Luxe, con bellas panorámicas, exponiendo lindas postales crepusculares, jugando con los
simbolismos visuales, con los contraluces, con los tonos sepias, con los
filtros de luz, con intensas secuencias a cámara lenta, con efectos focales, o
con el Magno congelado (puede estar copiado de “400 golpes” de Truffaut), experimentando
con fotogramas en patinados ocre para dar vigor a las transiciones. Crucial es
la labor original de edición de John C. Howard (“Con el agua al cuello” o
“Sillas de montar calientes”), y Richard C. Meyer (“La pequeña tierra de Dios”
o “Waterloo”), dotando de mucho vibración el desarrollo, sobremanera esto en la
labor conjunta con el artista gráfico John Neuhart para el interludio del
viaje de los protagonistas a Bolivia, jugando con las fotos de época, en
Manhattan, en Coney Island o en el barco, en un nostálgico encadenado, adornado
por la deliciosa música. Música manejada de modo singular, no hay para acentuar
la tensión o romanticismo, solo aparece en tres secuencias, cuando Butch con Etta da un paseo en bicicleta, con el popular "Raindrops are falling on my head", interpretado por BJ Thomas, segunda vez en el encadenado de
fotos retro en el viaje de los tres a Bolivia, y la tercera vez en Bolivia, en
otro encadenado, esta vez de atracos de la banda, además de la música de los
créditos iníciales y finales, con sonido melancólico de piano, y todo manejado de un modo extraño,
anacrónico, otorgando un halo turbador y cuasi-mágico al film, de resonancias
optimistas y vitalistas, ello en miscelánea con un halo de nostalgia.

La pareja protagonista es una
de las mejores que hayan pasado por el cine, de los dos personajes brota la
naturalidad, matizados, diferentes, Butch, parlanchín, sonriente, ingenioso,
pasional, optimista, junto a él Sundance, lacónico, observador, serio,
pesimista, y entre los dos no hay chispas, hay fuego producida por la
atronadora química provocada por Paul Newman y Robert Redford, cada uno
aportando sutilidad, fragilidad, humanidad, y ante todo una gran amistad, de
las que revienta la pantalla, un juego de réplicas y contrarréplicas
sensacional, dos carismáticas figuras que forman parte del Olimpo de las mejores de la historia cinéfila. Cuatro años después el realizador los volvió a
reunir en la maravillosa “El golpe”, igual digo una herejía, pero en esta del
oeste están mejor,... si es que se puede. El papel de Butch desde el principio
era para la estrella consagrada Paul Newman, pero el de Sundance tuvo muchos
pretendientes, Jack Lemmon, lo rechazó porque no le gustaba montar a caballo,
Warren Beatty, lo rechazó por considerarlo parecido a su anterior papel en
“Bonnie & Clyde”, Steve McQueen estuvo de acuerdo, incluso ensayó con
Newman, al final por desavenencias con el actor lo dejó, Marlon Brando fue
barajado, pero lo rechazó por estar comprometido con el rodaje de “Queimada”,
al final fue a parar a una estrella en ciernes, Robert Redford. Katharine Ross sale bien parada de tener que lidiar con los dos Titánes,
aporta un buen contrapunto de dulzura, encanto, paradójicamente con más química
con Newman que con Redford que es su novia oficial, aunque en el relato esto
queda difuso y se podría entender como un triángulo amoroso. Del resto de
secundarios destacaría Strother Martin, en sus pocos minutos en pantalla deja
marca con su visceral personalidad.
La historia se puede partir en
tres: El primer tramo es la presentación de personajes, se inicia con un
hermoso prólogo con los créditos del film sobreimpresionados sobre una pantalla
de cine oblicua donde se proyecta un film mudo en tonos sepia sobre un atraco
de la “La Banda del Desfiladero”, homenaje a los comienzos del género norteamericano
por antonomasia, empieza y el film y seguimos entonos sepia unos minutos, Butch
entra en un banco y se da cuenta que ya nada será como antes, las medidas de
seguridad complican mucho los atracos, a continuación vemos a Sundance en una
partida de cartas, luego un duelo por el liderazgo de la banda, luego los
asaltos al tren, la presentación de Etta, el cuasi-video clip con la bicicleta
de protagonista, todo en un tono jocoso; La segunda parte es un asfixiante
bloque, el de la persecución la “Gran Posse”, con el comisario LeForce con su
sombrero de paja y el mítico rastreador indio “Lord Baltimore”, unos
cazarecompensas vistos en la distancia casi como espectros fantasmales
incansables, siguiéndoles el rastro por cualquier terreno, tramo de una tensión
y agobio sobresaliente, se siente la intensidad, la angustia, la presión,
aunque siempre con desengrasantes dosis de humor; La tercera parte la
protagonista es Bolivia, aunque hay lírico y precioso prólogo con un interludio
para mostrarnos la travesía de los dos protagonistas junto a Etta hacia el país
andino, con parada intermedia en Nueva York, los forajidos están fuera de su
hábitat, primero intentan seguir haciendo lo que mejor se les da, robar bancos,
hasta desembocar todo en un crepuscular y Antológico clímax, coronado por uno
de los finales de los finales de la Historia del Cine, segmento donde se
combina con mucha gracia la acción, la tensión y mucho humor.
Spoiler:

Momentos recordables, algunos
ya mencionados: Cuando Sundance está jugando a las cartas y un oponente le
desafía llamándolo tramposo, llega Butch y le dice al oponente que si quiere
suicidarse ante Sundance es su problema, al escuchar el nombre se acojona y
pide excusas, significativo del pavor que causa la rapidez de revolver de
Sundance, coronado con el reto final del oponente; Cuando un sheriff por la
noche en medio de la calle hace un llamamiento para crear una partida de
hombres para dar caza a la banda de Butch, entonces la cámara sube y vemos a
dos tipos en un balcón observar la escena, son Sundance y Butch que se
divierten; El duelo entre Butch y el tipo que quiere tomar el liderazgo de la
banda, delirante; El tramo icónico del “Raindrops keep fallin’ on my head” de
Bart Bacharach cantado por B. J. Thomas,
mientras vemos un lindo paseo en bicicleta de Newman con Katharine Ross,
él haciendo piruetas, adornado con un peculiar filtro de imagen que le da un
tono cuasi-onírico. Puede inspirarse este tramo en el paseo en bicicleta del
film galo “Jules y Jim” de Truffaut; El running gag del atraco al tren con el
tipo que protege la puerta del vagón con el dinero, como han reforzado la
seguridad de la caja fuerte y la banda se pasa con la dinamita haciendo saltar
por los aires el vagón entero, provocando una lluvia de billetes, justo a
continuación llega un segundo tren, del que se bajan unos cuantos caballos con
jinetes derivando en la zozobra en la banda; Todo el sofocante tramo de la
persecución, salpicado de perlas sublimes, como cuando deciden apuntarse al
ejército para eludir ser arrestados y van a visitar a un sheriff amigo para les
tome juramento, y por supuesto el mítico clímax del tramo, un dialogo frente a
un tajo fenomenal sobre las opciones que tienen, hasta que deciden dar el salto
al vacío, Épico; Cuando Etta responde si quiere ir con ellos a Bolivia <Si
voy con vosotros no lloraré, os curaré cuando estéis heridos y remendaré
vuestros calcetines, haré todo lo que me pidáis excepto una cosa. No quiero
veros morir, me perderé esa última escena>, estremecedor; Los grandes
momentos de chanzas con el par de ladrones robando bancos con sus problemas
para comunicarse en castellano; El tramo en que intentan reformarse haciendo de
guardaespaldas del tipo que transporta las nóminas de unos mineros, al final Butch,
que nunca siendo un fuera de la ley había matado, estando en el lado de los
buenos debe asesinar, paradójico, ello en un duelo estupendo.
El homérico tramo final, son
cercados en un pueblucho boliviano, San Vicente, tras un intenso tiroteo contra
un número superior de guardias, llega el ejército en pleno, siendo rodeados por
todos lados, (en un modo similar al que rodearon a Zapata en el film de Elia
Kazan) Butch y Sundance están heridos refugiados (por ahora) de los soldados,
pero ellos no pierden el optimismo, miran al futuro con esperanzas, mientras
cargan sus armas se produce un hilarante diálogo:
Butch <Estoy pensando hacia
donde podemos ir>
Sundance <No quiero
saberlo>
Butch <Cuando te lo diga no
dirás eso>
Sundance <Callaté!>
Butch <Esta bien, está
bien>
Sundance <Se te ocurrió a
ti venir aquí, olvídalo. No quiero oír ninguna de tus ideas, entendido?>
Butch <De acuerdo...
Australia. Estoy seguro de que querías saberlo. Por eso te lo digo.
Australia>
Sundance <Esa es tu gran
idea?>, Butch <Muchacho es la última de nuestras aventuras>
Sundance <Australia no será
mejor que esto>
Butch <Oh, que sabrás
tú?>
Sundance <Dime algo, dame
una ...>
Butch <En Australia tienen
nuestras costumbres>
Sundance <De veras?>
Butch <Si. Allí casi no
somos extranjeros. Hay gran cantidad de caballos. No nos conocen, estaremos a
salvo. Buen clima y bonitas playas, allí aprenderas a nadar...>
Sundance <Eso no es
importante. Y los bancos? Qué hay de los bancos?>
Butch <Fáciles. Fáciles y atractivos>
Sundance <Los bancos o las
mujeres?>
Butch <Si consigues lo uno
consigues lo otro>
Sundance <Está muy lejos,
no?>
Butch <Ah! Todo nos irá
perfectamente>
Sundfance <No me gustaría
llegar allí y descubrir que era igual que esto>
Butch <Creo que debes
meditarlo>
Se ponen en pie renqueantes.
Butch <Cuando salgamos y lleguemos a los caballos, recuerda una cosa,...
espera un momento... No has visto a Leforce allí fuera, verdad?>
Sundance <Leforce? No>
Butch <Ah... bien. Solo ha
sido un mal presentimiento>
... Y salen centelleantes uno
al lado del otro disparando, y la imagen se congela, oímos que les disparan
ráfagas, el fotograma se transforma en sepia, abriéndose el plano mientras
oímos música de piano, el director no podía hacer que vieramos morir al
binomio, un modo glorioso y elegante de finalizar.
 |
Redford & Newman Butch & Kid |
El guión se inspira en la leyenda
de dos forajidos reales, activos en Wyoming entre finales del SXIX y primeros
del XX, tras molestar al ferrocarril, se organizó un “Super posse” para
cazarlos, esto hizo que los dos huyeran, Sundance con su pareja Etta Place (maestra o una
prostituta, dependiendo de la fuente de la información), en 1901 viajan a NYC, de allí a Buenos Aires, tiempo después se
instalaron en Cholilla, provincia de Chubut y allí vivieron como respetables
ciudadanos con la posesión de un rancho (se los conocía como Santiago Ryan,
Enrique Place y su esposa Ethel), hasta
1905, año que debieron huir, pues las autoridades ya conocían su verdadera
identidad. La huida fue a Chile, Sundance viajó dos veces con Ettel a USA para
ver a la familia, una tercera para acompañar a Ettel de Santiago de Chile a San
Francisco donde que quedó definitivamente, tras esto Sundance volvió con su
amigo y viajaron hasta Bolivia, allí volvieron a al negocio del robo. El 7 de
noviembre de 1908 fueron acorralados por miembros de la ley en el boliviano
pueblo de San Vicente, aquí las versiones sobre lo sucedido difieren, unos
dicen que ante la imposibilidad de escapar Butch le pegó un tiro a Sundance que
estaba muy malherido, y después se voló los sesos, otras fuentes dicen que
Butch escapó por la noche y Sundance murió, se ha tratado de encontrar las
tumbas de los bandidos pero no se ha conseguido... aún.
Una escena fue cortada de la
película, Cassidy, Kid y Etta están en un cine boliviano viendo en una pantalla
de cine las fechorías de recreación de su banda, representando a Butch y
Sundance como asesinos despiadados muertos a tiros por la ley. Los dos hombres miran con incredulidad y gritan a la pantalla que no
sucedió de esa manera, Etta se marcha a la estación para coger el tren que
comenzaría su viaje de vuelta a América. George Roy Hill pensó que la escena era un poco de dura e innecesaria.
Uno de los grandes films del
Séptimo Arte, recomendarlo sería como recomendar respirar. Fuerza y honor!!!