martes, 27 de enero de 2015




EL DESPRECIO. (Le Mépris)

La mejor cinta que he visto del petulante director galo Jean-Luc Godard quizás porque este, su sexto largometraje es el menos Godard de su filmografía, no hay rastro de su montaje nervioso, no hace una montaña rusa de los tonos, alternando muchas veces sin sentido entre la comedia y el humor-astracanada, aquí discurre por la senda de un desgarrador melodrama en el marco de una elegante puesta en escena, con prodigiosos plano-secuencia, con preciosos travellings, con encuadres hermosos, y con un colorido abrumador y alegórico. En la historia se entremezclan dos hilos argumentales que se retroalimentan por un lado la deconstrucción de un matrimonio que lo vemos desintegrarse poco a poco, y por el otro la eterna lucha entre arte y dinero, reflejada en la concepción artística de la “Odisea”, y donde el matrimonio son una alegoría de Ulises y Penélope, y con un Poseidón con forma de productor arrogante.



Los protagonistas son una pareja de reciencasados y muy enamorados, Paul Javal (gran Michel Piccoli), dramaturgo parisino, y Camille (fascinante Brigitte Bardot), él es contratado para un guión de cine, sin mucha ilusión lo acepta por dinero y pagar su apartamento, el productor es americano, Jeremy Prokosch (pasado Jack Palance), arrogante millonario, para hacer el guión de una nueva versión de la Odisea de Homero, dirigida por Fritz Lang (el mismo), se rodará en los Estudios Cinecitta de Roma y en la isla italiana de Capri. Tras una entrevista de Paul con Prokosch, el productor propone a Camille vaya a su casa y que Paul vaya en taxi, pues su auto es biplaza, Paul lo consiente, provocando un mar de incertidumbre en Camille que irá sazonando en una escalada de dudas y resquemores en la pareja, situación que aumentará en Capri. Hay una subtrama en la que Paul, Prokosch y Fritrz Lang discuten sobre el rumbo que debe tomar la historia del film, sobre si debe ser más comercial o más profundo.


El guión del propio Godard (aparece dos veces como ayudante de Fritz Lang, en clara pleitesía al gran realizador alemán), se basa en la novela homónima de Alberto Moravia, radiografía de resonancias poéticas del derrumbe de una pareja de enamorados, comenzamos viéndolos en su punto álgido, acaban de hacer el amor y a partir de aquí es una cuesta abajo, en la que seguimos sus problemas de comunicación, malentendidos, lucha de egos, fragilidad emocional, la debilidad del amor, ello entretejiéndose la trama con la dicotomía entre Arte y beneficios económicos, tocando temas como el amor verdadero, la creación artística, la tragedia griega, la prostitución artística, las inseguridades, el séptimo arte, los celos, la frustración existencial, el hastío, la sensualidad, la belleza visual, el erotismo, el cansancio de la pareja, el dinero, la literatura o la integridad profesional. Godard con habilidad hace que empaticemos con esta pareja sentimos su descenso por diferentes fases, la apatía, la indiferencia, el desprecio. En el lado de la creación artística cada personaje encarna lados distintos condenados a entenderse, el director, Lang, es hombre ya curtido en mil batallas, hace de exégeta de “La Odisea” buscando nuevas vías para entenderla, es el Artista, el productor, Prokosch, es la plata, es el que hace posible que el cine se haga, el que se preocupa de que el público pague por ver la película, quiere beneficios y para ello no duda en intentar medrar para imponer prostituir la obra, Paul refleja al guionista que trabaja por dinero y mantiene una lucha interior entre dar su visión de la adaptación u obedecer al productor, y en medio la eterna dualidad entre cine comercial y obra de arte, rara vez se conjugan, y es que aquí se hace una honda reflexión sobre la ética moral y los principios artísticos.


La historia se puede dividir en tres partes: La primera transcurre en los Estudios Cinecittá, la propuestas a Paul de hacer el guión y la estridente situación del productor llevándose a Camille con el consentimiento de Paul, espoleta para la bomba que está a punto de estallar; Segundo bloque sucede en el apartamento del matrimonio, Paul detecta problemas, ella los niega, pero la mecha está prendida, se suceden las dudas de él en hacer el trabajo, quiere el consejo de ella y …; La tercera parte acontece en la bellísima isla de Capri, es la cuesta debajo de la crisis, las dos líneas argumentales se funden, la visión artística frente a la comercial, y entrenudandose la caída al vacío del amor de Camille y Paul.



En el film se produce un juego de espejos: En una escena el productor Prokosch está viendo en una sala con el equipo de rodaje un montaje de la producción y este grita a Fritz Lang <Me engañaste, Fritz! Eso no es lo que está en el guión!>, y esturrea latas del film por la sala, pues algo parecido ocurrió cuando el productor de “El Desprecio” Joseph E. Levine (“El Graduado”) la edición final de la película y según el director de fotografía Raoul Coutard dijo <No, no, no va, yo quiero ver el culo de Brigitte Bardot>, entonces Godard tuvo que llamar a la Bardot y Piccoli para añadir otra escena, es la de apertura en la que vemos el cuerpo desnudo de ella boca abajo y él alabándolo. Incluso se atisban vasos comunicativos con otro espejo el del propio Godard/Paul (Paul con puro como  Goodard) con su entonces pareja Ana Karina/Camille (Bardot se pone una peluca morena asimilándose a Ana Karina), con la que al parecer tenía problemas. 


 La cinta ya te atrapa desde su sugestivo inicio (tiene su historia, spoiler), primero sus singulares créditos iníciales, vemos un cámara (Raoul Coutard) que hace un travelling a una chica, mientras oímos en off los participantes en el film, sin estar sobreimpresionado, al terminar la cámara nos enfoca a nosotros y se dice una cita referente al cine (spoiler), y pasamos a un dormitorio a tenue luz de tonos rojizos que irá cambiando a azul, Camille preciosa desnuda boca abajo, junto a ella Paul vestido, él le acaricia el rubio cabello, y hacen una especie de homenaje turbador a “La Caperuciella comienza a preguntarle <Te gustan mis pies? Te gustan mis tobillos? Te gustan mis rodillas? Te gustan mis muslos? Te gusta mi trasero? Te gustan mis pechos? Te gustan más mis pechos o mis pezones? Te gustan mis hombros? Te gustan mis brazos? Te gusta mi cara?> Te gusta mi boca, mis ojos, mi nariz, mis orejas?>,  el responde si a todo mientras la sensual cámara se desliza por la tersa piel de ella, Camille dice <Entonces me amas completamente?>, él <Te amo completamente, tiernamente, trágicamente, ella <Yo también Paul>, muy evocador. El otro tramo fuerte de la cinta es cuando la pareja vuelve al apartamento tras estar en Cinecitta y la mansión del productor, un lugar de paredes blancas, alfombras blancas, lámparas blancas, camas de sábanas blancas y a medio amueblar, con destellos de elementos rojos (toallas y sofá), la crisis arranca y el espacio cerrado del piso, se convierte en metáfora de la claustrofobia anímica de los protagonistas, creando un increscendo enrarecido, comienzan charlando trivialmente, mientras se cambian de ropa, se bañan, ella se pone una peluca, el se pasea por la casa con una sabana liada, ella lo llama “asno”, fuman, él mira un libro con fotos de mosaicos antiguos con recreaciones de fornicación, ella recita palabrotas fríamente, él escribe a máquina, el ambiente se torna viciado, opresivo, la cámara se convierte en el tercer personaje, levita con una enorme fluidez por el hogar, convirtiéndonos en voyeurs, pasando de una habitación a otra, y llegan las palabras claves de ella <Ya solo sé que no te quiero… te desprecio y me da asco que me toques>, esto en una toma con una lámpara que los separa a modo de muro. Son 30 minutos con apenas cortes, con tomas laterales y con la melodiosa música de fondo, brillante.


La puesta en escena es prodigiosa, filmada en Roma y Capri, sabiendo explotar con magistralidad los escenarios, la mansión de Prokosch en Roma, el apartamento de la pareja y sobre todo  en la admirable Villa de Curzio Malaparte en Capri, una casona que despunta sobre un acantilado, impresionante, todo ensalzado por la primorosa fotografía de Raoul Coutard (“Al Final De La Escapada” o “Z”), jugando de modo fascinantemente con el cromatismo, resaltando los primarios blancos, azules, rojos y verdes,  componiendo encuadres cuidados, con planos estáticos donde los personajes entran y salen de foco, con apenas primeros planos, con tomas largas, con pocos cortes, con lindos planos generales, realzando Capri y la magnífica la toma con la pantalla cuasi-partida en dos, Paul sentado en un saliente de un acantilado, mientras vemos a Camille nadar desnuda y alejándose, excelso.  A esto se añade una múltipresente música de George Delerue (“Un Hombre Para La Eternidad” o “Platoon”), deliciosamente melancólica (la escucho mientras escribo), con evocadores sonidos de violines y de orquesta, de gran hondura, acunando la historia y haciéndote calar aún más el punzante relato, aunque su defecto pueda ser que se abusa de ella, sintiéndose que te empuja. Solo para Italia la música fue sustituida por la de Piero Piccioni (“Lucky Luciano” o “El Caso Mattei”).


Brigitte Bardot está espectacular, es una bomba sexual, derrocha ternura, picardía, frustración, cansancio, con una actuación llena de humanidad, en quizás su mejor papel en cine, expone aristas, resquemor, tridimensionalidad, exhibe con sutilidad el alejamiento del marido, se mueve con inocencia y mucha sensualidad, la cámara de Godard la ensalza con un erotismo exacerbado, desnuda en la cama, con una toalla roja a medio caer, tomando el sol con solo un libro tapando su respingón culito, nadando como Eva en el Paraíso, moviendo sus lindas piernas en tijera, tremenda. Michel Piccoli en su primer papel en cine, excelente reflejando inseguridades, complejos, contradicciones, hombre en lucha interior por hacer lo que quiere o lo que su economía le empuja, muy matizado en sus alambicadas charlas con Camille, sintiéndonos él cuando es rechazado, siente que pierde a su amor, se le escurre como agua entre los dedos y no sabe cómo impedirlo, intenta saber el motivo, muy bueno en su lenguaje gestual y corporal, fabuloso en sus diálogos filosóficos con Fritz Lang, maravillosa interpretación. Jack Palance en un rol que roza la caricatura, exgerado, pasado de vueltas, acartonado en su papel, que no te crees, debería haber sido sutil y no  cuasi-grotesco, un buen actor en una mala interpretación, aunque tiene una gran frase para arremeter contra el arte <Hace años los nazis decían revólver en lugar de talonario>. Fritz Lang cumple con suficiencia haciendo de sí mismo, enarbolando la bandera del Arte sobre lo comercial. Giorgia Moll es la asistenta y traductora de Prokosch (se maneja el francés, Inglés, Italiano y Alemán en el film), este rol simboliza nítidamente las dificultades de comunicación de las personas, las barreras que nos autoimponemos y que nos aíslan con una coraza.


Godard aprovecha para homenajear al mundo del arte, con referencias cinéfilas y literarias (Dante, Hölderling, Homero o Brecht) con apuntes a “Rancho Notorius” de Fritz Lang, “M” autoreferencia de Lang a que su dirección preferida, vemos carteles de “Hatari!” de Howard Hawks, , “Vanina Vanini” de Rossellini, “Psycho” de Hitchcock, en otra escena vemos la proyección de “Viaggio in Italia” de Rossellini, se mencionan films como L'avventura” de Antonioni, Vivre sa vie” del propio Godard, Paul dice que lleva el sombrero por el personaje de Dean maretin en “Some Came Running”, “Bigger Than Life” de Nicholas Ray, de la que Lang se autoproclama guionista, no es cierto, se nombran directores como Griffith, Chaplin o Minnelli.

En conjunto queda uno de los mejores frescos de la descomposición de una pareja, entrecruzado con una inteligente disquisición sobre la sempiterna lucha entre Arte y Comercialidad. Fuerza y honor!!!




Spoiler:

El film está basado en la novela homónima del italiano Alberto Moravia (1954), cuenta el ocaso del matrimonio de Emilia, mecanógrafa, y Ricardo, dramaturgo y crítico de cine, esta descomposición conyugal arranca cuando él acepta hacer un guión para un magnate productor, Battista, será sobre la “Odisea” de Homero, durante sus hojas se reflexiona sobre las distintas visiones del cine y sobre cómo se interrelaciona este con la literatura. En esto es similar al film, pero en el final del libro Ricardo acaba con esta frase <Y decidí escribir estas memorias, con la esperanza de lograr aquel propósito>, en clara alusión de que esto es una novela, en contraposición Godard empieza con una cita atribuida al crítico de cine André Bazin (mentor de Godard en “Cahiers Du Cinema”), pero pertenece a un artículo de Michel Mourlet "Sobre un arte desconocido", salió en “Cahiers Du Cinema en 1959, la cita fiel es <La película es una mirada que toma el lugar de la nuestra para darnos un mundo dado a nuestros deseos>, en el film aparece <El cine nos da un mundo sustituto que se ajusta a nuestros deseos> y acaba con la palabra <Silencio!>, y es que se empieza a rodar, alusión nítida a que esto es cine.



El accidente en que muere Camille me resulta bastante chirriante, como pueden dos camiones dar marcha atrás para chocar de culo aplastando a un auto, esperpéntico, no costaba hacer algo más natural.

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