LA NOCHE AMERICANA.
Con motivo del medio siglo del estreno de este film (15/05/1973), he subsanado uno de esos lunares cinéfilos que tenía, pues aún no había visto este oscarizado film francés (lo fue en la categoría de Mejor film en habla no inglesa). Dirigida por escrita por Françoise Truffaut, Suzanne Schiffman y Jean-Louis Richard, en lo que es una carta de amor al cine de un gran cinéfilo como era el director, se interpreta a una alegoría de sí mismo (Ferrand) que dice claramente hablando por boca de Truffaut (que lío): “Truffaut/Ferrand: "Antes de empezar un rodaje, deseo sobre todo una película bella pero cuando surgen los primeros problemas, reduzco mis ambiciones y me limito a esperar a que podamos terminar la película. Hacia la mitad del rodaje hago examen de conciencia y me digo: podías haber trabajado mejor, podías haber hecho mucho más, pero, en fin, te queda la segunda mitad para compensar, y a partir de ese momento me esfuerzo en hacer que todo lo que aparezca en la pantalla tenga más vida", y sobre el proceso de filmación dice: "Es como un viaje en diligencia hacia el lejano oeste. Al principio esperas un viaje hermoso. Pero pronto te preguntas si lo lograrás". Y otras disertaciones puntiagudas brillantes: “Lo sé, hay privacidad, pero la privacidad es aburrida para todos. Las películas son más armoniosas que la vida, Alphonse. No hay atascos de tráfico en las películas, no hay tiempos de inactividad. Las películas se mueven como trenes, entiendes? Como trenes en la noche. Gente como tú, como yo, lo sabes bien, estamos hechos para ser felices en el trabajo del cine”.
Ferrand (François
Truffaut), director sordo de un oído, modesto pero experimentado, rueda un
melodrama, “Les presento a Pamela”, en los Estudios de la Victorine de Niza en
los antiguos platós de La Folle de Chaillot. La sinopsis narra el apasionado
amor de un hombre por su nuera, con quien se fuga. Su hijo le disparará después
de que la joven nuera muriera en un misterioso accidente de tráfico. Alphonse
(Jean-Pierre Léaud), actor inmaduro y caprichoso, encarna al hijo vengativo
mientras que Julie Baker (Jacqueline Bisset), estrella inglesa que vuelve tras
una fuerte depresión que le hizo abandonar su último rodaje, interpreta a la
nuera. El papel del padre seductor se le atribuye a Alexandre (Jean-Pierre
Aumont), célebre actor que frecuentaba el Hollywood de la gran época. El de la
madre se le ofrece a Séverine (Valentina Cortese), estrella italiana al final
de su carrera, ex amante de Alexandre, y muy volcada en la bebida, tanto que le
olvidan sus líneas (deben poner carteles con los mismos por todos lados para
cuando se mueva los vea y sin que aparezcan en pantalla). En torno a este
cuarteto de actores gravita Liliane (Dani), voluble novia de Alphonse reclutada
como aprendiz de guionista y enamorada del doble de riesgo inglés Bernard
(Bernard Ménez), el utilero un tanto maníaco en conflicto permanente con Joëlle
(Nathalie Bay), el devoto guión de Ferrand, Stacey (Alexandra Stewart) una
actriz de reparto que resulta embarazada durante el rodaje pero protegida por
Bertrand, el productor que se empeña en mantener a rajatabla el plan de trabajo.
También está Lajoie, director de escena cuya esposa está siempre junto a él
haciendo punto (o ganchillo), temerosa de este libertino mundillo.
Obra que pretende con
tono de ligereza homenajear al mundo de la trastienda en los rodajes de
películas, la excusa es el rodaje durante siete semanas en los Victorine
Studios de Niza, con sus decorados ficticios, las grúas, los extras, los
trampantojos (pisos en altura, velas o nieve), el circo en que se convierten,
un caos constante en que el director se convierte en el encargado que todas las
piezas encajen, los neuróticos y egocéntricos intérpretes, el guion, el
productor, el script, los dobles, y hasta un gato. Ello en una cinta que
proyecta el entusiasmo y cariño al Séptimo Arte, idealizando a este mundillo
como una gran familia, con sus diferencias y sus alegrías. Un desarrollo coral
mezclando drama y comedia (ejemplo esa diva borrachina que culpa de sus olvidos
a la maquilladora), con romances pasajeros, nervios, alcoholismo, egos, embarazos,
inseguridades (ese protagonista Alphonse), celos, muertes, infidelidades, presiones
de los que ponen la plata, jugando con las falsas apariencias y el absurdo, y
donde el drama está exento de sentimentalismo, todo se resuelve de modo
trivial.
Encuadrado en ese sub
género del cine dentro del cine donde los juegos de espejos son continuos,
cercano al ‘pirandellismo’, el cine y la vida y viceversa, y como siempre el
cine lo mejora todo (que se lo digan a Tarantino salvando a Sharon Tate en su
último film). Nos muestra una filmación como algo rutinario, tedioso, con
múltiples repeticiones, donde todo es fachada (de ahí el título referente a
como se rueda de día y con filtros se hace ver es de noche), frente a lo que
vemos tras ser finalizada. La vida es finita y el Cine es eterno. La película se basó en una idea original de
Truffaut, dijo que quería que la película fuera lo que fue “Fahrenheit 451”
(que Truffaut adaptó en 196.) para los libros "para mostrar por qué es
bueno amar el cine". La película se rodó en Niza en un enorme plató para
una calle de París construido originalmente por una empresa estadounidense y
utilizado para Lady L (1965) y La loca de Chaillot (1969). Uno de los temas de
la película es si el cine es más importante que la vida para quienes lo hacen.
Pone en solfa varias sub tramas que se van alternando con mayor o menor éxito,
que colisionan con el propio rodaje, que en el colmo del metacine el director y
guionista aprovecha para introducir cambios inspirados en estos problemas.
Para los que gusten de
buscar jueguecitos de meta cine pueden
encontrar que el rol de Jacqueline Bisset es de una inglesa que trabaja en
Hollywood, habla francés, y apareció en una película de acción, clara
referencia a “Bullit”; La escena del gato rebelde es una clara referencia de
Truffaut a su film de 1964 “La piel suave”, donde había un gato que al parecer
le dio problemas; Cuando el personaje de Jean-Pierre Aumont comentando todas
las veces que murió en cine antes de llegar al estrellato es un guiño al gran
Humphrey Bogart; En su papel Valentina Cortese habla de un Federico y sin
dudas, no hay otro Federico en el cine, se refiere a Fellini; Ferrand/Truffaut
tiene sueño con su niñez robando de un cine un cartel de “Ciudadano Kane”,
inspirada claramente en otra de su ópera prima “Los 400 golpes” donde Antoine
robaba una (picarona) foto de "Un verano con Mónica" de Bergman; Más
directamente vemos los referentes del cine de Truffaut cuando a su alter ego le
envían un paquete con libros, al abrirlos vemos son sobre grandes directores,
como Luis Buñuel, Carl Theodor Dreyer, Ingmar Bergman, Alfred Hitchcock, Howard
Hawks, Jean-Luc Godard, Ernst Lubitsch, Roberto Rossellini y Roberto Bresson;
También da su homenaje el director a Jean Cocteau con un cartel, en otro
momento vemos la calle Jean Vigo sobre el director maldito; Hasta se puede ver
como un mirarse el ombligo que vuelva a escoger a su actor fetiche como
cuasi-protagonista, me refiero por supuesto a Jean-Pierre Léaud, con el que
colabora desde 1959 (tenía el actor 15 años) con su debut en la dirección “Los
400 golpes”, con el que estuvo en 7 películas; Jean-François Stévenin hace de
ayudante de4 dirección del film que ruedan y tras las cámaras es real ayudante
de dirección; La guionista de ficción, Joëlle, es el alter ego de la
colaboradora habitual de Truffaut, Suzanne Schiffman, de hecho guionista de
este propio film.
Tiene un inicio que
marca las cartas del juego al que vamos a asistir, queriendo desconcertar al
espectador, su percepción de lo real y lo irreal, con una toma de grúa creemos
estar en una plaza parisina con el bullicio diario, con la salida de una parada
de metro, la cámara sigue a Léaud, se para frente a
Aumont, y lo abofetea, tras lo que oímos “corten”, Ferrand/Truffaut lo grita
tras la cámara, y hace repetir en varias ocasiones la escena, ahora Ferrand irá
aleccionado lo que debe hacer Léaud, pero también a los figurantes como deben
entrar y salir de foco, el trampantojo del cine. Ello para que veamos que tras
una sola secuencia hay cuando la ve el espectador un gran trabajo, un poco
onanista en este aspecto Truffaut queriendo ser visto como un perfeccionista.
Como se ve como un escultor que debe ir improvisando sobre la marcha, si muere
alguien la función debe continuar, y viene como sustituir al muerto, si una
mujer está embarazada como ocultarlo a cámara, como lidiar con las dudas de los
actores. La cinta como juego de enredos constantes donde el director es quien
debe, con mano de seda inteligente, que todo funcione.
Es una película entretenida,
ágil de ritmo, con actuaciones deliciosas algunas, regada con diálogos y frases
para el recuerdo, esto es lo que más me gusta, el surtido de reflexiones que se
oyen, donde la pasión del cine es incluso contrarrestada con esa mujer ajena a
la producción que acompaña a un operario que tras un problema en el rodaje
explota, hasta entonces no había dicho palabra y espeta a todos a gritos: “Qué
es este cine? Qué es este trabajo donde todos se acuestan con todos? Donde
todos se hablan, donde todos mienten. Pero que es? Encuentras eso normal?”.
Me ha resultado amena,
pero el paso del tiempo quizás la ha arrugado un tanto, pues en realidad tira
de lso clichés con los actores, con su personalidad infantilizada, tira de los
amoríos soterrados que se (supuestamente) se dan entre bambalinas, tira de que
los actores veteranos caballeros, de las divas alcoholizadas por el peso del
tiempo, de los caprichos de las estrellitas; Tampoco es que haya una sub trama
que encandile, todo resulta liviano, ingenioso en el modo de ir entremezclándolo
todo, pero falto de garra emocional para sea algo trascendente. Lo de mostrar
el rodaje de una peli se había visto y se ha visto después, no añade sustancia
nueva, no hay mordacidad, hay complacencia, falta mala uva y sobra condescendencia,
es una oda al medio, pero a veces, por las críticas que leo basta con hacer
guiños al cine y ya babean algunos críticos, tildando al film de obra maestra,
y eso no. Tampoco, entre la coralidad, es que haya una actuación que
sobresalga, todas cumplen con creces, pero no desbordan la pantalla. Si acaso,
Truffaut mencionar a Truffaut que se guarda las mejores frases, actuaba, pero
le faltaba capacidad para ser buen actor.
En la puesta en escena
tenemos la fotografía de Pierre William Glenn (“Estado de sitio” o “La piel
dura”), juega hábilmente a ser meta cinematográfico, al estar dentro y fuera de
la filmación, es el trampantojo principal para desorientar al espectador, creando
una realidad de cerca y cuando la grúa se eleva se ven los reversos de las
fachadas; Aunque me ha gustado más la música creada por Georges Delerue (“El
desprecio” o “Un hombre para la eternidad”), dotada de un lirismo exacerbado en
sus melodías de piano y cuerdas, impregnando de trascendencia las imágenes.
Otra gran frase de amor
al cine: que suelta Nathalie Baye como asistente indispensable de Truffaut:
"Renunciaría a un chico por una película, pero nunca dejaría una película
por un chico".
La película se rodó en
los Studios de la Victorine en los platós de La Folle de Chaillot, que
consistía en la reproducción de una plaza de París con su entrada de metro, así
como en el Hôtel Atlantic de Niza.
El escritor Graham
Greene, gran admirador de Truffaut, hace acto de presencia allí como Henri
Graham, el representante de la compañía de seguros estadounidense de la
película. Truffaut estaba decepcionado porque no le dijeron hasta más tarde que
el actor que interpretaba al representante de la compañía de seguros era
Greene, ya que le hubiera gustado conocerlo, siendo un admirador del trabajo de
Greene.
La película se abre con
una imagen de las hermanas Lillian y Dorothy Gish, a quienes está dedicada, a
quienes Truffaut llamó "las dos primeras actrices del cine"; dijo que
la película se hizo con "el espíritu de amistad entre todas las personas
en el negocio del cine".
Cuando se estrenó la
película, Jean-Luc Godard envió a François Truffaut una carta en la que
criticaba la forma en que se describe la realización de un largometraje y lo
llamaba mentiroso. Truffaut le respondió llamándolo, entre otras cosas,
pretencioso. Esta pelea puso fin a su larga amistad. Nunca se volvieron a ver.
Chaplin puede fuera el
que inauguró este sub género de cine mirándose el ombligo, en 1914 con su corto
‘A film Johnnie’, y tras ello se ha alimentado esta vertiente con decenas de
películas como “La última orden”, “Cantando bajo la lluvia”, “Sunset
Boulevard”, “8½ de Fellini”, “Le mépris”, “Cinema Paradiso”, “Cazador Blanco,
corazón negro”, “The player”, “The artist” o la más reciente “The Mank”.
No me ha
sido la Obra Maestra que muchos han visto, le falta mala leche, pero si no es
un 10, si me es un buen 7 disfrutable. Gloria Ucrania!!!
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