sábado, 22 de junio de 2024

 


SEE (Serie TV · Temporadas Cerrada)


Acabado de terminar de ver el octavo y último episodio (cada temporada es de 8 capítulos) de la tercera y última temporada de esta serie producida por Apple TV+, puedo juzgarla en su conjunto, y me queda una cautivadora producción, aun con sus taras, un thriller épico situado en el post apocalipsis muy sugestivo. Creada por el inglés Steven Knight (responsable de guiones como el de “Promesas del este” o “Locke”, y creador de series como “Peaky Blinders” o “Los hombres del SAS”), con unos valores de producción impresionantes que brillan en los escenarios, la recreación de este mundo, y sobre todo en las espectaculares secuencias de acción, estando en la mayoría de la dirección Anders Engström (17 de 24 capítulos), también tres los realiza Francis Lawrence (“Soy Leyenda” y responsable de las secuelas de “Los juegos del hambre”), marcando un tono sombrío que cala en el espectador. Teniendo un gran acierto en el elenco de interpretes encabezado por un totémico Jason Momoa, sorprendiendo por como aúna su ya consabida presencia física imponente, sus habilidades para las coreografías de combate (ya lo vimos esto en “Dune”), sino también un registro dramático intensos en trasladarnos emociones sentidas. Acompañándole un reparto internacional encabezado por la roba escenas tulipán Sylvia Hoeks (sublime descubrimiento), la islandesa Hera Hilmar, el neoyorquino Christian Camargo, el londinense Archie Madekwe, la canadiense Nesta Cooper, o la ‘oklahomeña’ Alfre Woodward. Ambientada en una distopía post-apocalíptica en un futuro lejano donde los descendientes de la humanidad han perdido el sentido de la vista y la capacidad de ver se considera una maldición. La trama se pone en marcha con el nacimiento de niños gemelos en una tribu de montaña.

 

En el siglo XXI, un virus acabó con la mayor parte de la humanidad. Sobrevivieron menos de dos millones de personas y todos sus descendientes perdieron el sentido de la vista. Ver tiene lugar varios siglos después, momento en el que la sociedad ha encontrado nuevas formas de interactuar socialmente, construir, cazar y sobrevivir sin visión, aunque a un nivel económico mucho más bajo; la humanidad ha regresado a sociedades tribales de cazadores-recolectores y de tipo medieval. El conocimiento del viejo mundo vidente se ha perdido o distorsionado; Se cree que materiales como el metal, el hormigón y el plástico fueron creados de forma sobrenatural por los dioses. El concepto de visión se ha convertido en un mito, y cualquier mención del mismo se considera herejía. La acción de See tiene lugar en un área disputada por dos rivales: el Reino Payan (capital: Kanzua) y la República Trivantiana (capital: Trivantes). En las montañas, una mujer embarazada llamada Maghra (Hera Hilmar) busca refugio en la tribu Alkenny. El jefe de Alkenny, Baba Voss (Momoa), no ha podido engendrar hijos, se casa con ella y adopta a sus hijos. Su padre biológico, Jerlamarel, es buscado por la Reina del Reino Payan (Sylvia Hoeks) por la herejía de ser "vidente" (la capacidad natural de ver). Se corre la voz de que Jerlamarel está engendrando hijos, provoca caza de brujas para Jerlamarel y su descendencia. Baba Voss debe proteger tanto a su familia como a su tribu contra el ejército de la Reina.

 

Es un ejercicio de estilo con mucho atractivo por como crear un mundo original sobre como sería este si los humanos no viéramos, sobre volver a la prehistoria, a ser seres atávicos invidentes, regidos por nuevas creencias, a través de esto también se aprovecha para analizar los fanatismos tanto de obediencia de vida, como los dogmas de fe religiosa que nos inoculan sentimientos artificiales anatemáticos. Mediante estos mimbres se desarrolla un relato que engancha en sus malsanas redes, con seres que se mueven encorvados por los palos que llevan como ‘lazarillo’ para no tropezarse, radicales religiosos, siempre alerta por los ruidos, sus documentos o cartas se dan mediante nudos en cordones (no parecen conocer el braille), y los enfrentamientos de batallas se dan de forma singular al no verse unos a otros, estos con muertes ultra violentas, no escatiman en sangre, mutilaciones, quebrantamiento de huesos, en esto no hay autocensura, lo que da visos de más realismo.

 

La trama va virando de un lado a otro en sus diferentes temporadas, primero con la huida familiar buscando refugio de los caza-brujos, con enfrentamientos tan gloriosos como el que tiene como núcleo un puente colgante, la tsunamica destrucción de Kanzua con esa presa desbordándose de modo Bíblico sobre la ciudad. Sobre todo la tensa secuencia con la familia huyendo en balsa por el rio ante los caza-brujos, el aire se puede cortar en este tramo. Desarrollándose por medio una trémula relación de padre e hijos, y también la del matrimonio Baba-Maghra. En paralelo está la historia de la reina Kane, una Calígula extraordinaria en su malicia divina, una tirana sádica, lujuriosa, mordaz, despiadada, y con un encanto Antológico, poseedora la actriz Sylvia Hoeks de una sonrisa seductora prodigiosa, su lenguaje gestual y el carisma que irradia me hacen comentarlo antes de mi sección de actuaciones. Ello potenciado por la relación que tiene con su lugarteniente, Tamacti Jun, otro que desprende hidalguía, majestuosidad, soberbio es Christian Camargo con el rol, un antihéroe que va virando en sus ideales, como Saulo ‘cae del caballo’ y sufre una epifanía.

 

La segunda con el asentamiento en una ciudad, con maquinaciones conspiranoides para la toma del poder, donde el más maquiavélico es Lord Harlan, encarnado por un grácil Tom Mison, rol que va creciendo y evolucionando de modo brillante como un político sibilino, sabiendo siempre donde está lo correcto. Pero donde la retorcida Sibeth no se queda a tras embaucando en sus sexuales redes a su sobrino para obtener premio. Y sobre ellos cerniéndose una guerra con un reino vecino, epicentro del enfrentamiento fraternal entre el protagonista y Edo (un notable Dave Bautista), con clímax Homérico en una batalla (Greenhill Gap) epopéyica.

 

La tercera es una lección moral de los peligros de los avances tecnológicos que pueden provocar bombas, personificado esto en el gerifalte trivantino Tormada, al que da vida un buen David Hewlett. Esto refeljado en apoteósicas secuencias de bombardeos, que tiene su culmen en la batalla final por Pennsa, dodne las viviendas y als personas saltan por los aires de modo avernal. Aparece también un rol nuevo, Ranger, viejo amigo de Baba, que aporta no solo compenetración en las batallas, no solo afán vengativo de Tormada, dota de humor (del que no hay mucho en la serie) su amistad con el rígido y estoico Baba Voss (desconcertante por el final chancesco su primer encuentro en pantalla en un juego del gato y ratón muy de Looney toon), buena actuación de Michael Raymond-James como un chistoso fumeta (¿?). Por cierto, referido humor que brota también de la sub desarrollada nueva amistad entre Baba y un perro (pareciera vaya a ir a más, pero se queda a medias). Todas las sub tramas se cierran satisfactoriamente, el choque entre las hermanas aspirantes al trono (en un último desgarrador abrazo), la complicada relación entre los hermanos videntes, estos chocando pro al crisis de identidad por vivir en un mundo de ciegos, el amor entre Maghra y Baba se hará eterno, y acabará con una nota esperanzadora; Todo en un crescendo dramático muy bien llevado en como las múltiples tramas se van entrelazando de modo notable, hasta desembocar en el zenit de la batalla de Pennsa, con esas mastodónticas catapultas, con bombas y peleas sangrientas.

 

El actor hawaiano Jason Momoa es el alma de la serie, el poderío de su actuación desborda la pantalla, ya es actor, no solo presencia hercúlea. Su Baba Voss desprende sabiduría, sensaciones, sentimientos, dolor, amor, frustración, angustia, rabia, tiene un viaje de redención desde lo que fue como trivantino que mató a su padre, al amor que transmite a su esposa e hijos. Una encarnación embestida claramente de apariencia samurái, con sus códigos de honor, de rectitud y nobleza, irradiando de melancolía con sentido trágico su figura. Y ya en las escenas de lucha es un bailarín salvaje en la mezcla de sensación de ir deslizándose entre decenas de enemigos como un Barishnikov, tras lo que asesta golpes y golpes de espada de una violencia tremebunda, para el recuerdo uno de los últimos que mata abriéndole la mandíbula hasta reventarlo. Teniendo su Baba Voss una última escena en pantalla Kolossal, la producción le ha regalado un poster Atronador para ser un icono (spoiler).

 

Del resto de actuaciones no mencionadas: Alfre Woodward como la anciana sabia fiel amiga de baba desprende porte regio, da lecciones de vida en cada intervención, al crees, muy buena (aunque tiene una salida de serie muy brusca y con pocas repercusiones como se esperaría); Hera Hilmar como Maghra Kane, esposa amante de Baba, está notable, aunque palidece en comparación con su Doppelgänger hermana Kane. Tiene un comportamiento poco verosímil por lo visto, en como abandona a su familia de buenas a primeras, esto no se explica nada bien; Nesta Cooper como hija de Baba Voss y Maghra, muy buena como la visceral Haniwa, segura de sí misma, cree saber su camino, inquieta por saber más, derrocha electricidad en las escenas de acción, sorbe todo en como maneja el arco de modo fascinante en la rapidez en que tensa y lanza; Archie Madekwe como Kofun, hijo de Baba Voss y Maghra, hermano de Haniwa, como su propio rol, queda opacado por su racial hermana, algo débil, blandito; Eden Epstein como Wren, teniente inteligente y ambiciosa, más tarde capitán, del ejército trivantiano, que tiene la capacidad de ver. Termina teniendo una relación amorosa con Haniwa, esta sin mucho fondo. Actuación simplemente correcta. 

 

La serie tiene uno de sus puntos álgidos en su puesta en escena maravillosa en transmitir el estado de ánimo. Desde el formidable diseño de producción de Caroline Hanania (“Monarch”), responsable de las dos primeras temporadas, marcando el tono de los parajes canadienses de estos bosques, filmada en las provincias canadienses de Columbia Británica y Ontario, con sus hermosos paisajes de montañas, ríos, cascadas, estas aldeas con cabañas, o las ciudades arcaicas que otorgan veracidad a este mundo primitivo, surcado de vez en cuando por imágenes del ‘pasado’ (la presa, un avión, o la ciudad que vemos en la imagen final), siendo Dean A. O'Dell (“The Boys”) responsable de la tercera, donde destaca la parafernalia de las bombas y sobre todo esas pantagruélicas catapultas sacadas del medievo; Todo ello ensalzado por la fenomenal cinematografía del 1, 2, y 3 Jo Willems (“Hard Candy” o “30 días de oscuridad”), que marca a fuego el tono lóbrego, grisáceo, oscuro, sin cromatismos brillantes, todo entonos apagados, cual cercano a la visión ciega, todo macilento, triste, imbuyéndonos de clima nostálgico; Como sobresalientes son los créditos iniciales de cada temporada, una labor de infografía excelsa adornada por al inquietante música de Bear McCreary (“Black Sails” u “Outlander”).

 

Entre las taras de la serie, que las tiene está la falta de profundidad de los personajes, arquetipos que son lo que vemos desde el principio, apenas hay introspección, cual personajes de comic. Hay sub tramas que se tratan de modo chirriante, ejemplo es la que aparece tendrá mucho jugo, la de Jerlamarel (cumplidor Joshua Henry), parece será un rol con mucho juego, tiene el poder de engendrar hijos videntes, tiene una cohorte de vástagos, se cree con el poder de un dios, pero de modo extraño este villano muere en la primera temporada. Tampoco entiendo quienes eran esa tribu de mujeres pintadas de blanco que en lso primeros episodios acechaban a los Alkennys y luego desaparecen porque sí, es que me he perdido algo?

 

Spoiler:

 

Como bien he leído, la impresionante batalla final es magnífica, pero hay un punto en que deja de tener sentido, cuando saben que no hay ya población allí. Si quieren quedarse con la ciudad, qué sentido tiene destruirla? Aunque los enfrentamientos resultan sensacionales, todo un alarde de movimientos asesinos impactantes, como la forma en que Ranger termina matando a Tormada. Aunque lo que queda para la posterioridad es ver al musculado Baba Voss subido encima de las bombas con el martillo, y lanzando el mismo sobre la montaña de explosivos, sacrificándose por los suyos. Aunque, siendo quisquilloso, el no sabe el alcance expansivo de la hecatombe y esta podría llevarse por delante a los que quiere, pero esto siendo puntilloso. Luego hay aun casi media hora que se estira la serie, ello para dar homenaje a Baba Voss con esa flor que nace entre las cenizas. Para dar relieve a la relación Maghra y Tamacti, para la asunción de Kofun como padre y heredero. Pero sobre todo para que veamos un nuevo mañana con Haniwa y Wren irrumpiendo en un edificio (este no está vigilado ¿?), descubren a gente que ve en un gran salón, que es una gran biblioteca con millones de libros, la gente tiene muchas armas en las mesas, una mujer les da la bienvenida. La cámara sale a fuera y vemos es Manhattan con sus rascacielos cubiertos de vegetación apocalíptica. 

 

Serie que, sin ser perfecta, es a reivindicar por lo mucho bueno que tiene. Gloria Ucrania!!!

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