viernes, 7 de junio de 2024

 


LOS PELIGROS DEL FLIRT.

 

Atractiva comedia silente dirigida y producida por el maestro berlinés Ernst Lubitsch, en lo que fue su segundo film en Hollywood (tras “Rosita”). La he visto con motivo del siglo desde su estreno (16/Enero/1924). Con el éxito en producciones alemanas, la actriz masa famosa del mundo entonces, Mary Pickford, fichó al germano Ernst Lubitsch para Estados Unidos para dirigir su película dramática de 1923, 'Rosita'. El recién formado Warner Brothers Studio, familiarizado con la bien ganada reputación de Lubitsch en la producción de comedias alegres, lo firmó con un contrato de tres años y seis películas, dándole el derecho de seleccionar a sus actores y equipo de filmación. El contrato era tan inusual en ese momento que el estudio también le concedió la última palabra sobre la película terminada. Esta que me ocupa tiene guión de Paul Bern, basado en la obra de 1909 de Luther Goldschmidt “Nur ein Traum” (Tan solo un sueño), para una ingeniosa y fresca comedia de enredo por la que el tiempo apenas le ha hecho mella, demostrando Lubitsch lo moderno que era, inspirándose al parecer el cineasta de “Ser o no ser” en la ‘chaplinesca’ “Una mujer de París” (1923). Cargando el desarrollo con equívocos, infidelidades, malentendidos, celos, sospechas, manipulaciones, confusiones, y ello con el sello del teutón anterior al Código Hays de censura, con dobles lecturas con el trasfondo del sexo, siendo valiente en su deconstrucción y ataque as la ‘sagrada’ institución del matrimonio, ello  con el retrato de tres matrimonios que se cruzan, incidiendo en el cinismo de la monogamia, en el hastío de la rutina, atacando el puritanismo, la hipocresía, el culto a las falsas apariencias.

 

Un vodevil con ritmo fluido, ágil con una edición en conjunción con la cámara que era expresivo en los diferentes modos de planos (generales, medio y primeros planos). Por supuesto, está presente el ‘Toque Lubitsch’, eso tan etéreo e intangible, como es la elegancia en las sugerencias, en jugar con los fueras de campo, hacer alegorías sobre cosas aparentemente inocentes, pero que en el contexto no lo son tanto, como dos copas de licor ofrecidas, una cucharilla removiendo el café en primer plano, un cajón de calcetines contrapuesto a uno de medias, una flor que cae tras una poda, un espejo, un sombrero canotier, elementos cargados de significados velados

 

En Viena de 1923, Mizzi (Marie Prevost) amenaza con dejar a su marido, el profesor Josef Stock (Adolphe Menjou), por "crueldad" por ser indiferente a una invitación de su amiga Charlotte (Florence Vidor) para presentarles a su marido, él sonríe ante la sugerencia, lo que la enfurece; ella cambia de opinión y se niega a complacerlo. Ella va sola. Cuando el profesor Stock ve a su esposa subir a un taxi con un hombre, se anima. Más tarde contrata a un detective (Harry Myers) privado para obtener pruebas de su mala conducta en el divorcio. Resulta que son extraños y simplemente comparten el taxi. El socio de Franz, el doctor Gustav Mueller (Creighton Hale), está secretamente enamorado de Charlotte.

 

Tiene un inicio mordaz en como lanza un torpedo a los matrimonios ‘cansados’, ello mediante la escena matutina de una pareja que mientras se levantan y preparan para otro día se ignoran mutuamente, pasan el uno del otro como dos seres invisibles. Hay ‘Toque Lubitsch’ con el profesor Josef Stock, se pone un calcetín y lo ve roto, mira el cajón y ya no hay más calcetines, clara señal (machista) de que la esposa no cuida de tener a su hombre con vestimenta decorosa. Vemos el cajón de la esposa y tiene docenas de medias dobladas. Josef es un tipo claramente infeliz en su vida marital, y Charlotte que hastiada busca nuevas experiencias. Josef por la ventana de su residencia ve en la calle a su esposa que se sube al taxi con otro hombre (Monte Blue), y entonces Josef rompe la cuarta pared y mira cámara y sonríe, se siente aliviado de poder encontrar un motivo para el divorcio, tras lo que contrata a un detective para recbar pruebas de la infidelidad. En realidad, el hombre que ha subido al taxi es un extraño y solo comparten el vehículo, de hecho él va con un ramo de flores para su esposa. Para comenzar el vodevil ligero que es el film, desembocando en un rush final acomodado.

Tenemos a otra pareja, el doctor Franz Braun y su esposa Charlotte, conocidos como “la pareja ideal”. Se tiran ‘pellizcos’ orales como un juego para salir de la rutina, pero esto termina con ansias de ambos por salir de la monogamia a escondidas del otro. El comienza un tira y afloja con Mizzi (la mejor amiga de Charlotte), que tiene su clímax en el tramo de la cena-fiesta, donde el juego de confianzas y dudas resulta retorcidamente divertido en como la pareja hace un juego de trileros con las tarjetas de donde sentarse, él no quiere que Mizzi se siente a su lado para que no coquetee con él, por lo que pone la tarjeta de otra mujer, la señorita Hofer, lo ve Charlottte y piensa que es porque a Franz le interesa la mujer que ha puesto a su lado y vuelve a recomponer las tarjetas, cuando llega Mizzi, Charlotte le cuenta lo sucedido y ella rápidamente vuelve a cambiar las tarjetas para hacer creer a Charlotte que el marido ha vuelto a colocar a esa otra fémina a su lado. Demostrando que la confianza da asco, pues es la de Charlotte en su ‘mejor’ amiga la que se vuelve en su contra, siendo el zenit seductor en el jardín donde Mizzi se cuasi-camela finalmente a Franz.

 

Por el otro lado está el socio de Franz, Gustav Mueller, el colega de su marido, secretamente enamorado de Charlotte, a la que no hace más que tirarle los tejos, ante la resistencia juguetona de ella. Esta subtrama es la más débil. A medio esbozar.

 

Ejemplo del toque Lubitsch es el tramo en que Mizzi está en el despacho del Dr. Braun y lo abraza, entonces entra en la habitación Mueller y desde atrás no ve a la mujer, solo las manos alrededor de él, y asume es su esposa Charlotte. Al salir de allí ve en la sala de espera a precisamente Charlotte, y se ‘cosca’ de la infidelidad, sonriendo pícaramente, y con ello Mueller encuentra la posibilidad de enfrentar a Charlotte con su esposo, no olvidar está enamorado Mueller de Charlotte. Con lo cual hace pasar a Charlotte al despacho del Dr. para que la esposa lo pille infraganti, pero este ya ha hecho salir a Mizzi por otra puerta. El juego de puertas con secretos tan ‘Lubitschiano’.

 

Florence Vidor da muy bien con el papel complejo de los celos con su marido y el jugueteo con el socio de este, buena en las secuencias que debe transmitir fuertes emociones como la rabia o el dolor, sin caer en la sobreactuación facilona del cine mudo; Monte Blue está muy bien en su papel de esposo atrapado en los juegos de seducción de Mizzi, proyecta un carácter voluble simpático, con esa sonrisa histriónica, con un ademán de gestos propios del cine silente para traspasar las emociones sin hablar al espectador, como esa forma de tirarse del cuello, tiene buena química con Florence; Marie Prevost es estupenda como la obsesionada con Franz; Adolphe Menjou está sensacional como el altivo y flemático Josef, transpira en su rigidez pesadez pro el matrimonio, emitiendo con su mirada toda una gama de emociones contenidas, desde el cansancio vital, el desprecio, insatisfacción, o alegría por poder encontrar una salida a su infelicidad; Creighton Hale tiene el rol más antipático, y al que no sabe darle carácter, personaje irritante.

 

En la puesta en escena destaca la cinematografía de Charles Van Enger (en cine mudo “El último mohicano” o "El fantasma de la ópera"), manejando un surtido de elementos modernos para su tiempo, alternando tomas generales, planos medios, picados, fundidos encadenados, u primeros planos de detalles simbólicos tan de Lubitsch.

 

Spoiler:

 

Rush final: De este enredo, Franz finalmente se sincera y recupera la confianza de su esposa, mientras Mizzi y el Dr. Mueller se centran en el otro, y el profesor Stock se queda sin su divorcio.

 

‘Maravillosa época de Hollywood donde la producción cinematográfica era enorme. Como ejemplo: Adolphe Menjou (Josef Stock) estrenó ese año, 1924, 10 películas; Monte Blue (Franz Braun) apareció en otras 10; Marie Prevost (Mizzi) en 9; Creighton Hale (Gustav Mueller) en 7; y Florence Vidor (Charlotte), estrenó 6.’

 

El "círculo" del título se refiere al círculo de infidelidades (sospechadas o no) centrales a la trama; La película fue rehecha en 1932 por Lubitsch y George Cukor como Una hora contigo.

 

Monte Blue de nombre real Gerard Montgomery (1887-1963), su primera película fue El nacimiento de una nación (1915), en la que actuó como doble y extra. A continuación, desempeñó otro pequeño papel en Intolerancia (1916). También fue doble de riesgo o suplente de Sir Herbert Beerbohm Tree durante la realización de Macbeth (1916). Poco a poco pasó a papeles secundarios para DW Griffith y Cecil B. DeMille, y obtuvo su gran papel como Danton en Orphans of the Storm, protagonizada por las hermanas Lillian y Dorothy Gish . Luego, saltó al estrellato como un duro protagonista romántico junto con actrices destacadas como Clara Bow, Gloria Swanson y Norma Shearer.

 

Me queda una comedia sofisticada con grandes dosis de modernidad ingeniosa. Gloria Ucrania!!!

 

PD. Por cierto, me ha irritado tener que ver tres veces en primer plano una carta.

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