LOS PELIGROS DEL FLIRT.
Atractiva
comedia silente dirigida y producida por el maestro berlinés Ernst Lubitsch, en
lo que fue su segundo film en Hollywood (tras “Rosita”). La he visto con motivo
del siglo desde su estreno (16/Enero/1924). Con el éxito en producciones
alemanas, la actriz masa famosa del mundo entonces, Mary Pickford, fichó al
germano Ernst Lubitsch para Estados Unidos para dirigir su película dramática
de 1923, 'Rosita'. El recién formado Warner Brothers Studio, familiarizado con
la bien ganada reputación de Lubitsch en la producción de comedias alegres, lo
firmó con un contrato de tres años y seis películas, dándole el derecho de
seleccionar a sus actores y equipo de filmación. El contrato era tan inusual en
ese momento que el estudio también le concedió la última palabra sobre la
película terminada. Esta que me ocupa tiene guión de Paul Bern, basado en la
obra de 1909 de Luther Goldschmidt “Nur ein Traum” (Tan solo un sueño), para
una ingeniosa y fresca comedia de enredo por la que el tiempo apenas le ha
hecho mella, demostrando Lubitsch lo moderno que era, inspirándose al parecer
el cineasta de “Ser o no ser” en la ‘chaplinesca’ “Una mujer de París” (1923).
Cargando el desarrollo con equívocos, infidelidades, malentendidos, celos,
sospechas, manipulaciones, confusiones, y ello con el sello del teutón anterior
al Código Hays de censura, con dobles lecturas con el trasfondo del sexo,
siendo valiente en su deconstrucción y ataque as la ‘sagrada’ institución del
matrimonio, ello con el retrato de tres
matrimonios que se cruzan, incidiendo en el cinismo de la monogamia, en el
hastío de la rutina, atacando el puritanismo, la hipocresía, el culto a las
falsas apariencias.
Un vodevil con ritmo
fluido, ágil con una edición en conjunción con la cámara que era expresivo en
los diferentes modos de planos (generales, medio y primeros planos). Por
supuesto, está presente el ‘Toque Lubitsch’, eso tan etéreo e intangible, como
es la elegancia en las sugerencias, en jugar con los fueras de campo, hacer
alegorías sobre cosas aparentemente inocentes, pero que en el contexto no lo
son tanto, como dos copas de licor ofrecidas, una cucharilla removiendo el café
en primer plano, un cajón de calcetines contrapuesto a uno de medias, una flor
que cae tras una poda, un espejo, un sombrero canotier, elementos cargados de
significados velados
En Viena de 1923, Mizzi
(Marie Prevost) amenaza con dejar a su marido, el profesor Josef Stock (Adolphe
Menjou), por "crueldad" por ser indiferente a una invitación de su
amiga Charlotte (Florence Vidor) para presentarles a su marido, él sonríe ante
la sugerencia, lo que la enfurece; ella cambia de opinión y se niega a
complacerlo. Ella va sola. Cuando el profesor Stock ve a su esposa subir a un
taxi con un hombre, se anima. Más tarde contrata a un detective (Harry Myers)
privado para obtener pruebas de su mala conducta en el divorcio. Resulta que
son extraños y simplemente comparten el taxi. El socio de Franz, el doctor
Gustav Mueller (Creighton Hale), está secretamente enamorado de Charlotte.
Tiene un inicio mordaz
en como lanza un torpedo a los matrimonios ‘cansados’, ello mediante la escena
matutina de una pareja que mientras se levantan y preparan para otro día se
ignoran mutuamente, pasan el uno del otro como dos seres invisibles. Hay ‘Toque
Lubitsch’ con el profesor Josef Stock, se pone un calcetín y lo ve roto, mira
el cajón y ya no hay más calcetines, clara señal (machista) de que la esposa no
cuida de tener a su hombre con vestimenta decorosa. Vemos el cajón de la esposa
y tiene docenas de medias dobladas. Josef es un tipo claramente infeliz en su
vida marital, y Charlotte que hastiada busca nuevas experiencias. Josef por la
ventana de su residencia ve en la calle a su esposa que se sube al taxi con
otro hombre (Monte Blue), y entonces Josef rompe la cuarta pared y mira cámara
y sonríe, se siente aliviado de poder encontrar un motivo para el divorcio,
tras lo que contrata a un detective para recbar pruebas de la infidelidad. En realidad,
el hombre que ha subido al taxi es un extraño y solo comparten el vehículo, de
hecho él va con un ramo de flores para su esposa.
Tenemos a otra pareja, el doctor Franz Braun y su esposa Charlotte, conocidos como “la pareja ideal”. Se tiran ‘pellizcos’ orales como un juego para salir de la rutina, pero esto termina con ansias de ambos por salir de la monogamia a escondidas del otro. El comienza un tira y afloja con Mizzi (la mejor amiga de Charlotte), que tiene su clímax en el tramo de la cena-fiesta, donde el juego de confianzas y dudas resulta retorcidamente divertido en como la pareja hace un juego de trileros con las tarjetas de donde sentarse, él no quiere que Mizzi se siente a su lado para que no coquetee con él, por lo que pone la tarjeta de otra mujer, la señorita Hofer, lo ve Charlottte y piensa que es porque a Franz le interesa la mujer que ha puesto a su lado y vuelve a recomponer las tarjetas, cuando llega Mizzi, Charlotte le cuenta lo sucedido y ella rápidamente vuelve a cambiar las tarjetas para hacer creer a Charlotte que el marido ha vuelto a colocar a esa otra fémina a su lado. Demostrando que la confianza da asco, pues es la de Charlotte en su ‘mejor’ amiga la que se vuelve en su contra, siendo el zenit seductor en el jardín donde Mizzi se cuasi-camela finalmente a Franz.
Por el otro lado está el
socio de Franz, Gustav Mueller, el colega de su marido, secretamente enamorado
de Charlotte, a la que no hace más que tirarle los tejos, ante la resistencia juguetona
de ella. Esta subtrama es la más débil. A medio esbozar.
Ejemplo del toque
Lubitsch es el tramo en que Mizzi está en el despacho del Dr. Braun y lo abraza,
entonces entra en la habitación Mueller y desde atrás no ve a la mujer, solo
las manos alrededor de él, y asume es su esposa Charlotte. Al salir de allí ve
en la sala de espera a precisamente Charlotte, y se ‘cosca’ de la infidelidad,
sonriendo pícaramente, y con ello Mueller encuentra la posibilidad de enfrentar
a Charlotte con su esposo, no olvidar está enamorado Mueller de Charlotte. Con
lo cual hace pasar a Charlotte al despacho del Dr. para que la esposa lo pille
infraganti, pero este ya ha hecho salir a Mizzi por otra puerta. El juego de
puertas con secretos tan ‘Lubitschiano’.
Florence Vidor da muy bien con el papel complejo de los celos con su marido y el jugueteo con el socio de este, buena en las secuencias que debe transmitir fuertes emociones como la rabia o el dolor, sin caer en la sobreactuación facilona del cine mudo; Monte Blue está muy bien en su papel de esposo atrapado en los juegos de seducción de Mizzi, proyecta un carácter voluble simpático, con esa sonrisa histriónica, con un ademán de gestos propios del cine silente para traspasar las emociones sin hablar al espectador, como esa forma de tirarse del cuello, tiene buena química con Florence; Marie Prevost es estupenda como la obsesionada con Franz; Adolphe Menjou está sensacional como el altivo y flemático Josef, transpira en su rigidez pesadez pro el matrimonio, emitiendo con su mirada toda una gama de emociones contenidas, desde el cansancio vital, el desprecio, insatisfacción, o alegría por poder encontrar una salida a su infelicidad; Creighton Hale tiene el rol más antipático, y al que no sabe darle carácter, personaje irritante.
En la puesta en escena
destaca la cinematografía de Charles Van Enger (en cine mudo “El último
mohicano” o "El fantasma de la ópera"), manejando un surtido de elementos
modernos para su tiempo, alternando tomas generales, planos medios, picados, fundidos
encadenados, u primeros planos de detalles simbólicos tan de Lubitsch.
Spoiler:
Rush final: De este
enredo, Franz finalmente se sincera y recupera la confianza de su esposa,
mientras Mizzi y el Dr. Mueller se centran en el otro, y el profesor Stock se
queda sin su divorcio.
‘Maravillosa época de
Hollywood donde la producción cinematográfica era enorme. Como ejemplo: Adolphe
Menjou (Josef Stock) estrenó ese año, 1924, 10 películas; Monte Blue (Franz
Braun) apareció en otras 10; Marie Prevost (Mizzi) en 9; Creighton Hale (Gustav
Mueller) en 7; y Florence Vidor (Charlotte), estrenó 6.’
El "círculo"
del título se refiere al círculo de infidelidades (sospechadas o no) centrales
a la trama; La película fue rehecha en 1932 por Lubitsch y George Cukor como
Una hora contigo.
Monte Blue de nombre
real Gerard Montgomery (1887-1963), su primera película fue El nacimiento de
una nación (1915), en la que actuó como doble y extra. A continuación,
desempeñó otro pequeño papel en Intolerancia (1916). También fue doble de
riesgo o suplente de Sir Herbert Beerbohm Tree durante la realización de
Macbeth (1916). Poco a poco pasó a papeles secundarios para DW Griffith y Cecil
B. DeMille, y obtuvo su gran papel como Danton en Orphans of the Storm,
protagonizada por las hermanas Lillian y Dorothy Gish . Luego, saltó al
estrellato como un duro protagonista romántico junto con actrices destacadas
como Clara Bow, Gloria Swanson y Norma Shearer.
Me queda una comedia sofisticada
con grandes dosis de modernidad ingeniosa. Gloria Ucrania!!!
PD. Por cierto, me ha irritado
tener que ver tres veces en primer plano una carta.
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