martes, 18 de junio de 2024

 


EL INFIERNO. (1911)

Abandonen toda esperanza

Buscando en mi afán ‘arqueológico’ del cine he llegado a este film seminal del Séptimo Arte, obra silente italiano con 113 años de antigüedad, primer largometraje transalpino, adaptación libre de “Inferno”, extraído del segundo cántico de la Divina Comedia de Dante, tardó más de tres años en realizarse. Dante comenzó a escribir este poema alrededor de 1308 y completó el manuscrito en 1321, justo antes de su muerte, se publicó por primera vez como “La comedia de Dante Aligheri” (1472). La fantasmagórica obra trata sobre el viaje de Dante a través del más allá y consta de tres partes: Inferno (Infierno, Purgatorio) y Paradisio (Paraíso o Cielo). En esta película las representaciones del infierno de L'Inferno siguieron de cerca las de los grabados del famoso artista francés Gustave Doré (1832-1883) para una edición de la Divina Comedia, que eran familiares para un público internacional. Fueron tres los directores acreditados, Giuseppe de Liguoro, Francesco Bertolini y Adolfo Padovan, para un relato moralista de terror inquietante donde se advierte de las consecuencias de los pecados, sobre el dolor y sufrimiento eterno que aguarda a quienes sucumban a las bajas pasiones.

 

Tuvo que ser impactante para su tiempo, por la extraordinaria representación del Infierno en sus diferentes niveles, que cual pantallas de videojuego vamos entrando más en el Horror de estas fauces Avernales de la mano de Dante y Virgilio (este como guía), inicia una odisea cruenta por el Infierno habitado, como la Escitia de "brumas y lluvias eternas" que retratara Homero, con espeluznantes y pesadillescas criaturas. Apoyándose en unos valores de producción majestuosos para su tiempo, con decorados fastuosos, combinados con unos efectos visuales brillantes siempre en el contexto temporal), claramente influenciados por el mago del cine Georges Méliès. Liguoro en colaboración con el operador de cámara Emilio Roncarolo creó de efectos especiales (superposiciones y exposiciones múltiples, cables para personajes voladores y trucos de montaje ya probados para apariciones o metamorfosis), proyectando momentos formidables como la tormenta que azota a Paolo y Francesca y las filas de los lujuriosos, el encuentro de Dante y Virgilio con el gigante Anteo, la grandiosa cabeza de Lucifer (Augusto Milla) en primer plano comiéndose a un traidor (parece inspirada la imagen en el cuadro ‘Saturno devorando a su hijo’ de Goya), las bolas de fuego cayendo sobre cuerpos, aparece un hombre sin cabeza sujetándose la cabeza; es muy fácil adivinar cómo se hizo, pero el efecto es bastante, emplearon complejas técnicas de edición para crear este escalofriante Infierno. Como esas personas sin manos, piernas y uno decapitado que lleva la cabeza sostenida en su mano (Bertran De Born).

 

Una superproducción que con su éxito (recaudó más de dos millones de dólares sólo en Estados Unidos) dio impulso al cine Kolossal peplum italiano de mano de films como 'Cabiria' (1914) y 'La caduta di Troia' (1911). Con esta obra parteaguas el cine dio otro paso crucial en dejar de ser un producto de barraca de feria y convertirse en un espectáculo edificante que provoca emociones. 

 

Hay un montaje inicial que de pasada nos da una ojeada al inframundo, presenta fragmentos de desesperación cuyos personajes o escenarios aún no conocemos (revelados a lo largo de la película). El poeta Dante Alighieri despierta perdido en un bosque oscuro y ve la luz de la salvación en la cima de una montaña. Intenta llegar al lugar, pero en el camino es bloqueado por tres bestias salvajes, que simbolizan la Avaricia, el Orgullo y la Lujuria. Su musa Beatriz (tiene un fulgente halo brillante giratorio) ve la dificultad de Dante desde el Paraíso y desciende al Limbo y le pide al poeta Virgilio que rescate y guíe a Dante. Virgilio guía a Dante a través de los Nueve Círculos del Infierno para alcanzar la salvación en el Paraíso. Durante su viaje, Dante se encuentra con poetas y diferentes pecadores que son castigados por sus transgresiones, ello con variedad de torturas (ejemplo: Los derrochadores tienen que enrollar bolsas de oro alrededor de su círculo; Los hipócritas llevan mantos de oro por fuera pero llenos de plomo por dentro). Virgilio lleva a Dante a una cueva donde encuentran el río Aqueronte, aguas de brea con decenas de seres intentando salir en medio de quejidos, por aquí en su barca Caronte transporta las almas de los muertos al infierno. También ven al Cerbero de tres cabezas y a Gerión, una serpiente voladora con rostro de hombre. Ven al Diablo devorando a seres humanos enteros, arpías devorando los cadáveres de los suicidas, a un hombre malvado obligado a llevar su propia cabeza cortada por la eternidad, a personas medio enterradas en lava en llamas, etc.

 

Los dos protagonistas se encuentran con serie de personajes históricos anteriormente famosos cuyas almas fueron negadas tanto por el Cielo como por el Infierno (muchos de ellos conocidos por Dante, con los que parece ajustar cuentas a través de su poema) y escuchan algunas de sus historias contadas en flashback (Paolo y Francesca, Pier Delle Vigne y el Conde Ugolino. Estos personajes incluyen a Homero, Horacio, Ovidio, Lucano, Cleopatra, Dido, el traidor Caifo, el Conde Ugolino, Pedro de Vigna, Francesca Da Rimini y su amante Paulo, Bruto y Casio, Mahoma y Helena de Troya.

 

Son 54 cuadros -algunos divididos en varios planos- recogen todos los encuentros de Dante y Virgilio (respectivamente Salvatore Anzelmo Papa y Arturo Pirovano) con criaturas y personajes famosos, durante su descenso a los círculos y en los pozos infernales. Las tres fieras (interpretadas por actores disfrazados, excepto la loba, para la cual se utilizó un perro), Caronte, Minos, Paolo y Francesca, Cerbero, Ciacco, Filippo Argenti, Farinata degli Uberti y Cavalcanti, Pier Delle Vigne, Mahoma, el gigante Anteo, Ugolino (propio codirector Giuseppe de Liguoro), traidor, roe el cráneo de un arzobispo en el noveno círculo, el arzobispo, revela Ugolino, mató de hambre a toda su familia en la Torre Muda.

 

Cinta que provoca zozobra y te remueve si piensas en lo que tuvo que sentirse un espectador en 1911 cuando vio en pantalla la ceguera de Pier delle Vigne, el Círculo de los mutilados o las tétricas comidas de Ugolino y Lucifer, o el descenso al Malebolge a lomos del monstruo teriomórfico Geryon. Esos lares con cuerpos desnudos retorciéndose de angustia y dolor por el suelo, recordándose a las fotografías de Spenser Tunick, hileras humanas siendo fustigadas, ríos de brea humeante con condenados donde los demonios volantes los azuzan con horcas, las aguas fangosas de Tántalo, ese buitre que mastica los hígados de Ticio y de Prometeo en el Cáucaso, y más. Llama la atención una escena hoy día imposible de reproducir como es ver a Mahoma en el infierno, su pecho explota, dejando ‘aflorar’ sus entrañas. Los asesinos de Julio César sufren un tormento perpetuo, el propio César fue relegado al Limbo, paraíso inferior para aquellos que cometieron el terrible ‘error’ de existir en la Tierra antes que Cristo.

 

Tiene sus defectos que no hay que obviar, como que su duración exigua de apenas 70 minutos, provoca que haya que condensar un vasto relato; En realidad la película es un diario de viaje al Infierno guiados por Virgilio (que apenas interactúan con lo que ven Dante arranca un mechón de cabello a una cabeza que sobresale, esto es lo más), la mayor parte del tiempo solo observan) que se convierten en nuestros ojos en este Horror, mientras Dante se muestra aterrado y acobardado ante lo que asiste. No hay trama, solo la narración de lo que vemos, como nos cuentan lo que vamos a ver con interminables intertítulos (con breves pasajes de ‘La Divina Comedia’), y luego lo vemos plasmado en imágenes, pero no hay algo parecido a una historia con presentación, nudo y desenlace, no hay apenas diálogos, las actuaciones son planas, sin entidad dramática alguna, todo es un conjunto de viñetas espantosas en su exposición, pero a la que le falta que podamos empatizar con alguien en pantalla, con ello lo que queda es un encadenado de set pieces apabullantes visualmente, pero adoleciendo de capacidad de congoja. Tampoco en el aspecto de la realización es pionera, pues seguimos con la cámara estática filmando en planos generales cual tableaux vivants, destacando aun en las tomas estáticas hay profundidades campo donde se dan situaciones en primer y segundo plano, con secuencias tan tremebundas filmadas como el cruce del pantano de Estigia con el barquero Flegias, el tramo de las los herejes enterrados en tierras ardientes dejando afuera sus quejumbrosas cabezas, o como en alguna secuencia se colorean los fotogramas en rojo para potenciar las sensaciones de inmersión del espectador (el encuentro de Dante con Farinata degli Uberti). Destacando la cámara de Emilio Roncarolo por la forma en que gradualmente va el paisaje se va oscureciendo conforme nos adentramos más en los círculos

 

Spoiler:

 

Al final, Virgilio y Dante vuelven a emerger del Infierno a la superficie por la entrada de la gruta, enmarcados por una inmensa luz, desde atrás que nos hace verlos como dos siluetas a contraluz, en contraposición a la oscuridad del Averno.

 

Momento premonitorio cuando Homero, Horacio, Ovidio y Lucano aparecen y le dan al dúo viajero el saludo romano, unos años después del estreno de la película, sería adoptado por los fascistas mussolinianos en Italia y luego en la hitleriana Alemania como saludo.

 

Inferno es la primera película italiana de más de 1.000 metros, en cinco bobinas (en aquella época rara vez superaban las dos) con la que Milano Films, fundada dos años antes y activa hasta 1926, dio su contribución fundamental a la carrera por la legitimación cultural y artística. ennoblecimiento del cine, como ya venía ocurriendo desde hacía algunos años entre las distintas productoras italianas y francesas. Y lo hizo ante todo recurriendo a una de las mayores obras maestras de la historia de la literatura, nacional y mundial. Legitimación que pretendía, entre otras cosas, atraer al teatro al público burgués que prefería ir al teatro, dado que hasta entonces la imposibilidad de una narrativa articulada pesaba sobre la mayoría de las películas de la época, también por la corta duración, y sobre todo por la falta de expresión. Por ello se los consideraba carentes de valor artístico, al nivel de los espectáculos de feria (donde se habían exhibido hasta unos años antes, es decir, antes del nacimiento de los cines), aptos para un público proletario y de pocas pretensiones. Con un presupuesto de unas cien mil liras, Inferno fue la película más cara jamás producida en Italia hasta ese momento: las obras comenzaron ya en 1909, cuando Milano Films todavía se llamaba SAFFI-Comerio, y el estreno fue muy publicitado, gracias sobre todo a las estrategias del distribuidor y crítico napolitano Gustavo Lombardo que, entre otras iniciativas, solicitó, por primera vez en el cine italiano, la inscripción de la película en el registro público general de obras protegidas. Sin embargo, la obtención del "copyright " no impidió que otra productora, Helios Film de Velletri (activa de 1908 a 1916), se adelantara a su competidor produciendo una película "gemela", sobre el mismo tema y con el mismo título, pero mucho más corto (unos 400 metros) y, por tanto, relativamente más sencillo de crear. Así, un segundo Infierno, dirigido por Giuseppe Berardi y Arturo Busnengo -que también crearon el Purgatorio al año siguiente- vio la luz tres meses antes que su rival, con sólo 25 cuadros y algunas concesiones al erotismo (la desnudez de los condenados, la de Francesca pechos desnudos), también gozando de cierto éxito. Pero no tanto como la esperada superproducción de Milano Films, cuyo estreno coincidió aproximadamente con la fecha del cincuentenario de la Unificación de Italia, que se estableció como fiesta nacional en 1911. Sin olvidar que aquí también hay una generosidad inusitada al mostrar la desnudez (mayoritariamente masculina), nunca como un fin en sí mismo y al amparo de lo que se promovió -y ciertamente lo fue- como gran operación cultural nacional/ Desde hacía algunos años, el cine italiano exploraba la posibilidad de transposiciones de episodios individuales de Dante: en 1908 se estrenó Pia de' Tolomei , creada por la Società Italiana Cines de Roma por Mario Caserini y revivida dos años más tarde por Film d'Arte Italiana. ; en 1909 le tocó el turno a Il Conte Ugolino , protagonizada por Giuseppe De Liguoro para Itala Film, y quizás también dirigida por él (pero también se cree que pudo haber sido realizada por Giovanni Pastrone); al año siguiente, finalmente, Francesca da Rimini , producida por Film d'Arte Italiana y dirigida por Ugo Falena (que se centró en la estrella en ascenso de Francesca Bertini), de la que los milaneses ya habían realizado una primera versión del mismo nombre. Comerio en 1908 Ahora tocaba completar la ardua tarea de trasladar a la pantalla todo el primer cántico de la Divina Comedia/

 

De los tres nombres a los que se atribuye la dirección, o más bien la "dirección artística" -los términos "director" y "director" aparecerán mucho más tarde, entre finales de los años veinte y principios de los treinta -, el único que Tuvo experiencia en el campo del cine fue el napolitano Giuseppe De Liguoro (1869-1944), quien fue director artístico de Milano Films. Después de ser actor y director de teatro, De Liguoro pasó al cine, donde dirigió, y a menudo escribió y protagonizó, un buen número de películas. En L'inferno interpreta el papel de tres de los condenados más ilustres: Farinata degli Uberti, Pier Delle Vigne y el Conde Ugolino, papel ya había desempeñado en la película homónima de 1909 Adolfo Padovan, de Lombardía, fue principalmente hombre de letras y filósofo y no hizo del cine su profesión, sin embargo parece que fue responsable del cuidado y precisión en la compleja transposición cinematográfica del cántico, así como de la redacción de los pies de foto, que ocupan los puntos más importantes pasajes conocidos del poema. Por último, hay pocas noticias sobre el veneto Francesco Bertolini: era contable y había formado parte del consejo de administración de Saffi-Comerio.

 

A pesar de su importancia histórica y del éxito mundial que alcanzó, tras la llegada del sonido L'Inferno quedó en el olvido, hasta su redescubrimiento y restauración en 2002, ocasión para la que Tangerine Dream compuso una nueva banda sonora; Una restauración posterior fue realizada en 2011 por el laboratorio L'image Ritrovata de Bolonia. A pesar de estas importantes intervenciones, algunos segmentos todavía muestran signos de deterioro de la película en que evidentemente no fue posible intervenir, como la escena de Cerberus o la del octavo caos (los asesores fraudulentos). Sin embargo, la limpieza de imágenes y restauración de colores originales lo devuelven casi a su esplendor original.

 

L'Inferno se proyectó por primera vez en Nápoles, en el Teatro Mercadante, el 10 de marzo de 1911. Un éxito internacional, recaudó más de 2 millones de dólares en USA, donde su duración dio a los propietarios de los cines una excusa para aumentar los precios de las entradas.

 

Reverencia subrayada, también en clave patriótica, por la imagen final del monumento a Dante de Trento (1896), obra del florentino Cesare Zocchi: sin embargo, la censura intervino en esta toma en 1914, en vísperas de la Primera Guerra Mundial, solicitando su eliminación.

 

Muchas escenas se rodaron al aire libre, lo que era inusual en la época, y precisamente en las montañas del sur de Grigna (la entrada al infierno), en Mondello, en el lago de Como, en Carimate, cerca del arroyo Serenza (para el lago de brea del pozo de los trueques, la quinta) y en los alrededores de Génova, en Arenzano. Toda la primera parte del descenso, desde Selva hasta Limbo, se desarrolla entre montañas, laderas, ríos y bosques.

 

Es el Cine haciéndose mayor ante nuestros ojos, aun con sus defectos, apasionante en sus virtudes.. Ucrania!!!

 

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