sábado, 22 de junio de 2024

 


LA INVASIÓN DE LOS LADRONES DE CUERPOS

 

Cautivador film de ciencia ficción, una de esas obras serie b que se han convertido con el tiempo en película de culto que ha influenciado a michos posteriormente, e incluso ha dado lugar a varios remakes. Dirigida con pulso tenso fascinante por Don Siegel, adaptando el guion de Daniel Mainwaring (“Retorno al pasado”), que se basa en la novela de ciencia ficción de 1954 de Jack Finney “The Body Snatchers”, estrenada por Allied Artists Pictures como un largometraje de sesión doble con la película británica de ciencia ficción “The Atomic Man”. Para un relato con muchas similitudes con films pretéritos como "El Enigma de Otro Mundo" (por aquello del origen vegetal del invasor) e "Invasores de Marte" (por la posesión de los cuerpos humanos), pero esta pule en mucho, taras de las referidas, creando una cinta pesadillescas,

 

Este un relato sombrío que sabe impregnar al espectador de la ansiedad y claustrofobia ambiental increscendo dramático que nos cala, indagando en los peores miedos del ser humano, donde la gente que conoces pierde su identidad y con ella su alma y por ende su capacidad de sentimientos, unos doppelgängers ataráxicos, sin emociones nada de monstruos alienígenas o ejércitos de platillos volantes invasores, aquí con elegancia se acude a que el Ogro puede ser cualquiera en el que confíes, cualquiera en quien deposites tu confianza. Los comunistas eran vistos como gente fría, sin sentimientos, apoyándose en su ideología colectivista de querer ser todos iguales, con pensamientos comunales que deshumanizaban en sus ansias de cortarlos a todos por el mismo patrón. Indagando en ese miedo de la Guerra Fría de la Quinta Columna de comunistas que (según la leyenda urbana) podría estar ‘hibernando’ en tu vecindario, por lo que es claramente una alegoría política marcada. Curiosamente este simbolismo político se puede ver en dos sentidos contrapuestos, pues también se puede entender como una sátira sobre la Caza de Brujas del paranoico senador McCarthy que veía antiestadounidenses por todas partes. Es destacable como sutilmente se ataca a la psicología y como esta pretende ser demasiado inteligente para explicar lo que en realidad no sabe, con diagnósticos tan volátiles como la “histeria colectiva” y “alucinaciones”.

 

La trama de la película trata sobre una invasión extraterrestre que comienza en la ciudad ficticia de Santa Mira en California. Las esporas de plantas alienígenas cayeron del espacio y se convirtieron en grandes vainas de semillas, cada una de las cuales es capaz de producir una copia visualmente idéntica de un ser humano. A medida que cada cápsula alcanza su pleno desarrollo, asimila los rasgos físicos, recuerdos y personalidades de cada persona dormida colocada cerca de ella hasta que sólo queda el reemplazo; estos duplicados, sin embargo, están desprovistos de toda emoción humana. Poco a poco, un médico local encarnado por una algo histriónico Kevin McCarthy, descubre esta invasión "silenciosa" e intenta detenerla, acompañado de su interés romántico al que da vida Dana Wynter. En este argumento si que está justificado este romance, aunque resulta atropellada la forma en que se da, si está orgánicamente enlazado al relato, ello para mostrar la capacidad de amar frente a los antagonistas asentimentales.

 

La historia se narra en racconto, arrancando en un psiquiátrico donde un paciente muy alterado cuenta a un psiquiatra lo que le ocurre: “Todo empezó el jueves pasado, al menos para mí. A primera vista todo parecía igual… pero no lo era”, describiendo el ambiente de la pequeña población de Santa Mira a su regreso de un congreso médico. Tras ello los elementos de misterio se acumulan con un ritmo trepidante, un niño dice que su madre no lo es, una mujer dice que su tío es un extraño, la sala de espera siempre atiborrada de enfermos ahora vacía: Hasta que todo implosiona con la llamada telefónica de un amigo Jack Belicec (Carolyn Jones), que ha encontrado un cuerpo extraño sin vida en su mesa de billar (arbitrario esto, pues luego nos ente5ranmos que estos invasores trabajan en los sótanos o invernaderos, nunca a la vista humana con sus vainas) y que el protagonista define como: “Todavía no terminado, como la primera impresión de una moneda”. Y entonces del ritmo se acelera aún más, el temor a lo desconocido acucia aún más el n o poder confiar en nadie, el creer en peligro letal a tus seres queridos (esa toma del del doctor bajando en marcha del coche para ir en auxilio de su amada). Comenzando entonces una huida hacia adelante ambos, escondiéndose en la consulta desde donde habrá una delas mejores secuencias, en modo circular al inicio vimos como el doctor observaba las rutinas del pueblo un día cualquiera ahora hace lo mismo viendo la calle y la plaza, pero de pronto todo el pueblo al unísono se congrega en la plaza, cual masa uniforme se acercan a escuchar a un policía que les reparte por tres camiones recién llegados que les da vainas para ir por los pueblos colindantes para continuar su invasión. Secuencia que seguro influenció a Peter Weir para una similar en “El Show de Truman” (1998), que luego este gentío ordinario se convierten como en el referido film de los 90, en una horda persiguiendo a la pareja. La angustia y desazón aumenta en este rush final donde no parece haber lugar donde escapar, además con el peligro cual “Pesadilla en Elm Street” de que no pueden quedarse dormidos (esto realmente es muy tramposo, *spoiler), pues entonces se convertirán en aliens. La sensación de aislamiento, de peligro psicológico te cala. Llegando al zenit en la secuencia nocturna en la carretera, donde la esquizofrenia más paranoica es transmitida acentuada por ese primer plano en que el protagonista parece hablar al espectador aterrorizado. Aunque luego hay un alargue que traiciona el sentido del film, y que fue impuesto por los productores (Spoiler).

La puesta en escena destaca sobremanera por la fenomenal fotografía en glorioso b/n de Ellsworth Fredericks (“Sayonara” o ·”Siete días de mayo”), con marcados contrastes de grises, pero sobre todo proyectado la angustia atmosférica que nos baña con este estado de ánimo agobiante ante sentirnos solos en el mundo, ello maximizado por tomas singulares, ángulos extraños, contrapicados, subjetivos (como el de la pareja escondida bajo unos tablones en la mina que deriva en nadir), o primeros planos inquietantes; Ello adornado por la climática música de Carmen Dragon (“Las modelos” o “Levando anclas”), crea clima de misterio. Nombre singular par aun hombre (¿?).

 

Spoiler:

 

La película tiene algunas taras que la impiden elevarse más:  Está el romance exprés que se da entre el doctor y la recién llegada de Reino Unido, antiguos novios de juventud, que ella rechazó ir a más y lo abandonó. Ahora, tras cinco años sin verse, lo hacen e ipso facto se enamoran, no tiene sentido esto. Entiendo que este romance se da para potenciar la diferencia con los aliens sin sentimientos, pero podría haber sido un matrimonio o unos novios de tiempo, no esta impostada pareja; Tampoco es de recibo como el padre de Becky se toma le allanen la casa y pille en fraganti a tres tipos en el sótano a las tantas de la noche, y es que lejos de enfadarse parece tomárselo poco más que a broma; Desatino es explicar la mecánica caótica de engendrarse estos seres. Lo hacen en vainas, al parecer haciéndose por el aire con todo el ADN y mentalidad de sus ‘vampirizados’ y luego haciéndolos suyo dentro de la vaina, y cuando el ‘clonado’ duerme este al parecer muere y toma su puesto el clonado. Entonces que ocurre con los cuerpos de los originales? Pero el colmo es cuando en el tramo final Becky se queda dormida, entonces quien debe ‘nacer’ es el clon vegetal haya donde esté y la verdadera Becky morir, pero NO! Sin sentido alguno tras cerrar los ojos unos segundos los vuelve a abrir ya como el Alíen, entonces que sentido tiene las vainas? Es como si esta escena la hubiera escrito alguien ajeno al resto de la trama, ridículo!; Tampoco es que las actuaciones, sean anda especial, ni Kevin McCarthy, ni su partenaire Dana Wynter pasan por mucho del aprobado con unas actuaciones poco inspiradas, aunque McCarthy tiene el gran momento con la histeria en medio delos coches.

 

Momentos recordables (aparte de las ya mencionadas: La secuencia en el invernadero, cuando vemos por vez primera emerger a los Aliens de su vaina, perturbador; El tramo en que es pillada la pareja en la consulta, lejos de ser unos monstruos, se comportan los invasores con mesura y flema, nada de agresividad, todo lo contrario que se podría esperar; Cuanfdo desde la mina el doctor oye una música religiosa, y Becky dice: “Nunca he escuchado algo tan bello. No somos los únicos que conocen el amor”, y Miles sale a investigar esperando hallar, pero…; Ese tórrido, húmedo y turbador beso que se dan el doctor y Becky sobre el suelo embarrado de la mina, justo antes de que ella se venza y cierra los ojos presa de Morfeo y vuelve a abrirlos pero ya no es ella; La escena en la noche con Miles desesperado buscando ayuda entre los autos, y todos lo toman por loco, se engancha a la parte trasera de una camión y entonces ve que lleva vainas y hay el mítico primer plano de McCarthy ido.

 

"En mi profesión he visto cómo algunas personas iban perdiendo su humanidad, pero eso ocurre lentamente y no de pronto, no se dan cuenta.”

 

Rush final: Camiones llenos de cápsulas llegan al centro. Becky y Bennell escuchan mientras el jefe Nick Grivett ordena a los demás que los lleven a pueblos para plantarlos y utilizarlos para reemplazar sus poblaciones. Kauffman y Belicec llegan a la oficina de Bennell con cápsulas para Becky y Bennell. Se revela que una raza de impostores alienígenas es responsable de la invasión y que, si no se los detiene, la humanidad perderá todas las emociones y el sentido de individualidad. Bennell y Becky escapan de la oficina. Para evitar ser capturados, imitan los gestos de los impostores y fingen ser parte de la enorme multitud de habitantes reemplazados. Sin embargo, Becky, presa del pánico, grita y su reacción expone su humanidad a los extraterrestres. Suena una alarma y la pareja huye a pie. La pareja logra escapar y esconderse en una mina en las afueras de la ciudad, sin embargo, después de un tiempo escondidos, escuchan música y Bennell deja a Becky brevemente para investigar. Ve una granja con cientos de cápsulas cargadas en camiones. Bennell regresa para contárselo a Becky, pero se da cuenta de que ella se quedó dormida antes de que él pudiera regresar y ahora es uno de ellos. Becky hace sonar la alarma mientras Bennell huye. Desesperado, grita a los conductores en la carretera pidiendo ayuda. Bennell termina su historia. El Dr. Hill y el médico salen al pasillo. Un conductor llega a la sala en una camilla después de haber resultado herido en un accidente. El asistente cuenta que hubo que sacar al hombre de debajo de un cargamento de cápsulas misteriosas que venían de Santa Mira. El Dr. Hill alerta a la policía para que bloquee las carreteras de entrada y salida de Santa Mira. La película termina con Bennell aliviado cuando Hill llama a la Oficina de Investigaciones.

 

Tanto Siegel como Mainwaring quedaron satisfechos con la película tal como se rodó. El final original no incluía el encuadre del flashback y terminó con Miles gritando cuando camiones llenos de cápsulas lo adelantan en la carretera. El estudio, cauteloso de una conclusión pesimista, insistió en agregar un prólogo y un epílogo que sugirieran un resultado más optimista a la historia, lo que llevó al encuadre del flashback. En esta versión, la película comienza con Bennell detenido en la sala de emergencias de un hospital, contándole su historia a un psiquiatra (Whit Bissell). En las escenas finales, se descubren cápsulas en un accidente de carretera, lo que confirma la advertencia de Bennell, y se alerta a las autoridades. Esto vas en contra de la idea general de la historia de la desconfianza total en el sistema que debía protegernos, le dan la vuelta como a un calcetín en la última escena y ahora si se puede confiar en el sistema, grimante.  La novela de Jack Finney termina con los extraterrestres, que tienen una vida útil de no más de cinco años, abandonando la Tierra después de darse cuenta de que los humanos ofrecen una fuerte resistencia, a pesar de tener pocas posibilidades razonables contra la invasión alienígena.

 

Originalmente, el productor Wanger y Siegel querían filmar La invasión de los ladrones de cuerpos en Mill Valley, California, ciudad al norte de San Francisco, que Jack Finney describió en su novela. La ubicación resultó demasiado costosa, y Siegel, con los ejecutivos de Allied Artist, encontró ubicaciones se parecían a Mill Valley en el área de Los Ángeles, incluidas Sierra Madre, Chatsworth, Glendale, Los Feliz, Bronson y Beachwood Canyons, todas las cuales formaron la ciudad ficticia de "Santa Mira" para la película. Además de estos lugares al aire libre, gran parte de la película se rodó en el estudio de Allied Artists en el lado este de Hollywood.

 

La invasión de los ladrones de cuerpos fue seleccionada en 1994 para su conservación en el Registro Nacional de Películas de los Estados Unidos por la Biblioteca del Congreso por ser "cultural, histórica o estéticamente significativa".

 

El futuro director Sam Peckinpah tuvo un pequeño papel como Charlie, un lector de medidores. Peckinpah fue entrenador de diálogos en cinco películas de Siegel a mediados de la década de 1950, incluida ésta.

 

Notable film de terror psicológico. Gloria Ucrania!!!

 

PD.Se han realizado tres adaptaciones posteriores de “The Body Snatchers: Invasion of the Body Snatchers” (1978), “Body Snatchers” (1993) y “The Invasion” (2007).

 

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