CARRETERA PERDIDA.
Fascinante film de culto David
Lynch (como los son todos los suyos), no apto a todos los paladares cinéfilos, embriagadora
obra que parece salida de una mente enfermiza y que quiere transmitirnos su
retorcida patología mental, una absorbente obra que mezcla malsanidad el cine
negro, el terror, el psycho-thriller, y todo sazonado con alegorías, simbolismos
y ambientación que emiten misterio gótico. Lynch
co-escribió el guión junto a Barry Gifford (“Corazón salvaje” o
“Perdita Durango”), uno de los puntos de partida fue el interés de Lynch por una casi
desconocida enfermedad llamada fuga psicogénica (conocida como fuga
disociativa) en que el enfermo construye una nueva personalidad huyendo de la
anterior a consecuencia de un trauma o sentimiento de culpa. La cinta tiene su
fuerte en la cantidad de sublecturas que tiene este relato con trazos de
surrealismo abstracto, con efluvios pesadillescos, donde realidad y
ensoñaciones se mezclan sin saber bien que es verdad y que fantasía del
subconsciente, donde la lógica es algo que ni está si se le espera, con lo que
la película se convierte en un ente vivo que gana cada visionado,
descubriéndose detalles nuevos que dan un enfoque diferente, derivando en que
cada espectador tendrá su propia explicación a lo visto. Lynch nos embarca en
una odisea con tintes existencialistas a la complejidad del tormento mental,
donde los sentimientos de culpa, las ansias de redención, los celos, la
búsqueda de la identidad personal, y la locura se confunden en una espiral
delirante que no te dejará indiferente. Fueron las últimas apariciones en una
película de Robert Blake, Jack Nance, y Richard Pryor, así como el debut en cine
del andrógino cantante Marilyn Manson.
Fred Madison (Bill Pullman) es un saxofonista en Los ángeles, tiene una bella y enigmática
esposa, Renée (Patricia
Arquette de morena). A su casa
comienzan a llegar cintas VHS con grabaciones domésticas inquietantes. Tras un
sangriento incidente Fred entra en prisión por asesinato, ello cuando este no
recuerda haber hecho nada. Entonces el protagonista se torna un joven, Pete
Dayton (Balthazar Getty), mecánico de automóviles, en
el taller traba relación con un cruento gangster, Sr. Eddy (Robert Loggia ), este tiene de amante a la bella Alice Wakefield (Patricia
Arquette de rubia). Tendrán
importancia en el relato: Andy (Michael Masse), amigo de Fred, un pálido y
tétrico tipo (Robert Blake), y dos agentes de policía, Al (John Roselius), y Ed
(Louis Eppolito).


Es una turbadora obra que se
convierte en un viaje al fondo de la demencia, un submundo filtrado
(probablemente) por la enfermiza mente de Fred Madison, esto remarcado cuando
el protagonista dice “Me gusta recordar las cosas a mi manera, no
necesariamente como han ocurrido”, con lo que vemos puede ser una idealización
perturbada y alambicada de una realidad alternativa, donde las obsesiones,
miedos y bajos instintos son retorcidos por el enfoque distorsionado del
realizador de Montana. Y es que el director es un maestro haciendo sentir
incómodo al espectador, removiéndolo, haciéndolo reflexionar sobre lo que ve,
emitiendo emociones encontradas, sabiendo dosificar los momentos impactantes,
enmarcándolos en clima convencional, para cuando estos se dan shockearnos,
salpicando el metraje (como en Lynch es habitual) con sugestivas dosis de sensualidad,
de violencia salvaje y con goteo de humor negro. Un descenso escalofriante a un
apocalipsis mental, una inmersión de resonancias alucinógenas en que te
sentirás zarandeado por esta narración lisérgica, donde los sonidos (y ruidos),
las luces, las frases sueltas que parecen inconexas, los personajes
excéntricos, se dan cita en un universo opresivo y asfixiante, salido del
subconsciente ácido de un ser inseguro y dubitativo, que parece corroído por
dentro, un recorrido laberíntico en el que Lynch está más preocupado de
componer un microcosmos decadente inundado de preguntas que dar respuesta
(ninguna da), un rompecabezas de piezas que provocan y descolocan inquietan;
cortinas rojas (símbolo freudiano de la locura), teléfonos que suenan constantemente,
desapariciones y apariciones fantasmales, luces parpadeantes, mensajes en
telefonillos, relámpagos, cintas de video sombrías, llamadas de teléfono
sórdidas, un tipo pálido, cinturones de seguridad sin poner, y más detalles.
Lynch da pistas sobre lo que
veremos ya desde su hipnótico arranque, durante los créditos iníciales vemos de
noche como un auto va iluminando a gran velocidad las líneas (medianeras) de
una carretera, ello mientras de fondo se oye el tema de David Bowie “I’m
dangered”, sea, traducido sería “Estoy loco”, proponiendo ya la entrada a esta
historia sobre la locura, donde no parece haber ni principio ni final, más bien
puede ser algo circular, una especie de condena que entroncaría con “El mito de
Sísifo”, una carretera sin meta.


Cinta partida en dos
notoriamente: En la primera el protagonista es el saxofonista Fred y su
relación extraña con su hermosa y voluptuosa esposa. Los ambientes son
sofisticados, como la vivienda de diseño moderno, el salón donde toca Fred o el
lugar de la fiesta. Esto se mezcla con la llamada al telefonillo “Dick Laurent está muerto”, la llegada de las
cintas de video, las visiones terroríficas de Fred, o la aparición del lúgubre
tipo pálido. Este tramo es de cadencia más lenta, pausada, a ritmo de jazz, donde
el clima gradualmente creced en absorbente; En el segundo tramo el protagonista
pasa a Pete, un mecánico joven y mujeriego que vive con sus modernos padres
(visten de vaqueros y con chupa de cuero). El escenario pasa a ser más mundano,
la casa donde reside Pete es modesta, trabaja en taller grasiento, lleva una
moto, con lo que el contraste es diáfano. El ritmo es más acelerado, más a
ritmo de rock. Aquí lo desconcertante continua, la protagonista del primer
bloque aquí es el mismo cuerpo pero con otro nombre y rubia, aturdiendo al
espectador a lo Buñuel, eclosionando un villano a lo Dennis Hopper en
“Terciopelo azul”, brutal, atávico, impulsivo, y muy celoso. Aquí al igual que
en el primer segmento los celos y la duda es el motor, donde lo figurado se funde
con lo real y viceversa, perdiéndose por el camino cualquier anclaje sólido; Y
en su rush final las dos se van entremezclando para volver a dar dos guantazos
(figurados) al espectador que debe ir recomponiendo este aparente castillo de
naipes, donde las preguntas se amontonan cual torrente; Los dos protagonistas
(Fred y Pete) son la misma persona? Cuál de los dos es real? Lo son los dos? Lo
es ninguno? Son las protagonistas
femeninas (la misma actriz, morena y rubia) diferentes o la misma persona? Cómo puede un hombre estar en dos
lugares al tiempo? Quien es el tipo pálido sin cejas? Preguntas sin respuestas.

Bill Pullman borda su papel
de inseguro saxofonista casado con una femme fatale (o no), su rostro denota
desorientación y dudas, estando maravilloso cuando toca el saxo. Rosanna
Arquette está magnífica en su rol de mujer fatal, envuelta en un halo de
misterio, destilando sensualidad, sex-apple, belleza, encanto, y ello con pose
de ingenua, formidable actuación de manipuladora, en una dualidad interpretativa
a la que impregna de matices. Balthazar
Getty está soso e inexpresivo en
su papel de rebelde juvenil, le falta dimensión dramática para potenciar su
personaje. Robert Logia está magno en su villano histriónico, arrollador,
carismático, poderoso, enérgico, eléctrico, sublime desbordando la pantalla con
su vis salvaje. Años antes, Logia había
expresado su interés en el papel de Frank en “Blue Velvet” (1986), se presentó a una audición, sin saber que Dennis Hopper ya había sido elegido, y se
puso a esperar tres horas, esto lo enfureció, siendo el big bang saber que ya
había sido escogido Hopper, entonces Logia lanzó en una diatriba de
improperios, esto se mantuvo en la cabeza de Lynch durante años y finalmente
esto le hizo llamarlo para Mr. Eddy. Robert
Blake compone al misterioso hombre sin nombre, de imagen pálida y sin cejas,
emitiendo inquietud, siendo el propio actor responsable de la apariencia
y el estilo de su personaje, que decidió cortarse el pelo corto, la raya en
medio, y aplicarse maquillaje kabuki en su rostro, se puso un traje negro y se
acercó a Lynch, y a este le entusiasmó la creación.



La puesta en escena resulta
clave (como en toda la filmografía de Lynch) para transmitir al espectador el
estado permanente de zozobra, con un excelente diseño de producción de Patricia
Norris (“Scarface” o “12 años de esclavitud”), filmándose en diferentes lugares
de california (Para la casa de Fred en Los Ángeles, que era la propia de David
Lynch, diseñada por él mismo, el Lost
Highway Hotel en el Death Valley, en el desierto Mojave,...), estos lares
filtrados por la expresionista fotografía de Peter Deming (“Mulholland Drive” o
“Oz, un mundo de fantasía”), jugando con el cromatismo, con los rojos y el negro, símbolos de la pasión, la mentira, la traición, y
por ende de los celos, ejemplo el rostro de Fred iluminado por el rojo cuando
telefonea a su esposa y esta no responde, o el
simbolismo Lynchiano de la operística cortina roja (“Twin Peaks”) como elemento
físico separador entre dos mundos (el real y el onírico-pesadillesco), con
encuadres singulares, con la semi-oscuridad, con las penumbras, con las
sombras, en una labor sugestionable fenomenal. Se suma un score tremebundo,
compuesto por el músico fetiche del realizador, Angelo
Badalamenti (“Terciopelo azul” o “Mulholland Drive”), con Trent Reznor (“La red social” o “Seven”) que añade los
temas que se oyen en que Fred y Renee ven las cintas de vídeo, Lynch eligió dos
canciones de la banda alemana Rammstein "Heirate
Mich" y "Rammstein",
con el terma de apertura de David Bowie “I’m deranged”, Marylin Manson con “I
put a Shell on you” y “Apple of sodom”, Nine Inch Nails con “The perfect drug”,
Lou Reed con “The magic momento”, The Mortal Coil con “Song to the siren”. Todo sumado crea una atmósfera cuasi-lisérgica que
atrapa al espectador de principio a fin en su enrarecidas redes.

Spoiler:
Mis teorías:
Primera teoría: Fred conoce a
Reneé, actriz porno y bajo la tutela de Andy y Dick. Fred cree su mujer ha
dejado el porno, pero sus vidas se convierten en pura rutina, donde se sugiere
el es impotente. El protagonista no puede mantener relaciones sexuales con su
mujer y se centra principalmente en su música. La mujer, en cambio vuelve a sus
películas bajo la mano de Dick y Andy, con los que probablemente mantenga
relaciones, llegando a decirle ella "nunca me tendrás", es decir,
nunca le ha sido fiel. Una de las noches Fred se da cuenta de todo y decide
matarlos a los tres. Por la razón que sea su mente se nubla y sus recuerdos
desaparecen. Una vez en la cárcel, Fred empieza a recordar, empiezan sus
remordimientos y es cuando su mente empieza a desvanecerse, no duerme y eso le
lleva al médico de la cárcel que le receta alguna droga para dormir. Bien por
la droga o bien por una primera descarga eléctrica, su cerebro hace crack (estado de fuga o fuga
psicogénica) y comienza a tener recuerdos bajo otra personalidad (Pete).[Dixit]

Segunda teoría: El comienzo muestra
que alguien toca el timbre y dice: "Dick Laurent ha muerto", Fred
confundido abre la ventana y no ve a nadie, a los segundos escucha sirenas de
la policía: significa que el subconsciente de Fred le recuerda ha matado a
alguien, pero no recuerda a nadie con ese nombre. Fred es un hombre que sospecha de su mujer. Un
día la sigue hasta un hotel (el Lost Highway Hotel) y la descubre con otro
hombre (Dick Laurent). Espera a que ella se vaya y dispara contra él. Vuelve a
casa y mata a su mujer. Al amanecer se da cuenta de lo que ha hecho, de que va
a ser detenido, juzgado y quizás ejecutado. Fred imagina entonces cómo habrían
sido las cosas en un mundo idealizado. En este momento sufre un shock (estado
de fuga o fuga psicogénica) en el que comienza a volverse loco, cuando Fred
toma la carretera a ninguna parte a la que alude el título. La locura de Fred puede haber dado inicio en
el momento mismo en que comienza la película, él sentado en la cama, al
amanecer, fumando un cigarrillo después de haber matado a su esposa. [Dixit]
Fred Ha sido condenado por
matar a su mujer a morir en la silla eléctrica y está en el corredor de la
muerte: Los teléfonos sonando pueden ser el sonido de los pulsadores de las
puertas de la cárcel; Se oye ladrar al perro del guardia (en la paranoia es el
perro del vecino); Se oye cómo se abren/cierran las puertas del corredor de la
muerte (él las oye como truenos); Se ven relámpagos varias veces, que pueden
ser las descargas eléctricas; En la cárcel le duele constantemente la cabeza y
puede ser que le estén electrocutando en la silla; Esto entroncaría con las
heridas que le aparecen en la frente, que son quemaduras; Más adelante,
convertido ya en el chico mecánico, ve cómo mueren unas mariposas al acercarse
a una bombilla encendida. Le da tal desasosiego (referencia a la silla eléctrica)
que tiene que marcharse de la habitación; La escena final de la huída por la
carretera es él mismo sentado en la silla eléctrica. [Dixit]

Y las teorías se funden al
final en esta: La transformación de Feed en Pete, veinteañero ha sufrido
especie accidente (no sabremos qué le sucede), trabaja en un taller y tiene una
novia. Puede ser la idealización de lo que Fred querría ser, chico joven, atractivo,
y mujeriego (en contraste con el impotente Fred), su novia Sheela podría ser la
idealización de lo que Fred querría de su esposa, cariñosa, abnegada e ingenua,
y no una ex actriz porno Su vida cambia cuando conoce a Alice, una actriz porno
y querida del Sr. Eddie. En realidad Alice es Renee y el Sr. Eddie es Dick.
Ficción mezclándose con realidad. Hasta Alice le dice a Pete que nunca será
suya y éste vuelve a ser Fred, que descubre a Renee con Dick... y se
desencadena todo. El Sr. Misterioso parece ser la puerta (de su conciencia
perturbada) hacia la locura, el odio, el asesinato,... La escena final es
simplemente la representación de la ejecución de Fred en la silla eléctrica. La
frase de "Dick Laurent está muerto" puede ser un nexo para unir los
dos extremos de un círculo; Aunque al final el recuerdo de la femme fatale de
su mujer le persigue, personalizada en la rubia; El productor (por el que tiene
devoradores celos) de cine porno para el que trabajaba Renée es personificado
en su subconsciente por el gangster Mr. Eddy; Tras asesinar al director, miran
una foto donde aparece su mujer como ella misma (con pelo negro) y como la
femme fatale (rubia). Entonces pregunta "eres tú las dos?". Es la
única escena que relaciona su mujer (de pelo negro) con los otros dos tipos.
Ella responde "yo soy ésta" (la rubia). [Dixit]

Momentos recordables: El tipo
pálido “Ahora mismo estoy en su casa
[...] llame”; El sensual momento de la aparición de Alice en el taller bajo los
acordes del "This Magic Moment" de Lou Reed; El tramo salvaje de los problemas
de no guardar la distancia de seguridad; El ácido comentario de uno de los
polis que vigilan a Pete "Ese chico recibe más coño que un asiento de
sanitario"; El empresario del porno con la cabeza incrustada en la mesa de
cristal; Todo el desconcertante tramo final en la playa, culminando con Fred-Pete
en la huida a ninguna parte, alegría de su prisión mental.
Subyugante film salido de la
mente del singular David Lynch, de los que te dejará zarandeado. Fuerza y
honor!!!
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