lunes, 13 de marzo de 2017




EL HOMBRE ELEFANTE.

Resultado de imagen de the elephant man 1980 filmResultado de imagen de the elephant man 1980 filmObra Maestra Atemporal y Universal del Séptimo Arte realizada por el singular David Lynch en su segunda dirección, una magna oda a la humanidad, a la belleza interior, y un guantazo a los prejuicios y a las falsas apariencias. Un drama basándose en la odisea vital de Joseph Merrick (a quien llama el guión John Merrick), hombre deformado severamente a finales del siglo 19 en Londres  protagonizado de modo sensible (que no sensiblero) por un irreconocible John Hurt,  secundado de modo maravilloso entre otros por Anthony Hopkins, Anne Bancroft, John Gielgud o Freddie Jones, guión adaptado por Lynch, Christopher De Vore (“Hamlet”) y Eric Bergren (“Frances”)de la obra de Frederick Treves “El hombre elefante y Otras Reminiscencias” (“The Elephant Man and Other Reminiscences”, 1923), mezclado con  “El hombre elefante: Un Estudio en la dignidad humana” (“The Elephant Man, a Study in Human Dignity”, 1971), de Ashley Montagu, rodándose en un glorioso y expresionista  blanco y negro, teniendo deliciosas influencias entre Dickens, por la grieta social victoriana y “Freaks” (1932) de Tod Browning, por o de la feria de deformes. Fue un tremendo éxito comercial y de crítica, con ocho nominaciones a los Oscar, incluyendo Mejor Película , Mejor Director , Mejor Guión Adaptado y Mejor Actor, siendo relevante que tras recibir numerosas críticas por no honrar el maquillaje de la película, la Academia de las Artes y las Ciencias creo a partir del año siguiente el Oscar al mejor maquillaje, ganó premios BAFTA por Mejor Película , Mejor Actor y Mejor diseño de producción. En la entrega de los Oscar no ganó ninguno. Mel Brooks (productor del film), tras la ceremonia, en la que salió victoriosa “Gente corriente”, declaró (acertadamente): <<Dentro de diez años “Gente corriente” sólo será una pregunta más en el juego del Trivial Pursuit mientras que “El hombre elefante” será un film que la gente seguirá viendo con interés>>. Mel Brooks fue quien contrató a David Lynch y logró que la cinta se hiciese en blanco y negro. Sin embargo decidió ocultar su participación en el film ya que creía que su nombre, generalmente relacionado con la comedia paródica, podría afectar a la película.

Resultado de imagen de the elephant man 1980 filmResultado de imagen de the elephant man 1980 filmJoseph Carey Merrick nació en Leicester (Inglaterra) el 5 de agosto de 1862, deformado grotescamente por una enfermedad llamada neurofibromatosis, con una  cabeza doble del tamaño normal, una columna vertebral torcida, y el brazo derecho inútil.  Joseph tuvo dos hermanos más pequeños que él: William, nacido en 1866 y que falleció de escarlatina en 1870 y Marion Eliza, nacida en 1867, (fecha de defunción desconocida), hermanos menores eran sanos y no presentaron ninguna deformación. John Merrick hizo su vida exhibiéndose por el mundo junto a un showman que le convenció para ganarse la vida como fenómeno de feria y fue conocido como The Silver King (El Rey Plateado). Si bien su relación fue más correcta que la descrita en la película con el administrador de la feria (el que vendría a ser el personaje Bytes) , retratado en el film como un desalmado, la unión se rompió de forma bastante grave en 1886. Fue recogido por el Doctor Frederick Treves, el cual ya le había tratado dos años antes. Practicando un modo de explotación bastante más benévolo que el anterior, Merrick se convertiría en una celebridad cuando fue presentado en sociedad por el médico, el médico proporcionó un hogar tranquilo, falleciendo el 11 de abril de 1900 en su habitación privada del Royal London Hospital a la edad de 27 años, más tarde Treves escribió su famoso libro. Los diagnósticos actualizados hablan de síndrome de Proteo, enfermedad congénita, poco común, progresiva e incurable, identificada y descrita por el Dr. Michael Cohen en 1979. Merrick padecía además neurofibromatosis aguda y bronquitis crónica.
  
Resultado de imagen de the elephant man 1980 filmEl cirujano Frederick Treves (Anthony Hopkins) encuentra John Merrick (John Hurt) en un espectáculo de “freaks” en Londres East End , donde es  mantenido por Bytes (Freddie Jones) violento tipo que lo utiliza cual esclavo. Tréveris le paga a Bytes para que lo deje llevarlo al hospital donde el trabaja para hacerle un reconocimiento médico, Tréveris presenta Merrick a sus colegas y destaca su cráneo monstruoso, lo que le obliga a dormir con la cabeza sobre las rodillas, ya que si fuera a acostarse, él asfixiar. Tendrá importancia en el relato la señora Mothershead (Wendy Hiller), matrona del hospital, el Sr. Carr-Gomm (John Gielgud), gobernador del hospital reticente a asistir al desahuciado deforme, la actriz Madge Kendal
(Anne Bancroft), el tipo de mantenimiento nocturno del hospital, Jim (Michael Elphick), o la esposa del Dr. Treves (Hannah Gordon).

Resultado de imagen de the elephant man 1980 filmResultado de imagen de the elephant man 1980 filmConmovedor alegato Humanista en favor de los diferentes, de los supuestos a-normales, una oda a los marginados, una canto a la belleza interior, un ataque a lo supuestamente políticamente correcto en lo que a físico se refiere, contra los que se aprovechan de la desgracia ajena, un grito loando el coraje de los espíritus de supervivencia en las peores condiciones, al respeto, a la compasión hacia los débiles, a la tolerancia, a la comprensión, a la dignidad, a la autoestima, a la solidaridad, a la amistad, a la Humanidad, a lo que nos debería diferenciar de los animales, a como nunca deberíamos llevar por la impresión de un aspecto, una alabanza a la empatía hacia las causas justas, a la fealdad física, a la integración social de los desiguales (según nuestros snobs cánones). Un fascinante retrato de una amistad disfuncional entre un enfermo sin curación deformado y un doctor, y a través de ellos podremos tener alguna esperanza en la Condición Humana. Lynch tiene la inteligencia de demorar el momento en que veamos por vez primera el “singular” físico de John Merrick, con lo que a medida que pasa el metraje la expectación va creciendo a través de lo que sentimos con las miradas de los que lo ven, con lo que cada espectador se va haciendo su propia idea del “horror” de su deformidad, y cuando al final lo vemos el impacto es mayúsculo, y conforme lo vamos viendo nos vamos acostumbrando a su visión, normalizándose a nuestros ojos, sobre todo por la humanidad que le confiere John Hurt encarnándolo, por la ternura que desprende, maravilloso.

Resultado de imagen de the elephant man 1980 filmEl Lynch perturbador que todos conocemos deja marca ya desde su inicio, con una onírica-pesadillesca escena borrosa de elefantes fundiéndose con una mujer  gesticulante, en lo que es una metáfora del realizador sobre el parto doloroso de John Merrick. La realización del realizador maravilla por su poder de sugestión, haciendo que sintamos en cierta medida el dolor de John Merrick, magnetiza Lynch con su elegancia visual, por lo brillantemente que delinea a los personajes, no solo a los protagonistas si no también a los secundarios, todos matizados, con aristas, con dudas.

Resultado de imagen de the elephant man 1980 filmY a través de ellos se ahonda formidablemente en una sociedad partida la victoriana, un fresco social del tiempo penetrante, denunciando sus miserias y patetismo mezquino, un escenario partido en dos: Por un lado está la clase alta, con sus elegantes trajes, su modales refinados, sus viviendas de lujo, sus costumbres de ricos (el té, el teatro,...), y esto lo muestra el director de modo sofisticado prodigioso; En el otro lado está la era creciente de la Revolución Industrial, sus mugrientos ambientes, sus barrios obreros, las fábricas y talleres hoscos, el humo constante que se nos pega en la piel,  los bares de borrachos y jaranas constantes, donde el alma humana se degrada dando lugar  a esas turbas que disfrutan de la desgracia ajena en barracas de ferias de “monstruos humanos”, cuando en realidad es el reflejo del ama corrompida de los supuestamente “normales”, lo peor de los humanos, infrahumanos con rostro “normal”; Y en realidad esos dos mundos se rozan, pues cada uno a su manera refleja ambigüedad moral ante John Merrick, pues en los dos parece haber un afán voyeurista ante lo “raro”, lo llamativo, lo que se sale de la norma, y es que lo grotesco es la gente que se burla y hace burla de “El Hombre Elefante”, pero en la alta sociedad parece haber un afán de alternar con este, pues está de moda, esto es lo que se llega a cuestionar el Dr. que lo ayuda, si no será en cierta medida similar al cruel Bytes que lo paseaba vilmente por ferias.


Resultado de imagen de the elephant man 1980 filmJohn Hurt está sublime en su complejo y complicado rol de dar vida a John Merrick, escondido tras el tupido maquillaje es capaz a través de su voz, de su lenguaje físico y gestual de enternecer, de infundir cariño, con sutileza, con inocencia, sin sobreactuación, destilando fragilidad, magnífico, teniendo dos zenit, uno es el vibrante de la persecución por Londres de una horda de gente desalmada, que culmina con el grito con la icónica frase “...soy un hombre...”, y el otro es delicado momento en que decide al final “...y ahora voy a dormir como los demás...”. Anthony Hopkins está espléndido en su rol de sensible doctor empatizado por el padecimiento de John Merrick, mostrando delicadeza expresiva, manteniendo con su paciente una química especial. Freddie Jones está aterrador en su papel de la expresión máxima de la vileza humana, vejando al desgraciado John Merrick, actuación visceral y racial. John Gielgud demuestra su elegancia y porte en su corto personaje. Wendy Hiller exhibe la clásica flema británica, dejando entrever tras su capa de frialdad cariño por Merrick. Anne Bancroft tiene un gran escena con John Hurt, delicioso su diálogo shakesperiano de “Romeo y Julieta”.

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La puesta en escena resulta excelente en lo que siempre debe ser la función de dar sentido fondo dramático a un relato, con un sobresaliente diseño de producción de Stuart Craig (“Gandhi” o “la Misión”), rodándose en escenarios reales de Londres (Broadgate,  Butler's Wharf, Clink Street, Eastern Hospital, Hackney, Homerton Row, Whitehall, Westminster, Tower Bridge, South Bank, National Liberal Club , Lower Clapton) y en Liverpool para recrear la llegada apuerto de John merrik y la estación de tren de Londres, y platós de Lee Internacional Studios (Wembley, Londres) y de Shepperton Studios (Surrey, Inglaterra), sumado al cuidado vestuario obra de Patricia Norris (“El asesinato de Jesse James ...” o “12 años de esclavitud”), conformando una recreación victoriana decadente idealizada en el dualismo de los lujos de la clase alta frente a la miseria de los barrios obreros, los montones de carbón, sus bulliciosos y feistas bares, todo esto maximizada por la memorable fotografía en glorioso b/n (fabuloso acierto) de Freddie Francis (“El Cabo del Miedo” o “Tiempos de Gloria”) en scope, jugando con las diferentes tonalidades de grises, con las sombras, con los claroscuros, contraluces, con los fuera de campo, con la semioscuridad, con expresivos primeros planos, evocando en cierto modo los años que Francis tuvo en la Hammer y sus films míticos de terror, componiendo turbadores tomas, creando opresión, asfixia ambiental, densidad atmosférica, creando postales de una belleza turbadora epicúrea. La música como siempre en el cine de Lynch tiene vital importancia para trasladándonos estados de ánimo trémulos, en este caso es originalmente compuesta por música, John Morris (“Los productores” o “El jovencito Frankenstein”), melodías de aires melancólicos punzantes, siendo neurálgico el uso de Adagio for Strings de Samuel Barber para cuerdas en el escalofriante final para hacernos sentir tocados en nuestra fibra.   Impresionante es la labor de maquillaje de Christopher Tucker (“El sentido de la vida” o “Dune”), diseñado a partir de moldes directamente del cuerpo de Merrick, mantenido en el museo privado del Royal London Hospital, la costosa prótesis requería de siete a ocho horas para aplicarla y dos horas para quitarla delicadamente, lo que obligaba a rodar en días alternos. 
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El verdadero Joseph Merrick en 1888
Una mañana de Abril de 1890, a los 27 años de edad, en la etapa más feliz de su vida, Joseph Carey Merrick fue encontrado muerto en su cama. Treves, tras un examen, concluyó que murió de asfixia al quedarse dormido. La cabeza de Merrick era enorme y sólo con esfuerzo conseguía mantenerla erguida. Su desmesurado peso y tamaño impedían que Merrick pudiese dormir tumbado, obligándole siempre a que lo hiciese sentado y en una posición especial; de otra forma las deformidades le comprimían la tráquea y le dificultaban gravemente la respiración. Sin embargo, actualmente, tras análisis más detallados de su esqueleto, más que por asfixia, se estima como la causa más probable de su muerte que repentinamente su cabeza se inclinara debido a su desproporcionado peso y se desnucara.
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Joseph Merrick en 1889

Merrick llegó a describirse a sí mismo de la siguiente manera: "Mi cráneo tiene una circunferencia de 91,44 cm, con una gran protuberancia carnosa en la parte posterior del tamaño de una taza de desayuno. La otra parte es, por describirla de alguna manera, una colección de colinas y valles, como si la hubiesen amasado, mientras que mi rostro es una visión que ninguna persona podría imaginar. La mano derecha tiene casi el tamaño y la forma de la pata delantera de un elefante, midiendo más de 30 cm de circunferencia en la muñeca y 12 en uno de los dedos. El otro brazo con su mano no son más grandes que los de una niña de diez años de edad, aunque bien proporcionados. Mis piernas y pies, al igual que mi cuerpo, están cubiertos por una piel gruesa y con aspecto de masilla, muy parecida a la de un elefante y casi del mismo color. De hecho, nadie que no me haya visto creería que una cosa así pueda existir”.
Tras la muerte de Joseph Merrick, partes de su cuerpo fueron corservadas para el estudio médico pero la mayoría de ellas fueron destruídas en la Segunda Guerra Mundial. El maquillaje del actor John Hurt tuvo como referente directo las partes que aún se conservan en el Hospital de Londres.

Spoiler:

Resultado de imagen de the elephant man 1980 filmResultado de imagen de the elephant man 1980 filmResultado de imagen de the elephant man 1980 filmMomentos recordables:  Cuando el Dr. Treves ve por vez primera en la barraca de feria a el llamado “El Hombre Elefante”, vemos la cámara acercándose suavemente a su rostro y observamos como llora, y de fondo oímos a la tuba de espectadores burlándose jocosamente, estremecedor; Tréveris entrena a Merrick unas pocas frases para una conversación fluida con el director del hospital  Carr-Gomm para este le deje permanecer en la institución, pero en la entrevista este se da cuenta del plan de Tréveris y se siente frustrado, salen de la habitación y entonces oyen que Merrick comienza a recitar el Salmo 23, que Tréveris no le enseñó, entonces Merrick dice a los médicos que sabe cómo leer, y ha aprendido de memoria el Salmo 23, ya que es su favorito y Carr-Gomm conmovido le permite permanecer; La secuencia en casa del Dr. Tréveris, tomando té Merrick con su esposa, y como este se conmueve por lo bien que es tratado, abriendo su corazón hablando de su difunta madre sin aguantar el llanto; Toda la “fiesta” que perpetra el de mantenimiento en la habitación de Merrick, una bacanal regada de alcohol, un akelarre desgarrador para Merrick, que para colmo termina secuestrado por Bytes; Todo el tramo en la feria de “freaks”, nítido homenaje-guiño al film de Tod Browning; El escalofriante tramo acaecido en Londres tras la llegada a la estación de tren por Merrick, este llega cubriendo su rostro por una capucha, pero unos niños lo persiguen y le quitan esta, terminando perseguido cual monstruo por las calles, terminando acorralado por una jauría de desalmados en unos servicios públicos, donde Merrick grita desesperado “No soy un animal… soy un ser humano… soy un hombre…”; El trémulo tramo final, ha terminado la maqueta de la catedral de Saint Phillips Merrick , hecha con cartones de la basura del London Hospital, mientras sonaba el adagio para cuerdas de Samuel Barber tocado por la filarmónica de Londres dirigida por John Morris, mientras Merrick se dispone a acostarse en la cama diciendo de modo elegiaco “Todo se acabó… quiero dormir como los demás” y la imagen con la electrizante melodía se pierde en el infinito del cosmos.

Resultado de imagen de the elephant man 1980 filmDetalles del film que contradicen su biografía: Los malos tratos no los sufrió en el circo sino de su madrastra y de su familia, que lo marginaban y castigaban por no poder traer dinero a casa.


Resultado de imagen de the elephant man 1980 filmRecomendable obra humanista, siendo de visión obligatoria para todo cinéfilo que se precie, e incluso yo la proyectaría en los colegios para implantar la pedagogía de la compresión el “diferente”. Fuerza y honor!!!

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