ENEMIGO A LAS
PUERTAS.
La vi en su estreno y le vi
algunas costuras mal cosidas a este film del galo Jean-Jacques Annaud, pero en
su revisión estos desajustes se me han hecho más evidentes. El guión del propio
realizador junto a Alain Godard (“El nombre de la rosa” o “Dos hermanos”) relata
de un duelo a muerte en plena batalla de Stalingrado (a caballo entre finales
del frío 1942 y principio de 1943) entre dos francotiradores, el soviético Vasili Zaitsev y el
oficial nazi Erwin König, huele a sugestivo por sus
reminiscencias al oeste en medio del infierno bélico, y con ello se hace un análisis
de la creación propagandística-manufacturada de los héroes necesarios para las
guerras, para levantar el ánimo de los civiles, ello en el choque de dos
trenes, dos dictaduras donde la línea entre buenos y malos es difusa, esto
mostrado con vigor en su arranque en como los soviéticos mandaban a una muerte casi
segura a sus soldados. Pero esto es desarrollado de modo atrompicado, con
muchas incoherencias, con varias lagunas argumentales, y con un triángulo
amoroso que es un lastre pesaroso que es un
tiro en el pie. Fue en su momento la mayor superproducción europea, con un presupuesto de cerca de 20.000 millones de pesetas, con una
magnífica recreación de la devastadora y épica contienda en el sitio de Stalingrado.
El título de la película se toma del libro de
no-ficción de William
Craig “Enemigo a las puertas: la batalla por
Stalingrado(1973), que describe eventos
rodearon la susodicha batalla, aunque no
se basa directamente en el libro el guión. Vasili
Záitsev existió realmente, pero sobre el resto de personajes que aparecen en el
film hay dudas (Könog solo existe por el testimonio de Zaitsev) o alteraciones
(ej, Kruschev no fue de los comandantes dirigió al ejército rojo en Stalingrado),
más allá de retoques sobre el protagonista con la excusa de la licencia
dramática, más información sobre esto en spoiler.


Estamos en Stalingrado en 1942,
tras la invasión nazi de la Unión Soviética el año anterior, Vasili Zaitsev (Jude Law), un pastor de los Urales ahora es un soldado en el Ejército Rojo, se encuentra
en primera línea de batalla. Allí tras una
carga contra los alemanes cruzando el Volga, hace gala de su brillante puntería
como francotirador (por su experiencia de cazador en los Urales) eliminado a
varios soldados nazis ante la asombrada mirada del comisario político Danilov (Joseph
Fiennes). Nikita Khrushchev (Bob Hoskins) llega a Stalingrado para coordinar las defensas de la ciudad y para
elevar la moral de las tropas. Danilov, ahora teniente mayor, sugiere que las personas necesitan alguien
al que idolatrar para darles esperanza,
y comienza a publicar las hazañas de Vasily (como francotirador en una división
especializada) en el periódico del ejército, que le convierten en un héroe
nacional y el icono de la propaganda. Tendrá
importancia en la historia el Mayor del ejército germano Erwin König (Ed Harris), un oficial con la misión de acabar
con Vassily, Tania
Chernova (Rachel Weisz), perteneciente
a la milicia local por la que se sienten atraídos tanto Vassily como Danilov, y
el frnacotirador König Koulikov (Ron Perlman), compañero de Vassily.
La cinta te atrapa en su
electrizante y vigoroso arranque, tras un prólogo bucólico en medio de las
montañas nevadas, sobre un abuelo adiestrando a su nieto (el protagonista Vassily)
en la caza con rifle, saltamos a septiembre de 1942, donde con un gran sentido
del ritmo asistimos a como el protagonista es imbuido en una marea de soldados
encajonados en vagones de tren enviados cual ganado a luchar en la crucial
batalla de Stalingrado (hoy renombrada Vovogrado), vivimos el caos, el bullicio,
los gritos de pánico, el temor, movimientos
realistas de masas, y sobre todo el terror latente, un escenario en la orilla
con cientos de soldados obligados a montar en barcazas para cruzar un pavoroso
Volga, donde los bombardeos aéreos son constantes, con tomas generales
espeluznantes y espectaculares por su realismo, de cómo solo daban un rifle por
pareja y si uno caía el otro cogía el arma, de cómo la brutalidad comunista se
reflejaba en aquellos que desertara serian acribillados al instante, todo con
tremenda tensión bélica, y una vez en el otro lado el salvajismo atávico de las
guerras se desparrama con decenas de muertos, con sangre a mansalva, hasta
desembocar en la fuente de la plaza donde se produce el momento épico de
Vassily ejecutando mecánicamente a cinco nazis, unos minutos espléndidos con efluvios
nítidos a la magna “Salvar al soldado Ryan” (1998).

Y entonces la cosa se calma,
aparece el vehemente Kruschev con sus soflamas y su brutalidad latente, Danilov
moldea propagandísticamente al ídolo, crece la popularidad de Vassily de modo
mostrado artificiosamente, hay un triángulo romántico metido con calzador totalmente
prescindible, donde la química entre los tres es bajo cero, se nota impostada,
como si faltara chicha al relato, es un pegote en modo michelín, y es que la
relación de amistad es un parche que no fluye, está metida con calzador, nada
creíble, con un guión que no ayuda, y unos actores que parecen competir por ver
cuál de los dos (Jude o Joseph) tienen menos expresividad, Rachel Weisz hace lo
que puede con un rol atrofiado y pesimamente razonado. La cinta se eleva cuando
aparece Ed Harris con su fascinante Mayor König, este sí sabe darle dimensión
dramática a su rol con un par de pinceladas, su carisma inunda la pantalla en
cada una de sus presencias, haciendo que el irregular ritmo, hecho a base de socavones
“gracias” a la amistad y al romance, tome altura, y valga la pena esperar cada
uno de los duelos del germano contra el ruso. Asimismo se agradecen los minutos
en pantalla de Ron Pearlman, aunque escasos, son de gran valor para imprimir
energía vital al metraje con el que languidece un apático Jude Law (que no es
mal actor, pero aquí lo disimula muy bien).
Llama la atención como una
batalla con decenas de miles de muertos y heridos es reducida a (exceptuando su
inicio) a algo cuasi-intimista entre dos antagonistas que pretenden reflejar
asimismo la lucha de clases, el comunista un pastor de los Urales y el nazi un
aristócrata prusiano, el reduccionismo al máximo. El realizador trata temas
como analizar que es un héroe, analizando las dudas de la creación del mito, sobre
el sentido de la valentía, sobre la rivalidad, sobre los sacrificios en tiempos
difíciles, pero todo esto tratado de un modo superficial, pues en ningún
momento los personajes (excepto König) tienen profundidad dramática alguna,
no se les da pasado, son plúmbeos de
contenido, su mundo interior es nulo, con lo que empatizar con ellos es misión
harto complicada. Aún así posee unos cuantos momentos muy buenos en los duelos,
como el mejor de todo producido en una tienda de ropa derruida, donde la
intensidad se mastica.
Pero todo lo bueno esto es
contrapesado por un tratamiento poco arriesgado, acudiendo a estereotipos, teniendo
que tragarnos la sosísima trama triangular de amor que nadie se cree, dando
grima su impostada sensiblería; Con unos diálogos sin fuerza alguna; Con la
previsibilidad por bandera; Con una subtrama con el niño que resulta inverosímil,
primero teniendo que dar licencia a que sea bilingüe (ruso y alemán) por lo de
estar este saltando de un bando a otro como si nada; Todo esto coronado por un
clímax que se mueve entre lo absurdo y lo ridículo, haciendo además del
inteligente y siniestro König un pelele de pocas luces (spoiler); Tampoco es de
recibo que solo veamos la batalla del inicio, y después ninguna más, con lo
somos testigos del más mínimo razonamiento de porque los soviéticos ganaron, al
final vemos que ganaron justo con el final de la cinta y ya está, es como si
Vassily y König hubiertan estado metidos en una burbuja en la que miles de
muertos había todos los días y ellos no los veían, chirría.
La puesta en escena resulta
magnífica, con un fastuoso diseño de producción de diseño de producción de Wolf Kroeger (“Equilibrium” o “Prince of Persia”),
recreando en Alemania del Este
reconstruyeron la Plaza Roja (de Staligrado) con su fuente, con sus edificios a
medio derruir, con los escombros a modo de infernal escenario tétrico,
emitiendo sensación de frío ambiental, utilizando numerosas detonaciones
explosivas, tanques y cientos de figurantes, siendo reseñable el diseño de
vestuario de Janty Yates (“Gladiator” o “Prometheus”), creando hasta 17.000
uniformes, esto agudizado por la fenomenal fotografía en pantalla ancha de Robert Fraisse (“Ronin” u “Hotel Rwanda”), bañando
los fotogramas en tonalidades gélidas, en un patinado que resalta el marrón
terroso y los amarillos macilentos, en un cromatismo tenue apagado, con
impresionante planos generales al principio en el cruce del Volga, utilizando
aquí hasta siete cámaras siete cámaras, editados
magistralmente estas secuencias por Noëlle Boisson (“Cyrano de Bergerac” o “Siete
años en el Tibet), y Humphrey Dixon (“Una habitación con vistas” o “Wimbledon”),
todos estos elementos atoimizados (sobre todo al inicio) por los sobresalientes
efectos especiales supervisados por Uli Nefzer (“Malditos bastardos” o “El Gran
Hotel Budapest”). El score corre a cargo de James Horner (“Titanic” o “Avatar”),
sin dejar huella más allá de no estorbar.


Spoiler:
Su final resulta penos en
todos los sentidos: Lo de que Danilov admite que Tania ama a Vassily y decide
sacrificarse por amor, colocándose como señuelo de König es de lo más burdo. Pero
los males no vienen solos, y tenemos que ver como König, un sagaz francotirador
se convierte por mor de su torpe guión en un tarugo, resulta que el mayor nazi
sabe que ha matado a un ruso y entonces sale de su escondite para comprobarlo,
esto es una idiotez, un insulto a la inteligencia, pues König podría suponer
que al lado del matado por él podría haber otro, o en otro lugar cercano, salir
este veterano de su refugio para ponerse en campo abierto es una estulticia sin
sentido, solo para dar con un clímax enardecedor, pero no se dan cuenta que al
poner como tonto a König denigran a Vassily. Penoso.
La batalla de Stalingrado fue un enfrentamiento bélico entre el Ejército Rojo de la Unión
Soviética y
la Wehrmacht de la Alemania
nazi y
sus aliados del Eje por el control de la ciudad soviética de Stalingrado,
actual Volgogrado, entre el 23 de agosto de 1942 y el 2 de febrero de
1943. La batalla se desarrolló en
el transcurso de la invasión alemana de la Unión Soviética, en el marco de la Segunda Guerra Mundial. Con
bajas estimadas en más de dos millones de personas entre soldados de ambos
bandos y civiles soviéticos, la batalla de Stalingrado es considerada la más
sangrienta de la historia de la humanidad. La grave derrota de la Alemania nazi
y sus aliados en esta ciudad significó un punto clave y de severa inflexión en
los resultados finales de la guerra16 y representa el principio del fin del nazismo en
Europa, pues la Wehrmacht nunca
recuperaría su fuerza anterior ni obtendría más victorias estratégicas en el Frente Oriental.
Vasili Zaitsev era un sargento mayor del 2º Batallón,
Regimiento de Fusileros 1047th, 284ª Tomsk División
de Fusileros . entrevistado por el famoso escritor Vasili
Grossman durante la batalla, de lo que cuenta en esa entrevista aporta a su
épica novela “Vida y destino” (1959),
sustancialmente la misma que la mostrada en la película sin nombrar al
francotirador alemán con quien batió
 |
Vassily Zaitsev |
en duelo; El historiador Antony
Beevor sugiere en su libro de
no ficción Stalingrado (1998)
que, si bien Zaitsev fue una persona real, la historia de su duelo (dramatizada
en la película) con König es ficticio. Aunque
el libro de William Craig “Enemigo a las puertas: la batalla por
Stalingrado” (1973) incluye
un "duelo de francotiradores" entre Zaitsev y König, la secuencia de
los acontecimientos en la película es ficticia. Zaitsev afirmó en una entrevista que
había participado en un duelo de francotiradores durante varios días. Zaitsev, la única fuente histórica de
la historia, afirmó que después de matar al francotirador alemán y sobre la
recogida de sus etiquetas, se encontró
con que había matado al jefe de la Escuela de francotiradores Berlín. El francotirador llamado König nunca
ha sido identificado en los registros alemanes; En la película, Jude Law (retratar Zaitsev) utiliza un 54mmR ×
7,62 Mosin Modelo 1891-1830 rifle de precisión con una mira telescópica de potencia PU
3.5 (es decir, la imagen se amplía veces tres y medio); Vasili Zaitsev utilizó un rifle de
francotirador Modelo 1891-1830 con un telescopio de francotirador más temprano
y más grande] (el rifle se
conserva en el Museo de Historia de Stalingrado en Rusia); El personaje de
Tania era en gran medida ficticia. En
realidad, era un francotirador que entrenó Zaitsev durante la guerra y se
convirtió en una de los francotiradores más implacables en Stalingrado. Ella fue motivada para unirse a la
guerra como para vengar a sus abuelos que fueron asesinados por los invasores nazis. Como curiosidad me gustaría nombrar al considerado el mejor
francotirador de todos los tiempos, el finlandés Simo Häyhä, medía 1,50, apodado por el ejército soviético "Biélaya Smiértch" (La
Muerte Blanca), soldado que
combatió contra los soviéticos durante
la Guerra de Invierno (30 de noviembre de 1939-12 de
marzo de 1940), de 105 días de duración,
 |
Estatua de la Madre Patria en Volvogrado |
matando a 505 soldados enemigos.
En conjunto me queda, sumado
lo bueno y malo, una amena cinta bélica que se le ven los agujeros con el paso
del tiempo. Fuerza y honor!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario