Notable superproducción
gala realizada para conmemorar el bicentenario del inicio de la Revolución
Francesa (se considera el arranque el 14 de junio de 1789, con la toma de
Bastilla por el pueblo, símbolo de la represión). Pedagógico fresco sobre los
orígenes y gestación de la Revolución, un sugerente mosaico en el que se dan
cita todos los elementos que contribuyeron a este hecho crucial histórico. Un
proyecto partido en dos, el primero titulado “Los años luminosos”, dirigido por
el francés Robert Enrico, arranca en 1789 , termina con el asalto del Palacio
de las Tullerias (10 de agosto de 1792) y proclamación de la República en
septiembre de 1792; La segunda parte titulada “Los años terribles”, dirigida
por el estadounidense Richard T. Heffron, arranca con el ingreso en prisión de
Luis XVI y su familia, finalizando con la ejecución en la guillotina de
Robespierre (28 de julio de 1894), dando fin al llamado Reinado del Terror.
Cuenta con un gran elenco de actores que se lucen en sus papeles, con una
notable puesta en escena para reflejar con realismo un tiempo convulso. Fue un
tremendo fracaso comercial.
Un film que pretende ser neutral, sin hacer juicios de
valor, exponiendo con crudeza y autenticidad los hechos, sin hacer buenos o
malos, todos los personajes con aristas, matizados, humanos, con sus fantasmas
interiores, sin idealizar la revolución ni la Monarquía. Un didáctico collage
de situaciones expuestas en orden cronológico dando espacio para todos los
personajes importantes, considerada por historiadores bastante fiel a lo
acontecido, gracias sobre todo al asesor histórico Jean Tulard. Un relato muy
bien hilado para que todo espectador tenga buenas nociones de los entresijos,
tensiones, conspiraciones, mentiras y
medias verdades, adanismo, y una turbadora mezcla entre la ilusión por la
libertad, igualdad y fraternidad con el Terror. Una travesía ardua, con muchas
heridas, con traiciones, con demagogia, con hipocresía, con muchos
autoproclamados Mesías, donde la máxima de Saturno devorando a sus hijos se
puede apostillar aquí, de cómo de algo tan noble como querer que todos seamos
iguales ante la ley, terminar con los privilegios de los poderosos, se pasó al
Reinado del terror con centenares de guillotinados con leves sospechas, de cómo
los impulsores e ideólogos de la Revolución (Marat, Danton y Robespierre) fueron asesinados (los dos últimos
guillotinados), por la turba que ellos mismos alimentaron.
Es un relato con múltiples escenarios en la que se nos
cuenta que el camino de la revolución estuvo marcado por las espinas, una
odisea donde los líderes tenían
diferentes modos de afrontar el apasionante futuro, Danton enfrentado a
Robespierre, el primero creía desproporcionada la maquinaria de la muerte de la
guillotina, mientras al segundo le parecían siempre pocos, que la cuchilla debía
alimentarse de miles de cuellos para exterminar cualquier posible enemigo a la
Revolución, para ello fue el impulsor cual “Solución Final” del “Reinado del
Terror”, estimándose que murieron bajo esta situación de 35mil a 40mil
personas.
Los guionistas son los propios directores, junto a
David Ambrose (“La fuga de Colditz”), Daniel Boulanger (“Police Python 357”),
Fred A. Wyler (“El Conde de Montecristo”), y los dos directores. En sus casi 6
horas da tiempo a exponer todos los hechos claves, los que provocaron los giros
y vaivenes, todos los episodios significativos, componiendo escenas de calado,
con actuaciones relevantes. Lo malo es que al querer abarcar tanto se queda en
esquemática en muchos aspectos, en un cuasi-documental dramatizado, todo muy correcto,
académico, cayendo en otros tramos en la densidad, desproveyendo a la historia
de alma, de emociones fuertes, acartonando la acción en una ambientación
sobresaliente, pero anulando en su lienzo el dramatismo humano. Derivando en el
espectador en un encadenado de viñetas históricas muy bien reflejadas, pero
faltas de fuerza dramática, orgánicamente cosida tenuemente.

Durante
1789, la gran mayoría de la población (París) - partes de la aristocracia de la
rica burguesía para intelectuales, artesanos y profesiones liberales, los
trabajadores y los pobres - exigió la declaración de los derechos humanos y la
abolición de todos los privilegios, diferenciados en los años siguientes estos
grupos también de acuerdo con sus puntos de vista políticos hechos, particularmente
en relación con la cuestión de qué objetivos deben tener una revolución o si
aún no lo han alcanzado los objetivos finales. El reconocimiento quería un
mundo de la razón, y el entendimiento y la eliminación de la superstición, y la
religión de los que sólo querían la dominación y la opresión, las creencias
religiosas deberían quedarse en asunto privado. Robespierre y su doctrina del
Terror corrompió los valores nobles iníciales, arrojándose a los brazos de la
máxima maquiavélica “El fin justifica los medios”, haciendo pasar de una
Monarquía autoritaria despótica, a una Dictadura Republicana despótica,
erigiéndose los líderes de esta última en Mesías que dice actuar en bien del
pueblo aunque para ello deban exterminarlo. Algo en lo que la historia no ha
aprendido, ejemplo es Rusia, que pasó de una Monarquía Absolutista con gran
relevancia cristiana ortodoxa, a una Dictadura “comunista”, en donde el valor
de la vida era inexistente en bien del bien común. Pues esto si lo refleja bien
el film, los enfrentamientos políticos, las luchas de poder, el populismo, las
asambleas populistas, la degradación de la monarquía, los enardecidos discursos
y la explosión de la Cuchilla.

La puesta en escena resulta brillante, con un
espectacular diseño de producción de Jean-Claude Gallouin, rodándose en
espacios naturales en exteriores de Francia, la Bastilla es recreada en el castillo
del Rey René de Tarascón, la batalla
de Valmy fue escenificada en
Huez, cerca de Bona Nièvre, en 20 hectáreas, aproximadamente, la tierra de
Pierre Laporte, durante una semana con 400 soldados voluntarios reclutas de la 7 ª Nevers del regimiento de artillería ,
el 602 º regimiento de tráfico de Dijon, el
regimiento 511 del tren de Auxonne, 30 civiles, quince caballos con jinetes y
personal técnico de cerca de 200 personas, el molino restaurado en la colina, escenas
que tienen lugar en la prisión
del Temple filmadas en Chateau de Vincennes y en los Estados Generales en Burdeos, se
suma un notable diseño de vestuario de Catherine Leterrier (“Juana de Arco”, “Coco”
o “Amor”). Esto bajo la buena fotografía de François Catonné (“Indochina”), y
Bernard Zoitzermann (“La ceremonia”), sacando nota en exprimir los escenarios,
los palacios, el feísmo mugriento de las calles parisinas, las amplias tomas
tomas d ela Asamblea, captando el jaleo cuasi-caótico del lugar, de la plaza de
la Concordia atestada de gentío para ver actuar a la Guillotina, y más. Esto
acunado por la deliciosa partitura del galo Geoges Delerue (“El inconformista”,
“Silkwood” o “Platoon”), nada intrusiva, dejando fluir los acontecimientos.
Hay un tremendo elenco de actores. Jean-François Balmer encarna con carisma y fabulosa dignidad al monarca Luis XVI, tipo al que se nota los acontecimientos le superan, pero aguanta con orgullo y dignidad, con un estupendo arco de desarrollo que lo transmite con mesura y contención, impresionante defendiéndose en el juicio, una figura shakesperiana; El austriaco Klaus Maria Brandauer como Danton, impresionante, denota empatía, don de gentes, carácter, autosuficiencia, maravilloso la naturalidad y frescura que emite, fascinante en su virulenta defensa ante el tribunal “inquisitorial”, con un discurso estremecedor; François Cluzet como Desmoulins, excelente y con mucho brío su actuación, con gran complicidad con Brandauer; El actor polaco Andrzej Seweryn como Robespierre, espléndido en su sutilidad, sibilino, perverso, déspota, astuto, artero, y a la vez autoconvencido de su mesianismo, con un lenguaje corporal estoico, imperturbable; Peter Ustinov como el noble Mirabeau, un mesurado que cree demasiado drástico abolir al Rey, y prefiere una monarquía constitucional, una especie de mediador que ve en la ruptura con todo lo anterior el peligro de una dictadura, esto lo infunde el actor con credibilidad; Sam Neill como La Fayette dota a su personaje de reflexión, hidalguía; Jane Seymour como la Reina Maria Antonieta, la encarna con pasión, con aristas, con matices, con pundonor, con orgullo, excelsa en su salida al balcón ante la muchedumbre pidiendo su cabeza, los hijos de la monarca son los retoños de la propia actriz.; Christopher Lee da vida con aterradora presencia al mítico verdugo guillotinero Charles-Henri Sanson, siniestro tipo que durante sus 40 años de “cortacabezas” ejecutó a cerca de 3000 personas, entre ellas al Rey Luis XVI, aunque el film se toma la licencia de exponer que también ejecutó a Maria Antonieta, cuando fue su hijo tocayo.
Spoiler:


Momentos recordables, alguno
ya mencionado: La toma de la Bastilla, muy bien coreografiada; La masacre de
los campos de Marte dirigida por La Fayette; Las mujeres hambrientas entrando
cual turba enfervorecida en el palacio de Versalles para exigir al Rey pan; Cuando
Joseph Ignace Guillotin muestra al Rey Luis XVI su invento “humanitario” de la
guillotina, para aminorar el dolor de los ejecutados, la cuchilla está en ronda
y el monarca le recomienda la ponga en cuña, esto es paradójico, pues el Rey sufrió
la misma sobre su cuello, en realidad esto es ficción; Cuando la masa de gente
espera afuera en palacio con intenciones linchadoras contra Maria Antonieta y
esta sale al balcón con una tremenda dignidad a soportar estoica el abucheo de “Puta
Espía Alemana”, pero su orgullo la hacen revertir la situación en el gentío;
Cuando al final de la primera parte el rey con su familia, ante el acoso del
palacio de la Tullerias deciden salir andando entre la muchedumbre para ir a la
Asamblea Nacional a pedir refugio; Saint Just proclamando ante la Asamblea
Nacional “Un rey debe gobernar o morir”; Marat llamando a matar a toda la aristocracia en un discurso "Cien mil cabezas rodaran", lo cual provoca una especie de “Noche de los
cristales Rotos”, la barbarie se apodera de la turba y decenas de personas son
asesinadas salvajemente, en prisiones, en la calle, en sus casas, arbitrariamente,
Avernal; El escalofriante paseo por las calles parisinas de la Guillotina,
trasladándola a otro lugar, pues donde estaba la gente se había quejado del
olor a muerte; El juicio al Rey, una pantomima con la sentencia de antemano,
pero en que el monarca se defiende con enorme dignidad ante unas acusaciones
vacías e hipócritas; La ejecución en la guillotina del Rey, posteriormente de
su esposa e hijos, en una bacanal sangrienta; El asesinato en la bañera del
cruento Marat por Charlotte Corday; El juico a Danton, un torbellino que arrasa
con su fuerte personalidad al tribunal; La ejecución en la guillotina de
Danton, flemático pide al verdugo Sansón que muestre su cabeza al populacho
para su muerte sirva de algo; La ejecución de Robespierre y
Saint Just que dará fin al Reinado del Terror; Termina el film con una cita apócrifa de Danton:
"Rompimos la tiranía de privilegios eliminando aquellos poderes que no
tenían un hombre correcto. Terminamos
el monopolio de nacimiento y fortuna en todos estos grandes cargos del Estado,
en nuestras iglesias, en nuestros ejércitos, en todas las partes de este gran
cuerpo hermosas de Francia. Hemos
dicho que la el hombre más humilde de este país es la igualdad de los más
grandes. Esta libertad que hemos
ganado por nosotros mismos hemos asignado a los esclavos y confiar el mundo la
misión de construir el futuro en la esperanza de que nos hemos dado a luz. Esto es más que la victoria en la
batalla más de espadas y armas de fuego y todas las caballerías de Europa y
esta inspiración, este aliento a todos los hombres en todo lugar en todos los
lugares, que el apetito, sed de libertad que nadie puede reprimir".


El
absolutismo había terminado. La Ilustración había presentido y esperado.
Francia, que es la corte francesa, estaba profundamente en deuda en este momento, los años 80 del siglo 18 - en parte debido a Luis XVI. (1754-1793) y
su familia en el regazo de una vida de lujo, pero también en parte porque los
franceses habían gastado mucho dinero en la Revolución Americana contra los
británicos. Por otra parte, en algunas partes de la población había odio en
contra de la "puta austriaca" María Antonieta (1755-1793). Por otro
lado había pobreza, no sólo en el país sino también en las ciudades. Los artesanos
de París, obreros, pequeños comerciantes y los pobres, desposeídos de hambre.
El “Tercer Estado” buscó una nueva capa por la libertad y el poder, la
burguesía emergente. Todas estas fuerzas - la Ilustración, las capas inferiores
y el actual "Tercer Estado", la burguesía, no sólo quería reemplazar
la superstición con la razón y el mercantilismo, el sistema de protección
económica del absolutismo, a través de una economía libre. También querían la
abolición de todos los privilegios de la nobleza y el clero y una asamblea
constituyente y legislativa, y derivó en la explosión de la Revolución
Francesa.
Buen
film, recomendable a los que gusten de saber de los entresijos que dieron lugar
a uno de los grandes hechos de la Historia. Fuerza y honor!!!
Gracias por este estudio, Regan.
ResponderEliminarSaludos.
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ResponderEliminarEs coproducción franco-italiana-alemana-canadiense.
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