CIEN AÑOS DE
PERDÓN.
124/07(09/07/16) Fallido thriller del barcelonés Daniel
Calparsoro, con un arranque atractivo una primera media sugerente para los
amantes al subgénero “heist”, pero a medida que avanza se va desinflando en una
madeja de subtramas de índole de criticar a la corrupta política patria que no
le hacen bien a la cinta, cayendo en caricaturizar de modo simplista las
situaciones. El relato se inspira en hechos reales, en el robo del Banco Río de
Acassuso (Argentina) el 13-01- 2006, cinco atracadores entraron en el local y
mantuvieron de rehenes a 23 personas una tarde (desenlace en mi blog, dirección
abajo), el guión de Jorge Guerricaechaverría (“La comunidad” o “Celda 211”) es
influenciado notoriamente por films como “Tarde de perros” (1975) de Sidney Lumet
y sobre todo por “Inside man” de Spike Lee (2006), a la que copia la subtrama
de que todo lo importante gira alrededor de una caja de seguridad que guarda un
oscuro secreto, de la que parece una copia cañí. A destacar del film la
incursión en nuestro cine del actor Rodrigo de la Serna, que con su fuerza y
carisma seguro dará que hablar en el futuro. Un pasatiempo que cumple,
olvidándose mientras pasan los créditos finales. Título deriva del proverbio español "Quien roba a un ladrón tiene 100
años de perdón", alegoría sobre lo que van a encontrar los atracadores en
una caja de seguridad.
Una mañana en un banco de
Valencia una banda de atracadores, liderados por
“El Uruguayo” (Rodrigo de la Serna) y “El Gallego” (Luis Tosar) entra a robarlo con un plan premeditado, plan que se les trunca por la
climatología adversa, viéndose obligados a permanecer en el lugar con rehenes,
teniendo que negociar con las autoridades. También tendrá importancia en el
relato personajes como ”El loco” (Joaquín Furriel),
miembro de la banda de ladrones, Cristina (Marian Álvarez), directora del
banco, Mellizo (José coronado), retorcido mediador con los atracadores, o Ferrán
(Raúl Arévalo), mediador político con los atracadores.

Posee un
arranque potente sabiendo copiar (o sea con cero originalidad) el estilo raudo
y veloz hollywoodiense, yendo de primeras a lo importante, resultando
trepidante en sus primeros minutos, bien planificados y rodados, con gran pulso
narrativo, con todos los elementos inherentes al subgénero, máscaras, armas,
falsas apariencias, gente que se quiere hacer el héroe, tensión en la
negociación con la policía, tensión entre la policía, como he dicho todo huele ha
visto, pero queda bien, con dosis agradecibles de humor, sobre todo a cargo del
personaje “El loco” y también de los argentinicidios en formato palabrotas. Calparsoro
demuestra buen manejo en las escenas de acción en el manejo de la intensidad en
la primera media hora, te engancha, pero cuando debe hacer rodar la pelota se
enreda de modo pueril en una estructura con pies de barro, queriendo ser más de
lo que puede, quiere ir más allá de un film de acción, anhela ser una
radiografía de nuestro clima geopolítico de corrupción moral (por supuesto política),
nos habla de modo trivial, cual sketch de la situación de crisis hispana, de
los desahucios, de los preferentitas, de las hipotecas, del riesgo de paro, y
por supuesto de la amoralidad de los políticos, en una ajada critico-social que
se le daba mejor a otra cinta “heist” más reciente, “El mundo es nuestro”
(2012), esta tiraba por la comedia bufa, como en esta y en sus mencionados
referentes idealiza a los atracadores, les otorga una patina de moralidad más
acentuada que su reverso en los oscuros tejemanejes de los políticos que en la
sombra lo manejan todo, todo esto la hace de fácil visión.
Pero Calparsoro
la “caga” en cuanto la historia debe avanzar, se estanca dejando entrever
agujeros y grietas a las que hay que darles patente de corso para aceptarlas. El
culmen es cuando entra en disquisiciones sobre momento actual de clima de
latente descontento contra la política, tira por el camino fácil de entrar en
un problema complejo, con múltiples aristas, y él lo enfoca hacia un único
punto, y lo hace de modo chirriante, inverosímil, donde la sutilidad ni está, ni
se le espera, intenta moralizar a brochazos, olvidándose por el camino de
construir los protagonistas, delineados de modo liviano, sabremos lo mismo de
ellos al acabar el film que cuando comenzó, con lo que la empatía con ellos es
nula, nos da igual escapen o los enchironen. Su dardo envenenado nunca muestra
su diana política de modo explícito, cuando es obvio que estando en Valencia,
antiguo “cortijo” del PP, se refieren a ellos, asimismo el meollo de la
información “bomba” de la caja de seguridad (podría el guionista en un autoguiño
haberla numerado 211) es un corrupto caso de transfuguismo, que nos remite al popular
y tergiversado “Tamayazo”, que derivó finalmente en que Esperanza Aguirre fuera
presidenta de la comunidad de Madrid, está crítica hubiera quedado mejor si no
hubieran puesto nombre a la ciudad, pues la corrupción es generalizada, solo
hay que estar un tiempo en el poder y encontraras a gente que no se ha
resistido a la tentación, en Andalucía los Eres, en Cataluña el puyolismo y su
3%, y por supuesto en Valencia y Madrid Gurtel y demás, por ello la falta abrir
el foco le delata sus intenciones, donde solo resta nos indique a quién votar.

Es un relato
desequilibrado entre los dos escenarios, el de dentro del banco donde prima la
tensión entre los atracadores, y el exterior bastante artificioso y forzado, con
un guión que ante la falta de ideas para avanzar nos somete a varios
tirabuzones que desconciertan en su inverosimilitud, siendo cumbre la
acartonada negociación entre atracadores y representante del gobierno. Los
secundarios resultan florearos desaprovechados, ejemplo es lo forzado que
resulta el rol de la directora del banco, de la que al final de tan plúmbea que
es su participación se olvidan. Y en este desbarajuste que es la composición de
personajes se pierde la emoción sobre lo que les va a suceder. Llevándonos un
guión que se va liando más y más, a su último cuarto de modo torticero, con un
desenlace harto anticlimático, donde los minutos pesan por no saber introducir
elementos que sostengan la tensión narrativa.
Del reparto
solo destaca un sorprendente Rodrigo de la Serna, actor argentino (curiosamente
llamado en el film “El uruguayo”) que debuta en España y da el campanazo por su
fuerte personalidad y gran química con Luis Tosar (“El gallego” en el film),
aunque este esté algo más apagado. José Coronado tiene un papel cliché de tipo
duro con el que cumple. Raúl Arévalo con
un rol confuso anda perdido, ni frío ni calor.
Joaquín Furriel (“El loco”) desempeña el rol tipo inocentón, desplegando
correctas gotas de humor remanentes a su candidez. Marian Álvarez parece cumplir cuota cremallera de
féminas, un florero bonito.
La puesta en
escena resulta buena, con un diseño de producción de Juan Pedro de Gaspar (“Green
Zone” o “Blackthorne”), rodándose las escenas de la calle en Gran canaria, con
tomas aéreas de Valencia y curiosamente los interiores filmados en Argentina,
con una fotografía de Josu Inchaustegui (“Mar adentro” o “Ágora”), en patinados
azules y verdes, bebiendo quizás de “Inside man”, componiendo escenarios
creíbles. La música de Julio de la Rosa (“Grupo 7” o “La isla Mínima”) no deja
especial huella.
Spoiler:
Lo de las
máscaras es de traca, premio a las que menos dejan a la imaginación, las más
irrisorias que he visto, para colmo a medio atraco se las quitan delante de los
rehenes sin motivo alguno, menuda falta de respeto al espectador. Lo de que los
atracadores se escapen por un túnel que da con la red de metro me es ridículo,
menudos inútiles la policía que no indaga esta posibilidad. Lo de camuflar a los
rehenes como si fueran atracadores, está más visto que las tetas de Sabrina.
Queda un
producto evasivo sin capacidad de perdurar, sus ínfulas de trascender la
lastran. Fuerza y honor!!!
PD. El atraco del
Banco Río de Acausso en que se inspira:
Eran cinco los atracadores.
No entraron vestidos de pintores, como en la película El Plan Perfecto, pero sí
estaban disfrazados. Dos se cubrían con capuchas. Otro llevaba un traje gris,
otro un delantal de médico y por último, uno lucía una peluca rubia y se hacía
llamar "Susana".
El de traje gris parecía
demasiado seguro para la circunstancia en la que se encontraba. No se lo notaba
nervioso. Tomó el handy de uno de los guardias del local y se dirigió a uno de
los 200 policías que rodeaban el banco. "Sacame la gente que tenés en el
techo porque te mato un rehén en vivo y en directo", dijo, al mejor estilo
Al Pacino en Tarde de Perros. Así comenzó una odisea de casi ocho horas.
 |
El butrón real |
El cinematográfico robo
ocurrió el 13 de enero de 2006 en la sucursal del Banco Río de Acasusso, San
Isidro. Unas 23 personas fueron tomadas de rehenes durante toda una tarde.
Afuera, 200 policías y el Grupo Halcón elaboraban planes para desbaratar a la
banda. Nadie se imaginaba lo que ocurría adentro. Parecía un robo frustrado,
pero lo cierto era que los delincuentes sí tenían El Plan Perfecto: escapar en
dos gomones por los desagües subterráneos.
Durante todo el tiempo que
permanecieron adentro del local, pidieron pizza y gaseosas y le cantaron el
feliz cumpleaños a una de las rehenes.
Cuando la policía se decidió
a entrar al banco, sólo encontraron a los rehenes, el túnel por el cual huyeron
los ladrones, armas de juguete y una nota que decía "En barrio de
ricachones, sin armas ni rencores. Es sólo plata, no amores".
Los asaltantes ya estaban
lejos de ahí, con nada menos que 8 millones de dólares de las 145 cajas de
seguridad saqueadas.
Detenidos y procesados.
Cuatro años después de lo que
fue denominado El Robo del Siglo, comenzó el huicio oral a cuatro de los
procesados en la causa. Se trata de Alberto de la Torre, Sebastián García
Bolster, Fernando Araujo y José Julián Zalloechevarría.
De la Torre, alias
"Beto", está sindicado como uno de los líderes de la banda. Se
sospecha que "el hombre del delantal blanco", uno de los que ingresó
al lugar y tomó los rehenes. Su mujer fue quién lo acusó.
En cuanto a García Bolster,
alias "Marciano", se cree que fue quién construyó el túnel y esperó
al resto de la banda para huir en el bote.
Se sospecha que Araujo es el
ladrón que entró último a la sucursal. Fue detenido el 10 de abril mientras
acampaba en San Juan.
Por último, Zalloechevarría
sería el que condujo la combi que los esperaba a 14 cuadras del banco, en una
de las salidas del desagüe.
Los cuatro están acusados de
robo doblemente calificado y agravado por el uso de armas de fuego.
También fueron investigadas
otras personas en la causa, aunque las pruebas no son suficientes como para
llevarlas a juicio. Entre estas personas se encuentra Luis Mario Vitette
Sellanes, alias "El Urugayo". Vitette está sospechado de ser el líder
de la banda, "el hombre de traje gris" que negociaba con los
policías.
 |
Los atracadores reales en el juicio |
El destino del botín.
De la investigación llevada a
cabo se pudo saber que los ladrones llegaron a gastar "apenas" un 1%
del dinero robado, mientras que ocho kilos de joyas y más de 2.215.000 dólares,
en billetes norteamericanos, pesos y euros, fueron recuperados por la policía y
los fiscales de San Isidro que investigan el gran golpe.
Fuentes de la investigación
habían indicado a LA NACION que gran parte de los seis millones de dólares que aún resta hallar,
podría haber sido remitida a cuentas en el exterior.
Al que más gastos le
encontraron, presuntamente de dinero del robo, según los investigadores, fue a
Beto De la Torre. En un departamento de Flores, descubrieron una mochila con $
78.900, una cartera con 28.700 euros y otras dos con 2950 euros. En otra
mochila había 678.850 dólares. Además, en otro departamento, hallaron el recibo
de compra de una camioneta Hyundai Galloper, además de $ 14.450 y US$
60.550."
Vitette Sellanes, días
después del robo, pagó 39.900 dólares de contado por una cupé Hyundai 2006.
También le descubrieron
sendos gastos a García Bolster: compró un predio en 20.000 pesos y repartió una
importante suma de dinero entre amigos. Se compró una camioneta Toyota por $
20.000 y le encontraron 20.000 pesos en una casa que había alquilado en Villa
Gesell.
Zalloechevarría pagó 56.000
pesos por una Ford EcoSport. También le encontraron 10.000 pesos y un gasto de
18.481,52 pesos en reparaciones de su vivienda.
Las condenas
De la Torre (59 años) fue
condenado a 15 años de prisión; Fernando Araujo (45), a 14; José Julián
Zalloecheverría (55), a 10; y Sebastián García Bolster (44), a 9.
Luego, en un juicio abreviado,
fue sentenciado a 21 años Vitette Sellanes.
Aunque no pudo determinarse
quién fue el jefe, Araujo -un artista plástico criado en San Isidro, experto en
artes marciales y cultivador de cannabis- confesó en el libro Sin armas ni rencores (del periodista Rodolfo
Palacios) cómo ideó el robo mientras fumaba marihuana.
Tiempo después, la Cámara de
Casación redujo su pena a nueve años y medio, por lo que Araujo sólo estuvo
preso dos. A fines de 2013, tras cumplir un tercio de la pena, quedó en
libertad.
En tanto, Vitette Sellanes
fue expulsado del país en agosto de 2013 tras haber cumplido parte de la pena.
(DyN)
No hay comentarios:
Publicar un comentario