THE YOUNG POPE. (Serie TV 1TC)
Sugestiva y por momentos
fascinante serie televisiva de diez episodios creada por el mejor de los
realizadores actuales italianos, el oscarizado napolitano Paolo Sorrentino, que
escribe (junto a Stefano Rulli, Tony Grisoni y Umberto Contarello) y dirige
todos los capítulos para la HBO, teniendo como buque insignia de la realización
la majestuosa actuación del londinense Jude Law como el titular pontífice
llamado Papa Pío XIII. Con un relato con ínfulas a una mezcla entre “Juego de
Tronos” y “House of Cards”, pasado por el singular filtro del director de “La
Gran Belleza”, creando un tapiz adusto sobre un Vaticano plagado de intrigas,
de envidias, de egoístas, de conspiradores que anhelan el trono de San Pedro. Hablándonos
de temas como la necesidad de referentes (busca desesperadamente a sus padres
el Papa), el dolor por la pérdida, de los sacrificios, de la búsqueda de la fe,
del aislamiento del que tiene el poder y le cuesta fiarse de los que tiene
junto a él.
Un joven cardenal neoyorquino, Lenny Belardo (Law), se convierte en papa, cabeza de la Iglesia católica, cuando los principales contendientes del cónclave papal no ganan las elecciones. Instalado como candidato de compromiso, Belardo adopta el nombre papal de Pío XIII e inmediatamente procede a desafiar las tradiciones y prácticas establecidas del Vaticano. En uno de sus primeros actos, decreta que la gente común no es digna de contemplar el rostro del papa y se presenta al público en el balcón de la Basílica de San Pedro, envuelto en la oscuridad. Posteriormente, durante una reunión con el cardenal secretario de Estado, el papa declara que a partir de ahora se involucrará directamente en los asuntos políticos del Vaticano, asumiendo efectivamente el control de la Secretaría de Estado de la Santa Sede. Alarmados por sus cambios radicales en la Iglesia, varios cardenales de alto rango idean un plan para intentar controlar al papa y disuadirlo de ideas aún más peligrosas para la Iglesia. En respuesta, el papa designó a la hermana Mary (Keaton), la monja que lo crio en un orfanato, como su principal consejera, y denunció públicamente a varios cardenales. Asimismo, amenazó con confiscar todas las propiedades de varias órdenes religiosas, en particular la de los franciscanos, si no aceptaban su liderazgo incuestionable.
PS despliega su
particular sentido sensorial aunando una estética formidable con la iconoclasta
música, creando secuencias fabulosas en su poder cautivador, ello ya desde los
fenomenales títulos de crédito en flashes de neón, con el Joven Papa paseando
por un pasillo al ritmo de la música pop, la versión instrumental de “All along the watchtower” a cargo del
rapero Devlin, mientras un meteorito perfora los lienzos de pinturas
religiosas, acabando el ‘viaje’ en La Nona Ora del escultor Maurizio Cattelan,
que cae mientras el Papa hace un guiño rompiendo la cuarta pared, marcando el
tono sarcástico de la serie. Mezcla de modo turbador lo espiritual con lo
carnal del sexo, con el humor y con hondas pizcas de profundidad reflexiva,
ello con su marcado estilo preciosista, con recursos de slows, zoom, primeros
planos incisivos, travellings, planos aéreos, con un juego cromático brillante,
con iluminación artificiosa prodigiosa en enfatizar emociones, gracias a la
labor de su habitual DP Luca Bigazzi. Recrea el director este modus vivendi de
forma realista con los aposentos de la Basílica de San Pedro, la Capilla
Sixtina, o las azoteas de El Vaticano. Todo ello con el peculiar gusto de PS
para removernos, para no dejarnos indiferentes, como ejemplo el brillante tramo
en que (con otro de los elementos que PS maneja maravillosamente) en la banda
sonora se escucha “I’m sexy and I Know it”, ello mientras se viste el Papa (¿?).
Demostrando ser alumno adelantado del gran Federico Fellini, ello demostrado en
como juega con la iconografía católica de modo perturbador, haciendo sexual ver
a una moja jugar al basket.
Siempre con epicentro en
el carismático Papa al que da vida un gran Jude Law, tipo irreverente, cínico
(‘Evitemos las herejías, el conformismo es la muerte en vida’), egocéntrico,
traumatizado por el pasado de ser abandonado por sus padres de niño, con una
visión ultraconservadora de la Iglesia Católica, empezando porque no quiere apariciones
públicas (prefiere el misticismo de lo inaccesible cual Salinger, Bansky o el
dúo Daft Punk). Desde su ancestral catolicismo ataca la homosexualidad, el
aborto, la eutanasia. Pero tras estas rígidas y beligerantes convicciones se
esconde un tipo inseguro, que se cuestiona su fe, su amor a Dios, alberga dudas
que se expresa en sustanciosas charlas, sobre todo en la terraza de las cúpulas
del Vaticano mientras fuma (Cuando le dicen que no puede fumar en el Palacio
Papal, dice: ‘Hay un nuevo Papa!’), uno de sus vicios que lo humanizan, como lo
es desayunar Coca Cola Zero de Cereza. Una bicoca de personaje par ale actor
que borda con mucha frescura y valentía.
Rodeado Jude de un
reguero de sensacionales intérpretes: La angelina Diane Keaton como la fiel
consejera del Young Pope, impregna de jovialidad su papel, ejemplo es esa
camiseta que lleva para dormir con el lema “I’m a virgin, but this is an old
shirt” (Soy virgen, pero esta es una camiseta vieja); Aunque el roba escenas
por excelencia es el magnífico Silvio Orlando como el sibilino cardenal
Voiello, compleja personalidad, el prototípico poder en la sombra, en este caso
con fetiches que lo humanizan de modo estupendo, como es que sea aficionado (uno
de los mantras de Sorrentino es su gusto por el futbol y su fanatismo por el la
escuadra de su ciudad) al Napoli (lo vemos vestido con la equipación del equipo
partenopea, la ciudad del director), encomendándose a ‘San Pipita’ (Higuain,
por entonces delantero del equipo), muy divertido cuando mira en Youtube el
mítico video de Maradona calentando en el San Paolo al ritmo de ‘Live is life’.
Tiene sudores fríos fetichistas con una figurita horrenda, y sobre todo cuida a
su hermano con parálisis cerebral. Tiene una química extrañamente primorosa con
Law, saltan chispas en sus ententes; También James Cromwell como el despechado
aspirante al papado que se cree traicionado por su pupilo, arrolladores sus
apariciones; Cecile de France esta maravillosamente sexy como la encargada del
marketing del Vaticano; Javier Cámara es el apocado asistente de Pio XIII, un
frágil clérigo, consciente de sus defectos; Ludivine Sagnier encarna a una
dulce joven encandilada por el joven Papa; El cardenal Andrew Dussolier embestido por Scott Shepherd, un viejo amigo
de Belardo del orfanato, un clérigo defectuoso en su perdición por la carne.
La primera secuencia el Papa, siete minutos sin palabras se imagina moviéndose lentamente hacia el micrófono para pronunciar su primer discurso. Llega al balcón, abre los brazos, hay una espectacular toma cenital que nos sitúa con épica en la situación con una copiosa lluvia que para cuando emerge a la vista de la gente, saliendo el sol, y habla: “Nos hemos olvidado de masturbarnos, de usar anticonceptivos, de abortar, de celebrar matrimonios gays, de dejar que los curas se amen, e incluso, de que se casen. Nos hemos olvidado de que se puede optar por la muerte si detestas la vida, nos hemos olvidado de tener relaciones sexuales con más objetivos que la procreación sin sentirnos culpables, del divorcio, de dejar que las monjas den misa, de tener hijos de todas las formas que la ciencia ha descubierto y seguirá descubriendo”. Todo es parte de una pesadilla del recién elegido Papa.
Es una serie con
secuencias que recordarás pro siempre en su poder de fascinar y turbar, algunas
ya mencionadas en la sección de las interpretaciones. Otras hay decenas, como
ese canguro paseándose por los jardines del Vaticano; ese padre Tomasso, confesor
ingenuo que es sonsacado pro el papa, para saber de los secretos de los
cardenales de su alrededor; la reunión del Papa con el primer ministro
italiano, donde el pontífice asusta al político con un recurso (‘Non expedit’,
y con ello obligando a no votar a los católicos), pidiendo en sus exigencias
desmesuradas hasta expandir el Vaticano; la audiencia papal a la primera ministra
de Groenlandia que deriva en un baile de la sexy mandataria glaciar al son de
un tema italiano; esos cardenales espiando con un catalejo al papa con una
joven mientras uno de ellos lee los labios del jerarca; el papa rezando de
noche en el jardín con chándal blanco para que una joven quede embarazada (es estéril
ella), mientras vemos enel fragmentado montaje como al joven fornica con su pareja
apasionadamente; el presumido Papa esperando la tiara papal que llega en helicóptero
(muy del Fellini de “La Dolce Vita”); el primer discurso a los cardenales, toda
la liturgia es hipnotizante con sede y epicentro en la capilla Sixtina, filmada
con espectaculares tomas cenitales, mientras el Papa es llevado bajo palio.
Tras lo que hace le besen los pies, a Voiello lo empuja divertidamente con el otro
pie; la escena en que el papa y su amigo se encuentran en restaurante con una
scort; la divertida reunión del papa con un famoso escritor; el debate del papa
con su mentor Spencer en la Capilla Sixtina; el Papa rezando en una gasolinera;
la confesión en África a un cura que no entiende su idioma; y muchas más.
Pero, tiene peros, todo
el apasionante hilo argumental vira, como si el guionista hubiera cambiado sin
saber bien como era hasta entonces. A partir del séptimo episodio lo que era adentrarnos
en ver cómo era un Papa radical y ultraconservador, amendrentando a todos con
sus ideas se abandona. Ya no hay rastro d ellos conspiradores. Se desvía a sub tramas
poco atractivas, ejemplo es la del padre Gutiérrez en Nueva York intentando ‘atrapar’
al poderoso pederasta clerical Kurtwell (buen Guy Boyd), se habla durante gran aparte
de la serie, y luego la montaña pare un ratón. Se vuelve esto muy pedante, abriéndose
a la tonta amistad de Gutiérrez con una oronda mujer encamada. Por cierto, lo
de Kurtwell es atrapado de modo idiotesco, pero es que su castigo me resultó un
insultro a la inteligencia en lo idiotesco; Hay un viaje del Papa a África en
apoyo de una beata (que no lo es tanto) Antonia, que se resuelve de forma que
me chirría; Cayendo en un elemento muy sobado en otras tropecientas historias de
exitosos personajes que buscan a sus padres, lo cual trivializa al gran
personaje de Lenny Belardo; Por cierto, (pregunta sin respuesta) porque dejan
in media res la sub trama prometedora de Tonino Pettola.
El episodio final se da
de modo hermoso en Venezia, cuando por fin el papa Pio XIII decide mostrarse en
público, para dar una emociónate homilía desde la terraza de la Catedral de San
Marcos.
Spoiler:
Acabada la homilía, Lenny
coge un catalejo para hacer una pasada sobre el público asistente en la Plaza
San Marcos, cree ver a una pareja ataviada de ‘hippis’, y como Voiello le dijo
que seguramente sus padres eran de esta sub cultura, los observa como se alejan
de allí, pero entonces el papa sufre un infarto. Fin.
The Young Pope fue planeada
como una serie limitada. Sin embargo, más tarde fue seguido por The New Pope,
con el regreso de Law y la incorporación de John Malkovich.
Estupenda serie, aun con
sus defectos, tiene fases magníficas que la hacen un gusto verla. Gloria Ucrania!!!
PD. La fotografía
principal, que duró siete meses, comenzó en agosto de 2015 y se desarrolló
principalmente en los estudios Cinecittà, donde se recreó el interior del
Vaticano. Se rodaron exteriores y escenas de jardines en varias villas,
principalmente Villa Lante (Bagnaia), Villa Medici y el Orto Botanico
dell'Università di Roma "La Sapienza", mientras que también se
rodaron algunos interiores en el Palazzo Venezia. Partes del último episodio se
rodaron en la plaza de San Marcos de Venecia.
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