sábado, 31 de mayo de 2025

 


THE YOUNG POPE. (Serie TV 1TC)


Sugestiva y por momentos fascinante serie televisiva de diez episodios creada por el mejor de los realizadores actuales italianos, el oscarizado napolitano Paolo Sorrentino, que escribe (junto a Stefano Rulli, Tony Grisoni y Umberto Contarello) y dirige todos los capítulos para la HBO, teniendo como buque insignia de la realización la majestuosa actuación del londinense Jude Law como el titular pontífice llamado Papa Pío XIII. Con un relato con ínfulas a una mezcla entre “Juego de Tronos” y “House of Cards”, pasado por el singular filtro del director de “La Gran Belleza”, creando un tapiz adusto sobre un Vaticano plagado de intrigas, de envidias, de egoístas, de conspiradores que anhelan el trono de San Pedro. Hablándonos de temas como la necesidad de referentes (busca desesperadamente a sus padres el Papa), el dolor por la pérdida, de los sacrificios, de la búsqueda de la fe, del aislamiento del que tiene el poder y le cuesta fiarse de los que tiene junto a él.


Un joven cardenal neoyorquino, Lenny Belardo (Law), se convierte en papa, cabeza de la Iglesia católica, cuando los principales contendientes del cónclave papal no ganan las elecciones. Instalado como candidato de compromiso, Belardo adopta el nombre papal de Pío XIII e inmediatamente procede a desafiar las tradiciones y prácticas establecidas del Vaticano. En uno de sus primeros actos, decreta que la gente común no es digna de contemplar el rostro del papa y se presenta al público en el balcón de la Basílica de San Pedro, envuelto en la oscuridad. Posteriormente, durante una reunión con el cardenal secretario de Estado, el papa declara que a partir de ahora se involucrará directamente en los asuntos políticos del Vaticano, asumiendo efectivamente el control de la Secretaría de Estado de la Santa Sede. Alarmados por sus cambios radicales en la Iglesia, varios cardenales de alto rango idean un plan para intentar controlar al papa y disuadirlo de ideas aún más peligrosas para la Iglesia. En respuesta, el papa designó a la hermana Mary (Keaton), la monja que lo crio en un orfanato, como su principal consejera, y denunció públicamente a varios cardenales. Asimismo, amenazó con confiscar todas las propiedades de varias órdenes religiosas, en particular la de los franciscanos, si no aceptaban su liderazgo incuestionable.

 

PS despliega su particular sentido sensorial aunando una estética formidable con la iconoclasta música, creando secuencias fabulosas en su poder cautivador, ello ya desde los fenomenales títulos de crédito en flashes de neón, con el Joven Papa paseando por un pasillo al ritmo de la música pop, la versión instrumental de “All along the watchtower” a cargo del rapero Devlin, mientras un meteorito perfora los lienzos de pinturas religiosas, acabando el ‘viaje’ en La Nona Ora del escultor Maurizio Cattelan, que cae mientras el Papa hace un guiño rompiendo la cuarta pared, marcando el tono sarcástico de la serie. Mezcla de modo turbador lo espiritual con lo carnal del sexo, con el humor y con hondas pizcas de profundidad reflexiva, ello con su marcado estilo preciosista, con recursos de slows, zoom, primeros planos incisivos, travellings, planos aéreos, con un juego cromático brillante, con iluminación artificiosa prodigiosa en enfatizar emociones, gracias a la labor de su habitual DP Luca Bigazzi. Recrea el director este modus vivendi de forma realista con los aposentos de la Basílica de San Pedro, la Capilla Sixtina, o las azoteas de El Vaticano. Todo ello con el peculiar gusto de PS para removernos, para no dejarnos indiferentes, como ejemplo el brillante tramo en que (con otro de los elementos que PS maneja maravillosamente) en la banda sonora se escucha “I’m sexy and I Know it”, ello mientras se viste el Papa (¿?). Demostrando ser alumno adelantado del gran Federico Fellini, ello demostrado en como juega con la iconografía católica de modo perturbador, haciendo sexual ver a una moja jugar al basket.

 

Siempre con epicentro en el carismático Papa al que da vida un gran Jude Law, tipo irreverente, cínico (‘Evitemos las herejías, el conformismo es la muerte en vida’), egocéntrico, traumatizado por el pasado de ser abandonado por sus padres de niño, con una visión ultraconservadora de la Iglesia Católica, empezando porque no quiere apariciones públicas (prefiere el misticismo de lo inaccesible cual Salinger, Bansky o el dúo Daft Punk). Desde su ancestral catolicismo ataca la homosexualidad, el aborto, la eutanasia. Pero tras estas rígidas y beligerantes convicciones se esconde un tipo inseguro, que se cuestiona su fe, su amor a Dios, alberga dudas que se expresa en sustanciosas charlas, sobre todo en la terraza de las cúpulas del Vaticano mientras fuma (Cuando le dicen que no puede fumar en el Palacio Papal, dice: ‘Hay un nuevo Papa!’), uno de sus vicios que lo humanizan, como lo es desayunar Coca Cola Zero de Cereza. Una bicoca de personaje par ale actor que borda con mucha frescura y valentía.

 

Rodeado Jude de un reguero de sensacionales intérpretes: La angelina Diane Keaton como la fiel consejera del Young Pope, impregna de jovialidad su papel, ejemplo es esa camiseta que lleva para dormir con el lema “I’m a virgin, but this is an old shirt” (Soy virgen, pero esta es una camiseta vieja); Aunque el roba escenas por excelencia es el magnífico Silvio Orlando como el sibilino cardenal Voiello, compleja personalidad, el prototípico poder en la sombra, en este caso con fetiches que lo humanizan de modo estupendo, como es que sea aficionado (uno de los mantras de Sorrentino es su gusto por el futbol y su fanatismo por el la escuadra de su ciudad) al Napoli (lo vemos vestido con la equipación del equipo partenopea, la ciudad del director), encomendándose a ‘San Pipita’ (Higuain, por entonces delantero del equipo), muy divertido cuando mira en Youtube el mítico video de Maradona calentando en el San Paolo al ritmo de ‘Live is life’. Tiene sudores fríos fetichistas con una figurita horrenda, y sobre todo cuida a su hermano con parálisis cerebral. Tiene una química extrañamente primorosa con Law, saltan chispas en sus ententes; También James Cromwell como el despechado aspirante al papado que se cree traicionado por su pupilo, arrolladores sus apariciones; Cecile de France esta maravillosamente sexy como la encargada del marketing del Vaticano; Javier Cámara es el apocado asistente de Pio XIII, un frágil clérigo, consciente de sus defectos; Ludivine Sagnier encarna a una dulce joven encandilada por el joven Papa; El cardenal Andrew Dussolier  embestido por Scott Shepherd, un viejo amigo de Belardo del orfanato, un clérigo defectuoso en su perdición por la carne.

 

La primera secuencia el Papa, siete minutos sin palabras se imagina moviéndose lentamente hacia el micrófono para pronunciar su primer discurso. Llega al balcón, abre los brazos, hay una espectacular toma cenital que nos sitúa con épica en la situación con una copiosa lluvia que para cuando emerge a la vista de la gente, saliendo el sol, y habla: “Nos hemos olvidado de masturbarnos, de usar anticonceptivos, de abortar, de celebrar matrimonios gays, de dejar que los curas se amen, e incluso, de que se casen. Nos hemos olvidado de que se puede optar por la muerte si detestas la vida, nos hemos olvidado de tener relaciones sexuales con más objetivos que la procreación sin sentirnos culpables, del divorcio, de dejar que las monjas den misa, de tener hijos de todas las formas que la ciencia ha descubierto y seguirá descubriendo”.  Todo es parte de una pesadilla del recién elegido Papa.

 

Es una serie con secuencias que recordarás pro siempre en su poder de fascinar y turbar, algunas ya mencionadas en la sección de las interpretaciones. Otras hay decenas, como ese canguro paseándose por los jardines del Vaticano; ese padre Tomasso, confesor ingenuo que es sonsacado pro el papa, para saber de los secretos de los cardenales de su alrededor; la reunión del Papa con el primer ministro italiano, donde el pontífice asusta al político con un recurso (‘Non expedit’, y con ello obligando a no votar a los católicos), pidiendo en sus exigencias desmesuradas hasta expandir el Vaticano; la audiencia papal a la primera ministra de Groenlandia que deriva en un baile de la sexy mandataria glaciar al son de un tema italiano; esos cardenales espiando con un catalejo al papa con una joven mientras uno de ellos lee los labios del jerarca; el papa rezando de noche en el jardín con chándal blanco para que una joven quede embarazada (es estéril ella), mientras vemos enel fragmentado montaje como al joven fornica con su pareja apasionadamente; el presumido Papa esperando la tiara papal que llega en helicóptero (muy del Fellini de “La Dolce Vita”); el primer discurso a los cardenales, toda la liturgia es hipnotizante con sede y epicentro en la capilla Sixtina, filmada con espectaculares tomas cenitales, mientras el Papa es llevado bajo palio. Tras lo que hace le besen los pies, a Voiello lo empuja divertidamente con el otro pie; la escena en que el papa y su amigo se encuentran en restaurante con una scort; la divertida reunión del papa con un famoso escritor; el debate del papa con su mentor Spencer en la Capilla Sixtina; el Papa rezando en una gasolinera; la confesión en África a un cura que no entiende su idioma; y muchas más.

 

Pero, tiene peros, todo el apasionante hilo argumental vira, como si el guionista hubiera cambiado sin saber bien como era hasta entonces. A partir del séptimo episodio lo que era adentrarnos en ver cómo era un Papa radical y ultraconservador, amendrentando a todos con sus ideas se abandona. Ya no hay rastro d ellos conspiradores. Se desvía a sub tramas poco atractivas, ejemplo es la del padre Gutiérrez en Nueva York intentando ‘atrapar’ al poderoso pederasta clerical Kurtwell (buen Guy Boyd), se habla durante gran aparte de la serie, y luego la montaña pare un ratón. Se vuelve esto muy pedante, abriéndose a la tonta amistad de Gutiérrez con una oronda mujer encamada. Por cierto, lo de Kurtwell es atrapado de modo idiotesco, pero es que su castigo me resultó un insultro a la inteligencia en lo idiotesco; Hay un viaje del Papa a África en apoyo de una beata (que no lo es tanto) Antonia, que se resuelve de forma que me chirría; Cayendo en un elemento muy sobado en otras tropecientas historias de exitosos personajes que buscan a sus padres, lo cual trivializa al gran personaje de Lenny Belardo; Por cierto, (pregunta sin respuesta) porque dejan in media res la sub trama prometedora de Tonino Pettola.

 

El episodio final se da de modo hermoso en Venezia, cuando por fin el papa Pio XIII decide mostrarse en público, para dar una emociónate homilía desde la terraza de la Catedral de San Marcos.  

 

Spoiler:

 

Acabada la homilía, Lenny coge un catalejo para hacer una pasada sobre el público asistente en la Plaza San Marcos, cree ver a una pareja ataviada de ‘hippis’, y como Voiello le dijo que seguramente sus padres eran de esta sub cultura, los observa como se alejan de allí, pero entonces el papa sufre un infarto. Fin.

 

The Young Pope fue planeada como una serie limitada. Sin embargo, más tarde fue seguido por The New Pope, con el regreso de Law y la incorporación de John Malkovich.

 

Estupenda serie, aun con sus defectos, tiene fases magníficas que la hacen un gusto verla. Gloria Ucrania!!!

 

PD. La fotografía principal, que duró siete meses, comenzó en agosto de 2015 y se desarrolló principalmente en los estudios Cinecittà, donde se recreó el interior del Vaticano. Se rodaron exteriores y escenas de jardines en varias villas, principalmente Villa Lante (Bagnaia), Villa Medici y el Orto Botanico dell'Università di Roma "La Sapienza", mientras que también se rodaron algunos interiores en el Palazzo Venezia. Partes del último episodio se rodaron en la plaza de San Marcos de Venecia.

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