martes, 27 de mayo de 2025



SAHARA. (1943)

 

Vibrante e infravalorado film bélico, rodado en plena contienda de la WWII, estrenado cuando faltaban aun dos años para el final de la guerra, por ello se nota mucho de cine de propaganda en favor de los aliados y contra sobre todo los alemanes. Y es que hay un italiano al que se trata con comprensión y cariño, esto hay que entenderlo en el contexto en que se estrenó, pues los aliados ya habían ganado en el Norte de África, habían desembarcado en Italia y se había firmado el armisticio con el país transalpino, por lo que los alemanes ocuparon la nación, por lo que era bueno dejar a los ‘espaguetis’ (así los llama el protagonista en el film) en buen lugar. Dirige el magiar Zoltán Korda, adaptando el guion propio escrito junto a John Howard Lawson (más tarde miembro de los Diez de Hollywood, incluidos en la lista negra), sobre una historia está basada en la novela Patrol de Philip MacDonald, y en un incidente representado en la película soviética de 1936, “Trinadtsat” (Los Trece) del director ruso, Mikhail Romm, ambientada en un páramo asiático, el libreto traslada la historia al norte de África, y la llevó hasta el año 1942, durante la IIGM. El propósito de abogar por la más plena unión de los países aliados se preserva. Protagonizada por Humphrey Bogart como un comandante de tanque estadounidense en Libia, que sin ser de sus mejores papeles, borda su rol de tipo duro con corazón, es el carisma con ojos, sensacional su liderazgo, como su discurso por el sacrificio; junto con un puñado de soldados aliados (intentando mostrar la unión de los aliados, con además de los USA, con ingleses, un francés y hasta representación de las colonias con un negro, y el mencionado italiano), intenta defender un pozo aislado con un suministro limitado de agua de un batallón libio del Afrika Korps durante la Campaña del Desierto Occidental de la Segunda Guerra Mundial.

 

En 1942, la tripulación del Lulubelle, un tanque M3 Lee del Ejército de los Estados Unidos, asignado al Octavo Ejército británico y comandado por el Sargento Mayor Joe Gunn (Bogart), se separó de su unidad durante una retirada general de las fuerzas alemanas tras la caída de Tobruk. Obligados a dirigirse al sur a través del desierto de Libia, Gunn y su tripulación, Doyle (cumplidor Dan Duryea) y "Waco" (cumplidor Bruce Bennett), se toparon con un hospital de campaña bombardeado, donde recogieron al oficial médico del Ejército británico, el Capitán Halliday (notable Richard Aherne), a cuatro soldados de la Commonwealth (Lloyd Bridges como Fred Clarkson; Carl Harbord como Marty Williams; Patrick O'Moore como Osmond "Ozzie" Bates; Guy Kingsford como Peter Stegman) y al cabo Leroux (Louis Mercier) de la Francia Libre. Halliday, el único oficial, cedió el mando al más experimentado Gunn. A bordo del tanque, el grupo se encuentra con el Sargento Mayor Tambul (buen Rex Ingram) de la Fuerza de Defensa de Sudán y su prisionero italiano, Giuseppe (J. Carrol Naish). Tambul se ofrece voluntario para guiarlos a un pozo en Hassan Barani. Gunn insiste en que dejen atrás al italiano, pero pronto cede y permite que Giuseppe se una a ellos. En ruta, el tanque es ametrallado por el piloto de la Luftwaffe, el capitán von Schletow (buen Kurt Kreuger), hiriendo gravemente a Clarkson, uno de los soldados de la Commonwealth. Von Schletow es derribado y capturado. Al llegar a Hassan Barani, el grupo descubre que el pozo está seco y Clarkson sucumbe a sus heridas.

 

Una producción de altura en la gran ambientación que despliega, rodándose en el desierto californiano, transpirándose inmersión en el adusto y hostil lugar, esto atomizado por la fenomenal cinematografía del cracoviano  Rudolph Maté (“Ser o no ser” o “Gilda”), transpirando al espectador el estado de ánimo agreste, haciéndonos sentir el sudor, el polvo, el calor, la sed, ello surtiendo de tomas generales en que el desierto se muestra omnipresente calando al espectador, potenciado por los primeros planos de los rostros demacrados de los protagonistas; esto gracias al sobresaliente trabajo en maquillaje de Henry Pringle (solo tiene este crédito en cine) que hace verosímil sintamos el sopor y hastío de la sed y los estragos del sol en la piel; Y esto adornado por la música del maestro húngaro Miklos Rozsa (“Julio Cesar” o “Ben-Hur”)  con melodías de claro signo épico.

 

Relato que aúna el heroísmo romántico por una causa mayor, la acción, la tensión, la intriga, diálogos y situaciones tensas. Todo ello con un argumento sencillo y directo, un canto a la solidaridad, al sacrificio. Un ágil y muy fluido entretenimiento, en su primer aparte una road movie odisea-éxodo cruzando el desierto en busca de la Tierra Prometida de un pozo de agua. Historia con mucho de la exitosa fordiana “La patrulla perdida” (1934). Esto es su primera parte, una aventura de supervivencia en medio de la nada, donde este Moisés en que se convierte el rol de Bogart va recogiendo gente por el camino en su tanque. Mientras vamos conociendo a los diferentes personajes, a los que el guión inteligentemente da espacio para mostrar alma. Destacando el francés, un notable Louis Mercier que impregna de jovialidad y alegría a su rol; el sudanés encarnado por Rex Ingram por su estoicismo y mordacidad al decir que irá con el tanque por los cigarrillos.

 

Pero sobre todo destaca J. Carrol Naish como el conmovedor Giusseppe (fue nominado al Oscar por secundario, perdió ante el Charles Coburn de “El amor llama dos veces”), primero por el tramo formidable de como el sargento regidor del acorazado decide ‘condenar a muerte’ al soldado italiano al querer abandonarlo en el desierto, como el italiano se muestra humano, frágil, comentando que tiene familia en Pittsburgh, como muestra sollozando la foto de su familia, como implora no lo dejen allí, la imagen del tanque alejándose mientras el italiano recoge las fotos del suelo y luego aterrerado intenta seguir al vehículo por las arenas, se te corta el aliento queriendo paren y lo recojan, tramo coronado con ese billete por una apuesta que se dan uno a otro los americanos. Asimismo el actor tendrá otros fenomenales momentos de frescura. También habrá un episodio con un caza alemán que termina cayendo (no quiero spoilear demasiado) y deben recoger al polito germano; Hasta que el escenario se posiciona en un pseudo-oásis, con un pozo de agua casi seco, allí la historia toma otro cariz, pues el sargento decide que allí deben frenar a parte de las tropas teutonas para que no sean parte del contingente para llegar a Alejandría. Una defensa numantina con 9 hombres frente a cientos. Allí seguiremos conociendo a estos militares con sus sueños, inquietudes y esperanzas. Incluso con notas de humor como la que se da entre Tambul y un estadounidense en su charla sobre las mujeres que pueden tener los musulmanes. Todo hasta desembocar en la cruenta batalla final. Fallándome la conclusión que resta lo que podría haber sido mucho más (*spoiler).

 

La propaganda agita conciencias llega a través de varios elementos, diálogos y discursos. Mostrando al oficial piloto alemán como un racista que no se deja registrar por el soldado negro, a lo que el protagonista Joe reitera que sea él (esto es cuando menos paradójico, pues presumir de igualdad en USA cuando en los estados del sur regían las Leyes Jim Crow que leyes propugnaban la segregación racial); Cuando Joe da un enardecido discurso a su grupo sobre el sacrifico a hacer por todos los que en diferentes lugares del teatro de la WWII pelean contra el nazismo; Pero sobre todo me ha gustado el de Giusseppe, el soldado italiano espetando al piloto germano un enfervorecido alegato por la dignidad, en contra del totalitarismo hitleriano ("solo el cuerpo viste el uniforme, no el alma", le dice Giusseppe); también la propaganda se apuntala con la visión que se da de los teutones como traicioneros capaces de disparar a alguien por la espalda durante una tregua; En este sentido propagandístico es interesante la charla que tiene Joe con Giusseppe sobre por que siguen los italianos a Mussolini, justificando la ‘inocencia’ del pueblo transalpino.

 

Spoiler:

 

Rush final: Los alemanes comienzan lo que parece un asalto final, pero se convierte en una rendición rotunda. Dejan caer las armas y avanzan a gatas por la arena hacia el pozo. Para asombro de Gunn, un proyectil de artillería alemana que explotó cerca del pozo ha dado en una fuente de agua, llenándolo de nuevo. Mientras los alemanes supervivientes beben, Gunn y Bates, los únicos supervivientes aliados, los desarman. *ERsto me resulta una fantasmada inverosímil que resta, una conclusión triunfal acomodaticia que el protagonista sobreviva, precisamente el que había pedido el sacrifico al resto. Pero esto no es lo peor, es que nadie se cree que decenas, si no cientos de alemanes se dejen guiar cual borregos como prisioneros por el desierto, custodiados por DOS soldados, es un insulto a la inteligencia; Más tarde, mientras marchan con sus prisioneros hacia el este, Gunn y Bates se encuentran con tropas aliadas guiadas por Waco. Reciben noticias de la victoria aliada en la Primera Batalla de El Alamein, haciendo retroceder al Afrika Korps del general Erwin Rommel.

 

El elenco y el equipo pasaron once semanas en locaciones en la parte del Condado Imperial, California, del Parque Estatal del Desierto de Anza-Borrego, cerca del Mar de Salton. Su base estaba en el Hotel Planter's en Brawley, California, a unos 80 km (50 mi) al este de la locación. [ 6 ] Cien soldados y equipo del 84.º Batallón de Reconocimiento (Blindado) de la 4.ª División Blindada de los Estados Unidos, que entonces entrenaba en el Centro de Entrenamiento del Desierto, fueron utilizados como extras. La película está dedicada al IV Cuerpo Blindado de las Fuerzas Terrestres del Ejército, la organización de entrenamiento a la que se adscribió la 4.ª División Blindada a principios de 1943.

 

El Lulubelle era un tanque M3 (Medio) Lee de 28 toneladas (25,4 t) con ametralladoras de calibre 30 y 50 y un cañón de 75 milímetros. Ante la falta de equipo alemán disponible, se sustituyó por equipo estadounidense, se decoró con marcas alemanas. El avión que atacaba al tanque era un Mustang P-51 con motor Allison de los primeros tiempos. El semioruga alemán Sdkf-251 y las ametralladoras MG-34 eran un M2 estadounidense con un anillo M49 y una ametralladora mediana Vickers.

 

Antecedentes históricos: Los británicos fueron derrotados en la Batalla de Gazala, una importante batalla de la Campaña del Desierto Occidental, librada en torno al puerto de Tobruk. Como se muestra en Sahara, muchos de sus tanques resultaron dañados y tuvieron que ser abandonados debido a la retirada del 8.º Ejército. El Mariscal de Campo Rommel los persiguió hasta Egipto. Los británicos finalmente lograron frenar el avance de Rommel en la Primera Batalla de El Alamein. Los dos supervivientes aliados se enteran de esta victoria al final de la película.

 

Entretenidísimo film bélico de los que te atrapa en su sencillez y vigor narrativo. Gloria Ucrania!!!

 

PD. Posteriormente la historia se adaptó al western, “El último de los comanches” (1953) de André de Toth, y cuatro décadas después por Brian Trenchard-Smith como la película de tv estadounidense-australiana Sahara (1995); demás de J. Carrol Naish recibieron nominación al Óscar Rudolph Maté a Mejor Fotografía (Blanco y Negro) y John Livadary a Mejor Sonido; No aparecen mujeres en la película, lo más parecido es el nombre del tanque Lulubelle, en realidad el nombre de una yegua.

No hay comentarios:

Publicar un comentario